Operación Soberanía 1978

5000kms de cordillera, no de llanura y contando los pasos que hay en el area es fija por donde se intentaria pasar, por ende mucho mas facil plantar posiciones defensivas
 
Según tengo entendido, los batallones de la IMARA 3 y 4 serian los encargados de tomar las islas, que si bien no tenían valor estratégico, habría que tomarlas por ser el problema en cuestión. Las mismas a su vez, estaban defendidas por los infantes de marina chilenos. ¿Tendrían lugar a donde retirarse en caso de ser sobrepasados? Obviamente que no, por lo que la defensa “a muerte” no me parece una locura.

Ahora, la toma de las islas estaría apoyada por el Crucero General Belgrano y 3 destructores? En caso de que la resistencia fuera tan dura, ¿no era más fácil aplastar literalmente las fortificaciones con fuego desde el CGB para luego mandar a los IM?
 

Tronador II

Colaborador
Señores, muy buenas noches, esta es mi primera intervención en el foro, más allá de que los vengo siguiendo hace casi dos años y estoy registrado hace varios meses, No me voy a presentar, ya que entiendo hay una sección especial para eso.
Yendo directamente al grano, por cuestiones laborales tengo que viajar bastante seguido a Chile desde hace más de 3 años (trabajo en una Consultora de Telecomunicaciones, nada que ver con FFAA), y por supuesto que se me dió la oportunidad hablar con personas que estuvieron en ese momento en las FFAA Chilenas.
De esas charlas (con diferentes personas), todos coincidieron en:
1 - que las FFAA Chilenas sólo tenían municiones para luchar 2 o 3 días (no más)
2 - que las FAA era extremadamente superior a la FACH (la superioridad áerea ya se daba por descontada que era Argentina)
3 - Que la Armada de Chile estaba a la par de la Argentina
4 - Que el Ejército de Chile, sin ser superior en número, era mucho más disciplinado que el Argentino (además, para un soldado, no debe ser lo mismo defender el territorio patrio, que invadir un tercer un país)
5 - Que ni bien Argentina atacara, desde el norte se le venían los Peruanos y Bolivianos

Ninguna de estas personas me pudo asegurar que Tropas Argentinas hayan logrado penetrar la frontera chilena en ningún punto.

Sin embargo, hace unos 12 años atrás, yo trabajaba en un Banco, y uno de los clientes decía que era mecánico de UH del ejército y me comentó que el 22/12 tuvo que ir con el Helicóptero a buscar a uno de los Regimientos que estaba en Neuquén, el cuál ya estaba avanzando sobre territorio Chileno y no podían comunicarse por radio para darles la orden de abortar el avance (no recuerdo como se llamaba esa persona, la única referencia que me quedó, es que estaba cerrando la cuenta porque se iba a EEUU a trabajar para un contratista del US Army, para reparar Apaches).
 

Tronador II

Colaborador
Respecto a la historia de Cleto, yo también la escuché ayer, y creo que lo que contó de que no tenían municiones era más que nada porque el ataque principal sería por Neuquen (la posición donde estaba Cobos seguramente era de diversión), haciendo un parangón con la WWII, Neuquén era Normandía y Mendoza...era Calais.

Les dejo el siguiente link, que va a una nota hecha por Rosendo Fraga, donde presenta una hipótesis de que hubiera sucedido si realmente la guerra se desataba...

http://www.nuevamayoria.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1113&Itemid=38
 
Segun me conto mi papa estando en el Regimiento de caballeria Ligero 5 de Salta , era que el toque de diana era a las 5 de ahi todos todo el dia estaban con FAL y elos escuadrones estaba con los tanques al lado del tren ( las rieles pasan por medio del cuartel) esperando la orden de combate , en ese momento un escuadron por dia se preparaba en minutos para ver quien se preparaba mas rapido, ademas en ese momento tengo entendido que los pases salieron e mitad de año , tengo entendido que aca a Salta llegaron 200 nuevos cabos incluso habia una compañia de Infanteria por las dudas preprada a salir.
Los jefes de escuadron ordenaron que todas las fracciones esten todo el dia con armamento pesado( MAGS, Instalazas, municion de mag , FAPS) todo el personal caminaba por las cuadras con su equipo y con su cargo al lado. Una vez por semana un escuadron iba a San Antonio de los Cobres a hacer maniobras. La seccion expoloracion realizaba practicas de ataque nocturno en SAN LORENZO todos los dias
 

Tronador II

Colaborador
una cosa más...

En febrero estuve en Bariloche de vacaciones, y el tío de mi señora que ya vivía en esa epoca en la ciudad, me comentó que lo habían reclutado y que dos cosas lo habían impresionado:
1 - Que en la Isla Victoria se habían preparado campos de concentración para prisioneros Chilenos (sean capturados en combate o Chilenos residentes en la zona)
2 - Que recibieron más de 10.000 bolsas para cadáveres (se esperaban muchas bajas civiles además de las militares)....
 
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De esas charlas (con diferentes personas), todos coincidieron en:
1 - que las FFAA Chilenas sólo tenían municiones para luchar 2 o 3 días (no más)
2 - que las FAA era extremadamente superior a la FACH (la superioridad áerea ya se daba por descontada que era Argentina)
3 - Que la Armada de Chile estaba a la par de la Argentina
4 - Que el Ejército de Chile, sin ser superior en número, era mucho más disciplinado que el Argentino (además, para un soldado, no debe ser lo mismo defender el territorio patrio, que invadir un tercer un país)
5 - Que ni bien Argentina atacara, desde el norte se le venían los Peruanos y Bolivianos

Ninguna de estas personas me pudo asegurar que Tropas Argentinas hayan logrado penetrar la frontera chilena en ningún punto.

Buenas:

Concuerdo con casi todos los puntos, excepto el primero.
Teníamos mucha munición de fusíl,F.A(que era la misma)mortero y 106.
De hecho, no creo que antes de esa época, ni hoy en día , un soldado haya disparado tanto (sobre todo después, para gastar la munición)como lo que se pudo disparar en ese entonces.

Probablemente uno de los pocos aspectos en que no estabamos en notoria desventaja, es en lo de la munición disponible.

Con respecto al tema de las incursiones en territorio 'enemigo', puedo dar fe que los hubo desde este lado hacia el argentino y supongo que también lo habrá habido en el sentido contrario.
Para el que conozca un poco la frontera en el sentido longitudinal, se dará cuenta que no es nada improbable, sino todo lo contrario.

