El combate aéreo del rio Muluya

MAC1966

Colaborador
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En todo conflicto de amplia extensión es normal que se produzcan incidentes entre las naciones implicadas y las neutrales o no beligerantes. En la II Guerra Mundial, por razones obvias, este tipo de incidentes fueron muchos e implicaron principalmente a fuerzas aeronavales de los países en guerra con aviones de España, Portugal, Suiza y Suecia, así como con buques de varias de las naciones citadas y otras de América del Sur. En muchos de estos casos, los incidentes terminaron en serios enfrentamientos que en ocasiones supusieron la pérdida de vidas humanas, pero si una nación deseaba ser respetada y ver garantizada su neutralidad, era preciso que respondiese con la fuerza a movimientos sobre su espacio aéreo o sus aguas jurisdiccionales, aun corriendo el riesgo de verse implicada en el conflicto. Sin llegar a ese nivel, el combate aéreo sobre los cielos de Marruecos fue un grave incidente.

Un importante incidente

El combate aéreo entre el caza del teniente Entrena y el Lookhed P-38 norteamericano, ha sido muy discutido, si bien en contra de lo que en ocasiones se ha dicho, el incidente podía haber tenido consecuencias más graves si, en los días posteriores, los cazas españoles hubiesen respondido a las claras demostraciones de fuerza de los norteamericanos, algo que no hicieron.

No obstante, a partir de ese momento los incidentes fueron menos graves, si bien hubo varios P-38 internados en España por haber aterrizado en nuestro territorio. Cuando el 8 de noviembre de 1942 comenzó el desembarco aliado en el norte de Africa con la denominada Operación Torch (Antorcha), más de cien mil soldados angloamericanos, con el apoyo de 160 buques de guerra, desembarcaron en el Protectorado francés de Marruecos y en Argelia. Las fuerzas aéreas estaban organizadas en dos grandes comandos aéreos: el Eastern Air Command de la RAF y el Western Air Command del US Army, cuyo 3er Grupo de Reconocimiento, estaba mandado por el coronel Elliot Roosevelt, hijo del presidente de Estados Unidos.

Nada más conocerse la noticia, los aeródromos militares de Larache, Tánger, Ceuta, Tetuán, Axdir (Alhucemas) y Nador (Melilla) de la Zona Aérea de Marruecos, fueron puestos en estado de alerta máxima, a pesar de la carta personal del presidente Roosevelt al general Franco en términos nada agresivos y muy cordiales, en la que garantizaba que las operaciones militares de los aliados en el Norte de África, no iban encaminadas de ningún modo contra los territorios españoles de ultramar.

Sin embargo, los pilotos aliados en seguida descubrieron el formidable atajo que suponía el sobrevuelo del espacio aéreo del protectorado español, lo que aprovecharon de manera creciente, más aún, cuando se intensificaron los combates en Túnez con las fuerzas italo-alemanas. Las autoridades españolas protestaron de forma incesante ante el mando anglo-americano que, en realidad, le dio poca importancia a las quejas.

Como era previsible, los incidentes fueron constantes. Tal vez el más grave se produjo el mismo día del desembarco en el Norte de África, el 8 de noviembre, cuando una formación de aviones de transporte Douglas C–47 Skytrain norteamericanos fueron interceptados por cazas españoles cuando lanzaban paracaidistas en las llanuras de Estutel, cerca de Melilla. La situación de haberse producido un combate podría haber sido gravísima, pues los cazas habrían provocado una verdadera carnicería si hubiesen abatido algún avión, lo que hubiera sido bastante sencillo.



Un Heinkel 112 en el Norte de África tras la Guerra Civil. Lleva el número 5-59. La foto fue tomada en el aeródromo de Tauima-Nador en febrero de 1940. Aún no lleva el diseño de camuflaje que se pintó después y es de color gris claro

En las semanas siguientes los Heinkel HE-112, del Grupo 27 con base en Nador tuvieron algunos incidentes que no eran sino una continuación de los que ya se habían producido en los años anteriores con los Dewoitine D-520 de la aviación naval francesa, con base en Port Lyautey (Marruecos) y con los Supermarine Spitfire V de Gibraltar, a uno de los cuales les llegó a estallar un cañón al abrir fuego. Pero ninguno de estos choques llegó a tener la gravedad del sucedido el 3 de marzo de 1943.



