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No es Siempre Imprescindible Combatir por la Superioridad
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<blockquote data-quote="Derruido" data-source="post: 168292" data-attributes="member: 30"><p>Ataque exterior: el ataque exterior es siempre una posibilidad aunque con un muy bajo grado de probabilidad. De producirse, sólo podría tener su origen en vecinos fronterizos o en un enemigo ajeno a la región, pero con capacidad para proyectar su fuerza militar en ultramar. En todos estos hipotéticos y actualmente poco probables casos, Uruguay estaría involucrado en un conflicto asimétrico. Basta con ver el tamaño y los recursos de los estados vecinos y de los países que hoy son capaces de aventuras militares transoceánicas para darse cuenta que en dicho enfrentamiento estaría desempeñando el rol de la parte más débil.</p><p></p><p>Conmoción interior: en el siempre posible y más probable caso de tener que enfrentar una conmoción interna o a un grupo beligerante autóctono apoyado o no desde el exterior, estarían las fuerzas militares orientales también involucradas en un conflicto de tipo asimétrico, aunque esta vez en una posición seguramente ventajosa.</p><p></p><p>Misiones de paz: las tropas de Uruguay que cumplen misiones de paz en el extranjero para las Naciones Unidas, dado la naturaleza de las mismas, se verán involucradas en conflictos de naturaleza normalmente asimétrica en los que podrán desempeñar, según sea el caso, el rol del fuerte o del débil. </p><p></p><p>Acciones ante las "nuevas amenzas": el estado uruguayo podría tener necesidad en el futuro de emplear válidamente y dentro de un marco jurídico adecuado, a las fuerzas militares para enfrentar a grupos armados de tipo delictivo o terrorista, relacionadas por ejemplo con el narcotráfico o el contrabando, en caso de que las fuerzas policiales se vieran superadas en número, poder de fuego o en alguna otra forma por dichas organizaciones. En estos casos suponemos las fuerzas militares estarían desempeñando el rol de la parte más poderosa. </p><p></p><p>El empleo del Poder Aéreo</p><p>contra enemigos asimétricos</p><p>Tomaremos como punto de partida una definición clásica de poder aéreo como la que propusieron dos británicos, el mariscal del aire R. J. Armitage y el vice mariscal del aire R. A. Mason en su obra "Air Power in the Nuclear Age", donde afirman que es "la capacidad de proyectar fuerza militar en la tercera dimensión a partir de una plataforma por encima de la superficie terrestre"9. Esta es una definición bastante aceptada que tiene la virtud de incluir la a veces pasada por alto capacidad del poder aéreo de funcionar como amenaza potencial, si bien deja fuera de ella algunos tipos de vectores que pueden afectarlo, como ser los mísiles balísticos y los tierra-aire.</p><p></p><p>Aclaremos también que el poder aéreo puede percibirse como una herramienta sofisticada y polivalente que puede ser usada contra cualquier tipo de enemigo, sea simétrico o asimétrico. La diferencia entre un éxito arrollador o un fracaso catastrófico en el uso de esta maravillosa herramienta reside en emplear la función adecuada para la necesidad concreta, sin intentar "matar mosquitos a cañonazos" ni detener a un elefante con un mondadientes.</p><p></p><p>Establecida con claridad la noción de poder aéreo, a continuación comenzaremos a evaluar las formas y métodos de su aplicación contra enemigos asimétricos, utilizando para ello el esquema desarrollado hasta este punto y distintos ejemplos históricos disponibles.</p><p></p><p>Considerando la "guerra asimétrica", estudiaremos el empleo del poder aéreo desde un ángulo "tradicional" y "no tradicional". En cada uno de ellos atenderemos la perspectiva del adversario más fuerte y del más débil, finalmente analizaremos el empleo del poder aéreo contra enemigos asimétricos (más débiles que las fuerzas armadas del Estado) y que hayan optado por el "terrorismo"</p><p></p><p>Poder Aéreo en el "Enfoque tradicional" o "Disuasivo"</p><p>Fuerte: emplea el poder aéreo en la forma tradicional, recomendado por los grandes teóricos como Douhet y Mitchell. Contra un enemigo asimétrico más débil, puede no ser adecuado e incluso contraproducente. </p><p></p><p>La destrucción de la fuerza aérea enemiga, por ejemplo, no es un objetivo válido ya que ésta puede ser incapaz de disputar la superioridad aérea e incluso no existir. </p><p></p><p>El empleo de los medios aéreos abundantes, complicados y costosos puede no tener el efecto deseado sobre el enemigo como sucedió durante los últimos dos años de la guerra en Corea, cuando los norcoreanos y chinos oponían una débil resistencia a lo largo del paralelo 38º N. La aplicación intensa de medios aéreos convencionales por los norteamericanos, no logró la meta buscada que era el progreso de las negociaciones para preservar una Corea del Sur no comunista.