Brunner
Forista Sancionado o Expulsado
Poderío Aéreo Argentino en Malvinas
Poderío Aéreo Argentino en la Guerra de las Islas Malvinas-Una Panorámica Operacional
Dr. James S. Corum
Las ideas y opiniones expresadas en este artículo reflejan la opinión exclusiva del autor, elaboradas y basadas en el ambiente académico de libertad de espresión de la Universidad del Aire. Por ningún motivo reflejan la posición oficial del Gobierno de los Estados Unidos de América o sus dependencias, el Departamento de Defensa, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos o la Universidad del Aire. El contenido de este artículo ha sido revisado en cuanto a su seguridad y directriz y ha sido aprobado para la difusión pública según lo estipulado en la directiva AFI 35-205 de la Fuerza Aérea.
La Guerra de las Malvinas/Malvinas en 1982 es una de especial interés para los aviadores. La batalla decisiva que determinó el destino de las islas se peleó en el aire. De hecho, la guerra terrestre fue principalmente un espectáculo secundario. Si la Marina Real no hubiese sido capaz de repeler los ataques aéreos Argentinos y de proteger su flota, ninguno de los desembarcos Británicos en las costas de las Malvinas habrían sido posibles. Sin el dominio aéreo, la gran guarnición Argentina de tierra, que dependía del abastecimiento aerotransportado de largo alcance desde el territorio Argentino en el continente, se habría visto aislada y forzada a rendirse en todo caso.
La Guerra de las Malvinas enfrentó a dos modernas y capaces fuerzas aéreas y los componentes navales aéreos uno en contra del otro. Desde luego, la fuerza aérea de Argentina se clasificaba como la mejor en Sudamérica. Era la primera guerra de Argentina en más de un siglo y su gran oportunidad de ocupar el centro de atención pública como un poder militar serio. Es notable ver que las unidades aéreas Argentinas fueron las que aguantaron el impacto de batalla durante la guerra de seis semanas e infligieron pérdidas y serios daños sobre las fuerzas del Reino Unido, cuyas pérdidas en contra de la gran fuerza terrestre Argentina fueron bastante menores.
Este artículo examina la conducta de las unidades aéreas Argentinas en la Guerra de las Malvinas en la referencia a su eficacia operacional y táctica. Vamos a poner atención en varios puntos incluyendo el efecto de decisiones estratégicas hechas por la junta Argentina respecto a las operaciones aéreas, los problemas de comando en el nivel operacional y el efecto que el adiestramiento, equipo y la organización tuvieron sobre las operaciones de combate.
Primera Fase: Argentina Ocupa las Malvinas. La Fuerza Aérea-Argentina se Alista para la Guerra del 2 de Abril al 30 de Abril
El acto de enviar una fuerza militar a ocupar las Islas Malvinas el 1 de abril de 1982, aparentemente fue una decisión espontánea tomada por la junta militar que regía a Argentina. Las Malvinas habían sido una problemática llaga desde que la Gran Bretaña se apoderó de ellas (en forma muy ilegal) en los 1830s. Negociaciones entre Argentina y Bretaña estaban en proceso. Sin embargo, la junta temió que la Gran Bretaña enviaría una guarnición militar a las islas después de que se sucediera un incidente con un barco pesquero de arrastre Argentino en las también disputadas islas de Georgia del Sur.1 Viendo una ventana de oportunidad para actuar antes de que los Ingleses enviaran una fuerza importante a las Malvinas, en Marzo 1982 la junta ordenó la ocupación de las islas. ampliar imagen
Sea Harrier Britanico
El 1º de Abril, 500 tropas Argentinas aterrizaron y rápidamente capturaron la guarnición de los Marinos Reales y sus 84 hombres en Puerto Argentino, inmediatamente lo renombraron Puerto Argentino. En ese momento la junta esperaba abrir negociaciones que ofrecieran la oportunidad a la Gran Bretaña para ceder la soberanía de las islas. Las Malvinas albergaban una colonia pequeña con una población de unos dos mil encurtidos pastores y criadores de ovejas. Era, francamente, una carga estratégica Británica y sostener la colonia era una carga para los contribuyentes en la Gran Bretaña. Sin embargo, fue una sorpresa para la junta, que los ingleses respondiesen con un ultimátum para el retiro inmediato Argentino y la clara amenaza de guerra. Cuando Argentina rechazó las demandas de la Primer Ministro Margaret Thatcher, el gobierno Británico simplemente anunció que las islas serían recuperadas por la fuerza y comenzó la movilización a gran escala para organizar una fuerza expedicionaria naval y la fuerza terrestre para invadir las Malvinas. El gobierno Argentino, aunque dirigido por soldados profesionales, consideraron su ocupación de las Malvinas, como un acto político y una carta de juego diplomático para negociación--no como un acto de guerra. De hecho, la junta estaba tan segura de que la Gran Bretaña aceptaría su “fiat accompli” que no hizo planes o preparaciones especiales para defender las islas o repeler una fuerza expedicionaria Británica. Con una poderosa fuerza expedicionaria Británica siendo organizada para llegar en tres o cuatro semanas, las fuerzas armadas Argentinas tuvieron que apilar una fuerza y crear el plan de defensa de las Malvinas. Era verdaderamente una “guerra de venga como se encuentre”.
