-Un día como hoy hace 25 años se navegaba a cambiar la Historia
Argentina, unas cuantas horas después se recuperaba Malvinas
y el destino de la Nación cambio.
-Mis saludos a aquellos que dieron su vida para que estos cambio sucedieran
La bandera inglesa que fue arriada en Puerto Argentino
Una foto que encierra héroes y sentimientos
Los recuerdos bajan por la mente, se van deshojando y cuando caen arrastran una lágrima. Una lágrima que se refleja en cientos de rostros de aquellos chicos que vivieron la guerra en carne propia. Hoy, a pesar de haber vuelto “por la puerta de atrás” luego del 14 de junio, como lo dijo el general Balza en su momento reflejando el magro recibimiento que tuvieron esos chicos cuando regresaron al continente, a pesar de eso, tienen en el pecho el orgullo de haber estado. Con miedo, con incertidumbre, con una espera interminable sobre los hombros… “¿Ya vienen los ingleses? Dicen que hoy, que mañana desembarcan”. Y las horas pasan y esa incertidumbre no deja dormir, no deja descansar y siguen pasando las horas.
Las mismas horas pasaron sin que se diera cuenta para Rubén Sartori y un grupo de soldados a partir de la noche del primero de abril. Estaban en el Regimiento 25 de Sarmiento, bajo las órdenes de Seineldín.
“Vimos por esos días que había mucho movimiento –relata Rubén-, un movimiento inusual y algo nos veíamos venir, no sabíamos qué, pero eso no era normal. Incluso ya veníamos haciendo un entrenamiento un poco más específico, más táctico. Una fracción –agrega- había viajado unos días antes hacia Puerto Belgrano, pero no había nada claro, solo se percibía”.
Por la noche los subieron a unos colectivos, del tipo del transporte público y los trajeron a Comodoro.
“En realidad -señala Rubén- ni siquiera entramos a Comodoro, llegamos al Regimiento 8 directamente, es como si hubiéramos entrado por atrás”.
Unas horas allí y luego a la IX Brigada Aérea y todos arriba de un Hércules… rumbo a Malvinas.
“No hubo tiempo a pensar, pasaba todo rápido, fluía mucha adrenalina, estábamos formando parte del grupo que iba a recuperar las islas. Nos dijeron eso cuando estábamos saliendo. Pasan un montón de situaciones de forma rápida por la cabeza”.
Madrugada del 2 de abril, bajar y avanzar, algunos disparos “…uno le da a Giachino”, recuerda. Pero los soldados argentinos son más, a pesar de la resistencia que ponen los ingleses, especialmente desde la casa del gobernador.
“Algunos ingleses escaparon hacia el campo. Eso no nos dejó dormir la primera noche, porque estábamos en un lugar cercano al descampado y pensábamos que en cualquier momento podían venir y matarnos, teníamos que estar alerta”.
Tampoco durmieron la noche siguiente, recién al tercer día pudieron atrapar a ese grupo de ingleses.
“Solo atinamos a sacarnos una foto”
Durante la mañana del 2 de abril comenzaron a llegar más tropas a Puerto Argentino, que primero había sido bautizado como Puerto Gaucho Rivero, en el marco de la Operación Rosario, que en la realidad había comenzado varios meses antes y que tuvo su culminación en la mañana de ese 2 de abril.
Esa misma mañana, Rubén junto a otros, entre ellos Segundo Nieva, otro chico de Comodoro, arrían la bandera inglesa que flameaba en el aeropuerto, símbolo político en las islas.
“No sé como fue, ya estaban allí los periodistas, y nos sacaron esa foto donde estamos los del grupo. Esa foto sabemos que dio la vuelta al mundo, fue tapa de la revista Radiolandia. Lo primero que atinamos fue a sacarnos una foto cuando la bajamos. Después otras fracciones hicieron lo mismo, pero no sabemos quien fue el que sacó la foto”.