</p><p></p><p>En otro caso paradigmático, podemos ver que se realizaron numerosas interdicciones aéreas contra las rutas norcoreanas de abastecimiento durante la operación "Strangle", sin lograr en ningún momento cortar radicalmente el flujo de suministros debido a que los asiáticos utilizaban una tecnología primaria para el transporte a lo largo de dicha rutas. Por ejemplo, se pudo demostrar que 100 hombres transportando granadas de mortero sobre su espalda, podían cubrir la cuota diaria requerida de esa munición por tiempo indefinido.10</p><p></p><p>Los EE.UU., durante la guerra de Vietnam, fracasaron en el reconocimiento e identificación de la naturaleza del conflicto armado que enfrentaban, volviendo a incurrir en algunos de los mismos errores que habían cometido en Corea. Iniciaron una clásica campaña de bombardeo estratégico mediante la operación "Rolling Thunder", atacando objetivos tales como depósitos de petróleo en las afueras de Hanoi sin obtener resultados significativos en la guerra en el sur. Las fuerzas del Vietcong y el ejercito regular de Vietnam del Norte no tenían grandes necesidades de petróleo, tal cual lo afirmaba el general Alejandro Bayo que estaba a cargo del entrenamiento de las tropas insurgentes de Fidel Castro y decía: "los pies y las piernas son los motores de la guerrilla".11</p><p></p><p>El bombardeo de poblaciones civiles desprotegidas y el daño colateral, pueden tornar la opinión pública tanto nacional como internacional contra el "fuerte", tal como le sucedió a los EE.UU. durante la guerra de Vietnam.</p><p></p><p>En definitiva, aplicar el poder aéreo "tradicional" contra un enemigo notoriamente más débil puede ser oneroso, desgastador, poco efectivo y comprometer los objetivos políticos de la guerra. </p><p></p><p>Débil: el empleo tradicional del uso del poder aéreo por parte del adversario débil es igualmente peligroso y eventualmente perjudicial.</p><p></p><p>Normalmente, tal como sucede en Uruguay, el poder aéreo tiene una función disuasiva12, es decir, de amenaza latente. Tiene como fin primario crear la certeza en el eventual enemigo que, en el caso que decida atacar, venderá muy cara la posible derrota y eso puede comprometer el logro de sus objetivos políticos por tornarlos sumamente onerosos.</p><p></p><p>El problema de esta actitud es que la disuasión solamente será efectiva si constituye una amenaza real y creíble, ya que su objetivo principal es evitar el conflicto armado. Cuando éste se produce, la disuasión fracasa. Si la asimetría es de tal magnitud que el poder aéreo débil no es percibido como una amenaza por el poder aéreo fuerte, se produce entonces el encuentro armado. Si el débil realiza lo que se espera de él, es decir, utiliza su poder aéreo en forma tradicional, es inevitablemente derrotado.</p><p></p><p>El problema se agrava debido a las crisis económicas endémicas que sufren ciertas regiones del mundo y a lo oneroso que resulta adquirir o desarrollar plataformas aéreas y sistemas de armas. Esa circunstancia contribuye a crear una gran dependencia técnica y a aumentar la brecha tecnológica, haciendo cada día menos creíble la respuesta aérea tradicional de las fuerzas militares del tercer mundo y de los países en desarrollo. </p><p></p><p>En 1982, en el conflicto de las Malvinas, la Fuerza Aérea Argentina recurrió a un enfoque tradicional para enfrentar con éxito a las fuerzas aeronavales británicas, tecnológicamente más avanzadas. Han pasado 20 años y durante ese tiempo los sistemas de armas de Uruguay, que en ese entonces podían considerarse relativamente contemporáneos a los utilizados por los argentinos, siguen siendo básicamente semejantes. Cabe preguntarse, ¿sucede lo mismo en los países del primer mundo o en los países vecinos? La respuesta es obviamente no, por lo cual cabe concluir que la brecha tecnológica se hace más grande día a día y es directamente proporcional al pasaje del tiempo. Eso disminuye la capacidad disuasiva propia y nos obliga a replantear la conveniencia de mantener una visión tradicional sobre el empleo del poder aéreo en la defensa de un país como Uruguay.</p><p></p><p>Empleo del Poder Aéreo en el enfoque "No tradicional"</p><p>o "Asimétrico"</p><p>"Nadie inicia una guerra o piensa hacerla sin antes tener en claro lo que se propone y los medios para lograrlo."</p><p></p><p> —K. von Clausewitz</p><p></p><p>Fuerte: éste deberá evaluar y definir claramente sus objetivos políticos en el conflicto antes de decidir la mejor forma de emplear su poder aéreo superior contra el débil.</p><p></p><p>Por lo tanto deben determinarse:</p><p></p><p>Los objetivos políticos "positivos", como por ejemplo fue lograr la rendición incondicional de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial o conseguir la salida de las tropas iraquíes de Kuwait durante la primera guerra del Golfo. Sobre la base de estos objetivos se determina claramente cual es la mejor aplicación que se puede dar a los recursos militares propios.</p><p></p><p>Los objetivos políticos "negativos" y un buen ejemplo de ellos puede ser "preservar la Alianza durante la guerra del Golfo de 1991, evitando a toda costa la intervención de Israel". Estos objetivos negativos tienden a establecer las limitaciones a las que va estar sometida la aplicación de la fuerza militar para el logro de los objetivos positivos. </p><p></p><p>En general es posible afirmar que la importancia que cobran los objetivos negativos para el más fuerte es directamente proporcional a la asimetría del conflicto. Es así que en una guerra simétrica donde primen los objetivos "positivos", habrá pocas limitaciones para el empleo del poderío militar en general y aéreo en particular. Durante la Segunda Guerra Mundial los aliados bombardearon hasta reducir a cenizas las ciudades alemanas, no dudaron en atacar represas en el valle del Rurh e incluso llegaron a utilizar armas nucleares contra dos ciudades japonesas. </p><p></p><p>Por el contrario, el logro de objetivos negativos implica siempre limitaciones al empleo del poderío propio. Cuanto más limitada es la guerra, mayor es el peso de los objetivos negativos y más obstaculizan el empleo del poder aéreo.</p><p></p><p>Basta mencionar a modo de ejemplo limitaciones como el bombardeo de la cabecera sur únicamente de ciertos puentes en Corea o la inhibición de atacar equipo militar importante estacionado en las inmediaciones e incluso en el interior de lugares sagrados para el Islam durante la guerra del Golfo.