Tanques Vickers en la Guerra del Chaco

Investigación: Juan José Martin
Antecedentes históricos
La Guerra del Chaco (1932-1935) fue una guerra entre Bolivia y Paraguay por el control de la región del Gran Chaco. El objeto del litigio era el territorio del Gran Chaco, que se suponía rico en yacimientos de petróleo. Sobre el papel, el pretexto era la pretensión boliviana de tener un puerto en el río Paraguay para ganar así un acceso al océano Atlántico, pero la realidad subyacente era la lucha de intereses petroleros entre la Standard Oil, norteamericana, y la Royal Dutch Shell, empresa angloholandesa, por ello los Estados Unidos procuraban ayuda militar y financiera a Paraguay, mientras que Gran Bretaña apoyaba a Bolivia. Las hostilidades comenzaron en junio de 1932, y no cesaron hasta la concertación de un protocolo de paz el 12 de junio de 1935. En 1938 se firmó un tratado de paz y amistad en virtud del cual Paraguay ganaba 120.000 kilómetros cuadrados de territorio. El precio que hubo que pagar en vidas humanas fue alto: en números redondos, se contaron 65.000 bajas del lado boliviano y 35.000 del paraguayo. Cabe aclarar que gran parte de las bajas bolivianas fue por deshidratación. Paraguay, que en ese momento era una de las naciones más pobres del planeta, apenas podía equipar a su ejército con armas de mano, no tenía aviones ni artillería, y era impensable algo tan exótico como tanques o aviones avanzados. Bolivia, por otra parte, tenía créditos considerablemente mejores al exterior y se podía permitir tales lujos. Por lo tanto fue Bolivia la que dominó los cielos sobre el Gran Chaco, y fue a esta nación a la que le tocó el dudoso honor de ser el primer (y hasta hoy el único) país sudamericano en utilizar tanques en batalla en una guerra abierta declarada contra otra nación en suelo sudamericano.
Los tanques ligeros Vickers
La serie de tanques “Vickers ligeros” fue una de las más exitosas en la generación anterior a la Segunda Guerra Mundial. Desempeñaron un importante papel de enseñanza de los tanquistas del ejército soviético y en manos de las tropas del Kuomintang, en China y Birmania. Los ligeros de Vickers seguían siendo un vehículo eficaz de combate en 1942, cuando eran operados por tripulantes experimentados y por equipos bien enseñados, especialmente en su versión soviética, que era probablemente la más potente y la versión más numerosa de los tanques ligeros Vickers. Por lo tanto es sorprendente descubrir que este vehículo eminentemente acertado era inadecuado para el servicio en el ejército británico. Esto no sorprendió probablemente a Vickers, que había desarrollado el vehículo como una iniciativa privada y que no tenía ninguna ilusión sobre la apertura mental de los tradicionalistas que determinaron el equipamiento del ejército Británico antes de la guerra. Los tanques ligeros de Vickers fueron pensados sobre todo para la exportación, en lo que se convirtió en un éxito demoledor. Los operadores más importantes incluyeron a la Unión Soviética, Polonia, Bulgaria, Turquía, China nacionalista, Finlandia y un gran número de países más pequeños que compraron cantidades limitadas.
Estos ejemplares tenían un innovador sistema de suspensión compuesto por conjuntos de bogies con pequeñas ruedas al que se denominó “suspensión Vickers”, sistema que fue adoptado y copiado por varios países. Este era un buen sistema para bajas velocidades pero no para altas, por su mantenimiento.
Había un gran número de variantes de los Vickers ligeros, pero los utilizados por los bolivianos fueron únicamente los Mk.A y Mk.B, que difieren solamente en el tipo de torreta que montaron. El Mk.A era con torretas gemelas y armado con ametralladoras. Las torrecillas fueron montadas lado a lado y cada torreta cubría 120° a cada lado del eje longitudinal de los tanques con su ametralladora pesada Vickers refrigerada por agua. El Mk.B era un tanque armado con cañón, colocado en una única torreta. Estaba armado con un cañón corto de baja velocidad de 47mm y una ametralladora coaxial, aparentemente una Vickers LMG de una variante que tenía su cañón embutido en una pesada protección. La torreta era un diseño cilíndrico tosco que tenía una sección horizontal circular y una sección vertical trapezoidal. Esta torreta contenía a solamente dos miembros del equipo, el comandante y un artillero, que también oficiaba de cargador. Los tanques ligeros de Vickers eran máquinas militares bien fabricadas, pero mientras que su chasis era de un diseño excelente, el diseño de la superestructura y de la torreta era algo tosco. Esto condujo a dos de sus operadores más importantes, Polonia y la Unión Soviética, a tomarse el trabajo de rediseñar extensivamente el Mk.A y especialmente el Mk.B. Estos esfuerzos implicaron el rediseño de parte superior del casco y especialmente el reemplazo de las torrecillas cilíndricas por un diseño más moderno y eficiente. Los polacos también rediseñaron la parte posterior del casco. Polonia y la Unión Soviética también rearmaron al Mk.B (T-26 en el servicio soviético, 7TP en el polaco) para dotarlo de un cañón largo de alta velocidad capaz de disparar proyectiles AP (perforantes) y HE (alto explosivos), que hicieron de la variante Mk.B un vehículo útil como vehículo antitanque y de apoyo cercano.
