Asuntos Aeroespaciales

Un argentino ganó un concurso de la NASA y trabajará en el primer viaje tripulado a Marte

Pablo De León recibirá 1.300.000 dólares para realizar un prototipo de hábitat para que astronautas puedan vivir e investigar en Marte; ganó un concurso del que participaron universidades de todo Estados Unidos

http://www.lanacion.com.ar/1820813-...rabajara-en-el-primer-viaje-tripulado-a-marte
Para quienes no saben quien es Pablo de León y que es lo que hace, les dejo una muy interesante nota que le hicieron a él hace unos meses atrás.

 

fanatikorn

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Rusia muestra un motor hipersónico, capaz de acelerar aeronaves hasta 9000 km por hora
Publicado: 25 ago 2015 13:01 GMT

Un centro de investigaciones aeronáuticas ruso presenta un motor hipersónico capaz de acelerar una aeronave hasta 9000 kilómetros por hora.
Se espera que el nuevo motor, desarrollado por el Instituto Central de Motores de Aviación Baránov, con sede en Moscú, sea una de las estrellas del salón aeroespacial MAKS-2015, que se inaugura el próximo 25 de agosto en la ciudad rusa de Zhukovski, informa la agencia Interfax.
Se trata de un prototipo de motor estatorreactor hipersónico, también conocido como 'scramjet'. Según la información de la agencia, el instituto Baránov cuenta con el mayor 'stand' de Europa, capaz de simular condiciones de vuelo a velocidades de 5-7,5 Mach (6125-9187 kilómetros por hora).
"Para las pruebas en el banco el Instituto [Central de Motores de Aviación Baránov] ha construido un prototipo de motor hipersónico que usa como combustible hidrógeno. Durante las pruebas en el banco en condiciones simuladas que equivalen a un vuelo a velocidad de Mach = 7,4, se registró un empuje positivo", dice un comunicado del Instituto.
http://actualidad.rt.com/actualidad/184054-rusia-maks-motor-hipersonico
 

Rober D

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Miembros de la tripulación de Apolo 1 ensayando su aterrizaje en el agua, 1966.
 

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Foto: El ruido generado por un avión supersónico
Existe una técnica fotográfica para mostrar en una imagen las ondas que produce el sonido, y se ha utilizado para fotografiar a un avión supersónico.

Existe una técnica fotográfica para mostrar en una imagen las ondas que produce el sonido, y se ha utilizado para fotografiar a un avión supersónico. Foto: NASA

La NASA ha desarrollado una técnica con la cual es posible capturar en imágenes las ondas formadas para el sonido. ¿Y qué mejor ejemplo que el vuelo supersónico de un avión caza?

La técnica en cuestión lleva por nombre fotografía Schlieren, y consiste en captar las variaciones en la densidad de un fluido (el aire, en este caso) generadas por el sonido o el calor. Estas variaciones se conocen como efecto Schlieren, y las descubrió el físico alemán August Toepler en 1864.

Para lograr tomar la foto, la NASA lleva años desarrollando una variante de la fotografía Schlieren llamada AirBOS (Air Background Oriented Schlieren). La técnica se basa en procesamiento de software, no en hardware. En esencia, lo que hace es tomar cientos de fotografías de alta velocidad sobre una trama que muestra las variaciones en el flujo de aire. Un algoritmo reconstruye el movimiento de esas variaciones y muestra el equivalente a una fotografía Schlieren, una imagen en la que el sonido se hace perfectamente visible.

tecnologia.starmedia.com
 
Miembros de la tripulación de Apolo 1 ensayando su aterrizaje en el agua, 1966.

El tragico fin de esa nave y su tripulacion...el terrible precio de la Conquista del Espacio.


El 27 de enero de 1967, un incendio en la Capsula del Apolo I acabo con la vida de los astronautas Virgil I. Grissom, Edward H. White II y Roger B. Chaffe...​
 

Sebastian

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¿Por qué no llegaron los rusos a la Luna?

Las naves lunares de la URSS

Una gran exposición en Londres muestra por primera vez fuera de Rusia las naves con las que la URSS intentó sin éxito enviar a un hombre a la Luna antes que los estadounidenses

Actualizado 18/09/201504:18
La nave LK-3 es una descomunal araña metálica de cinco metros de alto con un brillo selenita. Fue diseñada para transportar a la Luna al primer hombre, que pudo haber sido el cosmonauta Alexei Leonov en 1968. La Unión Soviética, que había enviado al primer satélite al espacio (Sputnik), al primer perro (Laika), al primer hombre (Gagarin) y a la primera mujer (Tereshkova), se disponía a dar el último paso de gigante en la carrera espacial.

