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Area Militar General
Conflictos Contemporáneos
Proyectos norteamericanos frente a las nuevas amenazas.
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<blockquote data-quote="HernanF" data-source="post: 1109543" data-attributes="member: 7964"><p><span style="font-size: 18px"><strong>Defense Strategic Review: "Recalibración" de las fuerzas armadas norteamericanas.</strong></span></p><p> </p><p>El nuevo informe estratégico de defensa norteamericana (Defense Strategic Review) ha sido presentado en el Pentágono el 5 de enero pasado por Leon Panetta y el jefe de Estado Mayor, el general Martin Dempsey, así como también, hecho inhabitual, por el presidente Obama. Al final de las dos largas guerras de esta última década, a saber, Irak y, para el horizonte del 2014, Afganistán, intenta mostrar un "vuelco histórico hacia el futuro" (Leon Panetta) y como el nuevo punto de partida en el manejo de asuntos estratégicos por el “comandante supremo”, Barack Obama. Sin embargo, si se mira de cerca, excepto el fin oficial del concepto de “guerra en dos frentes”, reemplazado por la capacidad de llevar adelante un compromiso superior de gran escala conteniendo una amenaza regional secundaria, el documento confirma de facto tres grandes tendencias ya exacerbadas en el curso de los últimos años. La primera es la reducción de los gastos militares y la optimización de los recursos en el seno del Pentágono.</p><p>Con la ley sobre el control presupuestario, Defensa debe ahorrar 487.000 millones de dólares los próximos diez años, de los cuales 250.000 deben ahorrarse en el período 2013-2017. El presupuesto 2013 prevee 662.000 millones de dólares, es decir 43.000 millones menos que este año. Incluso si los recortes presupuestarios comienzan en el 2013, hace ya años que el Pentágono se esfuerza por racionalizar sus métodos de gestión y de adquisición, adoptando mejores prácticas comerciales (una tendencia cíclica recurrente, de la que la manifestación más célebre es la instauración de la PPBS bajo la administración McNamara, y desde comienzos del 2000 el Pentágono se autocita de manera referencial sistemáticamente como "The Entreprise"). La doble presencia en conflictos de larga duración y el permanente crecimiento de los gastos sociales relativos al personal militar explican el importante aumento del nivel de gastos a la fecha. La crisis financiera y la necesidad de reducir una deuda estimada a 14 trillones de dólares sirven de catalizador, pero la reducción del financiamiento de varios programas están en marcha desde hace unos años y una comisión va a estudiar la cuestión de las ¡jubilaciones de los militares!</p><p>La disminución del formato de las fuerzas terrestres (el Ejército con una reducción de los efectivos de 45.000 hombres y la Marina con 14.000 hombres menos desde el 2014), ya estaba previsto por la mayoría con una vuelta al statu quo anterior al "11 de septiembre". Así como describe Leon Panetta, Estados Unidos va, en el horizonte del 2020, hacia una posición terrestre aligerada, siendo la continuación de la posición mantenida durante la Guerra fría, luego «post guerra fría», y luego "Post 11 de Septembre".</p><p>La reorientación hacia el Pacífico está oficialmente confirmada y acentuada. Fue ya comprometida con una retirada progresiva y programada del Viejo Continente, correspondiente a un análisis de la evolución geoestratégica (amenaza terrorista, Estados fallidos, inestabilidad). Allí todavía, la toma de conciencia de una cierta vulnerabilidad económica con relación a la zona Asia-Pacífico sirve de marcador.</p><p>Después de la política de transformación de las fuerzas armadas llevada adelante por Donald Rumsfeld y una década particularmente «probada en combate», asistimos más a un rebalanceo de la política de defensa norteamericana y a una recalibración de las fuerzas que a un gran cambio:</p><p> </p><p><strong>Rebalanceo geoestratégico.</strong></p><p> </p><p>Washington proclama "misión cumplida" en Europa, en Irak y en Afganistán y se reposiciona con relación a la amenaza de sus intereses (a nivel económico) frente al crecimiento como potencia de China, hacia Asia; a nivel terrorismo, vigilancia alrededor del mundo y apoyo a la India como "ancla" regional en el Océano Índico.