M
MIGUEL
LA PRIMERA AMETRALLADORA DE LA HISTORIA
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Una de las primeras ametralladoras que se diseñaron en el mundo disparaba dos clases de balas: redondas, para ser utilizadas contra enemigos cristianos; y cuadradas, que eran más dañinas, contra turcos infieles.
Su inventor, James Puckle, jurista de Londres, que ideó en 1718 una ametralladora de pedernal, hacía constar en su patente:
«Dispara tan rápido y tan abundantemente y puede cargarse con tal rapidez que hace casi imposible tomar un harca al abordaje»
El arma, sin embargo, distaba de ser portátil. Era pesada, con un cañón de 90 cm de longitud y un calibre de 3,80 cm. El cañón, montado sobre un trípode, tenía un tambor con 11 cámaras que giraba a mano el artillero.
En 1722, la ametralladora Puckle disparó públicamente 63 balas en 7 minutos. Las autoridades, impresionadas, decidieron la producción del arma, pero resultaba incómoda y difícil de cargar durante la acción, y al cabo fue relegada a las vitrinas como pieza de museo.
Tres ejemplares se han conservado: uno en Copenhague y dos en la Torre de Londres. Los dos modelos de Londres, uno de bronce y otro de hierro, ofrecen recámaras cuadradas.
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Una de las primeras ametralladoras que se diseñaron en el mundo disparaba dos clases de balas: redondas, para ser utilizadas contra enemigos cristianos; y cuadradas, que eran más dañinas, contra turcos infieles.
Su inventor, James Puckle, jurista de Londres, que ideó en 1718 una ametralladora de pedernal, hacía constar en su patente:
«Dispara tan rápido y tan abundantemente y puede cargarse con tal rapidez que hace casi imposible tomar un harca al abordaje»
El arma, sin embargo, distaba de ser portátil. Era pesada, con un cañón de 90 cm de longitud y un calibre de 3,80 cm. El cañón, montado sobre un trípode, tenía un tambor con 11 cámaras que giraba a mano el artillero.
En 1722, la ametralladora Puckle disparó públicamente 63 balas en 7 minutos. Las autoridades, impresionadas, decidieron la producción del arma, pero resultaba incómoda y difícil de cargar durante la acción, y al cabo fue relegada a las vitrinas como pieza de museo.
Tres ejemplares se han conservado: uno en Copenhague y dos en la Torre de Londres. Los dos modelos de Londres, uno de bronce y otro de hierro, ofrecen recámaras cuadradas.