Investigadores del nazismo piden que la Armada libere información

Shandor

Colaborador
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La Armada se niega a abrir los archivos, pero varios historiadores aseguran que en el golfo San Matías hay por lo menos un submarino nazi hundido.

La historia oficial dice que en el invierno de 1945 llegaron al país dos submarinos nazis y que las naves quedaron detenidas en el puerto de Mar del Plata. Sin embargo, en los meses que siguieron a la caída del Tercer Reich los avistamientos de submarinos no identificados se contaban por docenas a lo largo de la costa atlántica, desde San Clemente del Tuyú hasta Tierra del Fuego.

Basándose en ello, un grupo de historiadores reclama que el Estado libere la información clasificada desde entonces en los archivos de la Armada porque consideran que si eso ocurriera podría liberarse información vital para la reconstrucción del relato del día después de la Segunda Guerra Mundial.

Los submarinos serían parte de una operación de escape de los integrantes del Alto Mando alemán, aseguran el periodista Juan Salinas y el escritor Carlos De Nápoli en el libro "Ultramar Sur". Incluso, documentación oficial constata que el 18 de julio de 1945 el torpedero ARA Mendoza persiguió y atacó a un submarino no identificado, que podría estar hundido en el golfo San Matías.

Las circunstancias en las que se entregaron el U-530 y el U-977 en la base naval de Mar del Plata dejaron muchas incógnitas y los espacios en blanco desvelan a los investigadores hasta el día de hoy.

Las versiones de ambos comandantes son insustanciales y dejan entrever que formaban parte de una operación mucho mayor, en la que posiblemente –según Salinas y De Nápoli– no menos de seis submarinos habrían viajado en convoy hacia el Sur muy poco tiempo antes de que la Alemania nazi capitulara ante los Aliados.

Estos submarinos son conocidos por los investigadores como “los submarinos fantasmas de Hitler”, debido a que desde su llegada se especuló con que en ellos pudo haber escapado Adolf Hitler junto a su esposa, Eva Braun.

A la hora de interrogar a los tripulantes de los dos submarinos rendidos en Mar del Plata, los oficiales argentinos insistían con la pregunta: “¿Trajeron a Adolf Hitler?”.

Durante décadas, los pescadores de la zona contaron que dos submarinos estaban hundidos desde la Segunda Guerra en la Caleta de los Loros, una playa desierta de la provincia de Río Negro, y que eran visibles durante la bajamar. Casi una docena de testigos coincidían en la descripción de los submarinos y en su ubicación. Incluso fueron vistos desde una avioneta por Mario Chironi, director de Aeronáutica de Río Negro en los años '50.

La última vez que fueron avistados fue en la década del '80 por el profesor Vidal Pereyra, empleado de la Compañía Lahusen y habitante de Viedma. Algunos investigadores, como el barilochense Abel Basti, creen que la acumulación de arena del conjunto de dunas que rodean la Caleta es el motivo por el cual los submarinos siguen estando allí, pero bajo un manto de sedimentos.

Operación Calypso

La extradición a Alemania, en 1995, del capitán de las "SS" Erich Priebke, que vivía sin esconderse en Bariloche, volvió a despertar el interés por las historias relacionadas a la actividad nazi en la Argentina.

Como consecuencia de la presión internacional para que las Fuerzas Armadas, la Policía Federal y la SIDE liberaran sus archivos sobre el tema, el gobierno de Carlos Menem creó la Comisión de Esclarecimiento de Actividades Nazis en la Argentina (CEANA), dependiente de la Cancillería, que oficializó la versión de que sólo dos submarinos habían llegado a la Argentina, los dos que se entregaron en Mar del Plata.

Ante la insistencia de investigadores y periodistasi, en 1997 el gobierno de Menem decidió realizar una expedición a la Caleta de los Loros con el fin de comprobar si estaban hundidos “los submarinos de Hitler”, pero sobre todo para ver si afectaban la navegación.

