Juan Marguch
Especial
La Segunda Guerra Mundial se inició el 1° de setiembre de 1939, pero los Estados Unidos se mantuvieron al margen. La gran mayoría de los estadounidenses eran aislacionistas, y su presidente Roosevelt debió emplear toda su habilidad para crear una convincente situación que obligara a la potencia americana a sumarse al esfuerzo de las democracias occidentales para detener la expansión de la barbarie nazi, que parecía irresistible, y devolver la libertad a los pueblos sojuzgados de media Europa. Necesita una excusa y los japoneses se la proporcionaron en el momento más oportuno. Fieles a su tradición de atacar sin previa declaración de guerra (lo hicieron contra China en 1895, Rusia en 1905 y China en 1927), el 7 de diciembre de 1941 atacaron Pearl Harbor y produjeron más de tres mil bajas, entre muertos y heridos. Y Roosevelt declaró la guerra al Japón.
Millares de ciudadanos se presentaron espontáneamente en los centros de reclutamiento de las tres armas. En un centro de la Marina se presentó un joven que no había recibido la convocatoria al alistamiento y deseaba unirse a la lucha contra el nazismo. Presentó su documentación y, al leer su identidad, el empleado palideció. Pidió al voluntario que aguardase un momento, se dirigió a la oficina de su superior y le explicó lo que estaba ocurriendo. El superior palideció y, luego de un momento de dudas, ordenó a su subordinado que dijera al voluntario que volviese dentro de una semana. El voluntario regresó cumplida la semana. Los empleados hicieron un extraño silencio. Esta vez el superior de la oficina estaba en el mostrador y decidió atenderlo. Tomó el documento que le extendía el desconocido y no pudo reprimir un fugaz estremecimiento, pero se sobrepuso y le extendió la correspondiente documentación, advirtiéndole que sería convocado para su revisión psicofísica en los próximos días. Y luego de varios días de espera, Hitler quedó incorporado a la US Navy, a la Marina de Guerra de los Estados Unidos. Sí, Hitler. William Patrick Hitler.
William Patrick Hitler había nacido en Liverpool, Inglaterra, en 1911. Hijo único de Alois Hitler, alemán, y de Bridget Dowling, irlandesa. Alois era hermanastro de Adolf, de modo que William "Bill" o "Paddy" Patrick era sobrino del Führer. El matrimonio duró tres años, porque en 1914 Alois regresó a Alemania, sin Bridget y su hijo, que permanecieron en Inglaterra. Alois debía ser bastante inescrupuloso, porque se casó nuevamente en Alemania, incurriendo en bigamia, que nunca purgó. Alois tuvo otro hijo, Heinz Hitler, nazi militante que murió en un campo de prisioneros en la Unión Soviética.
Cuando "Bill" Hitler cumplió 18 años, su padre le escribió a su esposa legal Bridget y le pidió que enviara al hijo de ambos a Alemania, para que visitara ese país. Y "Bill", luego "Paddy", viajó a Alemania en 1929, donde su tío se estaba convirtiendo en un personaje de cierta gravitación política en Baviera. En 1933, hizo una segunda visita. Por entonces, su pariente se había convertido en el Führer. "Paddy" obtuvo un puesto en un banco y más tarde fue recomendado a la fábrica de automóviles Opel, pero esperaba algo mejor. Adolf Hitler le dijo que si adoptaba la ciudadanía alemana obtendría una buena posición laboral.
"Paddy" rechazó la idea de renunciar a la ciudadanía británica, huyó de Alemania y publicó en Londres un rudo ataque: "Por qué odio a mi tío". El destino terminó por convertirlo en ciudadano estadounidense. En 1939, William Randolph Hearst, dueño de la célebre cadena periodística, lo invitó a dar una serie de conferencias en Estados Unidos, y allí lo sorprendió el estallido de la Segunda Guerra. Se identificó tanto con los estadounidenses que en 1944 solicitó su incorporación a la US Navy.