Hoy la foto forma parte del recuerdo, pero un recuerdo muy vívido que despierta cada uno de los momentos que se vivieron en las islas. Hoy es imposible que una lágrima no se escape de los ojos de quienes recuerdan esos momentos, por un montón de razones: por haber estado, por haberlo vivido, por haber vuelto, por recordarlo, por poder contarlo… Hoy lo que significó Malvinas puede vivir en una simple foto, pues ese simple papel encierra cientos de sentimientos, por aquellos que quedaron, por los que volvieron y por los que realmente los esperaron a su regreso.
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Reflexión a los veinticinco años del conflicto de Malvinas
Por Rubén Sartori, Veterano de Guerra
Hacer un análisis objetivo y después de 25 años, habiendo sido participe de los hechos, hace de que cada palabra se escriba con la mayor responsabilidad y claridad para que usted lector saque sus propias conclusiones.
La posguerra de Malvinas para muchos de nosotros ha sido traumática y con un gran deseo de encontrar respuestas a los grandes errores cometidos en varios ámbitos, la batalla de Malvinas desnudó una gran hipocresía en el ámbito Militar, repleto de estrategas y de generales que en el momento de ejecutar acciones se anudaron en internas y evidenciaron falta de capacidad y de resolución en los perores momentos del conflicto, donde casi nos llevan a un desastre en las operaciones en lugar de preservar los más grandes intereses de la Nación, como son los derechos soberanos en el archipiélago. Se debe analizar esto como único contexto del fracaso Militar en territorio Malvinense, sumada la falta de capacidad política de una administración que en ese entonces había perdido totalmente su rumbo, y el tiempo da la razón desde que se inventó esa idea del Proceso de Reorganización Nacional.
Unas Fuerzas Armadas estructuradas en forma individual y no agrupadas para ser empleadas en conjunto, repletas de generales y almirantes con limitadas capacidades para sobrellevar adelante tamaños desafíos, pero con un recurso humano que demostró en el campo de combate estar a la altura de las circunstancias; y es ahí que nuestros héroes muertos cubrieron esas falencias pagando este fracaso con sus vidas y dejando un duro jalón visible para el mundo, para nuestra generación y para nuestras futuras generaciones.
Malvinas debe hacernos reflexionar como sociedad, nosotros los Argentinos, que en los últimos años nos hemos inundados de los fracasos fundamentalmente políticos llevándonos casi a la confrontación entre hermanos por decisiones irresponsables.
En estos veinticinco años a nadie se le ocurre pensar en ponerle una bisagra a la causa de Malvinas, y aquel que lo piense está escupiendo sobre la tumba de nuestros muertos porque la acción no está cerrada. La gesta de Malvinas no se discute, forma parte de una mayor responsabilidad para poder unir definitivamente nuestro territorio soberano con todo lo que eso implica para nuestra Nación.
Esto involucra a cada habitante de esta bendita tierra, poniendo el peso también en los Veteranos de Guerra que hemos vuelto y mantenemos en nuestras retinas todos los momentos. Que esta situación destruya a los que se aprovechan haciéndose pasar por dirigentes de una causa noble como lo es la situación del Veterano, dividiendo a los mismos como para martirizar cuestiones que también son de nuestra responsabilidad afrontar, estando todos unidos y no bajo intenciones personalistas.
Compatriotas, dependemos inexorablemente de la clase política para que conduzca a nuestra Nación libre y soberana, que administre los destinos de nuestra Patria, inculcando la sociedad misma la convicción, el criterio, la responsabilidad, el compromiso que deben tener nuestros políticos, que no son de otro planeta sino que emergen de nuestra sociedad, por eso en una reflexión personal es la sociedad misma la que debe alimentar y afirmar todos los anticuerpos para que las futuras generaciones de políticos sean capaces de observar mejor las necesidades de la misma, incluyendo los nuevos desafíos geopolíticos por venir y que Malvinas sea un hito para que esto ocurra y el futuro nos duela mucho menos.