Los primeros blindados del Ejército boliviano
En preparación para la guerra próxima con Paraguay, Bolivia firmó un monstruoso (para los estándares contemporáneos) acuerdo de 3 millones de libras esterlinas con la corporación inglesa de armamentos Vickers en 1926. Aunque este acuerdo fue reducido posteriormente a solamente £1.25 millones, todavía incluía una pequeña cantidad de tanques y tanquetas. No hay pruebas de esto, pero probablemente había originalmente más tanques en la lista que fueron víctimas de la reducción en el reparto de Vickers para maximizar la cantidad de artillería, de ametralladoras y de aviones que podrían ser adquiridos. De lo que fue pedido originalmente es un hecho que a los bolivianos les hicieron entrega de tres tanques y dos tanquetas. Los tanques eran uno del tipo A de doble torreta con ametralladoras, matrícula de fábrica VAE532, y dos unidades del tipo Mk.B, armados con un cañón de 47 mm., números de matrícula VAE446 y VAE447. Mientras que las dos tanquetas eran Carden Lloyd, aparentemente de la variante Mk.IV, prácticamente similares a las compradas por el ejército canadiense para entrenamiento. Estos vehículos fueron los primeros tanques operados por el ejército boliviano, y es natural que fueran comprados tan pocos puesto que los bolivianos no estaban seguros de la utilidad de los blindados en su montañoso país. Hay informes de que también hubo tanques franceses Renault FT-17 en Bolivia, y de allí han salido especulaciones de que éstos pudieron haber tomado parte en la Guerra del Chaco, pero casi con seguridad son falsos.
Historial de combate
El Ejército boliviano tenía una gran cantidad de instructores alemanes, que formaban parte de las misiones promovidas por el Ejército alemán para eludir las cláusulas del tratado de Versalles. Además de los alemanes, al ejército boliviano se unieron varios oficiales chilenos, y posteriormente una misión militar checoslovaca. Los integrantes de las dotaciones de blindados eran voluntarios, y su instrucción duraba 8 semanas. Se formaron dos dotaciones para cada vehículo, pero ante la gran cantidad de bajas, hubo que adiestrar más personal. El conocimiento del historial de combate de los tanques bolivianos en esta guerra es lamentablemente limitado. Posiblemente entraron en acción por primera vez en la batalla del “Kilómetro 7 a Saavedra”. El grupo boliviano de tanques fue enviado a la batalla el 4 de julio de 1933 durante el segundo ataque contra Nanawa, flanqueado por soldados armados con lanzallamas y con apoyo brindado por un avión. El segundo ataque contra Nanawa era parte de una ofensiva importante montada por el comandante general Hans Kundt, del ejército boliviano. Los tanques eran al parecer una fuente de irritación considerable para los bolivianos. Esto es notable por un número de razones; en primer lugar debido a la dificultad de funcionamiento con eficacia en el terreno difícil del Chaco, lo que hacía que la operación de los tanques fuera un gran logro logístico. En segundo lugar los bolivianos sufrieron de una carencia total de experiencia en operaciones de tanques, y finalmente porque los tanques tuvieron que ser operados con todas las portillas abiertas por el calor que ampollaba el Gran Chaco, que los hacía muy vulnerables. El Mk.B, con su cañón de 47mm de baja velocidad, era especialmente eficaz, y su equipo pronto comenzó a especializarse en hacer estallar especialmente los nidos de ametralladoras y los bunkers de quebracho paraguayos. Los paraguayos desarrollaron eventualmente una escuadrilla especial de asalto y fueron a la caza de los tanques bolivianos, capturaron dos de ellos y destruyeron el tercero (reportados durante la lucha cerca de Saavedra, en diciembre de 1933). Si las tanquetas de Carden Lloyd también se perdieron en el Chaco es algo que no se puede saber con certeza, dado que no se cuenta con su expediente de servicio o su último destino.
Los bolivianos no dejaron de usar los blindados durante la guerra y los emplearon en varias ocasiones, sobre todo como reserva móvil durante los contraataques paraguayos. Si bien las condiciones para el uso de los blindados eran muy malas, no solamente por el terreno, sino también por el calor, que llegaba a los 40°C a la sombra y que provocaba frecuentes encasquillamientos de las ametralladoras por la dilatación de los cartuchos. No eran raras tampoco las ocasiones en que estallaban las reservas de munición por el calor, y no se podían tocar las partes metálicas pues quemaban al tacto. Estos blindados disponían de un aparato de radio de dos canales, pero fueron de muy poco uso pues la elevada humedad de la zona los inutilizaba.


