En una decisión que destraba meses de demoras y dilatadas negociaciones, el gobierno de Tailandia aprobó oficialmente la modificación del contrato para la compra de los nuevos submarinos de ataque S26T a China por un valor de USD 370 millones, tras autorizar el reemplazo de los motores diésel alemanes MTRU-396 por los modelos CGD620 fabricados por China. Esta resolución, que además amplía el plazo de construcción de las unidades a 1.217 días, permite avanzar con un programa que busca fortalecer las capacidades operativas de la Real Armada Tailandesa, garantizar la seguridad nacional y proteger los intereses marítimos del país.

Un programa con años de idas y vueltas
A mero modo de repaso, Tailandia había seleccionado en 2015 a los submarinos chinos de la clase Yuan, en su versión de exportación (derivada del Tipo 039A), por su favorable relación costo-beneficio frente a otras ofertas. En ese entonces, la fuerza naval no contaba con ningún submarino en servicio desde el retiro de la veterana clase Matchanu, por lo que el contrato firmado en 2017 con la Corporación Estatal de Construcción Naval de China (CSOC) por USD 403 millones representó un salto cualitativo clave.
El proyecto encontró su primer gran obstáculo en 2021, cuando Alemania bloqueó la exportación de los motores diésel MTU-396 que forman parte de los submarinos chinos ofrecidos. Esta negativa, sustentada en restricciones políticas para la transferencia de tecnología militar a China, impidió que Pekín entregara los sistemas propulsores acordados. Ante este escenario, el primer ministro Prayut Chan-o-cha advirtió en ese entonces que el contrato sería anulado si no se respetaban las especificaciones iniciales. Debido a ello, China ofreció como alternativa sus motores CHD620, producidos localmente y certificados por MTU, pero la propuesta fue rechazada y el programa quedó en suspenso.

Opciones alternativas y pausa de la adquisición
Durante la suspensión de las negociaciones, el Ministerio de Defensa de Tailandia evaluó opciones para compensar la ausencia de un submarino operativo, barajando la adquisición de una fragata antisubmarina o un patrullero oceánico. Finalmente, el titular de la cartera de Defensa, Sutin Klungsang, anunció la selección de una fragata, aunque la operación no llegó a concretarse. Esta indecisión generó críticas tanto en el arco político como en los medios locales.
Retomar el camino hacia el S26T
Con el pasar de los meses, el 2024 trajo consigo nuevas novedades. Durante el mes de mayo, tras una visita de representantes de la industria naval china y de la Armada del EPL, Bangkok volvió a manifestar interés por retomar la compra de los submarinos S26T, poniendo nuevamente sobre la mesa de negociaciones la opción de los motores de fabricación nacional CHD620. Incluso se especuló con ampliar el pedido a dos unidades, aunque esa intención no prosperó.
La aprobación final y el avance de la construcción
Ahora, en 2025, el gobierno tailandés aprobó formalmente el cambio de motores, lo que permite reactivar el programa y extender el plazo de entrega. Según medios locales, el avance físico del proyecto alcanza ya un 64 %, con 10 de los 18 pagos pactados completados, equivalentes a 7.700 millones de baht. El saldo pendiente asciende al 40 % del contrato, unos 5.500 millones de baht. La confirmación no solo asegura que Tailandia incorporará finalmente un submarino de ataque S26T a su flota, sino que también representa un respaldo a la cooperación naval con China en un contexto regional marcado por la modernización acelerada de las marinas del sudeste asiático.
*Imágenes empleadas a modo de ilustración.
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