Hola:
No encontré el (no sé cómo llamarlo) opúsculo/descargo/declaración de Michel Brayer en internet; pero creo este fue impreso en el “Huron” periódico federalista de José Miguel Carrera tal vez por ahí este, lo malo es que no hay una recopilación seria de este periódico aunque si algunos intentos, creo de un autor de apellido Feliu. Según algunas cosas que he leído Carrera es el inicio del periodismo en Uruguay, Corrientes y Santa Fe, es una lástima que en Chile se le ha dado importancia recién hace algunos años.
Pero en fin no hay que darles más vueltas al asunto en este tema por lo menos, la cuestión es que San Martin por la razón que sea no pudo penetrar el sur de Chile y la tarea quedo en manos de Freire.
Con respecto a “San Martin y la Gran Epopeya” de Guido no encontré gran aporte al tema aunque es un libro que recomiendo totalmente.
Hay que ir a parar las “Memorias” de Cochrane, sobre él, nunca pidió nada que no sea el justo pago de los sueldos y presas que llegaron a acumularse hasta más de un año a él y toda la Armada de Chile.
Cochrane vino a la américa igual que lo hicieron muchos estadounidenses, ingleses, escoceses, irlandeses, franceses; él tenía la nacionalidad chilena y el rango de almirante de la Armada y lo echaron por sus desavenencias con San Martin.
Por otro lado al ejército de Chile nunca dejaron de pagarles ni sus sueldos ni sus premios, EDITADO POR DESUBICADO Y FALAZ”
“En el mismo dia de la ovacion despachaba a Londres a su ingeniero y ayudante de campo Alvarez Condarco, con algunos fondos y el encargo de proporcionarse mayores recursos, a fin de adquirir otro buque y elementos belicos para la expedicion proyectada. Alvarez Condarco, que era tambien su compadre, llevaba otra mision, a que esta ligado un misterio, que se ha señalado como punto negro en la vida de San Marti¬n y de O’Higgins, y que, sin disminuir la grandeza americana del primero como guerrero y libertador, deprimia su elevada moral como hombre. Tratabase de la remision de una suma para ser colocada en aquella ocasion en Londres por cuanta de O’Higgins y San Martin, que segun algunas referencias, seria de 25.000 pesos, y segun interpretacion a que se presta, podria alcanzar a 100.000 pesos. Los documentos que con este punto se relacionan, escritos en cifras, han permanecido secretos durante mas de setenta años. Solo tres personas los han conocido, de los cuales dos han muerto, siendo el ultimo el autor de esta historia, que los descifro personalmente” (“Historia de San Martin” de Bartolomé Mitre pág. 337).
Para darse una idea la caja militar del Ejercito de los Andes poseía 17.000 pesos, pero voy a transcribir algo del link que coloque anteriormente que explica mejor la psicion de Cochrane:
“SAM: El tema de considerarlos caza fortunas se ve claramente con Cochrane y la cuestión de las presas y cómo muchos historiadores no usan los mismos criterios para distintos personajes en la misma época. Por ejemplo, se habla de la penosa situación de Santiago de Liniers, cuando en Buenos Aires hacia el 1800 no recibía lo que le correspondía por las presas de una captura –siempre al servicio de la corona española y de los Borbones-, de un barco inglés en 1782 (durante la guerra de la independencia norteamericana). Estuvo más de veinte años esperando y solicitando por él y sus hombres para cobrar lo que le correspondía. El tema del reparto de las presas era común en todas las armadas de los distintos países, su distribución estaba organizada en los tribunales de presas, que cada país disponía, y constituía una fuente legal (salvo cuando se trataba de piratería), de riqueza fabulosa para los marinos.
EO: Les voy a dar un ejemplo. Cuando el comodoro Graham Moore captura el escuadrón español que había salido del Río de la Plata con destino a Cádiz, en donde viajaba la familia de Alvear, el hombre se hace millonario. Se construye una fabulosa masión con la parte que le correspondió del botín de dos millones de libras esterlinas, que cobró él y todos los que participaron en esa acción. Este reparto de las presas era una práctica común a todas las armadas de la época, la francesa, la española, la norteamericana y, por supuesto la inglesa. Creer que en esta parte del mundo donde no existía marina ni tradición naval se pudiera armar una escuadra sin pagarle a los marinos es absurdo.
SAM: Precisamente la armada inglesa, o el gobierno inglés, cumplía a rajatabla la correcta distribución y pago de las presas, cuestión que no se observa en España, en donde el atraso es una constante y hasta el no pago de las presas que legítimamente solicitaban los oficiales y marinos de la armada española, como el mencionado caso de Liniers. Por no entender una práctica de la época, o en otros casos por un dudoso criterio de evaluación, se califica de pirata a Cochrane, cuando pide por las presas que legítimamente le corresponde. Pero no sólo pide por él sino por todos los que estaban bajo su comando. Su error fue confiar en las autoridades de ese momento de Chile, porque había entregado todo el botín y quedaba a la espera del pago. Por esa misma razón, muchos historiadores se compadecen de la suerte e injusticia que padece Liniers, pero no evalúan de la misma manera a Cochrane. Claro que Cochrane estuvo enfrentado a San Martín…
EO: Ahí está la cuestión. En la historia argentina, cualquier personaje que se opone a San Martín o que era su enemigo queda descalificado automáticamente. Cochrane, se lo transforma en pirata, y cualquier cosa se dice de Rivadavia, Alvear, Carrera y otros. Es una reacción casi infantil eso de que no se puede cuestionar esta suerte de historia oficial, y Cochrane hizo mucho más de lo que tenía que hacer. Es un hombre de mérito extraordinario. Sin él, San Martín probablemente nunca hubiera llegado a Lima…”