Douglas TC-48 "El avión de los Cadetes" Perdido

Rober D

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Hablandonde aviones desaparecidos...No hay un vuelo argentino con oficiales de las ffaa que salió para el norte, nunca llegó u fin de la histora?Existió eso?
Vuelo TC-48 de la FAA


El Vuelo TC-48 de la Fuerza Aérea Argentina fue un vuelo militar de cadetes egresados de la Escuela de Aviación Militar entre la Base Aérea de Howard en Panamá y el Aeropuerto de San Salvador. El 3 de noviembre de 1965 el Douglas DC-4 que cubría esa ruta, registrado como TC-48, transcurridos 30 o 40 min después de despegar el piloto informa un incendio en uno de los motores y avisa al control de San José en Costa Rica que se dirigirán allí, destino al cual nunca lograrían arribar, actualmente el avión se encuentra desaparecido y es considerado el mayor misterio de la aviación argentina. Todos los cadetes, miembros de la tripulación y pasajeros se los dio por muertos.

Con el no hallazgo de la nave en forma permanente, cientos de conjeturas conspirativas se hicieron sobre el accidente. Que una tribu indígena mantuvo cautivos a los sobrevivientes; que existe otro Triángulo de las Bermudas que se "tragó" al avión; que hay un "pueblo fantasma" donde viven los tripulantes. Una historia que que aún guarda un gran misterio.

Secuencia de eventos
El TC-48 despegó desde El Palomar el 31 de octubre de 1965 hacia la Escuela de Aviación Militar, la tripulación estaba integrada por 9 miembros, a los que se sumaban 5 oficiales y 54 cadetes, totalizando así 68 ocupantes. El vuelo de instrucción lo llevaría hasta Estados Unidos y sería acompañado por otro Douglas DC-4, el TC-43 que transportaba el resto de la promoción. Ambas aeronaves partieron al día siguiente, voló hasta la base Cerro Moreno (Chile) donde tras una escala técnica continuó el vuelo hacia la base de La Palmas, en Lima (Perú). Allí pernoctaron e incorporaron dos cadetes de la Fuerza Aérea Peruana, los cuales fueron distribuidos en ambos aviones. El 2 de noviembre vuelan hacia Panamá con escala técnica en Guayaquil (Ecuador); y al otro día, debían cumplir el trayecto entre la base Aérea de Howard y el Aeropuerto de San Salvador (El Salvador), cubriendo una distancia de unos 1.150 km que le insumirían unas 3:45 h de vuelo.

Tras la formación de cadetes y oficiales, se procedió al embarque. Así a las 05:43 despega el TC-43 y a las 05:49 hace lo propio el TC-48. Ambas aeronaves seguirían la misma ruta, conocida como "Mike", habiéndose fijado una altitud de crucero de 6.500 pies (2.145 m). Ambas aeronaves mantienen esporádicos contactos radiales. A las 06:27 el TC-48 reporta a la torre de Panamá que se encuentra sobre la posición "Mike-5" sin novedad con altitud de 6500 y rumbo a San Salvador. Las condiciones meteorológicas para la primera parte de la ruta no eran las mejores. El pronóstico indicaba turbulencia severa, fuertes lluvias y visibilidad de muy limitada a cero. A partir de éste momento comienzan a surgir una gran cantidad de informes cruzados, donde no coinciden horarios, datos supuestamente aportados por los pilotos del TC-48 y muchos comentarios que nunca han podido ser verificados plenamente. Por un lado hay quienes indican que el radio-operador del TC-48 emitió a las 06:36 la siguiente comunicación: “...Tegucigalpa, Tegucigalpa, TC-48, fuego motor tr...tres, a...zaje inmediato...” Esta supuesta comunicación sólo permite establecer que había fuego en el motor tres y que procedía al aterrizaje o amerizaje, ya que no se pudo determinar qué palabra se empleó. Si está chequeado que la situación le fue notificada al TC-43. El TC-48 no recibió ninguna respuesta de Tegucigalpa ni de Howard donde aparentemente intentó comunicarse para informar de su situación. Es entonces cuando aparece en escena uno de los testigos principales, el piloto Alvaro Protti quien comandaba un Curtiss C-46 de LACSA (Lineas Aéreas Costarricenses S.A.) rumbo a Miami, el cual a las 06:44 estableció contacto con el TC-48. En un reportaje el piloto mencionó lo siguiente:

Entrevistador: -Recuerda usted a que hora se produjo la llamada?
Piloto del Curtiss: -No podría decirlo con exactitud, pero era por la mañana, temprano.
Entrevistador: -Le dijeron si tenían fuego dentro de la cabina ?
Piloto del Curtiss: -No, no dentro de la cabina no. Había fuego en un motor y otro estaba parado. Los inconvenientes eran sobre el ala derecha, es decir los motores tres y cuatro.
Entrevistador: -Qué le pedían los pilotos ?
Piloto del Curtiss: -Que les hiciera contacto con el aeropuerto de San José, la intención de ellos era aterrizar en esa pista.
Entrevistador: -Lo consiguió ?
Piloto del Curtiss: -Si pero les aconsejé que aterrizaran en la pista de Puerto Limón. Volaban a 7000 pies y con los problemas que tenían y la carga que llevaban debían bajar a 4000. A esa altura jamás habrían podido aterrizar en San José porque las montañas que rodean la ciudad son muy altas.
Entrevistador: -Cambiaron de rumbo ?
Piloto del Curtiss: -Nunca me lo dijeron. Quien dialogaba conmigo dijo que iba a comunicar mi sugerencia al comandante de la nave, que tomaría la decisión.
Entrevistador: -Reportaron en qué posición de encontraban ?
Piloto del Curtiss: -Si, como a 45 min de la pista de Limón, sobre la isla de Veragua.
Entrevistador: -Le dijeron si estaban ante un inminente peligro de caída ?
Piloto del Curtiss: -No, todo lo contrario. Dijeron que estaban combatiendo el fuego en el motor y que tenían control sobre la máquina. El operador de radio incluso, dijo que el comandante evaluaba proseguir vuelo hacia Managua.
Entrevistador: -Cree que el avión cayó al mar ?
Piloto del Curtiss: -Hay dos posibilidades; si viraron hacia la derecha , sobre el ala que no tenían propulsión cayeron al agua; si siguieron la ruta que los llevaba a Limón, cayeron sobre tierra.

