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<blockquote data-quote="CONDOR COMAHUE" data-source="post: 313628" data-attributes="member: 1764"><p>La frontera norte queda defendida por partidas de gauchos montados, al mando del valeroso teniente coronel Martín Güemes, natural de Salta y gran conocedor del terreno, que detienen, causan estragos en el avance realista, levantando a la población en contra del enemigo. </p><p></p><p>Mientras tanto en el Río de la Plata, la flota al mando del comandante Guillermo Brown vencía a la armada realista frente a Montevideo y lograba establecer el cerco marítimo que obligaría luego a rendir la plaza al ejército comandado por el general Alvear (junio de 1814). Al conocer esta derrota, los realistas, que intentaban conquistar las Provincias Unidas por la frontera norte, iniciaron la retirada concentrando sus fuerzas en el Alto Perú.</p><p></p><p>Plan Continental</p><p></p><p> Al poco tiempo de encontrarse San Martín en Tucumán, se dio cuenta que era imposible llegar a Lima, que en ese momento era el centro del poder realista, por el camino del Alto Perú. Cada ves que un ejército realista descendía del altiplano hacia los valles de Salta, era derrotado y , cada vez que un ejercito patriota ingresaba en el Alto Perú, era también aniquilado. Fue entonces que el General concibió la idea, que luego realizaría con éxito, de cruzar la cordillera y atacar la ciudad de Lima por el mar. Para mantener segura la frontera del norte bastaban las tropas salteñas al mando del general Güemes. El plan de conquistar el Perú por el Pacífico era lo que él llamaba "su secreto", que era compartido por unos pocos amigos de la Logia Lautaro.</p><p> En el mes de abril de ese año, una enfermedad le obliga a pedir licencia y pasa a restablecerse a una estancia cerca de la ciudad de Córdoba dejando al general Cruz al mando de las tropas del Ejército del Norte.</p><p> En agosto de ese año, por solicitud del general, el director Posadas lo nombra Gobernador Intendente de Cuyo, pues su estado de salud era delicado. En realidad San Martín se situaba en una posición muy conveniente para iniciar los planes que luego liberarían medio continente. Tardaría siete años para entrar en Lima.</p><p> Cuando el futuro Libertador se instalaba en Cuyo, del otro lado de la Cordillera de los Andes, la revolución del que se llamaba en aquel entonces "Reino de Chile", estaba en peligro: había sido invadido por las fuerzas realistas del Virreinato del Perú y luego de varias batallas, las fuerzas patriotas al mando de O´Higgins y José Miguel Carreras son derrotadas en la batalla de Rancagua (1° de octubre de 1814), donde los ejércitos chilenos son aniquilados dejando abierto el camino a la capital, Santiago. El general Carrera con el resto del ejército cruzó la cordillera refugiándose en el territorio de Cuyo, gobernado por San Martín.</p><p> A Buenos Aires llegaban las noticias de que Napoleón había sido vencido y confinado a la isla de Elba. El rey Frenado VII había entrado en Madrid luego de seis años de cautiverio. El primer acto de gobierno fue abolir la constitución de Cádiz y condenar a muerte a todo aquel que se opusiera a su soberanía. Al poco tiempo restableció el Tribunal de la Inquisición.</p><p> Es en este momento que la Revolución Sud Americana parece derrotada en todos sus frentes. Perdido Chile y el Alto Perú, con los realistas fuertemente establecidos en Lima; la revolución venezolana era vencida y sus líderes, Bolívar y Mariño, se refugian en Cartagena; los liberales españoles perseguidos. Sólo en el Río de la Plata ondean los estandartes de la Libertad y la Independencia.</p><p></p><p>Gobernador de Cuyo</p><p></p><p> En Buenos Aires, a comienzos de 1815 se produce la renuncia del Director Supremo, Posadas, y es nombrado en su remplazo el general Carlos María de Alvear, que estaba enfrentado con San Martín, quien para evitar una destitución, solicita su reemplazo. Alvear nombra entonces Gobernador de Cuyo al coronel Gregorio Perdriel. Esto pone a la ciudad de Mendoza en conmoción y, reunido el cabildo el 16 de febrero, solicitan al Director Supremo que conservase en el gobierno al general San Martín, alegando que había un peligro cierto de una invasión realista a través de la cordillera. El Director entonces accede a la petición del Cabildo de Cuyo y confirma a San Martín en el cargo. Al poco tiempo, en Buenos Aires, el Cabildo pide la renuncia de Alvear y es nombrado como Director Supremo el general Rondeau, con la condición de disolver la Asamblea (que había sido nombrada por los cabildos provinciales) y llamar a un nuevo congreso elegido por el sufragio universal (18 de abril). Terminaba así la importancia de los cabildos, que era una herencia de la tradición colonial.