</p><p></p><p>Es obvio que la naturaleza contradictoria de los objetivos positivos y negativos crea una dicotomía que de no ser felizmente resuelta por los responsables políticos, puede inducir una verdadera parálisis tal como la que ocurrió en Vietnam durante la administración del presidente Lyndon Jonson, cuando los objetivos negativos neutralizaron a los positivos13. Eso quedó cabalmente reflejado en una frase atribuida a un general anónimo durante el conflicto, citada por el analista militar norteamericano Mayor Robert M. Cassidy en uno de sus trabajos: "jamás permitiré la destrucción del Ejército, sus instituciones, su doctrina, o sus tradiciones sólo para ganar esta guerra apestosa"14.</p><p></p><p>Los objetivos políticos positivos de la guerra determinan cuál será la estrategia superior—invadir Iraq, por ejemplo. Los objetivos políticos negativos afectan directamente a la estrategia militar—el modo de efectivizar dicha invasión—y a los objetivos militares–qué metas militares se fijan y qué tipos de objetivos materiales se atacarán durante las operaciones—llegando a los escalones ejecutivos en forma de "reglas de empeñamiento" o "reglas de combate" a las que deberán ajustarse las tripulaciones bajo su estricta responsabilidad. </p><p></p><p>Existen—según el analista militar Dr. Mark Clodfelter—una serie de factores variables que deberán ser evaluados antes de determinar en qué ocasiones el poder aéreo puede contribuir al logro de las metas positivas sin comprometer las negativas en un conflicto de tipo asimétrico. Se refieren a la naturaleza del enemigo, el tipo de guerra emprendida por éste, las características del terreno donde se combate, la magnitud de los controles militares y la naturaleza de los objetivos políticos. </p><p></p><p>Débil: el adversario débil debe enfrentar el conflicto desde un enfoque "no tradicional" o "asimétrico". Con una nueva mentalidad, tiene que abandonar el concepto de victoria militar propia ya que obtenerla es imposible debido a la abrumadora desigualdad de las fuerzas. El objetivo debe consistir en tratar de dificultar la victoria al enemigo, aumentando su desgaste (no olvidemos que es opresivo ser opresor), comprometiendo así el logro de sus objetivos políticos. Eso lo puede llevar a una derrota final a pesar de haber ganado todas las batallas previas.</p><p></p><p>Esta actitud frente al enemigo sobre la victoria se logra abandonando los paradigmas del combate clásico, intentando "jugar otro juego", tratando de maximizar las propias ventajas, explotando las debilidades del contrario e impidiéndole a la vez el usufructo de sus propias ventajas.</p><p></p><p>En Chechenia, por ejemplo, las fuerzas locales siempre supieron que una victoria era casi imposible. Por ello siempre evitaron el combate abierto con los vehículos blindados, la artillería y el poder aéreo ruso, forzándolos a entablar el combate en terreno urbano donde contaban con ventajas y podían causarles mayor número de bajas sin tornarse vulnerables al poder de fuego superior de los rusos.</p><p></p><p>Durante la invasión soviética de Afganistán, los afganos que carecían de fuerza aérea no pudieron disputar la superioridad aérea y se conformaron (siendo muy efectivos en ello) con complicar en la medida de lo posible la actividad aérea soviética, efectuado derribos mediante el empleo de armas pequeñas y de mísiles antiaéreos disparados desde el hombro, baratos, fáciles de ocultar, sumamente móviles y a salvo de las armas de supresión de defensa aérea (mísiles antirradar, etc.). Por el contrario, las baterías antiaéreas ZPU-4 de la Fuerza de Defensa Panameña (empleo tradicional) fueron neutralizadas rápidamente durante la operación "Just Cause" (diciembre 1989) y constituyeron una amenaza menor para las aeronaves norteamericanas que el fuego de armas pequeñas15.</p><p></p><p>Es necesario también ser innovador cuando se emplean recursos escasos. Recordemos el ejemplo de los chechenios que utilizaron tecnología comercial para interceptar las transmisiones militares rusas y la experiencia de los norteamericanos en China, donde los "Tigre Voladores" del Gral. Chennault, escasos y equipados con cazas P-40 (menor maniobrabilidad que los Zero japoneses), debieron desarrollar tácticas nuevas evitando la "pelea de perros" a toda costa. A ese fin implementaron el procedimiento de "picar (aprovechando la velocidad superior en picada), ametrallar y evadir" con excelentes resultados.</p><p></p><p>Otra experiencia interesante y muy ilustrativa fue la que protagonizó el Cnel. Robert Lee Scott Jr., quien en mayo 1942 mientras pilotaba el único Kittyhawk en toda la India y Birmania atacando en solitario a las tropas japonesas, utilizaba distintos campos distribuidos en la selva y cambiaba continuamente el esquema de pintura de su aeronave así como la dirección de los ataques, convenciendo a sus enemigos que se enfrentaban a todo un escuadrón (". . . salía temprano de mañana con el cubo de la hélice pintado de blanco y atacaba a Lashio o Mogaung desde el sur. Luego atacaba desde el oeste con el cubo pintado de azul. Después del almuerzo los entusiastas pintores o mis propios mecánicos daban otro color a mi próximo vuelo . . .".16</p><p></p><p>Otro ejemplo ilustrativo lo encontramos durante la insurrección en Biafra en la década del 60, donde se emplearon aviones ligeros pilotados por mercenarios. Armados improvisadamente y utilizando el factor sorpresa, lograron destruir en tierra a modernos aviones de combate MiG nigerianos, asestando así un terrible golpe al poder aéreo enemigo. </p><p></p><p>Uno de los objetivos del "débil" consiste en identificar y explotar correctamente las limitaciones en el uso de la fuerza militar que se auto impone el "fuerte" con la intención de alcanzar sus propios objetivos políticos negativos. Una vez identificados correctamente, pueden ser explotados de varias maneras. Por ejemplo, si el enemigo no ataca determinados lugares, se los debe transformar en santuarios, si el enemigo quiere evitar daños colaterales o a la población civil, cuando estos hechos se producen por algún error hay que darles la mayor difusión internacional posible, tal como ocurrió durante la Guerra del Golfo cuando alguna de las armas "inteligentes" (que no son infalibles) fallaba e impactaba contra algún refugio donde había civiles.