"Paddy" sirvió en la Marina y en el Cuerpo Médico Naval hasta su baja en 1947. De retorno a la vida civil, tomó la decisión de su vida: cambió su apellido Hitler por el de Stuar-Houston, en el que algunos ensayistas han creído ver una especie de homenaje a Houston Stewart Chamberlain, uno de los principales teóricos de la indemostrable superioridad de la raza aria, causante de millones de muertos, pero no existen elementos consistentes para avalar la tesis de una supuesta identificación de "Paddy" con el racismo. Tuvo cuatro hijos, los que se juramentaron no casarse para no tener descendencia que pudiera prolongar el linaje de los Hitler.
Y luego está el caso de Werner Goering, sobrino de Hermann Wilhelm Goering, comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas alemanas y, luego del extraño vuelo de Hess a Gran Bretaña para negociar por su cuenta un tratado de paz con Gran Bretaña, designado para reemplazar a Hess en la escala jerárquica nazi. Werner nació en Salt Lake City, la Roma del movimiento mormón, hijo de Karl y Atela Goering, y al estallar la guerra se incorporó a la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos. Fue un combatiente leal, pese a lo cual la jefatura de la AAF decidió ponerle como copiloto al teniente primero Jack P. Rencher, con la misión de matar a Goering si intentaba aterrizar en territorio alemán y entregarse, lo cual hubiese sido un gran golpe publicitario en manos del genial y abominable ministro de Propaganda Joseph Goebbels.
Goering cumplió sus 48 misiones de bombardeo en territorios ocupados por los nazis con el mismo coraje y precisión de los demás pilotos del 303. Al terminar la guerra, Rencher informó que en una sola oportunidad lo vio vacilar: fue cuando debió descargar las bombas sobre la ciudad alemana de Colonia, donde vivía su abuela. Y añadió: "Nos hicimos buenos amigos y creo que yo no hubiese servido a ningún otro piloto que no fuese Goering". Y Jack Silver, que se desempeñaba como ametralladorista en el B-17, lo describió como "un tremendo buen tipo; siempre quiso demostrar que como descendiente de alemanes era un americano leal".
Fuente: Diario "La Voz del Interior" - Domingo 7 de Junio de 2009
Especial
La Segunda Guerra Mundial se inició el 1° de setiembre de 1939, pero los Estados Unidos se mantuvieron al margen. La gran mayoría de los estadounidenses eran aislacionistas, y su presidente Roosevelt debió emplear toda su habilidad para crear una convincente situación que obligara a la potencia americana a sumarse al esfuerzo de las democracias occidentales para detener la expansión de la barbarie nazi, que parecía irresistible, y devolver la libertad a los pueblos sojuzgados de media Europa. Necesita una excusa y los japoneses se la proporcionaron en el momento más oportuno. Fieles a su tradición de atacar sin previa declaración de guerra (lo hicieron contra China en 1895, Rusia en 1905 y China en 1927), el 7 de diciembre de 1941 atacaron Pearl Harbor y produjeron más de tres mil bajas, entre muertos y heridos. Y Roosevelt declaró la guerra al Japón.
Millares de ciudadanos se presentaron espontáneamente en los centros de reclutamiento de las tres armas. En un centro de la Marina se presentó un joven que no había recibido la convocatoria al alistamiento y deseaba unirse a la lucha contra el nazismo. Presentó su documentación y, al leer su identidad, el empleado palideció. Pidió al voluntario que aguardase un momento, se dirigió a la oficina de su superior y le explicó lo que estaba ocurriendo. El superior palideció y, luego de un momento de dudas, ordenó a su subordinado que dijera al voluntario que volviese dentro de una semana. El voluntario regresó cumplida la semana. Los empleados hicieron un extraño silencio. Esta vez el superior de la oficina estaba en el mostrador y decidió atenderlo. Tomó el documento que le extendía el desconocido y no pudo reprimir un fugaz estremecimiento, pero se sobrepuso y le extendió la correspondiente documentación, advirtiéndole que sería convocado para su revisión psicofísica en los próximos días. Y luego de varios días de espera, Hitler quedó incorporado a la US Navy, a la Marina de Guerra de los Estados Unidos. Sí, Hitler. William Patrick Hitler.
