Noticias de Afganistán

Barbanegra

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Afganistán, la guerra de nunca acabar
En el principio está Afganistán. La guerra actual, claro, que tiene ya 16 años de historia, desde que las tropas de Estados Unidos invadieron el país, en octubre de 2001, en respuesta fulminante a los atentados del 11-S. Pero también las raíces contemporáneas del terrorismo islamista, y más en concreto de Al Qaeda, que surgió en el caldo de cultivo de la resistencia de los muyahidines afganos, apoyados por Arabia Saudí y Estados Unidos, contra los ocupantes soviéticos que invadieron el país en 1979.

Ya es la guerra más larga en la que se haya implicado jamás EE UU y también la primera en que la OTAN realiza una acción militar fuera de su territorio. También es la primera y hasta ahora la única que resulta de la activación del artículo 5 del Tratado Atlántico en el que los socios de la Alianza se comprometen a defenderse mutuamente ante cualquier agresión exterior.

Esta guerra ha visto pasar a tres presidentes: George W. Bush, que la declaró y marcó el objetivo de desalojar a los talibanes, eliminar Al Qaeda, estabilizar el país y convertirlo en una democracia; Barack Obama, que la dio por terminada en 2014, pero sin éxito; y Donald Trump, un presidente que quiere ganar guerras, pero que ahora se ve impelido a actuar en Afganistán para no perder la primera en la que se halla involucrado.

Desde que Trump llegó a la Casa Blanca se ha producido una intensificación de la actividad terrorista y el Gobierno afgano ha perdido al menos un 10% de territorio bajo su control a favor de la insurgencia, con el agravante de que al peligro de los talibanes y Al Qaeda se han unido ahora los combatientes de Estado Islámico (ISIS, en inglés). Especialmente graves han sido los atentados de Kabul con coches bomba, que demuestran la inefectividad del Gobierno para garantizar la seguridad ni siquiera en la capital.

Trump de momento ha hecho tres cosas. Ha lanzado sobre territorio afgano la llamada “madre de todas las bombas”, el mayor explosivo no nuclear jamás detonado, de efectos más propagandísticos que reales; ha aceptado el principio de un incremento de las tropas propuesto por el mando militar; y ha abandonado la acción política y diplomática a favor de la acción meramente militar, que ha dejado en manos de sus asesores y consejeros.

Bajo el mando de la OTAN se llegaron a desplegar hasta 130.000 soldados de 51 países, que empezaron a retirarse de la misión de combate en 2011 hasta convertirla a partir de 2014 en asesoramiento, asistencia y entrenamiento de las fuerzas militares afganas, a cargo actualmente de un contingente de 13.500 soldados, de los que casi 8.000 son estadounidenses.

Ninguna otra contienda contemporánea ha costado tanto dinero y tantas vidas a los países europeos de la OTAN como esta guerra errática y sin fin, iniciada con plena cobertura legal de Naciones Unidas y de la Alianza Atlántica y difuminada actualmente en una geografía de inestabilidad, guerras tribales y terrorismo. La participación de España en Afganistán, donde tiene todavía 20 militares en el cuartel de la OTAN en Kabul, ha significado el despliegue máximo de 1.500 efectivos, con un gasto de 3.500 millones de euros y la pérdida de la vida de 99 militares y dos intérpretes. El incremento en 5.000 hombres que va a proponer Trump significa pedir la contribución de unos 2.000 a la OTAN, incluyendo lógicamente a España.

Esta es una de las guerras más caras de la historia, que consume dinero y vidas humanas con una regularidad tenebrosa, sin que se sepa exactamente quién es el enemigo y cuál es el objetivo que hay que conseguir. Primero fueron los talibanes, luego Al Qaeda y ahora al parecer el Estado Islámico, que amenaza con un peligro novedoso como sería la reproducción de una guerra a la siria en territorio afgano. También es novedad el progresivo interés ruso y chino por mover fichas en un tablero donde hasta ahora jugaban solos europeos y estadounidenses. Aaron O’Connell, politólogo que asesoró al general Petraeus en Irak, sostiene la teoría de que en Afganistán se libran al menos cinco guerras distintas, algunas desde mucho antes de 2001, cuando empezó la actual.