</p><p> </p><p> Los ciudadanos de Mendoza se constituyen en cabildo abierto. Deciden que no obedecerán a ningún gobierno que no sea elegido por la voluntad de los pueblos y que declara nulo el nombramiento del Gobernador Intendente hecho por el Director Supremo. Se aclama a continuación a San Martín como Gobernador de cuyo por la voluntad popular. Los cabildos de San Juan y San Luis confirmaron estas declaraciones.</p><p></p><p> Entonces San Martín emprende la creación del Ejército de los Andes, en el que el pueblo de Cuyo contribuyó con todo lo que podía. Se establecieron nuevos impuestos, se rematan las tierras públicas, se crea una contribución extraordinaria de guerra, se recibieron donaciones en joyas y en dinero, se gravó con un peso cada barril de vino. Además se usaban los transportes de carretas en forma gratuita para los materiales que necesitaba el ejército y a las personas, sin retribución para trabajos públicos, los artesanos servían en los talleres militares sin sueldo, y las mujeres contribuían con sus labores cosiendo gratuitamente los uniformes de los soldados.</p><p> Se conoció en esos momentos que España preparaba una expedición de diez mil hombres, al mando del general Murillo, que se dirigía hacia el Río de la Plata a sojuzgar a los rebeldes y someterlos al dominio del rey. El entonces coronel San Martín reunió al pueblo de Cuyo en cabildo abierto y el 6 de junio de 1815 distribuyó un bando que conviene transcribir en parte porque demuestra el temple del Libertador: "Es llegada la hora de los verdaderos patriotas. Se acerca al Río de la Plata una expedición de diez mil españoles. Ya no se trata de encarecer y exaltar las virtudes republicanas, ni es tiempo de exhortar a la conservación de la fortunas o de las comodidades familiares. El primer interés del día es el de la vida: este es el único bien de los mortales. Sin ella, también perece con nosotros la patria. Basta de ser egoístas para empeñar el último esfuerzo en este momento único que para siempre fijará nuestra suerte. A la idea del bien común y a nuestra existencia, todo debe sacrificarse. Desde este instante el lujo y las comodidades deben avergonzarnos… Desde hoy quedan nuestros sueldos reducidos a la mitad. El empleado que no quiera donar lo que deja de percibir recibirá un boleto par su abono en mejores circunstancias. Yo graduaré el patriotismo de los habitantes de esta provincia por la generosidad… Cada uno es centinela de su vida."</p><p> Las damas de Mendoza, encabezadas por María de los Remedios de Escalada de San Martín, su esposa, fueron recibidas por el cabildo en audiencia y, en presencia del pueblo, se despojaron de sus alhajas y donaron sus joyas a la patria.</p><p> Llegamos así al final del año 1815 con las desalentadoras noticias de la derrota del Ejército del Norte, dirigido por Rondeau, en la batalla de Sipe-Sipe el 29 de noviembre de dicho año y deben regresar a Salta. Las fuerzas del virrey del Perú, comandadas por el general Osorio, dominan Chile. El ejército de Murillo, que debía llegar a Buenos Aires había desembarcado en Venezuela y batía a las tropas de Bolívar. Fue entonces cuando San Martín, al mando del pequeño ejército de Cuyo era la única esperanza de las Provincias Unidas. Es en estas circunstancias que reúne a sus oficiales y expone su plan del paso de los Andes y la reconquista de Chile.</p><p></p><p>El año 1816.</p><p></p><p> A fines del año anterior había sido restituido Fernando VII, al que en la Península llamaban "El Deseado". Sus primeras disposiciones en el trono defraudaron a los americanos. Cono ya dijimos, derogó la Constitución de Cádiz, que habían establecido las Cortes y se habían declarado Soberanas y, lo que es peor, declaró "reo de lesa Majestad" a los independientes, imponiéndoles la pena de muerte. Esto tarjo como consecuencia que los generales realistas cometieran enormes crueldades contra las poblaciones rebeldes, especialmente en Venezuela y en el Alto Perú.</p><p> A principio de año comienzan a llegar a la ciudad de Tucumán los delegados de las distintas provincias —electos por sufragio universal— y el 24 de marzo se constituye allí el Soberano Congreso Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata. La Gobernación de Cuyo tenía cuatro delegados, amigos de San Martín y miembros de la Logia Lautaro. Por la provincia de San Juan: fray Justo de Santa María de Oro y Francisco Narciso Lapida; por Mendoza: Tomás Godoy Cruz y don Agustín Maza; por San Luis, Juan Martín de Pueyrredón, que estaba distanciado de San Martín por su actuación en el episodio de la disolución del primer Triunvirato en 1812.