La última comunicación se sucede a las 07:20 cuando el TC-48 informa que sobrevolaba Bocas del Toro, con rumbo hacia la pista de Puerto Limón donde ya se había declarado la emergencia y eran movilizados bomberos y ambulancias a la espera del avión. Un reporte que nunca ha sido reconocido oficialmente, indica que el TC-43 recibió la última comunicación donde se informaba que estaba a 40 millas de la costa, con 500 m de altitud, imposibilitado de mantener la línea de vuelo y que se aprestaba a amerizar. Según otros dichos, también reportaron problemas eléctricos que dificultaban la lectura del radiocompas. Desde entonces no hubo más comunicaciones y allí comenzó el misterio del TC-48.

Algunos de los familiares de las víctimas no dudan de que el avión está en la selva del sur de Costa Rica. El libro "TC-48, el avión de los cadetes", escrito por Ricardo Becerra, ex teniente del Ejército y hermano del cadete Héctor, menciona a trece testigos que lo vieron volar a baja altura en zona selvática. Estos testimonios y la comunicación radial que el avión mantuvo con un piloto costarricense son elementos clave que sostienen la hipótesis de que el avión cayó en tierra, y no en el mar.

Búsqueda
Luego de su desaparición, en noviembre de 1965, se hicieron un total de 23 expediciones a la selva y más de 50 vuelos en avionetas y helicópteros, se dejó de buscarlo en 1967. Una investigación hecha por los Estados Unidos concluyó que el avión cayó al mar entre Panamá y Costa Rica, a 30 km de la costa; para la Aviación Civil de Costa Rica y para los familiares, el aparato está en algún lugar de la selva. Los que nunca dejaron de buscar fueron los familiares de los desaparecidos, quienes se internaron en la selva costarricense numerosas ocasiones. Y en 2008 la Fuerza Aérea se unió a ellos y hasta el 2015 realizó cuatro búsquedas denominadas Esperanza, tanto por tierra como por mar, que concluyeron sin novedades.

Las autoridades de la Fuerza Aérea Argentina confiaron ciegamente en las conclusiones a que arribaron los expertos estadounidenses que dirigieron el rastrillaje. Les bastó, para darse por satisfechos, con esos informes y el hallazgo de algunos objetos recogidos en el mar que exhibieron a los incrédulos familiares, citados al edificio Cóndor con ese propósito, quienes no sólo rechazaron la versión oficial, sino que siguieron reclamando la búsqueda del avión en la selva costarricense, convencidos de que la máquina bien podía hallarse en algún lugar inaccesible y no en el lecho del mar. La sospecha cobró aún más fuerza cuando al tiempo se supo que algunos de los elementos supuestamente rescatados y ofrecidos como prueba, que pertenecían a uno de los cadetes desaparecidos, habían sido confiados por su dueño a un compañero que viajaba en el otro avión, quien más tarde los entregó a sus superiores. Además, a esa altura ya se tenía la certeza de que las máquinas no estaban en perfecto estado y que el TC - 48 volaba con sobrepeso. Convencidos de que los militares argentinos no moverían un dedo para dar con los pasajeros del fatídico vuelo, y alentados por versiones esperanzadoras que llegaban desde Costa Rica, algunos familiares se trasladaron a Centroamérica para reiniciar la búsqueda por su cuenta. Así fue como grupos de deudos de cadetes y oficiales se internaron una y otra vez en la selva costarricense y tomaron contacto con los indígenas que habitaban parajes aledaños a la Cordillera de Talamanca, buscando algún indicio que les permitiera dar con el paradero de sus seres queridos. Sin embargo, sólo se toparon con versiones engañosas, personajes ladinos, miedo y reticencia de los nativos y dificultades insuperables; ingredientes de un misterio que parecía agigantarse con el paso de los meses. Entonces volvían irremediablemente con las manos vacías.

La aeronave
La aeronave fue asignada a la I Brigada Aérea con asiento en El Palomar e inmediatamente se comenzó a utilizar para los vuelos STAM. Desde el 20 de octubre al 19 de noviembre de 1964 participó en el Viaje Final de Instrucción de la Promoción XXX de cadetes de la EAM, en compañía del Douglas DC-4 TC-44.

Durante la campaña antártica 1964/65 formó parte de la Fuerza Aérea de Tareas Antárticas (FATA). Entre las misiones en las que participó la máquina durante esa campaña se destacan las mediciones cósmicas en vuelo, mediante equipos montados a bordo del aparato y distintos lanzamientos de pertrechos sobre la Base Esperanza. El 5 de febrero el TC-48 formó parte de la denominada Operación Matienzo, dando apoyo al legendario C-47 TA-05, en el cruce al continente blanco. El 15 de marzo de 1965 daría el mismo apoyo a la aeronave BS-03 Grumman HU-16B. Existen reportes que indican que en febrero de 1965, el Douglas DC-4 TC-48 alcanzó a sobrevolar el Circulo Polar Antártico. El 7 de mayo de 1965, por disposición del Poder Ejecutivo de la Nación, la Fuerza Aérea Argentina despachó a Santo Domingo dos aviones Douglas DC-4 (TC-48 y TC-42) conduciendo tropas, material sanitario y medicina para atender a las víctimas de los sucesos revolucionarios registrados en República Dominicana.

El 22 de septiembre de 1965 nuevamente brindó apoyo al TA-05 en el cruce realizado desde el continente con destino a la Antártida. El 31 de octubre de 1965 El TC-48 partió junto con la aeronave T-43, conduciendo parte de la Promoción XXXI de la EAM con destino a Lima, Perú. El 3 de noviembre despegó de la pista de Base Aérea de Howard, en la zona del canal de Panamá, con destino al Aeropuerto de San Salvador, etapa del viaje desafortunadamente no tendría un final feliz. Se lo dio por desaparecido cuando sobrevolaba territorio costarricense.

Mitos y leyendas
  • La leyenda más importante que apareció en un principio fue que los indios de la zona donde supuestamente había caído el avión, se habían quedado con distintas pertenencias de los cadetes. Así apareció el famoso “Indio Porfidio” quien aseguraba haber encontrado los restos del avión y haber dado muerte a tres cadetes sobrevivientes para cubrir el robo de sus pertenencias. Dicho indio fue detenido pero nunca se le encontró ni dinero argentino ni ropa de los cadetes y ningún otro elemento que lo relacionara directamente con el TC-48.

