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<blockquote data-quote="Pavía" data-source="post: 853776" data-attributes="member: 10030"><p>Pavia desde su base operacional de Ciaño </p><p></p><p></p><p><span style="font-size: 22px">8.- OTUMBA. </span></p><p></p><p>De Tocuba el magro contingente español se pone en camino hacia Tlaxcala, a fin de reorganizar fuerzas (o de poner tierra de por medio, según se mire). </p><p>La columna tenía un lastimoso aspecto, como el de cualquier ejército en retirada, con una gran cantidad de hombres heridos, y moribundos, cuyo aspecto helaba la sangre del hombre más templado. El desánimo era general. La formación era sencilla, heridos al centro, en vanguardia y retaguardia dos reducidos grupos de hombres en condiciones de luchar. A lo largo de todo el camino podían ver como los guerreros de las poblaciones indígenas iban siguiéndoles, aumentando de número de manera constante, así como hostigando cada vez de manera más intensa la columna. </p><p>Los días 4 y 5 de julio descansan en Citlaltepec, que hallaron desierta. el día 6 sufrieron un fuerte ataque por parte de un grupo de guerreros mexicas, en el que los españoles pierden un caballo y Cortés es herido en la cabeza... lamentándose más de la pérdida del caballo que de su propia herida. </p><p></p><p>El 7 Julio iba a ser uno de esos días que entran para siempre en la memoria histórica de los ejércitos, esos días especiales en los que se forjan las leyendas. Y como tal ha de ser tratada esta jornada, pues los datos, en el mejor de los casos son confusos... más que nada porque entre los españoles los cronistas estaban más preocupados por su propia supervivencia que por anotar con exactitud lo ocurrido. </p><p></p><p>En su camino hacia Tlaxcala, la paticoja mesnada tenía que cruzar el llano de Apam, en la cercanías de la ciudad de Otumba. Al avistar el llano los españoles vieron claro cual iba a ser su destino: “la muerte”. Frente a ellos un enorme ejército azteca (algunos cronistas dan la absurda cifra de 200.000 guerreros), el mayor visto por los españoles (esto sí que es casi seguro) le cerraba el camino. Los españoles, a estas alturas 500 mal contados, heridos muchos de ellos, acompañados aún por un millar de auxiliares indígenas tlaxcaltecas, vieron morir sus esperanzas. Pero Cortés no se amilanó. Con cierto sentido de “héroe” no estaba dispuesto a vender su piel fácilmente... y además, desde un punto de vista estrictamente militar, se daba cuenta de que a campo abierto, la organización, tácticas y armamento español eran inmensamente superiores a las indígenas, por más que su número fuera abrumador. Podemos comparar este encuentro con las guerras zulús. En ellas, en combates consecutivos los británicos sufrieron una espantosa derrota, Isalwana, y una desesperada victoria en Rocker’s Driff (ver para ello “Amanecer Zulú”, y “Zulú” respectivamente). </p><p></p><p>La táctica española fue sencilla, y efectiva. Visto el número de los enemigos y la posibilidad de ser desbordados Cortés ordena a sus hombres que cierren al cuadro. Los mexicas lanzan carga tras carga, con el desorden típico de sus tácticas militares, mientras el cuadro español (buena, vieja y siempre leal infantería) mantiene la posición impasible. Sin embargo la situación no tiene salida práctica, el número de indígenas es abrumador y basta con que una sección del cuadro ceda para que el desastre sea total (y poca piedad podían esperar a esas alturas del invento por parte indígena). Pero una vez más la intuición de Cortés será un factor desequilibrante. </p><p>Conociendo a estas alturas de manera bastante precisa los usos de los aztecas, Cortés hace tiempo que ha localizado entre la indiada a su líder: Ciuacoatl, la “mujer serpiente” aunque era un varón recordemos el valor simbólico del título, comandante supremo de las huestes aztecas. Así es que tras dos horas de lucha Cortés ve al fin su oportunidad. el líder indígena, en una de las cargas, ha quedado demasiado cerca del cuadro, y cuando sus hombres reculan para reorganizarse, Cortés y otro pequeño grupo de valientes, haciendo uso de todos los caballos que le quedan, se lanzan de frente contra la posición del líder mexica. Cortés en persona le arrebata el estandarte (el Tlahuizmatlaxopilli) y Juan de Salamanca lo mata atravesándole con su espada. Un silencio sepulcral se alza en todo el campo indígena. Su Mujer Serpiente ha muerto, los hombres blancos tienen sin duda gran poder. La lucha cesa de inmediato y el contingente azteca se dispersa... </p><p></p><p></p><p></p><p>Muy posiblemente de haber continuado con su presión constante sobre el cuadro español abrían acabado venciendo. Insistir en que si la numerosa tropa azteca hubiera optado por continuar las emboscadas o buscar un terreno más cerrado su victoria habría sido más que probable. También, porque no, alabar el valor y la determinación de aquel grupo de españoles, sin esperanzas a miles de kilómetros de las tierras que les vieron nacer, dispuestos a no dejarse matar sin lucha y en demostrar que, aún en la retirada, eran gente de valor sin igual... algo que en los campos de lucha de Europa y el Mediterráneo iban a demostrar durante más de dos siglos, ganándose el respeto de enemigos y amigos. (Bueno, un toque nacionalista de vez en cuando tampoco viene mal). </p><p></p><p>Veamos ahora la sencillez con que Cortés narra esta jornada: “Con este trabajo (es decir, con los afanes de la lucha) fuimos mucha parte del día, hasta que quiso Dios que murió una persona dellos que debía de ser tan principal que con su muerte cesó toda aquella guerra.” </p><p></p><p>Sin más se despide Pavia desde Asturias.