Los Arreglos de Comando
Encarados con una guerra, la Junta estableció un arreglo complicado de comando para dirigir las operaciones de combate. Un comando de teatro (Teatro de Operaciones Atlántico Sur--TOAS) se creó bajo el vicealmirante Juan Lombardo para comandar las unidades navales Argentinas y la guarnición en las Malvinas. Las unidades del ejército, la fuerza aérea y la marina desplegadas a las Malvinas (que sumó más de 10,000 hombres al fin de Abril) se pusieron bajo el comando de Brigadier General Mario Benjamín Menéndez. El 5 de Abril el cuartel general de operaciones de la Fuerza Aérea (Comando Estratégico de Aire--TOAS) estableció una fuerza especial que denominó Fuerza Aérea Sur (Fuerza Aérea Sur--FAS) bajo el comando del Brigadier General de Fuerza Aérea Ernesto Horacio Crespo. El General Crespo, comandante de la 4ª Brigada aérea, era un piloto y comandante altamente experimentado y se le dio lo mejor de lo mejor de las fuerzas de ataque de la Fuerza Aérea Argentina con la principal misión de atacar la flota Británica. La fuerza aérea estaba fuera de la autoridad del comando de teatro y se reportaba directamente a la Junta, aunque se suponía que coordinaría todos sus esfuerzos con los otros comandos. No era un arreglo efectivo de comando para conducir estrategia u operaciones.2
Fuerza Aérea Argentina/
Componente Naval Aéreo
Argentina poseía, de acuerdo a las normas de clasificación de una potencia mediana, una fuerza aérea grande, relativamente moderna y capaz. La Fuerza Aérea Argentina (FAA) contaba con aviones de combate de primera línea iguales a los de cualquier país del mundo--incluyendo interceptores Mirage III. El componente naval aéreo se encontraba en el proceso de adquirir un escuadrón de Super Etendard de caza de Francia. Una década antes la FAA había adquirido aviones de caza Mirage 5 de manufactura Israelí--(llamados Daggers), un avión de mach 2, efectivo en ambos encuentros de aire a aire o misiones de ataque. El pricipal avión de ataque de ambos la FAA y la marina eran varias docenas de A-4 Skyhawks comprados como sobrantes de la marina de los Estados Unidos en 1972. Los A-4S eran viejos (construidos en la década de 1960) pero todavía muy capaces. En 1982 eran usados todavía por muchas fuerzas aéreas (las unidades de aviación del USMC todavía los utilizaban) y se les reconocía por su agilidad, resistencia y exactitud como bombarderos en picada. Esta última característica era importante ya que la FAA, a diferencia de sus adversarios en la RAF y el Componente Aéreo de la Flota, no tenía capacidad para dejar caer bombas guiadas de precisión. Todas las bombas dejadas caer por la FAA en la guerra eran “bombas tontas” que necesitaron de la habilidad del piloto para dar en el blanco.
Además, la FAA tenía 8 viejos bombarderos Canberra, una fuerza pequeña de transporte y varios escuadrones de IA-58 Pucarás. El Pucará era el orgullo de la industria aeronáutica Argentina, diseñado y fabricado en Argentina. Era un avión de ataque de dos motores de turbohélice construido para las misiones de contrarrebeldía. Se podría armar con un cañón de 30mm y una variedad de bombas. Era lento, pero recio y tenía la ventaja que era capaz de operar desde pistas de aterrizaje ásperas. El Componente Naval Aéreo tenía unos Aeromacchi 339 entrenadores de jet, un avión pequeño que podía configurarse como un avión de combate ligero para ataque. Los pilotos de ambos la FAA y el Componente Naval Aéreo estaban bien preparados y los dos servicios tenían buenas infraestructuras de base y equipos de tierra que podían reparar efectivamente y mantener las aeronaves.4
Sobre el papel la FAA se veía formidable. Sin embargo, una fuerza aérea moderna es una cosa cara y las naciones medianas y chicas tienen necesidad financieramente de adaptar sus fuerzas aéreas para hacerle frente a la amenaza más probable. En el caso de Argentina, el enemigo era Chile (que también tenía una fuerza aérea formidable y moderna), de mucho tiempo rival de Argentina. Las dos naciones disputaron la propiedad del Canal de Beagle en la punta de Sudamérica y Argentina y Chile repetidamente estuvieron al borde de la guerra sobre ese terreno. En 1978 las tensiones con Chile provocaron un alerta militar total en Argentina. Por décadas, la FAA se había equipado y entrenado en anticipación a una guerra con Chile. En una guerra de ese tipo, la FAA habría volado misiones de corto alcance desde bases cercanas a la larga frontera terrestre con Chile. Las aeronaves de ataque de la FAA estaban bien preparadas para dar apoyo cercano a las tropas de tierra.
La FAA nunca había considerado la posibilidad de verse envuelta en una campaña aeronaval importante de muy largo alcance. Además, la FAA no había contemplado pelear contra una importante potencia de la OTAN que poseía tecnología superior. La FAA solo tenia 2 aviones nodriza (KC-130s) para dar servicio a toda la fuerza aérea y la marina. Mientras que los A-4 Skyhawks de la FAA y la Marina estaban preparados para el reabastecimiento aéreo, los Mirages IIIs y los Daggers no tenian esa facilidad, lo que redujo en forma dramática su capacidad como aviones de ataque en el desempeño de su misión de dar cobertura de combate. Otro problema era la carencia de observación de largo alcance. Los únicos aviones capaces de realizar tal misión eran dos antiguos P-2 Neptuno de hélice de la Marina. La FAA también se encontraba anticuada en tales fundamentos como la aviónica para la navegación. Los A-4S habían sido programados para recibir el sistema Omega 8 de navegación de larga distancia pero, en Abril de 1982, solamente una tercera parte de los aviones habían sido modificados. Para la FAA la deficiencia más seria era en el armamento. La principal arma de aire a aire de la FAA era el Matra 530 de manufactura Francesa, un proyectil infrarrojo de aire a aire. Era una buena arma para su tiempo con un alcance de 6 millas.5 Sin embargo, como un proyectil de aire a aire de esa temprana generación, tenía un campo de visión muy estrecho (30–40 grados) y su sensor infrarrojo solo podía anclar sobre su blanco si el combatiente podía colocarse directamente atrás del enemigo. El Componente aéreo de la Flota y los Harriers de la RAF con los que la FAA entraría en batalla podían ser armados cada uno con cuatro proyectiles con sensores que buscan el calor AIM-9L Sidewinder, de manufactura estadounidense. El AIM-9Ls eran de una generación más moderna y adelantada que los Matras de la FAA. El AIM-9 que portaban los Británicos tenía un campo muy amplio de visión (90–120 grados) y un buscador infrarrojo mucho más sensible que puede anclar sobre al calor de la fricción que se produce por el frente del avión de enemigo en el vuelo. En suma, los pilotos de los Harrier no tenían necesidad de colocarse directamente atrás de sus adversarios para hacer un disparo mortífero, podían apuntar sus AIM-9s hasta de frente al enemigo.6
El General Crespo de inmediato se puso a trabajar para organizar y preparar su fuerza de ataque. Con solo unas pocas semanas adiestró su fuerza en forma implacable. La Marina Argentina proveyó un moderno destructor Tipo 42, con modernas baterías de proyectiles antiaéreos y sistemas de radar parecidos a los que estaban montados sobre las naves de la Marina Real, para los ejercicios de adiestramiento con los Daggers y A-4s de la FAA. Los Skyhawks y los Daggers hicieron simulacros de bombardeo contra el destructor mientras el navío simuló una defensa a base de misiles y hacía maniobras evasivas. Los resultados no fueron alentadores. La Marina concluyó que los pilotos de la FAA sufrirían un 50% de bajas mientras atacaban un buque con modernos sistemas de defensa antiaérea.
