Leí el libro de Owen Crippa, "Con la Patria en el alma". Es durísimo, propio de un relato en primera persona de alguien directo y sin pelos en la lengua. Él mismo admite varias veces que "no era apto para la diplomacia", y que su estilo generaba ciertas rispideces en el trato con sus superiores.
Si bien comenta varias etapas de su vida, obviamente el núcleo del libro es su actuación en Malvinas. Allí, además de contar sus vivencias, dispara contra varios oficiales de la Armada (con nombre y apellido, o en algunos casos con sus iniciales), y relata varios episodios de "estupidez bélica", en donde algunos parecían más preocupados por pequeñas cosas antes de ver lo macro que estaba ocurriendo.
Así las cosas, luego de la guerra sigue con la sangre caliente, y cuando ve que su situación en la Armada era cada vez más incómoda pide el retiro.
Para mi sorpresa, mencionan que durante la guerra, en Punta Indio, les dieron rondas de adaptación a varios pilotos navales retirados, en vista de poder habilitarlos luego en A-4 por las tratativas que se estaban llevando adelante con Israel por los A-4E. Yo había escuchado de parte de Castro Fox que -luego de su derribo y regreso al continente- Alberto Philippi se abocó a esas negociaciones, pero nunca imaginé que la Armada contemplara que los aviones llegarían con tiempo suficiente como para que la guerra siguiera peleándose, y que fueran necesarios pilotos ya retirados para volarlos. Más allá de eso, me saco el sombrero por la actitud de esos profesionales.
Tema aparte, que creo ameritaría alguna clase de estudio: la cantidad de veteranos de carrera militar que luego de la guerra pidieron su retiro. Se suman muchos factores: el stress de la guerra, la campaña anti militar, la desmalvinización y también la economía de post guerra, que dejó los haberes militares por el piso. También, por lo que leí de VGMs en el foro y lo que me contaron varios en persona, la "impermeabilidad" de las Fuerzas (y sus integrantes no veteranos) para aprender de las experiencias.