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“En los años que siguieron a la cesación de hostilidades en el Atlántico Sur muy a menudo he escuchado decir: ‘Qué fastidiosa esta pequeña guerra ¿no es cierto?'.
Muchas veces he oído comentar cuánto más dura fue la guerra en Irlanda del Norte, Malasia, Corea, Kenia, etc., en las que las cifras de muertos alcanzaron niveles de 800 hombres en comparación con los 250 británicos caídos en las Malvinas (Malvinas) en 1982.
La diferencia está en qué, esta vez, los perdimos en solo seis semanas y no en un período que duró años. Durante esas seis semanas yo perdí cerca de la mitad de los destructores y fragatas con los que comencé.
La proporción de pérdidas humanas fue particularmente más alta, más de diez veces superior a lo que nuestras fuerzas armadas habían sufrido en cualquier otro teatro de operaciones después de la Segunda Guerra Mundial.
La comparación con otros conflictos en los que intervino Gran Bretaña en los últimos 40 años escasamente hace justicia a la bravura de los hombres que lucharon en esta guerra, una de las más sangrientas en mucho tiempo contra nuestra Armada real soportando lo peor de ello.
¿Fastidiosa? Sí. Ciertamente lo fue, pero…¿pequeña?. No les pareció así a aquellos que debieron soportar las oleadas de los caza bombarderos argentinos atacando en el estrecho de San Carlos. Ni, ciertamente, a los que debieron luchar contra los incendios en los buques, emparcharlos, rescatar a los heridos, sepultar a los muertos… y después esperar el próximo ataque por aire o tierra en tensa y silenciosa actitud.
La única cosa pequeña de esta guerra fue el número de militares británicos directamente envueltos (unos 25.000) y, por supuesto, el tiempo que duró la lucha (solo seis semanas); pero esas semanas tuvieron días y en ocasiones horas, que parecieron una eternidad para quienes estuvieron allí”.
Del libro Cien Días, editorial Haper Collins Publishers, 1992, London , pág. 348.
http://www.diariocronica.com.ar/notas/notas.php?idnota=125153
Saludosss
Argentina, unas cuantas horas después se recuperaba Malvinas
y el destino de la Nación cambio.
-Mis saludos a aquellos que dieron su vida para que estos cambio sucedieran
La bandera inglesa que fue arriada en Puerto Argentino
Una foto que encierra héroes y sentimientos
Los recuerdos bajan por la mente, se van deshojando y cuando caen arrastran una lágrima. Una lágrima que se refleja en cientos de rostros de aquellos chicos que vivieron la guerra en carne propia. Hoy, a pesar de haber vuelto “por la puerta de atrás” luego del 14 de junio, como lo dijo el general Balza en su momento reflejando el magro recibimiento que tuvieron esos chicos cuando regresaron al continente, a pesar de eso, tienen en el pecho el orgullo de haber estado. Con miedo, con incertidumbre, con una espera interminable sobre los hombros… “¿Ya vienen los ingleses? Dicen que hoy, que mañana desembarcan”. Y las horas pasan y esa incertidumbre no deja dormir, no deja descansar y siguen pasando las horas.
Las mismas horas pasaron sin que se diera cuenta para Rubén Sartori y un grupo de soldados a partir de la noche del primero de abril. Estaban en el Regimiento 25 de Sarmiento, bajo las órdenes de Seineldín.
“Vimos por esos días que había mucho movimiento –relata Rubén-, un movimiento inusual y algo nos veíamos venir, no sabíamos qué, pero eso no era normal. Incluso ya veníamos haciendo un entrenamiento un poco más específico, más táctico. Una fracción –agrega- había viajado unos días antes hacia Puerto Belgrano, pero no había nada claro, solo se percibía”.
Por la noche los subieron a unos colectivos, del tipo del transporte público y los trajeron a Comodoro.
“En realidad -señala Rubén- ni siquiera entramos a Comodoro, llegamos al Regimiento 8 directamente, es como si hubiéramos entrado por atrás”.
Unas horas allí y luego a la IX Brigada Aérea y todos arriba de un Hércules… rumbo a Malvinas.