Mientras se entrenaban, la Fuerza Aérea Sur fue desplegada a cuatro bases aéreas al alcance de las Malvinas. Del Sur al Norte: Río Grande (437 millas náuticas desde Puerto Argentino) Grupo 6 de Caza con 10 Daggers y el 2º escuadrón de combate de la Marina con 4 Super Etendards y el 3er Escuadrón de Combate con 8 A-4Q Skyhawks; Río Gallegos (500 millas de Puerto Argentino) Grupo 5 de Caza con 24 A-4Bs y Grupo 8 de Caza con 10 Mirage III; San Julián con 10 Daggers del Grupo 6 y Grupo 4 de Caza con 15 A-4Cs; Comodoro Rivadavia (a más de 500 millas de Puerto Argentino) con un destacamento de Mirage III del Grupo 8 y 20 Pucarás del Grupo 4 de Ataque. Además, Grupo 2 de Bombardeo, más arriba en la costa en la base naval aérea Trelew, contaba con 8 bombarderos Canberra disponibles que podían alcanzar las Malvinas.7 En total, la Fuerza Aérea Sur tuvo aproximadamente 110 aviones de combate (incluyendo los Pucarás) con base en la Argentina continental con unas 12 aeronaves de ataque adicionales de la naval disponibles.
A lo largo de la campaña la Junta hizo decisiones operacionales y estratégicas sobre la defensa de las Malvinas, sin consultar a los comandantes principales de cada arma, aparentemente, sin estudio concienzudo de la situación. Unos días después de la invasión era claro que la Gran Bretaña pelearía y la Junta comenzó reforzando la guarnición de las Malvinas. En Abril 9 el presidente y comandante del ejército, Teniente General Leopoldo Galtieri, sin consultar al estado mayor o a los oficiales responsables por la defensa de las Malvinas, ordenó a la entera X Brigada Mecanizada a las islas. El 22 de Abril, después de visitar las Malvinas, Galtieri ordenó la III Brigada del ejército a las islas. A finales del mes de Abril más de 10,000 defensores Argentinos se encontraban desplegados a lo largo de las Malvinas, con la fuerza más grande (7,000 hombres) en la Isla Oriental Malvinas (llamada Soledad por los Argentinos) en la vecindad de Puerto Argentino. El problema para dar refuerzos a las islas era complicado por un bloqueo naval Británico de las Malvinas, que mantenían en vigor 3 submarinos nucleares de ataque de la Marina Real desplegada al Atlántico Sur. Argentina no osaba enviar ningunos refuerzos o abastecimientos por mar ante las fauces de tal amenaza. Así, desde el comienzo, las fuerzas Argentinas en las Malvinas dependían del transporte aéreo de la FAA.
El primer problema era la longitud de la pista de aterrizaje en el aeropuerto de Puerto Argentino. La única pista de superficie dura, construida en las Malvinas era la del campo aéreo de Puerto Argentino. Era bastante corta, 4,500 pies, apta para aviones de transporte civil de turbohélice y para aviones tales como el C-130 con su capacidad de campo corto. Sin embargo, ni los aviones civiles grandes de propulsión a chorro ni cualquier aeronave militar de ataque de alto rendimiento podrían operar desde la corta pista de aterrizaje de Puerto Argentino. Así, la totalidad del esfuerzo Argentino de logística y refuerzo dependía de un pequeño aeropuerto.
La FAA contaba con una pequeña fuerza de transporte de 7 C-130s y unos pocos transportes livianos Fokker F-27 de dos motores. Todos los aviones de las aerolíneas nacionales que eran capaces de aterrizar en Puerto Argentino fueron obligados a dar servicio para transportar las tropas y el equipo que el General Galtieri ufanamente había ordenado a las islas. La fuerza de transporte aéreo de la FAA se desempeñó sumamente bien, dadas sus limitaciones. Desde luego, el esfuerzo de transporte aéreo de la FAA para apoyar las fuerzas desplegadas en las Malvinas duró implícitamente hasta el último día de la campaña. Sin embargo, la fuerza limitada de transporte y el pequeño tamaño del campo aéreo limitó drásticamente las fuerzas que podían enviarse a las islas. La X Brigada Mecanizada se envió a las Malvinas sin su batallón de artillería o sus vehículos. En la práctica todas las unidades de ejército desplegadas a las islas (de hecho después de la invasión todos fueron transportados por aire) solo pudieron llevar armas y vehículos ligeros, dejando la mayoría del equipo rezagado en sus bases originales en el territorio continental.8
Una considerable fuerza aérea se desplegó también a las Malvinas bajo el comando del General Menéndez--y no bajo el comando de la Fuerza Aérea Sur. Diecinueve helicópteros del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina fueron enviados a las Malvinas, principalmente para servir en tareas de reconocimiento y aerotransporte de tropas.9 En Abril veinticuatro Pucarás del 3er Grupo de Ataque recibieron ordenes de transferirse a las islas. El componente Naval aéreo envió 6 aviones Aeromachi 339 livianos de ataque y 6 T-34B Mentors. El avión a propulsión de chorro Aeromachi necesitaba una superficie dura – en la pista de aterrizaje, por lo tanto se radicaron en el Puerto Argentino. Los Pucarás, sin embargo, se construyeron para operar en condiciones ásperas y la mayoría de estos se enviaron a una pequeña pista de aterrizaje de pasto en el Pradera del Ganso (Goose Green)--un miserable campo que se convertía en un cenagal después de cualquier lluvia. Algunos otros Pucarás, transportes livianos y los 6 T-34 se desplegaron a una minúscula pista de tierra en Isla de Borbón (Pebble Island).
