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<blockquote data-quote="ARGENTVS" data-source="post: 3655967" data-attributes="member: 93"><p>[URL unfurl="true"]https://www.rt.com/news/613541-russia-lavrov-middle-east/?utm_source=browser&utm_medium=aplication_chrome&utm_campaign=chrome[/URL]</p><p></p><h3>¿Qué quiere Rusia de Oriente Medio?</h3><p>La reciente gira del Ministro de Asuntos Exteriores Serguéi Lavrov por la región delinea objetivos claros de compromiso con sus diversos actores</p><p></p><p>El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, inició una gira diplomática por Oriente Medio con el objetivo principal de fortalecer las relaciones bilaterales, tratar cuestiones regionales urgentes y fomentar la cooperación estratégica. Su itinerario incluyó tres capitales clave, cada una de ellas con un papel importante en el panorama geopolítico de la región.</p><p></p><p>La primera escala fue Ankara, donde Lavrov mantuvo conversaciones con su homólogo turco, Hakan Fidan, en las que se trataron temas muy diversos, como la cooperación bilateral, la seguridad regional y las relaciones económicas y comerciales. A continuación, se reunió con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, durante el cual se concedió especial atención a la solución del problema sirio, la dinámica de las relaciones ruso-turcas y los esfuerzos de coordinación en el marco multilateral.</p><p></p><p>El siguiente destino fue Teherán, donde Lavrov se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, y después mantuvo conversaciones con el presidente Masoud Pezeshkian. Las conversaciones se centraron en las asociaciones energéticas, el desarrollo de corredores de transporte y la colaboración en el escenario internacional, en particular en lo relativo a la presión de las sanciones y la armonización de posiciones en diversas organizaciones multilaterales.</p><p></p><p>La última etapa de la gira llevó a Lavrov a Doha, la capital de Qatar, donde entabló negociaciones con el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, y luego se reunió con el primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores del país, el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al Thani. Las conversaciones se centraron en la cooperación energética, las asociaciones de inversión y las iniciativas conjuntas destinadas a abordar las crisis regionales.</p><p></p><p>Cabe destacar que la selección de estos tres países para la gira pone de relieve el contexto de Siria, donde Moscú sigue participando activamente tanto a nivel diplomático como político. Turquía, Irán y Qatar son actores fundamentales en el proceso de solución de la crisis siria, y sus posiciones serán cruciales para dar forma al futuro de la región. A pesar de las afirmaciones occidentales de que la influencia de Moscú en Siria ha disminuido tras la salida de Bashar Assad, Rusia continúa su diálogo con el nuevo liderazgo sirio bajo el mando de Ahmad al-Sharaa. Esto reafirma el firme rumbo estratégico de Rusia en Oriente Medio y su compromiso de mantener un papel significativo en los asuntos regionales, salvaguardar sus intereses y proponer soluciones diplomáticas en medio de un equilibrio de poder en evolución.</p><p></p><h2>¿Qué se discutió en Ankara?</h2><p>Durante su visita a Turquía, Lavrov mantuvo conversaciones con Erdogan y Fidan. Las conversaciones se centraron en la cooperación bilateral, la situación en Siria, el conflicto en Ucrania y otros acontecimientos regionales más amplios, incluida la escalada del conflicto entre Israel y Palestina.</p><p></p><p>A pesar de una historia compleja y de los desacuerdos existentes, Rusia y Turquía siguen desarrollando su asociación. Ankara sigue siendo un socio comercial y económico crucial para Moscú y desempeña un papel de mediación clave en las negociaciones internacionales. Erdogan ha subrayado en repetidas ocasiones la ambición de Turquía de servir de puente diplomático entre Rusia y Occidente y, en este contexto, Turquía reafirmó su voluntad de facilitar el diálogo entre Moscú y Kiev ofreciéndose como plataforma de negociación.</p><p></p><p>Sin embargo, un tema igualmente crítico en la agenda fue el acuerdo sobre Siria. Moscú sigue manteniendo su influencia en Siria a pesar de la reciente transición política en Damasco, donde el liderazgo de Assad ha sido reemplazado por una nueva administración bajo el mando de Al Sharaa. Si bien los países occidentales han tratado de presentar este cambio como un debilitamiento de la posición de Rusia, Moscú se ha adaptado rápidamente a la nueva realidad, estableciendo vínculos con las nuevas autoridades sirias y manteniendo su activa presencia diplomática y militar en la región.</p><p></p><p>Para Ankara, la cuestión siria sigue siendo de importancia estratégica, dadas sus preocupaciones por los grupos armados kurdos, los flujos de refugiados y la necesidad de asegurar su posición en el norte de Siria. A pesar de los desacuerdos tácticos, Rusia y Turquía siguen dialogando sobre Siria, ya que ambas partes reconocen la importancia de la estabilidad y de mantener el control sobre sus respectivas esferas de influencia.