Pero se adelantaron los americanos. Y puestos a buscar una razón, la propia Valentina Tereshkova asegura que la tecnología estaba lista, que llevaban ya años orbitando alrededor de la Luna y que "la decisión final la tenía el Gobierno".

Su compatriota Sergei Krikalev, el último cosmonauta soviético (o el primero de la Federación Rusa, según se mire), encuentra una justificación algo más deportiva: "En toda competición, unas veces ganas y otras veces pierdes, y eso fue ni más ni menos lo que nos ocurrió al final"...

Tereshkova (78 años) y Krikalev (57) son ahora tripulantes de excepción de Cosmonautas: el fascinante viaje del Museo de la Ciencia de Londres al programa espacial soviético, cuajado de "secretos" como la nave LK-3, que no fue "desclasificada" hasta 1989 y que no había salido nunca hasta la fecha de Rusia.

A su lado tenemos el rover" Lunokhod 1, manejado desde Tierra, que se quedó inútilmente esperando la llegada del primer cosmonauta a la superficie lunar. La cápsula Vostok 6, en la que orbitó Valentina Tereshkova en 1963, se exhibe como si fuera casi un meteorito desgastado de otro mundo. Y así llegamos a hasta la sonda Luna 9, la primera nave no tripulada que llegó a hacer un alunizaje "suave".

"Los rusos fueron en realidad los primeros en llegar a la Luna, sólo que lo hicieron con un robot", explica Ian Blatchford, director del Museo de Ciencia. "Fueron los auténticos pioneros de la era espacial, aunque por factores históricos y políticos nunca se hayan reconocido suficientemente sus méritos".

"El cosmos se convirtió en Rusia en una religión", certifica Blatchford, y la cosmonauta Tereshkova asiente con complicidad. Ella misma recuerda cómo la gesta de Gagarin en 1961 fue celebrada hasta el último pueblo de la Unión Soviética, y cómo su madre, Elena Fiodrovna proclamó ante la noticia: "¡Han enviado a un hombre al espacio; ahora le toca a una mujer!".

Ni corta ni perezosa, la joven Valentina, que trabajaba en una fábrica textil, se puso a la cola. Su afición por el paracaidismo, sus raíces "proletarias" y los méritos de guerra de su padre Vladimir la convirtieron en la candidata perfecta, seleccionada entre 400 aspirantes.

Como en un cuento de hadas, Tereshkova se vio de pronto propulsada a las estrellas y acabó teniendo una relación simbiótica con la cápsula Vostok, en la que acabó orbitando durante casi tres días. Sus palabras en el momento del despegue -"¡Hey, cielo, quítate el sombrero que vengo a verte!"- hicieron historia.
Al igual que la anécdota que ella misma ha confirmado a su paso por el Museo de Ciencia: "Es cierto que me olvidé el cepillo de dientes... Pero la nave estaba en posición de salida y el despegue ya no podía pararse".


La nave LK-3 con la que la URSS pretendió llegar a la Luna. CARLOS ALBA
La vuelta a la atmósfera a 27.000 kilómetros por hora, después de completar 48 órbitas, puso su capacidad de resistencia al límite. Hasta el punto de decidir saltar en paracaídas a seis kilómetros y medio de la superficie, algo antes de lo previsto: "Vi un lago enorme bajos mis pies, el Alta Krei, y pensé que iba a acabar en el agua. Afortunadamente caí en la orilla".

El cosmos sigue alimentando de una manera muy especial el imaginario ruso. "Todo es importante para la imagen de Rusia y el espacio nos sigue importando mucho", asegura la Tereshkova, que hace dos años se ofreció voluntaria para un viaje "de ida" a Marte si surgiera la oportunidad. En Cosmonautas podemos ver el traje especial Mars500, construido para la simulación de una misión de dos años al planeta rojo, y también la nave Venera, la primera en el mundo en aterrizar en otro planeta (Venus).

"La Tierra es la cuna de la humanidad, pero uno no puede vivir en la cuna para siempre". La cita es de Konstantin Tsiolkovsky, el auténtico rocket man ruso, padrino de la cosmonaútica. Los escritos, teorías y dibujos de Tsiolkovsky (condensados en Viajes Cósmicos) están considerados como el engranaje de la "mecánica celestial" que empezó a forjarse en Rusia incluso antes de la Revolución.

