Por falta de presupuesto, el control de vuelos ilegales en el NEA se realiza 8 horas por día
El ministro de Gobierno de la provincia del Chaco, Hugo Matkovich visitó el área de operaciones y radarización que posee la Fuerza Aérea en Resistencia, recorriendo todas y cada una de las dependencias donde se realiza el control del espacio aéreo. Lo hizo junto al secretario de Seguridad y el Jefe de la Región Aérea del Nordeste.
El informe de prensa del Gobierno provincial indica que en el marco de las explicaciones efectuadas por el alto funcionario aeronáutico, éste señaló que “por ahora, los radares ubicados en Resistencia y Posadas, funcionan sólo unas ocho horas por día, por falta de personal suficiente para el control y porque no hay presupuesto para el combustible necesario que consumen los generadores de los equipos operando a tiempo completo”.
Dichos radares funcionan con la finalidad de detectar el cada vez más intenso tráfico de aviones clandestinos dedicados a todo tipo de contrabando e incluso de ingreso de personas en condiciones ilegales a la Argentina.
Acciones en el aire
El comodoro Vicente Autiero explicó que “quienes ingresan clandestinamente al espacio aéreo argentino están perfectamente al tanto de que lo peor que les puede pasar en el aire es ser compelidos a aterrizar".
Esta es la figura legal que pone el límite a la actuación de cualquier avión militar frente a una aeronave ilegal. La Argentina no tiene "ley de derribo" (como si lo tiene Brasil), y bajo ninguna circunstancia —como no sea en un conflicto bélico— se puede atacar un vuelo ilícito. Ni siquiera se pueden realizar maniobras que pongan en riesgo a la otra aeronave. De hecho, los aviones interceptores despegan sin ningún tipo de artillería.
Intercepción
El sistema de radarización consiste, básicamente, en el funcionamiento de dos radares que trabajan coordinadamente, uno en Resistencia y el otro en Posadas. Cuando el radar detecta un vuelo irregular, un par de aviones despega desde Resistencia o Posadas para interceptarlo. Los aviones militares son guiados desde tierra hasta que pueden tener contacto visual con la máquina en infracción. Entonces se le aproximan desde atrás, para no ser vistos. Toman fotos del avión intruso, registran su matrícula que la mayoría de las veces ha sido adulterada, y recién entonces uno de los interceptores se hace ver. Mediante señas universales le indican al piloto que debe identificarse y explicar por qué conduce un vuelo irregular.
Desde los Pucará o los A4, que son las máquinas que utiliza la Fuerza Aérea, también se muestra un cartel con la frecuencia 121.5 Mhz en la que el piloto interceptado debe colocar su radio. El avión extraño puede ser un simple infractor, por ejemplo un estanciero que despega de su campo para ir a otro y que no presentó su plan de vuelo, o un delincuente dedicado a una actividad criminal. En la mayoría de los casos se trata de lo segundo.
"A veces desde nuestra posición ya podemos ver si el vuelo lleva personas o carga. En algunas ocasiones hasta llegan a verse cajas con las marcas de cigarrillos que traen desde Paraguay, y otras veces ya nos damos cuenta de que andan en algo oscuro, porque tienen las ventanillas tapadas con cartones o directamente con láminas polarizadas", cuenta uno de los pilotos que aguarda en Resistencia ser convocado de un momento a otro para un operativo. "Solemos ver también que manipulan su radio, aparentemente para ponerse en la frecuencia que les indicamos. Pero nunca hablan", afirma.
Las reacciones, a partir de allí, difieren. El vuelo irregular, generalmente, opta por volver a pasar la frontera y salir de territorio argentino. Otras veces sucede que inicia un vuelo rasante intentando complicar la persecución de los interceptores. "Van muy jugados, y suelen volar a diez metros de altura", dice el piloto.