Saludos.
 
siendo soldado clase 1959,si asi lo permiten puedo dar una pequeña reseña de como se vivio este Operativo Soberania hace ya treinta años atras.
Oriundo de Capital Federal, fui testigo de los oscurecimientos permanentes la explicacion en las escuelas a los alumnos de como se debian esconder debajo de sus bancos en caso de ataque aereo, como los vehiculos que circulaban por la ciudad debian hacerlo con las luces parcialmente tapadas y una equis blaNCA en el capot y baul, en las ciudades es como que se vivio mas intensamente que en la Guerra de Malvinas, desde los cuarteles partian los camiones y omnibus militares completos con destino al sur, desde las estaciones se podia observar a los transportes repletos de soldados , destinado de el RI24 pùedo afirmar que todo lo que que se dijo , pasó, todo el personal con su equipo listo para combate existian tres compañias ca Picton, ca Lenox y ca Nueva, ( los nombres de las islas ) ARMAMENTO ? recuerdo haber visto hasta fusiles mauser y obviamente pistolas calibre 11.25, ademas de FAL, PAM, INSTALAZA, MAC, Morteros cañones sin retroceso, etc etc etc, puede ver soldados haciendo instruccion en zapatillas y chaqueta de salida, en esa fecha se decia que el EA contaba con 120.000 efectivos, tambien se supo que la frontera a Chile la cruzo una compañia y efectivamente tuvo que salir un helicoptero para ubicarlos y entregar orden de regreso, no se si los chilenos estaban o no preparados, pero nosotros si estabamos muy motivados para el combate, sabiamos que los chilenos o chilotes como les deciamos en ese entonces (sin ofender ahora a nadie) eran nuestros enemigos y solo no preparabamos para vencerlos cueste lo que cueste, tambien se comentaba sobre las bolsas para cadaveres y realmente sabiamos que tendriamos muchas bajas pero estabamos listos para entrar en combate.
Una vez que terminó todo gracias a la intervencion del Cardenal Samore, todo el personal movilizado regreso a sus unidades, las colunmas motorizadas eran recibidos a lo largo de su trayecto por los habitantes de las ciudades con banderas argEntinas y carteles los trenes llevaban carteles realizados por los soldados que decian MISION CUMPLIDA - VENCIMOS -realmente fue muy emocionante vivir a los 19 años esa experiencia.
Tuve oportunidad de leer en la revista DeySeg una nota sobre los A4 en donde los pilotos afirmaban haber incursionado espacio aereo chileno muchas veces para controlar y comprobar el estado de alerta de las aeronaves chilenas y de sus sistemas de detección y una note sobre el papel de nuestros submarinos en donde el SANTA FE , SGO DEL ESTERO que navegaron y estubieron muy cerca de entrar en combate
Segun recuerdo se vivia un espiritu anti chileno igual al que se vive en Chile en la actualidad ante un argentino y eso tambien me consta
 

Leutnant

Colaborador
Colaborador
Gente, muchas gracias por la data.

Tengo una duda respecto a armamento:

Hace un par de años ví un documental sobre el Operativo Soberanía, y en el mismo pasaban imágenes de tropas de la IMARA subiendo a embarcanciones de pequeño porte y lanchas de desembarco. La cuestión es que en un momento se vé a un infante de marina cargado de pies a cabeza de equipos, y en sus manos portaba un B.A.R, ¿puede ser, o me habré confundido de arma? Estoy seguro de que no era un FAP.
Lamento no poder mostrarles el video porque no pude dar con él, pero sin embargo siempre me quedó la duda.

Saludos!!!
 
el gas SARIN lo estaban desarrollando creo despues del 78, y como lo ivan a lanzar con la mano?ellos no tenian ninguna llegada estrategica, es muy dificil una hipotesis de conflicto con dos frentes, lo fue para Alemania, e incluso para USA, y de tres paises, no teniendo poblacion numerosa ni industria mas aun.
 
sera el de history chanell leutnant el que viste?? en youtube se puede encontrar pero la verdad que no lo recomiendo, dedica mucho tiempo a hablar de las dictaduras y no de las operaciones en si.
 

Willypicapiedra

Miembro del Staff
Moderador
Me alegra mucho que se expongan anecdotas y/o informacion y no nos agarremos a los tiros. Algo debe estar cambiando.

Willy
 

Willypicapiedra

Miembro del Staff
Moderador
Aca van algunos datos.







Conflicto Limítrofe entre Chile y Argentina por el Canal Beagle y sus Islas: Nueva,

Picton y Lennox






INTRODUCCIÓN

El presente trabajo lleva por objeto analizar el desarrollo del conflicto limítrofe que involucró a Chile y Argentina por la posesión del Canal Beagle y las tres islas al sur de este: Nueva, Picton y Lennox y que en 1978 alcanzó su punto más álgido, pudiendo incluso llevar a dos naciones hermanas a una guerra sin precedentes en la historia de ambos países.

Es que, teniendo Chile más de tres mil kilómetros de frontera común con Argentina, no resulta extraño que se hayan presentado con tanta frecuencia los conflictos limítrofes entre estas naciones. Es más, lo extraño es que esos conflictos no se hayan convertido en enfrentamientos armados.

Sin embargo, hace ya veintidós años, las Fuerzas Armadas Argentinas se mostraban reacias a continuar con esa constante y se aprestaban a dar un duro golpe a Chile, con el fin de arrebatarle lo que históricamente había sido de su soberanía.

Dentro del desarrollo, se analizarán los orígenes del conflicto, las teorías argentinas y chilenas, la verdadera magnitud que alcanzó el conflicto, las consecuencias de un eventual enfrentamiento bélico, etc.

1.ORIGENES DEL CONFLICTO

A pesar de que, como ya se mencionó, el conflicto alcanzó su punto más álgido recién en 1978, para entender mejor el conflicto, es necesario remontarse a las postrimerías del siglo XIX y albores del siglo XX.

Este capítulo se dividirá en tres sub-capítulos para una mejor comprensión de su desarrollo:

1.1 Tratado de 1881: Con la intención de poner solución viejos litigios limítrofes, los gobiernos de Chile y Argentina suscribieron el 23 de julio de 1881 un tratado para establecer claramente la frontera entre estos dos países.