Heinkel 112B-1 con número 5-54, pilotado por el capitán Miguel García Pardo, comandante de la 2ª Escuadrilla del Grupo 5-G-5 con base en el aeródromo de Balaguer a principios de 1939, en las últimas fases de la guerra. Emplea todavía el color gris claro sobre azul cielo y aún lleva las insignias negras de los aviones nacionalistas. Lleva las marcas amarillas del 2º escuadrón. A los mandos de este aparato, el capitán García Pardo derribó un Polikarpov I-16 Rata republicano el 19 de enero de 1939.

Ese día, por la mañana el jefe del Grupo 27 supo que una formación de once aviones Lockheed P-38, procedentes de Argelia, se dirigía hacia el espacio aéreo del Marruecos español y autorizó al teniente Miguel Entrena Klett para interceptarlos con su He-112 B con base en Nador. Entrena, que había sido profesor en la Escuela de Caza de Morón, despegó a eso de las 11:00 y con la máxima rapidez posible tomo altura, hasta alcanzar los 2.300 metros, situación en la que esperó a que se acercase la formación norteamericana.

El aeródromo de Nador empleaba un sistema de defensa y alerta pasiva formado por una red de alerta y escucha situada a lo largo de la costa del Mediterráneo que empleaba comunicaciones telegráficas y de radio para dar la alarma en caso de localizar intruso en los cielos del protectorado español y avisar al aeródromo, donde siempre estaba listo un avión, con el motor “en caliente” estaba preparado para un despegue inmediato de urgencia. Al parecer se elegía normalmente a uno de los ocho Heinkel HE-112 de la 1ª Escuadrilla, avión un poco más rápido que los venerables biplanos Fiat G-50 Freccia que componían la 2ª Escuadrilla del Grupo 27

Las aeronaves norteamericanas volaban en formación de “pescadilla” y una vez que pasaron por debajo del Heinkel, Entrena realizó un viraje para tener el sol de espalda “como decía García Morato”, el mejor piloto de caza de la Guerra Civil y a continuación lanzarse sobre la formación disparando todas sus armas contra uno de los aviones.

El Heinkel 112B-2 con número 5-66, de la 1ª Escuadrilla del Grupo 27 de caza con base en Tauima-Nador. Lleva las bandas de camuflaje tricolor en verde, marrón y arena, sobre azul claro, con las que fueron pintados los aviones en la posguerra. La insignia del galgo saltando era el emblema del grupo. Las marcas de reconocimiento en las alas con los colores españoles, rojo y amarillo, se reintrodujeron tras el final de la guerra civil.

Tras los disparos, Entrena pudo ver como uno de los motores del P-38 al que había atacado comenzaba a despedir aceite y humo. Situándose a su lado, el piloto español hizo señas al norteamericano para que saltase en paracaídas, pero éste se negó y siguió volando, hasta que unos kilómetros más adelante se vio obligado a tomar tierra junto al río Muluya, frontera natural entre Argelia y Marruecos, con un solo tren de aterrizaje, pero sin llegar a estrellarse. Al día siguiente técnicos de las fuerzas aéreas de EE.UU verificaron varios impactos de bala en el fuselaje del Lighting.

En total desde que despegó hasta que volvió a la base el He-112 de Entrena habían pasado sólo 15 minutos, pero el incidente podía haber sido muy grave. Al día siguiente, el 4 de marzo, el gobierno español dio instrucciones precisas a sus cazas de no responder a ninguna provocación de los aliados, por lo que, en consecuencia, no hubo ningún movimiento cuando ese mismo día, cazas norteamericanos en varias formaciones y de manera claramente desafiante, sobrevolaron agresivamente el campo de aviación de Nador. En las jornadas siguientes, la diplomacia española le fue quitando importancia al asunto que, al final, quedó en un simple e incómodo incidente.

Respecto al autor del derribo, el teniente provisional Miguel Entrena Klett por Orden de 31 de marzo de 1943 (BOA nº. 40) había pasado a formar parte de la Escala de Complemento del Ejército del Aire, en el Arma de Aviación, continuando sus servicios en la misma hasta la edad de retiro con el grado de teniente coronel. Durante muchos años perteneció al Escuadrón de Experimentación del INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial).

