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<blockquote data-quote="Leutnant" data-source="post: 5053" data-attributes="member: 45"><p><strong>Rumsfeld hace su balance final: entrevista con el secretario de Defensa de EE.UU. antes de dejar su cargo</strong></p><p></p><p><strong> <span style="font-size: 18px">"En Irak, uno no sabe si va ganando o perdiendo"</span></strong></p><p> <strong></strong></p><p><strong>Comparó el conflicto con la Guerra Fría</strong></p><p><strong> </strong></p><p><strong>WASHINGTON.- Falta apenas un día para que Donald Rumsfeld abandone sus funciones como secretario de Defensa del gobierno de George W. Bush. Mañana, Robert Gates asumirá en su reemplazo. La siguiente es la única entrevista que concedió el funcionario saliente -señalado por muchos como el principal responsable de la actuación de Estados Unidos en Irak- tras su renuncia. </strong></p><p></p><p>-¿Ha leído el informe del Grupo de Estudio sobre Irak [GEI]? </p><p></p><p>-No. Pero he leído informes sobre él y he repasado el resumen definitivo. </p><p></p><p>-Por lo que ha leído, ¿qué opinión le merece? </p><p></p><p>-Lo único que voy a decir al respecto es lo que declaró el presidente. Y es justo decir también que Bush hace frente y que el país hace frente a una situación compleja. Debido a la naturaleza del combate y al hecho de que los estadounidenses no terminan de entenderlo, el presidente tiene la difícil misión de mantener suficiente apoyo a las decisiones que considera necesarias para la seguridad de nuestro país. Debe tener en cuenta, además, el hecho de que, sólo si perseveramos, tendremos la oportunidad de triunfar. El precio y las consecuencias del fracaso serían tan funestos para el país que Bush debe tener en cuenta el centro de gravedad de esta lucha, que hasta cierto punto está en Medio Oriente y en un sentido muy real también está aquí, en Estados Unidos. Es algo que debe tener en cuenta al repasar y analizar la variedad de propuestas y sugerencias que ha recibido. También creo que las consecuencias de retirarnos y dejar Irak en manos de los terroristas serían muy graves. El país se convertiría en un refugio para planear ataques contra los países moderados de la región y contra Estados Unidos. Y esto iría en desmedro de la capacidad de nuestro gobierno para ofrecer protección al pueblo estadounidense. </p><p></p><p>-Hace unos días, Robert Gates respondió a la pregunta del senador Carl Levin sobre si estamos ganando en Irak con un no y luego añadió: "Tampoco estamos perdiendo". Esta pregunta parece encajar en el esquema que alimenta el síndrome de la retirada. </p><p></p><p>-El ejército no puede perder, pero tampoco ganar por sí solo. La situación requiere soluciones políticas; una reconciliación. Yo digo que dejemos de lado la visión de victoria de las dos guerras mundiales y pensemos más en la Guerra Fría. Durante los días de esa confrontación que duró 50 años, uno no sabía si iba ganando o perdiendo. Y ocurrió lo mismo con nuestra guerra civil. No existen los senderos rectos y llanos. Hay rutas con baches. Es difícil. El enemigo tiene cerebro. Se readapta constantemente. Piense en los rostros de la Guerra Fría, cuando el eurocomunismo estaba en boga y millones de personas se manifestaban contra Estados Unidos, y no contra la Unión Soviética. Aun así, con el tiempo, la gente encontró la voluntad para permanecer en un camino que, finalmente, condujo a la victoria. Las circunstancias actuales se asemejan más a ésas que a las de la Segunda Guerra Mundial. La gente tendrá que familiarizarse más con la idea. No es un panorama feliz. Hay gente en el mundo que está decidida a desestabilizar a los regímenes musulmanes modernos y restablecer un califato planetario. Y quien quiera informarse sobre ello puede conocer sus intenciones directamente en Internet. Son mortíferos. No van a rendirse. Habrá que capturarlos o asesinarlos. Tendrán que ser disuadidos. Habrá que convencer a la gente de que no los apoye, no los financie, no los