Segunda Fase: Mayo 1– Mayo 20.Las Batallas InicialesLas Operaciones Aéreas: Primer Día
Los verdaderos disparos que iniciaron las hostilidades de la guerra sucedieron el 1º de Mayo de 1982. El primer destacamento de la fuerza Británica de invasión llegó a aguas de las Malvinas y se ubicó aproximadamente a 70 millas náuticas (mn) al este de Puerto Argentino. La fuerza expedicionaria Británica, bajo el comando del Almirante John Woodward, se configuró teniendo como centro dos portaaviones livianos (HMS Hermes y HMS Invincible), más de 20 destructores y fragatas y una multitud de buques de transporte militar y las naves de apoyo necesarias que llevaban una brigada Británica con su equipamiento total y completo. Cada uno de los dos portaaviones contaba con un complemento de aviones a propulsión de chorro Harrier de la Marina Real y helicópteros. En suma, el primer destacamento Británico consistió de 65 buques protegidos por un conjunto de modernos radares y docenas de sistemas de proyectiles antiaéreos que incluían los nuevos Sea Darts (efectivos a largo alcance y altas altitudes), Sea Wolves (para amenazas de baja altitud) y un conjunto de cañones de 20 y 40mm para defensa cercana.10 Sin embargo, la principal arma Británica de ataque y defensa a través de la mayor parte del conflicto fueron los 21 aviones Harrier. La pequeña fuerza de Harrier de la Marina Real pronto sería reforzada por un conjunto adicional de 14 Harriers de la Real Fuerza Aérea que luego a bordo de dos grandes barcos de carga, el Atlantic Conveyor y el Atlantic Causeway, que habían sido modificados con cubiertas de vuelo para operaciones de despegues y aterrizajes verticales (VTOL) de los Harrier. En las postrimerías de la campaña cuatro Harriers más volaron desde la Isla Ascensión, siendo reabastecidos en vuelo numerosas veces, para reforzar a los Británicos.11 El Harrier era un avión más moderno que cualquier de los que voló la FAA y, aunque tenía una corta autonomía, podía volar como CAP (Patrulla Aérea de Combate) sobre la flota de 40 minutos a una hora, una ventaja importante de tiempo sobre los atacantes Argentinos, quienes de la mejor suerte contaban con solo unos cuantos minutos para encontrar sus blancos y acometer al enemigo. Durante el día, la Marina Real trató de mantener un CAP de dos Harriers armados con mortales misiles AIM 9L Sidewinder de aire a aire sobre la flota. El número limitado de Harriers disponibles hizo difícil mantener la cobertura defensiva y la mejor oportunidad de los Argentinos fue meter sus aviones de combate contra la flota mientras los Harriers eran distraídos o se encontraban sobre la cubierta para repostar. ampliar imagen
La batalla comenzó antes del amanecer cuando un bombardero Vulcan de largo alcance de la RAF, volando desde la base Británica en la Isla Ascensión a miles de kilómetros de distancia, bombardeó el aeropuerto de Puerto Argentino, dejando muchos cráteres en la pista y dañando algunas de sus instalaciones de apoyo. Poco después de las 8 de la mañana, 10 Harriers, armados con bombas y cañón, dieron asalto a ambos campos aéreos el de Pradera del Ganso (Goose Green) y el de Puerto Argentino en un ataque de bombardeo de baja altitud. Una bomba dio sobre un Pucará y murieron el piloto y el personal de tierra. Por lo menos otros dos Pucarás fueron dañados y los aeropuertos sufrieron daños moderados. El fuego antiaéreo Argentino era intenso y las fuerzas Argentinas fueron vitoreadas por la reivindicación de que habían derribado por lo menos cuatro de los Harriers que había atacado Puerto Argentino y que los cuatro habían caído al agua. De hecho, solo un Harrier había recibido daño menor, la perforación de una bala de 20mm que dejó un hoyo, que fue reparado en dos horas. Al bombardeo de las instalaciones de Puerto Argentino se unieron 3 barcos Británicos que se estacionaron a seis millas de la costa y comenzaron a hacer fuego con sus cañones.12
La FAS, atenta a la flota Británica en aguas de las Malvinas, comenzó por enviar grupos de aviones de ataque, protegidos por interceptores, para atacar los buques Británicos. La Fuerza Aérea Sur nunca tuvo la opción de enviar en una fuerza de ataque grande y usar su ventaja en números para abrumar las defensas aéreas Británicas. A fin de llevar una carga de bombas de una tonelada (4 bombas de 500lb o 2 de 1,000lb) por 600 millas náuticas los Skyhawks necesitaban reabastecimiento aéreo. Contando con solo dos aviones nodriza para toda la fuerza, la FAS se vio limitada a mandar vuelos pequeños, generalmente cuatro aviónes a la vez. Cada vuelo tuvo que ser planeado cuidadosamente y programado a fin de realizar los encuentros de reabastecimiento requeridos.13
Mientras que los Skyhawks y los cuatro Super Etendards de la Marina Argentina eran capaces de realizar reabastecimiento en vuelo, los Daggers y los Mirages no podían hacerlo. Aún con dos tanques arrojadizos de combustible de 1,700 litros, los Daggers y los Mirages volaron en el límite absoluto de su autonomía. Los aviones de combate enviados a atacar los Harriers en CAP y los que servían en misión de cubierta a las aeronaves de ataque no contaban con más de cinco minutos sobre el área de blanco (mientras los Harriers podían merodear por una hora más o menos y podían repostar combustible rápidamente en los portaaviones cercanos). El factor de alcance para los Argentinos, se complicó más por la táctica Británica de mantener su flota de 70–100 millas náuticas al este o noreste de las Islas Malvinas lo que agregaba otras 150–200 millas a las misiones Argentinas. Además, los aviones caza de escolta Argentinos, Mirages y Daggers, que podían alcanzar velocidades de Mach-2, no se atrevían a encender los posquemadores y utilizar su enorme ventaja de velocidad contra los Harriers subsónicos Británicos. Si los pilotos de combate Argentinos utilizaran su velocidad supersónica hubieran consumido tanto combustible que no les alcanzaría para regresar a su base.
El 1º de Mayo casi todas las fuerzas de ataque de la FAS entraron en acción. Los primeros dos vuelos de cazas volaron a una altitud mediana sin encontrar la fuerza Británica y tuvieron que devolverse. A media tarde el tercer vuelo de cuatro Mirages enviado a entablarse con los Harriers encontró su presa. El vuelo de dos Harriers en CAP supero tácticamente a los Mirages y de inmediato los derribaron con sus misiles Sidewinder. Un tercer Mirage había consumido demasiado combustible siendo imposible volver a la base, y trató de hacer un aterrizaje forzoso en el campo aéreo de Puerto Argentino. Los defensores antiaéreos se confundieron pensando que su avión era un Británico que les atacaba y derribaron el Mirage, matando al piloto.
Los tres barcos Británicos (1 destructor, 2 fragatas) que bombardeaban Puerto Argentino fueron atacados por un grupo de Daggers bombardeando y con ráfagas de fuego de sus cañones sobre las embarcaciones. Esto resultó en daños menores a una embarcación. Sin embargo, los eufóricos pilotos Argentinos informaron que un buque había sido dañado seriamente y que dos otros habían recibido daños de varios grados.de la flota y el ataque a tierra y finalmente estaban preparados para desembarcas fuerzas en la Isla Este Malvina.