</p><p>San Martín insiste ante los delegados de su gobernación en la pronta reunión del congreso. En el mes de mayo el Congreso trata de la elección del nuevo Director Supremo. El primer candidato considerado es Belgrano, luego se piensa en San Martín, pero los delegados de Cuyo se oponen, finalmente es designado el día 3 de ese mes Juan Martín de Pueyrredón como Director Supremo, con el consentimiento de los delegados de San Martín. Godoy Cruz había limado las asperezas entre los dos patriotas.</p><p> Mientras tanto, San Martín, como Gobernador de Cuyo, insistía ante el Director Supremo la conveniencia de acometer la empresa del paso de los Andes. Ya había comenzado con sus actividades de espionaje y tenía confidentes en Santiago dentro de las esferas realistas que le comunicaban las actividades del gobernador Osorio, y luego las de su reemplazante Marcó del Pont. Así mismo sus espías fomentaban la insurrección en los patriotas de Chile preparando el terreno para la futura invasión. Había sido San Martín propuesto para comandar el ejército del Perú en reemplazo del general Rondeau, pero él no confiaba en el éxito de esta empresa y recomienda al Director que nombre a Manuel Belgrano en su lugar.</p><p> Durante este año se llevan a cabo varias batallas navales realizadas por corsarios con el pabellón del Río de la Plata, que capturan presas entre los barcos que realizan la travesía entre América y España, interceptando valiosos cargamentos, entorpeciendo el tráfico de esclavos, lo que le vale a estas provincias el reconocimiento de la opinión liberal de Europa. A su vez se intercepta correspondencia confidencial que permite conocer el verdadero estado de las tropas realistas en el Caribe y en Venezuela y por este medio se conoce en Buenos Aires los progresos de Bolívar y de las tropas independientes de México. En este contexto se prepara la expedición del Comandante Guillermo Brown, secundado por Hipólito Buchardo, que partiendo desde el Río de la Plata, dobla el cabo de Hornos y ataca las fortalezas Españolas de Chile y luego los puertos fortificados del Callao y Guayaquil. Esto permite a los patriotas conocer las defensas de estos puertos que luego serían de utilidad para la campaña al Perú y formarían el comienzo de la flota libertadora.</p><p> Luego de la derrota de Sipe-Sipe en el Alto Perú, San Martín cree que ya ha llegado el momento de promover su idea de la conquista de Lima por el Pacífico. Envía entonces a su delegado, Manuel Ignacio Molina, a Buenos Aires para convencer al Director de la conveniencia de la expedición a Chile. El Ministro de Guerra era Tomás Guido, amigo de San Martín y miembro de la Logia, que ya estaba al tanto de la idea del Libertador, pero el gobierno no estaba convencido aún. La misión de Molina, si bien no pudo convencer al gobierno de autorizar la expedición, al menos consiguió una ayuda de 5.000.- pesos mensuales para el ejército.</p><p> Sirviéndose de la astucia, San Martín hace correr la noticia que su ejército se preparaba para marchar hacia el Alto Perú. Hizo los preparativos del traslado para intentar que los realistas cruzaran la cordillera pensando que Mendoza quedaba desguarnecida, y así vencerlos en una batalla de este lado de la cordillera. Pero Marcó del Pont no cayó en la celada y nada hizo.</p><p> San Martín envía entonces a Buenos Aires a su ayudante de campo, José Antonio Álvarez Condarco, ingeniero militar, con un detalle de la campaña que planeaba. Condarco se entrevista con Antonio González Balcarce, que actuaba en forma interina hasta la llegada del nuevo Director Supremo. Pueyrredón era partidario ya del plan de la invasión a Chile, entonces dio instrucciones de apoyar a San Martín con los pertrechos de campaña (mes de junio). A partir de entonces la Capital comenzó a enviar suministros que hicieron posible la expedición.</p><p> San Martín insiste además ante sus delegados al Congreso en la necesidad de declarar la independencia. Le escribía a Godoy Cruz: "¿Hasta cuándo esperamos para declarar nuestra independencia? ¿No es una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener pabellón y cocarda nacional, y por último, hacerle la guerra al soberano de quien se dice dependemos… …Los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, puesto que nos reconocemos vasallos." "Si esto no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo la soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero soberano, es decir, al rey de España." El 9 de julio el Congreso declara la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata de la dominación de los reyes de España y su metrópoli. Ya no había posibilidad de reconciliación con Fernando VII.