Hasta antes del tratado, las fronteras de los países latinoamericanos estaban establecidas bajo el principio del Uti Possidetis, que, en términos generales instituía que al momento de crearse las nuevas repúblicas americanas, cada una de ellas se quedaría con el territorio que había ocupado durante la Colonia. Es por esta razón que la República de Chile, poseía todo el actual sur de Argentina, es decir, la Patagonia oriental y la totalidad de Tierra del Fuego.

Sin embargo, con el tratado de 1881, Chile renuncia a gran parte de su territorio, con el fin de lograr la paz y la amistad entre dos naciones históricamente amistosas y hermanas.

Lo anterior se debe a que hacia 1881, las relaciones internacionales de Chile no eran de las mejores: Chile todavía no había podido poner término al conflicto armado que protagonizó junto a Perú y Bolivia, principalmente porque en Perú no había un gobierno responsable con el cual negociar y porque los caudillos, organizados en las famosas montoneras, se resistían a la casi consumada victoria chilena sobre los del Rímac y los altiplánicos. “Por otro lado, las grandes potencias, que habían resultado perjudicadas con el conflicto, se mostraban poco amistosas hacia Chile y estaban dispuestas a presionarlo con el objeto de poner fin a la situación en cualquier forma. La actitud de la misma Argentina había sido dudosa o más bien reticente para con Chile”.

Bajo estas condiciones, Chile suscribía el tratado en un pie desfavorable ya que la más mínima cautela recomendaba que, si ya se habían ganado dos enemigos en el Pacífico y en la zona norte de la frontera andina(Perú y Bolivia, respectivamente), lo peor que le podía ocurrir era ganarse otro en el océano Atlántico, zona de tan difícil acceso desde la zona central de Chile por esa casi infranqueable barrera que es la cordillera de Los Andes, por lo tanto, se podría decir que Chile negoció con argentina “en aras de la paz y la amistad” y no buscando proteger la posesión de tierras que históricamente habían sido chilenas.

Es así como se llega a la fecha anteriormente indicada y Chile y Argentina, representados por don Francisco de B. Echeverría y don Bernardo de Irigoyen respectivamente, firman el ya citado tratado de 1881, el cual, para el tema que se está analizando, establece en los siguientes puntos:

a) PRIMERO Y SEGUNDO: La línea limítrofe entre las repúblicas de Chile y Argentina “debía correr por las cumbres más elevadas de la cordillera que dividiesen aguas”(Divortium Aquarum). Si llegaran a presentarse problemas en la demarcación de la frontera debido a una eventual poco clara división de las aguas, el asunto sería subsanado por dos peritos, uno elegido por cada nación. La regla de las cumbres divisorias de aguas era válida hasta el paralelo 52 de latitud sur. Desde este punto, la línea fronteriza correría, a través del mismo paralelo, de oeste a este y, pasando por algunos accidentes geográficos, llegaría a la boca del estrecho de Magallanes.

De lo anterior es posible inferir que es en esta parte del tratado en que Chile renuncia a la Patagonia oriental y la cede graciosamente a los trasandinos, en un afán pacifista, como ya se ha dicho.

b) TERCERO: El tercer artículo dice que “en la Tierra del fuego se trazará una línea que partiendo del punto denominado Cabo del Espíritu Santo en la latitud cincuenta y dos grados cuarenta minutos, se prolongará al sur, coincidiendo con el meridiano occidental de Greenwich, sesenta y ocho grados y treinta y cuatro minutos, hasta tocar el canal de Beagle. La Tierra del Fuego, dividida de esta manera, será chilena en la parte occidental y argentina en la parte oriental. En cuanto a las islas pertenecerá a la República Argentina la Isla de los Estados, los islotes próximamente inmediatos a éste y las demás islas que haya sobre el Atlántico al oriente de la Tierra del Fuego y costas orientales de la Patagonia; pertenecerán a Chile todas las islas al sur del canal Beagle hasta el Cabo de Hornos y las que haya al occidente de la Tierra del Fuego”.

c)CUARTO: Este punto dice que se hace extensiva la acción de los peritos al punto tercero

d)SEXTO: El artículo sexto “establecía que toda cuestión que surgiere entre Chile y Argentina con motivo del tratado o por otra causa sería sometida al fallo de una potencia amiga”.

Como es posible colegir de lo anteriormente expuesto, los ya mencionados contratantes conocían perfectamente el curso del Beagle(de este a oeste, partiendo en el Cabo San Pío, dejando al sur de este a las islas Nueva, Picton y Lennox) y es por esta razón que le dan el carácter de “límite de tierras de norte y sur”.

Idéntica interpretación le dieron geógrafos y gobernantes de todo el orbe, incluyendo a Argentina, al menos durante unos años después de firmado el tratado. Misiones científicas de los principales países de Europa ratificaron la descripción del canal entregada en el tratado de 1881. Un ejemplo de ello fue La Mission Scientifique du Cap Horn, a cargo del capitán L.F. Martial.

Además de expediciones científicas, importantes atlas hechos por geógrafos de reconocida fama y calidad a escala mundial, ayudan a darle validez al tratado de 1881. Es el caso del Dictionnaire de Geographie Universelle de Vivien de Saint Martin y Louis Rousselet que dice claramente que las islas Nueva y Picton son chilenas y que el canal Beagle bordea todo el sur de Tierra del Fuego. Más taxativo aún es la Nouvelle Geographie Universelle de Eliseo Reclus, quien dice que “todo el archipiélago de islas que se encuentra al sur del Beagle Channel pertenece a Chile...”. Por último, es posible mencionar que en Inglaterra, A.H. Keane, en su Stanford's Compendium of Geography and Travel, adjudica las tres islas en cuestión a la República de Chile.

Hasta aquí, se podría pensar que sólo naciones ajenas a Chile y Argentina se habían pronunciado, entregando las islas a Chile, pero no fue así. A lo largo y ancho de Argentina, con posterioridad a 1881, circularon documentos oficiales que señalaban a las tres islas en cuestión como chilenas. Ejemplos de lo anterior hay muchos: el Atlas Jeográfico de la República Arjentina, dirigido por Bartolomé Mitre y Estanislao S. Zeballos; la Jeografía de la República Arjentina y el Diccionario Jeográfico Arjentino, de Francisco Latzina; el Anuario Oficial de la República Arjentina, publicado por los Ministerios del Interior, Relaciones Exteriores y Agricultura de Argentina; y el Derrotero de las costas arjentinas, aprobado por el Ministerio de Marina, entre otros. Resulta importante destacar este último por sobre el resto ya que, además de ser de carácter oficial y estar aprobado por estamentos del estado argentino, en sus páginas es posible leer que las “Islas Nueva, Lennox y Picton son posiciones chilenas”.