Poderío Aéreo Argentino en la Guerra de las Islas Malvinas-Una Panorámica Operacional
Dr. James S. Corum
Las ideas y opiniones expresadas en este artículo reflejan la opinión exclusiva del autor, elaboradas y basadas en el ambiente académico de libertad de espresión de la Universidad del Aire. Por ningún motivo reflejan la posición oficial del Gobierno de los Estados Unidos de América o sus dependencias, el Departamento de Defensa, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos o la Universidad del Aire. El contenido de este artículo ha sido revisado en cuanto a su seguridad y directriz y ha sido aprobado para la difusión pública según lo estipulado en la directiva AFI 35-205 de la Fuerza Aérea.
La Guerra de las Malvinas/Malvinas en 1982 es una de especial interés para los aviadores. La batalla decisiva que determinó el destino de las islas se peleó en el aire. De hecho, la guerra terrestre fue principalmente un espectáculo secundario. Si la Marina Real no hubiese sido capaz de repeler los ataques aéreos Argentinos y de proteger su flota, ninguno de los desembarcos Británicos en las costas de las Malvinas habrían sido posibles. Sin el dominio aéreo, la gran guarnición Argentina de tierra, que dependía del abastecimiento aerotransportado de largo alcance desde el territorio Argentino en el continente, se habría visto aislada y forzada a rendirse en todo caso.
La Guerra de las Malvinas enfrentó a dos modernas y capaces fuerzas aéreas y los componentes navales aéreos uno en contra del otro. Desde luego, la fuerza aérea de Argentina se clasificaba como la mejor en Sudamérica. Era la primera guerra de Argentina en más de un siglo y su gran oportunidad de ocupar el centro de atención pública como un poder militar serio. Es notable ver que las unidades aéreas Argentinas fueron las que aguantaron el impacto de batalla durante la guerra de seis semanas e infligieron pérdidas y serios daños sobre las fuerzas del Reino Unido, cuyas pérdidas en contra de la gran fuerza terrestre Argentina fueron bastante menores.
Este artículo examina la conducta de las unidades aéreas Argentinas en la Guerra de las Malvinas en la referencia a su eficacia operacional y táctica. Vamos a poner atención en varios puntos incluyendo el efecto de decisiones estratégicas hechas por la junta Argentina respecto a las operaciones aéreas, los problemas de comando en el nivel operacional y el efecto que el adiestramiento, equipo y la organización tuvieron sobre las operaciones de combate.
Primera Fase: Argentina Ocupa las Malvinas. La Fuerza Aérea-Argentina se Alista para la Guerra del 2 de Abril al 30 de Abril
El acto de enviar una fuerza militar a ocupar las Islas Malvinas el 1 de abril de 1982, aparentemente fue una decisión espontánea tomada por la junta militar que regía a Argentina. Las Malvinas habían sido una problemática llaga desde que la Gran Bretaña se apoderó de ellas (en forma muy ilegal) en los 1830s. Negociaciones entre Argentina y Bretaña estaban en proceso. Sin embargo, la junta temió que la Gran Bretaña enviaría una guarnición militar a las islas después de que se sucediera un incidente con un barco pesquero de arrastre Argentino en las también disputadas islas de Georgia del Sur.1 Viendo una ventana de oportunidad para actuar antes de que los Ingleses enviaran una fuerza importante a las Malvinas, en Marzo 1982 la junta ordenó la ocupación de las islas. ampliar imagen
Sea Harrier Britanico
El 1º de Abril, 500 tropas Argentinas aterrizaron y rápidamente capturaron la guarnición de los Marinos Reales y sus 84 hombres en Puerto Argentino, inmediatamente lo renombraron Puerto Argentino. En ese momento la junta esperaba abrir negociaciones que ofrecieran la oportunidad a la Gran Bretaña para ceder la soberanía de las islas. Las Malvinas albergaban una colonia pequeña con una población de unos dos mil encurtidos pastores y criadores de ovejas. Era, francamente, una carga estratégica Británica y sostener la colonia era una carga para los contribuyentes en la Gran Bretaña. Sin embargo, fue una sorpresa para la junta, que los ingleses respondiesen con un ultimátum para el retiro inmediato Argentino y la clara amenaza de guerra. Cuando Argentina rechazó las demandas de la Primer Ministro Margaret Thatcher, el gobierno Británico simplemente anunció que las islas serían recuperadas por la fuerza y comenzó la movilización a gran escala para organizar una fuerza expedicionaria naval y la fuerza terrestre para invadir las Malvinas. El gobierno Argentino, aunque dirigido por soldados profesionales, consideraron su ocupación de las Malvinas, como un acto político y una carta de juego diplomático para negociación--no como un acto de guerra. De hecho, la junta estaba tan segura de que la Gran Bretaña aceptaría su “fiat accompli” que no hizo planes o preparaciones especiales para defender las islas o repeler una fuerza expedicionaria Británica. Con una poderosa fuerza expedicionaria Británica siendo organizada para llegar en tres o cuatro semanas, las fuerzas armadas Argentinas tuvieron que apilar una fuerza y crear el plan de defensa de las Malvinas. Era verdaderamente una “guerra de venga como se encuentre”.
