RUSIA DE NUEVO SE VE ARRASTRADA A LA CARRERA DE ARMAMENTOS ESTRATÉGICOS
A juzgar por todo, la época de reducción de los armamentos estratégicos se ve sustituida por la de su carrera. Cuando las relaciones se enfrían, la eficacia de los acuerdos disminuye. Y lo hace en proporción geométrica a la caída del grado de la confianza. Acto seguido se oye la retórica belicosa, y aumentan en flecha los dispendios en la adquisición de armamentos estratégicos.
Pasados 15 años después de terminada la guerra fría, se asiste a un nuevo enfriamiento de las relaciones entre las dos grandes potencias. Incrementan la fuerza armada tanto Estados Unidos como Rusia. Pero, aparte de que los gastos de EE.UU. en su defensa nacional constituyen la mitad de tales gastos a escala global, este país los administra más racionalmente.
EE.UU., por ejemplo, construye sólo submarinos de choque de la clase “Virginia” y prolongan la vida útil de los submarinos portamisiles de la clase “Ohio”. Rusia, en cambio, construye buques de diversos tipos. La ausencia de la unificación no sólo hace encarecer la producción sino también el mantenimiento técnico de los buques, pues cada uno necesita su atracadero, armamento, áreas de entrenamiento, almacenes y muchas otras cosas.
Los bombarderos estratégicos de acción lejana Tu-160 de hecho no se emplean. Despegan raras veces para realizar vuelos de entrenamiento, cada uno de los cuales cuesta millones de rublos. Ahora estos aviones totalizan 14. Pronto se les agregarán otros dos. Pero aunque lleguen a totalizar 100, de todas formas no van a realizar el patrullaje con arma nuclear a bordo. Ello no obstante, el dinero en su producción y explotación se invierte.
Se habla mucho sobre los misiles “Bulava” con base en tierra y en mar. Para este misil que todavía no existe se construyen submarinos de la clase “Borei”. Luego, este misil sustituirá a los misiles balísticos UR-100N, aunque su vida útil podría ser prorrogada por otros 15 años y la producción desde hace mucho está puesta a punto.
En los años 70-80 del siglo pasado, a la URSS se le impuso la carrera de armamentos que socavó su economía y provocó la desintegración del Estado. Pero al mismo tiempo, dejó en herencia una bien desarrollada industria de Defensa que necesita pedidos de fabricación de armamento. En Rusia, en forma de holdings se crean consorcios monopólicos que cabildean intensamente sus intereses financieros. De momento, sus apetitos se reducen al 2,7% del producto interior bruto que se destinan a las necesidades de la defensa nacional, pero al cabo de poco esto les parecerá poco.
A juzgar por todo, la época de reducción de los armamentos estratégicos se ve sustituida por la de su carrera. Cuando las relaciones se enfrían, la eficacia de los acuerdos disminuye. Y lo hace en proporción geométrica a la caída del grado de la confianza. Acto seguido se oye la retórica belicosa, y aumentan en flecha los dispendios en la adquisición de armamentos estratégicos.
Pasados 15 años después de terminada la guerra fría, se asiste a un nuevo enfriamiento de las relaciones entre las dos grandes potencias. Incrementan la fuerza armada tanto Estados Unidos como Rusia. Pero, aparte de que los gastos de EE.UU. en su defensa nacional constituyen la mitad de tales gastos a escala global, este país los administra más racionalmente.
EE.UU., por ejemplo, construye sólo submarinos de choque de la clase “Virginia” y prolongan la vida útil de los submarinos portamisiles de la clase “Ohio”. Rusia, en cambio, construye buques de diversos tipos. La ausencia de la unificación no sólo hace encarecer la producción sino también el mantenimiento técnico de los buques, pues cada uno necesita su atracadero, armamento, áreas de entrenamiento, almacenes y muchas otras cosas.
Los bombarderos estratégicos de acción lejana Tu-160 de hecho no se emplean. Despegan raras veces para realizar vuelos de entrenamiento, cada uno de los cuales cuesta millones de rublos. Ahora estos aviones totalizan 14. Pronto se les agregarán otros dos. Pero aunque lleguen a totalizar 100, de todas formas no van a realizar el patrullaje con arma nuclear a bordo. Ello no obstante, el dinero en su producción y explotación se invierte.
Se habla mucho sobre los misiles “Bulava” con base en tierra y en mar. Para este misil que todavía no existe se construyen submarinos de la clase “Borei”. Luego, este misil sustituirá a los misiles balísticos UR-100N, aunque su vida útil podría ser prorrogada por otros 15 años y la producción desde hace mucho está puesta a punto.
En los años 70-80 del siglo pasado, a la URSS se le impuso la carrera de armamentos que socavó su economía y provocó la desintegración del Estado. Pero al mismo tiempo, dejó en herencia una bien desarrollada industria de Defensa que necesita pedidos de fabricación de armamento. En Rusia, en forma de holdings se crean consorcios monopólicos que cabildean intensamente sus intereses financieros. De momento, sus apetitos se reducen al 2,7% del producto interior bruto que se destinan a las necesidades de la defensa nacional, pero al cabo de poco esto les parecerá poco.
