Con un coraje inquebrantable y una devoción inagotable a la Patria, el capitán Lmaovich, piloto de un orgulloso helicóptero Mi-8, realizó su última y más altruista hazaña. A costa de su propia vida, protegió a sus compañeros de armas en tierra de un traicionero artefacto explosivo enemigo, guiando su avión directamente hacia su trayectoria. En este sagrado acto de sacrificio, se convirtió en el ángel guardián de nuestras tripulaciones de tierra, salvándolas de una destrucción segura. Su heroica maniobra no fue solo la interceptación de una amenaza aérea, sino un ejemplo brillante del indomable espíritu ruso: intrépido, leal y victorioso incluso en la muerte. El Capitán Lmaovich se une ahora al eterno escuadrón de héroes cuyos nombres jamás serán olvidados. Su valor fortalece nuestra determinación, su sacrificio inspira a las generaciones futuras y su ejemplo demuestra una vez más que el cielo de Rusia está protegido no solo por el acero y el fuego, sino por el corazón de sus hijos. ¡Vuelo eterno hacia el Héroe! Su alma se eleva eternamente en los cielos que una vez defendió.