Esta operación se llamó "Calypso" y el nombre podría deberse a los radares Calypso que equipan a submarinos de la Armada argentina. También al barco del investigador francés Jacques-Yves Cousteau navegó por el golfo San Matías durante octubre de 1975, según dicen algunos en una búsqueda particular de los submarinos alemanes. El creador de "El mundo submarino" se había destacado durante la guerra como miembro de la resistencia antinazi.

El 19 de agosto de 1997, la "Operación Calypso", bajo el mando del capitán de Navío Diego Miles, movilizó hasta el golfo San Matías a los barcos ARA Gurruchaga, ARA Comodoro Somellera y ARA Yrigoyen.

Antes del traslado de las naves, aeronaves Grumman S2-Tracker, especiales para lucha antisubmarina, hicieron una pasada por la zona y detectaron dos “puntos fuertes” MAD (anomalías magnéticas) y dos puntos más, que indicarían la presencia de grandes objetos metálicos en ese lugar. Otros dos puntos se sumarían a esos cuatro, dando un total de seis en la zona de búsqueda denominada “Esmeralda”.

En 2006, la Armada reflotó el tema a pedido de un grupo de historiadores y elevó a la ministra de Defensa, Nilda Garré, un informe que decía que el resultado de las búsquedas había sido “negativo”. Sin embargo, en ese informe se establece como criterio de búsqueda “la presencia de obstáculos en el fondo, no asentados en las cartas náuticas, que constituyen peligros a la navegación”. Si los submarinos de Hitler estuvieran cubiertos de arena, tal como asegura Basti, no constituirían un peligro para la navegación y, por ende, la búsqueda de obstáculos lógicamente resultaría negativa.

Durante todos estos años, varios oficiales de la Armada aseguraron que en Caleta de los Loros no hay submarinos. Mientras tanto en Kiel, Alemania, en el Museo Memorial de Laboe del arma submarina alemana, se exhibe un mapa mundial que marca con cruces los lugares en los que yacen los marineros germanos dentro de sus “ataúdes de acero”. Una enorme cruz roja sobre el golfo San Matías marca que en aguas argentinas hay al menos un U-Boot hundido.

En 2008, el periodista Abel Basti elevó un pedido de información pública amparado en el decreto 1172/03, requiriendo a la Armada que se le permita el acceso a toda la información disponible sobre la "Operación Calypso".

El jefe de la Armada, el almirante Jorge Godoy, intervino en el expediente para asignar carácter de secreto militar a todos los archivos relacionados sin dar ninguna justificación.

La figura del secreto militar contempla la preservación de toda información que pudiera afectar la seguridad nacional. Ante su pedido de reconsideración, el ministerio de Defensa ratificó la decisión de clasificar los archivos de la "Operación Calypso" con la carátula de secreto, como si los submarinos de Hitler acecharan todavía a profundidad de periscopio.

Minuto Uno
 

Brigadas Internacionales

Forista Sancionado o Expulsado
Muy buen libro "Ultramar Sur", dejando de lado las teorias conspirativas, aporta muy buenos datos y analisis de los dos arribos de U - Bootes a nuestro pais...
 
Con un amigo que tiene una empresa de buceo organizamos una vez una salida de varios dias buceando en distintos sectores costeros del golfo. La habiamos llamado "en busca de los submarinos alemanes". Fue muy divertido, el tema es que no fue nada "cientifico", mas bien una excusa para bucear en lugares proximos a los lugfares donde supuestamente estan los U- boat. Ya casi no queda gente de la epoca (éscadores, residentes, etc.) que sea testigo directo de esos buques en la zona.
 