Aunque las purgas de Stalin estuvieron a punto de costarle la vida a la otra pieza fundamental del programa espacial soviético. El ingeniero Sergei Korolev estuvo encerrado en un campo de trabajos forzados en Siberia y conservó incluso la taza metálica que usó durante su confinamiento. Stalin no sólo le perdonó la vida sino que le puso al frente del programa que desarrolló el misil R-7 y que allanó el camino al programa Soyuz.

La muerte de Korolev en 1966 (y su rivalidad interna con Vladimir Chelomei) ha sido interpretada por muchos expertos como la causa real de que la Unión Soviética perdiera el tren de la carrera espacial en el último vagón. Doug Millard, comisario de Cosmonautas, asegura que su pérdida prematura -y las dificultades para la puesta a punto del cohete propulsor- fue en todo caso uno de los tres factores...

"La NASA contaba también con muchos más fondos y estaba mejor organizada como estructura", apunta Millard. "Y estaba también el componente político, el reto lanzado por Kennedy para llegar a la Luna en 1969 alcanzó un gran poder simbólico en el Programa Apolo".

La nave lunar LK-3 se quedó pues sin poder pisar la Luna. Fue lanzada después en tres ocasiones, entre 1970 y 1971, pero nunca alcanzó el objetivo para el que fue concebida. La Unión Soviética perdió el apetito espacial y los rusos acabaron renunciando al sueño forjado y dibujado durante décadas. Se quedaron rozando la Luna, especulando sobre su cara oculta.

Un sueño de 20 años
Dos décadas soñando y cuatro años de duro trabajo. Este el tiempo que Doug Millard dedicó a la exposición Cosmonautas: el nacimiento de la carrera espacial antes de su inauguración el jueves 17 en el Museo de la Ciencia de Londres. El sueño comenzó en 1994 cuando fue nombrado vice conservador del departamento en Tecnología e Ingeniería de la prestigiosa institución británica. "Me inquietó la escasa representación de la historia espacial soviética en la colección del museo. Intentamos montar una retrospectiva para el aniversario de Yuri Gagarin, en 2011, pero no llegamos a tiempo", explica frente a la nave Soyuz TM-14, serie aún en producción en Rusia y el único medio de transporte hacia las estrellas. Millard vio ese año el original Vostok-1 que lanzó en órbita al primer ser humano, el famoso astronauta ruso. "Mi viaje a Moscú fue la señal del arranque del proyecto y no hemos cesado de trabajar para sacarlo adelante desde entonces", recuerda. Determinación es la clave del éxito del equipo londinense.

Por un lado, obstáculos burocráticos para conseguir piezas que nunca antes habían salido de Rusia, incluidos módulos aún clasificados del programa lunar soviético que él Kremlin mantuvo en secreto hasta 1989. Por otro, las trabas británicas a la entrada en la isla de obras rusas y la exigente normativa para exhibir al público componentes probablemente contaminados con amianto. A la pesadilla de la logística se unió finalmente el congelamiento de las relaciones entre Londres y Moscú, que a punto estuvo de matar el ambicioso proyecto. "Ambos gobiernos estaban entusiasmados con Cosmonautas y sin su apoyo no hubiéramos montar la exposición. En las negociaciones contamos con ayuda a un muy alto nivel político. Fue un proceso intenso y largo de incontables viajes, visitas, cartas, correos electrónicos...", enumera.

En verano de 2015 se vieron en un callejón sin salida. "Tuvimos que hacer una pausa porque no se habían refrendado todos los acuerdos, particularmente sobre piezas claves en la historia del programa espacial. No podíamos seguir adelante con cabos sueltos en la logística y el papeleo de objetos que requerían ser desclasificados. Las autorizaciones y los acuerdos necesarios comenzaron a encajar a finales de 2014 y poco después retomamos el proyecto". La capsula Vostok-6, en la que viajó la pionera Valentina Tereshkova en 1963, y la Vosjod 1, en la que regresó a Tierra el primer trío de astronautas, llegaron a Londres el pasado mayo. Solo entonces se atrevió Millard a cantar victoria. "Fue un gran momento y me dije, sí, tenemos una exposición", sonríe al recordar la escena.