</p><p></p><p>Versión "Terrorista"</p><p>Como ya se había aclarado desde el principio, el "estado de derecho" es incompatible con el uso del instrumento terrorista, a las Fuerzas Armadas legítimas les está absolutamente vedada el uso de dicho instrumento, es por ello que el análisis sólo abarcará el punto de vista del contendiente "fuerte", ya que suponemos que este es el papel que les cabría a dichas fuerzas en un eventual conflicto asimétrico contra de agresores que utilicen el terrorismo en el marco de las nuevas amenazas que enfrenta el mundo moderno. </p><p></p><p>Fuerte: en un conflicto asimétrico de este tipo debe adoptar una posición similar a la sugerida para el enfoque "no tradicional", lo cual lo induce a aplicar el poder aéreo contra su rival evaluando los factores arriba reseñados, definiendo claramente los objetivos positivos y negativos, y estableciendo las limitaciones y "reglas de empeñamiento" (ROE) claras. Estas reglas deben tomar en cuenta los derechos de los ciudadanos inocentes que pueden verse involucrados. A modo de ejemplo imaginemos la situación de una tripulación obligada a realizar la auto rotación de un helicóptero sobre un barrio humilde durante tareas de apoyo al control de disturbios sociales y donde debe enfrentar la hostilidad local, ¿cómo debe proteger su integridad física, cómo debe proteger su aeronave?, etc.</p><p></p><p>Evitar el daño colateral y de la población civil es de mucha mayor importancia en este tipo de procedimientos que en los casos de "guerra asimétrica" debido a la proximidad o superposición que se verifica entre el sector a proteger y el enemigo a derrotar.</p><p></p><p>Debe tenerse en cuenta que en este tipo de conflicto asimétrico hay grandes discrepancias. Por ejemplo, notemos las diferencias entre las acciones eficaces y exitosas de las unidades de Operaciones Especiales americanas apoyadas por fuego aéreo cercano y municiones de precisión guiadas contra los talibanes en Tora-Bora (estas fuerzas operaron en Afganistán como guerrillas con éxito en ese conflicto asimétrico) y el empleo de helicópteros uruguayos en tareas de apoyo a la policía en barrios periféricos o en la zona fronteriza.</p><p></p><p>Conclusiones</p><p>Los "enemigos asimétricos" son una realidad, están entre nosotros y la pregunta no es si los enfrentaremos, sino cuándo, cómo y dónde lo haremos.</p><p></p><p>La "guerra asimétrica" es el conflicto armado del siglo XXI. Por otro lado, la existencia de las nuevas amenazas constituidas por terroristas, mafias, narco- mafias internacionales, tráfico de armas y contrabando, entre otras, aunadas a la globalización creciente, hace que sea imposible sustraernos de esta realidad. Atrás quedan, por anacrónicas, las visiones westfalianas de neutralidad.</p><p></p><p>Debemos estar alertas y prepararnos para este tipo de conflictos, tomando las lecciones que nos enseña la historia y la experiencia de quienes ya se han visto involucrados en ellos, pero sin caer en la comodidad de importar sin otra consideración las visiones que en el extranjero se tengan de los mismos. </p><p></p><p>Defender nuestro país en esta nueva era constituye un gran desafío debido a las grandes restricciones presupuestarias que enfrentamos. Para ello es necesario desarrollar nuestra propia visión asimétrica. Si somos los "débiles", debemos preparar una propuesta defensiva coherente que incorpore nuestra realidad asimétrica y otorgue credibilidad a nuestra respuesta militar frente a un eventual ataque, dando un nuevo sentido a la "disuasión" y revigorizándola. Si somos los "fuertes", debemos desarrollar la conciencia asimétrica solicitando, si es necesario exigiendo por los medios institucionales adecuados a los responsables políticos de la conducción del conflicto, certeza y claridad en la fijación de los objetivos positivos y negativos. Debemos ponderar todos los factores variables y establecer nuestra estrategia, objetivos militares y "reglas de empeñamiento" operativas (ROE) en forma clara.</p><p></p><p>No se trata de una propuesta fácil, pues requiere una revolución casi copernicana del pensamiento militar. En una propuesta asimétrica se vuelven en nuestra contra las que hasta ahora fueron nuestras verdades rectoras. En ella quizá debiéramos abandonar la noción de victoria militar, tal vez incluso las operaciones directas contra la Fuerza Aérea enemiga para dar prioridad al apoyo aéreo cercano, manteniendo la acción aérea a baja altura y velocidad, complicando en la medida de lo posible las operaciones aéreas del enemigo, favoreciendo las plataformas aéreas de despegue y aterrizaje corto o vertical, quizá abandonando las unidades aéreas concentradas y optando más bien por la dispersión para lograr la supervivencia, pero conservando la aptitud para reunir nuestros medios aéreos en forma rápida y flexible mediante un adecuado "comando y control" con excelentes comunicaciones redundantes de tecnología sencilla, barata y en lo posible autóctona.