Notas en los medios sobre Nazismo

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Creo que aca esta bien como area, pero que tendria que ser algun tema original en particular para que se de la discusion.
 

Sebastian

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Austria aún lidia con el pasado nazi

El Museo de Ciencias Naturales de Salzburgo devuelve piezas robadas
Las nuevas generaciones en Austria hacen las paces con su historia más oscura

ANA CARBAJOSA (ENVIADA ESPECIAL) SALZBURGO 29 ABR 2014 - 18:52 CET21


Imagen del Museo de Ciencias Naturales de Salzburgo tras la anexión de Austria por la Alemania nazi en 1938. Ahora ocupa otra sede.

El cajón de madera se abre y aparecen decenas de pájaros muertos, disecados y ordenados en hileras. Forman parte de la colección de objetos robados por los nazis a judíos y otras víctimas, que el museo de ciencias naturales de Salzburgo se ha propuesto devolver a sus dueños originales. Aspiran también a arrojar luz sobre el oscuro pasado de este museo, dirigido hasta los años setenta por un ex alto mando de las SS que se esforzó por legitimar científicamente al Tercer Reich.

El caso de Salzburgo es especial por ser el primer museo de ciencias que pone en marcha una restitución como las del mundo del arte. Pero este ejercicio de expiación histórica no es un caso aislado en Austria. Casi 70 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, los esfuerzos por saldar cuentas con su pasado cobran nuevo brío.

Las restituciones de cuadros robados, la retirada de honores a antiguos nazis y la relectura del pasado se suceden. Las nuevas generaciones de austriacos, protegidos por décadas de distancia histórica, parecen estar dispuestas a explorar rincones de su historia que sus padres no supieron o no quisieron transitar. “Es tarde, pero no demasiado tarde”, cree Robert Hoffmann, el historiador que ha desvelado el pasado criminal del museo . “Olvidar no es una opción. Sólo podremos abordar al futuro si miramos al pasado”, añade el investigador.

Un rico país alpino
Austria fue anexionada en 1938 a la alemania nazi.
La extrema derecha parte como favorita con vistas a los comicios europeos.
En 2009, Austria actualizó su ley de restitución de obras de arte robadas durante el periodo nazi.

Fue en 1995 cuando el historiador Gert Kerschbaumer empezó a interesarse por el pasado de Eduard Paul Tratz, el ex alto mando de las SS, que dirigió la Haus der Natur hasta 1973. En el museo le cerraron las puertas. Kerschbaumer se sumergió en los archivos en Viena y en Berlín y fue reconstruyendo la historia del museo, que a partir de 1939 se convirtió en uno de los pilares de la Ahnenerbe, el instituto de investigación con el que Heinrich Himmler, líder de las SS, pretendió dar un barniz pseudocientífico a la criminal ideología de la superioridad racial. Las mismas ideas que motivaron la experimentación con seres humanos hasta matarlos. Y cuyo director Wolfram von Sievers fue condenado a la horca en el 48 en el llamado Juicio de los Médicos. “Lo que encontré en los archivos era una historia conocida en Salzburgo, el problema es que no se le daba importancia”, relata Kerschbaumer.

Con la llegada de los nazis, Tratz un carismático ornitólogo de Salzburgo, que había fundado el museo en los años veinte, demostró ser un camaleón digno de su colección y se adaptó con facilidad a los nuevos tiempos. Lanzó una campaña de confiscación descontrolada para lo que viajó por el mundo robando lo que pudo: pájaros, bisontes, gacelas, morsas, diccionarios científicos… Exponía sus hurtos en el museo, en las mismas salas en las que sometía a los visitantes a un mejunje ideológico, que llegó a incluir moldes de cráneos, incluidos los de judíos, con idea de demostrar que se trataba de una raza inferior. “Ha creado un trabajo excepcional”, escribió Himmler en el libro de visitas del museo.

Después de la guerra, los americanos encerraron a Tratz en un campo cerca de Salzburgo, del que salió para volver a dirigir el museo en 1949 Tratz nunca se distanció públicamente de su pasado. Por eso, Helmut Huettinger, un político local de Los Verdes lanzó una iniciativa para que se le retire el título póstumo de ciudadano de honor a Tratz. Su intento fracasó al toparse con el veto de las fuerzas políticas. “Mucha gente cree que si no hablas de algo, el problema deja de existir”, se lamenta Huettinger en una café.

“Los nazis volvieron a Salzburgo a ocupar las instituciones oficiales. Los nazis siguieron estando entre nosotros”, explica Kerschbaumer, quien recuerda por ejemplo, que el jefe de la policía de Salzburgo hasta los noventa fue un destacado miembro de las SS. “Cuando se emborrachaba, todavía hacía el saludo hitleriano”. Las investigaciones de Kerschbaumer fueron ignoradas. Pero la llegada de un nuevo director y la proliferación de casos de restitución de obras de arte en Austria, creó el clima propicio para que el museo se atreviese con un pasado tan opaco como criminal. No se había hecho nunca antes en museos de ciencias naturales.

Marko Feingold, a sus 101 años, le ha dado muchas vueltas en su cabeza a la historia y a cómo la recuerda su país. Es el único judío superviviente de los que llegaron a Salzburgo en 1945. Los nazis le encerraron en Auschwitz, Dachau y Buchenwald. Llegó a pesar 35 kilos. Acusa a Austria de arrastrar los pies de forma premeditada durante décadas, pero también cree que aunque tarde, el cambio se va produciendo. “La primera generación [después de la guerra] trabajó para el Tercer Reich. Sus hijos crecieron con una versión dulcificada de lo que habían hecho sus padres. Es la tercera generación la que ahora hurga en la historia. Asistimos a un nuevo momento”, piensa Feingold en la trastienda de la sinagoga de Salzburgo.

La primera generación [después de la guerra] trabajó para el Tercer Reich”
Marko Feingold​

Una exposición explica ahora con detalle el pasado del museo a los visitantes que vienen a ver las 900.000 piezas de la colección. No verán sin embargo la trastienda, donde en salas repletas de animales disecados, se guardan las piezas que deben enviarse a sus dueños. Gacelas, búfalos, águilas, 800 pájaros pequeños o el busto de una morsa son algunos de los objetos que devolverán a la familia Rothschild, a una institución católica o a un museo en Varsovia. “Cerca del 85% de los objetos robados se devolvieron tras la guerra con las comisiones de los aliados. Pero en 2010 decidimos revisar los fondos e identificamos nuevos casos de espolio”, explica pájaro en mano Robert Lindner, director del proyecto.

La restitución de la Haus der Natur coincide con la ofensiva legal de una familia judía contra el Estado por el famoso friso de Beethoven de Gustav Klimt. Coincide también con el descubrimiento en Múnich y en Salzburgo de cientos de obras de arte robadas por un octogenario. “Los casos que salen en la prensa son sólo los más espectaculares”, advierte Lindner. Son la punta de un iceberg que esconde una maraña de batallas legales que reflejan que las heridas de la guerra quedan lejos de haber cicatrizado. La filarmónica de Viena ha sido la última institución en sumarse a la oleada de revisión histórica. “Esta es una larga historia que aún no ha terminado”, sostiene Hannah Lessing, del fondo estatal para las víctimas del nacionalsocialismo. El fondo tiene 6.400 casos abiertos.

Los expertos señalan el llamado asunto Waldheim (Kurt, ex presidente austriaco que ocultó su pasado nazi), a mediados de los ochenta, como el inicio de la revisión de la responsabilidad histórica. Austria fue anexionada en 1938 a la Alemania nazi, el Anschluss, que contó con el apoyo de numerosos austriacos. Muestra de ello fue el entusiasta recibimiento al anunció de la anexión por parte del propio Hiltler en Viena. “Durante muchos años, Austria escondió su responsabilidad alegando que fueron víctimas y no verdugos del nazismo”, interpreta Lessing. A partir de 1986 y con cierta lentitud, según los observadores, las instituciones austriacas han ido sentando las bases para una completa revisión de su memoria.

El escritor Erich Hackl no cree sin embargo en la llamada “teoría del silencio y el olvido”. Piensa que “la información estaba ahí para quien quisiera obtenerla”, pero sí cree como el resto, que la diferencia es que en los últimos años el debate se ha trasladado al gran público.

Horas más tarde, en el museo, el altavoz anuncia que es la hora de dar de comer al tiburón, una de las grandes atracciones de la visita. Un tropel de adolescentes con capucha y acné se amontona frente a la pecera del escualo, ajenos a la muestra que se atreve con la vida y obra de Tratz . Puede que ellos aún no lo sepan, pero los historiadores depositan en ellos sus esperanzas; son los jóvenes llamados a arrojar luz sobre un pasado en ocasiones difuminado.
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/04/29/actualidad/1398790336_297277.html
 

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Cornelius Gurlitt tenía 81 años
Murió coleccionista alemán que atesoró arte robado por los nazis

El caso de Gurlitt salió a relucir en febrero de 2012.
El coleccionista alemán Cornelius Gurlitt murió a los 81 años, indicaron representantes legales del anciano, quien durante décadas guardó en su vivienda de Múnich un tesoro de centenares de obras de arte, que incluía piezas expoliadas por los nazis.

El fallecimiento se produjo en Múnich, unas semanas después de conocerse un acuerdo alcanzado por sus representantes con el gobierno alemán y las autoridades bávaras para la inspección y eventual restitución de las piezas a sus legítimos propietarios.