Ambos módulos son potencialmente contaminantes por la certera presencia de amianto en su casi carbonizada capa exterior. "Hay que tratarlos con cuidado, pero estamos acostumbrados porque hay piezas con amianto en la colección del museo", explica el comisario. Las normas británicas en salud y seguridad obligan a exhibir estos dos elementos espaciales en peceras de cristal. Millard ha reunido en Cosmonautas casi todos sus sueños o al menos todos los cruciales testimonios de los hitos soviéticos espaciales que tiene cabida en las salas del museo londinense. "La frustración es que siempre querrías mostrar más cosas, pero no hay sitio. Estoy encantado con el resultado. Tenemos una exposición sin parangón. La única de este tipo que se ha montado fuera y dentro de Rusia", sostiene. "Es un proyecto", añade, "que trasciende la política. Cuenta la historia de la exploración humana, una historia que concierne a todos y a nuestra relación con el universo". / LOURDES GÓMEZ
http://www.elmundo.es/ciencia/2015/09/18/55fafff622601d655a8b45a1.html
 
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baldusi

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Me muero por ver esa expo. Además está el Mundial de Rugby. Pero bueh! Uno debe trabajar.
Respecto a las probabilidades de que los rusos pudiesen poner un hombre en la luna, de las memorias de Chertok, me da la impresión que siempre estuvieron muy lejos.
Ya arrancaron teniendo 1/3 del presupuesto que estimaban necesario. Segundo, hicieron el proyecto mal. Decidieron que iban a usar un cohete con 75 toneladas a LEO, y obviamente la misión no entró. Después lo tuvieron que agrandar a 95 toneladas y tampoco cerraba del todo.
Mishin se encaprichó en usar motores de combustión en etapas de kerosen una relación peso potencia de 100:1. Con lo que Korolev por defenderlo terminó en la pelea ma's grave que tuvo la industria espacial rusa que fue cuando se empezaron a boicotear con Glushko. Encima, se negó a usar hidrógeno, que era el único ocmbustible que les podía salvar las papas con las limitaciones de las dos primeras etapas.
Además aceptaron no hacer un banco de ensayos dinámicos ni construir la fábrica de tanques en Baikonour (todo debido al presupuesto). Con lo que les quedó un cohete pesado e ineficiente. Además la versión de los motores que les servía (los NK-33/43) recién la tenían para el N-1L7, que nunca lo hicieron volar. Y a todo ésto, nunca les había cerrado el peso de los módulos lunares a la capacidad el cohete.
Cuando fallece Korolev, lo nombran interinamenta a Mishín, pero después lo nombran a Glushko como director de OKB-1 (Energyia). Con lo que procede a sepultar todo proyecto donde hubiesen trabajado Korolev, Mishin y Nikolai Kutznetzov. Ahí murió el N-1, el NK-33 y con el Zenith trataron de matar al Soyuz (cohete).
Comparen con lo que pasaba en la NASA, donde tenían presupuesto ilimitado, y cómo von Braun siempre exageró el tamaño de los cohetes para tener margen en los módulos lunares. De hecho, el Saturno 5 se usó en lugar del C-4 (cuatro motores F-1), porque von Braun decidió darles un 50% de margen contra el 25% que decían sus ingenieros (ellos pensaban 3 toneladas aterrizadas en la luna y von Braun dijo 4). Y obviamente llegaron con lo justo con lo que dijo von Braun. También, eligió usar hidrógeno, porque la diferencia a velocidad e escape era gigante. Y si bien los F-1 eran una bestia de grandes, usaban al ciclo más conservador, al nivel que sin casi ningún cambio les aumentaron la potencia un 20% (la versión que nunca voló F-1A).
En definitiva, cuando uno mira las decisiones de von Braun fueron todas correctas y Korolev le pifió feo varias veces. Y cuando hablás de proyectos de billiones de dólares, si le pifiás en el diseño inicial, podés lisa y llanamente fracasar por las mismas.
 

Sebastian

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Telescopio Maksutov: el ojo ruso que mira al cielo desde América Latina

22 de septiembre de 2015 Andréi Raskin, RBTH
Hace 48 años, el telescopio Maksutov fue instalado en el Cerro el Roble, a solo 60 kilómetros de Santiago. Desde una altura de 2.200 metros, el Maksutov sigue funcionando en la actualidad, permitiendo conocer importantes imágenes del universo.


Fuente:Getty Images

Los soviéticos instalaron en América Latina cinco observatorios: la estación de observaciones solares en La Habana; el observatorio astronómico de Quito; la estación de Tarija en Bolivia, y dos domos instalados en Chile, específicamente en el cerro Calán y en el cerro el Roble.

En la década de los 50, Federico Rutllant, antiguo director del Observatorio Astronómico Nacional de Chile, firmó una serie de convenios con diversas instituciones extranjeras, para impulsar los estudios de astronomía en el país. Sin embargo, Rutllant focalizó su interés en los avances de sus colegas soviéticos, quienes basaban sus observaciones en el hemisferio austral, de los datos posicionales para algunas estrellas en el Cuarto Catálogo Fundamental.