</p><p></p><p>Cualquiera que sean las soluciones a que se arribe, deberán ser realistas, con una visión asimétrica y adaptadas a ella, pues así se disputarán todas las guerras futuras. Debemos estar alerta para no hacer lo que el enemigo espera de nosotros, pues ello implica nuestra derrota. Preparémonos para intervenir en "otro tipo de juego</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Derruido, post: 168292, member: 30"] Ataque exterior: el ataque exterior es siempre una posibilidad aunque con un muy bajo grado de probabilidad. De producirse, sólo podría tener su origen en vecinos fronterizos o en un enemigo ajeno a la región, pero con capacidad para proyectar su fuerza militar en ultramar. En todos estos hipotéticos y actualmente poco probables casos, Uruguay estaría involucrado en un conflicto asimétrico. Basta con ver el tamaño y los recursos de los estados vecinos y de los países que hoy son capaces de aventuras militares transoceánicas para darse cuenta que en dicho enfrentamiento estaría desempeñando el rol de la parte más débil. Conmoción interior: en el siempre posible y más probable caso de tener que enfrentar una conmoción interna o a un grupo beligerante autóctono apoyado o no desde el exterior, estarían las fuerzas militares orientales también involucradas en un conflicto de tipo asimétrico, aunque esta vez en una posición seguramente ventajosa. Misiones de paz: las tropas de Uruguay que cumplen misiones de paz en el extranjero para las Naciones Unidas, dado la naturaleza de las mismas, se verán involucradas en conflictos de naturaleza normalmente asimétrica en los que podrán desempeñar, según sea el caso, el rol del fuerte o del débil. Acciones ante las "nuevas amenzas": el estado uruguayo podría tener necesidad en el futuro de emplear válidamente y dentro de un marco jurídico adecuado, a las fuerzas militares para enfrentar a grupos armados de tipo delictivo o terrorista, relacionadas por ejemplo con el narcotráfico o el contrabando, en caso de que las fuerzas policiales se vieran superadas en número, poder de fuego o en alguna otra forma por dichas organizaciones. En estos casos suponemos las fuerzas militares estarían desempeñando el rol de la parte más poderosa. El empleo del Poder Aéreo contra enemigos asimétricos Tomaremos como punto de partida una definición clásica de poder aéreo como la que propusieron dos británicos, el mariscal del aire R. J. Armitage y el vice mariscal del aire R. A. Mason en su obra "Air Power in the Nuclear Age", donde afirman que es "la capacidad de proyectar fuerza militar en la tercera dimensión a partir de una plataforma por encima de la superficie terrestre"9. Esta es una definición bastante aceptada que tiene la virtud de incluir la a veces pasada por alto capacidad del poder aéreo de funcionar como amenaza potencial, si bien deja fuera de ella algunos tipos de vectores que pueden afectarlo, como ser los mísiles balísticos y los tierra-aire. Aclaremos también que el poder aéreo puede percibirse como una herramienta sofisticada y polivalente que puede ser usada contra cualquier tipo de enemigo, sea simétrico o asimétrico. La diferencia entre un éxito arrollador o un fracaso catastrófico en el uso de esta maravillosa herramienta reside en emplear la función adecuada para la necesidad concreta, sin intentar "matar mosquitos a cañonazos" ni detener a un elefante con un mondadientes. Establecida con claridad la noción de poder aéreo, a continuación comenzaremos a evaluar las formas y métodos de su aplicación contra enemigos asimétricos, utilizando para ello el esquema desarrollado hasta este punto y distintos ejemplos históricos disponibles. Considerando la "guerra asimétrica", estudiaremos el empleo del poder aéreo desde un ángulo "tradicional" y "no tradicional". En cada uno de ellos atenderemos la perspectiva del adversario más fuerte y del más débil, finalmente analizaremos el empleo del poder aéreo contra enemigos asimétricos (más débiles que las fuerzas armadas del Estado) y que hayan optado por el "terrorismo" Poder Aéreo en el "Enfoque tradicional" o "Disuasivo" Fuerte: emplea el poder aéreo en la forma tradicional, recomendado por los grandes teóricos como Douhet y Mitchell. Contra un enemigo asimétrico más débil, puede no ser adecuado e incluso contraproducente. La destrucción de la fuerza aérea enemiga, por ejemplo, no es un objetivo válido ya que ésta puede ser incapaz de disputar la superioridad aérea e incluso no existir. El empleo de los medios aéreos abundantes, complicados y costosos puede no tener el efecto deseado sobre el enemigo como sucedió durante los últimos dos años de la guerra en Corea, cuando los norcoreanos y chinos oponían una débil resistencia a lo largo del paralelo 38º N. La aplicación intensa de medios aéreos convencionales por los norteamericanos, no logró la meta buscada que era el progreso de las negociaciones para preservar una Corea del Sur no comunista. En otro caso paradigmático, podemos ver que se realizaron numerosas interdicciones aéreas contra las rutas norcoreanas de abastecimiento durante la operación "Strangle", sin lograr en ningún momento cortar radicalmente el flujo de suministros debido a que los asiáticos utilizaban una tecnología primaria para el transporte a lo largo de dicha rutas. Por ejemplo, se pudo demostrar que 100 hombres transportando granadas de mortero sobre su espalda, podían cubrir la cuota diaria requerida de esa munición por tiempo indefinido.10 Los EE.UU., durante la guerra de Vietnam, fracasaron en el reconocimiento e identificación de la naturaleza del conflicto armado que enfrentaban, volviendo a incurrir en algunos de los mismos errores que habían cometido en Corea. Iniciaron