Paso, paso, paso, se viene otro zarpazo

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¿Sera cierto?

Paso, paso, paso, se viene otro zarpazo

La decisión de Iberia de lanzar el vuelo directo Córdoba-Madrid ya despertó los bajos instintos de la corporación gremial aeronáutica. Adrián Simioni.

07.10.2010 , por Adrián Simioni


La decisión de Iberia de lanzar el vuelo directo Córdoba-Madrid ya despertó los bajos instintos de la corporación gremial aeronáutica, a la que le viene como anillo al dedo confundir la soberanía nacional con una empresa como Aerolíneas Argentinas con el fin de mantener sus privilegios.

Pasó un poco inadvertido, pero anteayer, el diputado socialista Ariel Basteiro –ex secretario General de la Asociación de Personal Aeronáutico (APA)– presentó en el Congreso un proyecto de ley para derogar dos decretos que datan de la década de 1990 y son los que permiten a empresas extranjeras realizar vuelos domésticos o fletar servicios internacionales originados en el país.

La preocupación de Basteiro, cinco de los gremios aeronáuticos y diputados autodenominados progresistas (el moyanista Héctor Recalde y los de Libres del Sur, Proyecto Sur y Nuevo Encuentro, entre otras bancadas) tiene nombre y apellido. Temen que a American Airlines, TAM y Avianca se les ocurra la misma idea que a Iberia.

Pero hay preocupaciones adicionales. Algunas son para el futuro inmediato: es la empresa uruguaya Pluna, que ya pidió permiso para ampliar sus vuelos en Argentina.

¡Se van para atrás!

Pero otras implican una reversión del pasado, aunque el proyecto de ley, por ahora, no tendría efecto retroactivo.

Hace rato que Basteiro tiene en la mira a LAN Argentina, una piedra en el zapato para la corporación gremial. Como Iberia, pero desde antes, a LAN también se le ocurrió, por ejemplo, liberar a los cordobeses del absurdo de tener que viajar antes a Buenos Aires para volar a Santiago de Chile, y del vía crucis extra de tener que pasar primero por Aeroparque y recién después por Ezeiza.

En 2005, Basteiro recurrió a la Justicia para demostrar que los socios argentinos de LAN Argentina eran una mera pantalla del capital chileno de la empresa para cumplir con la formalidad que exige que la mayoría accionaria de una aerolínea de cabotaje esté en manos de empresarios argentinos.

En ese momento, no tuvo el apoyo del gobierno kirchnerista ni del titular del gremio de los técnicos (Apta), Ricardo Cirielli. Y en la Justicia no tuvo suerte.

Ayer, en la presentación del proyecto, el piloto presidencial y titular de ese gremio (Apla), Jorge Pérez Tamayo, mencionó otro caso parecido, el de Gol, que comete el mismo desatino que LAN, pero con destino a San Pablo.

Basteiro planteó el objetivo: “No queremos que extranjeros compren firmas que son sellos de goma para luego depredar nuestro mercado”, dijo. Claro que lo de “sellos de goma” y la acción de “depredar” el mercado son términos harto convenientes para justificar la meta concreta de los gremios, que, como todo el mundo, cuidan su propio interés más que cualquier otra cosa.

Cobrar dos veces lo mismo. El argumento sindical es que, hagan vuelos internacionales o de cabotaje, las aerolíneas privadas le restan pasajeros a Aerolíneas Argentinas-Austral en las rutas más rentables, con las que, supuestamente, la “aerolínea de bandera” financia los viajes a destinos internos deficitarios.

El problema es que los gremios aeronáuticos cobran ese argumento por dos veces. La primera vez es cuando lo usan con el fin ya mencionado: impedir la competencia que pone en riesgo su poder corporativo.

La segunda vez, lo usan para justificar los 1.850 millones de pesos con que el Estado nacional subsidiará operativamente a la deficitaria Aerolíneas Argentinas este año y los 2.500 millones ya previstos en el presupuesto 2011 para el año que viene (partida que seguramente se ampliará en el transcurso del período fiscal, como viene sucediendo desde la estatización).

¿A alguien le parecen monedas? En 2011 Anses gastará en el mayor plan social del país, la asignación universal para 3,6 millones de chicos, 10 mil millones de pesos, apenas tres veces más que el subsidio funcional a Aerolíneas.

Pero eso es para los gastos operativos. A diferencia de las aerolíneas privadas, que con lo que les cobran a sus clientes tienen que invertir también en aeronaves, a los aviones de Aerolíneas Argentinas el Estado los paga aparte: por ejemplo, los 20 aviones comprados a Embraer costarán 700 millones de dólares extra, que no pagará Aerolíneas.

A los gremios ni se les ocurre –y al poder político tampoco– plantear alternativas más razonables. Por ejemplo, los multimillonarios subsidios estatales para financiar rutas deficitarias podrían verdaderamente subvencionar a cada pasajero (en lugar de subsidiar a una sola empresa encubriendo sus desmanejos). Y cualquier aerolínea que se las ingeniara para llevar gente a Catamarca podría cobrar ese aporte.

Así, la subvención iría a parar a la empresa más capaz, no a la que mejor logra ocultar sus ineficiencias haciéndonos creer que constituye la esencia de la soberanía nacional.


Fuente: http://www.lavoz.com.ar/noticias/politica/paso-paso-paso-�se-viene-otro-zarpazo
 
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