A principios del pasado mes de mayo, el Ejército de los Estados Unidos, en una decisión que sigue causando sorpresa y polémica, anunció la cancelación de su Programa de Vehículos de Combate, o tanque ligero, M10 Booker. La decisión, en sintonía con los lineamientos de la actual gestión al frente del Departamento de Estado, se basó en la necesidad de eliminar “gastos innecesarios” y focalizar esfuerzos y recursos en otros programas con mayores perspectivas. Con estos antecedentes, en la jornada de ayer, la fuerza informó de forma oficial la cancelación de los actuales contratos de producción inicial que se habían alcanzado con General Dynamics Land Systems (GDLS), marcando de esta forma el punto final del programa.

Englobado dentro del programa Mobile Protected Firepower (MPF, Potencia de Fuego Móvil Protegida), el M10 Booker fue uno de los más modernos vehículos de combate desarrollados para equipar a los Equipos de Combate de Brigada (BCT) de infantería ligera.
Al momento de la cancelación, en mayo pasado, el Ejército de EE.UU. ya había formalizado su presentación oficial y concretado la entrega a las primeras unidades, entre las cuales destacó la 82.ª División Aerotransportada, que recibió un total de tres M10 para pruebas y evaluaciones.
Si bien, en un primer momento, la decisión puede justificarse en las lecciones que se están obteniendo del conflicto ruso-ucraniano —donde el empleo de tanques y otros vehículos blindados está siendo puesto en duda—, la realidad también muestra que el Booker no cumplía algunos de los objetivos y metas fijadas originalmente por el Programa MPF.

Más allá de la anécdota, tomada con humor desde diversos medios especializados, de si el M10 era o no un tanque ligero —lo cual encontraba como respuesta oficial que se trataba de un “vehículo de combate”—, la realidad mostraba que el Ejército de Estados Unidos estaba incorporando una plataforma con un peso de 38 toneladas, complicando su traslado y transporte.
Además, diversas cuestiones contractuales asociadas a los derechos de reparación y mantenimiento fijados por GDLS hicieron plantear serias dudas a la actual administración republicana.
De tal forma, y siguiendo lo comunicado ayer, 11 de junio, el Ejército de Estados Unidos anunció la “… cancelación por conveniencia de la actual producción inicial a baja escala del vehículo de combate M10 Booker y no avanzará hacia la producción a plena escala como estaba previsto originalmente”.

Añadiendo que: “… solicitará la reasignación de los fondos restantes del año fiscal 2025 para acelerar la incorporación de capacidades decisivas para la guerra y anticipa ahorros significativos adicionales que se materializarán completamente en los próximos 18 a 24 meses”.
Por último, y al día de la fecha, la cancelación de los contratos de producción del M10 Booker parece marcar el punto final de este tanque ligero y su fallida incorporación al Ejército estadounidense. No obstante, y hablando en el plano de la presunción, restará saber si GDLS se dará por vencida tras años de esfuerzos e inversiones multimillonarias.
Cabe plantear si diversas tecnologías aplicadas y obtenidas durante el desarrollo del M10 podrían ser aprovechadas en nuevos desarrollos y proyectos. Asimismo, queda abierta la posibilidad de que el Booker sea ofrecido al mercado de exportación, teniendo en cuenta las necesidades de renovación de las flotas de tanques de diversas fuerzas terrestres a nivel global.
*Fotografías empleadas a modo de ilustración.
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