Desde el pasado 29 de marzo, la Fuerza Aérea de EE.UU. ha reforzado su despliegue en Medio Oriente con el envío de más aviones de ataque A-10 Thunderbolt II, mismos que pertenecen al 124º Ala de Caza. Particularmente, el contingente desplegado está conformado por unos 300 efectivos de la mencionada institución, los cuáles operarán bajo la órbita del Comando Central de EE.UU. (CENTCOM) en medio de lo que se configura como un escenario regional cada vez más tensionado.

Refiriéndose a ello el mayor general Tim Donnellan, quién actualmente se desempeña como comandante de la Guardia Nacional de Idaho, manifestaba: “La disciplina, la preparación y la perseverancia sustentan la letalidad que estos guerreros aportan a la guerra. La preparación y la relevancia son nuestras fortalezas, ya sea en el desempeño de nuestra misión estatal aquí en el país o en nuestra misión federal en el extranjero. El 124.º Regimiento tiene un legado de servicio a nuestro estado y nación, y esta misión consolida aún más nuestro compromiso de proteger a los Estados Unidos de América y asegurar nuestros intereses en todo el mundo.”

En relación con esto último, cabe destacar que el 124° Ala de Caza ya ha sido desplegada en múltiples ocasiones para brindar apoyo a las operaciones estadounidenses en Medio Oriente, incluyendo en su historial la participación en las operaciones Enduring Freedom, Iraqi Freedom y Southern Watch. Además, en 2016 la unidad se unió a las fuerzas de coalición en la operación Inherent Resolve, liderada por los EE.UU. contra el Estado Islámico en Irak, Siria y Libia. Por otra parte, en 2020 se les desplegó en la región teniendo como marco la operación Freedom’s Sentinel, la última fase de la misión estadounidense en Afganistán previo a la retirada concretada en el año 2021.

Retomando lo mencionado anteriormente, ha de resaltarse que la llegada de los A-10 Thunderbolt II a Medio Oriente se produce en un momento de elevadas tensiones entre EE.UU. e Irán. Principalmente, esto se debe a la reticencia del segundo para negociar un nuevo acuerdo nuclear que le impida avanzar sobre la obtención de armamento de este tipo, por lo cuál desde Washington se han lanzado amenazas de consecuencias militares y arancelarias. El propio presidente Donald Trump lo afirmaba en una reciente entrevista con el medio NBC News: “Si no hacen un trato, habrá bombardeo. Pero también podría imponer tarifas como lo hice hace cuatro años.”

Con ese contexto en mente, ha de considerarse que la Fuerza Aérea de EE.UU. no sólo reforzó su presencia en Medio Oriente con el envío de sus aviones A-10, sino que también, con el despliegue de sus bombarderos B-2 en la Base Diego García; desde dónde podrían lanzar ataques sobre territorio iraní sin mayores problemas. Tal y como reportamos en el curso de la semana pasada, múltiples fuentes de información abierta confirmaban a través de imágenes satelitales la presencia de estos elementos en la isla, incluso con ejemplares observables al descubierto en plena pista.

Finalmente, cabe lugar para hacer mención de la cuestión de los rebeldes hutíes, que desde territorio yemení lanzan frecuentes ataques contra el tránsito marítimo de países que consideran aliados de Israel y también contra las fuerzas allí desplegadas para protegerlo. Desde la Base Diego García, los bombarderos estadounidenses también estarían al alcance de realizar ataques sobre objetivos en Yemen, a lo cuál se ha de sumar el despliegue de medios navales (incluido el portaaviones USS Harry S. Truman) para sostener la presión sobre el grupo mencionado.

*Imágenes empleadas a modo ilustrativo.

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