Los Arreglos de Comando
Encarados con una guerra, la Junta estableció un arreglo complicado de comando para dirigir las operaciones de combate. Un comando de teatro (Teatro de Operaciones Atlántico Sur--TOAS) se creó bajo el vicealmirante Juan Lombardo para comandar las unidades navales Argentinas y la guarnición en las Malvinas. Las unidades del ejército, la fuerza aérea y la marina desplegadas a las Malvinas (que sumó más de 10,000 hombres al fin de Abril) se pusieron bajo el comando de Brigadier General Mario Benjamín Menéndez. El 5 de Abril el cuartel general de operaciones de la Fuerza Aérea (Comando Estratégico de Aire--TOAS) estableció una fuerza especial que denominó Fuerza Aérea Sur (Fuerza Aérea Sur--FAS) bajo el comando del Brigadier General de Fuerza Aérea Ernesto Horacio Crespo. El General Crespo, comandante de la 4ª Brigada aérea, era un piloto y comandante altamente experimentado y se le dio lo mejor de lo mejor de las fuerzas de ataque de la Fuerza Aérea Argentina con la principal misión de atacar la flota Británica. La fuerza aérea estaba fuera de la autoridad del comando de teatro y se reportaba directamente a la Junta, aunque se suponía que coordinaría todos sus esfuerzos con los otros comandos. No era un arreglo efectivo de comando para conducir estrategia u operaciones.2
Fuerza Aérea Argentina/
Componente Naval Aéreo
Argentina poseía, de acuerdo a las normas de clasificación de una potencia mediana, una fuerza aérea grande, relativamente moderna y capaz. La Fuerza Aérea Argentina (FAA) contaba con aviones de combate de primera línea iguales a los de cualquier país del mundo--incluyendo interceptores Mirage III. El componente naval aéreo se encontraba en el proceso de adquirir un escuadrón de Super Etendard de caza de Francia. Una década antes la FAA había adquirido aviones de caza Mirage 5 de manufactura Israelí--(llamados Daggers), un avión de mach 2, efectivo en ambos encuentros de aire a aire o misiones de ataque. El pricipal avión de ataque de ambos la FAA y la marina eran varias docenas de A-4 Skyhawks comprados como sobrantes de la marina de los Estados Unidos en 1972. Los A-4S eran viejos (construidos en la década de 1960) pero todavía muy capaces. En 1982 eran usados todavía por muchas fuerzas aéreas (las unidades de aviación del USMC todavía los utilizaban) y se les reconocía por su agilidad, resistencia y exactitud como bombarderos en picada. Esta última característica era importante ya que la FAA, a diferencia de sus adversarios en la RAF y el Componente Aéreo de la Flota, no tenía capacidad para dejar caer bombas guiadas de precisión. Todas las bombas dejadas caer por la FAA en la guerra eran “bombas tontas” que necesitaron de la habilidad del piloto para dar en el blanco.
Además, la FAA tenía 8 viejos bombarderos Canberra, una fuerza pequeña de transporte y varios escuadrones de IA-58 Pucarás. El Pucará era el orgullo de la industria aeronáutica Argentina, diseñado y fabricado en Argentina. Era un avión de ataque de dos motores de turbohélice construido para las misiones de contrarrebeldía. Se podría armar con un cañón de 30mm y una variedad de bombas. Era lento, pero recio y tenía la ventaja que era capaz de operar desde pistas de aterrizaje ásperas. El Componente Naval Aéreo tenía unos Aeromacchi 339 entrenadores de jet, un avión pequeño que podía configurarse como un avión de combate ligero para ataque. Los pilotos de ambos la FAA y el Componente Naval Aéreo estaban bien preparados y los dos servicios tenían buenas infraestructuras de base y equipos de tierra que podían reparar efectivamente y mantener las aeronaves.4
Sobre el papel la FAA se veía formidable. Sin embargo, una fuerza aérea moderna es una cosa cara y las naciones medianas y chicas tienen necesidad financieramente de adaptar sus fuerzas aéreas para hacerle frente a la amenaza más probable. En el caso de Argentina, el enemigo era Chile (que también tenía una fuerza aérea formidable y moderna), de mucho tiempo rival de Argentina. Las dos naciones disputaron la propiedad del Canal de Beagle en la punta de Sudamérica y Argentina y Chile repetidamente estuvieron al borde de la guerra sobre ese terreno. En 1978 las tensiones con Chile provocaron un alerta militar total en Argentina. Por décadas, la FAA se había equipado y entrenado en anticipación a una guerra con Chile. En una guerra de ese tipo, la FAA habría volado misiones de corto alcance desde bases cercanas a la larga frontera terrestre con Chile. Las aeronaves de ataque de la FAA estaban bien preparadas para dar apoyo cercano a las tropas de tierra.
La FAA nunca había considerado la posibilidad de verse envuelta en una campaña aeronaval importante de muy largo alcance. Además, la FAA no había contemplado pelear contra una importante potencia de la OTAN que poseía tecnología superior. La FAA solo tenia 2 aviones nodriza (KC-130s) para dar servicio a toda la fuerza aérea y la marina. Mientras que los A-4 Skyhawks de la FAA y la Marina estaban preparados para el reabastecimiento aéreo, los Mirages IIIs y los Daggers no tenian esa facilidad, lo que redujo en forma dramática su capacidad como aviones de ataque en el desempeño de su misión de dar cobertura de combate. Otro problema era la carencia de observación de largo alcance. Los únicos aviones capaces de realizar tal misión eran dos antiguos P-2 Neptuno de hélice de la Marina. La FAA también se encontraba anticuada en tales fundamentos como la aviónica para la navegación. Los A-4S habían sido programados para recibir el sistema Omega 8 de navegación de larga distancia pero, en Abril de 1982, solamente una tercera parte de los aviones habían sido modificados. Para la FAA la deficiencia más seria era en el armamento. La principal arma de aire a aire de la FAA era el Matra 530 de manufactura Francesa, un proyectil infrarrojo de aire a aire. Era una buena arma para su tiempo con un alcance de 6 millas.5 Sin embargo, como un proyectil de aire a aire de esa temprana generación, tenía un campo de visión muy estrecho (30–40 grados) y su sensor infrarrojo solo podía anclar sobre su blanco si el combatiente podía colocarse directamente atrás del enemigo. El Componente aéreo de la Flota y los Harriers de la RAF con los que la FAA entraría en batalla podían ser armados cada uno con cuatro proyectiles con sensores que buscan el calor AIM-9L Sidewinder, de manufactura estadounidense. El AIM-9Ls eran de una generación más moderna y adelantada que los Matras de la FAA. El AIM-9 que portaban los Británicos tenía un campo muy amplio de visión (90–120 grados) y un buscador infrarrojo mucho más sensible que puede anclar sobre al calor de la fricción que se produce por el frente del avión de enemigo en el vuelo. En suma, los pilotos de los Harrier no tenían necesidad de colocarse directamente atrás de sus adversarios para hacer un disparo mortífero, podían apuntar sus AIM-9s hasta de frente al enemigo.6
El General Crespo de inmediato se puso a trabajar para organizar y preparar su fuerza de ataque. Con solo unas pocas semanas adiestró su fuerza en forma implacable. La Marina Argentina proveyó un moderno destructor Tipo 42, con modernas baterías de proyectiles antiaéreos y sistemas de radar parecidos a los que estaban montados sobre las naves de la Marina Real, para los ejercicios de adiestramiento con los Daggers y A-4s de la FAA. Los Skyhawks y los Daggers hicieron simulacros de bombardeo contra el destructor mientras el navío simuló una defensa a base de misiles y hacía maniobras evasivas. Los resultados no fueron alentadores. La Marina concluyó que los pilotos de la FAA sufrirían un 50% de bajas mientras atacaban un buque con modernos sistemas de defensa antiaérea.