Hay por cierto un hecho desconcertante, tras la entrega de los submarinos alemanes, comenzaron a aparecer reportes e información de avistages de submarinos en la costa de Argentina, siendo el más importante el que dio lugar a una extraña batalla naval que llamó la atención de todo el mundo y generó el envío por parte de los Estados Unidos de especialistas en caza submarina y entrega de equipo de detección y destrucción de última generación a la Armada Argentina.
El 30 de enero de 1960, cuando unidades de instrucción de los cadetes navales navegaban por este golfo situado a 1.200 kilómetros al sur de Buenos Aires distinguieron un submarino inidentificable navegando, precisamente, en la zona utilizada por la Armada Argentina para sus maniobras.
A partir de este momento y durante todo el conflicto, diversos testigos, lo describieron como un navío del tipo “21”; la línea más moderna desarrollada por Alemania al final de la Segunda Guerra Mundial.
El alto mando movilizó todas las fuerzas que tenía a su disposición. El submarino intruso pareció ser localizado dentro de Golfo Nuevo a 150 metros de profundidad. Los hidroaviones de las bases de Bahía Blanca y Mar de Plata bombardearon durante días la zona donde se suponía ubicado al submarino, hasta que llegaron a pensar que había sido alcanzado y averiado el 4 de febrero. El contratorpedero “Cervantes” y los patrulleros “King” y “Murature” sembraron de minas los 16 kilómetros de anchura que medía la boca del golfo. Hombres “rana” auxiliaron a los buques de guerra. Las pantallas de “radar” permanecieron alerta, y unidades de Infantería de Marina se distribuyeron a lo largo de la costa, con intención de evitar un posible desembarco. Por la noche se lanzaban cientos de bengalas y los barcos barrían la superficie del agua con sus reflectores, intentando poder observar si el submarino emergía para repostar sus baterías.
Se llegó a pensar que se trataba de un submarino atómico, teniéndose en cuenta la velocidad que le atribuían ciertas informaciones de prensa. Otro navío pareció unirse al primero dentro de Golfo Nuevo, o como informaron las emisoras de radio locales, eran dos los submarinos atrapados desde el principio.
Pese al despliegue, el submarino seguía sin ser hundido. El 11 de febrero el presidente Frondizi ordenó el ataque total. En la operación participaron trece navíos y cuarenta aviones, mientras se desviaban las rutas comerciales aéreas y marítimas para evitar cualquier accidente, y los periodistas eran excluidos de la zona de operaciones. A los cazas de la marina se les unieron los bombarderos pesados argentinos. El día 13, el submarino seguía sin ser hundido, y su situación pareció desesperada cuando llegaron las modernas cargas de profundidad, bengalas de aviones, boyas preparadas con detectores de sonido y diverso material antisubmarino del tipo más avanzado suministrado por los Estados Unidos.
Con el material también llegaron los especialistas estadounidenses en la guerra antisubmarina. Trece de ellos eran veteranos de la Segunda Guerra Mundial. El equipo de técnicos estaba dirigido por el capitán Ray Pitts, de la Jefatura de Operaciones Navales, quien debía asesorar directamente al vicealmirante Alberto Raga, jefe de Operaciones Navales de la Argentina.
Las cargas de profundidad eran arrojadas cada diez minutos y tenían una doble función. En primer lugar, atemorizar a la tripulación para que se rindiera, y en segundo lugar, impedir que los buzos del submarino salieran a reparar las supuestas averías que sufría.
El 14 las fuentes oficiales informaron que la tripulación del submarino había rechazado el ultimátum que les daba a elegir entre rendición o muerte. Ese día un rayo de esperanza pareció iluminar la suerte del navío. Dos nuevos submarinos gemelos comenzaron a maniobrar alrededor de la escuadra de guerra argentina, intentando llamar su atención y distraerla para ayudar a la evasión del sitiado. El tamaño de estos era gigantesco, siendo mayores que el navío cercado, aunque no se pudo identificar el modelo de los nuevos submarinos con exactitud. La esperanza se vio enturbiada con la intervención del portaaviones argentino “Independencia”.
Durante todo este tiempo el sumergible fantasma escapó repetidamente de forma misteriosa a la detección electrónica. El día 15 reinó el pesimismo en los círculos navales cuando desapareció por completo de las pantallas de sonar. Según las declaraciones del ministro de defensa, Justo Vilar: “No sabemos si el submarino ha conseguido eludir nuestra vigilancia y escapar”. Sin embargo, se aseguró que el “King” lo localizó y atacó, con ayuda del “Murature”, dos días después, mientras los técnicos estadounidenses se trasladaban a Puerto Madryn para ayudar en asalto naval. Pero, pese a todos los esfuerzos, el día 18, las fuentes oficiales informaban que el submarino fantasma parecía haber conseguido escapar a mar abierto.
De nuevo la Armada Argentina confirmaba que el día 20 el submarino había sido detectado otra vez, y se preparó una nueva ofensiva total contra él usando las modernas armas estadounidenses. En aquella jornada se reunió la mayor concentración aeronaval desde la Segunda Guerra Mundial. Durante la madrugada del día 21 el submarino apareció de nuevo frente a los asombrados observadores, momento en el cual le fue lanzado uno de los nuevos torpedos electrónicos.
Este nuevo tipo de arma nada tenía que ver con los clásicos torpedos de la Segunda Guerra Mundial. Su poder de destrucción y precisión eran formidables para aquella época. Al llegar a cincuenta metros del fondo se activaba un dispositivo que lo guiaba hasta su objetivo.
El torpedo, incomprensiblemente, erró su objetivo y fueron lanzados otros del mismo tipo, que de nuevo no dieron en el blanco. La aviación entró entonces en acción lanzando nuevos torpedos dirigidos por sonar, pero los resultados fueron nulos de nuevo. Al mismo tiempo, desde la costa, se podía escuchar el tableteo constante de la artillería ligera.
El día 22 las noticias, no confirmadas, afirmaban que un submarino emergió a la superficie, mientras perdía gran cantidad de aceite debido a que había sido alcanzado dos veces. Sin embargo, tras la ofensiva fracasada de la madrugada del día 21, el 23 un comunicado de la marina argentina explicaba: “Las aguas del Golfo Nuevo fueron cuidadosamente cribadas en los días 21 y 22 de febrero, sin que se estableciera contacto con submarinos incursores, lo que sugiere que hayan podido escapar. A pesar de esta presunción, pudiera quedar algún incursor en el Golfo Nuevo, o volver a entrar en él para resguardarse. Por ello, la Marina ha decidido reducir la intensidad de la búsqueda al mínimo compatible con la adecuada vigilancia antisubmarina” El 25 la Marina anunció la suspensión definitiva de la búsqueda de los submarinos no identificados detectados en el golfo.

