Dentro del territorio de Siria operan fuerzas –incluyendo a la insurgencia hutí de Yemen– que estarían evaluando un escenario de “invasión terrestre” contra localidades israelíes en los Altos del Golán, advirtió el ministro de Defensa, Israel Katz. Las declaraciones del funcionario surgieron en una sesión a puertas cerradas de la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knesset, quien afirmó que Israel “no se mueve hacia la paz” con Siria.

Este tipo de comentarios endurecen la doctrina de seguridad de Tel Aviv frente al nuevo gobierno de transición sirio, en consonancia con la fragmentación del tablero regional tras la caída del régimen de Bashar al Assad en 2024. Específicamente, en los últimos meses, Israel y Siria habían mantenido contactos discretos para negociar arreglos de seguridad que facilitaran la retirada israelí de la zona desmilitarizada que sus fuerzas ocuparon en diciembre de 2024, violando de hecho el Acuerdo de Separación de Fuerzas de 1974.
No obstante, la actualidad demuestra que Israel no está “en el buen camino” hacia un entendimiento con Damasco, porque en el lado sirio de la frontera “hay fuerzas que piensan en invadir localidades del Golán”. Según la reconstrucción difundida por KAN y otros medios regionales, el ministro de Defensa israelí mencionó explícitamente a los hutíes como uno de los actores que “operan en Siria” y que serían evaluados por el establishment israelí como una amenaza potencial de incursión terrestre contra el norte de Israel. También señaló que el Gobierno sigue con atención la situación de la comunidad drusa en territorio sirio, en particular las zonas de Jabal al-Druze, y advirtió que el Ejército israelí “intervendrá nuevamente, incluso cerrando la frontera”, si se repiten ataques aéreos sobre esa región.
Hutíes en Siria y la disputa por los Altos de Golán
La idea de combatientes hutíes desplegados en territorio sirio no es nueva, considerando que agencias rusas como RIA Novosti difundieron en 2024 que grupos procedentes de Yemen habían llegado a Siria y Líbano vía Jordania, en contingentes que sumaban el equivalente a una brigada, supuestamente para preparar ataques contra asentamientos israelíes. Esos reportes hablaban de unidades “altamente equipadas”, entrenadas para operar vehículos blindados, artillería y drones. El contexto se complejizó aún más tras la salida de Assad, y el ascenso de una dirigencia opositora que busca equilibrar su relación con Washington, Moscú y las potencias regionales.
Asimismo, las declaraciones de Katz llegan pocos días después de que el primer ministro Benjamin Netanyahu criticara duramente al presidente transicional sirio, Ahmad al Sharaa, señalando que Damasco intenta acercar fuerzas rusas a la frontera sirio-israelí. El propio Netanyahu recorrió el sur de Siria el 19 de noviembre, acompañado por Katz, el canciller Gideon Sa’ar y el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir. reuniéndose “combatientes que defienden Israel cada día”,} y subrayando el mensaje de que el Ejército debe seguir consolidando su control sobre la zona desmilitarizada y la cima del Monte Hermón.

Al afirmar que Israel “no está en el camino hacia la paz” con Siria y colocar en el centro del debate una supuesta amenaza terrestre hutí desde territorio sirio, podría afirmarse que Katz envía varios mensajes simultáneos. Por un lado, justifica el refuerzo del despliegue en el norte; por el otro, dice a Siria que cualquier intento de reconfigurar la presencia militar en la frontera será frenado, así como también se dirige hacia Washington y Moscú, que buscan influir en la arquitectura de seguridad post-Assad.
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