  • Otro mito que aún existen hablan que momentos antes del despegue fueron cargadas varias cajas de madera dentro de la cabina de pasajeros. En TC-48 carecía de asientos tradicionales, contaba con asientos de tela en los laterales del fuselaje y posiblemente disponía de unos asientos dobles en el medio del pasillo para incrementar la capacidad de pasajeros, con lo cual es muy difícil que los ya apretados cadetes pudieran dar espacio a cajas de madera dentro de la cabina, ya que las mismas no podían fijarse al piso o a las paredes, lo que implica un gran peligro ya que cualquier maniobra de la aeronave podría desplazarlas peligrosamente hacia los cadetes. Este mito seguramente nació con la primera gran búsqueda que estuvo a cargo del Capitán Juan Tomilchenko quien aseguró haber localizado dos cajas de madera incendiadas con explosivos. Según él pertenecían al avión, pero eso nunca ha podido ser demostrado.

  • Otro punto que jamás ha podido ser esclarecido refiere a supuestos inconvenientes técnicos muy habituales en el TC-48, especialmente en los motores. Hay algunos testimonios que indican que durante el vuelo los motores sufrieron varios problemas, en especial antes de salir de Argentina. Lo cierto es que los inconvenientes en el avión se inician con el incendio de uno de los motores (Nº 3 , interno del ala derecha), aunque también hay referencias de problemas con el motor Nº 4 (externo ala derecha). Bajo éstas circunstancias las posibilidades de mantener el control de una aeronave como el TC-54, con importante carga, sobrevolando el mar y con meteorología adversa han sido factores desencadenantes del accidente.
 
Súper misterio .... Los otro días vi un documental, "En el Camino", muyyyyy, bueno, aclara solo un punto, pero es más lo que genera dudas, se habla de su caída en Bahía Mosquito, dicen haber visto los restos, de un gran cuatrimotor, lo extraño, es que no se lo buscará recientemente, con medios modernos, tema pendiente de bajo costo para cuando termine, la pandemia y una deuda del Miniterio de Defensa y en particular de la FAA.
 

La aclaración de missing.aero es muy clara:

Entre otros muchos errores que no nos conciernen, me parece oportuno aclarar que missing.aero no es una empresa, sino una asociación de derecho suizo, sin fines de lucro, dedicada a la Investigación y Desarrollo (I+D). Me parece necesario también, señalar que el título del artículo es un abuso de lenguaje: nadie encontró ninguna “pista del avión argentino”. No es cierto y nuestro comunicado de prensa, en castellano, no lo dice ni lo deja entender. La ligereza y la torpeza del título es particularmente dañina para nuestro trabajo y nuestra imagen. Con su título, usted nos endosa arteramente su punto de vista irresponsable. Por último, si hubiésemos encontrado pistas del TC-48, mismo ínfimas, no lo hubiésemos publicado en un comunicado de prensa. Anibal Jaimes, presidente de missing.aero

Súper misterio .... Los otro días vi un documental, "En el Camino", muyyyyy, bueno, aclara solo un punto, pero es más lo que genera dudas, se habla de su caída en Bahía Mosquito, dicen haber visto los restos, de un gran cuatrimotor, lo extraño, es que no se lo buscará recientemente, con medios modernos, tema pendiente de bajo costo para cuando termine, la pandemia y una deuda del Miniterio de Defensa y en particular de la FAA.

Ningún misterio sino la particular negación de la historia por parte de un sector de los familiares.

Y repito lo que siempre digo: ante un avión casi con el peso máximo, lleno de cadetes y con fallo en un motor, ningún piloto (sea civil ó militar) intentaría ganar altitud y adentrarse a cruzar una cordillera selvática teniendo como opción mucho más segura el mar ó la playa.
 
La aclaración de missing.aero es muy clara:

Entre otros muchos errores que no nos conciernen, me parece oportuno aclarar que missing.aero no es una empresa, sino una asociación de derecho suizo, sin fines de lucro, dedicada a la Investigación y Desarrollo (I+D). Me parece necesario también, señalar que el título del artículo es un abuso de lenguaje: nadie encontró ninguna “pista del avión argentino”. No es cierto y nuestro comunicado de prensa, en castellano, no lo dice ni lo deja entender. La ligereza y la torpeza del título es particularmente dañina para nuestro trabajo y nuestra imagen. Con su título, usted nos endosa arteramente su punto de vista irresponsable. Por último, si hubiésemos encontrado pistas del TC-48, mismo ínfimas, no lo hubiésemos publicado en un comunicado de prensa. Anibal Jaimes, presidente de missing.aero



Ningún misterio sino la particular negación de la historia por parte de un sector de los familiares.

Y repito lo que siempre digo: ante un avión casi con el peso máximo, lleno de cadetes y con fallo en un motor, ningún piloto (sea civil ó militar) intentaría ganar altitud y adentrarse a cruzar una cordillera selvática teniendo como opción mucho más segura el mar ó la playa.
Me alegro por la existencia de esta organización, que desconocía, pero creo que para nuestro FAA, en una cuestión de honor y respeto, para sus hombres, salvando las distancias como la búsqueda del San Juan.
 
Me alegro por la existencia de esta organización, que desconocía, pero creo que para nuestro FAA, en una cuestión de honor y respeto, para sus hombres, salvando las distancias como la búsqueda del San Juan.

Han existido más de 100 excursiones y exploraciones en la zona donde muchos creen que cayó el avión, pero no han encontrado nada. Y eso es raro porque un C-54 con 12.000 litros de combustible que se estrella en una selva deja en el terreno una huella que perdura por varios años.

Lo último que leí sobre el tema es que se estaba realizando un mapeo del fondo del mar en la posible ruta del avión, pero eso fue un año atrás y no hay ninguna novedad.

Y es cierto tu comentario, más allá de las causas del accidente, fue una pérdida enorme de vidas para la FAA.
 
En el libro "El avión de los Cadetes" hablan del aparato perdido en el medio de la selva. Y la selva ahí realmente te chupa: cañadones, altos con caidas de varios metros, vegetación... Me cuesta creer que en 2021 con los medios tecnológicos no se pueda encontrar.
Un amigo panameño que es guía de turismo aventura en centroamerica me dice que lo que entra a la selva no sale más.
Será?
 
Han existido más de 100 excursiones y exploraciones en la zona donde muchos creen que cayó el avión, pero no han encontrado nada. Y eso es raro porque un C-54 con 12.000 litros de combustible que se estrella en una selva deja en el terreno una huella que perdura por varios años.