</p><p> Pensando en los pasos para cruzar la cordillera, San Martín aprovecha el hecho de la declaración de la independencia para notificar de ella a Marcó. Envía a Álvarez Condarco por el paso de Los Patos (el más largo) para entregar el acta a los jefes realistas. Antes de partir le dijo: "como es seguro que así entregue usted el pliego que lleva lo despedirán con cajas destempladas por el camino más corto, que es el de Uspallata (si no lo ahorcan) dará usted la vuelta redonda y podrá a su regreso formarme un croquis sobre el papel."</p><p> El 15 de julio se reúnen en Córdoba el Director Pueyrredón con San Martín donde combinan los aspectos de la expedición. A partir de allí sellan su amistad que durará toda sus vidas. Queda así decidida la expedición a Chile.</p><p></p><p>El cruce de los Andes</p><p></p><p> Una vez obtenido el apoyo político a su proyecto, San Martín se dispone a realizar los preparativos de la empresa. La maestranza estaba a cargo de fray Luis Beltrán, natural de Mendoza, quien dejó los hábitos y, comandando trescientos trabajadores, fundió cañones, balas, granadas y preparó todos los implementos necesarios para la difícil marcha. La armería estaba a cargo del mayor De la Plaza y la fábrica de pólvora la dirigía el mayor ingeniero José Antonio Álvarez Condarco. Para los uniformes, Beltrán construyó una tejeduría y una tintorería para proveer los paños que las damas de Mendoza luego cosían.</p><p> El Director Supremo, ya instalado en Buenos Aires, el día 1° de agosto promueve al entonces coronel mayor San Martín al grado de general en jefe del Ejército de los Andes, acuñando el nombre con que se conocería al ejército libertador de la mitad de América del Sur. Luego aumentó la asignación para dicho ejército a 8.000.- pesos mensuales.</p><p> En septiembre de ese año, traslada su ejército, que se componía de 4.000 hombres, al campamento del Plumerillo, al norte de la ciudad de Mendoza, donde Los soldados y los jefes se entrenan para el combate. Desde allí se completaron los últimos pertrechos necesarios.</p><p> El día 5 de enero de 1817, el ejército se dirige formado de gran parada hasta Mendoza donde, en presencia de las autoridades y del pueblo, juran la bandera celeste y blanca del ejército y como patrona, a la virgen del Carmen.</p><p> San Martín ocultaba el punto por donde cruzarían la cordillera y hacía llegar a Marcó del Pont rumores de distintos posibles pasos, insinuaba que cruzaría por el sur y luego hacía correr rumores de que atacaría por el norte con el objetivo de dividir sus fuerzas y lograr una sorpresa.</p><p> Todo estaba listo en el Plumerillo para cruzar el ejército de 4000 hombres, con sus caballos cañones municiones y víveres para un mes. Dos divisiones, al mando del general Miguel Estanislao Soler y O´Higgins cruzarían por el Paso de los Patos. Otra, al mando de Las Heras, debía marchar por el camino de Uspallata con la artillería. Una división ligera al mando de Juan Manuel Cabot cruzaría desde San Juan por el Portezuelo de la Ramada y apoderarse de Coquimbo. Otro destacamento ligero debía cruzar desde La Rioja y ocupar Copaipó cruzando la cordillera por el paso de Vinchina. Por el sur, el capitán Freyre penetraría por el Planchón para apoyar a las guerrillas chilenas. </p><p> </p><p> </p><p>Durante la segunda mitad de enero partieron las distintas divisiones llevando instrucciones secretas. Las órdenes eran que todos aparecieran simultáneamente sobre el territorio chileno entre el seis y el ocho de febrero.</p><p></p><p> Quiero transcribir aquí el parte enviado por el Libertador al Director Pueyrredón, ya desde el lado chileno de la cordillera: "El tránsito de la Sierra ha sido un triunfo. Dígnese V. E. figurarse la mole de un exército moviéndose con el embarazoso vagage de subsistencias para quasi un mes, armamento, municiones, y demas adherentes por un camino de cien leguas, cruzado de eminencias escarpadas, desfiladeros, travesías, profundas angosturas, cortado por cuatro cordilleras; en fin donde lo fragoso del piso se disputa con la rigidez del temperamento. Tal es el camino de los Patos que hemos traído…"</p><p> En efecto, a las dos de la tarde del 8 de febrero, las dos columnas principales ocupaban los pueblos de San Antonio de Putaendo y Santa Rosa de los Andes despejando el camino hacia el Pacífico.