</p><p></p><p>Las conversaciones también abordaron cuestiones más amplias de Oriente Medio, en particular la actual escalada del conflicto entre Israel y Palestina. Moscú ha mantenido tradicionalmente una postura equilibrada, apoyando una solución de dos Estados y colaborando activamente con las naciones árabes de la región. Mientras tanto, Turquía busca fortalecer su influencia en el mundo islámico, aprovechando el conflicto en Gaza para reforzar su liderazgo regional.</p><p></p><p>Cabe destacar que, en el contexto de la gira de Lavrov, el 27 de febrero se celebró una reunión a puertas cerradas entre representantes rusos y estadounidenses en el Consulado General de Estados Unidos en Estambul. Si bien no se hicieron declaraciones oficiales sobre el contenido de estas conversaciones, según informes, el tema clave fue el posible restablecimiento de los canales de comunicación diplomática entre Moscú y Washington.</p><p></p><p>Naturalmente, el tema central de las conversaciones fue la relación bilateral, el conflicto en Ucrania y la seguridad regional. A pesar de la dura retórica pública, el mero hecho de que se celebraran las conversaciones indica que tanto Washington como Moscú, pese a la profunda crisis de sus relaciones, reconocen la necesidad de ciertos mecanismos de interacción. Es probable que en las conversaciones se abordaran los riesgos de una mayor escalada en Ucrania, las preocupaciones de seguridad en Siria y las posibles áreas de cooperación en otras regiones. La reunión en Estambul también sugiere que Occidente puede estar interesado en restablecer el compromiso diplomático con Moscú, aunque sea de forma limitada.</p><p></p><h2>Los huéspedes de Moscú son siempre bienvenidos en Teherán</h2><p>La visita de Lavrov a Irán marcó un hito importante en las relaciones ruso-iraníes y puso de relieve el avance hacia una cooperación más estrecha en medio de una creciente presión externa. Las conversaciones de Lavrov con Pezeshkian y Araghchi abarcaron una amplia gama de temas, desde el comercio bilateral y la cooperación económica hasta la situación en Siria y el conflicto entre Israel y Palestina.</p><p></p><p>Uno de los factores clave que impulsan la intensificación de los vínculos políticos entre Rusia e Irán es la renovada ola de presión de la administración del presidente estadounidense Donald Trump, que ha vuelto a aumentar las sanciones y las restricciones diplomáticas contra Teherán. En respuesta a esta creciente presión, Irán está recurriendo cada vez más a la asociación estratégica con Moscú, buscando apoyo para contrarrestar la influencia occidental y fortalecer la coordinación en el escenario internacional.</p><p></p><p>La firma de un nuevo tratado intergubernamental entre Rusia e Irán en enero sentó las bases para una cooperación más profunda en diversos sectores, desde la colaboración económica y energética hasta el compromiso militar y político. Las conversaciones en Teherán reafirmaron el compromiso de ambas naciones de consolidar su alianza estratégica, utilizando plataformas multilaterales existentes como la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), los BRICS y la Unión Económica Euroasiática (UEE), que ofrecen a Irán oportunidades adicionales para la integración económica y el aislamiento diplomático de las sanciones occidentales.</p><p></p><p>La visita de Lavrov se produjo en un contexto de creciente tensión entre Irán e Israel. Si bien Teherán sigue interesado en reducir la tensión, sigue enfrentándose a una presión cada vez mayor por parte de las autoridades israelíes, encabezadas por el primer ministro Benjamin Netanyahu, quien, con el apoyo de Washington, sigue una política antiiraní de línea dura.</p><p></p><p>En este entorno volátil, Rusia se está posicionando no sólo como un socio estratégico de Irán, sino también como un mediador potencial en conflictos regionales, en particular en lo que respecta a la solución del problema sirio. Es evidente que Moscú está trabajando para tender un puente entre Teherán y el nuevo liderazgo en Damasco bajo el mando de Al-Sharaa. La reciente transición en Siria ha introducido una nueva dinámica en el equilibrio de poder regional, y Rusia, manteniendo su influencia en el país, ahora está tratando de establecer nuevos mecanismos de cooperación entre Irán y el nuevo gobierno sirio.</p><p></p><p>A pesar de su profunda participación en el conflicto sirio, Teherán también está explorando vías de diálogo con el nuevo liderazgo sirio, lo que podría contribuir a reducir las tensiones regionales, ya que Irán pretende evitar una mayor escalada en medio de las amenazas israelíes y la constante presión estadounidense.