El caso de Gurlitt salió a relucir en febrero de 2012, al revelarse que durante décadas tuvo en su poder piezas de Picasso, Chagall, Matisse, Beckmann y Nolde, la existencia de algunas de las cuales se desconocía.
ambito web
 

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Los cuadros de la polémica van a un museo suizo
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El Museo de Arte de Berna, en la capital de Suiza, es el “único heredero ilimitado y sin restricciones” de Cornelius Gurlitt, un coleccionista alemán de arte cuyo tesoro detonó un escándalo el año pasado en torno a la suerte del arte saqueado por los nazis.
“Estamos sorprendidos y encantados”, dijo el museo a través de un comunicado. La donación fue informada al museo por Christoph Edel, abogado de Gurlitt. “Al mismo tiempo –agregó– no deseamos esconder el hecho de que este magnífico legado trae consigo una carga considerable de responsabilidad y abundantes interrogantes, en particular de naturaleza legal y ética”. Además, el museo aseguró que la noticia “llegó como de la nada”, porque nunca había tenido relación con Gurlitt, que murió el martes a los 81 años.
Las autoridades alemanas incautaron más de mil obras de arte del departamento de Gurlitt en Munich hace dos años. Se trata de un tesoro de pinturas, grabados y dibujos de maestros como Pablo Picasso, Henri Matisse y Marc Chagall. Gurlitt dijo que había heredado legítimamente todas las obras de su padre, Hildebrand Gurlitt, que fue marchante de arte para los nazis. Pero luego llegó a un acuerdo con el gobierno alemán para permitir que expertos estudien su las obras habían sido robadas por los nazis. Gurlitt murió antes de que esa tarea concluya.
clarin
 

Sebastian

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La épica historia del ciclista italiano que salvó judíos con su bicicleta

Peter Crutchley
BBC
Viernes, 9 de mayo de 2014


Barlati celebra tras haber ganado una etapa del Tour de Francia.

"Tenía todas las de perder pero su historia es uno de los más dramáticos ejemplos de un italiano que arriesgó su vida durante la Segunda Guerra Mundial para salvar la vida de extraños".

Las palabras del director de cine Oren Jacoby describen el legado de Gino Bartali, uno de los más grandes ciclistas de su época, tres veces ganador del Giro de Italia y dos veces vencedor del Tour de Francia.

El Giro de Italia comienza este viernes y su primer recorrido tiene lugar muy lejos de Italia: en Belfast. Pero la nueva edición de esta carrera, por más que comience en Irlanda del Norte, sirve para recordar la historia de un italiano que nunca habló de lo que hizo en los tiempos de guerra.

Los detalles de la etapa más heroica de su vida comenzaron a surgir tras su muerte en el año 2000, y la película Jacoby, que se estrenará este año, arroja un poco de luz sobre este hombre nacido en el seno de una familia toscana de bajos recursos en 1914.

El "no" a Mussolini

La bicicleta de Bartali está exhibida en el museo ciclístico en la Iglesia de Madonna del Ghisallo, en Lombardía.

La carrera de Bartali como ciclista estaba en lo más alto cuando la guerra se cernía sobre Europa.
En 1936 triunfó en su primer Giro de Italia y retuvo el título un año después. Luego, para la alegría de toda Italia, ganó en 1938 el Tour de Francia. Ése era el momento que el líder fascista italiano, Benito Mussolini, estaba esperando.

"Mussolini creía que si un italiano terminaba triunfante el Tour, eso mostraría que los italianos también pertenecían a una raza superior", explica el hijo de Bartali, Andrea, en la película de Jacoby.

"La victoria se mi padre se convirtió en un asunto de orgullo nacional y de prestigio del fascismo, por eso estuvo bajo una enorme presión".
Bartali fue invitado a dedicar su triunfo a Mussolini, pero declinó el ofrecimiento, lo que constituía un grave insulto a il duce y un riesgo mayúsculo.

El hombre ideal para el trabajo

Bartali solo le contó a su hijo lo que había hecho durante la guerra.

Mientras se corría la prueba ciclística en Francia, Mussolini había publicado su "Manifiesto sobre la Raza", que terminaría con los judíos perdiendo su ciudadanía italiana, sus profesiones y cualquier posición que ocuparan en el gobierno.

Sin embargo, Italia seguiría siendo un refugio para los judíos hasta su rendición en septiembre de 1943. Desde ese momento, tropas alemanas ocuparían regiones del norte y del centro del país y comenzarían a capturar judíos y a enviarlos a campos de concentración.

En ese momento Bartali, un católico devoto, recibió un ofrecimiento del cardenal de Florencia, Arzobispo Elia Dalla Costa: unirse a una red secreta para proteger a judíos y otras personas en peligro.

Su papel dentro de esta red era perfecto para su talento: Bartali se volvió un correo. Lo que parecían extensas jornadas de entrenamiento en su bicicleta eran en realidad viajes en los que transportaba fotografías y documentos falsos elaborados en imprentas clandestinas.

"Hemos visto la documentación que él transportó miles de kilómetros a través de Italia, viajando por caminos que unían ciudades tan lejanas como Florencia, Lucca, Génova, Asis y el Vaticano en Roma", relata Jacoby.

Todo lo llevaba escondido en el marco y en el manubrio de su bicicleta.

En un momento el ciclista fue arrestado e interrogado por el jefe de la policía secreta fascista en Florencia, la ciudad donde había nacido y donde residía, y la historia dice que en esa situación solicitó específicamente que su bicileta no fuera tocada ya que todas sus partes estaba precisamente calibradas para alcanzar la máxima velocidad.

Silencio

Bartali en el Tour de Francia de 1938.

Por un tiempo Bartali tuvo que pasar a la clandestinidad, viviendo de incógnito en la localidad de Citta Di Castello, en Umbria.

El ciclista tenía más de un motivo para temer: además de su función de correo, Bartali dio refugio a su amigo judío Giacomo Goldenber y a su familia.

"Nos acogió a pesar de que sabía que los alemanes mataban a cualquiera que escondiera a judíos", recuerda el hijo de Giacomo, Giorgio, en la película de Jacoby.

"Él arriesgó no solo su vida sino la de su familia y nos salvó a todos, porque nosotros no teníamos ningún lugar a donde ir".

Aproximadamente el 80% de los judíos italianos y de los que habían encontrado refugio en este país antes de la Segunda Guerra Mundial sobrevivieron, en parte gracias a las acciones de otros italianos.

Colocar las piezas de esta historia en su sitio ha tomado 14 años y un trabajo detectivesco de mucha gente.

Andrea Bartali dijo que, eventualmente, su padre le contó por fragmentos sobre sus acciones durante la guerra, y le hizo prometer que no se las contaría a nadie.

"Cuando le pregunté por qué no podía compartir su historia, me dijo: 'Debes hacer el bien pero no debes hablar de eso, si lo haces, estás tomando ventaja de las desgracias ajenas para tu propio beneficio'".

Los "héroes reales"

Andrea Bartali en el Museo del Holocausto Yad Vashem.

Según Jacoby, el silencio de Bartali es una "característica propia" de muchos de los italianos que arriesgaron sus vidas para salvar otras durante la Segunda Guerra Mundial.

"No quiso ser reconocido por lo que había hecho, pocos de los que se beneficiaron con su ayuda supieron su nombre o el papel que había jugado en su rescate".

El pasado septiembre, Bartali recibió un homenaje póstumo por parte del Museo del Holocausto Yad Vashem en Jerusalén.

Andra Bartali, quien visitó el museo, dice que su padre siempre se negó a ver sus acciones como heroicas.

"Cuando la gente le decía, 'Gino, eres un héroe', él respondía: 'No, no, yo quiero que me recuerden por mis logros deportivos. Los héroes reales son otros, aquellos que sufrieron en su alma, su corazón, su espíritu, su mente, por sus seres queridos. Ellos son los héroes reales. Yo soy solo un ciclista'".
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/05/140509_ciclista_judios_segunda_guerra_italia_mz.shtml
 

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JUSTICIA UNIVERSALEntrevista con Benjamin B. Ferencz, fiscal de los Juicios de Nuremberg
'Mi mayor decepción fue que ninguno de los oficiales nazis se arrepintió'
  • 'Algunos crímenes son tan terribles que no debe importar dónde o quién los cometió'
  • 'Los estados soberanos no pueden hacer lo que les plazca. La soberanía es del pueblo'
  • 'Mucha gente lanza amenazas que luego no van a llevar a cabo'
  • 'Protegeré a mi país si lo hace bien, pero cuando se equivoque tendré la valentía de decirlo'
  • 'He visto los horrores de la guerra y del hombre, pero también he visto al mundo cambiar'



Benjamin B. Ferencz es más que un superviviente. En 1944, poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, Benny, que brindó con champán en las playas de Normandía, recibió el encargo de investigar los crímenes nazis.
En una de sus visitas al campo de concentración de Mauthausen, en Austria, vio cómo esqueletos desnudos arrastraban piedras en algún lugar que no era vida ni muerte. Asi que cogió toda la ropa que encontró en la casa de una familia nazi y fue a llevársela a los prisioneros. Al día siguiente, la dueña descubrió los armarios vacíos y le acusó de ladrón. Ferencz la arrastró por la fuerza hasta el campo y la obligó a retirar esas palabras. Aún no había visto nada. Después vinieron las pantallas de lámparas hechas con piel humana para las mujeres de los generales. Y los prisioneros que metían en los hornos a sus guardianes, viendo cómo se quemaban lentamente.
En 1947 se celebró el Juicio a los Einsatzgruppen -contra oficiales de las SS- ante un tribunal militar estadounidense en Nuremberg. "La muerte fue su instrumento y la vida un juguete. Si estos hombres permanecen inmunes, la ley habrá perdido su sentido y la humanidad tendrá que vivir con miedo", dijo el fiscal Ferencz , que entonces tenía sólo 27 años. 21 oficiales fueron condenados.

¿Qué opina de que España haya limitado el principio de la juridisdicción universal?
Algunos crímenes son tan terribles que no debe importar dónde, cuándo o quién los cometió. Cualquier país que detenga al culpable de ese delito debería ser capaz de castigarlo. Puede haber diferencias de opinión en cada Estado respecto a la economía, la religión o la política, sin que tengan que quedar crímenes en la impunidad.
En los últimos días varias personas han sido detenidas por amenazar de muerte a políticos en Twitter. ¿Usted también habría perseguido ese tipo de conductas?
Mucha gente lanza amenazas que luego no van a llevar a cabo. Todo el mundo le dice en algún momento a su vecino que le va a matar, pero eso no significa que lo vaya a hacer. Es cierto que las amenazas en sí pueden ser delictivas. Pero si un individuo no está de acuerdo con la ley actual, no debería decidir por su cuenta. Tendría que acudir a las instituciones y convencer a la mayoría de la gente de la necesidad de cambiar la ley para que se corresponda con las expectativas de una sociedad cambiante.