ayude con el reclutamiento o les ofrezca refugio. Este es un entorno en el que tenemos que combatir y ganar un conflicto en el que el enemigo se encuentra en países con los que no estamos en guerra. Es muy complicado. No se soluciona rápido. Conlleva una inversión de tiempo, esfuerzo y destreza. </p><p></p><p><strong><u>Errores y aciertos</u></strong> </p><p></p><p>-¿Qué podría haberse hecho de otra manera en Irak? </p><p></p><p>-Creo que yo no hubiera hablado de "guerra contra el terrorismo". La palabra "guerra" evoca más a la Segunda Guerra Mundial que a la Guerra Fría. Genera un nivel de expectativa de victoria y un final de culebrón en 30 o 60 minutos. Pero esto no es así. Luego, quienes piden el envío de más tropas piensan a menudo en la Segunda Guerra y en la Doctrina Weinberger, válida para un conflicto entre ejércitos, armadas y fuerzas aéreas. El problema, en el contexto de una lucha contra extremistas, es que cuanto mayor sea nuestra presencia, más favoreceremos las mentiras extremistas de que estamos allí para llevarnos su petróleo, para ocupar su país, para quedarnos y no irnos; que estamos contra el islam en lugar de estar contra los extremistas violentos. Quienes se manifiestan en favor de más, más y más soldados, como haría yo en un conflicto convencional, no reconocen que la medida puede producir exactamente el efecto contrario. Puede facilitar el reclutamiento a los extremistas. Puede aumentar la financiación para los extremistas. Puede hacer más persuasivas las mentiras que los extremistas cuentan de que estamos allí por el petróleo y el agua, y que queremos quedarnos con su país. No hay guía ni mapa que les indique a nuestros generales qué deberían recomendarle al secretario de Defensa o al presidente en lo referente a las cifras. Es un hecho, lo acepten o no los medios de comunicación populares, que el nivel de fuerzas enviadas a Irak en el primer momento, y todos los meses posteriores, es la recomendada por los generales al mando. No lo he aumentado ni disminuido sin tener en cuenta las objeciones de cualquier general en posición de autoridad con respecto a dicha decisión. Ahora bien, ¿es ése el número correcto de tropas? No lo sé. ¿Tengo una enorme confianza en nuestros generales? Sí. ¿Pienso que están haciendo lo correcto? Desde luego, o los habría rechazado, o les habría hecho otra recomendación al presidente. Pero ellos tienen que andar por esa cuerda floja; tienen que encontrar ese equilibrio. Hay dos centros de gravedad: uno está en Irak y en la región; el otro está aquí. </p><p></p><p>Cuantas más tropas tengamos, mayor será el riesgo de que nos consideren ocupantes y de alimentar la insurgencia. Cuantas más tropas tengamos, en especial tropas estadounidenses, tan tremendamente buenas en lo que hacen, más cosas harán y más dependientes y menos independientes se volverán los iraquíes. Si hay que cavar una zanja, un estadounidense no se sentará a enseñarle a un iraquí a cavarla. La cavará él mismo. Pero no es ése el objetivo. El asunto es conseguir que los iraquíes caven sus zanjas. </p><p></p><p>Por un lado, no queremos alimentar la insurgencia y, por otro, no queremos crear dependencia. Por lo tanto, en algún punto hay que quitar la mano de la bicicleta. También sabemos que si no la soltamos, acabaremos con un hombre de 40 años que no sabe andar en bicicleta. No es una buena perspectiva. Al mismo tiempo, tenemos el problema interno. Cuantos más soldados tengamos allí, más protección necesitarán, más comida, más agua, más vehículos, más aviones, a más gente matarán y más objetivos habrá. Si parte del centro de gravedad está aquí en Estados Unidos, y constantemente ven morir a más estadounidenses, preguntarán: "¿Dónde están las victorias? ¿A cuántos estamos matando? ¿Cómo sabemos si estamos ganando o perdiendo?". Cuanta más gente mandemos, a más van a matar. El razonamiento no es muy impresionante ni terriblemente meditado o multidimensional. Y a este respecto es un poco estrecho de miras. ¿Estoy seguro de que se ha enviado la cantidad correcta de tropas? No. ¿Pienso que sí? Sí. ¿Hay alguien suficientemente inteligente como para demostrar si lo es o no? No.