Mientras se entrenaban, la Fuerza Aérea Sur fue desplegada a cuatro bases aéreas al alcance de las Malvinas. Del Sur al Norte: Río Grande (437 millas náuticas desde Puerto Argentino) Grupo 6 de Caza con 10 Daggers y el 2º escuadrón de combate de la Marina con 4 Super Etendards y el 3er Escuadrón de Combate con 8 A-4Q Skyhawks; Río Gallegos (500 millas de Puerto Argentino) Grupo 5 de Caza con 24 A-4Bs y Grupo 8 de Caza con 10 Mirage III; San Julián con 10 Daggers del Grupo 6 y Grupo 4 de Caza con 15 A-4Cs; Comodoro Rivadavia (a más de 500 millas de Puerto Argentino) con un destacamento de Mirage III del Grupo 8 y 20 Pucarás del Grupo 4 de Ataque. Además, Grupo 2 de Bombardeo, más arriba en la costa en la base naval aérea Trelew, contaba con 8 bombarderos Canberra disponibles que podían alcanzar las Malvinas.7 En total, la Fuerza Aérea Sur tuvo aproximadamente 110 aviones de combate (incluyendo los Pucarás) con base en la Argentina continental con unas 12 aeronaves de ataque adicionales de la naval disponibles.
A lo largo de la campaña la Junta hizo decisiones operacionales y estratégicas sobre la defensa de las Malvinas, sin consultar a los comandantes principales de cada arma, aparentemente, sin estudio concienzudo de la situación. Unos días después de la invasión era claro que la Gran Bretaña pelearía y la Junta comenzó reforzando la guarnición de las Malvinas. En Abril 9 el presidente y comandante del ejército, Teniente General Leopoldo Galtieri, sin consultar al estado mayor o a los oficiales responsables por la defensa de las Malvinas, ordenó a la entera X Brigada Mecanizada a las islas. El 22 de Abril, después de visitar las Malvinas, Galtieri ordenó la III Brigada del ejército a las islas. A finales del mes de Abril más de 10,000 defensores Argentinos se encontraban desplegados a lo largo de las Malvinas, con la fuerza más grande (7,000 hombres) en la Isla Oriental Malvinas (llamada Soledad por los Argentinos) en la vecindad de Puerto Argentino. El problema para dar refuerzos a las islas era complicado por un bloqueo naval Británico de las Malvinas, que mantenían en vigor 3 submarinos nucleares de ataque de la Marina Real desplegada al Atlántico Sur. Argentina no osaba enviar ningunos refuerzos o abastecimientos por mar ante las fauces de tal amenaza. Así, desde el comienzo, las fuerzas Argentinas en las Malvinas dependían del transporte aéreo de la FAA.
El primer problema era la longitud de la pista de aterrizaje en el aeropuerto de Puerto Argentino. La única pista de superficie dura, construida en las Malvinas era la del campo aéreo de Puerto Argentino. Era bastante corta, 4,500 pies, apta para aviones de transporte civil de turbohélice y para aviones tales como el C-130 con su capacidad de campo corto. Sin embargo, ni los aviones civiles grandes de propulsión a chorro ni cualquier aeronave militar de ataque de alto rendimiento podrían operar desde la corta pista de aterrizaje de Puerto Argentino. Así, la totalidad del esfuerzo Argentino de logística y refuerzo dependía de un pequeño aeropuerto.
La FAA contaba con una pequeña fuerza de transporte de 7 C-130s y unos pocos transportes livianos Fokker F-27 de dos motores. Todos los aviones de las aerolíneas nacionales que eran capaces de aterrizar en Puerto Argentino fueron obligados a dar servicio para transportar las tropas y el equipo que el General Galtieri ufanamente había ordenado a las islas. La fuerza de transporte aéreo de la FAA se desempeñó sumamente bien, dadas sus limitaciones. Desde luego, el esfuerzo de transporte aéreo de la FAA para apoyar las fuerzas desplegadas en las Malvinas duró implícitamente hasta el último día de la campaña. Sin embargo, la fuerza limitada de transporte y el pequeño tamaño del campo aéreo limitó drásticamente las fuerzas que podían enviarse a las islas. La X Brigada Mecanizada se envió a las Malvinas sin su batallón de artillería o sus vehículos. En la práctica todas las unidades de ejército desplegadas a las islas (de hecho después de la invasión todos fueron transportados por aire) solo pudieron llevar armas y vehículos ligeros, dejando la mayoría del equipo rezagado en sus bases originales en el territorio continental.8
Una considerable fuerza aérea se desplegó también a las Malvinas bajo el comando del General Menéndez--y no bajo el comando de la Fuerza Aérea Sur. Diecinueve helicópteros del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina fueron enviados a las Malvinas, principalmente para servir en tareas de reconocimiento y aerotransporte de tropas.9 En Abril veinticuatro Pucarás del 3er Grupo de Ataque recibieron ordenes de transferirse a las islas. El componente Naval aéreo envió 6 aviones Aeromachi 339 livianos de ataque y 6 T-34B Mentors. El avión a propulsión de chorro Aeromachi necesitaba una superficie dura – en la pista de aterrizaje, por lo tanto se radicaron en el Puerto Argentino. Los Pucarás, sin embargo, se construyeron para operar en condiciones ásperas y la mayoría de estos se enviaron a una pequeña pista de aterrizaje de pasto en el Pradera del Ganso (Goose Green)--un miserable campo que se convertía en un cenagal después de cualquier lluvia. Algunos otros Pucarás, transportes livianos y los 6 T-34 se desplegaron a una minúscula pista de tierra en Isla de Borbón (Pebble Island).