</p><p> </p><p><strong>Rebalanceo entre fuerzas.</strong></p><p> </p><p>Para las autoridades militares, la salida de Irak y de Afganistán marca el fin de las guerras largas de ocupación terrestre, los componentes aéreos y navales vuelven a la vanguardia de la escena, Washington desea estar presente en los cinco elementos (tierra, aire, mar, espacio y ciberespacio). El rebalanceo deseado también afecta la repartición entre militares en actividad y la reserva, que será objeto de un nuevo examen.</p><p> </p><p><strong>Rebalanceo en materia de inversiones tecnológicas.</strong></p><p> </p><p>La evolución de la amenaza impone elección y prioridades en el período de austeridad presupuestaria (menos en lo nuclear, más en ISR y en cyber).</p><p>El DSR invita a las fuerzas norteamericanas a renovar con una posición dinámica apostando más a la polivalencia, a la reactividad y a la disponibilidad a través de la superioridad tecnológica, a la ventaja y las experiencias de una década de funcionamiento en red y de conceptos innovadores de operaciones. Están allí los desafíos y las apuestas que vienen y que muestran lo que no debe faltar, dependerá de las futuras elecciones tecnológicas y como se apliquen que Estados Unidos pueda mantener su jefatura mundial. Es claro que las realidades económicas deberían arrastrar la «cultura de cambio» que predica el DSR, y los militares norteamericanos deberán aprender a hacer «más y mejor con menos». A mediano plazo y excepto ante escenarios de catástrofes, podemos señalar dos grandes riesgos inherentes a los principios que subyacen crudamente en el DSR 2012: por una parte, que es prematuro hablar del día después en Afganistán, mientras que las fuerzas de la coalición todavía están allí por dos años y más cuando la estrategia de salida impondrá tal vez sacrificios en este continente y, por otra parte, la tentación, en el período de vacas flacas, de bajar la guardia al nivel de la OTAN, la mutualización de los recursos (el "pooling and sharing") que se harán entonces sinónimo de nivelación hacia abajo y la "smart defense" que quedará sólo como concepto soñado.</p><p> </p><p><em>Fuente</em>: TTU Stratégie et politique 16 de enero de 2012</p><p>Traducción propia.</p><p> </p><p> </p><p>.</p><p> </p><p> </p><p> </p><p><span style="font-size: 15px"><strong>DSR: le «recalibrage» de l’armée US.</strong></span></p><p> </p><p><span style="font-size: 12px">La nouvelle révision stratégique de défense américaine (Defense Strategic Review) a été présentée au Pentagone, le 5 janvier, par Leon Panetta et le chef d’Etat-major, le général Martin Dempsey, ainsi que, fait inhabituel, par le président Obama. A l’issue des deux longues guerres de cette dernière décennie, à savoir l’Irak et, à l’horizon 2014, l’Afghanistan, elle cherche à se positionner comme un «tournant historique vers le futur» (Leon Panetta) et comme un nouveau point de départ dans la gestion des affaires stratégiques par le “commandant suprême”, Barack Obama. Cependant, si l’on y regarde de près, hormis la fin officielle du concept de “guerre sur deux fronts”, remplacé par la capacité de mener un engagement majeur de grande échelle tout en contenant une menace régionale secondaire, le document confirme de facto trois grandes tendances déjà amorcées au cours des dernières années. La première est la réduction des dépenses militaires et l’optimisation des ressources au sein du Pentagone.</span></p><p><span style="font-size: 12px">Avec la loi sur le contrôle budgétaire, la défense doit économiser 487 milliards de dollars sur dix ans, dont 250 sur la période 2013-2017. Le budget 2013 prévoit 662 milliards de dollars, soit 43 milliards de moins que cette année. Même si les coupes budgétaires ne commenceront qu’en 2013, cela fait des années que le Pentagone s’efforce de rationaliser ses méthodes de gestion et d’acquisition, en adoptant de meilleures pratiques commerciales (une tendance cyclique récurrente, dont la manifestation la plus célèbre est l’instauration du PPBS sous McNamara, et dès le début des années 2000 le Pentagone s’auto-référençait systématiquement comme «The Entreprise»). Le double étau de conflits de longue durée et de l’accroissement permanent des dépenses sociales relatives au personnel militaire explique le maintien important du niveau de dépenses à ce jour. La crise financière et la nécessité de réduire une dette estimée à 14 trillions de dollars servent de catalyseur, mais la réduction du financement de nombre de programmes est dans l’air du temps depuis déjà quelques années et une commission d’étude va se pencher sur la question des retraites des militaires!