¿Cuál fue la lección más importante de los Juicios de Nuremberg?
Definieron por primera vez qué constituye un crimen de guerra. Fueron un importantísimo paso adelante en el proceso de intentar controlar el comportamiento de los seres humanos con la ley. Pedí al Tribunal que reconociera el derecho de cada ser humano a vivir con dignidad y libertad, independientemente de su raza o su ideología. No buscaba venganza.

Era su primer juicio. ¿Estaba nervioso por enfrentarse a 22 dirigentes del gobierno nazi?
¡No!. Yo no había matado a nadie. Tenía pruebas documentales de lo que habían hecho. Partes de guerra en los que se decía cuántos judíos habían matado, en qué unidad, cuándo y quién estaba al cargo. Se enviaban cientos de copias de esos papeles a los más altos rangos de la Administración nazi. Ellos sí que tenían motivos para estar nerviosos. Con esas pruebas, no necesitaba testigos, así que no les llamé. Los condené gracias a sus propios documentos.

Cuenta en sus memorias que se acusó a 24 oficiales de las SS porque en el banquillo no había espacio para más personas. ¿La justicia es siempre así de imperfecta?
Seleccioné a los acusados por su rango y su inteligencia. Tenían todos una carrera o un doctorado. Así nadíe podría decir que eran unos salvajes. Eran personas educadas e inteligentes. Creían que lo que hacían estaba bien y murieron pensando que actuaron correctamente. Nunca mostraron arrepentimiento. Eso fue una enorme decepción para mí. Hubo que esperar a que esa generación desapareciera para que la nueva dijera: "Lo siento".

Su país no reconoce la competencia de la Corte Penal Internacional, un tribunal que juzga a los responsables de genocidio y guerra y que usted mismo ayudó a fundar.
Estados Unidos es una gran democracia y estoy en deuda con ellos. Vine aquí como un pobre inmigrante escapando de la persecución y la pobreza en Rumanía. Me considero un patriota. Protegeré a mi país cuando lo haga bien, pero cuando se equivoque tendré la valentía de decirlo. Desafortunadamente, hemos perdido la imagen que teníamos al acabar la 2ª Guerra Mundial. Entonces todo el mundo adoraba a los americanos. Cuando llegamos a Francia, fue fantástico. Nos besaban, nos abrazaban, nos daban un coñac o un huevo. Hay un pequeño grupo de americanos que quieren que el país domine el mundo. Pero es un pequeño grupo.

De los 24 generales juzgados, 14 de ellos fueron condenados a morir ahorcados. ¿La pena de muerte no es contradictoria con la justicia?
No. Aquellos oficiales eran responsables de la muerte de miles de personas. Aunque me lo planteé, yo no pedí la pena de muerte. Pero, ¿qué conseguiría el mundo con ello? Lo que les pasara a los acusados era insignificante. Que acabaran en la cárcel o muertos no era lo importante para mí. Lo importante eran los principios.

Pero los principios, a veces, se quedan en nada. La ONU, por ejemplo, dice defender unos principios y a la hora de la verdad, pocas veces actúa.
Es verdad. En la Carta de Fundación de las Naciones Unidas se dice que los pueblos preservarán a las generaciones venideras de la guerra. No lo han hecho. Dijeron que crearían una fuerza militar para el mantenimiento de la paz y también en eso ha fracasado. Los mecanismos están obsoletos. Hablan de un tiempo que ya no existe. Hoy se puede atacar la red eléctrica de una ciudad y dejar morir de hambre a la gente. Sin explosiones ni guerras. Los jóvenes vais hacia un mundo muy peligroso. Por eso hay que elegir la ley. Ése es mi lema: ley, no guerra.

¿Y qué les diría a los Estados que no acatan las leyes?
Que podrían ahorrar miles de millones de dólares que gastan en las guerras y utilizar ese dinero en la educación o para que las personas ancianas tengan una mejor jubilación. Hay que abandonar esa idea de que los estados soberanos pueden hacer lo que les plazca. La soberanía reside en el pueblo. Y la reivindicará. Cuando el poder del gobernante apriete demasiado el cuello del ciudadano, éste se rebelará contra él. Más vale que los líderes traten a la población de forma más humana.

Tiene 95 años y aún no ha perdido la esperanza. ¿Cómo lo ha conseguido ?
No tengo elección. Cuando lloras por dentro, tienes que reír por fuera. De lo contrario, te ahogarás en las lágrimas. Hay que seguir intentándolo. He visto los horrores de la guerra y del hombre, pero también he visto al mundo cambiar. Hay que empezar por reeducar a la gente desde el principio, desde los niveles más bajos, para enseñarles lo que significan la compasión y el entendimiento
elmundo.es
 

Sebastian

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El barco de refugiados judíos que nadie quiso recibir en América

Mike Lanchin
BBC
Lunes, 19 de mayo de 2014


Gerald Granston (derecha) en la cubierta del St Louis.

El 13 de mayo de 1939 más de 900 judíos abandonaron Alemania a bordo de un crucero de lujo, el SS St Louis. Esperaban llegar a Cuba y de ahí viajar a Estados Unidos, pero algo en el camino salió mal. En La Habana los mandaron de vuelta a Europa, donde más de 250 de ellos acabarían muertos por los nazis.

"Realmente era algo impresionante ir en un crucero de lujo", dice Gisela Feldman. "La verdad es que no sabíamos a dónde nos dirigíamos, o cómo nos las arreglaríamos cuando llegásemos", añade.

A sus 90 años, Feldman todavía recuerda con claridad las emociones que sintió a los 15 años de edad mientras se embarcaba en el St Louis, en Hamburgo, Alemania, junto a su madre y a su hermana pequeña.

"Siempre fui consciente de lo nerviosa que estaba mi madre por el hecho de embarcarse sola, con dos hijas, en tal viaje", afirma.

En los años que siguieron a la llegada al poder del partido nazi de Adolfo Hitler las familias judías como la de Feldman no tenían ninguna duda del peligro que corrían.

A los judíos les confiscaron propiedades, y se quemaron sinagogas y tiendas. Después de que su marido fuera arrestado y deportado a Polonia, la madre de Gisela decidió que era momento de partir.

Con 10 marcos alemanes en el bolso
Feldman se acuerda de su padre suplicando a su madre que le esperase pero ella era tenaz y siempre le respondía: "Tengo que llevarme a las niñas por seguridad".

Así que, armadas con visas para Cuba adquiridas en Berlín, 10 marcos alemanes en su bolso y otros 200 escondidos en su ropa interior, se dirigieron hacia Hamburgo y el St Louis.

"Tuvimos suerte de que mi madre fuera tan valiente", señala Feldman con un tono de orgullo en su voz.

A medida que el barco se alejaba Feldman recuerda las lágrimas de sus familiares despidiéndolas desde el puerto. "Sabían que no nos volveríamos a ver", afirma suavemente. "Nosotras éramos las que tuvimos suerte- las que logramos escapar". No volvería a ver a su padre ni a unos 30 familiares que estaban aquél día allí nunca más.

A principios de 1939 los nazis habían cerrado ya la mayor parte de las fronteras de Alemania y muchos países habían impuesto límites en el número de judíos que podían acoger en sus fronteras.

Cuba era un punto de tránsito de camino a Estados Unidos y las autoridades cubanas en Alemania ofrecían visas a US$ 200 o 300 cada una – unos US$ 2.000 o 3.000 al cambio de hoy en día.

Cuando a Gerald Granston, que entonces contaba con 6 años, su padre le dijo que dejarían su pequeño pueblo en el sur de Alemania e irían en un barco hacia el otro lado del mundo, no entendió muy bien lo que oía. "Nunca había escuchado hablar sobre Cuba y no podía imaginar lo que iba a pasar. Recuerdo que tenía miedo todo el tiempo", afirma, ahora con 81 años.

Para muchos de los pasajeros y sus padres los nervios fueron disminuyendo a medida que el barco se alejaba de puerto.


Muy bien tratados
Feldman, que compartía un camarote en la parte baja del barco con su hermana Sonja, pasó la mayor parte de su tiempo paseando en la cubierta conversando con niños de su edad o nadando en la piscina del barco.

Había también un lugar donde bailar e incluso un cine. Comían regularmente una variedad de comida a la que no estaban acostumbrados en Alemania.
Bajo órdenes del capitán, Gustav Schroder, los mozos y miembros de la tripulación trataban a los pasajeros muy respetuosamente, en contraste con el ambiente abiertamente hostil que sufrían los judíos bajo el régimen nazi.

"Nunca había escuchado hablar sobre Cuba y no podía imaginar lo que iba a pasar. Recuerdo que tenía miedo todo el tiempo"
Gerald Granston, tripulante del SS St Louis​

El capitán permitía que se celebrasen las tradicionales misas de los viernes a la noche, durante las cuales daba permiso para que se retirase un retrato de Hitler del salón principal.

Sol Messinger, que entonces contaba seis años y viajaba con sus padres, recuerda qué feliz parecía todo el mundo. De hecho, asegura, los adultos les decían todo el tiempo que ya estaban fuera de peligro: "Nos vamos", escuchaba que la gente decía una y otra vez durante el viaje. "Ya no tenemos que estar todo el tiempo vigilando".

Pero a medida que el crucero se fue acercando a la costa de La Habana el 27 de mayo esa sensación de optimismo dio primero paso al miedo, y luego al terror.

Granston estaba en cubierta con su padre y docenas de familias, con sus valijas listas para desembarcar, cuando las primeras autoridades cubanas llegaron sonrientes al barco.

"Mañana, mañana..."
Muy pronto estuvo claro que el barco no iba a atracar y que no se permitiría a nadie desembarcar. Recuerda escuchar una y otra vez las palabras "mañana, mañana". Cuando los cubanos se fueron y el capitán le dijo a la gente que deberían esperar, pudo sentir, incluso siendo un niño pequeño, que algo no iba bien.