una clásica campaña de bombardeo estratégico mediante la operación "Rolling Thunder", atacando objetivos tales como depósitos de petróleo en las afueras de Hanoi sin obtener resultados significativos en la guerra en el sur. Las fuerzas del Vietcong y el ejercito regular de Vietnam del Norte no tenían grandes necesidades de petróleo, tal cual lo afirmaba el general Alejandro Bayo que estaba a cargo del entrenamiento de las tropas insurgentes de Fidel Castro y decía: "los pies y las piernas son los motores de la guerrilla".11 El bombardeo de poblaciones civiles desprotegidas y el daño colateral, pueden tornar la opinión pública tanto nacional como internacional contra el "fuerte", tal como le sucedió a los EE.UU. durante la guerra de Vietnam. En definitiva, aplicar el poder aéreo "tradicional" contra un enemigo notoriamente más débil puede ser oneroso, desgastador, poco efectivo y comprometer los objetivos políticos de la guerra. Débil: el empleo tradicional del uso del poder aéreo por parte del adversario débil es igualmente peligroso y eventualmente perjudicial. Normalmente, tal como sucede en Uruguay, el poder aéreo tiene una función disuasiva12, es decir, de amenaza latente. Tiene como fin primario crear la certeza en el eventual enemigo que, en el caso que decida atacar, venderá muy cara la posible derrota y eso puede comprometer el logro de sus objetivos políticos por tornarlos sumamente onerosos. El problema de esta actitud es que la disuasión solamente será efectiva si constituye una amenaza real y creíble, ya que su objetivo principal es evitar el conflicto armado. Cuando éste se produce, la disuasión fracasa. Si la asimetría es de tal magnitud que el poder aéreo débil no es percibido como una amenaza por el poder aéreo fuerte, se produce entonces el encuentro armado. Si el débil realiza lo que se espera de él, es decir, utiliza su poder aéreo en forma tradicional, es inevitablemente derrotado. El problema se agrava debido a las crisis económicas endémicas que sufren ciertas regiones del mundo y a lo oneroso que resulta adquirir o desarrollar plataformas aéreas y sistemas de armas. Esa circunstancia contribuye a crear una gran dependencia técnica y a aumentar la brecha tecnológica, haciendo cada día menos creíble la respuesta aérea tradicional de las fuerzas militares del tercer mundo y de los países en desarrollo. En 1982, en el conflicto de las Malvinas, la Fuerza Aérea Argentina recurrió a un enfoque tradicional para enfrentar con éxito a las fuerzas aeronavales británicas, tecnológicamente más avanzadas. Han pasado 20 años y durante ese tiempo los sistemas de armas de Uruguay, que en ese entonces podían considerarse relativamente contemporáneos a los utilizados por los argentinos, siguen siendo básicamente semejantes. Cabe preguntarse, ¿sucede lo mismo en los países del primer mundo o en los países vecinos? La respuesta es obviamente no, por lo cual cabe concluir que la brecha tecnológica se hace más grande día a día y es directamente proporcional al pasaje del tiempo. Eso disminuye la capacidad disuasiva propia y nos obliga a replantear la conveniencia de mantener una visión tradicional sobre el empleo del poder aéreo en la defensa de un país como Uruguay. Empleo del Poder Aéreo en el enfoque "No tradicional" o "Asimétrico" "Nadie inicia una guerra o piensa hacerla sin antes tener en claro lo que se propone y los medios para lograrlo." —K. von Clausewitz Fuerte: éste deberá evaluar y definir claramente sus objetivos políticos en el conflicto antes de decidir la mejor forma de emplear su poder aéreo superior contra el débil. Por lo tanto deben determinarse: Los objetivos políticos "positivos", como por ejemplo fue lograr la rendición incondicional de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial o conseguir la salida de las tropas iraquíes de Kuwait durante la primera guerra del Golfo. Sobre la base de estos objetivos se determina claramente cual es la mejor aplicación que se puede dar a los recursos militares propios. Los objetivos políticos "negativos" y un buen ejemplo de ellos puede ser "preservar la Alianza durante la guerra del Golfo de 1991, evitando a toda costa la intervención de Israel". Estos objetivos negativos tienden a establecer las limitaciones a las que va estar sometida la aplicación de la fuerza militar para el logro de los objetivos positivos. En general es posible afirmar que la importancia que cobran los objetivos negativos para el más fuerte es directamente proporcional a la asimetría del conflicto. Es así que en una guerra simétrica donde primen los objetivos "positivos", habrá pocas limitaciones para el empleo del poderío militar en general y aéreo en particular. Durante la Segunda Guerra Mundial los aliados bombardearon hasta reducir a cenizas las ciudades alemanas, no dudaron en atacar represas en el valle del Rurh e incluso llegaron a utilizar armas nucleares contra dos ciudades japonesas. Por el contrario, el logro de objetivos negativos implica siempre limitaciones al empleo del poderío propio. Cuanto más limitada es la guerra, mayor es el peso de los objetivos negativos y más obstaculizan el empleo del poder aéreo. Basta mencionar a modo de ejemplo limitaciones como el bombardeo de la cabecera sur únicamente de ciertos puentes en Corea o la inhibición de atacar equipo militar importante estacionado en las inmediaciones e incluso en el interior de lugares sagrados para el Islam durante la guerra del Golfo. Es obvio que la naturaleza contradictoria de los objetivos positivos y negativos crea una dicotomía que de no ser felizmente resuelta por los responsables políticos, puede inducir una verdadera parálisis tal como la