William Patrick Hitler había nacido en Liverpool, Inglaterra, en 1911. Hijo único de Alois Hitler, alemán, y de Bridget Dowling, irlandesa. Alois era hermanastro de Adolf, de modo que William "Bill" o "Paddy" Patrick era sobrino del Führer. El matrimonio duró tres años, porque en 1914 Alois regresó a Alemania, sin Bridget y su hijo, que permanecieron en Inglaterra. Alois debía ser bastante inescrupuloso, porque se casó nuevamente en Alemania, incurriendo en bigamia, que nunca purgó. Alois tuvo otro hijo, Heinz Hitler, nazi militante que murió en un campo de prisioneros en la Unión Soviética.
Cuando "Bill" Hitler cumplió 18 años, su padre le escribió a su esposa legal Bridget y le pidió que enviara al hijo de ambos a Alemania, para que visitara ese país. Y "Bill", luego "Paddy", viajó a Alemania en 1929, donde su tío se estaba convirtiendo en un personaje de cierta gravitación política en Baviera. En 1933, hizo una segunda visita. Por entonces, su pariente se había convertido en el Führer. "Paddy" obtuvo un puesto en un banco y más tarde fue recomendado a la fábrica de automóviles Opel, pero esperaba algo mejor. Adolf Hitler le dijo que si adoptaba la ciudadanía alemana obtendría una buena posición laboral.
"Paddy" rechazó la idea de renunciar a la ciudadanía británica, huyó de Alemania y publicó en Londres un rudo ataque: "Por qué odio a mi tío". El destino terminó por convertirlo en ciudadano estadounidense. En 1939, William Randolph Hearst, dueño de la célebre cadena periodística, lo invitó a dar una serie de conferencias en Estados Unidos, y allí lo sorprendió el estallido de la Segunda Guerra. Se identificó tanto con los estadounidenses que en 1944 solicitó su incorporación a la US Navy.
"Paddy" sirvió en la Marina y en el Cuerpo Médico Naval hasta su baja en 1947. De retorno a la vida civil, tomó la decisión de su vida: cambió su apellido Hitler por el de Stuar-Houston, en el que algunos ensayistas han creído ver una especie de homenaje a Houston Stewart Chamberlain, uno de los principales teóricos de la indemostrable superioridad de la raza aria, causante de millones de muertos, pero no existen elementos consistentes para avalar la tesis de una supuesta identificación de "Paddy" con el racismo. Tuvo cuatro hijos, los que se juramentaron no casarse para no tener descendencia que pudiera prolongar el linaje de los Hitler.
Y luego está el caso de Werner Goering, sobrino de Hermann Wilhelm Goering, comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas alemanas y, luego del extraño vuelo de Hess a Gran Bretaña para negociar por su cuenta un tratado de paz con Gran Bretaña, designado para reemplazar a Hess en la escala jerárquica nazi. Werner nació en Salt Lake City, la Roma del movimiento mormón, hijo de Karl y Atela Goering, y al estallar la guerra se incorporó a la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos. Fue un combatiente leal, pese a lo cual la jefatura de la AAF decidió ponerle como copiloto al teniente primero Jack P. Rencher, con la misión de matar a Goering si intentaba aterrizar en territorio alemán y entregarse, lo cual hubiese sido un gran golpe publicitario en manos del genial y abominable ministro de Propaganda Joseph Goebbels.
Goering cumplió sus 48 misiones de bombardeo en territorios ocupados por los nazis con el mismo coraje y precisión de los demás pilotos del 303. Al terminar la guerra, Rencher informó que en una sola oportunidad lo vio vacilar: fue cuando debió descargar las bombas sobre la ciudad alemana de Colonia, donde vivía su abuela. Y añadió: "Nos hicimos buenos amigos y creo que yo no hubiese servido a ningún otro piloto que no fuese Goering". Y Jack Silver, que se desempeñaba como ametralladorista en el B-17, lo describió como "un tremendo buen tipo; siempre quiso demostrar que como descendiente de alemanes era un americano leal".
Fuente: Diario "La Voz del Interior" - Domingo 7 de Junio de 2009