Destino final
El destino final de los tanques Vickers bolivianos se ha discutido extensamente. En un cierto punto, según lo descripto arriba, los tanques bolivianos fueron atacados y destruidos o capturados por los paraguayos. Por lo menos uno de los tanques de Vickers fue destruido, se sabe pues hay fotos de los restos destrozados. Los dos restantes tanques Vickers fueron ambos capturados. Uno de los vehículos capturados era un Mk.A con ametralladoras llamado "Ina” , que fue fotografiado con un oficial paraguayo sentado encima de él. Este vehículo fue convertido más adelante en monumento por los paraguayos y sobrevivió hasta los años ’70, cuando fue devuelto de nuevo a Bolivia como prueba de paz y donde luego desaparece su rastro. El otro tanque boliviano capturado por los paraguayos parece haber sido el Mk.B, lo que significa que los restos de la fotografía mencionada anteriormente han sido del segundo tanque de ametralladoras Mk.A. Se ha rumoreado durante mucho tiempo que un tanque Vickers fue vendido a la república española en 1937 junto con una colección de armas de calibres diversos y algunas piezas de artillería. Las fuentes difieren sobre si esta compra es un mito o no. En un libro del historiador Gerald Howson afirma que la venta de un tanque Vickers por parte de Paraguay a los Republicanos no es un mito sino un hecho, lo cierto es que a la fecha no hay pruebas que acrediten esto.
Fuente: Choique Hobbies

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Vicker modelo A

Vicker modelo B

Vicker capturado a Bolivia y usado como monumento. Luego fue devuelto.
 

nestorboca

MALVINAS... VOLVEREMOS..!
Colaborador
Estimados foristas,

comparto a continuación una breve historia,
relacionada a la captura del Tanque Vickers Boliviano por tropas paraguayas,
y que fuera exhibido como trofeo durante años en Asunción,
frente al Palacio de los Lopez, sede del Gobierno Nacional.

Hasta que el mismo fue devuelto a Bolivia.







La razón por la cual comparto esta historia,
es debido a que sus protagonistas nacieron en HOHENAU-ITAPUA-PARAGUAY,
Ciudad donde vivo con mi familia desde el año 1998...


LOS MELLIZOS TISCHLER DE HOHENAU:

HÉROES DE LA GUERRA DEL CHACO



Imagen:
Fotografía de Oswaldo y Sigifredo Tischler,
del libro “Hijos de Hohenau:
Defensores del Chaco”
del Centro Histórico Cultural “Edwin Krug”


Oswaldo y Sigifredo Tischler nacieron exactamente hace 102 años, el 28 de octubre de 1914 en Hohenau. Los mellizos eran hijos de Raimundo Tischler y Luisa Kegler. Su educación primaria la cursaron en Hoenau, y para sus estudios secundarios fueron a la capital, y lo cursaron en el Colegio Alemán (hoy día Colegio Goethe); al finalizar sus estudios, volvieron a su ciudad natal.