que ocurrió en Vietnam durante la administración del presidente Lyndon Jonson, cuando los objetivos negativos neutralizaron a los positivos13. Eso quedó cabalmente reflejado en una frase atribuida a un general anónimo durante el conflicto, citada por el analista militar norteamericano Mayor Robert M. Cassidy en uno de sus trabajos: "jamás permitiré la destrucción del Ejército, sus instituciones, su doctrina, o sus tradiciones sólo para ganar esta guerra apestosa"14. Los objetivos políticos positivos de la guerra determinan cuál será la estrategia superior—invadir Iraq, por ejemplo. Los objetivos políticos negativos afectan directamente a la estrategia militar—el modo de efectivizar dicha invasión—y a los objetivos militares–qué metas militares se fijan y qué tipos de objetivos materiales se atacarán durante las operaciones—llegando a los escalones ejecutivos en forma de "reglas de empeñamiento" o "reglas de combate" a las que deberán ajustarse las tripulaciones bajo su estricta responsabilidad. Existen—según el analista militar Dr. Mark Clodfelter—una serie de factores variables que deberán ser evaluados antes de determinar en qué ocasiones el poder aéreo puede contribuir al logro de las metas positivas sin comprometer las negativas en un conflicto de tipo asimétrico. Se refieren a la naturaleza del enemigo, el tipo de guerra emprendida por éste, las características del terreno donde se combate, la magnitud de los controles militares y la naturaleza de los objetivos políticos. Débil: el adversario débil debe enfrentar el conflicto desde un enfoque "no tradicional" o "asimétrico". Con una nueva mentalidad, tiene que abandonar el concepto de victoria militar propia ya que obtenerla es imposible debido a la abrumadora desigualdad de las fuerzas. El objetivo debe consistir en tratar de dificultar la victoria al enemigo, aumentando su desgaste (no olvidemos que es opresivo ser opresor), comprometiendo así el logro de sus objetivos políticos. Eso lo puede llevar a una derrota final a pesar de haber ganado todas las batallas previas. Esta actitud frente al enemigo sobre la victoria se logra abandonando los paradigmas del combate clásico, intentando "jugar otro juego", tratando de maximizar las propias ventajas, explotando las debilidades del contrario e impidiéndole a la vez el usufructo de sus propias ventajas. En Chechenia, por ejemplo, las fuerzas locales siempre supieron que una victoria era casi imposible. Por ello siempre evitaron el combate abierto con los vehículos blindados, la artillería y el poder aéreo ruso, forzándolos a entablar el combate en terreno urbano donde contaban con ventajas y podían causarles mayor número de bajas sin tornarse vulnerables al poder de fuego superior de los rusos. Durante la invasión soviética de Afganistán, los afganos que carecían de fuerza aérea no pudieron disputar la superioridad aérea y se conformaron (siendo muy efectivos en ello) con complicar en la medida de lo posible la actividad aérea soviética, efectuado derribos mediante el empleo de armas pequeñas y de mísiles antiaéreos disparados desde el hombro, baratos, fáciles de ocultar, sumamente móviles y a salvo de las armas de supresión de defensa aérea (mísiles antirradar, etc.). Por el contrario, las baterías antiaéreas ZPU-4 de la Fuerza de Defensa Panameña (empleo tradicional) fueron neutralizadas rápidamente durante la operación "Just Cause" (diciembre 1989) y constituyeron una amenaza menor para las aeronaves norteamericanas que el fuego de armas pequeñas15. Es necesario también ser innovador cuando se emplean recursos escasos. Recordemos el ejemplo de los chechenios que utilizaron tecnología comercial para interceptar las transmisiones militares rusas y la experiencia de los norteamericanos en China, donde los "Tigre Voladores" del Gral. Chennault, escasos y equipados con cazas P-40 (menor maniobrabilidad que los Zero japoneses), debieron desarrollar tácticas nuevas evitando la "pelea de perros" a toda costa. A ese fin implementaron el procedimiento de "picar (aprovechando la velocidad superior en picada), ametrallar y evadir" con excelentes resultados. Otra experiencia interesante y muy ilustrativa fue la que protagonizó el Cnel. Robert Lee Scott Jr., quien en mayo 1942 mientras pilotaba el único Kittyhawk en toda la India y Birmania atacando en solitario a las tropas japonesas, utilizaba distintos campos distribuidos en la selva y cambiaba continuamente el esquema de pintura de su aeronave así como la dirección de los ataques, convenciendo a sus enemigos que se enfrentaban a todo un escuadrón (". . . salía temprano de mañana con el cubo de la hélice pintado de blanco y atacaba a Lashio o Mogaung desde el sur. Luego atacaba desde el oeste con el cubo pintado de azul. Después del almuerzo los entusiastas pintores o mis propios mecánicos daban otro color a mi próximo vuelo . . .".16 Otro ejemplo ilustrativo lo encontramos durante la insurrección en Biafra en la década del 60, donde se emplearon aviones ligeros pilotados por mercenarios. Armados improvisadamente y utilizando el factor sorpresa, lograron destruir en tierra a modernos aviones de combate MiG nigerianos, asestando así un terrible golpe al poder aéreo enemigo. Uno de los objetivos del "débil" consiste en identificar y explotar correctamente las limitaciones en el uso de la fuerza militar que se auto impone el "fuerte" con la intención de alcanzar sus propios objetivos políticos negativos. Una vez identificados correctamente, pueden ser explotados de varias maneras. Por ejemplo, si el enemigo no ataca determinados lugares, se los debe transformar en santuarios, si el enemigo quiere evitar daños colaterales o a la