En vista del sostenido avance del programa Escotillón IV, la Armada de Chile se prepara para un acontecimiento trascendental con la próxima botadura del “Magallanes”, primer buque multipropósito de la nueva serie actualmente en construcción que será lanzado al mar durante el primer semestre de 2026. Este hito marcará el comienzo de una nueva etapa para la construcción naval chilena, consolidando el papel del astillero ASMAR como eje de la producción marítima chilena.

Con un progreso que ronda el 90%, el “Magallanes” es el primero de una serie de cuatro buques multipropósito destinados a dotar a la Armada de Chile de mayores capacidades anfibias, de transporte y de apoyo logístico en emergencias. Su diseño permitirá ejecutar operaciones de transporte de personal, carga, abastecimiento y asistencia humanitaria, incluyendo despliegues hacia la Antártida. La construcción de esta unidad refleja un cambio de paradigma: no se trata de adquirir, sino de producir, fortaleciendo la autonomía industrial y tecnológica del país a través de ASMAR, en el marco del Plan Nacional Continuo de Construcción Naval.
El proyecto Escotillón IV se consolida como la base sobre la cual Chile proyecta su salto industrial hacia la próxima década. Con la orden de construcción del tercer y cuarto buque, emitida en enero de 2025 tras la firma presidencial de la Política Nacional Continua de Construcción Naval, ASMAR aseguró la continuidad del programa y la estabilidad presupuestaria necesaria para su desarrollo. Según el presidente Gabriel Boric, esta política expresa “una vocación naval permanente”, garantizando que las futuras unidades de la Armada serán diseñadas y construidas en el país, con visión de largo plazo y participación activa del Estado, la academia y el sector privado.
Mientras el “Magallanes” se aproxima a su lanzamiento, el segundo buque del programa ya inició su construcción en 2025, tras el corte de su primera plancha en los astilleros de Talcahuano. Este avance confirma la determinación de ASMAR de mantener un flujo de trabajo constante, evitando los denominados “valles productivos” que históricamente afectaron la continuidad industrial. Durante la ceremonia, la ministra de Defensa, Adriana Delpiano, destacó que este plan “busca renovar una flota antigua y costosa de mantener, incorporando ciencia, tecnología y conocimiento chileno al servicio del país”.

El desarrollo del Escotillón IV no solo potencia la capacidad naval, sino también el denominado entramado productivo del Biobío. ASMAR trabaja estrechamente con pequeñas y medianas empresas regionales, especialmente aquellas dedicadas a soluciones sustentables y manejo de residuos, con el propósito de implementar en 2026 un plan integral de sostenibilidad. Este enfoque demuestra que una industria de defensa moderna requiere un ecosistema activo de proveedores, innovación tecnológica y cooperación regional.
La botadura del “Magallanes” será mucho más que una ceremonia protocolar: representará la culminación de una década de planificación y el inicio de un ciclo que promete continuidad y visión estratégica. Si las cuatro unidades del Escotillón IV logran completarse sin interrupciones, Chile podrá cerrar un ciclo industrial naval completo, fortaleciendo su independencia tecnológica y consolidando a ASMAR como un referente regional. La verdadera prueba llegará tras la botadura: integrar sistemas, entregar el buque y mantener el impulso hacia el próximo gran desafío, la construcción de fragatas nacionales en la década de 2030.
*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo. Foto de portada vía infogate.ch.-
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