Hay una primera guerra secular de los pastunes, la etnia mayoritaria, contra las otras etnias. Hay otra tribal interpastún, entre los durrani y los ghilzai, que tuvo su extraña expresión en la derrota del emir Omar, un talibán ghilzai, y la entronización por los estadounidenses del todopoderoso presidente durrani Hamid Karzai. Hay una tercera entre religiosos reaccionarios y cosmopolitas progresistas, de la que salieron perdedores estos últimos con la derrota soviética en 1989. Una cuarta, menos visible, es el resultado de la proyección de la guerra fría entre Pakistán e India sobre suelo afgano, donde Karachi busca profundidad estratégica y recluta partidarios para la causa de la Cachemira disputada con Nueva Delhi. Finalmente hay una guerra intrapaquistaní, entre el régimen de Karachi y los talibanes paquistaníes, aliados de los afganos, que también se proyecta sobre el país vecino.

Las anteriores presidencias intentaron buscar soluciones integrales, con la clara consciencia de que no había solución exclusivamente militar sino que era necesario ayudar a los afganos a la construcción de un país estable. Trump sabe lo que quiere evitar, pensando sobre todo en su imagen, pero no tiene idea alguna respecto a cómo ganar esta guerra o al menos salirse de ella en un plazo razonable. Le acompaña el magro consuelo de que tampoco lo sabían sus antecesores. El politólogo Stephen Walt ha señalado que “EE UU está luchando en Afganistán desde hace tanto tiempo que ya es fácil olvidar por qué estamos allí”. “De hecho —ha añadido en un artículo en la revista Foreign Policy—, no estoy seguro de saberlo ni yo mismo”. Lo mismo sucede con el objetivo: si es vencer a los talibanes, destruir a Al Qaeda o conseguir que el país cambie, de forma que las mujeres afganas dejen de esconderse tras los burkas y las niñas acudan de nuevo a la escuela.

Si antaño sirvió el argumento de que los países occidentales defendían allí su propia seguridad, la extensión de las guerras civiles y los estados fallidos en la geografía más próxima a Europa obliga al menos a una evaluación de los esfuerzos de la OTAN en el combate contra el terrorismo y sobre todo de su distribución entre las distintas regiones en crisis.

La única justificación de la actual presencia internacional en Afganistán e incluso del incremento de tropas es el principio vigente en las tiendas de vajilla, en las que el cliente que rompe un plato lo paga. Difícilmente se puede defender una retirada total de Afganistán y mucho menos lavarse las manos de sus guerras civiles cruzadas, después de invadir el país y fracasar durante 16 años en su estabilización. Otra cosa es que los países europeos de la OTAN quieran seguir practicando una solidaridad ciega con EE UU, en el momento en que su presidente tiene una dificultad innata para comprender los principios fundacionales de la Alianza Atlántica.

https://internacional.elpais.com/internacional/2017/07/07/actualidad/1499444790_265189.html
 

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EEUU dice que ha eliminado al nuevo jefe de Daesh en Afganistán
La guerra contra el terrorismo yihadista prosigue. Este viernes ha desplazado su brújula de Siria hacia Afganistán. La nación que estuvo en manos de los talibanes ha acogido en esta jornada un ataque ejecutado por Estados Unidos con el objetivo de matar al nuevo cabecilla de Daesh en la zona. Y el Pentágono ha confirmado el éxito de la operación: "Las fuerzas estadounidenses mataron a Abu Sayed".

Según el Departamento de Defensa de Estados Unidos, Sayed, que había tomado el poder del grupo yihadista en Afganistán tras la muerte de los dos anteriores jefes, fue abatido en el marco de una ofensiva contra la sede que los terroristas mantienen en la provincia afgana de Kunar. El ataque tuvo lugar el pasado martes y entre sus consecuencias destaca la muerte de otros miembros del EI-K, siglas de la facción afgana de Daesh.

