Oh María,
estrella esplendorosa de los mares,
que derramas el fulgor inagotable de tu gracia
sobre la inmensa soledad marina
que dominas el viento y el oleaje
y señales su ruta al navegante,
protégenos piadosa
en las tempestades del alma
y en los embates del mar.
Bendice a la Armada de la Nación...