A pocos días de haber cancelado la llamada Operación “Formosa“ que se llevaba a cabo de forma ininterrumpida desde 1988, la Marina de Brasil ahora dio inicio a la llamada Operación “Atlas” en el Campo de Entrenamiento Formosa, concretando para dichas actividades de adiestramiento un importante despliegue de efectivos y plataformas. La institución recoge que mas de 2.500 tropas han sido movilizadas para esta etapa, los cuáles se verán acompañados por mas de 180 vehículos y aeronaves, contando también con el apoyo de efectivos de la Fuerza Aérea Brasileña y tres de sus propios aviones.
En función de lo que es planteado por la comunicación oficial de la Marina de Brasil, la Operación Atlas busca perfeccionar las tácticas y procedimientos de las unidades involucradas, además de consolidar sus capacidades de integrarse a acciones conjuntas coordinadas. Por otro lado, la fuerza añadió que las operaciones están especialmente pensadas para simular un escenario realista de defensa en las zonas del norte del país, aún cuando se lleva a cabo en la región de Goiás.
Al respecto de estas cuestiones se manifestaba el Capitán de Fragata Cléber Pereira Marinho, afirmando: “El objetivo es integrar fuerzas y utilizar munición real. Es una operación diseñada para superar los desafíos del teatro de operaciones de la Amazonia, pero debido a las limitaciones regionales, necesita complementarse en entornos como Formosa, que ofrecen mayor seguridad y control.”
Añadía posteriormente: “Las operaciones anfibias son versátiles y pueden tener diversos propósitos. En nuestro caso, simulan la captura de un área terrestre que permite operaciones posteriores. Impedimos al enemigo el uso de una instalación o facilitamos el desembarco de otras tropas amigas. La simulación incluye caídas libres operativas (paracaidistas), ataques coordinados con vehículos blindados e infantería montada en tanques, así como acciones para neutralizar objetivos por parte de comandos anfibios.“
En directa relación con esto último, las autoridades brasileñas indicaron que la decisión de realizarlos en este escenario responde a que se cuenta con extensos campos que permiten el empleo de armamento de gran calibre de forma segura y controlada, facilitando el despliegue de un mayor abanico de plataformas de combate y armamentos. Pasando revista brevemente de lo que ello implica, podemos afirmar que en el primer día de actividades se llevará a cabo el lanzamiento de misiles antiaéreos Mistral y los antitanques 1.2 AC MAX, como así también disparos con ametralladoras calibre .50 y ataques con municiones merodeadoras recientemente incorporadas por la Marina.
Profundizando en algunos detalles de estos armamentos, resulta de utilidad recordar que los misiles 1.2 AC MAX fueron incorporados por los Batallones de Infantería de Marina durante el pasado mes de junio, brindándole a las tropas un sistema capaz de alcanzar objetivos situados hasta dos kilómetros de distancia y de penetrar blindajes de hasta 300 milímetros con una velocidad de 240 metros sobre segundo; planificándose un total de nueve lanzamientos durante el entrenamiento. Por su parte, las mencionadas municiones merodeadoras presentan una envergadura de 1.64 metros y un fuselaje de 65 centímetros, con un alcance de hasta 5 kilómetros y poder explosivo capaz de neutralizar blindados. Se trata de los primeros con los que cuenta la fuerza, que anteriormente contaba solo con drones de reconocimiento.
Mas allá de estas novedades, la Marina Brasileña también desplegará medios mas familiares para sus tropas y observadores externos, mismos que incluyen obuses de 105 mm, tanques y vehículos blindados para acompañar las maniobras. También se verán involucradas unidades especializadas contra explosivos que participarán de diferentes simulacros y unidades de infantería equipadas con lanzadores antiaéreos.
Cabe destacar también, que de forma paralela a las maniobras realizadas en el terreno, las tropas brasileñas también realizarán adiestramientos en el ámbito del ciberespacio. Particularmente, el Escuadrón de Guerra Electrónica de la Armada de Brasil operará con dos células, con una de ellas fungiendo como atacante desde un lugar desconocido, mientras que la otra tendrá a su cargo el rastreo de estas intrusiones en sus sistemas y la neutralización de los mismos. El objetivo, según se describe, es identificar vulnerabilidades en los sistemas actuales y en los procedimientos definidos para resolver este tipo de amenazas.
*Créditos de las imágenes: Marina de Brasil
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