Resulta difícil de entender que, a pesar de que hasta los principales ministros de estado de Argentina estaban convencidos de que las tres islas en cuestión eran chilenas, enceguecidos y obstinados geógrafos argentinos publicaran infundadas teorías que lo único que lograron fue deteriorar las relaciones entre dos naciones hermanas que estaban geográfica e históricamente destinadas a ayudarse mutuamente y a crecer de la mano.

1.2 Tergiversaciones Argentinas: A pesar de que las obras de los más ilustres geógrafos argentinos dejan en claro que el Beagle pasa por el norte de las islas Nueva, Picton y Lennox, dejando a estas en territorio chileno, un gran número de verdaderos farsantes de la geografía aparecieron inventando las más débiles, inconsistentes e inverosímiles teorías con las que pretendían dar un curso diferente al canal y así adjudicar a la República Argentina alguna de las tres islas en cuestión. Muchos de estos mal llamados geógrafos echaron pie atrás en las teorías que ellos mismos procuraron propagar por el mundo.

El primero de estos fue el geógrafo peruano que purgaba un duro destierro en Argentina, Mariano Felipe Paz Soldán. En 1885 publicó el Diccionario Jeográfico Estadístico Nacional, obra en la cual se exponía que la línea divisoria de Tierra del Fuego, al avanzar hacia el sur, no sólo tocaba al Beagle, sino que seguía el rumbo austral, dividiendo así las posesiones chilenas y argentinas. Como si esto no fuera suficiente, más adelante explica que “(...) como las islas de Navarino, Wollaston, La Hermita, Merschell, Lennox, Picton, Nueva, con otras menores y parte de la de Hoste, están al este del meridiano que sirve de límite, es claro que todas esas islas son argentinas”. Este error lo repite en 1886 en su Jeografía de la República Arjentina. Sin embargo, Paz Soldán se desdice de lo expuesto en sus obras de 1885 y 1886 cuando en 1887 publica el Atlas Jeográfico de la República Arjentina, en el cual afirma que “el límite sigue el canal Beagle y se extiende al sur de la isla de los Estados que es argentina”.

Al menos se retracta de las necedades expuestas en las dos primeras obras.

La segunda tergiversación argentina que se mencionará tiene su origen a fines del siglo XIX, cuando se descubrieron algunos yacimientos auríferos en las costas fueguinas. Por las mentes de los aventureros que llegaron hasta esas tierras en busca del preciado metal, siempre rondó la idea de que en los vericuetos de las islas Nueva, Picton y Lennox, quedaban vetas ocultas de oro.

Entre los aventureros había uno que brilló por sobre el resto, no por la riqueza que llegó a tener, sino que por las implicancias politico-diplomáticas que le dio a su empresa. Él fue Julio Popper.

Al llegar a Buenos Aires, Popper fue invitado por Instituto Geográfico Argentino a dar una conferencia al interior de aquel organismo. Dicha conferencia se llevó a cabo y fue publicada por el Boletín de la mencionada entidad.

Entre otras cosas, Popper “afirmó que el canal Beagle pasaba entre la islas Navarino y Picton y luego entre Lennox y Nueva, quedando así Picton y Nueva en el lado argentino”. Como si lo anterior no fuera suficiente, exhibió un mapa de la zona en cuestión en el que aparecía trazado el canal con el curso popperiense y una isla Nueva con un enorme ensanchamiento en su región más oriental, es decir, alejándose del Océano Pacífico y, por ende, acercándose peligrosamente al Atlántico.

Es necesario recordar que los anuncios de los “descubrimientos” de Popper, se hacen en un momento en que Chile atravesaba una difícil situación interna: la larga y sangrienta Revolución de 1891 convulsionaba a todo el territorio nacional, por lo tanto, es posible inferir que las intenciones de Popper eran adjudicar Picton y Nueva a Argentina en un momento en que Chile estuviese mal y aprovecharse de ello.

Sin embargo, el asunto no terminó ahí. Las reformas de Popper, junto con su mapa, fueron incluidas en la segunda edición del Atlas Jeográfico de la República Arjentina del año 1894 elaborado por el Instituto Geográfico Argentino.

Se hacen pocos y débiles los adjetivos que se le pueden dar a este hecho. Es que resulta verdaderamente inconcebible que un organismo serio haya reemplazado la probidad científica por los relatos de un aventurero cuyo único vehículo era el del interés.

Afortunadamente para Chile y el prestigio del Instituto Geográfico Argentino, en la tercera edición del mencionado atlas, que se publicó en 1898, desaparecieron totalmente los errores, es decir, se repite la historia de Paz Soldán.

Hay una tercera tergiversación. Esta es, sin duda, la más lamentable de todas.

Al mando del capitán de fragata Juan P. Sáenz Valiente, el Almirante Brown, realizó, entre 1899 y 1900, estudios hidrográficos en el canal que llevaban como finalidad realizar el trazado de una carta de él y verificar sondajes. Los resultados de la misión se publicaron en 1901 y se repartieron entre los funcionarios de la marina argentina, con carácter de oficial. También se entregaron copias a algunas oficinas hidrográficas extranjeras, como es costumbre entre los servicios hidrográficos de todo el mundo, como una forma de cooperación científica mutua. Paradójicamente, Chile no recibió copia alguna, a pesar de ser el natural primer interesado en conocer los resultados de las investigaciones.

De los países que sí recibieron la carta destaca Inglaterra, que se basó en el documento para hacer dos mapas, que, a su vez, fueron enviados a Washington, donde fueron repartidos hacia el resto de las Oficinas Hidrográficas de América, dentro de las cuales estaba Chile, que recién ahí, pasados cuatro años de la publicación del documento argentino, vino a tener noción de él.

Como era de esperar, Chile pidió a Argentina una copia del escrito para conocer en detalle su contenido, pudiendo entonces conocerse las diferencias existentes entre la carta argentina y los documentos que históricamente se habían considerado correctos y oficiales.