</span></p><p><span style="font-size: 12px">La diminution du format des forces terrestres (l’armée de terre avec une réduction des effectifs de 45 000 hommes et les Marines avec 14 000 hommes de moins dès 2014), était pour la plupart déjà prévue avec un retour au statu quo ante “9/11”. Ainsi que le décrit Leon Panetta, les Etats-Unis vont, à l’horizon 2020, vers une posture terrestre allégée, faisant suite à la posture Guerre froide, puis «après-Guerre froide», puis «après-11-Septembre».</span></p><p><span style="font-size: 12px">La réorientation vers le Pacifique est officiellement confirmée et accentuée. Elle était déjà engagée avec un retrait progressif et programmé du Vieux Continent, correspondant à une analyse de l’évolution géostratégique (menace terroriste, Etats voyous, instabilité). Là encore, la prise de conscience d’une certaine vulnérabilité économique par rapport à la zone Asie-Pacifique sert de marqueur.</span></p><p><span style="font-size: 12px">Après la politique de transformation des forces armées menée par Donald Rumsfeld et une décennie particulièrement «testée au combat», on assiste davantage à un rééquilibrage de la politique de défense américaine et à un recalibrage des forces qu’à un tournant majeur:</span></p><p> </p><p><strong><span style="font-size: 12px">Rééquilibrage géostratégique.</span></strong></p><p> </p><p><span style="font-size: 12px">Washington proclame «mission accomplie» en Europe, en Irak et en Afghanistan et se repositionne par rapport à la menace de ses intérêts (au niveau économique) et face à la montée en puissance chinoise, vers l’Asie; au niveau terrorisme, vigilance tous azimuts et appui sur l’Inde comme «ancre» régionale dans l’océan Indien.</span></p><p> </p><p><strong><span style="font-size: 12px">Rééquilibrage entre armées.</span></strong></p><p> </p><p><span style="font-size: 12px">Pour les autorités militaires, le départ d’Irak et d’Afghanistan marque la fin des longues guerres d’occupation terrestre, les composantes aérienne et navale reviennent sur le devant de la scène, Washington souhaitant être présent dans les cinq éléments (terre, air, mer, espace et cyber). Le rééquilibrage souhaité affecte également la répartition entre militaires d’active et réservistes, qui fera l’objet d’un réexamen.</span></p><p> </p><p><strong><span style="font-size: 12px">Rééquilibrage en matière d’investissements technologiques.</span></strong></p><p> </p><p><span style="font-size: 12px">L’évolution de la menace impose des choix et des priorités en période d’austérité budgétaire (moins de nucléaire, plus d’ISR et de cyber…).</span></p><p><span style="font-size: 12px">La DSR invite les forces américaines à renouer avec une posture légère en misant sur plus de polyvalence, de réactivité et de disponibilité via la supériorité technologique, l’avantage et les acquis d’une décennie de fonctionnement en réseau et des concepts d’opérations novateurs. Ce sont là les défis et les enjeux à venir et le tournant à ne pas manquer, car des choix technologiques futurs et des Conops adoptés dépend la possibilité pour les Etats-Unis de maintenir leur leadership mondial. Il est clair que les réalités économiques devraient entraîner la «culture de changement» que prône la DSR</span><span style="font-size: 12px">, et les militaires américains vont devoir apprendre à faire «mieux avec moins». A moyen terme et hormis les scénarios catastrophes, on peut souligner deux grands risques inhérents aux principes sous-tendant la DSR</span><span style="font-size: 12px">cru 2012: d’une part, qu’il est prématuré de parler de l’après-Afghanistan, alors que les forces de la coalition y sont encore pour deux ans et que la stratégie de sortie imposera peut-être des sacrifices dans cette partie du monde et, d’autre part, la tentation, en période de vaches maigres, de baisser la garde au niveau de l’Otan, la mutualisation des ressources (le «pooling and sharing») devenant alors synonyme de nivellement par le bas et la «smart defense» demeurant à l’état de concept rêvé.