"Las fuerzas militares afganas y estadounidenses lanzaron una ofensiva contra el EI-K a principios de marzo para expulsar a los combatientes (yihadistas) de Nangarhar y enviar un mensaje claro al EI de que no hay ningún santuario para sus combatientes en Afganistán", relató el portavoz del Departamento de Defensa estadounidense. Según la exposición, la muerte de Sayed "interrumpirá significativamente los planes del grupo terrorista para ampliar su presencia en Afganistán".

La explicación del perfil de Sayed denota que fue elegido por Daesh como jefe del grupo terrorista en la región después de que las fuerzas afganas y americanas mataran a Hafiz Sayed Khan y Abdul Hasib, en julio de 2016 y abril de este año. La milicia yihadista había quedado descabezada y este golpe vuelve a torpedear sus anhelos de expandirse en otros territorios tras ser soberanamente mermados en Irak y Siria.

Y es que el Gobierno de Kabul dio por derrotado a Daesh el pasado año en buena parte de las zonas en las que permanecía activo en el país. Sin embargo, el EI-K ha continuado con sus operaciones y atribuyéndose atentados, por más arrinconados que se encontraran sus terroristas.

En abril de 2017 el Ejecutivo de Afganistán calculó en 400 los miembros de Daesh que resisten en el país. Este anuncio llegó días más después del anuncio efectuado por la OTAN en el que se interpretaba que los yihadistas habían reducido a la mitad su cantidad de combatientes desde 2015. Precisamente el grupo terrorista irrumpió en la nación afgana ese año y desde diversos puntos. Desde entonces, afianzaron su bastión en Nangarhar, fronteriza con Pakistán, y uno de los puntos neurálgicos en las comunicaciones entre los dos países.

https://www.elimparcial.es/noticia/...ado-al-nuevo-jefe-de-daesh-en-afganistan.html
 

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Muere el hijo del líder talibán en un ataque suicida
El hijo del líder de los talibán ha muerto este jueves al perpetrar un atentado suicida con coche bomba contra las fuerzas de seguridad afganas en el sur del país, según ha informado hoy el portavoz talibán, Zabihullah Mujahid.

El hijo del mulá Haibatullah, el joven Abdul Rahman, conocido como Hafiz Badri, fue uno de los tres terroristas suicidas que fallecieron en los tres ataques con coche bomba en varios puestos de seguridad de las fuerzas afganas en el distrito de Gereshk, en la provincia de Helmand, ha indicado el portavoz.

Los insurgentes llevaron a cabo el jueves tres atentados con coche bomba en este distrito y lanzaron ataques coordinados contra las fuerzas afganas, pero fueron detenidos con apoyo aéreo de Estados Unidos y la llegada de refuerzos tras dos días de intensos combates.

Según el portavoz del gobernador de Helmand, Omar Zwak, entre el jueves y el viernes 67 talibán murieron y otros 80 resultaron heridos a causa de los enfrentamientos en la zona, donde las tropas afganas han recuperado el control de tres importantes áreas del distrito.

El mulá Haibatullah se convirtió en el líder de los talibán el año pasado, después de que su predecesor, el mulá Mansur, muriese en un ataque de EEUU en mayo de 2016.

Desde el fin de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015, los insurgentes han ganado terreno en diversas partes de Afganistán y en la actualidad controlan, tienen influencia o se disputan con el Gobierno al menos el 43 % del territorio, según datos de Washington.

http://www.elmundo.es/internacional/2017/07/22/59732872e2704e09418b4639.html
 

Las fuerzas de seguridad afganas homenajean a 16 policías muertos en un bombardeo por error
de aviones de EEUU en la provincia sureña de Helmand
 

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Afganistán: 1.700 muertos en seis meses
"Esta mañana he vuelto a ver muchos cadáveres... demasiados", explicaba ayer Rashid Ahmad, testigo del atentado en Kabul y superviviente de la explosión que el pasado 31 de mayo mató a 150 personas en el centro diplomático de la capital de Afganistán. "Creía que el mundo se venía abajo, la explosión ha sido tan fuerte que me ha tirado al suelo. ¿Cuándo terminará este calvario?", se preguntaba con lágrimas en los ojos. "Sigo con vida, he vuelto a escapar a la muerte pero, ¿por cuánto tiempo?».