</p><p></p><p>Más allá de los asuntos políticos, Lavrov y los funcionarios iraníes dedicaron especial atención a la ampliación de la cooperación económica bilateral. Dado que tanto Rusia como Irán están sujetos a sanciones occidentales, las dos naciones están trabajando para mejorar el comercio, en particular en los sectores de la energía y el transporte. Los proyectos conjuntos podrían ayudar a Irán a mitigar los efectos negativos de las restricciones económicas al proporcionar acceso a mecanismos financieros y logísticos alternativos, mientras que Moscú ve una oportunidad para consolidar aún más su presencia económica en la región.</p><p></p><p>En las conversaciones también se abordó el conflicto entre Israel y Palestina, así como la evolución de la situación en el Líbano y el Afganistán. Rusia e Irán comparten posiciones similares sobre estas cuestiones y están coordinando sus esfuerzos diplomáticos para aumentar su influencia en la dinámica regional.</p><p></p><p>La visita de Lavrov a Teherán reafirmó que las relaciones ruso-iraníes se están profundizando y están pasando a una fase de asociación estratégica integral. La creciente postura antiiraní de Washington e Israel inevitablemente empuja a Teherán hacia vínculos aún más estrechos con Moscú, incluida la cooperación diplomática y militar.</p><p></p><p>Al mismo tiempo, Moscú está aprovechando este momento para ampliar su presencia en Oriente Medio, facilitando el diálogo entre Teherán y las nuevas autoridades de Damasco y fortaleciendo la colaboración económica. A medida que aumenta la presión occidental, la alianza ruso-iraní se está convirtiendo en un factor cada vez más importante en la política global y está configurando profundamente el equilibrio de poder regional.</p><p></p><h2>En Doha siempre hay algo que discutir</h2><p>El 26 de febrero, Lavrov visitó Doha. Además de la cooperación bilateral, las conversaciones se centraron en los urgentes desafíos regionales y globales, entre ellos el conflicto en Gaza, la situación en Siria, la dinámica más amplia de la política en Oriente Medio y el conflicto en Ucrania.</p><p></p><p>En los últimos años, Qatar ha seguido una estrategia pragmática de política exterior, centrada en la diversificación de las asociaciones más allá de sus vínculos tradicionales con los Estados Unidos y la Unión Europea. Rusia, China, la India y otras economías importantes se han convertido en pilares clave de los esfuerzos de Doha por establecer relaciones económicas y políticas estables. En este contexto, la cooperación ruso-qatarí ha alcanzado un nuevo nivel, como lo demuestran los crecientes proyectos de inversión y la profundización del diálogo político.</p><p></p><p>Lavrov anunció que el Fondo Ruso de Inversión Directa y el fondo soberano de Qatar están preparando proyectos energéticos conjuntos por valor de más de 1.000 millones de dólares. Los inversores qataríes ya se encuentran entre los mayores accionistas del gigante energético ruso Rosneft, mientras que la propia Doha sirve de sede al Foro de Países Exportadores de Gas, lo que subraya su importancia en el sector energético mundial.</p><p></p><p>Sin embargo, la cooperación entre Moscú y Doha va más allá de los intereses económicos. Qatar ha desempeñado un papel activo en los esfuerzos de mediación relacionados con la crisis de Ucrania, en particular en iniciativas humanitarias como la reunificación de niños rusos y ucranianos con sus familias. Esto pone de relieve el papel cada vez más importante de las monarquías del Golfo como intermediarios clave en los conflictos globales, y Moscú parece acoger con agrado estas iniciativas, reconociendo a Doha como un socio potencial en una serie de cuestiones internacionales.</p><p></p><p>Uno de los temas centrales del debate fue Siria. El cambio de liderazgo en Damasco en diciembre de 2024 marcó una nueva fase en la política siria, en la que Al Sharaa paulatinamente va configurando la agenda de política exterior del país. Moscú está particularmente interesado en estabilizar la situación, sobre todo en el contexto del mantenimiento de su presencia militar y del funcionamiento de sus bases en Siria.</p><p></p><p>Otro tema crítico fue la escalada en Gaza y Líbano. Tanto Moscú como Doha expresaron su preocupación por la continua operación militar israelí en Gaza y los ataques en el sur del Líbano. Lavrov destacó que estas acciones contradicen las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y los acuerdos de paz entre Israel, Hamás y Hezbolá.</p><p></p><p>Qatar desempeña un papel crucial en la mediación del conflicto entre Israel y Hamás, facilitando las negociaciones y las iniciativas humanitarias. Gracias a sus canales de comunicación únicos con diversas facciones, incluidas las organizaciones palestinas, Doha se ha convertido en un importante actor diplomático. Rusia, que tradicionalmente ha apoyado la solución de dos Estados, sigue comprometida con la solución del conflicto, aunque mantener un enfoque equilibrado entre Israel y los Estados árabes resulta cada vez más difícil en el clima actual.