El ambicioso programa de remotorización de los bombarderos estratégicos B-52 Stratofortress de la Fuerza Aérea de Estados Unidos ha sufrido una nueva demora, luego de que problemas detectados en el diseño del sistema de entrada de aire (inlet) obligaran a posponer la revisión crítica de diseño (CDR) hasta abril del próximo año, según informó la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO por sus siglas en inglés) en su más reciente informe sobre programas de armamento.

El retraso, de al menos 10 meses, se debe a distorsiones en el flujo de aire no uniforme detectadas durante pruebas, lo que comprometía el rendimiento de los nuevos motores Rolls-Royce F130. Aunque el motor no es el responsable directo del problema, el rediseño del inlet —componente provisto por Boeing, integrador principal del programa— fue necesario para asegurar un desempeño óptimo.

Ya en septiembre del 2021 bajo el Programa de Sustitución de Motores Comerciales B-52 (CERP) de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, seleccionó los motores Rolls-Royce F130 para sustituir a los actuales Pratt & Whitney TF33-P-3/103 de los B-52H que pasarán a denominarse con la nueva denominación B-52J surgida de los esfuerzos de modernización, que pese a los retrasos anunciados, han mostrado por otro lado algunos avances en las pruebas de una revisión crítica de diseño.

Calendario ajustado, pero sin impacto en la meta de 2033

Pese al retraso, la GAO informó que la capacidad operativa inicial (IOC) del programa, prevista para 2033, sigue en pie. La revisión crítica de diseño se realizará tres años más tarde de lo planeado originalmente, y la decisión de producción inicial no llegará antes de marzo de 2028, una vez entregadas las dos primeras aeronaves de prueba.

El Programa de Sustitución de Motores Comerciales (CERP) busca reemplazar los ocho motores Pratt & Whitney TF33 que equipan actualmente cada B-52H, junto con sus soportes, el sistema de generación eléctrica y las pantallas del motor en cabina.

Radar obsoleto y modernización lenta

En paralelo, el programa de modernización del radar de los B-52 también enfrenta dificultades. El proyecto, que reemplazará el anticuado AN/APQ-166 por el AN/APQ-188, ha extendido su duración estimada de cinco a casi nueve años, generando preocupación dentro del Pentágono.

El radar es considerado fundamental para la navegación y eludir condiciones meteorológicas peligrosas, pero enfrenta problemas de adquisición de piezas, calificación ambiental y desarrollo de software, lo que ha retrasado las decisiones de producción de bajo ritmo hasta 2026 y 2027, respectivamente.

El programa se encamina a un posible incumplimiento de la Ley Nunn-McCurdy, que obliga a revisar costos y cronogramas cuando estos superan ciertos umbrales. La Fuerza Aérea de los Estados Unidos, estima finalizar las pruebas del nuevo radar en junio de 2028, alcanzando capacidad operativa plena en 2030.

Críticas a Boeing y desafíos digitales

La GAO criticó a Boeing por su falta de implementación efectiva de prácticas de ingeniería digital en ambos programas. Aunque se han utilizado modelos computacionales para apoyar decisiones, no se ha desarrollado un “hilo digital” integral que proporcione datos en tiempo real, herramienta clave en los sistemas modernos de adquisición.

Boeing argumenta que es difícil aplicar ingeniería digital a plataformas heredadas como el B-52, un bombardero que vuela desde hace más de 60 años, pero que la Fuerza Aérea espera mantener operativo hasta bien entrado el siglo XXI.

Riesgos estratégicos y alternativas

El jefe del Comando de Ataque Global de la Fuerza Aérea, general Thomas A. Bussiere, advirtió en mayo que, si la modernización del B-52 se complica más de lo previsto, podría ser necesario acelerar la incorporación de bombarderos furtivos B-21 Raider como alternativa.

Mientras tanto, la Fuerza Aérea y el Congreso siguen de cerca estos proyectos, considerados esenciales para mantener la capacidad de disuasión estratégica de Estados Unidos ante competidores como China y Rusia.

Imágenes utilizadas a modo ilustrativo.

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