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Vicealmirante Lord Thomas Cochrane
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<blockquote data-quote="Procer" data-source="post: 158108" data-attributes="member: 204"><p>Ante los daños de la “Santa Rosa” y, al tanto de que San Martín estaba por lanzar su campaña marítima contra el poder español en Perú, Bouchard decidió dar por finalizada la expedición y enfilar hacia Valparaíso. Cuando llegó al puerto, se encontró con desagradables sorpresas. Por orden del vicealmirante escocés Lord Cochrane (el “Lord filibustero” como lo llamaba San Martín) fueron arrestados, causados de piratería; el cargamento fue confiscado. Bouchard trató de resistir, pero la superioridad de sus adversarios hizo inútil cualquier defensa. Se rindió y quedó detenido.</p><p></p><p>Se inició un tortuoso juicio, en el que su defensor fue Tomás Guido. San Martín, Sarratea, Echevarría, O’Higgins, apelaron en su favor. Dado los débiles cargos del expediente, surge la idea de que la codicia de Lord Cochrane fue el acicate para el despojo, como tiro por elevación a San Martín, con quien tenía una sorda lucha.</p><p></p><p>Enfurecido ante la injusticia, el coronel Mariano Necochea, compañero de Bouchard en San Lorenzo, armó un piquete de sus granaderos y tomó “La Argentina”, desoyendo las amenazas de las autoridades. La nave le fue reintegrada al capitán francés.</p><p></p><p>Una vez liberado, Bouchard recorrió “La Argentina”y se encontró con que los cañones y velas habían sido retirados para equipar otras naves. No había ninguna embarcación menor, ni cabos, palos, vergas o timón. La bandera celeste y blanca, ennegrecida, yacía en un rincón de la cubierta. La bodega estaba vacía: todo lo ganado en la excursión en el Pacífico había sido saqueado.</p><p></p><p>Echevarría había conseguido nuevas patentes de corso y planeaba llamar a Bouchard a Buenos Aires, para operar con sus flotas en el Litoral argentino, pero el marino tenía otros planes. Ni él, ni sus subordinados, pretendían perderse la campaña libertadora al Perú. En una carta a Echevarría, Bouchard le comunicó que había decidido participar en la expedición a la tierra de los incas, y le pidió que velara por las necesidades de su familia (su esposa y sus hijas Carmen y Fermina) y se comprometió a reintegrarle los gastos a su regreso. Echevarría se enfureció y se negó. La familia de Bouchard quedó librada a su suerte.</p><p></p><p>Por los daños sufridos, tanto “La Argentina” como la “Santa Rosa” sólo hacían transportes de carga para los ejércitos libertadores, desembarcados en Perú en setiembre de 1820. Parecía el fin. Al poco tiempo, “La Argentina” fue desguazada y vendida como leña vieja. La “Santa Rosa” se incendiaría luego, en la revuelta del Callao de 1824.</p><p></p><p>Sin recursos económicos, Hipólito Bouchard se presentó al general San Martín y le rogó que lo dejara regresar a Argentina. Pero el Libertador le pidió cinco meses más, tal vez pensando en darle el mando de la marina peruana tras la liberación (el 28 de julio de 1821, José de San Martín proclamó la independencia en Lima).</p><p></p><p>Cuando Cochrane se apoderó de los caudales limeños depositados en sus buques de guerra, con el pretexto de cobrar haberes adeudados, San Martín organizó la marina de guerra peruana y le dio a Bouchard el mando de la fragata “Prueba”, la nave más importante de la flota. Lord Cochrane temió el enfrentamiento con el héroe francoargentino y dio marcha atrás.</p><p></p><p>Del libro: "El corsario del Plata" Daniel Cichero</p><p></p><p>"Cuando Hawaii tuvo bandera argentina”. Conrado Etchebarne Bullrich. La Nación, Suplemento Enfoques, domingo 14 de setiembre de 1997.</p><p></p><p>Bartolomé Mitre, “El crucero de la Argentina 1817-1819″, incluida en “Páginas de Historia”, que se puede descargar gratis (en formato .pdf, 757 Kb) de <a href="http://www.e-libro.net/E-libro-viejo/libros_gratis.htm.”El" target="_blank">http://www.e-libro.net/E-libro-viejo/libros_gratis.htm.”El</a> Águila Guerrera”. Pacho O’Donnell, Editorial Sudamericana, 1998.