Durante los siete días siguientes el capitán intentó persuadir, sin éxito alguno, a las autoridades cubanas para que les permitiesen entrar al país. Los cubanos ya habían decidido sin embargo rechazar la mayor parte de las visas, probablemente por miedo a ser inundados por más inmigrantes huyendo de Europa.

El capitán entonces dirigió el barco hacia Florida, pero las autoridades estadounidenses tampoco le permitieron atracar, a pesar de las peticiones personales al propio presidente, Franklin Roosevelt. Granston cree que también le preocupaba la llegada masiva de inmigrantes.
"Eso es Miami", le dijo el padre de Messinger a su hijo una noche en la que estaban en cubierta, señalando las luces distantes de la costa.
Para junio, el capitán no tuvo otra opción que dar la vuelta y retornar a Europa. "De repente todo dejó de ser divertido", recuerda Feldman. "Nadie hablaba sobre lo que iba a pasar a partir de entonces."
A medida que el barco cruzaba el Atlántico, Granston no dejaba de preguntarle a su padre si volvían a ver a sus abuelos. Su padre solo movía la cabeza en silencio.



Vuelta
Por entonces los pasajeros no tenían problemas en ocultar sus llantos cuando paseaban por el barco- uno de los pasajeros incluso se cortó las venas y se arrojó por la borda, desesperado. "Si cierro los ojos todavía puedo oír sus gritos", dice Granston.

Al final, los pasajeros no tuvieron que volver a la Alemania nazi: Bélgica, Francia, Holanda y Reino Unido aceptaron a los refugiados. La asociación judía internacional American Jewish Joint Ditribution Committee puso US$ 500.000 como garantía para cubrir cualquier costo asociado.

El 17 de junio el barco atracó en el puerto belga de Amberes, más de un mes después de haber zarpado de Hamburgo. Feldman, su madre y sus hermanas fueron a Inglaterra, al igual que Granston y su padre.

Todos sobrevivieron la guerra pero muchos de sus familiares murieron en el Holocausto.

Messinger y sus padres se trasladaron a vivir a Francia pero tuvieron que escapar de los nazis una segunda vez, y dejaron el país tan solo 6 semanas antes de que Hitler invadiese.

De entre los pasajeros del barco 250 no fueron tan afortunados y no sobrevivieron a la avanzada nazi de la Segunda Guerra Mundial.
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/05/140513_barco_judios_rechazados_cuba_ar.shtml
 

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ALGO MAS DEL TEMA YA POSTEADO
Un Ejército nazi clandestino
Un historiador descubre que 2.000 oficiales crearon un grupo de defensa tras la guerra


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El canciller Konrad Adenauer, el segundo por la derecha, pasa revista a una compañía en 1956. / France Presse
Alemania acaba de descubrir un sorprendente capítulo inédito de su historia reciente. Después de la II Guerra Mundial, antiguos oficiales de la Wehrmacht, las fuerzas armadas de la Alemania nazi, y de la Waffen-SS, el brazo armado de la SS, formaron un ejército secreto para proteger el país de un supuesto ataque de la Unión Soviética. Un proyecto, descubierto casualmente ahora, que podría haber provocado un gran escándalo en aquella época. Durante casi seis décadas, los documentos que demuestran su existencia han permanecido ocultos en los archivos del Servicio de Inteligencia de Alemania (BND).
Alrededor de 2.000 veteranos nazis decidieron formar un ejército en 1949 a espaldas del Gobierno federal y los Aliados. El objetivo de los oficiales era defender a la naciente República Federal de Alemania de la agresión del Este en las primeras etapas de la guerra fría y, en el frente nacional, desplegarse contra los comunistas en caso de una guerra civil.
Konrad Adenauer no se enteró de la existencia de una conspiración en la sombra hasta 1951, pero no tomó medidas claras contra esta organización ilegal. De acuerdo con la documentación encontrada, en caso de una movilización, el ejército contaría con 40.000 soldados. El principal organizador era Albert Schnez, que había servido como coronel en la II Guerra Mundial. A finales de los años cincuenta formó parte del entorno del ministro de Defensa Strauss y posteriormente fue jefe del Estado Mayor bajo el mandato de Willy Brandt.
Las declaraciones de Schnez citadas en los documentos sugieren que el proyecto de creación de un ejército clandestino también fue apoyado por Hans Speidel —se convertiría en el comandante supremo de la OTAN del Ejército Aliado en Europa Central en 1957— y por Adolf Heusinger, primer inspector general del Bundeswehr (Ejército federal).
El historiador Agilolf Kesselring encontró los documentos —que pertenecían a la Organización Gehlen, el anterior Servicio de Inteligencia— mientras investigaba para el BND. Kesselring tiene especial interés por la propia historia militar de su familia. Su abuelo fue mariscal de campo durante la II Guerra Mundial y comandante en el Tercer Reich, con Schnez como subordinado. En su estudio, Kesselring disculpa con frecuencia a Schnez. Nada menciona sobre sus vínculos con la extrema derecha y describe sus labores de espionaje a supuestos izquierdistas como “controles de seguridad”.
El proyecto comenzó durante la posguerra en Suabia, una región que rodea Stuttgart, donde Schnez comercializaba madera, textiles y artículos para el hogar al tiempo que organizaba veladas para veteranos de la 25ª División de Infantería, donde él había servido. Pero sus debates siempre giraban alrededor de la misma pregunta: ¿qué debemos hacer si los rusos y sus aliados de Europa del Este nos invaden?
Para dar respuesta a esa amenaza potencial, Schnez pensó en fundar un ejército. Y aunque no respetó las ordenanzas de los Aliados —las organizaciones militares o "de tipo militar" estaban prohibidas—, rápidamente se convirtió en algo muy popular. Su ejército empezó a tomar forma en 1950. La red de Schnez recaudó donaciones de empresarios y de antiguos oficiales de ideas afines, contactó con grupos de veteranos de otras divisiones y acordó con empresas de transporte la entrega de vehículos.

El mariscal Albert Schnez en 1968. / Bundesarchiv
Anton Grasser, antiguo general de Infantería, se ocupó del armamento. Comenzó su carrera en el Ministerio del Interior supervisando la coordinación de la policía alemana. Quería utilizar sus activos para equipar a las tropas en caso de conflicto. No hay ninguna señal de que el entonces ministro del Interior, Robert Lehr, estuviera informado de estos planes.
Schnez quería crear un ejército con unidades formadas por antiguos oficiales pertenecientes a cuerpos de élite de la Wehrmacht, que podrían desplegarse con rapidez en caso de un ataque. De acuerdo con los documentos desclasificados, la lista incluía empresarios, representantes de ventas, un comerciante, un abogado penalista, un instructor técnico e incluso un alcalde. Es de suponer que todos ellos eran anticomunistas y, en algunos casos, estaban motivados por un deseo de aventura. Un ejemplo: el teniente general retirado Hermann Hölter "no se sentía feliz trabajando solo en una oficina".
Quedaba por determinar dónde podrían reubicarse en caso de emergencia. Schnez negoció con algunas poblaciones suizas, que mostraron "su desconfianza". Más tarde planificó un posible traslado a España que utilizaría como base para combatir del lado de los estadounidenses.
En su búsqueda de financiación, Schnez solicitó la ayuda de los servicios secretos de Alemania Occidental en el verano de 1951. Durante una reunión celebrada el 24 de julio de 1951, Schnez ofreció los servicios de su ejército en la sombra a Gehlen —jefe del servicio de inteligencia— para "uso militar" o "simplemente como una fuerza potencial", ya fuera en un Gobierno alemán en el exilio o de los aliados occidentales.
Una anotación en los documentos de la Organización Gehlen afirma que Gehlen y Schnez "habían mantenido durante mucho tiempo relaciones de carácter amistoso". El escrito también indica que los servicios secretos ya conocían la existencia de un ejército clandestino.
Es probable que el entusiasmo de Gehlen por la oferta de Schnez hubiera sido mayor si se hubiera producido un año antes, cuando estallaba la guerra de Corea. En aquel momento, Bonn y Washington habían considerado la posibilidad de, "en caso de que se produjera una catástrofe, reunir a los miembros de las antiguas divisiones alemanas de élite, armarlos y luego asignarlos a las fuerzas aliadas".
Un año después, la situación había cambiado, y Adenauer había desestimado esa idea. En cambio, presionó para que Alemania Occidental se integrase profundamente en Occidente e impulsó asimismo el establecimiento del Bundeswehr. El grupo ilegal de Schnez poseía la capacidad de poner en peligro esa política, ya que, si su existencia era de dominio público, podría haber desatado un escándalo internacional. Aun así, Adenauer decidió no tomar medidas contra la organización de Schnez.
El grupo proyectó asentarse en España después de que no encontrara demasiada receptividad en Suiza
El personal de Gehlen contactaba frecuentemente con Schnez. Además, ambos llegaron a un acuerdo para compartir datos secretos procedentes del servicio de inteligencia. Schnez se jactaba de tener una unidad de inteligencia "particularmente bien organizada". A partir de ese momento, la Organización Gehlen se convirtió en el destinatario de informes sobre antiguos soldados alemanes que presuntamente se habían comportado de forma "indigna" como prisioneros de guerra de los rusos, insinuando que habían desertado para apoyar a la Unión Soviética. En otros casos informaba de "personas sospechosas de ser comunistas en Stuttgart".
Con todo, Schnez nunca consiguió beneficiarse del dinero que recibía. Gehlen solo le entregaba pequeñas cantidades que se agotaron en el otoño de 1953. Dos años después, los primeros 101 voluntarios se alistaron en el Bundeswehr. Así pues, con el rearme de Alemania Occidental, el ejército de Schnez resultó innecesario.
Schnez falleció en 2007 sin haber revelado públicamente ninguna información acerca de los acontecimientos. Lo único que se conoce es gracias a los documentos en los archivos clasificados del BND bajo el título engañoso de "Seguros". Alguien tenía la esperanza de que nunca nadie encontrara un motivo para interesarse por ellos.
ELPAIS.ES
 