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="CONDOR COMAHUE, post: 313628, member: 1764"] La frontera norte queda defendida por partidas de gauchos montados, al mando del valeroso teniente coronel Martín Güemes, natural de Salta y gran conocedor del terreno, que detienen, causan estragos en el avance realista, levantando a la población en contra del enemigo. Mientras tanto en el Río de la Plata, la flota al mando del comandante Guillermo Brown vencía a la armada realista frente a Montevideo y lograba establecer el cerco marítimo que obligaría luego a rendir la plaza al ejército comandado por el general Alvear (junio de 1814). Al conocer esta derrota, los realistas, que intentaban conquistar las Provincias Unidas por la frontera norte, iniciaron la retirada concentrando sus fuerzas en el Alto Perú. Plan Continental Al poco tiempo de encontrarse San Martín en Tucumán, se dio cuenta que era imposible llegar a Lima, que en ese momento era el centro del poder realista, por el camino del Alto Perú. Cada ves que un ejército realista descendía del altiplano hacia los valles de Salta, era derrotado y , cada vez que un ejercito patriota ingresaba en el Alto Perú, era también aniquilado. Fue entonces que el General concibió la idea, que luego realizaría con éxito, de cruzar la cordillera y atacar la ciudad de Lima por el mar. Para mantener segura la frontera del norte bastaban las tropas salteñas al mando del general Güemes. El plan de conquistar el Perú por el Pacífico era lo que él llamaba "su secreto", que era compartido por unos pocos amigos de la Logia Lautaro. En el mes de abril de ese año, una enfermedad le obliga a pedir licencia y pasa a restablecerse a una estancia cerca de la ciudad de Córdoba dejando al general Cruz al mando de las tropas del Ejército del Norte. En agosto de ese año, por solicitud del general, el director Posadas lo nombra Gobernador Intendente de Cuyo, pues su estado de salud era delicado. En realidad San Martín se situaba en una posición muy conveniente para iniciar los planes que luego liberarían medio continente. Tardaría siete años para entrar en Lima. Cuando el futuro Libertador se instalaba en Cuyo, del otro lado de la Cordillera de los Andes, la revolución del que se llamaba en aquel entonces "Reino de Chile", estaba en peligro: había sido invadido por las fuerzas realistas del Virreinato del Perú y luego de varias batallas, las fuerzas patriotas al mando de O´Higgins y José Miguel Carreras son derrotadas en la batalla de Rancagua (1° de octubre de 1814), donde los ejércitos chilenos son aniquilados dejando abierto el camino a la capital, Santiago. El general Carrera con el resto del ejército cruzó la cordillera refugiándose en el territorio de Cuyo, gobernado por San Martín. A Buenos Aires llegaban las noticias de que Napoleón había sido vencido y confinado a la isla de Elba. El rey Frenado VII había entrado en Madrid luego de seis años de cautiverio. El primer acto de gobierno fue abolir la constitución de Cádiz y condenar a muerte a todo aquel que se opusiera a su soberanía. Al poco tiempo restableció el Tribunal de la Inquisición. Es en este momento que la Revolución Sud Americana parece derrotada en todos sus frentes. Perdido Chile y el Alto Perú, con los realistas fuertemente establecidos en Lima; la revolución venezolana era vencida y sus líderes, Bolívar y Mariño, se refugian en Cartagena; los liberales españoles perseguidos. Sólo en el Río de la Plata ondean los estandartes de la Libertad y la Independencia. Gobernador de Cuyo En Buenos Aires, a comienzos de 1815 se produce la renuncia del Director Supremo, Posadas, y es nombrado en su remplazo el general Carlos María de Alvear, que estaba enfrentado con San Martín, quien para evitar una destitución, solicita su reemplazo. Alvear nombra entonces Gobernador de Cuyo al coronel Gregorio Perdriel. Esto pone a la ciudad de Mendoza en conmoción y, reunido el cabildo el 16 de febrero, solicitan al Director Supremo que conservase en el gobierno al general San Martín, alegando que había un peligro cierto de una invasión realista a través de la cordillera. El Director entonces accede a la petición del Cabildo de Cuyo y confirma a San Martín en el cargo. Al poco tiempo, en Buenos Aires, el Cabildo pide la renuncia de Alvear y es nombrado como Director Supremo el general Rondeau, con la condición de disolver la Asamblea (que había sido nombrada por