</p><p></p><p>“Corsarios argentinos”. Miguel Angel de Marco, Editorial Planeta, 2002.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Procer, post: 158108, member: 204"] Ante los daños de la “Santa Rosa” y, al tanto de que San Martín estaba por lanzar su campaña marítima contra el poder español en Perú, Bouchard decidió dar por finalizada la expedición y enfilar hacia Valparaíso. Cuando llegó al puerto, se encontró con desagradables sorpresas. Por orden del vicealmirante escocés Lord Cochrane (el “Lord filibustero” como lo llamaba San Martín) fueron arrestados, causados de piratería; el cargamento fue confiscado. Bouchard trató de resistir, pero la superioridad de sus adversarios hizo inútil cualquier defensa. Se rindió y quedó detenido. Se inició un tortuoso juicio, en el que su defensor fue Tomás Guido. San Martín, Sarratea, Echevarría, O’Higgins, apelaron en su favor. Dado los débiles cargos del expediente, surge la idea de que la codicia de Lord Cochrane fue el acicate para el despojo, como tiro por elevación a San Martín, con quien tenía una sorda lucha. Enfurecido ante la injusticia, el coronel Mariano Necochea, compañero de Bouchard en San Lorenzo, armó un piquete de sus granaderos y tomó “La Argentina”, desoyendo las amenazas de las autoridades. La nave le fue reintegrada al capitán francés. Una vez liberado, Bouchard recorrió “La Argentina”y se encontró con que los cañones y velas habían sido retirados para equipar otras naves. No había ninguna embarcación menor, ni cabos, palos, vergas o timón. La bandera celeste y blanca, ennegrecida, yacía en un rincón de la cubierta. La bodega estaba vacía: todo lo ganado en la excursión en el Pacífico había sido saqueado. Echevarría había conseguido nuevas patentes de corso y planeaba llamar a Bouchard a Buenos Aires, para operar con sus flotas en el Litoral argentino, pero el marino tenía otros planes. Ni él, ni sus subordinados, pretendían perderse la campaña libertadora al Perú. En una carta a Echevarría, Bouchard le comunicó que había decidido participar en la expedición a la tierra de los incas, y le pidió que velara por las necesidades de su familia (su esposa y sus hijas Carmen y Fermina) y se comprometió a reintegrarle los gastos a su regreso. Echevarría se enfureció y se negó. La familia de Bouchard quedó librada a su suerte. Por los daños sufridos, tanto “La Argentina” como la “Santa Rosa” sólo hacían transportes de carga para los ejércitos libertadores, desembarcados en Perú en setiembre de 1820. Parecía el fin. Al poco tiempo, “La Argentina” fue desguazada y vendida como leña vieja. La “Santa Rosa” se incendiaría luego, en la revuelta del Callao de 1824. Sin recursos económicos, Hipólito Bouchard se presentó al general San Martín y le rogó que lo dejara regresar a Argentina. Pero el Libertador le pidió cinco meses más, tal vez pensando en darle el mando de la marina peruana tras la liberación (el 28 de julio de 1821, José de San Martín proclamó la independencia en Lima). Cuando Cochrane se apoderó de los caudales limeños depositados en sus buques de guerra, con el pretexto de cobrar haberes adeudados, San Martín organizó la marina de guerra peruana y le dio a Bouchard el mando de la fragata “Prueba”, la nave más importante de la flota. Lord Cochrane temió el enfrentamiento con el héroe francoargentino y dio marcha atrás. Del libro: "El corsario del Plata" Daniel Cichero "Cuando Hawaii tuvo bandera argentina”. Conrado Etchebarne Bullrich. La Nación, Suplemento Enfoques, domingo 14 de setiembre de 1997. Bartolomé Mitre, “El crucero de la Argentina 1817-1819″, incluida en “Páginas de Historia”, que se puede descargar gratis (en formato .pdf, 757 Kb) de [url]http://www.e-libro.net/E-libro-viejo/libros_gratis.htm.”El[/url] Águila Guerrera”. Pacho O’Donnell, Editorial Sudamericana, 1998. “Corsarios argentinos”. Miguel Angel de Marco, Editorial Planeta, 2002. [/QUOTE]
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