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<blockquote data-quote="paulo" data-source="post: 819668" data-attributes="member: 5327"><p>Correo brazilienze</p><p></p><p> - <strong>Brasil prepara cápsula que podrá quedar 10 días en vuelo orbital para la realización de experimentos a la baja gravedad. Primer test de lanzamiento debe ser realizado en el año próximo</strong></p><p></p><p>Gisela Cabral</p><p></p><p>La microgravidade es una gran aliada de estudios desarrollados en las más diversas áreas, entre ellas la medicina, la biología y la biotecnología. Por ello, Brasil se prepara para, en los próximos años, ser capaz de lanzar al espacio una cápsula con la cual podrán ser realizados experimentos estratégicos en órbita de baja altitud (cerca de 300km). La iniciativa forma parte del proyecto del Satélite de Reentrada Atmosférica (Sara), desarrollado con tecnología y mano de obra nacionales y administrado por el Instituto de Aeronáutica y Espacio (IAE), uno de los centros de investigación del Departamento de Ciencia y Tecnología Aeroespacial (DCTA), del Comando de la Aeronáutica, en São José dos Campos (SP).</p><p></p><p>No es de hoy que ambientes gravitacionales próximos a cero son utilizados en investigaciones. Ejemplos de eso son las estaciones espaciales Mir y Skylab, desarrolladas, respectivamente, por Rusia y por Estados Unidos, entre las décadas de 1970 y 1980. Segunda las científicas, la microgravidade propicia estudios como los de nuevos medicamentos destinados al tratamiento de enfermedades diversas, como cáncer y diabetes. Además, la cultura de células y tejidos, en el ramo de la biología, y el desarrollo de semiconductores, vueltos para la industria electrónica, también pueden ser beneficiados.</p><p></p><p>En Brasil, el destajo es pionera. Según el gerente de Sara e investigador de la División de Sistemas Espaciales del IAE, Luis Loures, están previstas cuatro etapas para proyecto.</p><p></p><p> La primera de ellas recibió el nombre de Sara Suborbital y podrá ser comprobada en 2010.</p><p> En ella, la cápsula será lanzada acoplada a un cohete y entrará en ambiente de microgravidade, para, cerca de ocho minutos después, retornar a Terra (vea arte). </p><p></p><p><img src="http://www.iae.cta.br/IAEMidia/imagens/27set2009_ad341_pq.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p></p><p>“En esa fase, también serán desarrollados, entre otros factores, la electrónica de bordo, el conocimiento de la estabilidad de la cápsula en vuelo en la atmósfera, el sistema de paraquedas, además del módulo para la realización de los experimentos”, explica Loures.</p><p></p><p>Segundo vehículo</p><p></p><p>Los ensayos funcionales son de extrema importancia y serán hechos cuantas veces fueren necesarias para la solución de problemas, según el investigador. Eso porque dados europeos muestran que las tasas de fallo de algunos sistemas pueden llegar a 20%. “En el segundo vehículo, o etapa, crearemos un sistema de control de altitud, importante para definir las posiciones relativas durante el vuelo. Será desarrollado todavía el motor de reentrada, que posibilitará la frenagem de la cápsula en órbita, para que ella entre en la atmósfera. Esa operación deberá ser hecha con todo el cuidado, para que la cápsula caiga en el local pretendido”, dice.</p><p></p><p>Según el responsable por el proyecto, el tercer vehículo actuará en escala orbital y tendrá capacidad de permanecer cerca de dos horas en el espacio.</p><p></p><p> Lo habitación y último vehículo será importante para el perfeccionamiento del escudo térmico de la cápsula, además del desarrollo de la capacidad de almacenamiento de energía. “La ideia es que cada fase dure, en promedio, cuatro años”, afirma. Loures dice que lo objetivo es llegar a una cápsula que pueda quedar hasta 10 días en órbita terrestre.</p><p></p><p>EL IAE cuenta con el apoyo de la empresa de ingeniería Cenic, responsable por la industrialización de la plataforma de lanzamiento. Parte de la tecnología de los próximos vehículos también está en desarrollo. La plataforma para control de altitud será creada por el proyecto Sensores Inerciales Aeroespaciales (SIA), con recursos de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep). En cambio, los materiales capaces de soportar altas temperaturas están siendo creados por la División de Materiales del IAE y deberán volar como experimentos en la plataforma [Shefex] 2, sigla de un programa espacial alemán de éxito.</p><p></p><p>El programa brasileño pretende ser, en el futuro, una plataforma industrial orbital para la cualificación de componentes y equipamientos espaciales a un bajo coste. “Lo que abre interesantes oportunidades de negocios en Brasil y en el exterior, además de realizar investigaciones en microgravidade”, afirma Loures.</p><p></p><p>Diversos estudiantes también participan del proyecto. Uno de ellos es Artur Arantes, 23 años, alumno de la Universidad del Vale del Paraíba ([Univap]). Para él, la experiencia es encarada como un gran aprendizaje profesional. “De momento, estoy actuando en los cálculos estructurales y me siento lisonjeado por participar de algo tan importante”, enfatiza.En cambio, el alumno de doctorado del Instituto de Tecnología de la Aeronáutica (ITA) Eduardo Henrique de Castro, 28, también auxilia en la coordinación del proyecto. “Es un área que tiende mucho a crecer y puede servir para el desarrollo de investigaciones de extrema importancia”, evalúa.