Submarinos extranjeros en costas Argentinas

CALIFFA

Forista Sancionado o Expulsado
Aparte de los dos famosos submarinos que llegaron a mar del plata ,hay muchos rumores e investigaciones de que muchos otros llegaron al sur .






Los submarinos alemanes en el Sur
Primeros días de mayo de 1945. La Segunda Guerra Mundial terminaba en el escenario europeo. Con la muerte de Hitler y la caída de Berlín, la suerte de Alemania nazi estaba echada. También en el mar, donde la orgullosa Kriegsmarine vivía sus últimas horas. Su comandante, el almirante Karl Doenitz, había sido elegido por Hitler como fugaz heredero del Reich. Que iba a durar mil años, y apenas llegó a los doce.

Mientras las unidades de superficie de la armada alemana eran utilizadas para rescatar a los miles de refugiados que huían del avance ruso por Prusia Oriental y Pomerania, y los acorazados Lützow y Admiral Scheer utilizaban sus cañones para retardar el avance soviético por la costa del Norte del mar Báltico, los submarinos, los temibles "lobos grises", causantes de las mayores pérdidas materiales y humanas que sufrieran los aliados en el mar, seguían haciendo su tarea.

Los flamantes submarinos de las clases XXI y XXIII, sin embargo, llegaban demasiado tarde para cambiar el curso de la guerra en el mar. Los de la clase XXI, sobre todo, eran buques oceánicos capaces de completar operaciones sumergidos, recurriendo al schnorkel, y alcanzando mayor velocidad que todos los otros sumergibles.

Pero los submarinos alemanes tenían problemas por falta de tripulaciones entrenadas (no hay que olvidar que los submarinistas, junto a las fuerzas de las Waffen SS, fueron las tropas germanas que tuvieron, proporcionalmente, el mayor número de bajas) y de combustibles, y por la pérdida de las bases de operaciones en Francia (Brest, en especial) y en Prusia Oriental, como señales de su próximo colapso.

La orden: autohundirse

Con este caótico panorama general, y en medio de la derrota, los comandantes de los submarinos alemanes recibieron la orden, radiada el 30 de abril, de que sus naves debían ser hundidas antes que ser entregadas a los aliados. Algunos de ellos, comenzaron su marcha hacia Noruega, donde se concentraron muchas unidades. Entre el 2 y el 6 de mayo, 21 submarinos fueron hundidos por la aviación aliada, mientras trataban de alcanzar ese punto de reunión final.

El almirante Doenitz, que había ordenado la puesta en marcha de la operación "Regenbogen" (autohundimiento de la flota), debió dar marcha atrás en este punto para obtener un acuerdo de rendición con los aliados. El 4 de mayo, envió la contraorden a los comandantes de los submarinos. Muchos de ellos, sin embargo, descreyendo la autenticidad de ésta, hundieron sus naves (218 submarinos en total).

El 8 de mayo, el almirantazgo británico les informaba, además, que para rendirse debían navegar en la superficie hasta los puertos establecidos, enarbolando una bandera negra.

Este último punto resultaba indignante para los submarinistas, que identificaban esta insignia con la práctica de la piratería, y no querían verse enredados, concluida la guerra, en alguna trama judicial. Aquí, a la derrota se sumaba la humillación. De ese modo, el escenario estaba listo para el peregrinaje de los submarinos alemanes hacia el Sur, hacia su entrada en la leyenda.
 

CALIFFA

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LA RUTA ARGENTINA :

Para los submarinos que al terminar la guerra se hallaban mar afuera, o refugiados en los profundos fiordos noruegos, la posibilidad de volver a sus bases en Prusia Oriental era inadmisible. Para sus tripulaciones, caer en manos de los rusos podría significar, en el mejor de los casos, terminar de "voluntarios" recogiendo minas en el Báltico.

La Argentina, país neutral pro-germano casi hasta el final de la contienda, era un destino apetecible para llevar un submarino, hundirlo, y bajar a sus tripulantes, discretamente, en la vastedad de su litoral atlántico. El U-1203, por ejemplo, que se hallaba en Lofiord, detrás de Trondheim (Noruega), fue sorprendido por la orden de rendición. La tripulación decidió el camino por seguir. Algunos pretendían regresar a su base en Alemania, y otros, hundir el barco en la costa alemana y dirigirse, simplemente, a casa.