los cabildos provinciales) y llamar a un nuevo congreso elegido por el sufragio universal (18 de abril). Terminaba así la importancia de los cabildos, que era una herencia de la tradición colonial. Los ciudadanos de Mendoza se constituyen en cabildo abierto. Deciden que no obedecerán a ningún gobierno que no sea elegido por la voluntad de los pueblos y que declara nulo el nombramiento del Gobernador Intendente hecho por el Director Supremo. Se aclama a continuación a San Martín como Gobernador de cuyo por la voluntad popular. Los cabildos de San Juan y San Luis confirmaron estas declaraciones. Entonces San Martín emprende la creación del Ejército de los Andes, en el que el pueblo de Cuyo contribuyó con todo lo que podía. Se establecieron nuevos impuestos, se rematan las tierras públicas, se crea una contribución extraordinaria de guerra, se recibieron donaciones en joyas y en dinero, se gravó con un peso cada barril de vino. Además se usaban los transportes de carretas en forma gratuita para los materiales que necesitaba el ejército y a las personas, sin retribución para trabajos públicos, los artesanos servían en los talleres militares sin sueldo, y las mujeres contribuían con sus labores cosiendo gratuitamente los uniformes de los soldados. Se conoció en esos momentos que España preparaba una expedición de diez mil hombres, al mando del general Murillo, que se dirigía hacia el Río de la Plata a sojuzgar a los rebeldes y someterlos al dominio del rey. El entonces coronel San Martín reunió al pueblo de Cuyo en cabildo abierto y el 6 de junio de 1815 distribuyó un bando que conviene transcribir en parte porque demuestra el temple del Libertador: "Es llegada la hora de los verdaderos patriotas. Se acerca al Río de la Plata una expedición de diez mil españoles. Ya no se trata de encarecer y exaltar las virtudes republicanas, ni es tiempo de exhortar a la conservación de la fortunas o de las comodidades familiares. El primer interés del día es el de la vida: este es el único bien de los mortales. Sin ella, también perece con nosotros la patria. Basta de ser egoístas para empeñar el último esfuerzo en este momento único que para siempre fijará nuestra suerte. A la idea del bien común y a nuestra existencia, todo debe sacrificarse. Desde este instante el lujo y las comodidades deben avergonzarnos… Desde hoy quedan nuestros sueldos reducidos a la mitad. El empleado que no quiera donar lo que deja de percibir recibirá un boleto par su abono en mejores circunstancias. Yo graduaré el patriotismo de los habitantes de esta provincia por la generosidad… Cada uno es centinela de su vida." Las damas de Mendoza, encabezadas por María de los Remedios de Escalada de San Martín, su esposa, fueron recibidas por el cabildo en audiencia y, en presencia del pueblo, se despojaron de sus alhajas y donaron sus joyas a la patria. Llegamos así al final del año 1815 con las desalentadoras noticias de la derrota del Ejército del Norte, dirigido por Rondeau, en la batalla de Sipe-Sipe el 29 de noviembre de dicho año y deben regresar a Salta. Las fuerzas del virrey del Perú, comandadas por el general Osorio, dominan Chile. El ejército de Murillo, que debía llegar a Buenos Aires había desembarcado en Venezuela y batía a las tropas de Bolívar. Fue entonces cuando San Martín, al mando del pequeño ejército de Cuyo era la única esperanza de las Provincias Unidas. Es en estas circunstancias que reúne a sus oficiales y expone su plan del paso de los Andes y la reconquista de Chile. El año 1816. A fines del año anterior había sido restituido Fernando VII, al que en la Península llamaban "El Deseado". Sus primeras disposiciones en el trono defraudaron a los americanos. Cono ya dijimos, derogó la Constitución de Cádiz, que habían establecido las Cortes y se habían declarado Soberanas y, lo que es peor, declaró "reo de lesa Majestad" a los independientes, imponiéndoles la pena de muerte. Esto tarjo como consecuencia que los generales realistas cometieran enormes crueldades contra las poblaciones rebeldes, especialmente en Venezuela y en el Alto Perú. A principio de año comienzan a llegar a la ciudad de Tucumán los delegados de las distintas provincias —electos por sufragio universal— y el 24 de marzo se constituye allí el Soberano Congreso Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata. La Gobernación de Cuyo tenía cuatro delegados, amigos de San Martín y miembros de la Logia Lautaro. Por la provincia de San Juan: fray Justo de Santa María de Oro y Francisco Narciso Lapida; por Mendoza: Tomás Godoy Cruz y don