Auditorías recientes han revelado que la flota de aviones de patrullaje marítimo Kawasaki P-1 de la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón (JMSDF) enfrentarían serias limitaciones operativas. Según el informe de la Junta de Auditoría de Japón, múltiples factores han reducido significativamente la disponibilidad de estas aeronaves para misiones de vigilancia y defensa marítima. Aunque se han invertido recursos considerables en el desarrollo y mantenimiento de los P-1, las deficiencias identificadas plantean desafíos para la capacidad de Japón de monitorear eficazmente sus aguas territoriales y responder a amenazas en la región.
Desarrollado, diseñado y fabricado por Kawasaki Heavy Industries (KHI), el P-1 es un avión cuatrimotor destinado a misiones de vigilancia y patrullado de largo alcance empleado por la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón. Hasta el año 2023, el país había incorporado un total de 35 unidades de estas aeronaves, con una inversión estimada en 1.78 billones de yenes. Introducido operacionalmente en 2013 como sucesor de los envejecidos P-3C Orion, el modelo asumió un rol central en las operaciones de control marítimo. Sin embargo, el uso intensivo acumulado a lo largo de los años comenzó a impactar negativamente en su rendimiento general, situación que hoy preocupa a las autoridades de defensa.
En este contexto, la Junta examinó estas 35 aeronaves P-1 desplegadas en dos bases aéreas de la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón y determinó que sólo un número limitado podría cumplir misiones sin contratiempos. Según el informe, entre las razones del bajo estado operativo se incluyen problemas persistentes en los motores, fallos en los sistemas electrónicos y escasez de repuestos, cómo así también un largo plazo de adquisición de los mismos.
En detalle, se presume que tanto el deterioro de los motores cómo los fallos electrónicos fueron causados por erosión de materiales debido a los largos vuelos sobre el mar. Por su parte, la demora en adquisición de piezas de repuestos se debió principalmente a los cambios en el escenario mundial y la escasez de los semiconductores. Tras evaluar los antecedentes, desde la Junta se instó a capitalizar la experiencia obtenida a través de fallos previos mediante una campaña de pruebas orientada a mejorar el rendimiento general de los aviones.
En este punto vale recordar que la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón se encuentra evaluando el reemplazo de los P-1. En ese sentido, en septiembre del 2023, funcionarios del Ministerio de Defensa de Japón confirmaron que Kawasaki estaba avanzando en el desarrollo de una nueva aeronave de vigilancia y patrullado. Entre las características enunciadas que podría tener está nueva aeronave, fue expresado que se buscaría que el avión cuente con la capacidad de lanzamiento de misiles de largo alcance, a la vez de incorporar nuevas tecnologías que hagan usos de inteligencia artificial.
Por último, es importante traer a colación que la baja disponibilidad operativa de los P-1 no solo afecta la capacidad interna de respuesta de Japón, sino que también limita su margen de maniobra ante el aumento de la actividad naval de potencias regionales cómo China. Como ejemplo reciente, a mediados de junio se registró un despliegue simultáneo de los portaaviones Liaoning (CV-16) y Shandong (CV-17) de la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN), que incluyó operaciones coordinadas y ejercicios de simulación de combate en el Pacífico Occidental, cercanos a áreas de interés japonés como el paso entre Okinawa y Miyako. En este tipo de escenario, la disponibilidad plena de aeronaves de patrullaje de largo alcance cómo el P-1 resulta fundamental para mantener el control de los espacios marítimos y proporcionar alerta temprana frente a movimientos de las flotas de otros países.
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Japón tiene buen material en las FFAA pero es limitada a tecnología de EEUU, creo que podría evolucionar en forma particular sin depender tanto.