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<blockquote data-quote="SantySF" data-source="post: 3754353" data-attributes="member: 28947"><p><strong><span style="font-size: 18px">Que pensaba la última dictadura militar argentina de Palestina?</span></strong></p><p></p><p><em>"La posición del régimen militar respecto del conflicto árabe-israelí tuvo algún síntoma de ambigüedad, producto tal vez de la falta de acuerdo entre los distintos canales que decidían en cuestiones de política exterior argentina. No obstante, si bien trató de mostrar equidistancia en el conflicto, el gobierno argentino asumió una posición de comprensión hacia la postura árabe, y que podría considerarse como anti-israelí.</em></p><p><em></em></p><p><em>La existencia de una directriz pro-árabe -y que seguramente contaba con el respaldo de sectores nacionalistas dentro y fuera del ámbito militar- se evidenció en la posición adoptada por el embajador argentino ante la ONU, Carlos Ortiz de Rozas, en diciembre de 1976. En dicha ocasión, la delegación argentina respaldó dos resoluciones, una condenatoria de la política israelí de ocupación de territorios, y otra de reconocimiento de la OLP como actor "esencial para la realización de un acuerdo justo y duradero en la región".</em></p><p><em></em></p><p><em>Esta posición argentina en la ONU fue criticada por los medios, en tanto consagraba el acercamiento a una organización que había tenido contacto con jefes terroristas como el montonero Mario Firmenich. También evidenció las divergencias existentes dentro de la diplomacia argentina, pues el embajador Carlos Ortiz de Rozas votaba en la ONU a favor de la resolución de condena a Israel un mes después que, en la conferencia de la UNESCO en Nairobi, en noviembre de 1976, el embajador argentino en Israel, Victor Massuh, sustentara la tradicional posición de abstención argentina. La incoherencia no estaría vinculada sólo a divergencias de pensamiento entre ambos embajadores, sino también a las instrucciones contradictorias que emanaban de la Junta Militar.</em></p><p><em></em></p><p><em>Un tema importante de la agenda bilateral con Israel fue la liberación en 1979 del periodista judío Jacobo Timerman, ex director del diario La Opinión. Mientras duró su prisión, Timerman recibió el respaldo de la Organización Sionista Internacional y del propio gobierno de Israel, los cuales, a través del embajador de Israel en la Argentina, Ram Nirgad, ejercieron presión para obtener su libertad, ofreciéndole refugio en territorio israelí.</em></p><p><em></em></p><p><em>La equidistancia respecto del conflicto árabe-israelí se mantuvo durante el segundo tramo del gobierno de Videla. <strong><span style="font-size: 18px">Así, el representante argentino ante la XXXIV Asamblea General de las Naciones Unidas en 1979, Enrique Ros, sostuvo que ni judíos ni árabes podían continuar desconociendo la "existencia de sus vecinos y la legitimidad de su derechos", pues ello acarrearía riesgos "no solamente para ellos sino también para el resto del mundo".</span></strong> Esta posición tuvo nuevamente ocasión de manifestarse en febrero de 1981, cuando el presidente de la delegación argentina ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, Gabriel Martínez, sostuvo su "apoyo" a las reivindicaciones del pueblo palestino. En abierto repudio a las violaciones de las disposiciones de la ONU por parte de Israel, Martínez enfatizó que tanto el pueblo palestino como el israelí "constituyen dos realidades y no pueden desconocerse mutuamente".</em></p><p><em></em></p><p><em>Por otra parte, el gobierno de Videla adoptó un claro gesto de respaldo a la posición norteamericana en Medio Oriente en abril de 1980, cuando decidió retirar a su embajador en Irán. Esta decisión fue adoptada como un gesto de repudio a la invasión de la embajada norteamericana en Teherán y a la toma de rehenes por parte de estudiantes iraníes militantes del islamismo a fines de 1979. El gobierno norteamericano, sensibilizado por la captura de rehenes, agradeció a través de una carta este gesto del gobierno argentino.</em></p><p><em></em></p><p><em>Durante la gestión del general Viola, un tema importante que se presentó en la agenda con los países de Medio Oriente fue, como se sabe, la eventual participación argentina en la fuerza militar multinacional que debía garantizar el cumplimiento de los acuerdos de Camp David respecto de la península del Sinaí. En relación con esta conflictiva cuestión, el gobierno de Viola recibió la visita del canciller egipcio Boutros Ghali en julio de 1981, y del príncipe Saud Al Faisal de Arabia Saudita en agosto del mismo año. Mientras el primero intentó convencer a las autoridades argentinas de la importancia de que las tropas argentinas se sumaran a la fuerza multinacional en el Sinaí, el príncipe árabe advirtió al canciller Camilión que su país no tenía objeciones respecto de la intervención argentina, aunque sí podrían tenerla otros países árabes de posición más radicalizada en el conflicto de Medio Oriente. No obstante los esfuerzos del entonces comandante en jefe del Ejército, general Galtieri, durante su visita a Estados Unidos en agosto de 1981, por convencer a los diplomáticos argentinos en Washington de la conveniencia de intervenir en el Sinaí para congraciarse con la administración Reagan, finalmente primó la posición no intervencionista del presidente Viola, del canciller Camilión y de los oficiales de la Armada y la Fuerza Aérea."