A veces, los vuelos furtivos no se conforman con esos juegos de elusión. "Hubo casos en los que los pilotos de estos vuelos dieron virajes bruscos como buscando impactar a nuestros interceptores", cuenta el comodoro, jefe de la Regional Aérea Nordeste (RANE), con base en Resistencia. Son maniobras suicidas, ya que un choque entre vuelos sería trágico para los ocupantes de ambas aeronaves.
En la RANE consideran que las cosas van mejorando. "Tenemos cada vez más casos de secuestros de aeronaves, en general porque sufrieron algún tipo de accidente. Pero si se accidentan es porque tienen que operar en condiciones cada vez más riesgosas a raíz de nuestros controles", sostiene Autiero.
En ese crítico cuadro de situación se mezclan varios factores, que pueden resumirse en tres:
- La falta de recursos suficientes de las bases de control aéreo del norte.
- Las fuertes limitaciones legales para actuar frente a vuelos delictivos.
- La existencia de una frontera demasiado caliente con Paraguay, el origen casi excluyente de los vuelos irregulares.
Fuente: Chaco Día por Día
Mirando un programa de TV por cable, en una entrevista a Piñeyro, èste contesta:
"Hasta Bolivia y Paraguay tienen radarizado el 90% de su territorio y un paìs con los recursos que tiene la Argentina, sòlo el 3% de 3 radares de los cuales 2 se salen de servicio cada 2 horas. Con un aviòn chico elijo la ruta que quieras y te traigo lo que quieras del lugar que se te ocurra" Y recordò tambièn que la Policìa de la Provincia de Buenos Aìres encontrò un aviòn accidentado que trasladaba 500 kg de drogas luego de viajar desde el Paraguay.
A esta altura yo ya no creo que se trate de falta de plata, sino, como se preguntaba el periodista: "Tal vez al poder polìtico le convenga que el paìs no estè radarizado..." Para colmo, la Ministra de Defensa dijo que la FAA no se encargarà de la intecepciòn de vuelos ilegales, ni habrà ley de derribos. Tengo que pensar que tiene o defiende alguna "quinta"...
El ministro de Gobierno de la provincia del Chaco, Hugo Matkovich visitó el área de operaciones y radarización que posee la Fuerza Aérea en Resistencia, recorriendo todas y cada una de las dependencias donde se realiza el control del espacio aéreo. Lo hizo junto al secretario de Seguridad y el Jefe de la Región Aérea del Nordeste.
El informe de prensa del Gobierno provincial indica que en el marco de las explicaciones efectuadas por el alto funcionario aeronáutico, éste señaló que “por ahora, los radares ubicados en Resistencia y Posadas, funcionan sólo unas ocho horas por día, por falta de personal suficiente para el control y porque no hay presupuesto para el combustible necesario que consumen los generadores de los equipos operando a tiempo completo”.
Dichos radares funcionan con la finalidad de detectar el cada vez más intenso tráfico de aviones clandestinos dedicados a todo tipo de contrabando e incluso de ingreso de personas en condiciones ilegales a la Argentina.
Acciones en el aire
El comodoro Vicente Autiero explicó que “quienes ingresan clandestinamente al espacio aéreo argentino están perfectamente al tanto de que lo peor que les puede pasar en el aire es ser compelidos a aterrizar".
Esta es la figura legal que pone el límite a la actuación de cualquier avión militar frente a una aeronave ilegal. La Argentina no tiene "ley de derribo" (como si lo tiene Brasil), y bajo ninguna circunstancia —como no sea en un conflicto bélico— se puede atacar un vuelo ilícito. Ni siquiera se pueden realizar maniobras que pongan en riesgo a la otra aeronave. De hecho, los aviones interceptores despegan sin ningún tipo de artillería.