En 1960 Rutllant contactó a los astrónomos del Observatorio Púlkovo en la URSS, dos años más adelante, llegaría a Chile la primera delegación soviética encabezada por Mitrofan Zverev para compartir sus conocimientos. Gracias al convenio firmado entre la Universidad de Chile y la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, los rusos trajeron sus equipos al país e iniciaron las observaciones conjuntas.

La misión consistía en analizar los movimientos de algunas estrellas con respecto a las galaxias. Para hacerlo, los rusos construyeron en 1967 junto a sus colegas chilenos el telescopio AZT-16 Maksutov, nombrado así para homenajear a Dmitri Maksutov, ingeniero óptico que había fallecido cinco años atrás.


El telescopio AZT-16 Maksutov, tras su construcción en 1967. Fuente: José Maza

Los astrónomos soviéticos tomaron seis placas fotográficas en cada una de las 166 áreas selectas del hemisferio austral. Se esperaba en ese entonces, repetir las observaciones treinta años después, para así determinar los movimientos de las estrellas. Lamentablemente los trabajos se suspendieron en consecuencia del Golpe de Estado en 1973, momento en que los científicos soviéticos se vieron obligados a abandonar Chile.

José Maza, astrónomo de la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Ciencias Exactas, volvería en 1979 de su doctorado en Canadá para ser usuario del Maksutov.

“Durante la dictadura, mantener el funcionamiento del observatorio fue una dura tarea, puesto que previo a esta, los rusos traían repuestos y técnicos desde su país. Con el golpe, los astrónomos chilenos tuvieron que aprender a mantener el telescopio, gracias a la ayuda de Marina Wischnjewsky, astrónoma del Observatorio en Cerro Calán, se pudieron traducir los manuales y planos para que funcionara”, relata Maza a RBTH.

A pesar que gran parte de las actividades del Maksutov se suspendieron, la caída en el 2013 del meteorito en Rusia que ocasionó daños en la ciudad de Cheliábinsk, reavivó el interés ruso por el telescopio.

Ese mismo año, el Observatorio Púlkovo envió una misión a Chile para revisarlo y así reactivar las relaciones entre los astrónomos de ambos países. El subdirector del Púlkovo Alexander Deviatkin, junto con el ingeniero Serguéi Zinoviev y el astrónomo Vladímir Yershov afirmaron que a pesar del tiempo, el telescopio seguía funcionando adecuadamente.

Los enviados desarrollaron un plan para renovarlo, incorporando mejoras principalmente en la infraestructura y la electrónica del mismo. Para ello, contaron con el apoyo del rector de la Universidad de Chile, quien firmaría el memorándum de entendimiento para relanzar el convenio con sus pares en la Academia de Ciencias Rusa.

“En el 2014 la embajada de Chile en Moscú nos invitó a visitar el Observatorio de Púlkovo, junto con el Dr. Guido Garay, director del Observatorio Astronómico Nacional, el Dr. Edgardo Costa, subdirector y yo como encargado del observatorio en Cerro El Roble. En enero de este año, también viajó a Chile el óptico ruso Yuri Kuzmin quien desmontó el espejo primario del telescopio. Posteriormente Edgardo Costa y yo lo llevamos al observatorio de Cerro Tololo para aluminizarlo. El espejo fue reinstalado y estamos probando ahora las capacidades del mismo”, afirmó Maza.


La delegación que viajó a Rusia, compuesta por José Maza, Guido Garay y Edgardo Costa. Fuente: José Maza

Para Maza, la modernización electrónica y la adecuación de una cámara digital, resultan muy importantes para los proyectos astronómicos de patrullaje. Se podrán rastrear así asteroides que amenacen a la tierra; novas, supernovas y objetos con líneas de emisión. La idea es también instalar un sistema de control que permita manejar de forma remota el telescopio, sea desde Rusia o Chile.

Recientemente la Fundación para la Ciencia y el Departamento de Energía de EEUU, lanzaron en Chile la construcción del Telescopio para Rastreos o Sondeos Sinópticos (LSST) en el Cerro Pachón, el proyecto estaría listo para el 2022. “Aunque el LSST proveerá fotometría entre magnitud 16 a 23, el Maksutov podría complementarlo al hacerlo en un rango entre magnitud 11 a 18”, concluye Maza.

El plan de modernización debido a sus altos costos, tiene algunos problemas para su financiación. A pesar de esto, Maza es optimista en que el gobierno chileno pueda aportar los fondos necesarios para el Maksutov. De ser así, el trabajo de los astrónomos se beneficiará, impulsando también el estudio de esta importante ciencia en Chile.
http://es.rbth.com/internacional/am...que-mira-al-cielo-desde-america-latina_426893
 
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