La capital afgana volvió a despertar ayer al son de una gran explosión, las sirenas de las ambulancias y los gritos de las muchas víctimas civiles, 35 muertos y 42 heridos, según el portavoz del Ministerio del Interior, Najib Danish, quien preveía que la cifra de muertos aumentara porque el ataque se produjo a las siete de la mañana (hora local) en una zona con gran afluencia de tráfico, en las proximidades de la Universidad Zawal. "Un atacante suicida talibán se ha hecho detonar al paso de un autobús transportando empleados del Ministerio de Minas y Petróleo", explicó el portavoz del jefe de la policía en Kabul, Basir Mujahed.

"¡Malditos asesinos! ¿Es esto lo que Alá Todopoderoso les ha pedido que hagan?", gritaba un herido leve en la escena de los hechos. "¿Hasta cuándo tenemos que aguantar esta situación?", se preguntaba otra mujer que no quiso identificarse.

La carnicería en el país asiático ha alcanzado un récord este año. Tanto el Gobierno de Kabul como los talibán no dan su mano a torcer para encontrar una solución negociada, mientras las bajas civiles aumentan, por lo que son éstos los que están pagando la cuenta de la sangría. "Desde enero de 2017 se han registrado 1.667 civiles muertos y 3.581 heridos", según informó el pasado lunes la Misión de la ONU en el país (UNAMA, por sus siglas en inglés). "El coste humano, la destrucción y el sufrimiento en el feo conflicto de Afganistán está alcanzando límites inadmisibles", explicó el jefe de UNAMA, Tadamichi Yamamoto.

Yamamoto también indicó que "el 40% de las bajas civiles causadas por las fuerzas antigubernamentales son consecuencia del uso de las bombas improvisadas de carretera", las cuales son la peor pesadilla de los civiles y las tropas afganas viviendo en las provincias de Kabul, Helmand, Kandahar, Nangarhar, Uruzgan, Faryab, Laghman, Kunduz y Farah, donde dichos artefactos son el pan de cada día de un conflicto donde, desde 2009, han muerto 26.500 civiles y 49.000 han resultado heridos, según cifras de la ONU.

El portavoz de los talibán, Zabihullah Mujahid, hizo público un comunicado en el que reclamó la autoría del atentado de ayer "contra los servicios de Inteligencia afganos", según aseguró la voz cantante de los yihadistas. Por su parte, fuentes del Gobierno afgano negaron que en el vehículo hubiera miembros de la Dirección Nacional de Seguridad (NDS, por sus siglas en inglés), la agencia de espionaje afgana.

Caos y restos humanos por doquier

Apenas hace una semana que Mujahid, en una entrevista exclusiva para EL MUNDO, justificó la táctica del terror que suponen los atentados suicidas afirmando que en "el Corán hay muchos ejemplos en los que seguidores directos del Profeta buscaron el martirio para defender al islam, por lo que está permitido". "Es una perversión" del Corán, critican diversos clérigos consultados.

Otro de los testigos del atentado describía una escena apocalíptica. "Estaba caminando cuando, de repente, el mundo se ha venido abajo. Como si el día se convirtiese en noche y el fuego lo devorase todo", explicó Rafiq.

La policía y los agentes de NDS acordonaron rápidamente la zona convertida en un caos de humo, tráfico de ambulancias entrando y saliendo cargando heridos, enfermeros recogiendo pedazos de carne y cuerpos humanos, bomberos y grúas del Gobierno cargando el amasijo de hierro en el que se convirtió el minibús en el que viajaban los empleados gubernamentales. Una escena dantesca azuzada por el griterío, los chillidos de los heridos y el zumbar de las sirenas. El Ministerio del Interior afgano describió este nuevo atentado como «un crimen contra la humanidad».

Mientras, fuentes del Ministerio de Defensa, no descartaban que el objetivo del ataque de ayer fuera Mohamad Mohaqiq, conocido líder de la comunidad chií hazara -una de las etnias minoritarias en Afganistán y enemiga acérrima de los talibán- el cual es un miembro destacado del equipo del jefe del Ejecutivo, Abdullah Abdullah, y cuya residencia se encuentra a unos metros de donde se produjo la explosión.

