Con el despliegue de 200 aeronaves de combate y más de 330 municiones guiadas, la Fuerza Aérea de Israel ejecutó una de las operaciones aéreas más contundentes de su historia reciente, en el marco de la Operación “Rising Lion”. La misión tuvo como objetivo degradar severamente el programa nuclear iraní y las capacidades militares asociadas a su desarrollo. Los ataques se dirigieron contra un centenar de blancos estratégicos en territorio iraní, muchos de ellos ubicados en instalaciones subterráneas en el oeste y centro del país.

Uno de los principales blancos fue el complejo subterráneo de Natanz, núcleo del programa de enriquecimiento de uranio de Irán. Según información oficial de las Fuerzas de Defensa israelíes, los ataques dañaron las instalaciones que albergan centrifugadoras, salas eléctricas y otras infraestructuras críticas utilizadas para el enriquecimiento de uranio, que habría alcanzado niveles aptos para la fabricación de armamento nuclear. Las Fuerzas de Defensa de Israel también apuntaron contra depósitos de misiles tierra-tierra y plataformas de lanzamiento, así como contra centros de mando y control vinculados al desarrollo de misiles balísticos.

De acuerdo a la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), Irán dispone actualmente de 400 kilogramos de uranio enriquecido al 60%, umbral cercano al requerido para fabricar armamento atómico. Esta revelación habría sido el desencadenante definitivo para la acción militar israelí, motivada por la convicción de que el régimen persa está a punto de cruzar el “punto de no retorno” en su carrera nuclear.

Entre los medios participantes se destacaron cazas F-15C armados con bombas guiadas JDAM  GBU-31(V)1/B, misiles aire-aire AIM-7M Sparrow, Python-4/5 (destinados a la destrucción de drones iraníes), junto a pods de guerra electrónica ELL-8222. También intervinieron cazas de quinta generación F-35I “Adir”, cuya capacidad furtiva les habría permitido penetrar el espacio aéreo enemigo sin ser detectados, y los F-16I “Suffa” pertenecientes al 107° Escuadrón “Kings of the Orange Tail”, armados con bombas de pequeño diámetro GBU-39 (SDB) y misiles Python y Sidewinder para tareas de intercepción, a los que se sumarían misiles Rampage. A la fecha, las operaciones aéreas de cobertura aérea continúan en Israel, destacándose el empleo de aviones cisterna Boeing 707, los cuales fueron observados en operaciones de reabastecimiento en vuelo a cazas F-16I.

En esta operación, elementos de inteligencia tuvieron un papel clave al momento de los ataques. Un centro de comando subterráneo de la Fuerza Aeroespacial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) fue localizado y atacado con precisión al momento que se encontraba allí reunida la cúpula del ala aérea del IRGC en preparación de un presunto ataque contra Israel.

Esta maniobra ofensiva resultó en la eliminación del comandante Amir Ali Hajizadeh, así como de otras figuras relevantes como el jefe de la fuerza de UAVs Taher-pour y el responsable del comando aéreo Davoud Shaykhian, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, Mohammad Hossein Bagheri, y del comandante general del IRGC, Hossein Salami,  según reportaran fuentes oficiales del gobierno israelí.

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