Intercepción
El sistema de radarización consiste, básicamente, en el funcionamiento de dos radares que trabajan coordinadamente, uno en Resistencia y el otro en Posadas. Cuando el radar detecta un vuelo irregular, un par de aviones despega desde Resistencia o Posadas para interceptarlo. Los aviones militares son guiados desde tierra hasta que pueden tener contacto visual con la máquina en infracción. Entonces se le aproximan desde atrás, para no ser vistos. Toman fotos del avión intruso, registran su matrícula que la mayoría de las veces ha sido adulterada, y recién entonces uno de los interceptores se hace ver. Mediante señas universales le indican al piloto que debe identificarse y explicar por qué conduce un vuelo irregular.
Desde los Pucará o los A4, que son las máquinas que utiliza la Fuerza Aérea, también se muestra un cartel con la frecuencia 121.5 Mhz en la que el piloto interceptado debe colocar su radio. El avión extraño puede ser un simple infractor, por ejemplo un estanciero que despega de su campo para ir a otro y que no presentó su plan de vuelo, o un delincuente dedicado a una actividad criminal. En la mayoría de los casos se trata de lo segundo.
"A veces desde nuestra posición ya podemos ver si el vuelo lleva personas o carga. En algunas ocasiones hasta llegan a verse cajas con las marcas de cigarrillos que traen desde Paraguay, y otras veces ya nos damos cuenta de que andan en algo oscuro, porque tienen las ventanillas tapadas con cartones o directamente con láminas polarizadas", cuenta uno de los pilotos que aguarda en Resistencia ser convocado de un momento a otro para un operativo. "Solemos ver también que manipulan su radio, aparentemente para ponerse en la frecuencia que les indicamos. Pero nunca hablan", afirma.
Las reacciones, a partir de allí, difieren. El vuelo irregular, generalmente, opta por volver a pasar la frontera y salir de territorio argentino. Otras veces sucede que inicia un vuelo rasante intentando complicar la persecución de los interceptores. "Van muy jugados, y suelen volar a diez metros de altura", dice el piloto.
A veces, los vuelos furtivos no se conforman con esos juegos de elusión. "Hubo casos en los que los pilotos de estos vuelos dieron virajes bruscos como buscando impactar a nuestros interceptores", cuenta el comodoro, jefe de la Regional Aérea Nordeste (RANE), con base en Resistencia. Son maniobras suicidas, ya que un choque entre vuelos sería trágico para los ocupantes de ambas aeronaves.
En la RANE consideran que las cosas van mejorando. "Tenemos cada vez más casos de secuestros de aeronaves, en general porque sufrieron algún tipo de accidente. Pero si se accidentan es porque tienen que operar en condiciones cada vez más riesgosas a raíz de nuestros controles", sostiene Autiero.
En ese crítico cuadro de situación se mezclan varios factores, que pueden resumirse en tres:
- La falta de recursos suficientes de las bases de control aéreo del norte.
- Las fuertes limitaciones legales para actuar frente a vuelos delictivos.
- La existencia de una frontera demasiado caliente con Paraguay, el origen casi excluyente de los vuelos irregulares.
Fuente: Chaco Día por Día
Mirando un programa de TV por cable, en una entrevista a Piñeyro, èste contesta:
"Hasta Bolivia y Paraguay tienen radarizado el 90% de su territorio y un paìs con los recursos que tiene la Argentina, sòlo el 3% de 3 radares de los cuales 2 se salen de servicio cada 2 horas. Con un aviòn chico elijo la ruta que quieras y te traigo lo que quieras del lugar que se te ocurra" Y recordò tambièn que la Policìa de la Provincia de Buenos Aìres encontrò un aviòn accidentado que trasladaba 500 kg de drogas luego de viajar desde el Paraguay.
A esta altura yo ya no creo que se trate de falta de plata, sino, como se preguntaba el periodista: "Tal vez al poder polìtico le convenga que el paìs no estè radarizado..." Para colmo, la Ministra de Defensa dijo que la FAA no se encargarà de la intecepciòn de vuelos ilegales, ni habrà ley de derribos. Tengo que pensar que tiene o defiende alguna "quinta"...