El primer “error” descubierto fue el intento de cambiar el nombre de Bahía Moat(franja de agua entre la isla Picton y Tierra del Fuego)a Canal Moat. Lo anterior tenía la clara intención de cortar el Beagle y desviarlo al sur entre Navarino y Picton.

Oficialmente, la razón del cambio de nombre de la bahía era que esta no es tal, pero ello no justifica el cambio en su nomenclatura. Al rededor del mundo son muchísimos los errores en la designación de accidentes geográficos, por ejemplo, el Mar de Aral, el Mar Caspio, el Golfo de Adén, la Isla de Francia o Río de Janeiro. Si las Oficinas Hidrográficas del mundo se pusieran a corregir estos errores, sin duda que el remedio sería peor que la enfermedad, al producirse una confusión de marca mayor.

Sin embargo, producto quizá de la “justicia divina”, la intención trasandina de cortar el Beagle quedó sólo en eso porque ellos mismos se traicionaron al titular la carta: “Canal Beagle(...) de punta Navarro a Cabo Pío”.

Como si lo anterior fuese insuficiente, el derrotero publicado en conjunto con la carta, introdujo una novedad en la ubicación de la isla Nueva, al señalar que esta había estado históricamente mal considerada en cuanto a su ubicación geográfica y que la correcta debía ser unas cuatro o cuatro y media millas hacia el oriente, la misma dirección que tenía la inflamación del mapa de Popper.

Después de analizar esta última tergiversación, es posible colegir que la intención de desplazar la isla Nueva radica en el hecho de que ni los mismos inventores del Canal Moat estaban seguros de la aceptación que su teoría tendría, por lo que se les ocurrió correr unas millas al oriente la isla Nueva, lo suficiente para que no quedara al sur del canal, y, de ese modo, si no funcionaba una teoría, resultaba la otra.

Como era de esperar, después de lo anterior, la Oficina Hidrográfica de Chile hizo los reclamos pertinentes ante su similar argentino, pero no hubo quién se hiciera responsable por un escrito que ellos mismos habían firmado.

Sin embargo, los argentinos volvieron a ser víctimas de sus propios errores, cuando, doce años después de que se publicara la carta, apareció la Memoria de los trabajos efectuados en el Canal Beagle(1899-1900). En esta obra Sáenz Valiente cuenta que en la expedición a su cargo, entre otras cosas, realizó peritajes entre Picton y Navarino, hecho que él mismo calificó como una extralimitación, porque su misión era efectuar trabajos “solamente en el Canal Beagle”, es decir, Sáenz Valiente entiende que el canal en cuestión no pasa entre Picton y Navarino.

De esta manera, se desmorona otra teoría argentina.

Las tergiversaciones antes mencionadas fueron resistidas por los más notables geógrafos del mundo, sin embargo no aconteció lo mismo en Argentina, donde aparecieron geógrafos reformistas que, con más pasión que razón, defendieron diversas teorías que apuntaban a lo mismo: dar a la República Argentina más territorios.

De los geógrafos que es posible mencionar, destacan, Estanislao S. Zeballos, Paul Groussac, Segundo R. Storni y, por su puesto, Sáenz Valiente.

sigue...
 

Willypicapiedra

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Moderador
.3 Posiciones argentinas en torno al Beagle: Ahora bien, los argentinos fueron incapaces de unificar criterios en torno al asunto del Beagle. A continuación se analizarán las principales posiciones adoptadas por los trasandinos.

La primera postura decía que el Canal Beagle llegaba sólo hasta el extremo de la isla Navarino, con lo que Picton, Nueva y Lennox quedaban al sur este del canal. De este modo las islas pasaban a ser argentinas y no chilenas. Sin embargo, esta teoría falla porque de haber sido cierta, el canal tendría sólo 100 millas de longitud y no 120, entonces el canal no tocaría el cabo San Pío ni saldría al Océano Atlántico, características señaladas con precisión por sus descubridores King, Fitz-Roy y Darwin.

Una segunda teoría hablaba de una bifurcación del canal. Un brazo pasaba por la costa sur de Tierra del Fuego, hasta el Cabo San Pío, mientras que el otro brazo hacía lo propio por la costa oriental de la isla Navarino, con lo que Picton, Nueva y Lennox quedaban entre los dos brazos del Beagle, como islas de desembocadura. Si lo anterior hubiera sido cierto, ciertamente lo habrían advertido los descubridores del canal, pero no fue así. Por el contrario, las descripciones señalan que “sus lados eran muy paralelos, que el ancho medio era de dos millas, que la desembocadura oriental era una sola en dirección este-sur-este(...)” y que el sentido general del Beagle era de este a oeste.

La tercera posición tomada por los argentinos fue la que indicaba que el Beagle, al llegar al extremo oriental de Navarino, dobla al sur, al oeste de Picton y Lennox, dejando a estas dos junto con Nueva en calidad de posesiones argentinas. Esta teoría también tropieza con las descripciones originales por lo que perdió peso rápidamente.

Hubo una cuarta teoría que pretendía establecer que el canal pasaba entre Picton y Navarino y desembocaba entre Nueva y Lennox. Una vez más, una teoría argentina no concordaba con las primeras descripciones del canal. Es por esta razón que sus autores pretendieron establecer el curso del canal a través de las máximas profundidades, en un procedimiento similar al de la línea del thalweg, cuya aplicación ha sido aprobada por el Derecho Internacional sólo en ríos, pero que ha sido rechazada de plano en canales marítimos, donde es más práctico establecer la línea media, equidistante de las orillas.

La quinta teoría es, sin duda, la más interesante, ya que no intentaba alterar la geografía fueguina, sino que, examinando el tratado de 1881 y su protocolo aclaratorio de 1893, buscaba darle nuevas posesiones a Argentina. Los creadores de esta teoría se centraron básicamente en una de las disposiciones del protocolo que dice, “La República Argentina conserva su dominio y soberanía sobre todo el territorio que se extiende al oriente del encadenamiento principal de los Andes, hasta las costas del Atlántico, como la República de Chile el territorio occidental hasta las costas del Pacífico; (...) de tal suerte que Chile no puede pretender punto alguno hacia el Atlántico, como la República de Argentina no puede pretenderlo hacia el Pacífico”.

Aquí es necesario plantear que, al momento de interpretar un tratado -o en este caso un protocolo-, lo importante es el espíritu que este tenga y no limitarse tan sólo a las letras.