Muchos de los tripulantes, sin embargo, propusieron como una mejor solución dirigirse a América del Sur, a la Argentina, aunque finalmente se tomó la decisión de rendirse en Noruega.

Otros lo pensarían mejor. El 10 de julio de 1945, el U-530 llegó a la base de submarinos de Mar del Plata para rendirse. Lo comandaba el teniente de fragata Otto Wermuth, un joven oficial de 25 años, tan joven como sus subalternos, entre los que sólo el suboficial Paul Hahn superaba los 40 años.

Posteriormente, el 17 de agosto, también se rendía en Mar del Plata el U-977, comandato por el capitán de fragata Heinz Schaeffer, que en su estupendo libro El secreto del U-977 (1955) había descripto con rudeza y nada de romanticismo una navegación de 66 días en inmersión, evitando la aviación aliada, comiendo pan en mal estado, y conviviendo con la mugre y la materia fecal que no podían expulsar por los tubos lanzatorpedos para no delatar su presencia.

En poco tiempo, y obedeciendo a las presiones de los embajadores británico y norteamericano, los submarinos y sus tripulaciones fueron entregados a los aliados. El misterio de su súbita aparición en estas costas, a más de dos meses de la rendición alemana, seguía suscitando todo tipo de comentarios.
 

CALIFFA

Forista Sancionado o Expulsado
LOS secretos de la ara:

Desde fines de mayo de 1945, las autoridades navales de la Argentina estaban avisadas por la Cancillería de la posible aparición de submarinos alemanes en nuestro litoral marítimo. Así lo testimonian los documentos secretos de la Armada, a los que MUCHOS investigadores tuvieron acceso y que se revelan por primera vez.

El 22 de mayo de 1945, el vicealmirante Héctor Vernengo Lima, jefe del Estado Mayor General, enviaba una comunicación al ministro de Marina, dejando constancia de que, según informaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores, se había constatado la presencia de submarinos alemanes en el Atlántico Sur, que tratarían de llegar a "aguas japonesas".

"Este Estado Mayor General opina -afirmaba Vernengo Lima- que debe darse la orden al señor Comandante en Jefe de la Escuadra de Mar para que evite el pasaje de submarinos alemanes del Atlántico al Pacífico, estableciendo un patrullado conveniente en el extremo Sur hasta nuevo orden."

Ocho días después, el 30 de mayo, un informe del jefe de la Escuadrilla de Torpederos decía que el estrecho de Magallanes ya estaba vigilado por Chile, y que la Argentina también vigilaría la zona. Se estimaba que los submarinos alemanes intentarían pasar por Lemaire o por el Este de la Isla de los Estados.

El documento secreto suministrado a La Nación aclara más adelante que "esta fuerza destruirá a los submarinos enemigos localizándolos y atacándolos, a fin de impedir que pasen del Atlántico al Pacífico".

Quedaba en claro, entonces, que cualquiera hubieran sido las simpatías pro-Eje del gobierno argentino hasta comienzos de 1945, las medidas de precaución tomadas ante la posible llegada de naves enemigas no eran superficiales, y se pensaban llevar a cabo hasta su última extensión.

Tal determinación coincidía con una comunicación del 11 de abril de 1945, proveniente de la Fuerza de Artillería de Costas de Puerto Belgrano, que informaba al comando de la Armada de las medidas de seguridad tomadas en la Base Naval de Puerto Belgrano, en la Escuela de Aviación Naval (Aeródromo Comandante Espora) y en las instituciones militares de Bahía Blanca. Se prohibía el acceso a todas las zonas mencionadas, de los súbditos del Eje (alemanes y japoneses), así como de los de estas nacionalidades con carta de ciudadanía.
 

CALIFFA

Forista Sancionado o Expulsado
MUCHOS PERISCOPIOS:

Entre la rendición del U-530 y el U-977 en Mar del Plata, y sobre todo entre los días 19 y 25 de julio de 1945, se sucedieron los avistamientos de submarinos en el litoral argentino, y la Armada registró estas presencias en diversos documentos secretos.

El 19 de julio, por ejemplo, se informaba al Estado Mayor General con un mensaje en extremo lacónico: "Periscopio-San Antonio Este. He dispuesto reforzar exploraciones allí".

El 25 de julio, en otro informe secreto de la Armada, se avisaba del avistamiento de un submarino en el área de Claromecó, y se disponía el patrullaje aéreo y naval de la zona, manteniendo un torpedero listo para la acción.

