En junio de 2025, medios locales e internacionales reportaron que las fuerzas talibanes han logrado restaurar y poner en funcionamiento algunos de los helicópteros utilitarios UH-60A Black Hawk que habían sido dejados en estado inutilizable por las fuerzas estadounidenses antes de su retirada de Afganistán en agosto de 2021. Según imágenes difundidas por redes sociales y fuentes afganas, al menos un ejemplar del UH-60A habría sido visto volando, lo que representa un hito en los esfuerzos de la administración talibán por reconstruir capacidades aéreas básicas.
Durante la retirada de las tropas de Estados Unidos, las fuerzas armadas norteamericanas y las ex fuerzas de seguridad afganas inutilizaron gran parte del equipamiento militar sensible, incluidos helicópteros, vehículos y sistemas de armas. En el caso de los UH-60A Black Hawk entregados a la extinta Fuerza Aérea Afgana bajo programas de asistencia, muchos de ellos fueron desactivados mediante la remoción de componentes clave, como sistemas de aviónica, rotores o motores.
Sin embargo, fuentes del Talibán han indicado que técnicos afganos y personal con experiencia en mantenimiento aéreo han estado trabajando desde 2022 para restaurar algunas de estas aeronaves. Las tareas incluyeron el reacondicionamiento de componentes estructurales, la instalación de sistemas de navegación básicos y, en algunos casos, la adquisición de repuestos a través de canales no oficiales o de proveedores en países vecinos.
El UH-60A Black Hawk es una variante temprana del famoso helicóptero utilitario estadounidense fabricado por Sikorsky. Con una capacidad para transportar hasta 11 soldados equipados y una velocidad de crucero de aproximadamente 280 km/h, los Black Hawk fueron transferidos a Afganistán como parte del programa de reconstrucción de sus Fuerzas Armadas, especialmente en el marco de la Afghan Air Force Modernization Plan implementado por EE.UU.
De los más de 150 helicópteros que formaban parte del inventario aéreo de la anterior Fuerza Aérea Afgana, se estima que al menos 40 eran UH-60A. Tras la caída de Kabul y el colapso del gobierno respaldado por Occidente, muchos de estos aparatos quedaron en bases como Kandahar, Herat y Kabul en distintas condiciones de operatividad.
El Talibán ha buscado en los últimos años reconstruir una estructura de defensa básica, incluyendo una limitada capacidad aérea centrada principalmente en misiones de transporte, reconocimiento y patrullaje. Junto a los Black Hawk, también se han reportado intentos de reactivación de aeronaves C-208 Caravan y helicópteros Mi-17 de origen ruso, los cuales formaban parte del parque aéreo heredado.
Uno de los desafíos principales que enfrenta el Talibán para sostener estas plataformas es el acceso limitado a repuestos y soporte técnico. La mayoría de los equipos, especialmente los de origen occidental, requieren mantenimiento especializado y repuestos que, bajo sanciones internacionales y restricciones comerciales, son difíciles de conseguir.
A pesar de estas limitaciones, el vuelo de un UH-60A restaurado por medios locales representa un avance significativo en términos simbólicos y técnicos. También plantea interrogantes sobre el potencial uso de estas aeronaves por parte de un régimen no reconocido oficialmente por gran parte de la comunidad internacional.
Hasta el momento, no se ha confirmado cuántos helicópteros Black Hawk se encuentran efectivamente operativos ni si el Talibán cuenta con tripulaciones plenamente capacitadas para su operación segura. Las imágenes publicadas muestran vuelos de corta duración y a baja altitud, posiblemente en zonas controladas por el régimen para fines de prueba o demostración.
El desarrollo de esta capacidad se da en paralelo a informaciones previas que ya indicaban que el Talibán había solicitado asistencia técnica a países como Pakistán o Irán para el mantenimiento de sus activos militares, aunque estos reportes no han sido oficialmente confirmados.
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