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pagando los platos rotos
Alemania deberá pagar indemnización a familia judía por crímenes nazis



Un tribunal de Berlín, condenó este jueves al gobierno alemán a pagar la suma de 68 millones de dólares, a los herederos de la familia Schocken, por la expropiación de sus propiedades por parte de los nazis.
La familia Schocken era poseedora de varias tiendas, principalmente en la región de Sajonia, hasta 1938, cuando las mismas fueron expropiadas por el gobierno nazi, durante la llamada “arianización” de las empresas alemanas.
A su vez, los herederos de los Schocken, que residen en Estados Unidos e Israel, recibieron alrededor de 20 millones de dólares en la década del 90’, por un edificio perdido en la ciudad de Chemnitz, durante la guerra, que se ha transformado hoy en día en un museo arqueológico.
En aquella ocasión los familiares aseguraron que en el fallo de la corte, se habían “subvalorado” los demás edificios que pertenecían a la familia antes de la guerra.
En esta ocasión, el fallo del tribunal administrativo de Berlín ordenó a Alemania pagar 40 millones de dólares en compensación por la incautación de los terrenos, y otros 28 millones de dólares en concepto de intereses.
Por otra parte, el comunicado del tribunal señala que el Estado alemán puede apelar la decisión ante el tribunal administrativo federal, que tiene sede en Leipzig.
la republica
 

Barbanegra

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EEUU detiene a un ex guarda del campo de concentración de Auschwitz
Un ex guarda del campo de concentración de Auschwitz ha sido detenido en Estados Unidos, a causa de una orden de detención cursada desde Alemania, país al que podría ser extraditado.

La Fiscalía del Estado de Weiden in der Oberpfalz investiga desde hace años al detenido, que participó en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau en el exterminio de al menos 344.000 personas en las cámaras de gas. Según la acusación, fueron 158 trenes repletos de judíos procedentes de Alemania, Hungría y la ex Checoslovaquia.

Johann Breyer, de 89 años, se presentó ante un juez en Filadelfia y permanecerá en prisión al menos hasta la próxima cita judicial a mediados de agosto, según precisó una portavoz de la Fiscalia.

Breyer, nacido en la antigua Checoslovaquia, es, según el diario 'The New York Times', el de más edad que haya sido acusado jamás en Estados Unidos por crímenes del nazismo. Llegó a Estados Unidos en 1952 y trabajó como mecánico hasta que se jubiló

http://www.elmundo.es/internacional/2014/06/19/53a284f7268e3e3e1e8b456d.html
 

Grulla

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Cuando el Tercer Reich se empeñó en buscar una cura para la homosexualidad

Durante los años en los que los nazis estuvieron al frente del Tercer Reich muchos fueron los colectivos perseguidos y a los que se intentó eliminar, tan solo por pertenecer a una religión, etnia o idea política distinta.

La homosexualidad era otro de los males que debían de extirpar de la sociedad. La consideraban una enfermedad y creían que podrían cortarla por lo sano castrando, esterilizando o simplemente exterminando a todos aquellos que tuviesen una tendencia sexual diferente. El símbolo con el que diferenciaban a los presos homosexuales del resto era con untriángulo de color rosa y con la punta mirando hacia abajo.

[Relacionado: Todos los símbolos de la infamia nazi]


De todos los síbolos usados por los nazis, el triángulo rosa señalaba a los homosexuales en los campos de concentración …

Pero el problema se les planteaba cuando esos homosexuales no solo se encontraban entre personas de otras etnias, sino que también los había entre los considerados como ‘arios’, siendo algunos de ellos destacados miembros del partido e incluso del gobierno, con algunos importantes nombres como Ernst Röhm, militar, ministro sin cartera del primer gobierno de Hitler y uno de lso fundadores de las SA oKarl Ernst, líder de esta organización y destacado dirigente del Partido Nazi.

También circulaban nombres de otros supuestos homosexuales, aunque nunca se llegó a demostrar que lo fueran o al menos lo declarasen abiertamente, como Hans Frank, Gobernador General de la Polonia ocupada, o el mismísimo Rudolph Hess, uno de los hombres de mayor confianza del Führer.

Ante tal problema ¿qué se debía hacer con ellos? Evidentemente, los jerarcas eran conscientes de que no se les podía dar el mismo trato que a un judío, gitano o negro homosexual, pero había que encontrar una cura que reconvirtiese en heterosexuales a todos aquellos arios que, según los nazis, padecían la enfermedad de la homosexualidad. La potente homofobia de algunos miembros del Tercer Reich hizo que se acabase con la vida de algunos miembros destacados, como ocurrió con los mencionados Röhm y Ernst.


Ernst Röhm y Karl Ernst fueron dos destacados nazis que eran homosexuales (Wikimedia commons)

El doctor Carl Vaernet, mayor de las SS y médico en el campo de concentración de Buchenwald, fue la persona elegida porHimmler para experimentar y conseguir algún remedio infalible con el que extirpar la homosexualidad, vistos los nulos resultados que habían logrado hasta la fecha.

Los experimentos que hasta entonces se habían llevado a cabo en el campo de concentración con presos consistían en obligar a mujeres a acostarse con homosexuales,ofreciéndoles diferentes recompensas y beneficios si conseguían ‘reconvertirlos’. Evidentemente fue un fracaso absoluto, por lo que se optó por técnicas quirúrgicas entre las que se encontraban extirpar el pene o la castración de los testículos, con lo que se evitaría que tuvieran‘impulsos sexuales hacía otros hombres del mismo sexo’.

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También se trató de encontrar el ‘gen’ que convertía en invertidos a los hombres y poder así extirparlo. Toda esta experimentación realizada con presos se llevó la vida de muchos de ellos.

Vaernet y su equipo médico estaba en el convencimiento de que la homosexualidad se podía transmitir a los hijos, siendo los varones quienes la portaban y de ahí todo el empeño en curar la enfermedad en los hombres sin ponerle demasiado tenacidad en curar a las lesbianas, quienes no representaban grandes problemas para ellos. De hecho, creían que éstas podían ser igualmente inseminadas por alemanes arios y que les nacerían niños sanos y perfectos. Por tal motivo también se intentó esterilizar al máximo número posible de hombres homosexuales para que no pudiesen transmitir sus genes dañados a nuevas generaciones de alemanes impuros.

Entre sus muchos experimentos, Carl Vaernet creyó dar con la solución definitiva para curarlos a través de una glándula que segregaba testosterona y que suministró en un principio mediante cápsulas y que posteriormente inyectó en las ingles, con el fin de que liberaran hormonas masculinas.

Pero fue otros más de los muchos fracasos que realizaron los nazis en busca de una cura para la homosexualidad.

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https://es.noticias.yahoo.com/blogs...uscar-cura-para-homosexualidad-145249460.html

 

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Alemania quiere mantener la prohibición de editar el «Mein Kampf» de Hitler
Las autoridades del país deberán buscar nuevas fórmulas jurídicas después del 31 de diciembre de 2015, cuando los derechos de la obra quedarán libres

Las autoridades alemanas quieren mantener la prohibición de editar en el país «Mein Kampf», el panfleto nazi por excelencia escrito por Adolf Hitler, para lo cual deberá buscar nuevas fórmulas jurídicas después del 31 de diciembre de 2015, cuando los derechos de la obra quedarán libres.
«Todo el mundo democrático mira hacia Alemania y tenemos que respetar de manera especial los sentimientos de los supervivientes del Holocausto», dijo el responsable de Justicia de Baviera, Winfried Bausback, al terminar la conferencia de ministros de Justicia de los estados federados alemanes.
El estado federado de Baviera es heredero de los derechos de autor de «Mein Kampf» y lo ha utilizado para impedir la reedición y difusión del panfleto en Alemania. Los ministros de Justicia acordaron revisar las posibilidades jurídicas de seguir impidiendo las ediciones no comentadas de la obra en Alemania y consideran que se puede recurrir a las leyes existentes contra la incitación al odio racial.
No abordaron, sin embargo, otra cuestión pendiente: la posibilidad de autorizar las ediciones críticas del libro, como en su día se planteó Baviera. El director del Instituto de Historia Contemporánea (IfZ) de Múnich, Andreas Wirsching, estimó que impedir la publicación de esas ediciones críticas sería una decisión equivocada puesto que contribuirá a la mitificación del libro.
Wirsching, que prepara con sus colaboradores una edición comentada, recordó además, durante un acto en Múnich, que el panfleto de Hitler, escrito en la cárcel en 1924, se puede conseguir sin problemas en varios países fuera de Alemania o a través de internet.
La edición crítica que prepara el IfZ inicialmente fue apoyada por el gobierno bávaro, que la veía como una herramienta para hacer frente a la posible difusión de ediciones no comentadas después de 2015. No obstante, posteriormente las autoridades de este estado alemán se apartaron del proyecto que ha continuado realizando el IfZ.
En opinión de la presidenta del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Charlotte Knobloch, si es jurídicamente posible seguir evitando las ediciones no comentadas de «Mein Kampf», no es necesaria la publicación de una edición crítica.
abc.es
 

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Adolf Hitler, un multimillonario secreto y evasor de impuestos



"Todo lo que poseo pertenece al Partido", escribió en abril de 1945 Hitler en un texto titulado 'Mi testamento y última voluntad privada'. Un nuevo documental británico revela que la frase no reflejaba el amor real del líder nazi por el dinero.

Una vez acabada la Segunda Guerra Mundial, expertos de las Fuerzas Aliadas revisaron la 'herencia' de Adolf Hitler y concluyeron que la fortuna personal de un hombre que siempre afirmó no tener ningún interés en el dinero era relativamente modesta, en comparación con lo que suele ser habitual en los dictadores: consistía en unos 800.000 dólares al cambio actual. Pero en realidad el 'Führer' poseía bienes inmuebles, obras de arte y efectivo por un valor total de más de 6.000 millones de dólares, denuncia el documental 'Hunt for Hitler’s Missing Millions' ('a la caza de los millones perdidos de Hitler'), de la cadena británica Channel 5.