Necochea, Copetonas y San Clemente del Tuyú son los otros nombres que saltan a la vista en los documentos secretos y en las informaciones periodísticas de esos días.

¿Histeria colectiva? Tal vez. Pero tan grande, que llegó hasta el Uruguay y el sur del Brasil, que también reportaron el avistaje de submarinos alemanes. En Brasil, incluso, se llegó a culpar a una de las naves que supuestamente operaban en nuestra costa del hundimiento del crucero Bahía, ocurrido el 4 de julio de 1945.

Teniendo en cuenta que la mayoría de los avistamientos sucedieron cuando el U-530 ya se había rendido en Mar del Plata, y cuando, según los documentos de navegación del U-977, éste todavía no se encontraba a esa altura de nuestro litoral, la pregunta es evidente. Si los avistamientos (a los que la Armada prestó especial atención) fueron reales, ¿cuáles eran los submarinos que estaban operando en la zona?

¿Se trataba, tal vez, del U-1206, sospechosamente dado por perdido en el Mar del Norte el 14 de abril de 1945, o del U-1053, perdido cerca de Bergen (también en el Mar del Norte) en febrero de ese año? ¿Podría ser, en cambio, el U-745, del que se tuvo noticias por última vez el 4 de febrero de 1945, en el golfo de Finlandia, o del U-398, perdido para siempre en aguas costeras británicas en el mes de mayo?

¿Sería, tal vez, el U-326, del que también se tuvo una última información desde aguas costeras inglesas en abril, o se trataba de algún otro sumergible que no constaba en las prolijas listas elaboradas por la Kriesgmarine? ¿Viajaban jerarcas nazis en estas naves, desembarcaron documentación o dinero en nuestras costas? Hasta el día de hoy, todas estas preguntas siguen sin respuesta, aunque la mayoría de los sumergibles dados por perdidos en forma misteriosa habían zarpado de sus bases antes de que cualquier jerarca importante pudiera abandonar Alemania.

Hasta el día de hoy, todas estas preguntas siguen sin respuesta, aunque la mayoría de los sumergibles dados por perdidos en forma misteriosa habían zarpado de sus bases antes de que cualquier jerarca importante pudiera abandonar Alemania.
 

Leutnant

Colaborador
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Muy bueno Califfa!
Gracias por la información. Hay muchos datos interesantes para ver.
¿De donde sacaste esta data?

Saludos!!!
 

argie

Fernet Lover
Colaborador
Hace un par de años, mostraban por TV una nota sobre la presencia de los alemanes en el sur, y sobre todo los contactos de los mas aristocráticos estancieros del lugar, con las fuerzas nazis.
Se comentaba que en los años de preguerra (y quizás durante ésta), personal de los U-Boat solían descender en las costas santacruceña, en donde eran recibidos en las estancias, asado de por medio. Se decía que estas visitas eran frecuentes por esa época.
Mostraban además, como prueba de la presencia, una puerta de una casilla, construída con la tapa de un contenedor de los utilizados por los subs nazis, en el que aún estaba pintada el águila nazi con la esvástica.
 
argie dijo:
Hace un par de años, mostraban por TV una nota sobre la presencia de los alemanes en el sur, y sobre todo los contactos de los mas aristocráticos estancieros del lugar, con las fuerzas nazis.
Se comentaba que en los años de preguerra (y quizás durante ésta), personal de los U-Boat solían descender en las costas santacruceña, en donde eran recibidos en las estancias, asado de por medio. Se decía que estas visitas eran frecuentes por esa época.
Mostraban además, como prueba de la presencia, una puerta de una casilla, construída con la tapa de un contenedor de los utilizados por los subs nazis, en el que aún estaba pintada el águila nazi con la esvástica.
Si pueden lean el libro Hitler en la Argentina
Tiene datos muy buenos sobre todo hay un capitulo donde se habla de dos U-Boot hundidos en Caleta de los Loros de los cuales segun se dice la ARA tiene los datos posta de su hubicacion pero los oculta.
Lo recomiendo.
 

Heinrici

Colaborador
Colaborador
Tambien hay otros libros que hablan del tema. Hay uno que se llama "Ultramar Sur" de Caramasa y De Napoli, y otro de un tal Patrick Brunside (pero no me acuerdo el nombre del libro).
Saludos
 
Yo no quiero ser esceptico.... pero eso de que hubo avistajes de submarinos no solo no asegura nada sino que es mas, casi que desmiente la historia. Si 30años despues, una de las mejores marinas del mundo, preparada para cazar los numerosos submarinos sovieticos se la paso bombardeando ballenas y otros pobres mamiferos, siguiendo espejismos de periscopios, etc etc..