La provincia de Ghor, en el centro de Afganistán y casi totalmente en manos de los talibán, fue el domingo el escenario de una de las peores masacres terroristas que se recuerdan en el país, cuando los yihadistas asaltaron y conquistaron el estratégico distrito de Taywara, para luego proceder a arrasar el hospital del distrito ejecutando a todos los doctores, enfermeras y pacientes del centro médico.

"Los han matado a todos... hombres, mujeres y niños, y luego han quemado el hospital", según informó el portavoz de la policía, Mohammad Aqbal Nazami, que no pudo facilitar el número de fallecidos. "También han quemado y destruido todos los edificios gubernamentales", añadió. Por su parte, el comandante provincial de la policía, Mahmood Andarabi, aseguró que los combates todavía están teniendo lugar ya que "un grupo de partidarios civiles y militares del Gobierno afgano se ha atrincherado y está luchando a muerte para contener a los talibán, que los han rodeado".

http://www.elmundo.es/internacional/2017/07/25/5975e6c046163ff2408b45c7.html
 

Barbanegra

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El Estado Islámico ataca la embajada de Irak en Kabul
Un comando del Estado Islámico de Khorasan (IS-K, por sus siglas en inglés) ha atacado el recinto de la embajada de Irak en Kabul, según ha informado el grupo terrorista a través de Amaq, la agencia de noticias que los yihadistas utilizan para informar sobre sus actividades y atentados, que también ha asegurado que en el incidente han muerto "al menos siete guardias de seguridad". Sin embargo, la policía afgana en el lugar de los hechos ha explicado a EL MUNDO que "todavía no podemos confirmar si ha habido víctimas mortales, pero sí un herido que ha sido trasladado al hospital".

Sin embargo, posteriormente se ha confirmado la muerte de siete personas, entre ellas cuatro civiles, un agente de policía y dos empleados de la embajada.

A pesar de que el comunicado de los terroristas no ha especificado los motivos del ataque, es muy posible que éste haya sido llevado a cabo como venganza por la conferencia de prensa que el embajador iraquí en Kabul, Darzad Zaher Al-Ghalawi, realizó hace dos semanas para "celebrar la liberación de la ciudad de Mosul por parte de las tropas de Bagdad".

El ataque ha comenzado sobre las 11.10 de la mañana, hora de Kabul, cuando un suicida ha detonado su cinturón explosivo en la entrada de la embajada, la cual se encuentra a escasos metros de una comisaría de la policía afgana en el céntrico barrio de Share Naw, donde Irak cuenta con una pequeña delegación diplomática, a pesar de que éste es uno de los barrios más vulnerables de la capital, ya que no dispone de las altas medidas de seguridad que la OTAN y el Gobierno de Kabul tienen desplegadas alrededor de la zona diplomática y la Zona Verde, en los vecinos barrios de Wazir Akbarhan, Macroyan y Shashdarack, donde se encuentran la mayoría de embajadas y el Cuartel General de la OTAN en Afganistán.

"Al menos tres terroristas han seguido al suicida y se han internado en el recinto de la embajada", según ha informado el portavoz del Ministerio del Interior afgano, Najid Danish. Inmediatamente después, los yihadistas han entablado batalla con las fuerzas de seguridad afganas desplazadas en la zona. Mientras, "todos los diplomáticos iraquíes dentro de la embajada han sido rescatados y se encuentran a salvo", ha añadido Danish.

Tras la primera explosión "se ha producido un intenso intercambio de disparos", según ha declarado Rollulah, uno de los testigos en la escena de los hechos consultados por EL MUNDO. "No está claro si los atacantes han conseguido entrar en el recinto. Hace pocos minutos que no se oyen disparos", ha añadido mientras la Fuerza de Respuesta Rápida de la policía afgana y el Directorado Nacional de Seguridad (NDS, por sus siglas en inglés) -la agencia de espías afganos que también cuenta con su fuerza militar propia- han acordonado la zona restringiendo todo el tráfico y los accesos al centro de la capital de Afganistán.