De acuerdo con la cinta, Hitler trabajaba en una cantidad increíble de planes con el objetivo de hacer dinero. Cobraba a los organizadores por sus discursos durante eventos públicos, se apoderaba en secreto de fondos recaudados en sus mítines, canalizaba millones hacia sus cuentas personales gracias a las regalías que le había pagado el Estado por su 'obra maestra' 'Mein Kampf', regalías que cobraba también por el uso de su imagen, principalmente en los sellos.

Unas 3.000 de las 8.500 pinturas que reunió Hitler costaban millones de dólares cada una, cuenta uno de los protagonistas del documental, el historiador de arte Godfrey Barker. Tenía, además, cuentas en Suiza y Holanda, aunque nunca fueron entregadas a sus herederos, comenta la contable forense Kenneth Yormark.

Con todo esto, no solo la multitud de personas que le admiraban no tenían ni la menor idea de sus especulaciones, sino que tampoco los recaudadores de impuestos alemanes estaban al corriente de ellas. Según el documental, en el momento en que ocupó el puesto de canciller en 1933, Hitler debía al presupuesto estatal unos 3 millones de dólares en impuestos evadidos. Muy poco después se decidió en silencio que los cancilleres gozarían de exención fiscal, denuncia la cinta.


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/cultura/view/132296-hitler-multimillonario-secreto-evasor-impuestos
 

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Hitler, el vecino de enfrente
El historiador Edgar Feuchtwanger rememora en «Hitler, mi vecino» los diez años que compartió calle con el Führer


«Ahora Hitler parece un monstruo de otro planeta, pero era real; una persona real», asegura Edgar Feuchtwanger (Múnich, 1924). Y no solo eso: Hitler podía ser también el vecino de enfrente, el tipo al que uno ve saliendo de su casa y subiendo a su Mercedes y al que incluso un niño de seis años es capaz de tomar la medida a partir de detalles aparentemente nimios. «Una mañana mi madre dijo que ese día no tendríamos mucha leche porque el lechero había tenido que dejar más botellas en casa de Hitler. Fue la primera vez que oí su nombre», recuerda el historiador, quien durante diez años, de 1929 a 1939, vivió frente a la casa del Führer en la Prinzregentenplatz de Múnich.
Edgar era poco más que un crío, sí pero aún recuerda cuando, en 1933, su mirada se cruzó con la de un Hitler recién nombrado canciller. «Justo salía para entrar en su coche y él me miró, benévolo. Había personas que gritaban “Hail Hitler”, pero él simplemente se levantó el sombrero y entró en su coche», relata. El historiador, hijo del Ludwig Feuchtwanger y sobrino del prestigioso escritor Lion Feuchtwanger, regresa ahora a aquel turbio territorio de la infancia con «Hitler, mi vecino. Recuerdos de un niño judío» (Anagrama), colección de memorias que el escritor francés Bertil Scali se ha encargado de vestir con ropajes literarios.
Así, a caballo entre el relato histórico y el devenir cotidiano, Feuchtwanger, especialista en historia alemana y autor de títulos como «From Weimar to Hitler: Germany, 1918-33», recupera a aquel niño que veía desde su ventana el auge del nazismo mientras, en el colegio y pese a sus orígenes judíos, dibujaba esvásticas y garabateaba alabanzas al régimen. «La profesora estaba eufórica con lo que ocurría, y todo lo que ella decía iba a misa –explica–. Supongo que habrá quien se pregunte cómo un niño judío podía haber asimilado todo esto, pero cuando se produce una revolución nada funciona de una manera muy lógica. Y yo quería contar con la aprobación de la profesora».
«Si Hitler hubiese sabido que vivíamos tan cerca, nos habría aniquiliado»
Era en su casa, la misma desde la que se podía ver a Hitler entrando y saliendo de la suya, donde Edgar encontraba el equilibrio y sus padres trataban de contrarrestar el peso de la propaganda nazi. Sus padres y, sobre todo, su tío Lion, quien después de conseguir que su libro «El judío Süss» batiese a «Mein Kampf» en la lista de los más vendidos, preparaba con la novela «Éxito» un nuevo golpe maestro. «Era una parodia que sacó a Hitler de sus casillas». Por fortuna, añade Feuchtwanger, el Führer nunca descubrió que la familia del autor de tamaña afrenta vivía a un tiro de piedra. «Si Hitler hubiese sabido que vivíamos tan cerca, habríamos sido aniquilados», reconoce.
Antes de exiliarse a Inglaterra, Feuchtwanger aún tuvo tiempo de asomarse a la ventana para ver el revuelo que se organizó durante la Noche de los Cuchillos Largos –«ese día me despertaron los ruidos que venían de casa de Hitler, donde había muchos hombres entrando y saliendo», recuerda– y vivir en primera persona la Noche de los Cristales Rotos. «La Gestapo arrestó a mi padre y lo llevó a Dachau. Si hubiesen descubierto que era hermano de Lion, seguro que lo hubiesen matado. Pero no lo descubrieron», explica. Después de aquello, señala, ya no tenía sentido quedarse en Múnich. «Me fui de Alemania el 14 de febrero de 1939 y sentí un gran alivio. Sentí que huía de un imperio maligno», recuerda. Después de tantos años, ni siquiera le duele reconocer que a duras penas se siente alemán. «Me siento completamente desconectado», confiesa.
abc.es
 

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El "bebé ario ideal" del nazismo era una niña judía
Una revista de propaganda del Tercer Reich publicó, en 1934, la foto de Hessy Taft como ejemplo de "raza pura". Desde EEUU, donde emigró huyendo de los nazis, la protagonista de la imagen contó su historia

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    Hessy Taft muestra la portada de la revista con su foto

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    Jacob y Polin Levinson se conocieron y se casaron en Letonia. En 1928, se mudaron a Berlín, capital de Alemania, para dedicarse a la música clásica.
Su sueño duró poco más de 5 años, porque en 1933, Adolf Hitler fue elegido canciller, y desde entonces, comenzó una brutal persecución contra los judíos, que años más tarde terminaría con el peor genocidio de la historia europea.
En 1934, nació su hija Hessy. Como era muy hermosa, cuando cumplió seis meses la madre contrató a un profesional para hacerle una sesión de fotografía. Jamás se imaginó lo que terminaría pasando con esas imágenes.
Por esos días, Sonne ins Haus, una popular revista familiar del régimen nazi, organizaba un concurso para buscar el "bebé ario perfecto". Horrorizado ante el nefasto rumbo que seguía Alemania, el fotógrafo se tomó el atrevimiento de enviar las fotos a la revista en un intento por demostrar lo absurdo de las teorías nazis.
Increíblemente cumplió su objetivo, ya que semanas más tarde, el rostro de la pequeña apareció en la portada de la publicación, presentada como la quintaesencia racial alemana.
Hessy Taft, la bebe aria judia 1170 1

Indignada, la madre le preguntó al fotógrafo por qué había hecho eso. "Quise ridiculizar a los nazis", le respondió.
Casi 80 años después, Hessy Taft, que logró salvarse de los campos de concentración y que vive en los Estados Unidos, contó su historia al Bild.
"Ahora puedo reírme de ello. Pero si los nazis hubieran sabido quién era en realidad, no estaría viva", dijo.
Según su relato, la elección de su imagen no fue librada al azar. El todopoderoso ministro de propaganda del régimen, Joseph Goebbels, fue quien la seleccionó.
Tras la publicación de la revista, su foto comenzó a difundirse en postales. No había familia alemana que no la conociera. Por eso, sus padres empezaron a temer que alguien la identificara, se enterara de la verdad y quisiera tomar represalias.
En 1937, Jacob fue detenido, pero como aún no había comenzado lo peor de la persecución contra los judíos, logró que lo liberaran.
Entonces decidieron regresar a Letonia y, una vez allí, se trasladaron a París. Tras la ocupación nazi de Francia, escaparon hacia Cuba.
En 1949, llegaron a los Estados Unidos, donde Hessy vive aún hoy y ejerce como profesora de Química en la Universidad de San Juan, en Nueva York.
infobae
 