</span></p><p> </p><p><strong><span style="font-size: 12px">TTU Stratégie et politique 16 janvier 2012</span></strong></p><p> </p><p><span style="font-size: 12px">.</span></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="HernanF, post: 1109543, member: 7964"] [SIZE=5][B]Defense Strategic Review: "Recalibración" de las fuerzas armadas norteamericanas.[/B][/SIZE] El nuevo informe estratégico de defensa norteamericana (Defense Strategic Review) ha sido presentado en el Pentágono el 5 de enero pasado por Leon Panetta y el jefe de Estado Mayor, el general Martin Dempsey, así como también, hecho inhabitual, por el presidente Obama. Al final de las dos largas guerras de esta última década, a saber, Irak y, para el horizonte del 2014, Afganistán, intenta mostrar un "vuelco histórico hacia el futuro" (Leon Panetta) y como el nuevo punto de partida en el manejo de asuntos estratégicos por el “comandante supremo”, Barack Obama. Sin embargo, si se mira de cerca, excepto el fin oficial del concepto de “guerra en dos frentes”, reemplazado por la capacidad de llevar adelante un compromiso superior de gran escala conteniendo una amenaza regional secundaria, el documento confirma de facto tres grandes tendencias ya exacerbadas en el curso de los últimos años. La primera es la reducción de los gastos militares y la optimización de los recursos en el seno del Pentágono. Con la ley sobre el control presupuestario, Defensa debe ahorrar 487.000 millones de dólares los próximos diez años, de los cuales 250.000 deben ahorrarse en el período 2013-2017. El presupuesto 2013 prevee 662.000 millones de dólares, es decir 43.000 millones menos que este año. Incluso si los recortes presupuestarios comienzan en el 2013, hace ya años que el Pentágono se esfuerza por racionalizar sus métodos de gestión y de adquisición, adoptando mejores prácticas comerciales (una tendencia cíclica recurrente, de la que la manifestación más célebre es la instauración de la PPBS bajo la administración McNamara, y desde comienzos del 2000 el Pentágono se autocita de manera referencial sistemáticamente como "The Entreprise"). La doble presencia en conflictos de larga duración y el permanente crecimiento de los gastos sociales relativos al personal militar explican el importante aumento del nivel de gastos a la fecha. La crisis financiera y la necesidad de reducir una deuda estimada a 14 trillones de dólares sirven de catalizador, pero la reducción del financiamiento de varios programas están en marcha desde hace unos años y una comisión va a estudiar la cuestión de las ¡jubilaciones de los militares! La disminución del formato de las fuerzas terrestres (el Ejército con una reducción de los efectivos de 45.000 hombres y la Marina con 14.000 hombres menos desde el 2014), ya estaba previsto por la mayoría con una vuelta al statu quo anterior al "11 de septiembre". Así como describe Leon Panetta, Estados Unidos va, en el horizonte del 2020, hacia una posición terrestre aligerada, siendo la continuación de la posición mantenida durante la Guerra fría, luego «post guerra fría», y luego "Post 11 de Septembre". La reorientación hacia el Pacífico está oficialmente confirmada y acentuada. Fue ya comprometida con una retirada progresiva y programada del Viejo Continente, correspondiente a un análisis de la evolución geoestratégica (amenaza terrorista, Estados fallidos, inestabilidad). Allí todavía, la toma de conciencia de una cierta vulnerabilidad económica con relación a la zona Asia-Pacífico sirve de marcador. Después de la política de transformación de las fuerzas armadas llevada adelante por Donald Rumsfeld y una década particularmente «probada en combate», asistimos más a un rebalanceo de la política de defensa norteamericana y a una recalibración de las fuerzas que a un gran cambio: [B]Rebalanceo geoestratégico.