</p><p></p><p>Otro factor que contribuye a la inestabilidad regional es la creciente tensión entre Irán e Israel. Moscú podría ver a Doha como un canal adicional para el diálogo en la región.</p><p></p><p>El papel de Qatar como mediador, su poder económico y su capacidad para dialogar con diversas fuerzas políticas de la región hacen de Doha un socio cada vez más valioso para Moscú. En los últimos años, los Estados del Golfo han mejorado significativamente su posición global y Moscú considera ahora a las monarquías árabes como un nuevo factor importante en la política internacional.</p><p></p><h2>Un nuevo rumbo político en Damasco: pragmatismo y búsqueda de estabilidad</h2><p>Siria está atravesando cambios políticos importantes que están configurando una nueva realidad tanto para el propio país como para sus socios clave, incluida Rusia. La reciente conversación telefónica entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y Al Sharaa fue una clara señal de que Moscú reconoce el nuevo panorama político en Damasco y está dispuesto a dialogar con las nuevas autoridades de una manera pragmática y constructiva.</p><p></p><p>Tras la anulación de la Constitución de 2012 y la disolución de las antiguas estructuras de seguridad, Siria ha entrado en una nueva fase de transformación política. Al-Sharaa ha anunciado planes para crear condiciones para la celebración de elecciones presidenciales en los próximos cuatro o cinco años, lo que refleja el compromiso de los nuevos dirigentes de construir un sistema político estable y legítimo.</p><p></p><p>Cabe destacar que el nuevo gobierno sirio está demostrando pragmatismo al fomentar el diálogo con Moscú, sin dejar de guiarse por sus propios intereses nacionales. Se trata de una línea de acción natural: durante un período de transición, Siria busca el apoyo internacional, pero al mismo tiempo mantiene la soberanía sobre sus procesos de toma de decisiones.</p><p></p><p>Moscú entiende que el nuevo liderazgo de Siria no se apegará a los modelos de actuación anteriores, sino que actuará en función de la evolución de las realidades políticas, económicas y sociales del país tras más de una década de conflicto. En este contexto, es crucial que Rusia no sólo preserve su influencia, sino que también adapte su estrategia al nuevo panorama sirio ofreciendo una cooperación pragmática, en particular en las esferas económica y humanitaria.</p><p></p><p>Durante la conversación, Putin reafirmó la disposición de Rusia a apoyar la mejora de las condiciones socioeconómicas de Siria, lo que probablemente implicará asistencia en proyectos de infraestructura y energía, así como participación en la reconstrucción de la economía devastada por la guerra. En el actual panorama internacional, atraer inversiones y fortalecer los vínculos comerciales y económicos son fundamentales para Damasco, y Moscú sigue siendo uno de sus socios clave en este sentido.</p><p></p><p>Un hito importante en esta transición fue el primer foro de diálogo nacional iniciado por el nuevo liderazgo de Siria. El evento, celebrado en Raqqa, subrayó los esfuerzos de Damasco por fomentar el consenso político interno. Sin embargo, la ausencia de representantes de la Administración Autónoma Kurda, respaldada por Estados Unidos, pone de relieve las divisiones políticas que persisten en el país.</p><p></p><p>Los dirigentes kurdos siguen insistiendo en la necesidad de dialogar, pero su exclusión del proceso político oficial indica que las divisiones en Siria siguen estando muy arraigadas. Mazloum Abdi, comandante de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), y Afeen Soweid, copresidente de la Administración Autónoma Democrática, subrayan la importancia de incluir a todas las facciones sirias en el proceso político. Sin embargo, en la práctica sigue habiendo una distancia notable entre las estructuras kurdas y el nuevo gobierno de Damasco.</p><p></p><p>El período de transición de Siria presenta desafíos y oportunidades para su nuevo gobierno y sus socios internacionales, incluida Rusia. Moscú entiende que Al-Sharaa y su administración darán prioridad a los intereses nacionales de Siria, por lo que Rusia deberá adaptar su enfoque en consecuencia. Es probable que el Kremlin se centre en la cooperación pragmática con Damasco, haciendo hincapié en la reconstrucción económica y la preservación de la presencia estratégica de Rusia en la región.</p><p></p><p>Por lo tanto, la transformación política de Siria presenta nuevos riesgos y nuevas oportunidades para Rusia. El éxito de las relaciones ruso-sirias durante este período de transición dependerá de la capacidad de Moscú para afrontar estos cambios con flexibilidad, garantizando la estabilidad regional y al mismo tiempo salvaguardando sus intereses estratégicos.