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Leutnant, post: 5053, member: 45"] [B]Rumsfeld hace su balance final: entrevista con el secretario de Defensa de EE.UU. antes de dejar su cargo[/B] [B] [SIZE="5"]"En Irak, uno no sabe si va ganando o perdiendo"[/SIZE] Comparó el conflicto con la Guerra Fría WASHINGTON.- Falta apenas un día para que Donald Rumsfeld abandone sus funciones como secretario de Defensa del gobierno de George W. Bush. Mañana, Robert Gates asumirá en su reemplazo. La siguiente es la única entrevista que concedió el funcionario saliente -señalado por muchos como el principal responsable de la actuación de Estados Unidos en Irak- tras su renuncia. [/B] -¿Ha leído el informe del Grupo de Estudio sobre Irak [GEI]? -No. Pero he leído informes sobre él y he repasado el resumen definitivo. -Por lo que ha leído, ¿qué opinión le merece? -Lo único que voy a decir al respecto es lo que declaró el presidente. Y es justo decir también que Bush hace frente y que el país hace frente a una situación compleja. Debido a la naturaleza del combate y al hecho de que los estadounidenses no terminan de entenderlo, el presidente tiene la difícil misión de mantener suficiente apoyo a las decisiones que considera necesarias para la seguridad de nuestro país. Debe tener en cuenta, además, el hecho de que, sólo si perseveramos, tendremos la oportunidad de triunfar. El precio y las consecuencias del fracaso serían tan funestos para el país que Bush debe tener en cuenta el centro de gravedad de esta lucha, que hasta cierto punto está en Medio Oriente y en un sentido muy real también está aquí, en Estados Unidos. Es algo que debe tener en cuenta al repasar y analizar la variedad de propuestas y sugerencias que ha recibido. También creo que las consecuencias de retirarnos y dejar Irak en manos de los terroristas serían muy graves. El país se convertiría en un refugio para planear ataques contra los países moderados de la región y contra Estados Unidos. Y esto iría en desmedro de la capacidad de nuestro gobierno para ofrecer protección al pueblo estadounidense. -Hace unos días, Robert Gates respondió a la pregunta del senador Carl Levin sobre si estamos ganando en Irak con un no y luego añadió: "Tampoco estamos perdiendo". Esta pregunta parece encajar en el esquema que alimenta el síndrome de la retirada. -El ejército no puede perder, pero tampoco ganar por sí solo. La situación requiere soluciones políticas; una reconciliación. Yo digo que dejemos de lado la visión de victoria de las dos guerras mundiales y pensemos más en la Guerra Fría. Durante los días de esa confrontación que duró 50 años, uno no sabía si iba ganando o perdiendo. Y ocurrió lo mismo con nuestra guerra civil. No existen los senderos rectos y llanos. Hay rutas con baches. Es difícil. El enemigo tiene cerebro. Se readapta constantemente. Piense en los rostros de la Guerra Fría, cuando el eurocomunismo estaba en boga y millones de personas se manifestaban contra Estados Unidos, y no contra la Unión Soviética. Aun así, con el tiempo, la gente encontró la voluntad para permanecer en un camino que, finalmente, condujo a la victoria. Las circunstancias actuales se asemejan más a ésas que a las de la Segunda Guerra Mundial. La gente tendrá que familiarizarse más con la idea. No es un panorama feliz. Hay gente en el mundo que está decidida a desestabilizar a los regímenes musulmanes modernos y restablecer un califato planetario. Y quien quiera informarse sobre ello puede conocer sus intenciones directamente en Internet. Son mortíferos. No van a rendirse. Habrá que capturarlos o asesinarlos. Tendrán que ser disuadidos. Habrá que convencer a la gente de que no los apoye, no los financie, no los ayude con el reclutamiento o les ofrezca refugio. Este es un entorno en el que tenemos que combatir y ganar un conflicto en el que el