[/B] Washington proclama "misión cumplida" en Europa, en Irak y en Afganistán y se reposiciona con relación a la amenaza de sus intereses (a nivel económico) frente al crecimiento como potencia de China, hacia Asia; a nivel terrorismo, vigilancia alrededor del mundo y apoyo a la India como "ancla" regional en el Océano Índico. [B]Rebalanceo entre fuerzas.[/B] Para las autoridades militares, la salida de Irak y de Afganistán marca el fin de las guerras largas de ocupación terrestre, los componentes aéreos y navales vuelven a la vanguardia de la escena, Washington desea estar presente en los cinco elementos (tierra, aire, mar, espacio y ciberespacio). El rebalanceo deseado también afecta la repartición entre militares en actividad y la reserva, que será objeto de un nuevo examen. [B]Rebalanceo en materia de inversiones tecnológicas.[/B] La evolución de la amenaza impone elección y prioridades en el período de austeridad presupuestaria (menos en lo nuclear, más en ISR y en cyber). El DSR invita a las fuerzas norteamericanas a renovar con una posición dinámica apostando más a la polivalencia, a la reactividad y a la disponibilidad a través de la superioridad tecnológica, a la ventaja y las experiencias de una década de funcionamiento en red y de conceptos innovadores de operaciones. Están allí los desafíos y las apuestas que vienen y que muestran lo que no debe faltar, dependerá de las futuras elecciones tecnológicas y como se apliquen que Estados Unidos pueda mantener su jefatura mundial. Es claro que las realidades económicas deberían arrastrar la «cultura de cambio» que predica el DSR, y los militares norteamericanos deberán aprender a hacer «más y mejor con menos». A mediano plazo y excepto ante escenarios de catástrofes, podemos señalar dos grandes riesgos inherentes a los principios que subyacen crudamente en el DSR 2012: por una parte, que es prematuro hablar del día después en Afganistán, mientras que las fuerzas de la coalición todavía están allí por dos años y más cuando la estrategia de salida impondrá tal vez sacrificios en este continente y, por otra parte, la tentación, en el período de vacas flacas, de bajar la guardia al nivel de la OTAN, la mutualización de los recursos (el "pooling and sharing") que se harán entonces sinónimo de nivelación hacia abajo y la "smart defense" que quedará sólo como concepto soñado. [I]Fuente[/I]: TTU Stratégie et politique 16 de enero de 2012 Traducción propia. . [SIZE=4][B]DSR: le «recalibrage» de l’armée US.[/B][/SIZE] [SIZE=3]La nouvelle révision stratégique de défense américaine (Defense Strategic Review) a été présentée au Pentagone, le 5 janvier, par Leon Panetta et le chef d’Etat-major, le général Martin Dempsey, ainsi que, fait inhabituel, par le président Obama. A l’issue des deux longues guerres de cette dernière décennie, à savoir l’Irak et, à l’horizon 2014, l’Afghanistan, elle cherche à se positionner comme un «tournant historique vers le futur» (Leon Panetta) et comme un nouveau point de départ dans la gestion des affaires stratégiques par le “commandant suprême”, Barack Obama. Cependant, si l’on y regarde de près, hormis la fin officielle du concept de “guerre sur deux fronts”, remplacé par la capacité de mener un engagement majeur de grande échelle tout en contenant une menace régionale secondaire, le document confirme de facto trois grandes tendances déjà amorcées au cours des dernières années. La première est la réduction des dépenses militaires et l’optimisation des ressources au sein du Pentagone.[/SIZE] [SIZE=3]Avec la loi sur le contrôle budgétaire, la défense doit économiser 487 milliards de dollars sur dix ans, dont 250 sur la période 2013-2017. Le budget 2013 prévoit 662 milliards de dollars, soit 43 milliards de moins que cette année. Même si les coupes budgétaires ne commenceront qu’en 2013, cela fait des années que le Pentagone s’efforce de rationaliser ses méthodes de gestion et d’acquisition, en adoptant de meilleures pratiques commerciales (une tendance cyclique récurrente, dont la manifestation la plus célèbre est l’instauration du PPBS sous McNamara, et dès le début des années 2000 le Pentagone s’auto-référençait systématiquement comme «The Entreprise»). Le double étau de conflits de longue durée et de l’accroissement permanent