Poco después, hacia las 12.00 de la mañana, hora de Kabul, se han escuchado dos explosiones más en los aledaños del recinto diplomático iraquí y ha empezado un nuevo e intenso intercambio de disparos con hasta cinco explosiones más. Hacia las 15.00PM los combates han cesado. Sin embargo, fuentes de la policía afgana han asegurado que tras la primera deflagración "los asaltantes del IS han conseguido atrincherarse en los aledaños de la embajada" - una táctica muy común entre los atacantes terroristas y que, casi siempre, termina con éstos muertos tras varias horas de combates - por lo que la policía no ha descartado nuevos enfrentamientos. A las 16.00PM, los combates se han reanudado.

"En estos momentos, las fuerzas de seguridad afganas están despejando el complejo habitación por habitación para asegurarse que todos los terroristas han sido abatidos", según ha informado uno de los comandantes de la ANCOP, las fuerzas especiales de la policía afgana. Una tarea que podría llevar varias horas pero que "acabará con las vidas de los enemigos de Afganistán", según ha añadido el comandante, quien ha preferido mantenerse en el anonimato "por motivos de seguridad".

Por otro lado, el reportero en Kabul de la agencia de noticias iraní IRNA, Mahmoud Abadi, ha resultado herido en una pierna mientras estaba cubriendo este nuevo ataque en Kabul, que ha sucedido tan sólo una semana después de que los talibán mataran a 35 personas e hirieran a 42 en las proximidades de la Universidad Zawal, donde una atacante suicida se hizo detonar al paso de un minibús en el que viajaban dos docenas de trabajadores gubernamentales, según explicó el portavoz del jefe de la policía en Kabul, Basir Mujahed.

http://www.elmundo.es/internacional/2017/07/31/597edff6e2704ee0148b4570.html
 

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Talibán toma control de área clave en norte de Afganistán
Insurgentes talibanes lanzaron ataques coordinados desde tres diferentes direcciones en el distrito de Sayad en la provincia de Sari Pul, en el norte de Afganistán, dejando al menos siete efectivos de seguridad muertos, dijo el sábado un funcionario provincial.

Zabi Amani, portavoz del gobernador de la provincia, dijo que los insurgentes tomaron control del área estratégica Mirzawalang en el distrito de Sayad el sábado, después de dos días de intensos enfrentamientos armados con las fuerzas de seguridad afganas.

"Pedimos refuerzos al gobierno central, desafortunadamente no recibimos ninguna ayuda, por es que las fuerzas perdieron control de Mirzawalang", dijo Amani.

Qari Yusouf Ahamdi, portavoz del Talibán, reivindicó el ataque en un mensaje enviado a los medios.

Amani dijo que al menos 10 combatientes talibanes, incluyendo dos dirigentes de grupos, también murieron en los combates y cuatro funcionarios afganos de seguridad resultaron heridos.

El Talibán ha realizado más ataque en las provincias del norte del país recientemente. Hace varios meses, el grupo tomó control de otros distritos en la misma provincia, desde donde se organizaron e iniciaron sus ataques, de acuerdo con funcionarios locales.

Se ha reportado, pero no confirmado, que más de una docena de civiles y policías locales fueron asesinados después de que los insurgentes tomaron control del área, agregó Amani.

En la provincia occidental de Ghor, dos agresores mataron al director provincial de la unidad de contra-narcóticos, dijo el portavoz del jefe de la policía de esa provincia, Iqbal Nezami. Los agresores se acercaron en una moto y dispararon a Noorudin Shairfi en la capital provincial, Faroz Koh, dijo Nezami.

"No se ha arrestado a nadie, pero la policía ha iniciado una investigación", dijo.

Nadie a reivindicado este ataque.

En la provincia de Kandahar, en el sur del país, asesores de la OTAN mataron a un integrante de la fuerza policial afgana antes de que él pudiera atacarlos, de acuerdo con un comunicado de la misión Apoyo Firme, dirigido por la OTAN.

El comunicado indicó que el incidente ocurrió cerca del Aeródromo de Kandahar luego que asesores habían terminado un entrenamiento sobre cumplimiento del orden y fueron atacados por un policía mientras se alistaban a regresar a su base.

