Durante una entrevista reciente brindada a medios locales el jefe del Estado Mayor de la Armada Italiana, el almirante Enrico Credendino, deslizó que la institución proyecta equiparse para el año 2040 con un nuevo portaaviones de propulsión nuclear que le permita abordar de mejor manera las amenazas modernas. Para la institución, la novedad constituye un importante salto de capacidades que la situaría como la tercera del mundo en contar con un buque de este tipo, club al cuál también pertenecen los EE.UU. y Francia.
Recogiendo las declaraciones oficiales del almirante Credendino: “La Armada tiene un proyecto presupuestario de aquí a 2040. Están considerando un portaaviones de propulsión nuclear, pero también drones de todo tipo y dispositivos para hacer frente a la amenaza de la ciberguerra. En cualquier caso, nuestros sesenta buques estarán equipados con amplios espacios para embarcar drones. El Trieste, nuestra unidad más reciente, ya embarca cazas y drones de diversos tamaños.”

Cabe recordar en este punto, que las intenciones italianas de comenzar a estudiar las posibilidades de contar con buques de propulsión nuclear se enmarcan dentro del programa conocido como Minerva, el cuál fue dado a conocer por el Ministerio de Defensa Italiano en el año 2023. Se trata de un programa consistente en tres grandes etapas, a saber: una primera en la que se estudie la viabilidad de emplear reactores de nueva generación en buques de combate, pasando posteriormente al diseño conceptual de una embarcación de este tipo, y finalmente, a una evaluación comparativa entre dicho diseño y otro similar de propulsión convencional. Actualmente, los trabajos allí desarrollados son liderados por la empresa Fincantieri, contándose también con la participación de Nuclitalia (compañía de la cuál participan Enel, Ansaldo Energia y Leonardo) y del ámbito universitario.
Por otra parte, repasando brevemente las ventajas asociadas a contar con propulsión nuclear en un portaaviones, podemos destacar que ello permitirá reducir considerablemente el espacio dedicado al almacenamiento de reservas combustible para largos despliegues, lo que permitiría disponer de un número mayor de aeronaves o suministros para el mismo. Además, en caso de lograrse la integración de este tipo de propulsión en un portaaviones, se facilitaría que la Marina Militare pueda realizar despliegues de largo alcance hacia el Ártico o el Indo-Pacífico sin depender de un reabastecimiento de combustibles fósiles frecuente que puede ser puesto en peligro en situaciones de combate, lo que se traduce en mayores capacidades de proyección e integración en fuerzas de tareas de la OTAN.

Resulta también de utilidad mencionar, que la decisión de avanzar en el desarrollo de este tipo de capacidades se produce en momentos en los que la Armada Italiana realiza frecuentes despliegues en el Mediterráneo y el Mar Rojo, donde participa de la Operación Aspides de la Unión Europea destinada a responder los diversos ataques hutíes contra el comercio naval en la región. En suma, la institución se ve involucrada en diversas misiones de monitoreo que tienen el foco colocado en la actividad de buques rusos en dichas aguas, especialmente en aquellas aledañas a Libia.
Sin perder de vista estas cuestiones, también es menester destacar que un programa de esta índole trae consigo una importante serie de desafíos, mismos que ya han suscitado dudas respecto de su viabilidad en medios especializados italianos. Entre aquellos mas destacables, podemos mencionar la necesidad de contar con reactores nucleares navales del tipo SMR desarrollados por la antes mencionada Fincantieri, que aún no están operativos de forma oficial. Agregado a eso, debemos considerar la necesidad de llevar a cabo importantes mejoras de infraestructura que permitan albergar a un potencial portaaviones de estas características y las inversiones necesarias para garantizar su mantenimiento, lo que parece difícil de alcanzar de cara a la próxima década.

Por lo pronto, cabe recordar que la Marina Militare dispone de dos buques capaces de albergar y desplegar aeronaves de combate en la actualidad: el portaaviones ITS Cavour y el buque de asalto anfibio ITS Trieste; ambos de propulsión convencional. Comisionados en 2009 y 2024 respectivamente, ambas embarcaciones están preparadas para operar con los cazas furtivos F-35B de origen estadounidense, valiéndose para ello del modelo de despegue corto y aterrizaje vertical (STOVL); misma que emplean sus pares de EE.UU. y del Reino Unido.
*Imágenes empleadas a modo ilustrativo
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Credendino habla con conoscimento, no hace declaraciòn vacía.