Reencuentro de veteranos argentinos e ingleses

SECUELAS DEL CONFLICTO CON GRAN BRETAÑA
Tres veteranos de Malvinas y su "reencuentro" con un coronel inglés
Fueron invitados por los británicos para intentar aliviar los dramas comunes que dejó la guerra.
Por: María Laura Avignolo

A la paz de la posguerra no la hacen los políticos: se inicia en el alma de los que pelearon y sienten que la reconciliación con sus viejos adversarios es una necesidad personal y un enorme alivio. Tres ex soldados rasos y combatientes argentinos en Malvinas, llegaron a Londres invitados por sus camaradas británicos y los generales que los combatieron en las islas, para encontrar juntos una solución a sus dramas que se han vuelto cotidianos: suicidios, stress postraumático, adicciones, sida, violencia familiar, hipoacusia y los problemas vasculares de los que en 1982 combatieron en uno de los conflictos más australes del mundo. "El problema", como llaman al reclamo de soberanía sobre las islas, se lo dejan a los gobiernos.

En el Union Jack Club, el exclusivo club y hotel que reune a los veteranos británicos de todas las guerras, cerca de la estación Waterloo, José María Raschia, ex soldado de la Artillería de Defensa Aérea 601 del Batallón 11 de Infantería de Puerto Belgrano, que participó en la invasión; el profesor de gimnasia Julio Aro, recluta del regimiento de Infantería Mecanizada 6 de Mercedes, en un pozo de zorro en Puerto Argentino, y el veterinario José Luis Capurro, de la Artillería de Defensa Aérea y destinado en el aeropuerto de la capital de las islas y en Dos Hermanas, aún no pueden creer lo que están viviendo. En ese salón tan inglés, con sillones Chesterfield y té de por medio, el coronel Tony Davies, Guardia Escocés, sobreviviente del Sir Gallahad por milagro, es el anfitrión y los trata como si fueran sus amigos toda la vida.

"Cuando nos pusimos en contacto con Julio por mail, decidí invitarlos. Algunos de mis camaradas estaban encantados como yo. Otros medio congelados, y aún lo están, por los problemas entre los gobiernos. Pero cada uno a su problema. A este encuentro lo hacemos por nosotros. Los veteranos argentinos y británicos tenemos mas o menos los mismos problemas y los hemos invitado para discutirlos y ayudarnos. Todas las organizaciones de caridad que trabajan con nosotros están encantados con su presencia, los reciben y les explican sus programas de recuperación. Y van a estar en la fiesta que les daremos antes de su partida", explicó el coronel Davies, un galés sentimental y expansivo, que los recibió en el aeropuerto de Heathrow con un abrazo: fue la primera sorpresa argentina de este encuentro histórico.

"Malvinas te cura, cicatriza. Fui dispuesto a dar la mano a mis compañeros y regresé listo para dar las dos manos, a los dos lados. Tony me cuenta que parte de la cura de los veteranos con stress postraumático es volver a las islas, caminar el terreno donde pelearon, ir a los dos cementerios y enterrar los fantasmas. "Los veteranos británicos y los argentinos tenemos los mismos problemas, pero ellos están más organizados que nosotros en la busca de soluciones, que están dispuestos a compartir con nosotros", contó Julio a Clarín, conmovido y entusiasmado.

En Londres, Davies informó a sus camaradas, al Ministerio de Defensa y al gobierno, de su proyecto de invitarlos al encuentro. Primera sorpresa: ni el gobierno británico ni el Ministerio de Defensa querían escuchar hablar del tema oficialmente. Pero lo opuesto pasó con los veteranos y con las organizaciones: todos quisieron ayudar. Es lo que han hecho a lo largo de esta semana en la que los argentinos aterrizaron en Londres.

Los tres ex soldados argentinos tienen ya entre 45 y 46 años. Trabajan en programas para veteranos en diferentes instituciones. Como profesor de educación, Aro lo hace en la municipalidad de Mar del Plata y en barrios carenciados; José Capurro es veterinario y José María Raschia trabaja en un departamento para veteranos en el IOMA de la La Plata. Pero es en Mar del Plata, donde dos de ellos viven, que el programa de salud para los ex soldados de Malvinas se aplica e interactúa con las instituciones para ser eficiente. Allí se han ganado el respeto de todos con su trabajo sin discriminaciones.

"Nos asombramos todo el tiempo. Creíamos que los problemas de ellos iban a ser diferentes, pero son iguales", explicó Capurro. Raschia anota en su cuaderno todos los proyectos y estadísticas. "Yo no esperaba este recibimiento. No existe ni siquiera la barrera del idioma porque entre los veteranos, todos hablamos el mismo idioma".

Desde que llegaron a Londres, las reuniones no cesan. Analizan los diferentes proyectos británicos para ver cómo pueden adaptarlos a las necesidades y a los recursos de los veteranos argentinos. Y aprenden a buscar fondos. Se asombran cuando la asociación British Legion les cuenta que recaudaron sólo el año pasado 60 millones de dólares en su campaña de recolección porque, aunque la guerra de Irak y de Afganistán sean impopulares, la opinión pública británica respeta a los hombres que pelearon en su nombre.

En abril de 2009, el coronel Davies y otros tres veteranos británicos aterrizarán en Mar del Plata. Todos avanzaron en la cura de sus cicatrices comunes y profundizaron una emocionante y espontánea reconciliación entre quienes pelearon por Malvinas, mas allá de la voluntad política de sus gobiernos de turno.

En negrita, arriba, marque la parte del texto de que me dio por las pelotas, como me pasa cada vez que leo esa palabrita "invasion" refiriendose a la accion militar argentina. POr eso apenas lei la nota completa esta mañana, le escribi a la periodista que la hizo, desaznandola un poco. Veremos si me responde y les cuento.
 

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Colaborador
Excelente, Pablo!!
Muy bueno el artículo...
Y te diste el gusto de hacer docencia con el autor, eso no tiene precio, jajajaaa!!

Gracias por compartirlo
 
sin respuesta

Excelente, Pablo!!
Muy bueno el artículo...
Y te diste el gusto de hacer docencia con el autor, eso no tiene precio, jajajaaa!!

Gracias por compartirlo

Mala suerte pobre tigre siempre tuvo...... Solo recibi una respuesta automatica del mail de la doña que escribio la nota, en el que solo decia: "gracias por su contribucion. El mensaje no sera respondido por la destinataria".

Me hirvio la sangre les juro, porque si a mi algun lector de la revista me escribe o me llama, le respondo lo antes posible.

Lo triste es que la nota esta buena, y si uno muchas veces pone especial atencion en escribir correctamente nombres raros de lugares o apellido, como no va a poner atencion en una palabra que es evidente que no debe usarse. Es como decir salir afuera o subir arriba o entrar adentro. Invadir lo propio no es invasion, o mejor dicho no se invade lo propio.

Hay Dios................

Le reenvie mi mail al diario.
 
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