</p><p></p><p>La participación proactiva de Rusia en el escenario internacional refleja su estrategia diplomática multidimensional. Moscú sigue fortaleciendo sus vínculos con actores clave de Oriente Medio –Turquía, Irán y Qatar–, consolidando así su influencia en una región que está adquiriendo cada vez mayor importancia en medio de las transformaciones globales.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="ARGENTVS, post: 3655967, member: 93"] [URL unfurl="true"]https://www.rt.com/news/613541-russia-lavrov-middle-east/?utm_source=browser&utm_medium=aplication_chrome&utm_campaign=chrome[/URL] [HEADING=2]¿Qué quiere Rusia de Oriente Medio?[/HEADING] La reciente gira del Ministro de Asuntos Exteriores Serguéi Lavrov por la región delinea objetivos claros de compromiso con sus diversos actores El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, inició una gira diplomática por Oriente Medio con el objetivo principal de fortalecer las relaciones bilaterales, tratar cuestiones regionales urgentes y fomentar la cooperación estratégica. Su itinerario incluyó tres capitales clave, cada una de ellas con un papel importante en el panorama geopolítico de la región. La primera escala fue Ankara, donde Lavrov mantuvo conversaciones con su homólogo turco, Hakan Fidan, en las que se trataron temas muy diversos, como la cooperación bilateral, la seguridad regional y las relaciones económicas y comerciales. A continuación, se reunió con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, durante el cual se concedió especial atención a la solución del problema sirio, la dinámica de las relaciones ruso-turcas y los esfuerzos de coordinación en el marco multilateral. El siguiente destino fue Teherán, donde Lavrov se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, y después mantuvo conversaciones con el presidente Masoud Pezeshkian. Las conversaciones se centraron en las asociaciones energéticas, el desarrollo de corredores de transporte y la colaboración en el escenario internacional, en particular en lo relativo a la presión de las sanciones y la armonización de posiciones en diversas organizaciones multilaterales. La última etapa de la gira llevó a Lavrov a Doha, la capital de Qatar, donde entabló negociaciones con el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, y luego se reunió con el primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores del país, el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al Thani. Las conversaciones se centraron en la cooperación energética, las asociaciones de inversión y las iniciativas conjuntas destinadas a abordar las crisis regionales. Cabe destacar que la selección de estos tres países para la gira pone de relieve el contexto de Siria, donde Moscú sigue participando activamente tanto a nivel diplomático como político. Turquía, Irán y Qatar son actores fundamentales en el proceso de solución de la crisis siria, y sus posiciones serán cruciales para dar forma al futuro de la región. A pesar de las afirmaciones occidentales de que la influencia de Moscú en Siria ha disminuido tras la salida de Bashar Assad, Rusia continúa su diálogo con el nuevo liderazgo sirio bajo el mando de Ahmad al-Sharaa. Esto reafirma el firme rumbo estratégico de Rusia en Oriente Medio y su compromiso de mantener un papel significativo en los asuntos regionales, salvaguardar sus intereses y proponer soluciones diplomáticas en medio de un equilibrio de poder en evolución. [HEADING=1]¿Qué se discutió en Ankara?[/HEADING] Durante su visita a Turquía, Lavrov mantuvo conversaciones con Erdogan y Fidan. Las conversaciones se centraron en la cooperación bilateral, la situación en Siria, el conflicto en Ucrania y otros acontecimientos regionales más amplios, incluida la escalada del conflicto entre Israel y Palestina. A pesar de una historia compleja y de los desacuerdos existentes, Rusia y Turquía siguen desarrollando su asociación. Ankara sigue siendo un socio comercial y económico crucial para Moscú y desempeña un papel de mediación clave en las negociaciones internacionales. Erdogan ha subrayado en repetidas ocasiones la ambición de Turquía de servir de puente diplomático entre Rusia y Occidente y, en este contexto, Turquía reafirmó su voluntad de facilitar el diálogo entre Moscú y Kiev ofreciéndose como plataforma de negociación. Sin embargo, un tema igualmente crítico en la agenda fue el acuerdo sobre Siria. Moscú sigue manteniendo su influencia en Siria a pesar de la reciente transición política en Damasco, donde el liderazgo de Assad ha sido reemplazado por una nueva administración bajo el mando de Al Sharaa. Si bien los países occidentales han tratado de presentar este cambio como un debilitamiento de la posición de Rusia, Moscú se ha adaptado rápidamente a la nueva realidad, estableciendo vínculos con las nuevas autoridades sirias y manteniendo su activa presencia diplomática y militar en la región. Para Ankara, la cuestión siria sigue siendo de importancia estratégica, dadas sus preocupaciones por los grupos armados kurdos, los flujos de refugiados y