“No hubo tiempo a pensar, pasaba todo rápido, fluía mucha adrenalina, estábamos formando parte del grupo que iba a recuperar las islas. Nos dijeron eso cuando estábamos saliendo. Pasan un montón de situaciones de forma rápida por la cabeza”.
Madrugada del 2 de abril, bajar y avanzar, algunos disparos “…uno le da a Giachino”, recuerda. Pero los soldados argentinos son más, a pesar de la resistencia que ponen los ingleses, especialmente desde la casa del gobernador.
“Algunos ingleses escaparon hacia el campo. Eso no nos dejó dormir la primera noche, porque estábamos en un lugar cercano al descampado y pensábamos que en cualquier momento podían venir y matarnos, teníamos que estar alerta”.
Tampoco durmieron la noche siguiente, recién al tercer día pudieron atrapar a ese grupo de ingleses.
“Solo atinamos a sacarnos una foto”
Durante la mañana del 2 de abril comenzaron a llegar más tropas a Puerto Argentino, que primero había sido bautizado como Puerto Gaucho Rivero, en el marco de la Operación Rosario, que en la realidad había comenzado varios meses antes y que tuvo su culminación en la mañana de ese 2 de abril.
Esa misma mañana, Rubén junto a otros, entre ellos Segundo Nieva, otro chico de Comodoro, arrían la bandera inglesa que flameaba en el aeropuerto, símbolo político en las islas.
“No sé como fue, ya estaban allí los periodistas, y nos sacaron esa foto donde estamos los del grupo. Esa foto sabemos que dio la vuelta al mundo, fue tapa de la revista Radiolandia. Lo primero que atinamos fue a sacarnos una foto cuando la bajamos. Después otras fracciones hicieron lo mismo, pero no sabemos quien fue el que sacó la foto”.
Hoy la foto forma parte del recuerdo, pero un recuerdo muy vívido que despierta cada uno de los momentos que se vivieron en las islas. Hoy es imposible que una lágrima no se escape de los ojos de quienes recuerdan esos momentos, por un montón de razones: por haber estado, por haberlo vivido, por haber vuelto, por recordarlo, por poder contarlo… Hoy lo que significó Malvinas puede vivir en una simple foto, pues ese simple papel encierra cientos de sentimientos, por aquellos que quedaron, por los que volvieron y por los que realmente los esperaron a su regreso.
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Reflexión a los veinticinco años del conflicto de Malvinas
Por Rubén Sartori, Veterano de Guerra
Hacer un análisis objetivo y después de 25 años, habiendo sido participe de los hechos, hace de que cada palabra se escriba con la mayor responsabilidad y claridad para que usted lector saque sus propias conclusiones.
La posguerra de Malvinas para muchos de nosotros ha sido traumática y con un gran deseo de encontrar respuestas a los grandes errores cometidos en varios ámbitos, la batalla de Malvinas desnudó una gran hipocresía en el ámbito Militar, repleto de estrategas y de generales que en el momento de ejecutar acciones se anudaron en internas y evidenciaron falta de capacidad y de resolución en los perores momentos del conflicto, donde casi nos llevan a un desastre en las operaciones en lugar de preservar los más grandes intereses de la Nación, como son los derechos soberanos en el archipiélago. Se debe analizar esto como único contexto del fracaso Militar en territorio Malvinense, sumada la falta de capacidad política de una administración que en ese entonces había perdido totalmente su rumbo, y el tiempo da la razón desde que se inventó esa idea del Proceso de Reorganización Nacional.
Unas Fuerzas Armadas estructuradas en forma individual y no agrupadas para ser empleadas en conjunto, repletas de generales y almirantes con limitadas capacidades para sobrellevar adelante tamaños desafíos, pero con un recurso humano que demostró en el campo de combate estar a la altura de las circunstancias; y es ahí que nuestros héroes muertos cubrieron esas falencias pagando este fracaso con sus vidas y dejando un duro jalón visible para el mundo, para nuestra generación y para nuestras futuras generaciones.