población civil, cuando estos hechos se producen por algún error hay que darles la mayor difusión internacional posible, tal como ocurrió durante la Guerra del Golfo cuando alguna de las armas "inteligentes" (que no son infalibles) fallaba e impactaba contra algún refugio donde había civiles. Versión "Terrorista" Como ya se había aclarado desde el principio, el "estado de derecho" es incompatible con el uso del instrumento terrorista, a las Fuerzas Armadas legítimas les está absolutamente vedada el uso de dicho instrumento, es por ello que el análisis sólo abarcará el punto de vista del contendiente "fuerte", ya que suponemos que este es el papel que les cabría a dichas fuerzas en un eventual conflicto asimétrico contra de agresores que utilicen el terrorismo en el marco de las nuevas amenazas que enfrenta el mundo moderno. Fuerte: en un conflicto asimétrico de este tipo debe adoptar una posición similar a la sugerida para el enfoque "no tradicional", lo cual lo induce a aplicar el poder aéreo contra su rival evaluando los factores arriba reseñados, definiendo claramente los objetivos positivos y negativos, y estableciendo las limitaciones y "reglas de empeñamiento" (ROE) claras. Estas reglas deben tomar en cuenta los derechos de los ciudadanos inocentes que pueden verse involucrados. A modo de ejemplo imaginemos la situación de una tripulación obligada a realizar la auto rotación de un helicóptero sobre un barrio humilde durante tareas de apoyo al control de disturbios sociales y donde debe enfrentar la hostilidad local, ¿cómo debe proteger su integridad física, cómo debe proteger su aeronave?, etc. Evitar el daño colateral y de la población civil es de mucha mayor importancia en este tipo de procedimientos que en los casos de "guerra asimétrica" debido a la proximidad o superposición que se verifica entre el sector a proteger y el enemigo a derrotar. Debe tenerse en cuenta que en este tipo de conflicto asimétrico hay grandes discrepancias. Por ejemplo, notemos las diferencias entre las acciones eficaces y exitosas de las unidades de Operaciones Especiales americanas apoyadas por fuego aéreo cercano y municiones de precisión guiadas contra los talibanes en Tora-Bora (estas fuerzas operaron en Afganistán como guerrillas con éxito en ese conflicto asimétrico) y el empleo de helicópteros uruguayos en tareas de apoyo a la policía en barrios periféricos o en la zona fronteriza. Conclusiones Los "enemigos asimétricos" son una realidad, están entre nosotros y la pregunta no es si los enfrentaremos, sino cuándo, cómo y dónde lo haremos. La "guerra asimétrica" es el conflicto armado del siglo XXI. Por otro lado, la existencia de las nuevas amenazas constituidas por terroristas, mafias, narco- mafias internacionales, tráfico de armas y contrabando, entre otras, aunadas a la globalización creciente, hace que sea imposible sustraernos de esta realidad. Atrás quedan, por anacrónicas, las visiones westfalianas de neutralidad. Debemos estar alertas y prepararnos para este tipo de conflictos, tomando las lecciones que nos enseña la historia y la experiencia de quienes ya se han visto involucrados en ellos, pero sin caer en la comodidad de importar sin otra consideración las visiones que en el extranjero se tengan de los mismos. Defender nuestro país en esta nueva era constituye un gran desafío debido a las grandes restricciones presupuestarias que enfrentamos. Para ello es necesario desarrollar nuestra propia visión asimétrica. Si somos los "débiles", debemos preparar una propuesta defensiva coherente que incorpore nuestra realidad asimétrica y otorgue credibilidad a nuestra respuesta militar frente a un eventual ataque, dando un nuevo sentido a la "disuasión" y revigorizándola. Si somos los "fuertes", debemos desarrollar la conciencia asimétrica solicitando, si es necesario exigiendo por los medios institucionales adecuados a los responsables políticos de la conducción del conflicto, certeza y claridad en la fijación de los objetivos positivos y negativos. Debemos ponderar todos los factores variables y establecer nuestra estrategia, objetivos militares y "reglas de empeñamiento" operativas (ROE) en forma clara. No se trata de una propuesta fácil, pues requiere una revolución casi copernicana del pensamiento militar. En una propuesta asimétrica se vuelven en nuestra contra las que hasta ahora fueron nuestras verdades rectoras. En ella quizá debiéramos abandonar la noción de victoria militar, tal vez incluso las operaciones directas contra la Fuerza Aérea enemiga para dar prioridad al apoyo aéreo cercano, manteniendo la acción aérea a baja altura y velocidad, complicando en la medida de lo posible las operaciones aéreas del enemigo, favoreciendo las plataformas aéreas de despegue y aterrizaje corto o vertical, quizá abandonando las unidades aéreas concentradas y optando más bien por la dispersión para lograr la supervivencia, pero conservando la aptitud para reunir nuestros medios aéreos en forma rápida y flexible mediante un adecuado "comando y control" con excelentes comunicaciones redundantes de tecnología sencilla, barata y en lo posible autóctona. Cualquiera que sean las soluciones a que se arribe, deberán ser realistas, con una visión asimétrica y adaptadas a ella, pues así se disputarán todas las guerras futuras. Debemos estar alerta para no hacer lo que el enemigo espera de nosotros, pues ello implica nuestra derrota. Preparémonos para intervenir en "otro tipo de juego [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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No es Siempre Imprescindible Combatir por la Superioridad
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