Lo último que leí sobre el tema es que se estaba realizando un mapeo del fondo del mar en la posible ruta del avión, pero eso fue un año atrás y no hay ninguna novedad.

Y es cierto tu comentario, más allá de las causas del accidente, fue una pérdida enorme de vidas para la FAA.
Tal vez, hoy con sistemas satelitales, aviones de prospección de minerales etc, tengan más suerte.
 
En el libro "El avión de los Cadetes" hablan del aparato perdido en el medio de la selva. Y la selva ahí realmente te chupa: cañadones, altos con caidas de varios metros, vegetación... Me cuesta creer que en 2021 con los medios tecnológicos no se pueda encontrar.
Un amigo panameño que es guía de turismo aventura en centroamerica me dice que lo que entra a la selva no sale más.
Será?

Tal vez, hoy con sistemas satelitales, aviones de prospección de minerales etc, tengan más suerte.

Al menos en tres oportunidades la zona de Talamanca se barrió con LIDAR (láser) y lo único que encontraron fueron restos de caminos de piedras de los mayas o monolitos ocultos por la selva de 1/2 metros de alto. Un C-54 era sustancialmente mucho más grande que eso.
 
Al menos en tres oportunidades la zona de Talamanca se barrió con LIDAR (láser) y lo único que encontraron fueron restos de caminos de piedras de los mayas o monolitos ocultos por la selva de 1/2 metros de alto. Un C-54 era sustancialmente mucho más grande que eso.

Seguramente falte buscar en otros lugares. Entiendo que los barridos no son masivos sino puntuales.
 

Rober D

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Hallan pistas de un avión de la Fuerza Aérea que partió de Mendoza en 1965 y que cayó en Costa Rica con 68 pasajeros​

El avión TC-48 partió en noviembre de 1965 desde Mendoza hacia Córdoba y, de allí, hacia Costa Rica. Sin embargo, en el tramo entre Panamá y El Salvador, la aeronave cayó. Y desde entonces no hay rastros. Ahora, por medio de un radar, se detectaron anomalías en una zona cordillerana de Costa Rica. Foto: Archivo / Los Andes.
El avión TC-48 partió en noviembre de 1965 desde Mendoza hacia Córdoba y, de allí, hacia Costa Rica. Sin embargo, en el tramo entre Panamá y El Salvador, la aeronave cayó. Y desde entonces no hay rastros. Ahora, por medio de un radar, se detectaron "anomalías" en una zona cordillerana de Costa Rica. Foto: Archivo / Los Andes.

El avión Douglas C-54 TC-48 había partido de Mendoza hacia Costa Rica; pero se desplomó. Nunca hubo certezas sobre el lugar exacto donde cayó la aeronave, y la versión oficial sostiene que fue en el Mar Caribe.

El 3 de noviembre de 1965, el avión Douglas C-54 TC-48 de la Fuerza Aérea Argentina partía desde la Escuela de Aviación Militar de Córdoba con 54 cadetes de los 14 tripulantes. Antes de despegar con destino a Costa Rica desde la provincia mediterránea, los jóvenes cadetes habían partido en esa misma aeronave desde Mendoza, tras celebrarse el acto formal encabezado por el entonces presidente Arturo Illia. De hecho, entre los pasajeros había 4 mendocinos. Pero esa fue la última vez que se tuvo precisiones sobre los 68 tripulantes.

En entonces presidente Arturo Umberto Illia despidiendo en Mendoza a los 68 miembros de la Fuerza Aérea Argentina que partieron a Costa Rica, pero nunca llegaron. Foto: Archivo.
En entonces presidente Arturo Umberto Illia despidiendo en Mendoza a los 68 miembros de la Fuerza Aérea Argentina que partieron a Costa Rica, pero nunca llegaron. Foto: Archivo.

Días después del despegue, los familiares de los integrantes de la Fuerza Aérea que partieron en ese vuelo recibieron la peor de las noticias: el avión había caído cuando realizaba un vuelo entre Panamá y El Salvador; y la primera versión –que es la que se mantiene, al menos oficialmente hasta el momento- era que la nave se había desplomado en el Mar Caribe.

Sin embargo, esta versión nunca les cerró del todo a los familiares de las víctimas de esta tragedia quienes, además, coinciden en que recibieron un constante destrato por parte de la Fuerza Aérea cada vez que intentaban averiguar certezas sobre el paradero de sus familiares. Y a casi 56 años de la tragedia y con muchos de estos familiares que jamás bajaron los brazos ni dieron la búsqueda por cerrada, se encendió recientemente una nueva luz de esperanza.

Y es que la empresa Missin.aero (especializada en búsqueda de aviones extraviados) detectó con sus radares 7 “anomalías”. Y no fue en la zona del Caribe, sino que los rastros fueron hallados en uno de los sectores de la Cordillera de Talamanca, también en Costa Rica.


Y aunque la primera de las recientes expediciones que partió para explorar el lugar señalado debió regresar porque las intensas lluvias impidieron el acceso, ya fue confirmado que la expedición regresará en septiembre, en coincidencia con la época seca. Son 200 metros cuadrados los señalados por los radares, y algunos de los familiares que jamás cesaron su incansable búsqueda resaltaron que –entre tantas versiones- había al menos 6 testimonios referidos a que el avión se había desplomado en esa zona cordillerana.

Esperanza

Si bien habrá que aguardar recién hasta septiembre para que la expedición de búsqueda acceda al punto ya identificado y pueda confirmarse (o no) el hallazgo, la noticia renueva la esperanza de los familiares de los cadetes que hace más de medio siglo necesitan cerrar esa historia.

Entre 2008 y 2013, la Fuerza Aérea Argentina organizó 5 operativos de búsqueda que permitieran, por lo menos, dar con algún rastro o pertenencia de los tripulantes. Y luego los operativos se reanudaron, de forma más esporádica; incluso hasta 2019 (en 2020 no se llevó adelante por la pandemia de coronavirus). Pero nunca llegaron a ninguna certeza.