Seamos un poco mas realistas... ademas, con todas las noticias de submarinos alemanes rindiendose seria muy probable que todos los marinos estuviesen esperando mas submarinos (eso explica que la gran mayoria de los avistajes se hayan producido despues de la rendicion del U-530)

A mi todo esto me parece amarillismo, mucha teoria del complot donde no la hay. De cualquier manera es mi humilde opinion...
 
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3-A-202

El coronel (R) Rómulo Horacio Bustos, nacido en Buenos Aires el 15 de noviembre de 1921, es desde todo punto de vista un sujeto interesante. Menudo, luciendo su cuidada barba candado blanca, resulta siempre un narrador apasionante. De larga trayectoria en el campo de la inteligencia militar, acaba de terminar un libro, todavía inédito, titulado Un Perón poco conocido. Como oficial de Artillería, además, se hallaba destinado en Mar del Plata durante el invierno de 1945, justo cuando se produjo el misterioso arribo y la rendición de los submarinos alemanes U-530 y U-977, dos meses después de haber concluido la guerra en Europa.

“Ese invierno en Mar del Plata –señala Bustos– me tocó vivir varios episodios más que sugestivos. Yo me desempeñaba por entonces como jefe de una batería de tiro en la Agrupación Antiaérea, destacada en la zona de Parque Camet. Corría la primera quincena de junio cuando, una tarde, nos reunió a todos los jefes de batería en su despacho el comandante de la agrupación, el teniente coronel Pedro Lagrenade, para comunicarnos que acababa de recibir un texto cifrado del Comando en Jefe del Ejército por el cual se le ordenaba cubrir con todos sus efectivos (armados con munición de guerra) un amplio sector de la costa comprendido entre el puerto de Mar del Plata y la laguna de Mar Chiquita para oponerse a posibles desembarcos desde submarinos alemanes.

“A mi batería –relata el oficial– le tocó cubrir el extremo del dispositivo defensivo que se apoyaba en la laguna. Contábamos con nueve cañones livianos Oerlikon emplazados en el sector asignado sobre el acantilado, con todo el armamento cargado y listo para abrir fuego. Una de esas noches, que fue especialmente oscura, lluviosa y ventosa, pasada la medianoche advertí que desde el mar se dirigían hacia un sector de la costa cercano al nuestro señales luminosas con cortos intervalos. Ante su reiteración, me comuniqué de inmediato con el jefe de la agrupación. Al llegar el teniente coronel Lagrenade a mi puesto de combate le indiqué el lugar de donde provenían las señales, pero para entonces ya se habían desvanecido.”

Cuenta Bustos que, sin embargo, cuando su comandante estaba por retirarse del lugar en su vehículo, se reanudaron las señales desde el mar. “Lagrenade –dice– dispuso que acudieran al sector los efectivos más próximos y que, de producirse desembarcos, hiciéramos la mayor cantidad posible de prisioneros. De todas formas, las señales luminosas, cada vez más espaciadas, comenzaron a desaparecer después de la 1 de la madrugada, ya sea porque las malas condiciones climáticas (el mar embravecido y fuertes vientos cruzados) hacían muy peligroso el desembarco en gomones, o porque los tripulantes del misterioso navío habían sido advertidos del emplazamiento militar que los esperaba en la costa.”

Señala el oficial que, como en las noches siguientes las señales no se repitieron, en todo el sector el dispositivo quedó reducido a puestos de observación. Según afirma, acerca de todo ese episodio se produjo un informe que fue remitido al Comando en Jefe del Ejército con carácter muy secreto.