La única intención del protocolo era aclarar problemas con que habían tropezado peritos argentinos y chilenos en la demarcación de la frontera. Estos problemas se concentraban en las cercanías del paralelo 52, específicamente al norte de este, donde la línea divisoria de aguas posibilitaba a Argentina la salida al Pacífico, entonces el citado fragmento del protocolo se refiere exclusivamente a este problema y no puede aplicarse como regla general para toda la frontera entre Chile y Argentina.

El artículo cuarto del protocolo se refiere a la manera de iniciar la demarcación de la frontera al sur del paralelo 52, pero no menciona solución para problema alguno en esta zona, de lo que se infiere que los contrayentes del protocolo estimaban que al sur del paralelo 52 debía aplicarse al pie de la letra el Tratado de 1881.

Además, el artículo décimo del protocolo establecía claramente que sus disposiciones “no menoscaban en lo más mínimo el espíritu del Tratado de 1881”.

En fin, tal ha sido el número de las contradictorias, irrisorias, inverosímiles e infundadas teorías argentinas, que por mucho tiempo no se supo a ciencia cierta cuál era el reclamo oficial de los argentinos, ni mucho menos sus fundamentos.

2.DESARROLLO DE LA CONTROVERSIA


2.1 La Primera Ofensiva Argentina: Después de firmado el Tratado de 1881, aunque no inmediatamente, el gobierno de Chile se preocupó de ejercer soberanía sobre las islas que el tratado le otorgaba, o sea, las que estuviesen al sur del canal Beagle, incluidas, por supuesto, Nueva, Picton y Lennox.

Estos actos que intentaban reafirmar la soberanía nacional en esos territorios consistieron básicamente en estimular el desarrollo económico y en cierto grado militar de la zona.

En este sentido destaca la obra de don Manuel Señoret, gobernador de Magallanes que llevó, en 1891, los primeros policías a las islas Lennox y Nueva, logró que se enviase un gran número de cabezas de vacuno a Picton, fundó Puerto Toro en Navarino e hizo infinidad de concesiones a privados para lograr el despegue económico de la zona. En este sentido contó con la ayuda del descubrimiento de oro en las islas fueguinas, ya referido en el capítulo anterior.

Como producto de las mencionadas concesiones surgió, entre otras, la sociedad Stuven-Edwards, formada por los señores Juan Stuven, Carlos Stuven y Mariano Edwards. La sociedad se sentó sobre la posesión de una estancia(instalaciones y cabezas de lanares, cabalgares y cabríos), concedida por Antonio Milicich. Posteriormente, la sociedad siguió adquiriendo bienes tanto muebles como inmuebles, con lo que las arcas de ella quedaron notablemente incrementadas.

Más adelante se disolvió la sociedad, quedando el señor Edwards en posesión de la totalidad de los bienes de esta.

En 1909, don Mariano, fue víctima de un error gubernativo, el cual fue compensado con una prórroga por quince años en el derecho a uso de las tierras que ocupaba su sociedad, que databan de la época de don Antonio Milicich. Eso sí, el gobierno puso como condición a esto la construcción de una carbonera para la Marina de Chile, lo cual se llevó a cabo en caleta Banner, al norte de Picton.

Así pasaban los días y nadie podía presagiar lo que se venía.

En 1915, treinta y cuatro años después de firmado el tratado de 1881, por primera vez el gobierno argentino alegó oficialmente a Chile por la ocupación que había hecho en las islas al sur del Beagle, tomando como pretexto el problema de don Mariano Edwards.

Lo anterior es considerado como consecuencia de “la campaña de errores sostenida desde hacía varios años por los geógrafos y escritores argentinos”.

La nota de reclamo entregada por la Embajada de la República Argentina en Chile alegaba que la prórroga otorgada a Edwards “lesionaba los derechos de la República Argentina”, pero sin especificar cuáles era los derechos lesionados, cuáles eran los territorios que se pretendían poner en litigio ni cuáles eran los argumentos en que se basaba tal alegato.

En este momento cabe plantear la siguiente interrogante: ¿Tenía una reclamación tan falta de peso como esta un fundamento sólido en que sustentarse? Ciertamente no. Es más, es posible concluir que el reclamo argentino no obedecía a una convicción, sino la necesidad de reclamar por algo, fuese lo que fuese.

Y es que era tan vergonzosa la posición argentina que no tardaron en aparecer las opiniones contrarias al reclamo, no sólo en Chile, sino también en Argentina.

De las últimas es necesario rescatar la de Francisco P. Moreno, importante geógrafo y naturalista, Director de la Oficina de Límites de Argentina y perito de límites con Chile.

Moreno es taxativo al explicar que el límite, de acuerdo al Tratado de 1881, deja en lado chileno todas las islas al sur del canal Beagle y de Tierra del Fuego.

Luego agrega: “No atino a explicarme por qué el gobierno argentino pretende hoy soberanía sobre las islas Nueva, Picton y Lennox, etc., fundándose en los tratados vigentes, es decir, en el de 1881 y en el Protocolo de 1893, cuando el primero de ellos lo invalida para tal pretensión y el segundo nada tiene que ver con la demarcación en el Beagle. Insisto, la mención en el Tratado de 1881, como excepción, de la Isla de los Estados le hará perder el pleito tan malamente planteado”.

Ahora bien, si el reclamo argentino fue definido como vergonzoso, las motivaciones del mismo no lo son menos.

Resulta que, en medio de una aguda crisis económica, el gobierno argentino decidió darle peso a su marina, adquiriendo dos acorazados del tipo dreadnought.

Como era de esperar, la opinión pública se volvió contraria al negocio, argumentando que esas embarcaciones eran ya obsoletas y que su compra, como la de cualquier tipo de armamento pesado, se justificaba en ese momento, dado el hecho de que no había problemas con ninguno de sus vecinos. Después de lo anterior, el Congreso argentino se mostró reticente a autorizar la compra de los dreadnought.

Luego, en vista de los problemas para la adquisición de las embarcaciones, el grupo de personas partidarias de los acorazados, engendró una maquinación para cambiar el parecer del Congreso, al inventar el hallazgo de un telegrama del Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Barón de Río Branco, que manifestaba la intención carioca de atacar a Argentina.

La maniobra dio resultado y el Congreso autorizó la compra de los dreadnought.