De hecho, entre lo poco que llegó a encontrarse desde la tragedia, sobresalen algunos chalecos salvavidas, camisas, la cédula de uno de los cadetes (identificado como Oscar Vuistaz) y restos de la cobertura interna del fuselaje del avión; y todo fue “hallado” en el mar. Pero hay más dudas que certezas respecto a estos hallazgos, puesto que muchos de los familiares creen que se trata de elementos que fueron “plantados” en el lugar con una única finalidad: intentar dar por cerrada no solo la búsqueda, sino también la angustiante sensación de incertidumbre y los reclamos por este inconcluso capítulo trágico que apunta –de forma crítica- hacia la Fuerza Aérea Argentina.

El avión partió de Mendoza a Córdoba, y -de allí- a Costa Rica. Durante algunos años la Fuerza Aérea Argentina se encargó de algunos operativos de búsqueda, pero luego fueron los familiares quienes continuaron. Aunque se encontraron algunos elementos en el Mar Caribe -la versión oficial es que allí cayó el avión-, los familiares creen que fueron plantados esos elementos. Foto: Archivo.
El avión partió de Mendoza a Córdoba, y -de allí- a Costa Rica. Durante algunos años la Fuerza Aérea Argentina se encargó de algunos operativos de búsqueda, pero luego fueron los familiares quienes continuaron. Aunque se encontraron algunos elementos en el Mar Caribe -la versión oficial es que allí cayó el avión-, los familiares creen que fueron "plantados" esos elementos. Foto: Archivo.

Luego de que no recibieran más que malos tratos (o destratos) por parte de la Fuerza Aérea, y que posteriormente mutó a una fría indiferencia -de acuerdo a las palabras de los familiares de los pasajeros desaparecidos-; las últimas expediciones y operativos de búsqueda fueron organizados por las familias de los entonces jóvenes, quienes tenían entre 20 y 22 años al momento del misterioso accidente.

“Ni ellos ni nosotros podemos descansar en paz. Los seguimos buscando”, resaltó Cecilia Viberti, hija del capitán Esteban José Viberti (uno de los tres pilotos de la nave) en una nota con Los Andes publicada el 1 de noviembre del año pasado. “En los muchos años que llevo como buscadora activa del TC-48, se plantearon decenas de preguntas que continúan sin respuesta: ¿dónde?, ¿cómo?, ¿cuándo?. Y varios por qué. Uno de esos “por qué” nos desvela más que el resto, porque desafía principios fundamentales y sentido común: ¿por qué los abandonaron?. ¿Por qué el T-43 (NdA: el otro avión que participó de ese vuelo y llegó a destino) no regresó cuando escuchó el ‘mayday’? ¿Por qué siguió vuelo como si nada a pesar de las advertencias de las torres de control? Aunque no hubiera podido hacer nada, ¿por qué no volvió para ver dónde había impactado y tratar de ayudar en el rescate si hubiera existido esa posibilidad. ¿Por qué no lo hizo?. Nadie puede responder esta pregunta, ni siquiera lo pudo hacer el piloto del T-43 cuando los ya oficiales que regresaron en ese avión se lo preguntaron”, sintetizó Viberti

Cuatro mendocinos

Entre los pasajeros del avión Douglas C-54 TC-48 viajaban cuatro mendocinos (tres cadetes y un miembro de la tripulación). Ellos eran Juan Domingo Alguacil (sanrafaelino), Enrique Miguel Páez, Juan José García (de la Ciudad de Mendoza) y el capitán Jorge Santiago Horta.

“Los familiares seguimos con la búsqueda sin descanso. Ya no están en general los padres de los cadetes. Quedamos hijos y sobrinos, insistiendo. Estamos en contacto, desde el espacio que cada uno ocupa” destacó Mariano Alguacil, sobrino de Juan Domingo, en la citada nota de Los Andes.

Juan José García, Enrique Miguel Páez, el cadete Juan Domingo Alguacil, y el capitán Jorge S. Horta junto a su esposa. Foto: Archivo Los Andes.
Juan José García, Enrique Miguel Páez, el cadete Juan Domingo Alguacil, y el capitán Jorge S. Horta junto a su esposa. Foto: Archivo Los Andes.

El hijo del capitán Horta, Hernán Horta –y quien tenía un año cuando su papá partió- también rememoró aquel fatídico episodio. “La vida cambió en mi familia; éramos mi mamá Nelly Gil Mellado, maestra de grado, y un hermano de 7 años. Una postal típica de clase media argentina, habitantes del barrio de Villa Adelina (Gran Buenos Aires). Pero ya nada sería igual. Lo supe con los años; mamá se estremeció al conocer la noticia, pero obedeció las instrucciones de los uniformados. ‘No lea nada, no escuche radio, no vea televisión’. A los pocos días la búsqueda terminó, y la historia oficial decía que fue un accidente y que el avión cayó al mar, sin sobrevivientes. Esa madre, esa familia se aferró a la historia oficial, fue la forma de seguir adelante”, detalló.

“Tanto me impactó la historia del accidente que, que cuando me recibí en el Instituto Normal Tomás Godoy Cruz, mi tesis de graduación fue una investigación sobre el ‘Avión de los Cadetes’, en base a información periodística”, acotó a su turno Verónica García, sobrina del mencionado Juan José García.

 

Rober D

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Historias para no dormir: la misteriosa desaparición del avión TC-48

Hace 55 años, una aeronave argentina se perdió entre la selva de Costa Rica y el Mar Caribe con 68 militares. Nunca aparecieron ni el avión, ni los cadáveres. Es uno de los grandes misterios de la historia argentina.

Por Mario Markic 17 de abril 2021, 22:00hs

La tripulación del TC-48 posa antes de la partida.

El vuelo del TC-48 está considerado la mayor tragedia aeronáutica de la aviación militar argentina. Le arrancó la vida a 54 cadetes de la Escuela de Aviación Militar, flamantes egresados en su vuelo de instrucción, más los nueve tripulantes y otros cinco oficiales que los acompañaban.

Se lo llamó “El vuelo de los cadetes” y en la medida que la investigación le fue vedada a los familiares, se convirtió en obsesión de madres e hijas de los tripulantes que pasaron a ser llamadas “Las locas del TC 48”. Más de medio siglo después, su suerte sigue siendo un misterio insondable.


El avión desaparecido.

El avión, que había salido de Buenos Aires rumbo a California, Estados Unidos, con varias escalas previas en la ruta, desapareció como de la nada misma, como que se esfumó de repente, en algún lugar cercano a la selva espesa que divide Costa Rica de Panamá. O tal vez, se precipitó al mar Caribe… De esas conjeturas, trata también esta historia.