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El tesoro maldito de Eva Braun
Los herederos de la amante de Hitler dejan de reclamar los regalos del Führer; Alemania deberá gestionar el incómodo legado nazi, conocido como «museo pardo»
Eva Braun tenía 17 años y trabajaba como asistente y modelo para el fotógrafo personal de Adolf Hitler –que era Heinrich Hoffmann– cuando conoció al líder nazi en Múnich. Dos años después de ese encuentro en 1929, Braun y el dictador alemán comenzarían a verse habitualmente transformándose la joven fotógrafa en amante del nazi quien comenzaría a agasajarla con regalos de todo tipo.
El tema acerca del origen y destino de los regalos de Hitler a Braun –y en general del arte robado por los nazis– volvió a removerse nuevamente ayer, ya que la Pinacoteca de Múnich ha confirmado que un sobrino ya fallecido de la amante del Führer presentó un recurso ante el Tribunal de Múnich para que se le restituyan a la familia los regalos que Hitler hiciera a Braun. Pero los herederos del sobrino –según confirmó ayer el museo bávaro– han rechazado continuar con la demanda.
Empadronado en Múnich
Hacia 1936, Eva Braun formaba parte del hogar de Hitler en la residencia de Berghof, donde llevó una vida alejada de la Segunda Guerra Mundial, concentrándose en su trabajo fotográfico: es la autora de gran parte de las fotos y vídeos en color que se conservan de Adolf Hitler. A medida que el Tercer Reich comenzaba a derrumbarse, Eva Braun juró lealtad al dictador y viajó hasta Berlín para estar al lado del Führer en el búnker. Ahí, ante la cercanía de las tropas del Ejército Rojo y bajo la
Cancillería del Reich, Braun y Hitler contrajeron matrimonio el 29 de abril de 1945 –ella tenía 33 y él 56 años–, menos de dos días después ambos se suicidan; Braun con la ingestión de una cápsula de cianuro.
El tesoro de Braun reabre el debate de la gestión del legado nazi en Alemania
A la hora del suicidio, Hitler se encontraba empadronado en Múnich, razón por la cual el ministerio de Finanzas de este Land recibe los derechos de autor de «Mein Kampf», libro que pertenecían a la editorial del partido nazi Eher-Verlag y con la obligación de evitar su publicación. También recibe obras de arte y numerosos objetos de valor que han ido a parar a la colección de pintura del Estado de Baviera, como un reloj de brillantes grabado con el nombre de Eva Braun que Hitler regaló a su amante con motivo de su 27 cumpleaños. El reloj en cuestión, que se encuentra almacenado en el depósito de la pinacoteca bávara, fue uno de los objetos reclamados por su sobrino, información que ha confirmado ayer dando un nuevo giro al encendido debate acerca del arte robado por los nazis.
Demanda desactivada
Luego de la muerte del sobrino de Braun, sus herederos han rechazado continuar con la demanda que no sólo incluía el reloj de brillantes sino una pintura que perteneció a la fotógrafa: «Gebirgslandschaft an der spanischen Küste» (Paisaje montañoso en la costa de España), de Fritz Bamberger, una obra que se encuentra en el sitio web Lost Art, ya que no está descartado que fuera robada a familias judías. En el fondo de obras de arte de la Pinacoteca de Múnich se encuentra gran cantidad de objetos de
valor procedentes de la época nazi, sobre todo piezas de arte que pertenecieron al círculo de poder de Hitler: pasadores de corbata, gemelos de oro o collares de brillantes que pertenecieron a Hermann Göring, Julius Streicher o Martin Bormann.
El estado alemán aún no ha decidido al respecto de la herencia nacionalsocialista
Hitler quería cultivar una imagen de héroe casto; se consideraba a sí mismo atractivo para las mujeres y quería permanecer soltero para aprovecharlo, por ello él y Eva Braun nunca aparecieron juntos en público. Por otra parte, toda la familia de Eva Braun sobrevivió a la guerra: su madre Franzisca vivió en una granja en Baviera y murió en 1976 a los 96 años, su padre Fritz ya había muerto en 1964, su hermana Gretl murió en 1987 e Ilse –la mayor, que no formó parte del círculo cercano de Hitler– falleció en 1979.
El tesoro maldito de Eva Braun ha reabierto el debate acerca de la gestión alemana respecto del arte robado por los nazis y las pertenencias de Hitler y sus comandantes. Se acaban de cumplir ochenta años de la llegada del líder nazi al poder y el Estado germano no ha sido capaz de tomar decisiones respecto del legado nacionalsocialista que se encuentra en diferentes instituciones como la Pinacoteca de Múnich.
El caso Gurlitt hizo que se creara una comisión especial que gestionaría las obras encontradas, pero hasta ahora no hay resultados claros. Las propiedades extraídas a las víctimas del nazismo deben ser devueltas a sus propietarios o descendientes, así lo establece la Declaración de Washington, firmada por más de cuarenta Estados en 1998 (Alemania entre ellos).
Coleccionistas y arte robado
Las discusiones acerca de quién, cómo, dónde buscar arte robado por los nazis se dieron nuevamente cita esta semana en un coloquio sobre el tema en el Instituto de historia del arte de Múnich en la que se se cargó entre otros contra los actuales galeristas y casas de subastas: «Lamentablemente, las puertas de los marchantes de arte están generalmente cerradas para los investigadores», ha comentado el lunes Isabel Pfeiffer-Poensgen, la presidenta de la fundación pública alemana responsable de «la conservación y fomento del arte y cultura» en Alemania. Según Pfeiffer-Poensgen, «si los galeristas abrieran sus puertas, sería el comienzo de una estupenda amistad». La casa Neumüller que dejó investigar su pasado nazi y entregó su informe en 2012, «sigue siendo una gran excepción».
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De profesión: 'cazanazis'
Cerca ya de cumplirse 70 años de la caída del Tercer Reich, todavía continúa en Alemania la caza de nazis. Durante décadas han vivido entre el resto de los alemanes con discreción, ocultando su pasado con historias distorsionadas o tras identidades falsas. Había cerca de 6.000 personas ocupándose de los campos de concentración y en los Einsatzgruppen y se estima que el 2% de ellos todavía siguen vivos. El hombre encargado de encontrarlos se llama Kurt Schrimm.

La sentencia del 'caso Demjamjuk' de 2011 sentó una nueva jurisprudencia, que permite llevar a juicio a guardianes de campos de concentración por el mero hecho de haber realizado esa labor y aunque no se disponga de pruebas de que cometieron crímenes con sus propias manos. "Eso nos ha permitido reabrir cientos de viejos casos cerrados", explica Schrimm, que lucha contra el reloj biológico y a sabiendas de que la avanzada edad de los criminales impedirá en muchos casos que sean llevados a juicio.

"Son investigaciones largas y costosas, nuestro departamento no tiene capacidad jurídica para instruir sus propios sumarios y en muchos casos no se llega a abrir juicio. Pero hay que asumir ese riesgo", apunta el director de la Oficina Central de Investigación de los Crímenes Nazis en un encuentro con corresponsales extranjeros en Berlín. Los nazis a los que persigue o bien ya han fallecido o bien superan los 90 años, al igual que los supervivientes y los testigos, lo que convierte su tarea en un puzle al que le faltan muchas piezas. "No debemos desfallecer ante los aparentes fracasos", insiste, al tiempo que reconoce que se daría por satisfecho si llegaran a buen puerto al menos 10 de las 30 investigaciones que tiene sobre la mesa en estos momentos.

Schrimm tiene cargo de fiscal, pero su departamento no tiene potestad para instruir sumarios. Su misión es encontrarlos, reunir pruebas suficientes y, cuando el expediente está listo, trasladarlo a la Justicia. Es el último soldado de una guerra extinta y no cesa en su empeño de acabar hasta con el último enemigo. La oficina que dirige fue fundada en 1958 y desde ella se ha abierto expediente sobre unos 105.000 sospechosos, de los cuales cerca de 6.500 acabaron en los tribunales. El balance es "para nada frustrante", dice Schrimm, que atesora en su escritorio recuerdos de las misiones más espectaculares: los viajes a América Latina.

En Argentina se topó con una montaña de 800.000 actas, en su mayoría de personas con pasaportes extendidos por la Cruz Roja en 1945 y camuflados entre el flujo de desplazados. En Uruguay otras 16.000 actas y en Chile logró encontrar solamente la tumba de cinco nazis ya fallecidos.

Aunque su labor es callada, no se siente solo. Su oficina colabora estrechamente con el Centro Simon Wiesenthal, que hace apenas un año lanzaba la 'operación última oportunidad', una profusa campaña publicitaria en la que se invitaba a la población a dar pistas sobre los nazis todavía ocultos y ofrecía recompensas de hasta 25.000 euros. El tiempo apremia y teme que en muchos casos la Justicia llegue demasiado tarde. Millones de personas fueron asesinadas y, además, los crímenes nazis no prescriben en Alemania.

http://www.elmundo.es/internacional/2014/08/15/53ee3a62e2704e8e498b4582.html
 

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Katrin Himmler: «Himmler no estaba dividido como Jekyll y Hyde»
«Himmler según la correspondencia con su esposa». Otro libro que añadir a la lista memorialística sobre el Holocausto. Detalles de los Himmler recopilados por su sobrina nieta, Katrin Himmler, que se adentra de nuevo en los secretos de familia