Sin embargo, como siempre, la verdad se abrió paso y se supo todo lo ocurrido. Así, al llegar a Argentina los acorazados a mediados de 1915, el gobierno y los partidarios se encontraban moralmente derrotados y con una muy mala imagen.

Esa imagen se deterioró aún más cuando, producto de los problemas bélicos que vivía Europa por esos días, Estados Unidos ofreció a Argentina la compra de los acorazados y, curiosamente, los trasandinos no aceptaron la oferta. Francamente, la situación en Argentina se ponía cada vez peor para el gobierno y los partidarios de las embarcaciones.

Cuando ya todos pensaban que nada podía empeorar las cosas, los argentinos repitieron la confabulación emprendida contra Brasil, pero, esta vez, contra Chile. Si bien la forma fue diferente, el fondo era el mismo.

Las columnas del diario La Prensa, en torno al cual giraba el círculo de amigos de los acorazados, se llenaron de artículos contra Chile, teorías sobre la soberanía argentina en las islas(principalmente de don Estanislao Zeballos), etc., todo enmarcado en una campaña de protesta por la prórroga del permiso concedido a don Mariano Edwards. Luego, como resultado de esta campaña, el gobierno se hizo partícipe de la demanda y estableció el reclamo oficial.

Es por esta razón que se le ha dado a la reclamación y sus fundamentos el adjetivo de vergonzosos. Resulta imposible darles otro.

Después de lo anterior, las Cancillerías buscaron darle rápidamente una solución pacífica al tema, hecho que se vio acentuado después de que se descubrieran los planes secretos del Agregado Militar de Argentina en Chile, don Juan Domingo Perón, y su sucesor, don Eduardo Leonardi, que pretendían obtener duplicados de los expedientes secretos de mayor importancia del Estado Mayor del Ejército de Chile, lo que significó un daño en las relaciones, pero no una detención en la búsqueda de solución al conflicto suscitado en tierras australes, sobre todo después de la visita a Chile del canciller argentino, don José María Cantilo, que pretendía borrar la mala imagen creada por los uniformados antes mencionados.

Es así como, después de las muestras conciliatorias de los argentinos se llegó al convenio de 1938, que establecía la decisión tomada por ambos países de recurrir a un arbitraje para dirimir el problema. También determinó el árbitro elegido para tales efectos, que fue el Procurador General de los Estados Unidos, Homer Cummings.

Sin embargo, el convenio no llegó a ser sancionado.

En 1954 se reanudaron las conversaciones para llegar a una solución al problema que ya perdía protagonismo en los quehaceres de cada país, pero las conversaciones no prosperaron y fue necesario que cuatro años después, en 1958, Argentina provocara un conflicto en el islote Snipe para que las relaciones se volvieran a poner tensas, con lo que el conflicto en tierras australes recobró actualidad.

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Willypicapiedra

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.2 El Incidente en el Islote Snipe: El 12 de enero de 1958, la Marina de Chile, amparándose en la soberanía que gozaba sobre el islote Snipe, instaló en él una baliza, sin embargo, ésta fue destruida el 7 de mayo del mismo año a través de tiros de metralleta, provenientes del patrullero argentino Guaraní, que, posteriormente, desembarcó gente con el fin de instalar otra baliza con materiales de Ushuaia.

Después de la correspondiente nota de reclamo por semejante violación del territorio nacional, la Marina procedió, el 11 de mayo, a reponer la baliza y, por supuesto, desmontar la argentina.

La Cancillería argentina se limitó a emitir un comunicado que manifestaba que, “en honor a la tradicional amistad de ambos países”, sus buques de guerra se mantendrían sin intervenir.

Sin embargo, bastaron sólo tres meses para que Argentina rompiera su palabra y volviera a las agresiones, cuando, el 9 de agosto, el destructor argentino San Juan desembarcó gente en el islote Snipe que destruyó la segunda baliza chilena y, rápidamente se retiraron. A los dos días, volvió el San Juan y, esta vez, desembarcó ochenta hombres fuertemente armados, en una clara actitud bélica.

Después de la lógica nota de protesta entregada por la Embajada de Chile en Argentina a la Cancillería de ese país, llegó a la Moneda una nota de respuesta que respaldaba la agresión, invocando, curiosamente, los convenios de 1915 y 1938 y el acuerdo de 1954.

Craso error de la Casa Rosada, en vista de que ni los convenios ni el tratado habían llegado a ser sancionados, lo que le quitaba toda validez a la nota argentina y ponía en duda la competencia de la diplomacia trasandina.

Además, la nota manifestaba que “era innecesario insistir en los antecedentes jurídicos, geográficos e históricos” que habían a favor de los argentinos, pero no se especificaba cuál o cuáles de la infinidad de las teorías serían las adoptadas por la Casa Rosada con el fin de defender su “soberanía” en tierras australes.

El gobierno chileno decidió enviar una segunda nota a la Cancillería argentina, rebatiendo, punto por punto, todos los postulados argentinos. Fue tan buena la apelación que se hizo, que se decidió retrotraer de hecho y derecho la situación existente en el islote a la existente en él antes de que Chile instalara la primera baliza.

Sin embargo, si se hace un balance de lo acaecido, es posible determinar que el incidente resultó desfavorable para Chile, pues, tras la maniobra argentina, se puso en litigio un territorio, en el cual la soberanía chilena era indiscutida.

Ahora bien, para entender las razones que motivaron la agresión del gobierno de la Casa Rosada, es necesario volver a analizar la situación interna del país.

El presidente argentino por ese entonces era Arturo Frondizi, quien había llegado al poder por elección popular, pero sólo después de la caída del dictador Juan Domingo Perón, conocido en Chile por las razones ya expuestas. Frondizi era un presidente de tendencias izquierdistas y sentía debilidad por los peronistas, quienes le ayudaron a ser elegido presidente al darle sus votos. Estas características le hicieron merecedor de la estricta vigilancia de unas politizadas Fuerzas Armadas quienes se oponían a un eventual regreso del peronismo, al crecimiento político de los sindicatos y, en general, a todas las tendencias socialistas y comunistas.

Ayudaba a empeorar esta poco envidiable situación los malos momentos por los que atravesaba la economía argentina con una inflación creciente y una desvalorización continua de la moneda.

Además, el gobierno de Frondizi daba pie al descontento social, al dictar medidas poco populares.

En medio de todo lo anterior, la Marina argentina cumplió el viejo anhelo de contar con un portaaviones en su flota. Éste fue el Warrior.