Interrogantes, mitos, semiverdades, leyendas y hasta conspiraciones​

La idea oficial más extendida nos dice que el Douglas DC4, un poderoso y viejo avión que había servido en la Segunda Guerra Mundial, tuvo un incendio en uno de sus motores, en pleno vuelo, motivo que pudo ser causal de la tragedia.

El avión había partido de la base de El Palomar el 31 de octubre de 1965. Por edad, si no hubieran muerto, esos pilotos podrían haber peleado por las patria en 1982, en la guerra de Malvinas, por ejemplo.

Desde el despegue, la tripulación notó que había problemas: ruidos extraños en los motores, especialmente el tres y el cuatro, los dos del ala derecha. La misma anomalía la percibieron cuando aterrizaron en Córdoba. Malos presagios. Nubarrones a la vista.

¿O tal vez el DC4 ya los tenía acostumbrados a pequeñas fallas que solo requerían de pequeños ajustes y un mantenimiento de rutina? Lo acompañaba un avión gemelo, el TC 43, con el resto de los cadetes de la promoción.


Diarios de la época reflejan la noticia.

Ambos aviones, entonces, hicieron escala en Antofagasta, en el norte de Chile y, después, en Lima. ¿Iba hasta ahí el TC 48 ya volando sin ningún tipo de problemas? No, para nada. Porque después se supo: las irregularidades detectadas en Cordoba volvieron a repetirse en Antofagasta. La demora para continuar la ruta de vuelo fue de varias horas mientras los mecánicos se afanaban revisando esas fallas recurrentes en los motores del ala derecha de la nave.

Pero sigamos con el viaje. De Lima, vuelan a Quito y de allí, a Panamá.

Los cadetes,f uturos pilotos, jóvenes oficiales que no superaban los 22 años, soñaban con un provenir promisorio: futuros alféreces, apasionados del vuelo, tenían una carrera extensa por delante… muchos de ellos ya estaban de novios y hacían planes para casarse: difícilmente, se les cruzaban oscuros presagios.

Sus vidas -en términos aeronáuticos- eran lo más parecido a un cielo claro, soleado y sin nubes. El 3 de noviembre, los dos aviones despegaron de Panamá muy temprano: primero el TC 43 a las 05.43 y seis minutos más tarde, el TC 48. El trayecto era largo entre la base Howard de Panamá y el aeropuerto de El Salvador: casi cuatro horas de vuelo, en buena parte sobre el mar.

Atención, aquí viene un dato no menor: el pronóstico indicaba tormentas severas, fuertas lluvias y visibilidad prácticamente nula.

Caos y tragedia​

A las 06.27, a menos de una hora del despegue, el TC 48 da su posición a la torre de Panamá. Diez minutos más tarde, sin embargo, ocurrió algo inesperado: el radiooperador del TC 48 emitió una comunicación entrecortada y ansiosa pero dirigida al aeropuerto de Tegucigalpa, la capital de Honduras que decía, más o menos, esto:

“Tegucigalpa, Tegucigalpa… Aquí TC-48… para informar... Tenemos fuego en el motor tres…”, y completó la comunicación sin que se entendiera bien si decía: “Aterrizaje inmediato o amerizaje inmediato”. Misterio. La situación comprometida también le fue comunicada al otro avión, al TC 43.

Pero, ¿por qué no volvió sobre sus pasos para ver que pasaba con el TC 48…? Ese es uno de los grandes misterios.


Diarios de la época reflejan la noticia.

Aquí, aparece en escena uno de los protagonistas principales de esta historia: el piloto Alvaro Protti, que volaba con pasajeros en un avión Curtis desde Costa Rica a Miami y que escuchó la comunicación desesperante del avión argentino.

A Protti, le dice el radiooperador del TC 48 que tenían un motor en llamas del lado derecho. Pero agrega algo más que agrava las cosas: dijo que el otro motor de ese lado se había parado, que se había plantado, en la jerga aeronáutica.

Pese a todo, le informan que tenían intención de llegar a la capital de Costa Rica, San José. Pero el piloto, conocedor de la zona, les aconsejó aterrizar en Puerto Limón, sobre la costa, que estaba más cerca, porque San José es una ciudad rodeada de montañas, complicada para un avión que venía perdiendo potencia y con solo dos motores funcionando.

Lo curioso es que aunque estaban con semejantes problemas desde el TC 48 le dijeron que la situación estaba controlada. O sea: nunca declararon que estaban en emergencia, pese a contar con solo dos de los cuatro motores funcionando. Raro, no?

A las 07.05, se produce la ultima comunicación desde el TC 48 hacia el otro avión argentino y ahí si, informa que vuela a solo 500 metros de altura y que se apresta a amerizar. Sin embargo, esta comunicación es otro misterio. ¿Por qué? Porque nunca fue reconocida oficialmente por la Fuerza Aérea Argentina.

Las autoridades argentinas –cuando dieron por finalizada la búsqueda, unos días después- les informaron a los familiares que daban por desaparecido al avión en el mar y que sus ocupantes habrían sido devorados por los tiburones. Muy duro esto, ¿no? Como hundir un cuchillo en las esperanzas de los familiares… A sangre fría.

Pero del TC-48 no se encontró nada en el mar. Ni manchas de aceite, ni partes del avión, ni restos humanos. Nada. O mejor dicho, muy poco. Los rescatistas norteamericanos que operaban desde la base Howard, cerca del canal de Panamá, culminaron la búsqueda el 9 de noviembre de 1965, ya que el 8 se habían encontrado salvavidas que estaban marcados con leyendas,en español.
La Fuerza Aérea se basó en esas conclusiones para hablar con los familiares. Concretamente, y en un tono seco rígidamente militar que no admitía preguntas, les dijeron que se habían recuperado del mar chalecos salvavidas y algunas gorras.

Cuando los familiares tuvieron acceso a estas pruebas, comprobaron que los salvavidas correspondían no a la Fuerza Aérea sino a la Prefectura Naval Argentina y mucho de lo rescatado tenía un fuerte olor a naftalina.

Los norteamericanos grabaron un video de esa búsqueda en el mar, entre el 3 y el 9 de noviembre. Alli, se ve en el mar una coloración verdosa. El verde se debe a un tinte que los aviones de búsqueda usan para marcar algo en la superficie del mar, como para señalar lugares de búsqueda para las embarcaciones.
¿Entregó Estados Unidos a la Fuerza Aérea los resultados de ese video, las bitácoras de las embarcaciones y los hallazgos? ¿Y la Fuerza Aérea, en todo caso, de haberlo recibido, entregó a los familiares estas evidencias? Nada de eso.