Al realizarse la movilización general de 1932, Oswaldo y Sigifredo, con 17 años, volvieron a Asunción y fueron al Colegio Militar de Campo Grande, en donde recibieron instrucción militar participando del Curso de Adiestramiento para el manejo de ametralladoras, que duró tres meses.

Finalizada la instrucción, fueron asignados al Regimiento de Caballería número 7 “General San Martín”, en el cual lucharon durante los tres años que duró la sangrienta guerra, comenzando la actuación de ambos en la Batalla de Toledo.

Participaron de la captura de los tanques de la Novena División boliviana en el Km. 22 del camino Alihuatá – Saavedra, el 10 de diciembre de 1933, cortando así la retirada de éstos. En la ocasión de la toma de los tanques, mencionaban ellos que las dos máquinas eran escuchadas mucho antes de llegar, porque hacían un ruido infernal.

La historia de la toma es conocida:
los del RC7 derribaron árboles de quebracho delante, detrás y a los costados de los tanques y así impidieron el paso de los tanques, que ya no pudieron moverse.

Luego dispararon contra los tanques, sin causar daño alguno, y por último se acercaron a las dos máquinas y comenzaron a pegar con las culatas de sus fusiles.

Varias veces intimaron a quienes estaban adentro a que salieran y se rindieran pero no recibieron respuesta, hasta que el calor y la situación les obligó a salir.

Quienes manejaban el tanque eran alemanes, por lo que no comprendían muy bien el español; Oswaldo, cuya lengua materna era el alemán, logró comunicarse con ambos tanquistas y explicarles que no había otra opción más que la rendición.

Uno de los tanques capturados estuvo mucho tiempo en la hoy llamada “Plaza de armas” y luego devuelto a Bolivia.


Ambos pasaron el Parapití y llegaron hasta las mismas estribaciones andinas, junto al famoso RC7 “San Martín”. En Carandayty, el 23 de diciembre de 1934 Oswaldo Tischler fue herido y recibió esquirlas de un mortero en un brazo y una pierna.

Ambos, teniendo el rango de Teniente Segundo durante la guerra; a la finalización fueron promovidos a Teniente Primero. Sigifredo Tischler, por el servicio a la patria, recibió la medalla “Cruz del Chaco”; mientras que Oswaldo Tischler recibió las máximas distinciones consistentes en la medalla “Cruz del Chaco” y “Cruz del Defensor”.

Luego de la guerra Oswaldo Tischler se radicó en Obligado, donde se casó con Ana Muller y con quien tuvo cuatro hijos: Ernesto, Edith, Elba y Rodolfo. Luego, se radicó en Argentina, en Santo Pipó, donde en segundas nupcias con Ramona Encina, y tuvo dos hijas: Susana y Miriam.

Sigifredo se radicó en Bella Vista, se casó con Sibilla Wollmeister y tuvo 10 hijos: Waldemar, Elfride, Armin, Ilma, Egon, Silvia, Lelia, Lauro, Margarita y Doris.

Una de las principales avenidas de la ciudad de Hohenau lleva el nombre Oswaldo Tischler, mientras que uno de los principales barrios de Bella Vista lleva el nombre de Sigifredo Tischler.

Una anécdota ya hacia el ocaso de la vida de Oswaldo Tischler es que residiendo él en Misiones, estalló la Guerra de las Malvinas. Él con 68 años se presentó como voluntario para combatir a favor del ejército argentino. Claramente no fue aceptado, pero el gesto fue muy emotivo.

Fuente:
“Hijos de Hohenau:
Defensores del Chaco”

del Centro Histórico Cultural “Edwin Krug” / “El Regimiento de Caballería N° 7 General San Martín” de Cándido Vasconsellos. / “Guerra del Chaco: Trayectoria del RC7 “Gral. San Martín”. Recopilación de Edgar Cáceres, Asociación Cultural Mandu’ara.
 
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