Una caverna con sorpresas
Bustos recuerda que el segundo y extraño episodio del que fue testigo presencial ocurrió a fines de junio, tal vez diez días después del anterior, y se dio de forma accidental en la playa. “Esta vez –agrega– todo ocurrió en una mañana soleada, con una temperatura agradable. Yo había bajado a la playa con mi unidad para practicar ejercicios de puntería y tiro con munición de fogueo. La playa (de diez metros de ancho en ese sector) estaba limitada por un acantilado rocoso de unos 25 metros sobre el nivel del mar. Los cañones de mi batería los desarmábamos y los bajábamos a la playa mediante sogas. Luego los armábamos y cargábamos con munición de fogueo. Al término del ejercicio venía el rancho de la tropa y, luego, un momento de descanso. Fue entonces cuando uno de mis soldados descubrió una caverna en el acantilado de casi tres metros de profundidad. Allí pudimos observar, a 10 o 20 centímetros por encima de las marcas que dejaba la marea alta, que alguien había colocado tres tablones de madera apoyados sobre sus bordes. En ellos se apilaban varias decenas de latas del tamaño de las de cerveza, pero sin identificación visible, salvo una letra estampada. La primera lata que abrimos contenía pan negro que parecía recién horneado, y la siguiente, barras de chocolate, lo que me hizo estimar que las demás también contenían bebidas y otros alimentos. Por supuesto que relacioné este incidente con las curiosas señales nocturnas de días atrás (que habían tenido lugar en el mismo sector). No me quedó entonces ninguna duda de que ese lugar era un punto de apoyo, ya fuera para aprovisionar a los submarinos alemanes que se movían por la zona, o para brindar alimentos frescos a viajeros clandestinos desembarcados en el sitio.

“Cuando informamos de este inesperado hallazgo al jefe de la agrupación –continúa Bustos– éste dispuso sacar fotografías desde diversos ángulos del interior y el frente de la caverna, así como retirar todas las latas y los tablones, y redactar un detallado informe con mi declaración y la de mis oficiales. Todo el material incautado, las fotografías y el informe fueron llevados ese mismo día por el teniente coronel Lagrenade al Comando en Jefe. Ignoro qué sucedió a partir de allí con tan sugestivo hallazgo, que considero una prueba concluyente de la existencia de desembarcos clandestinos en nuestro litoral atlántico.

“Llamó mucho mi atención que el periodismo local no informara nada sobre estos episodios, pese a que la versión circuló sin parar entre la población marplatense (seguramente difundida por algunos de mis hombres).”

Las sospechas de Bustos aumentaron cuando, entre julio y agosto de ese año, dos submarinos alemanes llegaron a Mar del Plata para rendirse: el U-530 y el U-977. “El día previo a la llegada del U-530 –cuenta– me había tocado participar con los integrantes de mi batería en el desfile militar del 9 de Julio, por la avenida Colón, en una jornada fría pero soleada.



Al día, siguiente, el 10 de julio, la ciudad se conmocionó con la llegada y la rendición del submarino alemán U-530, una noticia que tendría trascendencia nacional e internacional, y no se podría ocultar como los hechos anteriores de los que había sido testigo.

“El U-530 venía al mando del teniente de fragata Otto Wermuth.



Las autoridades navales me comentaron que les sorprendió el desmantelamiento de su cañón de proa y de dos ametralladoras de grueso calibre. Cuando pude visitar la nave, tres días después de su llegada, me llamaron la atención dos cosas: en primer lugar, el olor nauseabundo que había en su interior (pese a tener desde su llegada todas las compuertas abiertas), fruto del hacinamiento y la prolongada navegación sumergida. En segundo lugar, la presencia en su interior de latas idénticas a las que habíamos encontrado en la caverna de la playa. La tripulación de la nave era sorprendentemente joven (entre 18 y 20 años) y presentaba un generalizado cuadro de agotamiento y desnutrición. Los marinos germanos llevaban largas cabelleras y barbas descuidadas. No bien fueron desembarcados en la base naval, se alimentaron con naranjas y todo tipo de cítricos para combatir los posibles efectos del escorbuto. El interior del submarino era muy angosto, y tuvimos que caminar en posición algo agachada y terriblemente incómoda. Incluso la cabina del comandante Wermuth era muy pequeña y austera. No se observaba ningún símbolo o emblema nazi en el interior de la nave. La tripulación tenía hamacas coy para dormir.






foto histamar.


foto histamar.