des dépenses sociales relatives au personnel militaire explique le maintien important du niveau de dépenses à ce jour. La crise financière et la nécessité de réduire une dette estimée à 14 trillions de dollars servent de catalyseur, mais la réduction du financement de nombre de programmes est dans l’air du temps depuis déjà quelques années et une commission d’étude va se pencher sur la question des retraites des militaires![/SIZE] [SIZE=3]La diminution du format des forces terrestres (l’armée de terre avec une réduction des effectifs de 45 000 hommes et les Marines avec 14 000 hommes de moins dès 2014), était pour la plupart déjà prévue avec un retour au statu quo ante “9/11”. Ainsi que le décrit Leon Panetta, les Etats-Unis vont, à l’horizon 2020, vers une posture terrestre allégée, faisant suite à la posture Guerre froide, puis «après-Guerre froide», puis «après-11-Septembre».[/SIZE] [SIZE=3]La réorientation vers le Pacifique est officiellement confirmée et accentuée. Elle était déjà engagée avec un retrait progressif et programmé du Vieux Continent, correspondant à une analyse de l’évolution géostratégique (menace terroriste, Etats voyous, instabilité). Là encore, la prise de conscience d’une certaine vulnérabilité économique par rapport à la zone Asie-Pacifique sert de marqueur.[/SIZE] [SIZE=3]Après la politique de transformation des forces armées menée par Donald Rumsfeld et une décennie particulièrement «testée au combat», on assiste davantage à un rééquilibrage de la politique de défense américaine et à un recalibrage des forces qu’à un tournant majeur:[/SIZE] [B][SIZE=3]Rééquilibrage géostratégique.[/SIZE][/B] [SIZE=3]Washington proclame «mission accomplie» en Europe, en Irak et en Afghanistan et se repositionne par rapport à la menace de ses intérêts (au niveau économique) et face à la montée en puissance chinoise, vers l’Asie; au niveau terrorisme, vigilance tous azimuts et appui sur l’Inde comme «ancre» régionale dans l’océan Indien.[/SIZE] [B][SIZE=3]Rééquilibrage entre armées.[/SIZE][/B] [SIZE=3]Pour les autorités militaires, le départ d’Irak et d’Afghanistan marque la fin des longues guerres d’occupation terrestre, les composantes aérienne et navale reviennent sur le devant de la scène, Washington souhaitant être présent dans les cinq éléments (terre, air, mer, espace et cyber). Le rééquilibrage souhaité affecte également la répartition entre militaires d’active et réservistes, qui fera l’objet d’un réexamen.[/SIZE] [B][SIZE=3]Rééquilibrage en matière d’investissements technologiques.[/SIZE][/B] [SIZE=3]L’évolution de la menace impose des choix et des priorités en période d’austérité budgétaire (moins de nucléaire, plus d’ISR et de cyber…).[/SIZE] [SIZE=3]La DSR invite les forces américaines à renouer avec une posture légère en misant sur plus de polyvalence, de réactivité et de disponibilité via la supériorité technologique, l’avantage et les acquis d’une décennie de fonctionnement en réseau et des concepts d’opérations novateurs. Ce sont là les défis et les enjeux à venir et le tournant à ne pas manquer, car des choix technologiques futurs et des Conops adoptés dépend la possibilité pour les Etats-Unis de maintenir leur leadership mondial. Il est clair que les réalités économiques devraient entraîner la «culture de changement» que prône la DSR[/SIZE][SIZE=3], et les militaires américains vont devoir apprendre à faire «mieux avec moins». A moyen terme et hormis les scénarios catastrophes, on peut souligner deux grands risques inhérents aux principes sous-tendant la DSR[/SIZE][SIZE=3]cru 2012: d’une part, qu’il est prématuré de parler de l’après-Afghanistan, alors que les forces de la coalition y sont encore pour deux ans et que la stratégie de sortie imposera peut-être des sacrifices dans cette partie du monde et, d’autre part, la tentation, en période de vaches maigres, de baisser la garde au niveau de l’Otan, la mutualisation des ressources (le «pooling and sharing») devenant alors synonyme de nivellement par le bas et la «smart defense» demeurant à l’état de concept rêvé.[/SIZE] [B][SIZE=3]TTU Stratégie et politique 16 janvier 2012[/SIZE][/B] [SIZE=3].[/SIZE] [/QUOTE]
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