Una valoración del combate

El gobierno español no deseaba bajo ningún concepto un conflicto con los aliados y menos aún en 1943, cuando las cosas se le estaban empezando a poner feas a los alemanes. La clara renuncia a proteger el espacio aéreo español en las semanas y días siguientes al derribo del P-38 —pues los americanos volaron a su antojo sobre las bases y aeródromos españoles de la zona de Melilla—, demuestra con claridad que no había una voluntad de lucha por parte de nuestras autoridades y que la actitud de desafío de los aviadores de las bases españolas, se debía a su propia capacidad y decisión y a la de sus comandantes, pero en modo alguno a directrices del alto mando. Dicho de otra manera, Entrena hizo lo que pensaba era su deber —y lo era—, pero actuó de forma individual, razón por la cual este tipo de situaciones, fueron tan escasas.

Los angloamericanos prepararon planes a lo largo de la guerra para la ocupación de las Canarias —algo relativamente sencillo— y antes de la Operación Torch, también contra el protectorado español de Marruecos. Calcularon cinco semanas de lucha y más de tres divisiones para poder ocuparlo, estimación bastante razonable. Las tropas españolas en la zona estaban bien entrenadas y eran muy experimentadas y la zona, árida y montañosa, se adaptaba bien a los escasos medios del ejército español, que sin embargo no tenía capacidad para combatir en llanuras abiertas, pues apenas contaba con transportes mecanizados y sus fuerzas acorazadas eran patéticas —se trataba de restos de la Guerra Civil—. Sin embargo la fuerza aérea habría sido barrida del cielo en horas, aún contando con apoyo de la península, algo poco probable, pues nadie entre los aliados creía que Franco se hubiese enfrentado en un conflicto a gran escala y preveían una campaña al estilo de las de Siria y Líbano de 1941 o a lo sumo, como la de Madagascar de 1942, en la que la lucha con las tropas francesas de Vichy fue siempre limitada, pues nunca llevó a la guerra abierta con el régimen de Petain.

En cualquier caso, no deja de ser curioso que los dos derribos de aeronaves extranjeras realizados por España —sin contar los de la Escuadrilla Azúl en Rusia— hayan sido sobre norteamericanos, el P-38 de Entrena y el primero de nuestra historia, un globo cautivo derribado por la artillería española en la batalla de la Colina de San Juan, en Cuba, en 1898.



Heinkel 112B en vuelo pilotado por el teniente Miguel Entrena Klett que poco después abatiría al P-38 Lighting del US Army Air Force. En esta ocasión se trata del caza con número 5-65.

De Carlos Canales.
 
Realmente muy interesante, pero que avion mas lindo el Heinkel 112, lamentablemente lei que tuvo una vida bastante corta en el Ejercito del Aire.
 
el HE 112 era un buen avion... era la competenia de el Me 109 pero no tenia el motor de este por cuanto no podia ompetir contra este . a pesar de que los constructores intentaron adquirir el motor, por presiones politicas no lo consiguieron ya que en alemania se inclinaban mas por el Me 109 ( cuestiones politicas)
en referencia a lo ocurrido con el Avion norteamericano se comenta que el He 112 tenia una veloidad maxima comparble a la velocidad de crucero de el P38 asi que dicen que era practicamente imposible que lo derribara exepto en una emboscada en la cual lo cruzara y ademas no le avisara a el otro avion de su presencia. cosa poco probable ya que al ser españa un pais neutral debian notificar a los aviones incorsores la invasion de el espacio aereo antes de derribarlo. si lo derribo ( que ***)
si no me equivoco ( tengo que consultar mi fuente) fue lo mismo que paso con Antoine de Saint Exupéry y este fallecio.
pero como les decia el avion no podia alcanzarlo y no creo que en un avion e combate ( o de reconocimiento en este caso) un piloto vuele por debajo de la velocidad de crucero cuando la velocidad y la altura son sus mejores defensas.
la verdad... es un tema para investigar.
por cierto me gusta mucho el He 112 me parece un avion interesante y demuestra que el Spitfire no fue el primer avion con alas eliptcas ( como dicen muchos por ahi) que se yo
saludos
FOX_3
 
Mac muy bueno el artículo, una pregunta como crees que hubiera reaccionado España en el caso de que los aliados hubiesen intentado invadir las Canarias?

Un abrazo
 

MAC1966

Colaborador
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El ejercito,posíblemente,querría luchar,Franco,que no era tonto,quizás,solo quizás,las habría dado por perdidas,España estaba destrozada despues de tres años de guerra,sin posibilidad de victoria contra los aliados,y sin aliados capaces de ayudar,así que en esta situación,¿tú que harías?.
 
Yo personalmente pienso que España,dada su situación, no hubiera intentado nada, pero bueno, es dificil hablar sobre supuestos.

Un abrazo Mac y gracias por tu respuesta
 
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