“Pude conversar con el comandante del submarino, el teniente de fragata Wermuth, que hablaba correctamente el inglés y el francés. Me comentó que cerca del extremo nordeste del Brasil le había llegado la última orden del almirante Doenitz de rendirse a los aliados. Dijo textualmente que no lo había hecho en Montevideo porque «los uruguayos nos quemaban en la plaza pública». Wermuth estaba alojado con sus oficiales en el guardacostas General Belgrano y el resto de su tripulación, en carpas instaladas en una cancha de fútbol, donde se les servían puntualmente papas hervidas y limones a pedido del médico de a bordo. Recuerdo que el comandante alemán me pareció muy juvenil y simpático. Tenía tan sólo 26 años y una larga y peligrosa travesía por el Atlántico a sus espaldas. Las penurias de la guerra no habían borrado en nada el aire aniñado de su cara, con una incipiente barba rubia cubriéndole el mentón y un fino y alargado bigote rubio; un rostro un poco a lo Jesús. Mostró evidentes signos de afecto hacia nosotros, además de agradecimiento por el buen trato que los militares argentinos le habían brindado a él y a su tripulación. No me pareció especialmente fanático o nazi. Sólo hablaba de cómo extrañaba a su familia.”

Por Ernesto G. Castrillon y Luis Casabal
 

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Colaborador
¡¡Buenísimo, Walter!!
Excelente aporte!! ¿Los Subs se los llevaron los Yankis, verdad?

Un abrazo
 

Procer

Colaborador
Sip...los quisimos incorporar, pero estos garcas se los llevaron...solamente para destruirlos, al menos los hubieran dejado acá para que les diesemos uso...
Bueno...no nos portamos muy bien durante la Segunda Guerra como para que nos dejen quedarnoslos.
 
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3-A-202

¡¡Buenísimo, Walter!!
Excelente aporte!! ¿Los Subs se los llevaron los Yankis, verdad?

Un abrazo

No me hagas acordar Juan... me agarro una calentura cada vez que se habla de eso!! que pedazos de palomas que éramos.. digo somos..:sifone:.

Y no un submarino, sino 2 junto con el U-977.

Según lo que leí Wermuth creían que tendría la misma suerte que los tripulantes del Graf Spee y luego de rendir el pabellón con los Argentinos se quedaría en nuestro país.
El echo de que la Argentina declara la guerra a Alemana casi terminada la misma no le simpatizo a los del Norte y compañía por lo que no dudaron en presionarnos para entregar los sub y sus tripulantes.. y nosotros como grandes perejiles le hicimos caso.. se llevaron los sub y los estudiaron de pe a pa.. nosotros sin el pan y sin la torta :banghead:

saludos
 
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3-A-202

Sip...los quisimos incorporar, pero estos garcas se los llevaron...solamente para destruirlos, al menos los hubieran dejado acá para que les diesemos uso...
Bueno...no nos portamos muy bien durante la Segunda Guerra como para que nos dejen quedarnoslos.

Tengo entendido que antes de destruirlos los estudiaron minuciosamente.. los uboat alemanes estaban muy adelantados a comparación del de los aliados.

saludos
 

Procer

Colaborador
no se si tanto, los U-boote que llegaron acá no eran los mas modernos, para nada, los Tipo XXI vaya y pase, pero estudiar un Tipo VII y IX no era necesario, tenian hasta los planos y astilleros bajo control, sin contar muchos , muchos iguales y mejores.
 
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3-A-202

no se si tanto, los U-boote que llegaron acá no eran los mas modernos, para nada, los Tipo XXI vaya y pase, pero estudiar un Tipo VII y IX no era necesario, tenian hasta los planos y astilleros bajo control, sin contar muchos , muchos iguales y mejores.

Me parecía que en algún lado lo había leído, acá encontré de donde saque tal información.

Final para los últimos "Lobos Grises"

El U-977 fué trasladado a Río Santiago y en Septiembre de 1945, junto con el U-530 zarparon hacia Boston, en EEUU, por sus propios medios, con una tripulación Norteamericana. Allí, luego de estudiarse su tecnología, fueron conducidos en Enero de 1946 al Atlántico Norte al Noroeste del Cabo Cod. El U-530 fué hundido con torpedos del submarino USS "Toro" y el U-977 fué blanco del USS "Atule".

fuente: http://www.histarmar.com.ar/InfHistorica/Submarinos Nazis/U977.htm

saludos
 
Hay un libro escrito por el Capitan del U-530 que al menos antes era de circulacion restringida, que llegue a leer, muy interesante, y donde el explica que deseaba que Argentina se quedara con el sub, como presente al pais que los recibio y "hospedo" en cierta forma, y por mas que fuera viejo, venia con snorkel, radar y alerta de radar. Lo que la memoria no me ayuda es si llego con torpedos, y con cuales.
 
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