¿Qué hechos se vienen a la memoria después de lo anterior?

La compra de los acorazados dreadnought. “El esquema utilizado por el gobierno argentino en 1915 con motivo de la adquisición de los dos acorazados, es el mismo que sirvió en 1958 con motivo de la compra del Warrior”.

Afortunadamente, el gobierno chileno de la época, presidido por don Carlos Ibáñez del Campo, entendió cuáles eran las verdaderas motivaciones del incidente en el islote, por lo que el hecho, que pudo haber llegado a tomar una beligerancia tremenda, no llegó a mayores.

Sin embargo, la disputa tocó profundamente la conciencia tanto de argentinos y chilenos y el 2 de febrero de 1959, los presidentes Frondizi y Jorge Alessandri Rodríguez, sucesor de Ibáñez, manifestaron su decisión de llegar lo más pronto posible a un acuerdo que llevase a una solución arbitral del tema.

Es así como, el 19 de marzo de 1960, se firmó un tratado que llevaba el diferendo a la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Las condiciones para lo anterior quedaron estipuladas en el protocolo del 12 de junio del mismo año.

Este protocolo fue duramente cuestionado por la opinión pública y la prensa chilena, lo que influyó para que el tratado y el protocolo no fueran sancionados por el Congreso de Chile y fuera posteriormente retirado por el sucesor de Alessandri, don Eduardo Frei Montalva.

Los aspectos más atacados fueron los siguientes:

Se reconocía la soberanía de Chile en la isla Lennox y la argentina en las dos islas Becasses. La Corte de La Haya determinaría a qué país pertenecían las islas Nueva y Picton y otros islotes

Se permitía el paso argentino por los canales fueguinos de barcos de guerra, siempre y cuando notificaran el paso a su debido tiempo, pero esta notificación podía ser omitida por causas de fuerza mayor.

Como ya se ha dicho el presidente Frei retiró definitivamente el Tratado y el Protocolo de 1960, debido a la impopularidad que alcanzaron dichos documentos y, en honor a la verdad, significaban un nuevo triunfo para los argentinos.

En todo caso, el democratacristiano también realizó gestiones para llevar el conflicto a una solución arbitral, de hecho, en 1965, su Ministro de RR.EE, Gabriel Valdés Subercaseaux, y su homólogo argentino, Miguel Ángel Zavala, se reunieron con el fin de materializar el sueño del arbitraje, pero las conversaciones tampoco llegaron a buen término.

Las agresiones a la Quidora: El 28 de noviembre de 1967, la torpedera Quidora, de bandera chilena, en un viaje de Puerto Williams a Caleta Wulaia, se acercó más de lo acostumbrado a la bahía argentina de Ushuaia, pero sin dejar de navegar por aguas chilenas.

Lo anterior fue explotado por los argentinos. Dos aviones argentino sobrevolaron a la Quidora e incluso le dispararon algunas ráfagas de ametralladora, a lo cual la torpedera no respondió y siguió su viaje como si nada hubiera pasado.

El asunto no terminó allí, ya que en el viaje de regreso, la Quidora fue sorprendida por el patrullero argentino Irigoyen que le disparó a la embarcación nacional desde la distancia, en la base de Ushuaia. La reacción de la Quidora fue la misma que tuvo en su primer viaje.

Con el paso del tiempo, se han analizado los acontecimientos y se ha llegado a la conclusión de que si la nave chilena hubiera decidido responder los injustificados ataques que sufrió en su contra, el impasse habría adquirido magnitudes extraordinarias, pudiendo llevar a Chile y Argentina a un enfrentamiento bélico sin precedentes en el siglo XX, sin embargo, la tripulación de la Quidora guardó la compostura y la serenidad, demostrando la inconfundible sangre fría de la instrucción marcial tan necesaria en momentos como esos.

En todo caso, si bien este último incidente no pasó a mayores, sí demostró la necesidad imperiosa de llegar a una solución definitiva al tema de la soberanía en tierras australes.

Chile tomó la iniciativa al respecto y decidió recurrir al Tratado General de Arbitraje de 1902, que obligaba a Chile y a Argentina a someter a arbitraje cualquier litigio que surgiera entre estos países, siempre y cuando esto no representara una violación a los principios constitucionales de cada país y las negociaciones directas se encontraran agotadas. El árbitro sería el gobierno de Su Majestad Británica, cuyo fallo era inapelable y su cumplimiento estaba confiado al honor de las naciones pleiteantes.

A primera vista puede parecer precipitada la decisión tomada por Chile al ser de carácter netamente unilateral, pero no es así. El artículo tercero del tratado mencionado en el párrafo anterior estipulaba que, en caso de no haber acuerdo en las naciones litigantes para presentar el conflicto al árbitro, cualquiera de las naciones, con o sin conocimiento de la otra, podía “solicitar la intervención del árbitro a quien corresponderá fijar el compromiso, la época, lugar y formalidades de procedimiento, así como resolver todas las dificultades procesales que pudieran surgir en el curso del debate”.

Es decir, la decisión chilena no era apresurada, sino todo lo contrario. Ésta obedecía a un serio estudio del tema que arrojó como conclusión que había que darle solución rápida al tema, antes de que nuevas agresiones argentinas terminaran por colmar la paciencia de los chilenos que hasta el momento se habían mostrado abiertos al diálogo y a las negociaciones directas(posición defendida por los argentinos hasta último momento), pero que no estaban dispuestos a que esa postura significara pérdidas territoriales.

Es así como, el 11 de diciembre de 1967, a menos de un mes de la agresión sufrida por la Quidora de parte los aviones argentinos y el Irigoyen, el gobierno de Chile, presidido por don Eduardo Frei Montalva, decidió dejar esa característica actitud defensiva y, hasta cierto punto, pasiva de los gobiernos de Chile con respecto a la controversia suscitada en torno al Beagle y dio por agotadas las conversaciones con los argentinos, debido a que en casi ochenta años de diálogo no se había podido llegar a una solución definitiva que dejara contenta a ambas naciones y consideró que la única salida que había era el arbitraje de Su Majestad Británica.

Sin embargo no fue fácil convencer a los argentinos de que ese era el camino correcto a seguir. Pero intensas reuniones y cumbres permitieron hacer que los trasandinos aceptaran que el asunto se llevara al arbitraje.

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