Segunda Fase: Mayo 1– Mayo 20.Las Batallas InicialesLas Operaciones Aéreas: Primer Día
Los verdaderos disparos que iniciaron las hostilidades de la guerra sucedieron el 1º de Mayo de 1982. El primer destacamento de la fuerza Británica de invasión llegó a aguas de las Malvinas y se ubicó aproximadamente a 70 millas náuticas (mn) al este de Puerto Argentino. La fuerza expedicionaria Británica, bajo el comando del Almirante John Woodward, se configuró teniendo como centro dos portaaviones livianos (HMS Hermes y HMS Invincible), más de 20 destructores y fragatas y una multitud de buques de transporte militar y las naves de apoyo necesarias que llevaban una brigada Británica con su equipamiento total y completo. Cada uno de los dos portaaviones contaba con un complemento de aviones a propulsión de chorro Harrier de la Marina Real y helicópteros. En suma, el primer destacamento Británico consistió de 65 buques protegidos por un conjunto de modernos radares y docenas de sistemas de proyectiles antiaéreos que incluían los nuevos Sea Darts (efectivos a largo alcance y altas altitudes), Sea Wolves (para amenazas de baja altitud) y un conjunto de cañones de 20 y 40mm para defensa cercana.10 Sin embargo, la principal arma Británica de ataque y defensa a través de la mayor parte del conflicto fueron los 21 aviones Harrier. La pequeña fuerza de Harrier de la Marina Real pronto sería reforzada por un conjunto adicional de 14 Harriers de la Real Fuerza Aérea que luego a bordo de dos grandes barcos de carga, el Atlantic Conveyor y el Atlantic Causeway, que habían sido modificados con cubiertas de vuelo para operaciones de despegues y aterrizajes verticales (VTOL) de los Harrier. En las postrimerías de la campaña cuatro Harriers más volaron desde la Isla Ascensión, siendo reabastecidos en vuelo numerosas veces, para reforzar a los Británicos.11 El Harrier era un avión más moderno que cualquier de los que voló la FAA y, aunque tenía una corta autonomía, podía volar como CAP (Patrulla Aérea de Combate) sobre la flota de 40 minutos a una hora, una ventaja importante de tiempo sobre los atacantes Argentinos, quienes de la mejor suerte contaban con solo unos cuantos minutos para encontrar sus blancos y acometer al enemigo. Durante el día, la Marina Real trató de mantener un CAP de dos Harriers armados con mortales misiles AIM 9L Sidewinder de aire a aire sobre la flota. El número limitado de Harriers disponibles hizo difícil mantener la cobertura defensiva y la mejor oportunidad de los Argentinos fue meter sus aviones de combate contra la flota mientras los Harriers eran distraídos o se encontraban sobre la cubierta para repostar. ampliar imagen
La batalla comenzó antes del amanecer cuando un bombardero Vulcan de largo alcance de la RAF, volando desde la base Británica en la Isla Ascensión a miles de kilómetros de distancia, bombardeó el aeropuerto de Puerto Argentino, dejando muchos cráteres en la pista y dañando algunas de sus instalaciones de apoyo. Poco después de las 8 de la mañana, 10 Harriers, armados con bombas y cañón, dieron asalto a ambos campos aéreos el de Pradera del Ganso (Goose Green) y el de Puerto Argentino en un ataque de bombardeo de baja altitud. Una bomba dio sobre un Pucará y murieron el piloto y el personal de tierra. Por lo menos otros dos Pucarás fueron dañados y los aeropuertos sufrieron daños moderados. El fuego antiaéreo Argentino era intenso y las fuerzas Argentinas fueron vitoreadas por la reivindicación de que habían derribado por lo menos cuatro de los Harriers que había atacado Puerto Argentino y que los cuatro habían caído al agua. De hecho, solo un Harrier había recibido daño menor, la perforación de una bala de 20mm que dejó un hoyo, que fue reparado en dos horas. Al bombardeo de las instalaciones de Puerto Argentino se unieron 3 barcos Británicos que se estacionaron a seis millas de la costa y comenzaron a hacer fuego con sus cañones.12
La FAS, atenta a la flota Británica en aguas de las Malvinas, comenzó por enviar grupos de aviones de ataque, protegidos por interceptores, para atacar los buques Británicos. La Fuerza Aérea Sur nunca tuvo la opción de enviar en una fuerza de ataque grande y usar su ventaja en números para abrumar las defensas aéreas Británicas. A fin de llevar una carga de bombas de una tonelada (4 bombas de 500lb o 2 de 1,000lb) por 600 millas náuticas los Skyhawks necesitaban reabastecimiento aéreo. Contando con solo dos aviones nodriza para toda la fuerza, la FAS se vio limitada a mandar vuelos pequeños, generalmente cuatro aviónes a la vez. Cada vuelo tuvo que ser planeado cuidadosamente y programado a fin de realizar los encuentros de reabastecimiento requeridos.13
Mientras que los Skyhawks y los cuatro Super Etendards de la Marina Argentina eran capaces de realizar reabastecimiento en vuelo, los Daggers y los Mirages no podían hacerlo. Aún con dos tanques arrojadizos de combustible de 1,700 litros, los Daggers y los Mirages volaron en el límite absoluto de su autonomía. Los aviones de combate enviados a atacar los Harriers en CAP y los que servían en misión de cubierta a las aeronaves de ataque no contaban con más de cinco minutos sobre el área de blanco (mientras los Harriers podían merodear por una hora más o menos y podían repostar combustible rápidamente en los portaaviones cercanos). El factor de alcance para los Argentinos, se complicó más por la táctica Británica de mantener su flota de 70–100 millas náuticas al este o noreste de las Islas Malvinas lo que agregaba otras 150–200 millas a las misiones Argentinas. Además, los aviones caza de escolta Argentinos, Mirages y Daggers, que podían alcanzar velocidades de Mach-2, no se atrevían a encender los posquemadores y utilizar su enorme ventaja de velocidad contra los Harriers subsónicos Británicos. Si los pilotos de combate Argentinos utilizaran su velocidad supersónica hubieran consumido tanto combustible que no les alcanzaría para regresar a su base.
El 1º de Mayo casi todas las fuerzas de ataque de la FAS entraron en acción. Los primeros dos vuelos de cazas volaron a una altitud mediana sin encontrar la fuerza Británica y tuvieron que devolverse. A media tarde el tercer vuelo de cuatro Mirages enviado a entablarse con los Harriers encontró su presa. El vuelo de dos Harriers en CAP supero tácticamente a los Mirages y de inmediato los derribaron con sus misiles Sidewinder. Un tercer Mirage había consumido demasiado combustible siendo imposible volver a la base, y trató de hacer un aterrizaje forzoso en el campo aéreo de Puerto Argentino. Los defensores antiaéreos se confundieron pensando que su avión era un Británico que les atacaba y derribaron el Mirage, matando al piloto.
Los tres barcos Británicos (1 destructor, 2 fragatas) que bombardeaban Puerto Argentino fueron atacados por un grupo de Daggers bombardeando y con ráfagas de fuego de sus cañones sobre las embarcaciones. Esto resultó en daños menores a una embarcación. Sin embargo, los eufóricos pilotos Argentinos informaron que un buque había sido dañado seriamente y que dos otros habían recibido daños de varios grados.de la flota y el ataque a tierra y finalmente estaban preparados para desembarcas fuerzas en la Isla Este Malvina.