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="paulo, post: 819668, member: 5327"] Correo brazilienze - [B]Brasil prepara cápsula que podrá quedar 10 días en vuelo orbital para la realización de experimentos a la baja gravedad. Primer test de lanzamiento debe ser realizado en el año próximo[/B] Gisela Cabral La microgravidade es una gran aliada de estudios desarrollados en las más diversas áreas, entre ellas la medicina, la biología y la biotecnología. Por ello, Brasil se prepara para, en los próximos años, ser capaz de lanzar al espacio una cápsula con la cual podrán ser realizados experimentos estratégicos en órbita de baja altitud (cerca de 300km). La iniciativa forma parte del proyecto del Satélite de Reentrada Atmosférica (Sara), desarrollado con tecnología y mano de obra nacionales y administrado por el Instituto de Aeronáutica y Espacio (IAE), uno de los centros de investigación del Departamento de Ciencia y Tecnología Aeroespacial (DCTA), del Comando de la Aeronáutica, en São José dos Campos (SP). No es de hoy que ambientes gravitacionales próximos a cero son utilizados en investigaciones. Ejemplos de eso son las estaciones espaciales Mir y Skylab, desarrolladas, respectivamente, por Rusia y por Estados Unidos, entre las décadas de 1970 y 1980. Segunda las científicas, la microgravidade propicia estudios como los de nuevos medicamentos destinados al tratamiento de enfermedades diversas, como cáncer y diabetes. Además, la cultura de células y tejidos, en el ramo de la biología, y el desarrollo de semiconductores, vueltos para la industria electrónica, también pueden ser beneficiados. En Brasil, el destajo es pionera. Según el gerente de Sara e investigador de la División de Sistemas Espaciales del IAE, Luis Loures, están previstas cuatro etapas para proyecto. La primera de ellas recibió el nombre de Sara Suborbital y podrá ser comprobada en 2010. En ella, la cápsula será lanzada acoplada a un cohete y entrará en ambiente de microgravidade, para, cerca de ocho minutos después, retornar a Terra (vea arte). [IMG]http://www.iae.cta.br/IAEMidia/imagens/27set2009_ad341_pq.jpg[/IMG] “En esa fase, también serán desarrollados, entre otros factores, la electrónica de bordo, el conocimiento de la estabilidad de la cápsula en vuelo en la atmósfera, el sistema de paraquedas, además del módulo para la realización de los experimentos”, explica Loures. Segundo vehículo Los ensayos funcionales son de extrema importancia y serán hechos cuantas veces fueren necesarias para la solución de problemas, según el investigador. Eso porque dados europeos muestran que las tasas de fallo de algunos sistemas pueden llegar a 20%. “En el segundo vehículo, o etapa, crearemos un sistema de control de altitud, importante para definir las posiciones relativas durante el vuelo. Será desarrollado todavía el motor de reentrada, que posibilitará la frenagem de la cápsula en órbita, para que ella entre en la atmósfera. Esa operación deberá ser hecha con todo el cuidado, para que la cápsula caiga en el local pretendido”, dice. Según el responsable por el proyecto, el tercer vehículo actuará en escala orbital y tendrá capacidad de permanecer cerca de dos horas en el espacio. Lo habitación y último vehículo será importante para el perfeccionamiento del escudo térmico de la cápsula, además del desarrollo de la capacidad de almacenamiento de energía. “La ideia es que cada fase dure, en promedio, cuatro años”, afirma. Loures dice que lo objetivo es llegar a una cápsula que pueda quedar hasta 10 días en órbita terrestre. EL IAE cuenta con el apoyo de la empresa de ingeniería Cenic, responsable por la industrialización de la plataforma de lanzamiento. Parte de la tecnología de los próximos vehículos también está en desarrollo. La plataforma para control de altitud será creada por el proyecto Sensores Inerciales Aeroespaciales (SIA), con recursos de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep). En cambio, los materiales capaces de soportar altas temperaturas están siendo creados por la División de Materiales del IAE y deberán volar como experimentos en la plataforma [Shefex] 2, sigla de un programa espacial alemán de éxito. El programa brasileño pretende ser, en el futuro, una plataforma industrial orbital para la cualificación de componentes y equipamientos espaciales a un bajo coste. “Lo que abre interesantes oportunidades de negocios en Brasil y en el exterior, además de realizar investigaciones en microgravidade”, afirma Loures. Diversos estudiantes también participan del proyecto. Uno de ellos es Artur Arantes, 23 años, alumno de la Universidad del Vale del Paraíba ([Univap]). Para él, la experiencia es encarada como un gran aprendizaje profesional. “De momento, estoy actuando en los cálculos estructurales y me siento lisonjeado por participar de algo tan importante”, enfatiza.En cambio, el alumno de doctorado del Instituto de Tecnología de la Aeronáutica (ITA) Eduardo Henrique de Castro, 28, también auxilia en la coordinación del proyecto. “Es un área que tiende mucho a crecer y puede servir para el desarrollo de investigaciones de extrema importancia”, evalúa. [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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