AP
 

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Los talibanes y el Estado Islámico unieron fuerzas en Afganistán para masacrar a 50 civiles chiitas
En un hecho inusual para el país devastado por la guerra civil, el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS en inglés) unió fuerzas con los talibanes en Afganistán para atacar el sábado un pueblo defendido por una milicia apoyada por Kabul en el norte del país.

Los extremistas mataron a 50 hombres, mujeres y niños en el distrito Sayad, provincia de Sar-e Pul, tras derrotar a la Policía Local Afgana (PLA), un grupo paramilitar sostenido por el gobierno central, en una batalla que duró 48 horas.

Es raro que las dos organizaciones extremistas, que compiten por imponerse en el territorio y han, incluso, combatido entre ellas reiteradas veces se unan para coordinar ataques de este tipo.

"Fue una operación en conjunto entre Daesh [acrónimo en árabe para el ISIS] y los talibanes. Reclutaron fuerzas de otras provincias y atacaron la aldea de Mirzawalang", dijo este lunes a la AFP Zabihullah Amani, portavoz del gobierno provincial.

Según este funcionario, las tropas yihadistas sunitas estaban bajo el mando de Sher Mohammad Ghazanfar, un líder talibán que habría jurado lealtad al ISIS.

Según Mohammad Noor Rahmani, presidente del consejo provincial de Sar-e Pul, 44 de los asesinados eran civiles chiitas, y los restantes seis eran parte del PLA. Fueron, gran parte, fusilados, aunque algunos también fueron decapitados.

"Este no es el saldo final. Podrían cambiar, ya que el área es inaccesible y no están funcionando las líneas de teléfono para poder comunicarnos", dijo a la AFP.

Desde la irrupción del ISIS en Afganistán en 2015, los talibanes los han estado combatiendo para impedir que el grupo surgido en Irak y Siria le quite territorios en influencia.

A diferencia de los talibanes, que combaten a las tropas del Gobierno en Kabul y de la misión internacional de la OTAN, el ISIS introdujo en el país la lucha sectaria, ya que apuntan también contra civiles chiitas a través de una campaña de bombardeos suicidas.

Esta no es la primera vez que unen fuerzas, sin embargo, aunque sí es extremadamente raro. Solo se conocen tres instancias, incluyendo la ocurrida el sábado.

"No hay diferencias ideológicas estrictas entre ellos así que construyen puentes cuando los sirve a ambos. Es muy oportunista", dijo una fuente en las fuerzas de seguridad a la AFP.

Por su parte, el portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, confirmó la captura de Mirzawalang, pero negó que hayan recibido ayuda del ISIS o que hubieran ejecutado civiles. "Fue una operación independiente de fuerzas muyahidines", señaló.

http://www.infobae.com/america/mund...fganistan-para-masacrar-a-50-civiles-chiitas/
 
una foto vale mas que mil palabras.
Fue en 1985 cuando Mula Omar y su equipa Yihadista-Taliban-Al qaedista fueron
invitados por Ronald Reagan a la Casa Blanca, para tomar té y negociar la
construcción del gasoducto trasnafgano.http://[url=https://postimages.org/][img]https://s9.postimg.org/gjsrul1z3/mullah-omar-with-president-reaganovaloffice1.jpg
http://www.nazanin.es/?p=11077
 
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Donald Trump anunciará su nueva estrategia militar en Afganistán
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, explicará este lunes, desde la base militar de Fort Myer (Virginia), la nueva estrategia de guerra del país norteamericano respecto a Afganistán y el sur de Asia, según informó hoy la Casa Blanca.

Un alto cargo de la administración estadounidense dijo a la agencia Reuters que lo más probable es que Trump apruebe un modesto incremento de las tropas estadounidenses en la región a los que habría que sumar a los 8.400 efectivos desplegados actualmente en el país.

El mandatario proporcionará "una actualización sobre el camino a seguir en el compromiso de Estados Unidos en Afganistán y Asia del Sur" desde un enclave simbólico, por su proximidad al famoso Cementerio de Arlington, donde reposan buena parte de los caídos estadounidenses.