la necesidad de asegurar su posición en el norte de Siria. A pesar de los desacuerdos tácticos, Rusia y Turquía siguen dialogando sobre Siria, ya que ambas partes reconocen la importancia de la estabilidad y de mantener el control sobre sus respectivas esferas de influencia. Las conversaciones también abordaron cuestiones más amplias de Oriente Medio, en particular la actual escalada del conflicto entre Israel y Palestina. Moscú ha mantenido tradicionalmente una postura equilibrada, apoyando una solución de dos Estados y colaborando activamente con las naciones árabes de la región. Mientras tanto, Turquía busca fortalecer su influencia en el mundo islámico, aprovechando el conflicto en Gaza para reforzar su liderazgo regional. Cabe destacar que, en el contexto de la gira de Lavrov, el 27 de febrero se celebró una reunión a puertas cerradas entre representantes rusos y estadounidenses en el Consulado General de Estados Unidos en Estambul. Si bien no se hicieron declaraciones oficiales sobre el contenido de estas conversaciones, según informes, el tema clave fue el posible restablecimiento de los canales de comunicación diplomática entre Moscú y Washington. Naturalmente, el tema central de las conversaciones fue la relación bilateral, el conflicto en Ucrania y la seguridad regional. A pesar de la dura retórica pública, el mero hecho de que se celebraran las conversaciones indica que tanto Washington como Moscú, pese a la profunda crisis de sus relaciones, reconocen la necesidad de ciertos mecanismos de interacción. Es probable que en las conversaciones se abordaran los riesgos de una mayor escalada en Ucrania, las preocupaciones de seguridad en Siria y las posibles áreas de cooperación en otras regiones. La reunión en Estambul también sugiere que Occidente puede estar interesado en restablecer el compromiso diplomático con Moscú, aunque sea de forma limitada. [HEADING=1]Los huéspedes de Moscú son siempre bienvenidos en Teherán[/HEADING] La visita de Lavrov a Irán marcó un hito importante en las relaciones ruso-iraníes y puso de relieve el avance hacia una cooperación más estrecha en medio de una creciente presión externa. Las conversaciones de Lavrov con Pezeshkian y Araghchi abarcaron una amplia gama de temas, desde el comercio bilateral y la cooperación económica hasta la situación en Siria y el conflicto entre Israel y Palestina. Uno de los factores clave que impulsan la intensificación de los vínculos políticos entre Rusia e Irán es la renovada ola de presión de la administración del presidente estadounidense Donald Trump, que ha vuelto a aumentar las sanciones y las restricciones diplomáticas contra Teherán. En respuesta a esta creciente presión, Irán está recurriendo cada vez más a la asociación estratégica con Moscú, buscando apoyo para contrarrestar la influencia occidental y fortalecer la coordinación en el escenario internacional. La firma de un nuevo tratado intergubernamental entre Rusia e Irán en enero sentó las bases para una cooperación más profunda en diversos sectores, desde la colaboración económica y energética hasta el compromiso militar y político. Las conversaciones en Teherán reafirmaron el compromiso de ambas naciones de consolidar su alianza estratégica, utilizando plataformas multilaterales existentes como la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), los BRICS y la Unión Económica Euroasiática (UEE), que ofrecen a Irán oportunidades adicionales para la integración económica y el aislamiento diplomático de las sanciones occidentales. La visita de Lavrov se produjo en un contexto de creciente tensión entre Irán e Israel. Si bien Teherán sigue interesado en reducir la tensión, sigue enfrentándose a una presión cada vez mayor por parte de las autoridades israelíes, encabezadas por el primer ministro Benjamin Netanyahu, quien, con el apoyo de Washington, sigue una política antiiraní de línea dura. En este entorno volátil, Rusia se está posicionando no sólo como un socio estratégico de Irán, sino también como un mediador potencial en conflictos regionales, en particular en lo que respecta a la solución del problema sirio. Es evidente que Moscú está trabajando para tender un puente entre Teherán y el nuevo liderazgo en Damasco bajo el mando de Al-Sharaa. La reciente transición en Siria ha introducido una nueva dinámica en el equilibrio de poder regional, y Rusia, manteniendo su influencia en el país, ahora está tratando de establecer nuevos mecanismos de cooperación entre Irán y el nuevo gobierno sirio. A pesar de su profunda participación en el conflicto sirio, Teherán también está explorando vías de diálogo con el nuevo liderazgo sirio, lo que podría contribuir a reducir las tensiones regionales, ya que Irán pretende evitar una mayor escalada en medio de las amenazas israelíes y la constante presión estadounidense. Más allá de los asuntos políticos, Lavrov y los funcionarios iraníes dedicaron especial atención a la ampliación