La más extraña de las historias en torno al TC 48​

Tuvo lugar en 1998, cuando un pescador de la costa del Golfo de los Mosquitos, en Costa Rica, presumiblemente un lugar cercano donde los norteamericanos creen que se precipitó el avión, se hizo amigo de un austríaco, un señor llamado Lumbeker que llegó con un aparato para rastrear cardúmenes en las profundidades marinas.

Juntos salieron mar adentro en excursiones de pesca. El asombro de este señor Alfred Lumbeker fue mayúsculo cuando a poco más de 480 metros de profundidad pudo reconocer claramente la silueta de un gigantesco avión prácticamente entero asentado en el lecho marino.

Lumbeker calculó que se trataba de un avión de la Segunda Guerra Mundial. Tanto el pescador nativo como el austríaco ignoraban la historia del avión de los cadetes de modo que el hallazgo no fue informado a las autoridades. Para la aviación civil de Costa Rica, y sobre todo para los familiares argentinos de los cadetes, el TC 48, en cambio, cayó en la espesa selva de ese país. O sea, nunca creyeron la historia oficial.


La despedida oficial al avión antes de la partida.

Los familiares cortaron vínculos con la Fuerza Aérea y alentados por algunas versiones esperanzadoras que llegaban desde Costa Rica se internaron una y otra vez en la espesa selva costarricense -la misma donde se filmó Jurasic Park, esa historia sobre dinosaurios.

Allí, tomaron contactos con aborígenes que aportaron -en medio de recelos y a cuentagotas- una serie de versiones confusas, engañosas y hasta sorprendentes.

Cecilia Viberti, hija del capitán Esteban Viberti uno de los pilotos del DC 4, es una de “Las Locas del TC-48”, despectiva denominación que los altos mandos de la Fuerza Aérea le dieron al grupo de madres, esposas e hijas de los militares desaparecidos en Centroamérica. Porque ellas iban permanentemente al edificio Cóndor a buscar una respuesta esperanzadora que se les negó permanentemente.

Cecilia –que tenía 9 años cuando murió su padre- tomó la posta de Clyde Zurro, que fue la viuda del comandante Mario Zurro, la primera en plantarse frente a las autoridades.

La búsqueda de los familiares, un capítulo conmovedor​

Ellos llegaron a Costa Rica a buscar el avión -sin brújula, a machete limpio, a puro olfato- y fueron víctimas de permanentes y reiteradas estafas, con datos falsos y por lo cuales entregaban importantes suma de dinero. Cecilia Viberti viajó varias veces a Costa Rica.Y se considera a sí misma ”buscadora de aviones perdidos”. Ya es abuela, pero sigue la búsqueda con una tenacidad asombrosa: “Ya hice el duelo. Ahora, encontrar el avión es mi misión en la vida. La búsqueda es una pasión. Yo busco la verdad porque fuimos engañados”.

Cecilia dice que nunca les entregaron nada a los familiares. Salvo una vez, cuando apareció el documento de un cadete y unos dólares. Efectivamente, el documento era de un cadete que viajaba en el TC 48. Se llamaba Oscar Vuitoz. Le dio a un compañero del otro avión una bolsita con su cédula de identidad, un par de gemelos y cien dólares.

Le pidió que se la guardara porque ellos llevaban la ropa y el equipaje colgado en un avión que parecía un colectivo atestado de gente y tenía miedo de que la perdiese. Cuando ocurrió la tragedia, este cadete le entregó la bolsa a su superior.

Y las autoridades argentinas anunciaron que habían encontrado en el mar la cédula de uno de los cadetes. Luego de dos peritajes realizados al documento, se comprobó que nunca había estado en contacto con el agua salada. “Y los dólares, tampoco”, aseguró Viberti.

Luego de su desaparición, se hicieron más de 20 expediciones a la selva costarricense y más de 50 vuelos en aviones y helicópteros. Los familiares organizaron rifas y kermeses para juntar dinero y viajar para investigar.

Un teniente del Ejército, hermano de uno de los cadetes, escribió un libro de investigación donde menciona a no menos de 13 testigos costarricenses que aseguran haber visto al avión volar a baja altura entre lo nubloso de la selva

¿Cómo no salir a buscarlos? A “Las Locas del avión”, otros les contaron que escucharon sonidos de motores. Y algunos dijeron que vieron hombres blancos, desarrapados, hambrientos, heridos caminando como zombies en la espesura.

Hablemos un poco de la aeronave​

El DC 4 fue un modelo de la Douglas que voló por primer vez en 1938, pero no tuvo gran relevancia como avión de pasajeros por lo que Estados Unidos lo utilizó en la guerra como avión carguero. La Argentina compró seis cuatrimotores en 1947 como material de rezago para ser utilizados por la Fuerza Aérea pero parece que una maldición los perseguía.

En junio de 1947, uno de ellos, el TC-44 quedó destruido tras un despegue infructuoso, causando la muerte de tres de sus 19 ocupantes. Otro, el TC-47 colisonó contra la pista en Lima, Perú, causando la muerte de sus 49 ocupantes. El TC-46 se estrelló contra un cerro durante una misión en Nicaragua en noviembre de 1962. Murieron sus 9 tripulantes.

El caso es que en la medida que nuestro avión parecía haberse evaporado en el aire, empezaron a crecer las leyendas. La más fuerte de ellas indicaba que los aborígenes de la zona donde supuestamente se había estrellado el avión se habían quedado con distintas pertenencias de los cadetes.


La búsqueda de la NASA reflejada en los diarios de la época.

Un indio se hizo famoso después de ser contactado por los rescatistas al asegurar que había encontrado al avión siniestrado. No solo eso: dijo que mató a tres sobrevivientes después de saquear el avión para no dejar testigos.

Si embargo, y aunque fue detenido, nunca se le pudo encontrar nada de lo que decía que había robado del TC 48.

Otro mito más conspirativo​

Es una historia que cuenta que antes del último despegue desde Panamá, fueron cargadas muchas -y sospechosas- cajas de madera dentro de la cabina de pasajeros. En una palabra: se barajó la posibilidad de que contuvieran armas y explosivos. Y que hubieran explotado.