</em></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="SantySF, post: 3754353, member: 28947"] [B][SIZE=5]Que pensaba la última dictadura militar argentina de Palestina?[/SIZE][/B] [I]"La posición del régimen militar respecto del conflicto árabe-israelí tuvo algún síntoma de ambigüedad, producto tal vez de la falta de acuerdo entre los distintos canales que decidían en cuestiones de política exterior argentina. No obstante, si bien trató de mostrar equidistancia en el conflicto, el gobierno argentino asumió una posición de comprensión hacia la postura árabe, y que podría considerarse como anti-israelí. La existencia de una directriz pro-árabe -y que seguramente contaba con el respaldo de sectores nacionalistas dentro y fuera del ámbito militar- se evidenció en la posición adoptada por el embajador argentino ante la ONU, Carlos Ortiz de Rozas, en diciembre de 1976. En dicha ocasión, la delegación argentina respaldó dos resoluciones, una condenatoria de la política israelí de ocupación de territorios, y otra de reconocimiento de la OLP como actor "esencial para la realización de un acuerdo justo y duradero en la región". Esta posición argentina en la ONU fue criticada por los medios, en tanto consagraba el acercamiento a una organización que había tenido contacto con jefes terroristas como el montonero Mario Firmenich. También evidenció las divergencias existentes dentro de la diplomacia argentina, pues el embajador Carlos Ortiz de Rozas votaba en la ONU a favor de la resolución de condena a Israel un mes después que, en la conferencia de la UNESCO en Nairobi, en noviembre de 1976, el embajador argentino en Israel, Victor Massuh, sustentara la tradicional posición de abstención argentina. La incoherencia no estaría vinculada sólo a divergencias de pensamiento entre ambos embajadores, sino también a las instrucciones contradictorias que emanaban de la Junta Militar. Un tema importante de la agenda bilateral con Israel fue la liberación en 1979 del periodista judío Jacobo Timerman, ex director del diario La Opinión. Mientras duró su prisión, Timerman recibió el respaldo de la Organización Sionista Internacional y del propio gobierno de Israel, los cuales, a través del embajador de Israel en la Argentina, Ram Nirgad, ejercieron presión para obtener su libertad, ofreciéndole refugio en territorio israelí. La equidistancia respecto del conflicto árabe-israelí se mantuvo durante el segundo tramo del gobierno de Videla. [B][SIZE=5]Así, el representante argentino ante la XXXIV Asamblea General de las Naciones Unidas en 1979, Enrique Ros, sostuvo que ni judíos ni árabes podían continuar desconociendo la "existencia de sus vecinos y la legitimidad de su derechos", pues ello acarrearía riesgos "no solamente para ellos sino también para el resto del mundo".[/SIZE][/B] Esta posición tuvo nuevamente ocasión de manifestarse en febrero de 1981, cuando el presidente de la delegación argentina ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, Gabriel Martínez, sostuvo su "apoyo" a las reivindicaciones del pueblo palestino. En abierto repudio a las violaciones de las disposiciones de la ONU por parte de Israel, Martínez enfatizó que tanto el pueblo palestino como el israelí "constituyen dos realidades y no pueden desconocerse mutuamente". Por otra parte, el gobierno de Videla adoptó un claro gesto de respaldo a la posición norteamericana en Medio Oriente en abril de 1980, cuando decidió retirar a su embajador en Irán. Esta decisión fue adoptada como un gesto de repudio a la invasión de la embajada norteamericana en Teherán y a la toma de rehenes por parte de estudiantes iraníes militantes del islamismo a fines de 1979. El gobierno norteamericano, sensibilizado por la captura de rehenes, agradeció a través de una carta este gesto del gobierno argentino. Durante la gestión del general Viola, un tema importante que se presentó en la agenda con los países de Medio Oriente fue, como se sabe, la eventual participación argentina en la fuerza militar multinacional que debía garantizar el cumplimiento de los acuerdos de Camp David respecto de la península del Sinaí. En relación con esta conflictiva cuestión, el gobierno de Viola recibió la visita del canciller egipcio Boutros Ghali en julio de 1981, y del príncipe Saud Al Faisal de Arabia Saudita en agosto del mismo año. Mientras el primero intentó convencer a las autoridades argentinas de la importancia de que las tropas argentinas se sumaran a la fuerza multinacional en el Sinaí, el príncipe árabe advirtió al canciller Camilión que su país no tenía objeciones respecto de la intervención argentina, aunque sí podrían tenerla otros países árabes de posición más radicalizada en el conflicto de Medio Oriente. No obstante los esfuerzos del entonces comandante en jefe del Ejército, general Galtieri, durante su visita a Estados Unidos en agosto de 1981, por convencer a los diplomáticos argentinos en Washington de la conveniencia de intervenir en el Sinaí para congraciarse con la administración Reagan, finalmente primó la posición no intervencionista del presidente Viola, del canciller Camilión y de los oficiales de la Armada y la Fuerza Aérea."[/I] [/QUOTE]
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