de la cooperación económica bilateral. Dado que tanto Rusia como Irán están sujetos a sanciones occidentales, las dos naciones están trabajando para mejorar el comercio, en particular en los sectores de la energía y el transporte. Los proyectos conjuntos podrían ayudar a Irán a mitigar los efectos negativos de las restricciones económicas al proporcionar acceso a mecanismos financieros y logísticos alternativos, mientras que Moscú ve una oportunidad para consolidar aún más su presencia económica en la región. En las conversaciones también se abordó el conflicto entre Israel y Palestina, así como la evolución de la situación en el Líbano y el Afganistán. Rusia e Irán comparten posiciones similares sobre estas cuestiones y están coordinando sus esfuerzos diplomáticos para aumentar su influencia en la dinámica regional. La visita de Lavrov a Teherán reafirmó que las relaciones ruso-iraníes se están profundizando y están pasando a una fase de asociación estratégica integral. La creciente postura antiiraní de Washington e Israel inevitablemente empuja a Teherán hacia vínculos aún más estrechos con Moscú, incluida la cooperación diplomática y militar. Al mismo tiempo, Moscú está aprovechando este momento para ampliar su presencia en Oriente Medio, facilitando el diálogo entre Teherán y las nuevas autoridades de Damasco y fortaleciendo la colaboración económica. A medida que aumenta la presión occidental, la alianza ruso-iraní se está convirtiendo en un factor cada vez más importante en la política global y está configurando profundamente el equilibrio de poder regional. [HEADING=1]En Doha siempre hay algo que discutir[/HEADING] El 26 de febrero, Lavrov visitó Doha. Además de la cooperación bilateral, las conversaciones se centraron en los urgentes desafíos regionales y globales, entre ellos el conflicto en Gaza, la situación en Siria, la dinámica más amplia de la política en Oriente Medio y el conflicto en Ucrania. En los últimos años, Qatar ha seguido una estrategia pragmática de política exterior, centrada en la diversificación de las asociaciones más allá de sus vínculos tradicionales con los Estados Unidos y la Unión Europea. Rusia, China, la India y otras economías importantes se han convertido en pilares clave de los esfuerzos de Doha por establecer relaciones económicas y políticas estables. En este contexto, la cooperación ruso-qatarí ha alcanzado un nuevo nivel, como lo demuestran los crecientes proyectos de inversión y la profundización del diálogo político. Lavrov anunció que el Fondo Ruso de Inversión Directa y el fondo soberano de Qatar están preparando proyectos energéticos conjuntos por valor de más de 1.000 millones de dólares. Los inversores qataríes ya se encuentran entre los mayores accionistas del gigante energético ruso Rosneft, mientras que la propia Doha sirve de sede al Foro de Países Exportadores de Gas, lo que subraya su importancia en el sector energético mundial. Sin embargo, la cooperación entre Moscú y Doha va más allá de los intereses económicos. Qatar ha desempeñado un papel activo en los esfuerzos de mediación relacionados con la crisis de Ucrania, en particular en iniciativas humanitarias como la reunificación de niños rusos y ucranianos con sus familias. Esto pone de relieve el papel cada vez más importante de las monarquías del Golfo como intermediarios clave en los conflictos globales, y Moscú parece acoger con agrado estas iniciativas, reconociendo a Doha como un socio potencial en una serie de cuestiones internacionales. Uno de los temas centrales del debate fue Siria. El cambio de liderazgo en Damasco en diciembre de 2024 marcó una nueva fase en la política siria, en la que Al Sharaa paulatinamente va configurando la agenda de política exterior del país. Moscú está particularmente interesado en estabilizar la situación, sobre todo en el contexto del mantenimiento de su presencia militar y del funcionamiento de sus bases en Siria. Otro tema crítico fue la escalada en Gaza y Líbano. Tanto Moscú como Doha expresaron su preocupación por la continua operación militar israelí en Gaza y los ataques en el sur del Líbano. Lavrov destacó que estas acciones contradicen las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y los acuerdos de paz entre Israel, Hamás y Hezbolá. Qatar desempeña un papel crucial en la mediación del conflicto entre Israel y Hamás, facilitando las negociaciones y las iniciativas humanitarias. Gracias a sus canales de comunicación únicos con diversas facciones, incluidas las organizaciones palestinas, Doha se ha convertido en un importante actor diplomático. Rusia, que tradicionalmente ha apoyado la solución de dos Estados, sigue comprometida con la solución del conflicto, aunque mantener un enfoque equilibrado entre Israel y los Estados árabes resulta cada vez más difícil en el clima actual. Otro factor que contribuye a la inestabilidad regional es la creciente tensión entre Irán e Israel. Moscú podría ver a