Raro, porque toda la cabina del avión estaba ocupada por los cadetes y sus equipajes y no habría modo de fijar las supuestas cajas al piso del avión para inmovilizarlas. Pero hay otro aspecto jamás esclarecido y que puede formar parte de lo posible. Y es cómo estaba el avión en el momento de iniciar el vuelo.

Los familiares contaron sobre las falencias: dijeron que tenía agujeros en el fuselaje que debían ser tapados con estopa. Extraoficialmente, se supo que los motores del TC 48 fallaban con llamativa frecuencia. Si esto fuera cierto, la combinación fue explosiva: las posibilidades de mantener el control de semejante aeronave con un motor en llamas, con otro motor plantado, con una carga importante, entre seres humanos y equipaje, con el combustible a full y con una meteorología totalmente adversa sería poco menos que el último escalón hacia el cadalso.

En 2008, la Fuerza Aérea -bien tarde, por cierto- se involucró en un operativo de búsqueda que llamó “Esperanza”. Con el apoyo de métodos modernos y simuladores de computación, los investigadores acotaron el área de búsqueda: descubrieron que el DC 4 no podría haber atravesado, por ejemplo, la cordillera que divide Panamá de Costa Rica y aunque no encontraron los restos del avión, sí rescataron –tal vez a cambio de algunos dólares- algunos objetos que tenían los aborígenes de la selva. Por ejemplo, gemelos de oro, un anillo… cosas que no terminan de explicar el misterio.

Lo más probable: anzuelos de lugareños para jugar con las esperanzas de los familiares. Pero, en general, la idea que manejan los familiares es esta: el avión no cayó al mar, y en segundo lugar, los indígenas vieron caer el avión y mataron a los sobrevivientes para ocultar el saqueo que hicieron.

Varios interrogantes flotando en el aire​

  • ¿Cómo el TC 43 no dio la vuelta al escuchar la situación del otro avión?
  • ¿O acaso había cambiado la frecuencia de radio y nunca escuchó el pedido de auxilio?
  • ¿Y por qué hubo un código de silencio entre los cadetes de este avión al regresar a la Argentina?
El caso es que el “avión de los cadetes”, aquel dia de 1965, desapareció de los radares y no volvió a aparecer. Un misterio insondable que no tiene final, porque los que quedan se han conjurado a seguir buscando al fantasmal TC-48.
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La perlita del cierre​

Como estamos frente a un enigma que cumplió 55 años, hay que desmenuzar todas las opciones posibles, incluso aquellas que parecen más descabelladas, incluso aquellas que puedan estar teñidas de esoterismo o de causas que aparecen como inexplicables al entendimiento humano.
De hecho, en el medio de la búsqueda, hubo brujas, adivinadoras, mentalistas y todo lo que vos imagines para una situación de angustia.

Por ejemplo, algunos dicen que el TC-48 fue una víctima más del llamado “triangulo de las Bermudas”, un amplio espacio geográfico en el mar Caribe donde –sobre todo en las décadas de 1950 a 1970- desaparecieron barcos y aviones inexplicablemente, entre ellos una escuadrilla completa de cinco bombarderos Avenger norteamericanos en 1947.

El triángulo de las Bermudas y su aparente voracidad por atraer al fondo del mar a aviones y barcos tuvo su momento de gloria en los titulares de la prensa justo en ese tiempo en que el TC 48 desapareció de los radares para siempre. Así que algunos especularon tamabién con esta posibilidad.

Algo así como las oleadas de aparición de ovnis que se sucedieron después de la Segunda Guerra, con el comienzo de la Guerra Fría. Claro que en este caso, la desconfianza mutua entre soviéticos y norteamericanos hizo que la paranoia creciera a tal punto que adjudicaran esos objetos al enemigo.

Sin embargo, los archivos desclasificados recientemente por EE.UU. dan cuenta de que muchos encuentros con objetos que volaban a velocidades ajenas a nuestro entendimiento quedaron filmados y no tienen explicación. Por eso, todo misterio tiene una base verosímil.

Cuando el TC 48 se esfumó sin dejar rastros -debe ser el primer avión de gran porte del que no se descubrió nada- creció la idea de que había también otro triángulo con extrañas fuerzas de atracción en pleno Mar Caribe.

Como sea, el misterio perdura. Los buscadores de cosas perdidas encontraron al Titanic a más de cuatro mil metros de profundidad. Pero el TC-48 parece resistirse a develarnos qué lo llevó a convertirse en un avión fantasma.



 
La historia del TC-48 ha tenido un golpe bastante contundente.

El año pasado la asociación suiza missing.aero llevó adelante una expedición para analizar siete anomalías detectadas por satélite en la selva de Costa Rica. La búsqueda no dió ningún resultado positivo, pero la asociación hizo una revisión documental de las presuntas pruebas y tomó una decisión que comunicó en Junio pasado: La misión TC-48 regresó a la fase 2 (estudio inicial) , tras haber constatado que incluso los familiares de los desaparecidos participaban activamente en la producción de documentos falsos para sesgar la investigación de campo.

Por un lado celebro la decisión de missing.aero ya que el 90% de la historia del TC-48 que todos conocemos es una gran mentira pero a la vez lamento que ningún medio local haya publicado ese comunicado porque de modo alguno también forman parte de la complicidad de esa historia fantástica que ya no se puede seguir sosteniendo.
 
Mi opinion es que el TC-48 cayó al Mar Caribe y no en la selva.
Las pocas evidencias que hubo así lo indican pero la prensa costarricense hizo un show mediatico del cual algunos familiares se prendieron generando una novela llena de relatos fantasiosos y mentiras. La FAA tuvo en parte cierta responsabilidad pero fue un trágico accidente aéreo aunque algunos quieren sacar rédito económico.

Que missing.aero haya realizado ese comunicado es más que trascendente porque ya es hora de verdades y no de los cuentos e inventos de siempre. La memoria de los 68 ocupantes lo merece.
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
Yo tuve oportunidad de ver una pelicula de la USAF cuando se organizó la busqueda (SAR),y las evidencias de los salvavidas de la Prefectura Naval Argentina que le habia prestado a la FAA,cedulas de identidad de Cadetes,partes de uniformes.
Es una pelicula donde la USAF resume el esfuerzo SAR,los aviones y helicopteros que buscaron,las marcaciones que hacian los aviones con bengalas ante algun indicio y era sacado del mar por lanchas de la US NAVY.Esa pelicula se la fue exhibida a los familiares que quisieron asistir.
 
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