Jim Mattis, secretario de Defensa estadounidense, confirmó hoy que la Administración Trump había tomado una decisión sobre su futura estrategia en el país asiático y aseguró estar satisfecho con el planteamiento del presidente. Mattis se negó a dar más detalles sobre el asunto, ya que quiso dejar en manos del mandatario las explicaciones.

El anuncio de la nueva estrategia llega después de unas largas conversaciones que Trump ha mantenido con sus principales consejeros militares y de seguridad en la residencia presidencial de Camp David (Maryland) para avanzar hacia una estrategia sobre Afganistán, semanas después de declarar que no entendía por qué tropas de Estados Unidos llevan tanto tiempo desplegadas en un país tan remoto.

A principios de año, Trump dio a Mattis la autoridad de establecer el número de tropas en Afganistán, abriendo al puerta al incremento de "unos pocos miles" de efectivos solicitados por el general John Nicholson, el máximo responsable de las fuerzas americanas e internacionales en Afganistán.

Trump, escéptico sobre una 'guerra interminable'
Trump se ha mostrado escéptico sobre el papel de los Estados Unidos en la región, donde la ofensiva contra los talibán iniciada por George W. Bush en 2001 encamina su decimosexto año de duración.

El presidente ya había anunciado que revisaría la estrategia en Afganistán poco después de tomar posesión en enero y se ha cuestionado en privado si enviar o no más tropas, según informaban fuentes oficiales estadounidenses citadas por Reuters.

"No estamos ganando", dijo a sus consejeros en un encuentro a mediados de julio, cuestionándose si Nicholson debía ser despedido, según recogía Reuters citando a una fuente oficial estadounidense. "Tomé el control de un desorden, y vamos a hacerlo mucho menos desordenado", afirmó Trump cuando se le preguntó sobre Afganistán a principios de este mes.

Las fuerzas de seguridad afganas han luchado para prevenir los avances de los insurgentes talibán. La guerra obstaculizó a la administración Obama, que se comprometió a incrementar en decenas de miles el número de soldados para revertir las conquistas talibanes, y posteriormente prometió una retirada de tropas, que finalmente ha tenido que detenerse.

Una de las razones por las que esta decisión ha llevado tanto tiempo a la Casa Blanca era la dificultad de que Trump aceptara la necesidad de una más amplia estrategia regional -que incluía definir la política estadounidense hacia Pakistán- antes de tomar una decisión al respecto de enviar más tropas a Afganistán, según informaron a Reuters dos funcionarios estadounidenses.

La dificultad en alcanzar un acuerdo residía, según estas mismas fuentes en el amplio rango de opciones enfrentadas que ha recibido Trump. Sus consejero de seguridad y otros altos asesores eran favorables al incremento solicitado por el jefe de la misión estadounidense mientras que el recientemente despedido consejero estratégico, Steve Bannon, abogaba por la retirada de todas las tropas de una guerra que calificó de imposible de ganar.

Un foco potencial de insurgencia terrorista
Funcionarios militares y de inteligencia americanos están preocupados de que una victoria talibán permita a Al Qaeda y a los grupos leales al Estado Islámico en la región, establecer bases en Afganistán desde las que planear ataques contra los Estados Unidos y sus aliados.

Tras meses de debate, Trump tiene ahora tres opciones sobre la mesa, que incluyen el citado aumento de tropas, una retirada total y una solución intermedia, que consistiría en permitir que contratistas privados de seguridad asuman parte de la carga que ahora recae sobre las fuerzas estadounidenses.

Otra de las opciones propuestas -según los dos funcionarios anteriormente citados- era reducir la presencia estadounidense en unas 3.000 unidades y dejar unidades de inteligencia y antiterrorismo, para llevar a cabo operaciones especiales y ataques con drones contra los talibán. Esta opción supondría un coste menor en vidas y dinero.

Estados Unidos mantiene en Afganistán a cerca de 8.400 soldados como parte del operativo de la OTAN de asistencia a las fuerzas afganas, y para desplegar operaciones antiterroristas.

http://www.elmundo.es/internacional/2017/08/21/599aa5e7ca4741d0458b45a3.html
 
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