Esto fue en 1960. Posiblemente hayan sido más de seis submarinos los que llegaron a nuestras costas. ¿Pero qué hacían 15 años después de terminada la guerra en nuestras costas? ¿Dónde conseguían combustible y víveres? ¿Quién los ayudaba a operar después de tantos años?
 
en este link hay muy buena data sobre el U-530 y el U-977, para no perderselo:

http://www.elsnorkel.com/web/articulos/historia-4.html

Con respecto al incidente del golfo nuevo, seria improbable que este operativo un sub aleman luego de 15 años y extremadamente raro que ese sub sea parte de un proyecto " top secret" de la armada argentina ya que se lo trato de hundir y la orden venia bien de arriba. Espiar maniobras es algo comun, seria alguno juntando firmas de lo buques.
 
Buenos dias, yo habia leido (en el libro de pigna Mitos4), que muchos de esos avistajes formaban parte de una conspiracion de informacion falsa para acusar al gobierno peronista de fascista-nazi, ¿puede ser cierta esta ultima informacion? o era una realidad que llegaron miles de submarinos a las costas.

Saludos
Atte Juan Manuel Fernandez.
 
Mi abuelo siempre me cuenta que cuando hacia la colimba en el Palomar, llegaron varios nazis que habian desembarcado en un submarino en MdP y el General Peron los fue a entrevistar en persona.
 
en este link hay muy buena data sobre el U-530 y el U-977, para no perderselo:

http://www.elsnorkel.com/web/articulos/historia-4.html

Con respecto al incidente del golfo nuevo, seria improbable que este operativo un sub aleman luego de 15 años y extremadamente raro que ese sub sea parte de un proyecto " top secret" de la armada argentina ya que se lo trato de hundir y la orden venia bien de arriba. Espiar maniobras es algo comun, seria alguno juntando firmas de lo buques.

No se trataba de un submarino alemán, se dijo que era un posible rumor de un submarino ruso, digo lo de posible porque otros dicen que era una cetáceo infortunado.
 
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