A lo largo de los últimos meses —e incluso años— la actualidad en torno a los trabajos de recuperación y mantenimiento del portaaviones Almirante Kuznetsov ha sido prácticamente nula, lo que ha generado un creciente manto de incertidumbre sobre el futuro del único buque de su clase en posesión de la Armada rusa. Si bien en múltiples ocasiones se informó que las pruebas de navegación y su regreso al servicio estaban próximas, una serie de novedades reportadas por medios locales rusos han echado por tierra estas presunciones. Incluso se ha mencionado que la fuerza naval estaría evaluando seriamente su posible retiro y desmantelamiento.

El Almirante Kuznetsov es actualmente el único portaaviones en manos de la Armada rusa, heredado de la época en la que la Marina de la Unión Soviética buscaba rivalizar con la Armada de Estados Unidos por el control de los mares y océanos. Diseñado y construido durante los tiempos de la URSS como reemplazo de la anterior clase de cruceros portaaviones Kiev, la clase actualmente está compuesta por tres unidades, de las cuales dos —el Liaoning y el Shandong— se encuentran en servicio con la Armada del Ejército Popular de Liberación. El Shandong fue construido íntegramente por astilleros chinos, mientras que el Liaoning fue profundamente modificado tras ser adquirido a Ucrania años atrás.
No obstante, a diferencia del alto nivel de operatividad de sus homólogos chinos, el Almirante Kuznetsov se encuentra desde 2017 sometido a un prolongado y problemático proceso de mantenimiento y modernización con vistas a su eventual reincorporación al servicio. Estos trabajos, llevados adelante en las instalaciones del 82.º Astillero de Reparaciones, han estado plagados de demoras, contratiempos y dificultades.


Tal como se ha reportado previamente, desde su salida de servicio en 2017, “… el Kuznetsov ha sufrido una larga serie de incidentes en puerto que han demorado los trabajos de modernización. Desde el colapso y hundimiento del dique flotante PD-50, ocurrido en octubre de 2018 en el 82.º Astillero de Reparaciones, hasta un incendio de considerable magnitud en diciembre de 2019, que provocó al menos la muerte de dos operarios y una docena de heridos por inhalación de humo”.
A esto se sumaron —según lo señalado en 2024— denuncias “… impulsadas por el descubrimiento de numerosos defectos en los trabajos realizados en el portaaviones, y un nuevo incidente asociado con un incendio a bordo ocurrido a fines de diciembre de 2022. Este último siniestro no habría causado daños significativos ni heridos entre el personal presente”.
Con todos estos antecedentes, recientemente medios locales rusos han brindado un panorama que podría marcar el final del emblemático portaaviones, poniendo punto final a una larga agonía.



En detalle, el medio Izvestia, citando fuentes consultadas, indicó que el Alto Mando de la Armada rusa estaría evaluando poner fin al programa de reparación a cargo de la Corporación Unificada de Construcción Naval. A su vez, el medio informó que los trabajos de recuperación del buque se encuentran actualmente suspendidos y sin avances significativos.
También se ha señalado que los altos mandos navales rusos se encuentran en conversaciones con representantes del astillero para definir los pasos a seguir, los cuales podrían derivar en la baja del Almirante Kuznetsov en el corto plazo y, posteriormente, avanzar en su desguace.
Aunque no ha habido confirmación oficial, diversos factores estarían influyendo en la evaluación de una baja definitiva. Entre ellos, destaca la manifiesta antigüedad del buque, que ya ronda las cuatro décadas desde su incorporación en 1990. También deben considerarse los recursos disponibles para el programa, especialmente en un contexto donde otros proyectos cuentan con mayores perspectivas, como la construcción de nuevos submarinos de ataque y de misiles balísticos.

Este último aspecto podría haberse visto acentuado por la guerra en Ucrania, que ha demandado una importante asignación de recursos al sostenimiento de operaciones militares centradas en los dominios terrestre, aéreo, aeroespacial y cibernético.
Además, debe señalarse que los recientes avances en misiles de crucero lanzados desde plataformas terrestres —incluidos los de tipo hipersónico— ponen en duda la capacidad de supervivencia de los portaaviones en un conflicto aeronaval de alta intensidad. No obstante, estas amenazas siguen siendo compensadas por las capacidades de proyección naval y de medios aéreos que los portaaviones aportan en operaciones militares más allá del territorio nacional.
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