Doha como un canal adicional para el diálogo en la región. El papel de Qatar como mediador, su poder económico y su capacidad para dialogar con diversas fuerzas políticas de la región hacen de Doha un socio cada vez más valioso para Moscú. En los últimos años, los Estados del Golfo han mejorado significativamente su posición global y Moscú considera ahora a las monarquías árabes como un nuevo factor importante en la política internacional. [HEADING=1]Un nuevo rumbo político en Damasco: pragmatismo y búsqueda de estabilidad[/HEADING] Siria está atravesando cambios políticos importantes que están configurando una nueva realidad tanto para el propio país como para sus socios clave, incluida Rusia. La reciente conversación telefónica entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y Al Sharaa fue una clara señal de que Moscú reconoce el nuevo panorama político en Damasco y está dispuesto a dialogar con las nuevas autoridades de una manera pragmática y constructiva. Tras la anulación de la Constitución de 2012 y la disolución de las antiguas estructuras de seguridad, Siria ha entrado en una nueva fase de transformación política. Al-Sharaa ha anunciado planes para crear condiciones para la celebración de elecciones presidenciales en los próximos cuatro o cinco años, lo que refleja el compromiso de los nuevos dirigentes de construir un sistema político estable y legítimo. Cabe destacar que el nuevo gobierno sirio está demostrando pragmatismo al fomentar el diálogo con Moscú, sin dejar de guiarse por sus propios intereses nacionales. Se trata de una línea de acción natural: durante un período de transición, Siria busca el apoyo internacional, pero al mismo tiempo mantiene la soberanía sobre sus procesos de toma de decisiones. Moscú entiende que el nuevo liderazgo de Siria no se apegará a los modelos de actuación anteriores, sino que actuará en función de la evolución de las realidades políticas, económicas y sociales del país tras más de una década de conflicto. En este contexto, es crucial que Rusia no sólo preserve su influencia, sino que también adapte su estrategia al nuevo panorama sirio ofreciendo una cooperación pragmática, en particular en las esferas económica y humanitaria. Durante la conversación, Putin reafirmó la disposición de Rusia a apoyar la mejora de las condiciones socioeconómicas de Siria, lo que probablemente implicará asistencia en proyectos de infraestructura y energía, así como participación en la reconstrucción de la economía devastada por la guerra. En el actual panorama internacional, atraer inversiones y fortalecer los vínculos comerciales y económicos son fundamentales para Damasco, y Moscú sigue siendo uno de sus socios clave en este sentido. Un hito importante en esta transición fue el primer foro de diálogo nacional iniciado por el nuevo liderazgo de Siria. El evento, celebrado en Raqqa, subrayó los esfuerzos de Damasco por fomentar el consenso político interno. Sin embargo, la ausencia de representantes de la Administración Autónoma Kurda, respaldada por Estados Unidos, pone de relieve las divisiones políticas que persisten en el país. Los dirigentes kurdos siguen insistiendo en la necesidad de dialogar, pero su exclusión del proceso político oficial indica que las divisiones en Siria siguen estando muy arraigadas. Mazloum Abdi, comandante de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), y Afeen Soweid, copresidente de la Administración Autónoma Democrática, subrayan la importancia de incluir a todas las facciones sirias en el proceso político. Sin embargo, en la práctica sigue habiendo una distancia notable entre las estructuras kurdas y el nuevo gobierno de Damasco. El período de transición de Siria presenta desafíos y oportunidades para su nuevo gobierno y sus socios internacionales, incluida Rusia. Moscú entiende que Al-Sharaa y su administración darán prioridad a los intereses nacionales de Siria, por lo que Rusia deberá adaptar su enfoque en consecuencia. Es probable que el Kremlin se centre en la cooperación pragmática con Damasco, haciendo hincapié en la reconstrucción económica y la preservación de la presencia estratégica de Rusia en la región. Por lo tanto, la transformación política de Siria presenta nuevos riesgos y nuevas oportunidades para Rusia. El éxito de las relaciones ruso-sirias durante este período de transición dependerá de la capacidad de Moscú para afrontar estos cambios con flexibilidad, garantizando la estabilidad regional y al mismo tiempo salvaguardando sus intereses estratégicos. La participación proactiva de Rusia en el escenario internacional refleja su estrategia diplomática multidimensional. Moscú sigue fortaleciendo sus vínculos con actores clave de Oriente Medio –Turquía, Irán y Qatar–, consolidando así su influencia en una región que está adquiriendo cada vez mayor importancia en medio de las transformaciones globales. [/QUOTE]
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