Malvinas debe hacernos reflexionar como sociedad, nosotros los Argentinos, que en los últimos años nos hemos inundados de los fracasos fundamentalmente políticos llevándonos casi a la confrontación entre hermanos por decisiones irresponsables.
En estos veinticinco años a nadie se le ocurre pensar en ponerle una bisagra a la causa de Malvinas, y aquel que lo piense está escupiendo sobre la tumba de nuestros muertos porque la acción no está cerrada. La gesta de Malvinas no se discute, forma parte de una mayor responsabilidad para poder unir definitivamente nuestro territorio soberano con todo lo que eso implica para nuestra Nación.
Esto involucra a cada habitante de esta bendita tierra, poniendo el peso también en los Veteranos de Guerra que hemos vuelto y mantenemos en nuestras retinas todos los momentos. Que esta situación destruya a los que se aprovechan haciéndose pasar por dirigentes de una causa noble como lo es la situación del Veterano, dividiendo a los mismos como para martirizar cuestiones que también son de nuestra responsabilidad afrontar, estando todos unidos y no bajo intenciones personalistas.
Compatriotas, dependemos inexorablemente de la clase política para que conduzca a nuestra Nación libre y soberana, que administre los destinos de nuestra Patria, inculcando la sociedad misma la convicción, el criterio, la responsabilidad, el compromiso que deben tener nuestros políticos, que no son de otro planeta sino que emergen de nuestra sociedad, por eso en una reflexión personal es la sociedad misma la que debe alimentar y afirmar todos los anticuerpos para que las futuras generaciones de políticos sean capaces de observar mejor las necesidades de la misma, incluyendo los nuevos desafíos geopolíticos por venir y que Malvinas sea un hito para que esto ocurra y el futuro nos duela mucho menos.
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Una fastidiosa pequeña guerra en el sur
“En los años que siguieron a la cesación de hostilidades en el Atlántico Sur muy a menudo he escuchado decir: ‘Qué fastidiosa esta pequeña guerra ¿no es cierto?'.
Muchas veces he oído comentar cuánto más dura fue la guerra en Irlanda del Norte, Malasia, Corea, Kenia, etc., en las que las cifras de muertos alcanzaron niveles de 800 hombres en comparación con los 250 británicos caídos en las Malvinas (Malvinas) en 1982.
La diferencia está en qué, esta vez, los perdimos en solo seis semanas y no en un período que duró años. Durante esas seis semanas yo perdí cerca de la mitad de los destructores y fragatas con los que comencé.
La proporción de pérdidas humanas fue particularmente más alta, más de diez veces superior a lo que nuestras fuerzas armadas habían sufrido en cualquier otro teatro de operaciones después de la Segunda Guerra Mundial.
La comparación con otros conflictos en los que intervino Gran Bretaña en los últimos 40 años escasamente hace justicia a la bravura de los hombres que lucharon en esta guerra, una de las más sangrientas en mucho tiempo contra nuestra Armada real soportando lo peor de ello.
¿Fastidiosa? Sí. Ciertamente lo fue, pero…¿pequeña?. No les pareció así a aquellos que debieron soportar las oleadas de los caza bombarderos argentinos atacando en el estrecho de San Carlos. Ni, ciertamente, a los que debieron luchar contra los incendios en los buques, emparcharlos, rescatar a los heridos, sepultar a los muertos… y después esperar el próximo ataque por aire o tierra en tensa y silenciosa actitud.
La única cosa pequeña de esta guerra fue el número de militares británicos directamente envueltos (unos 25.000) y, por supuesto, el tiempo que duró la lucha (solo seis semanas); pero esas semanas tuvieron días y en ocasiones horas, que parecieron una eternidad para quienes estuvieron allí”.
Del libro Cien Días, editorial Haper Collins Publishers, 1992, London , pág. 348.
http://www.diariocronica.com.ar/notas/notas.php?idnota=125153
Saludosss