Agustín Maza; por San Luis, Juan Martín de Pueyrredón, que estaba distanciado de San Martín por su actuación en el episodio de la disolución del primer Triunvirato en 1812. San Martín insiste ante los delegados de su gobernación en la pronta reunión del congreso. En el mes de mayo el Congreso trata de la elección del nuevo Director Supremo. El primer candidato considerado es Belgrano, luego se piensa en San Martín, pero los delegados de Cuyo se oponen, finalmente es designado el día 3 de ese mes Juan Martín de Pueyrredón como Director Supremo, con el consentimiento de los delegados de San Martín. Godoy Cruz había limado las asperezas entre los dos patriotas. Mientras tanto, San Martín, como Gobernador de Cuyo, insistía ante el Director Supremo la conveniencia de acometer la empresa del paso de los Andes. Ya había comenzado con sus actividades de espionaje y tenía confidentes en Santiago dentro de las esferas realistas que le comunicaban las actividades del gobernador Osorio, y luego las de su reemplazante Marcó del Pont. Así mismo sus espías fomentaban la insurrección en los patriotas de Chile preparando el terreno para la futura invasión. Había sido San Martín propuesto para comandar el ejército del Perú en reemplazo del general Rondeau, pero él no confiaba en el éxito de esta empresa y recomienda al Director que nombre a Manuel Belgrano en su lugar. Durante este año se llevan a cabo varias batallas navales realizadas por corsarios con el pabellón del Río de la Plata, que capturan presas entre los barcos que realizan la travesía entre América y España, interceptando valiosos cargamentos, entorpeciendo el tráfico de esclavos, lo que le vale a estas provincias el reconocimiento de la opinión liberal de Europa. A su vez se intercepta correspondencia confidencial que permite conocer el verdadero estado de las tropas realistas en el Caribe y en Venezuela y por este medio se conoce en Buenos Aires los progresos de Bolívar y de las tropas independientes de México. En este contexto se prepara la expedición del Comandante Guillermo Brown, secundado por Hipólito Buchardo, que partiendo desde el Río de la Plata, dobla el cabo de Hornos y ataca las fortalezas Españolas de Chile y luego los puertos fortificados del Callao y Guayaquil. Esto permite a los patriotas conocer las defensas de estos puertos que luego serían de utilidad para la campaña al Perú y formarían el comienzo de la flota libertadora. Luego de la derrota de Sipe-Sipe en el Alto Perú, San Martín cree que ya ha llegado el momento de promover su idea de la conquista de Lima por el Pacífico. Envía entonces a su delegado, Manuel Ignacio Molina, a Buenos Aires para convencer al Director de la conveniencia de la expedición a Chile. El Ministro de Guerra era Tomás Guido, amigo de San Martín y miembro de la Logia, que ya estaba al tanto de la idea del Libertador, pero el gobierno no estaba convencido aún. La misión de Molina, si bien no pudo convencer al gobierno de autorizar la expedición, al menos consiguió una ayuda de 5.000.- pesos mensuales para el ejército. Sirviéndose de la astucia, San Martín hace correr la noticia que su ejército se preparaba para marchar hacia el Alto Perú. Hizo los preparativos del traslado para intentar que los realistas cruzaran la cordillera pensando que Mendoza quedaba desguarnecida, y así vencerlos en una batalla de este lado de la cordillera. Pero Marcó del Pont no cayó en la celada y nada hizo. San Martín envía entonces a Buenos Aires a su ayudante de campo, José Antonio Álvarez Condarco, ingeniero militar, con un detalle de la campaña que planeaba. Condarco se entrevista con Antonio González Balcarce, que actuaba en forma interina hasta la llegada del nuevo Director Supremo. Pueyrredón era partidario ya del plan de la invasión a Chile, entonces dio instrucciones de apoyar a San Martín con los pertrechos de campaña (mes de junio). A partir de entonces la Capital comenzó a enviar suministros que hicieron posible la expedición. San Martín insiste además ante sus delegados al Congreso en la necesidad de declarar la independencia. Le escribía a Godoy Cruz: "¿Hasta cuándo esperamos para declarar nuestra independencia? ¿No es una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener pabellón y cocarda nacional, y por último, hacerle la guerra al soberano de quien se dice dependemos… …Los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, puesto que nos reconocemos vasallos." "Si esto no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo la soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero soberano, es decir, al rey de España." El 9 de julio el Congreso declara la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata de la dominación de los reyes de España y su metrópoli. Ya no había posibilidad de reconciliación con Fernando VII. Pensando en los pasos para cruzar la cordillera, San Martín aprovecha el hecho de la declaración de la independencia para notificar de ella a Marcó. Envía a Álvarez Condarco por el paso de Los Patos (el más largo) para entregar el acta a los jefes realistas. Antes de partir le dijo: "como es seguro que así entregue usted el pliego que lleva lo despedirán con cajas destempladas por el camino más corto, que es el de Uspallata (si no lo ahorcan) dará usted la vuelta redonda y podrá a su regreso formarme un croquis sobre el papel." El 15 de julio se reúnen en Córdoba el Director Pueyrredón con San Martín donde combinan los aspectos de la expedición. A partir de allí sellan su amistad que durará toda sus vidas. Queda así decidida la expedición a Chile. El cruce de los Andes Una vez obtenido el apoyo político a su proyecto, San Martín se dispone a realizar los preparativos de la empresa. La maestranza estaba a cargo de fray Luis Beltrán, natural de Mendoza, quien dejó los hábitos y, comandando trescientos trabajadores, fundió cañones, balas, granadas y preparó todos los implementos necesarios para la difícil marcha. La armería estaba a cargo del mayor De la Plaza y la fábrica de pólvora la dirigía el mayor ingeniero José Antonio Álvarez Condarco. Para los uniformes, Beltrán construyó una tejeduría y una tintorería para proveer los paños que las damas de Mendoza luego cosían. El Director Supremo, ya instalado en Buenos Aires, el día 1° de agosto promueve al entonces coronel mayor San Martín al grado de general en jefe del Ejército de los Andes, acuñando el nombre con que se conocería al ejército libertador de la mitad de América del Sur. Luego aumentó la asignación para dicho ejército a 8.000.- pesos mensuales. En septiembre de ese año, traslada su ejército, que se componía de 4.000 hombres, al campamento del Plumerillo, al norte de la ciudad de Mendoza, donde Los soldados y los jefes se entrenan para el combate. Desde allí se completaron los últimos pertrechos necesarios. El día 5 de enero de 1817, el ejército se dirige formado de gran parada hasta Mendoza donde, en presencia de las autoridades y del pueblo, juran la bandera celeste y blanca del ejército y como patrona, a la virgen del Carmen. San Martín ocultaba el punto por donde cruzarían la cordillera y hacía llegar a Marcó del Pont rumores de distintos posibles pasos, insinuaba que cruzaría por el sur y luego hacía correr rumores de que atacaría por el norte con el objetivo de dividir sus fuerzas y lograr una sorpresa. Todo estaba listo en el Plumerillo para cruzar el ejército de 4000 hombres, con sus caballos cañones municiones y víveres para un mes. Dos divisiones, al mando del general Miguel Estanislao Soler y O´Higgins cruzarían por el Paso de los Patos. Otra, al mando de Las Heras, debía marchar por el camino de Uspallata con la artillería. Una división ligera al mando de Juan Manuel Cabot cruzaría desde San Juan por el Portezuelo de la Ramada y apoderarse de Coquimbo. Otro destacamento ligero debía cruzar desde La Rioja y ocupar Copaipó cruzando la cordillera por el paso de Vinchina. Por el sur, el capitán Freyre penetraría por el Planchón para apoyar a las guerrillas chilenas. Durante la segunda mitad de enero partieron las distintas divisiones llevando instrucciones secretas. Las órdenes eran que todos aparecieran simultáneamente sobre el territorio chileno entre el seis y el ocho de febrero. Quiero transcribir aquí el parte enviado por el Libertador al Director Pueyrredón, ya desde el lado chileno de la cordillera: "El tránsito de la Sierra ha sido un triunfo. Dígnese V. E. figurarse la mole de un exército moviéndose con el embarazoso vagage de subsistencias para quasi un mes, armamento, municiones, y demas adherentes por un camino de cien leguas, cruzado de eminencias escarpadas, desfiladeros, travesías, profundas angosturas, cortado por cuatro cordilleras; en fin donde lo fragoso del piso se disputa con la rigidez del temperamento. Tal es el camino de los Patos que hemos traído…" En efecto, a las dos de la tarde del 8 de febrero, las dos columnas principales ocupaban los pueblos de San Antonio de Putaendo y Santa Rosa de los Andes despejando el camino hacia el Pacífico. [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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