enemigo se encuentra en países con los que no estamos en guerra. Es muy complicado. No se soluciona rápido. Conlleva una inversión de tiempo, esfuerzo y destreza. [B][U]Errores y aciertos[/U][/B] -¿Qué podría haberse hecho de otra manera en Irak? -Creo que yo no hubiera hablado de "guerra contra el terrorismo". La palabra "guerra" evoca más a la Segunda Guerra Mundial que a la Guerra Fría. Genera un nivel de expectativa de victoria y un final de culebrón en 30 o 60 minutos. Pero esto no es así. Luego, quienes piden el envío de más tropas piensan a menudo en la Segunda Guerra y en la Doctrina Weinberger, válida para un conflicto entre ejércitos, armadas y fuerzas aéreas. El problema, en el contexto de una lucha contra extremistas, es que cuanto mayor sea nuestra presencia, más favoreceremos las mentiras extremistas de que estamos allí para llevarnos su petróleo, para ocupar su país, para quedarnos y no irnos; que estamos contra el islam en lugar de estar contra los extremistas violentos. Quienes se manifiestan en favor de más, más y más soldados, como haría yo en un conflicto convencional, no reconocen que la medida puede producir exactamente el efecto contrario. Puede facilitar el reclutamiento a los extremistas. Puede aumentar la financiación para los extremistas. Puede hacer más persuasivas las mentiras que los extremistas cuentan de que estamos allí por el petróleo y el agua, y que queremos quedarnos con su país. No hay guía ni mapa que les indique a nuestros generales qué deberían recomendarle al secretario de Defensa o al presidente en lo referente a las cifras. Es un hecho, lo acepten o no los medios de comunicación populares, que el nivel de fuerzas enviadas a Irak en el primer momento, y todos los meses posteriores, es la recomendada por los generales al mando. No lo he aumentado ni disminuido sin tener en cuenta las objeciones de cualquier general en posición de autoridad con respecto a dicha decisión. Ahora bien, ¿es ése el número correcto de tropas? No lo sé. ¿Tengo una enorme confianza en nuestros generales? Sí. ¿Pienso que están haciendo lo correcto? Desde luego, o los habría rechazado, o les habría hecho otra recomendación al presidente. Pero ellos tienen que andar por esa cuerda floja; tienen que encontrar ese equilibrio. Hay dos centros de gravedad: uno está en Irak y en la región; el otro está aquí. Cuantas más tropas tengamos, mayor será el riesgo de que nos consideren ocupantes y de alimentar la insurgencia. Cuantas más tropas tengamos, en especial tropas estadounidenses, tan tremendamente buenas en lo que hacen, más cosas harán y más dependientes y menos independientes se volverán los iraquíes. Si hay que cavar una zanja, un estadounidense no se sentará a enseñarle a un iraquí a cavarla. La cavará él mismo. Pero no es ése el objetivo. El asunto es conseguir que los iraquíes caven sus zanjas. Por un lado, no queremos alimentar la insurgencia y, por otro, no queremos crear dependencia. Por lo tanto, en algún punto hay que quitar la mano de la bicicleta. También sabemos que si no la soltamos, acabaremos con un hombre de 40 años que no sabe andar en bicicleta. No es una buena perspectiva. Al mismo tiempo, tenemos el problema interno. Cuantos más soldados tengamos allí, más protección necesitarán, más comida, más agua, más vehículos, más aviones, a más gente matarán y más objetivos habrá. Si parte del centro de gravedad está aquí en Estados Unidos, y constantemente ven morir a más estadounidenses, preguntarán: "¿Dónde están las victorias? ¿A cuántos estamos matando? ¿Cómo sabemos si estamos ganando o perdiendo?". Cuanta más gente mandemos, a más van a matar. El razonamiento no es muy impresionante ni terriblemente meditado o multidimensional. Y a este respecto es un poco estrecho de miras. ¿Estoy seguro de que se ha enviado la cantidad correcta de tropas? No. ¿Pienso que sí? Sí. ¿Hay alguien suficientemente inteligente como para demostrar si lo es o no? No. [/QUOTE]
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