El combate-naval en la 1a Guerra Púnica: el corvus

La Primera Guerra Púnica nos da un excelente ejemplo de un conflicto cuyo desenlace fue decidido por el combate naval. Casi desde un inicio los romanos reconocieron la necesidad de tener una marina de guerra capaz de doblegar a sus enemigos cartagineses, pero al mismo tiempo, los romanos aceptaron que eran unos novatos y en una batalla naval tradicional, en la que se usarían espolones, ellos tendrían pocas posibilidades de alcanzar una victoria. Necesitaban neutralizar la capacidad de maniobra de las naves cartaginesas, y en poco tiempo un brillante individuo encontró la solución ideal, instalar un pesado puente de asalto en la proa de sus barcos de guerra, al cual bautizaron como "corvus".
Gracias a su diseño, el puente de asalto podría ser usado contra cualquier barco que atacara la proa de una galera romana, y una vez cayera sobre la cubierta de la nave contraria, el puente de asalta quedaría sólidamente clavado en la nave contraria. Desde ese momento nutridos grupos de legionarios abordarían la nave enemiga sometiendo con sus armas a sus enemigos.
El corvus fue un arma excepcionalmente eficaz y le dio a los romanos tres grandes victorias navales, en Milas, Ecnomus y el cabo Hermes.

Pero luego los romanos experimentaron un amargo desastre. Mientras su flota retornaba a casa tras la victoria en el cabo Hermes, una devastadora tormenta la atrapó y solo sobrevivieron 80 naves de las 364 que originalmente la componían. Cerca de 90,000 hombres perecieron. Pero los romanos tenían una prodigiosa capacidad de producción, y en poco tiempo lanzaron al agua una nueva flota con cerca de 200 galeras, pero por segunda vez, su poderosa armada fue atrapada en alta mar por una tormenta que la destruyó casi por completo.
El clima adverso había causado la destrucción de cerca de 400 galeras, un número mucho mayor a las naves que habían perdido en combate. Parece ser que ese par de desastres provocaron que los romanos perdieran la fe en el corvus, se cree que el pesado aparato causaba que los barcos romanos fueran inestables en alta mar, provocando que fueran extremadamente vulnerables a las tormentas.

El corvus pronto desapareció de las proas de las naves romanas, pero he aquí que sin el, las deficiencias en el entrenamiento de sus tripulaciones y comandantes, y la menor calidad de sus naves, provocaron la destrucción de una flota romana en la batalla de Drepanum.
Por cuarta vez los romanos lograron construir una poderosa flota de guerra, pero parece ser que ya estaban llegando al limite de sus recursos: para financiar su construcción tuvieron que solicitarle a los ciudadanos más ricos importantes donaciones.
Pero con o sin problemas financieros, en los días finales del año 243, más de 200 quinquerremes romanos fueron echados al agua. Esta nueva flota fue intensamente entrenada durante el verano del año 242, en cambio, dadas las pérdidas sufridas tras años de continúo conflicto, los cartagineses tuvieron series dificultades para encontrar las tripulaciones necesarias para sus propios barcos.
Pese a ello los adversarios salieron a la lucha, y el 10 de marzo del año 241, las flotas de los adversarios chocaron cerca de las islas de Egadas, y en la batalla que fue bautizada con el mismo nombre, Roma, con sus mejor adiestradas tripulaciones y mejores barcos, logró una abrumadora victoria, destruyendo la mitad de la flota enemiga.
Esa fue la gota que derramó el vaso. Los cartagineses estaban agotados y ya no estaban dispuestos a poner en pie de guerra a una nueva flota, y sin apoyo naval, las ciudades que aun resistían en Sicilia serían doblegadas, por ello, finalmente los gobernantes de Cartago accedieron a ponerle fin al ininterumpido conflicto que ya había durado 23 años.

El anterior es un artículo que he basado en la investigación que realice para hacer el capítulo II de mi libro Combate-Naval 1, sí les ha interesado tengo el capítulo de 17 páginas en su totalidad en mi blog, al cual pueden accesar por medio del siguiente link,

http://combate-naval.blogspot.com/

Muchas gracias,
Victor Aguilar-Chang
 
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