No sé si Katrin Himmler lleva a gala o no su apellido. Desde luego, es de los que marcan en el pasado, en el presente y en el futuro. No sé si lo lleva a gala porque sus esfuerzos por investigar las implicaciones de sus familiares en el Holocausto se han convertido en uno de sus desvelos, profesionales y personales, y también en una especie de tortura mediática. Purga la culpa de toda su estirpe en la Historia reciente de Alemania y Europa con una integridad intelectual encomiable. Pero, por momentos, también se siente molesta porque las entrevistas le resultan demasiado personales. Claro, lo entiendo, pero ¿de qué le vamos a preguntar? Confiesa en algún momento de nuestra conversación que «podría dar declaraciones todos los días, de la mañana a la noche». Sí, el peso pesadísimo del apellido Himmler.
¿Qué nuevos datos aporta este libro de correspondencia entre Himmler y su esposa?
Lo que encontramos no es sensacionalista. Sin embargo, clarifica más sobre la persona y el personaje de Heinrich Himmler. Por ejemplo, una cosa importante que descubrimos es que, a principios de la década de 1920, era mucho más importante para el partido nazi de lo que los historiadores pensaban con anterioridad. Se creía que antes de 1933 no era un personaje demasiado relevante, pero eso no es verdad. Ya era muy cercano a Hitler y estaba organizando cosas importantes dentro del partido. Lo principal, diríamos, es que fue muy consciente durante toda su vida de lo que pensaba. Estaba muy convencido de su ideología desde sus primeros años, desde que era estudiante, y luego, siempre siguió fiel a las mismas ideas. Se radicalizó lentamente a lo largo de los años. Pero cada paso de su radicalización hacia el Holocausto fue algo lógico. Para él, era muy necesario hacerlo.
¿Se conocía la existencia de esta correspondencia antes de la actual publicación?
«Himmler se radicalizó lentamente. Pero cada paso fue algo lógico»
Se sabía desde la década de 1980 que había documentos privados y los archivos federales alemanes estaban comprobando si tales papeles eran auténticos. El hombre que los guardó durante mucho tiempo en su casa los reclamó a los archivos a lo largo de la investigación porque quería venderlos, pero por un precio muy elevado, y nadie quería pagarlo. En un extenso informe se ratificó que eran auténticos, que encajaban perfectamente con los otros documentos que ya se tenía en los archivos.
¿Cree que todavía pueden aparecer más papeles que abran nuevas vías de investigación?
Son solamente detalles lo que puede descubrirse. Aunque todavía faltan bastantes documentos por localizar. Por ejemplo, las cartas de Heinrich Himmler, la parte más importante de estos documentos, no son las originales. Nadie sabe dónde están los originales o si fueron destruidos. Faltan muchas de las cartas –o no están completas– de la década de 1930. Y, naturalmente, siguen faltando todas las cartas entre Heinrich Himmler y su amante, Hedwig Potthast. No sabemos si alguien en el mundo las guarda o no. Y quizás alguien las ofrezca durante los próximos años, como sucedió con otros documentos. Por ejemplo, hace diez años, el diario de Marga Himmler fue ofrecido al Holocaust Memorial Museum de Washington. Las cosas ocurren así, nadie sabe qué aparecerá, ni cuándo ni cómo.
¿Y esos detalles pueden destapar aspectos más crueles y sórdidos que los ya conocidos sobre el Holocausto y sus protagonistas?
«El papel de la mujer en el III Reich era más importante de lo que se pensaba»
Por supuesto, nunca puedes terminar y nunca puedes contar todas las historias horribles. Creo que la narración fundamental se ha contado y se ha investigado y se ha explicado muy pormenorizadamente, pero lo que han publicado los científicos estos últimos años son más detalles. Por ejemplo, todas las investigaciones sobre los responsables siempre se han centrado al principio en los protagonistas, y luego, en los años siguientes, los historiadores han estudiado los niveles inferiores de responsabilidad. Eso ayuda a entender cada vez más cómo podía funcionar esta maquinaria. Sólo se puede entender cuando se sabe que miles de personas participaron en el sistema activamente. Los historiadores calculan que unos 500.000 alemanes estuvieron implicados directa o indirectamente en el Holocausto. Es una cifra increíble de personas. Y todas tenían familia y no hablaban de ello. Y es posible imaginar lo que significó este legado para las siguientes generaciones. Hay mucha culpa dentro de algunas familias.
La mujer de Himmler, Marga, es la otra protagonista de este libro. Cuéntenos de ella.
Podemos ver muy bien que el papel de la mujer era más importante en el Tercer Reich de lo que se pensaba hasta hoy. El problema es que, políticamente, las mujeres no tenían ninguna influencia importante, pero sin embargo estaban igual de convencidas ideológicamente que los hombres. Vemos aquí que Marga era tan radical como su marido desde el principio, cuando se conocieron en 1927, y que era tan antisemita y nacionalista como él, y odiaba y despreciaba a tanta gente como él. No tenía ninguna razón para sentirse superior a otras personas, pero se sentía así. Esta era la base que tenían en común, y durante los años siguientes se radicalizaron cada vez más. Una de las causas por las cuales Himmler nunca le hablaba a ella del Holocausto es porque no era necesario para él, ya que sabía que compartían la misma opinión.
¿También compartían el mismo nivel de culpa?
«Todavía no existe una conexión entre la Historia oficial y su parte privada»
No, por supuesto. Su papel es menos importante, y su responsabilidad no es comparable con la de Heinrich Himmler. Sigue habiendo una gran diferencia entre cometer crímenes y pensar de una forma criminal. Es muy difícil, no se puede comparar. Creo que lo que sí deberíamos reconsiderar es lo importante que resulta el papel no sólo de las mujeres, sino de otros grupos de la sociedad a la hora de apoyar a los responsables del Reich. Había mucha gente que les apoyaba –especialmente sus esposas– en los crímenes de masa y de odio, y de muchas maneras diferentes: no sólo porque se ocupaban de los hijos y de los maridos cuando volvían de cometer los crímenes, sino también porque bastantes mujeres, durante la guerra, trabajaban en la fabricación de armas. Y muchas mujeres trabajaban en la Administración, escribiendo a máquina, por ejemplo, las cartas para las deportaciones de los judíos. Había muchas formas de trabajar para apoyar el sistema, y las mujeres también desempeñaron su papel en ello. Creo que el sistema sólo podía funcionar perfectamente porque las responsabilidades se repartieron.
Y dentro ya de los miembros del Reich, ¿se pueden establecer niveles de responsabilidad?
En general, nunca se puede decir que un ser humano es absolutamente bueno o malo. Eso no es realista. Si se observa la procedencia de los miembros del Tercer Reich, tenían mucha formación, tenían estudios, tenían doctorados. Tenían todos los requisitos para ser buenos cristianos, tolerantes, para ayudar a otras personas, a personas más débiles; pero fueron lo contrario.
Da gran importancia a la familia, a llevar un apellido y no otro; en su caso, el de Himmler. Usted, hace unos años, publicó «Los hermanos Himmler», un libro en el que lo contaba todo.
Sí, claro. Creo que muchos alemanes sienten esa responsabilidad, y existen muchas formas de mostrarla. No quiere decir que tengas que publicar un libro o investigar el pasado y a tu familia. El hacerlo puede ayudar, hace que las cosas sean más fáciles, pero no es la única vía. Hay muchas personas, hoy, muy comprometidas en la lucha contra el racismo, contra los grupos de extrema derecha y contra la violencia que generan. Muchas de ellas entienden que la forma de mostrar responsabilidad por la Historia en Alemania es comprometiéndose de esa manera, pero eso no significa que deban centrarse en el pasado. Creo que se trata más de qué podemos aprender del pasado y de cómo podemos comprometernos para evitar que se repita.
¿Esperaba la recepción y trascendencia de los libros que ha publicado sobre la familia Himmler?
«Himmler era un padre muy estricto y muy duro en su educación»
No hay ningún otro dirigente nazi del que tengamos tantos documentos personales; como estas conversaciones, como estas cartas con su mujer a lo largo de los años. Es una conversación muy larga, y es algo que no encontramos muy a menudo. Pero, por supuesto, muchas personas están muy disgustadas por algunos detalles de estos documentos, por las banalidades que intercambian, y creen que no hay nada interesante en ellos. Parece que es así a primera vista, pero luego, si lo miras otra vez y lo entiendes mejor, ves que el contenido de esas cartas es muy interesante e importante, aunque no resulte sensacionalista. Lo que resulta llamativo son los detalles.
¿Como cuáles?
Lo que fue más importante para nosotros, por ejemplo, fue ver que Himmler no estaba dividido en dos personalidades, como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Era una sola persona. No era, por una parte, un monstruo y un asesino en masa y, por otra parte, un buen padre. También era un padre muy estricto y muy duro en su educación, que castigaba a los niños. Todo eso pertenece a la misma ideología y a la misma teoría sobre cómo tratar a las personas.
Aunque antes afirmaba que se puede y se debe aprender del pasado, ¿no cree que hay similitudes entre la Europa de aquellos años y la de ahora?
Creo que siempre es muy difícil comparar dos épocas. La Historia siempre cambia y nunca se repite. Pero, por supuesto, hay paralelismos con la situación actual. La crisis económica, que fue una de las principales causas de los acontecimientos en Alemania, se fue radicalizando. No obstante, hay diferencias. Por ejemplo, si observamos la aparición de los partidos y de los movimientos de extrema derecha en Europa hoy, o la fortaleza del racismo que se puede ver en los últimos años, cada vez más fuerte. Todo eso tiene más que ver con una nueva forma de racismo en la que tratamos de defender lo que tenemos frente a los que vienen de los países pobres a compartir nuestros avances, y que también quieren una vida mejor, como la nuestra. Es el derecho de cualquier ser humano, pero no estamos dispuestos a compartirlo con ellos. En aquella época, Alemania era muy chauvinista y estaba muy convencida de ser una raza superior y de tener el derecho de desempeñar un papel más importante en el mundo.
Usted vive ahora en Berlín. Es una ciudad plagada de memoria histórica en cada esquina.
«No quiero hablar del conflicto judío-palestino. Es muy problemático»
Creo que hay mucha conmemoración. Hemos trabajando para recordar a los judíos asesinados. Sabemos mucho sobre la Historia escrita. Cada pueblo pequeño y cada localidad pequeña recuerdan a los habitantes judíos, reconstruyen sus vidas y tratan de averiguar por qué vinieron a Alemania. Se pueden ver documentales todos los días en la televisión; esta es la parte oficial. Sin embargo, los jóvenes no pueden identificarse normalmente con estos programas educativos o conmemorativos. Es algo relacionado con el problema básico de que en las familias la gente sólo está empezando a hablar de ello muy poco a poco. Hay muchas generaciones en las que ha sido imposible hablar sinceramente de lo que ocurrió dentro de las familias y sobre las respuestas adecuadas a la pregunta de si se participó o no. Sólo es la tercera o la cuarta generación la que puede empezar a preguntar. Todavía no existe una conexión entre la Historia oficial, la conmemoración oficial y esta parte privada de la Historia. Queda un largo camino y aún no hemos aprendido realmente de la Historia.
No hablemos siempre del pasado. ¿Qué opina del conflicto judío-palestino, usted, que está casada con un judío?
De eso no voy a hablar. Es muy problemático. Nunca hablo de ello. Me gustaría que se mencionase que no quiero hablar de ello. Con mi apellido prefiero no hablar de ello.
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Ex guardia de Auschwitz es acusado de haber sido cómplice de 300 mil asesinatos
Tiene 93 años, sirvió como guardia de la SS en el campo de exterminio nazi y "apoyó la matanza sistemática".


Un hombre de 93 años llamado Oskar Groening fue acusado de haber sido cómplice de 300 mil asesinatos durante los años en los que sirvió como guardia de la SS en un campo de exterminio en Polonia.
Todo sucedió entre mayo y junio de 1944, mientras estuvo ocupado el campo de concentración. Allí fueron llevados unos 425.000 judíos húngaros y al menos 300.000 fueron asesinados en la cámara de gas.
Fox News informó que el trabajo del guardia era juntar las pertenencias robadas y el dinero de las víctimas.
"Ayudó al régimen nazi a beneficiarse económicamente y apoyó las matanzas sistemáticas", explicó uno de los fiscales estatales de la ciudad de Hannover, Alemania, a través de un comunicado.
El acusado habló de la época en la que sucedió todo, pero si bien explicó que fue testigo de lo que hacían otros oficiales, asegura que él no hizo nada.
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