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Pavía, post: 853776, member: 10030"] Pavia desde su base operacional de Ciaño [SIZE="6"]8.- OTUMBA. [/SIZE] De Tocuba el magro contingente español se pone en camino hacia Tlaxcala, a fin de reorganizar fuerzas (o de poner tierra de por medio, según se mire). La columna tenía un lastimoso aspecto, como el de cualquier ejército en retirada, con una gran cantidad de hombres heridos, y moribundos, cuyo aspecto helaba la sangre del hombre más templado. El desánimo era general. La formación era sencilla, heridos al centro, en vanguardia y retaguardia dos reducidos grupos de hombres en condiciones de luchar. A lo largo de todo el camino podían ver como los guerreros de las poblaciones indígenas iban siguiéndoles, aumentando de número de manera constante, así como hostigando cada vez de manera más intensa la columna. Los días 4 y 5 de julio descansan en Citlaltepec, que hallaron desierta. el día 6 sufrieron un fuerte ataque por parte de un grupo de guerreros mexicas, en el que los españoles pierden un caballo y Cortés es herido en la cabeza... lamentándose más de la pérdida del caballo que de su propia herida. El 7 Julio iba a ser uno de esos días que entran para siempre en la memoria histórica de los ejércitos, esos días especiales en los que se forjan las leyendas. Y como tal ha de ser tratada esta jornada, pues los datos, en el mejor de los casos son confusos... más que nada porque entre los españoles los cronistas estaban más preocupados por su propia supervivencia que por anotar con exactitud lo ocurrido. En su camino hacia Tlaxcala, la paticoja mesnada tenía que cruzar el llano de Apam, en la cercanías de la ciudad de Otumba. Al avistar el llano los españoles vieron claro cual iba a ser su destino: “la muerte”. Frente a ellos un enorme ejército azteca (algunos cronistas dan la absurda cifra de 200.000 guerreros), el mayor visto por los españoles (esto sí que es casi seguro) le cerraba el camino. Los españoles, a estas alturas 500 mal contados, heridos muchos de ellos, acompañados aún por un millar de auxiliares indígenas tlaxcaltecas, vieron morir sus esperanzas. Pero Cortés no se amilanó. Con cierto sentido de “héroe” no estaba dispuesto a vender su piel fácilmente... y además, desde un punto de vista estrictamente militar, se daba cuenta de que a campo abierto, la organización, tácticas y armamento español eran inmensamente superiores a las indígenas, por más que su número fuera abrumador. Podemos comparar este encuentro con las guerras zulús. En ellas, en combates consecutivos los británicos sufrieron una espantosa derrota, Isalwana, y una desesperada victoria en Rocker’s Driff (ver para ello “Amanecer Zulú”, y “Zulú” respectivamente). La táctica española fue sencilla, y efectiva. Visto el número de los enemigos y la posibilidad de ser desbordados Cortés ordena a sus hombres que cierren al cuadro. Los mexicas lanzan carga tras carga, con el desorden típico de sus tácticas militares, mientras el cuadro español (buena, vieja y siempre leal infantería) mantiene la posición impasible. Sin embargo la situación no tiene salida práctica, el número de indígenas es abrumador y basta con que una sección del cuadro ceda para que el desastre sea total (y poca piedad podían esperar a esas alturas del invento por parte indígena). Pero una vez más la intuición de Cortés será un factor desequilibrante. Conociendo a estas alturas de manera bastante precisa los usos de los aztecas, Cortés hace tiempo que ha localizado entre la indiada a su líder: Ciuacoatl, la “mujer serpiente” aunque era un varón recordemos el valor simbólico del título, comandante supremo de las huestes aztecas. Así es que tras dos horas de lucha Cortés ve al fin su oportunidad. el líder indígena, en una de las cargas, ha quedado demasiado cerca del cuadro, y cuando sus hombres reculan para reorganizarse, Cortés y otro pequeño grupo de valientes, haciendo uso de todos los caballos que le quedan, se lanzan de frente contra la posición del líder mexica. Cortés en persona le arrebata el estandarte (el Tlahuizmatlaxopilli) y Juan de Salamanca lo mata atravesándole con su espada. Un silencio sepulcral se alza en todo el campo indígena. Su Mujer Serpiente ha muerto, los hombres blancos tienen sin duda gran poder. La lucha cesa de inmediato y el contingente azteca se dispersa... Muy posiblemente de haber continuado con su presión constante sobre el cuadro español abrían acabado venciendo. Insistir en que si la numerosa tropa azteca hubiera optado por continuar las emboscadas o buscar un terreno más cerrado su victoria habría sido más que probable. También, porque no, alabar el valor y la determinación de aquel grupo de españoles, sin esperanzas a miles de kilómetros de las tierras que les vieron nacer, dispuestos a no dejarse matar sin lucha y en demostrar que, aún en la retirada, eran gente de valor sin igual... algo que en los campos de lucha de Europa y el Mediterráneo iban a demostrar durante más de dos siglos, ganándose el respeto de enemigos y amigos. (Bueno, un toque nacionalista de vez en cuando tampoco viene mal). Veamos ahora la sencillez con que Cortés narra esta jornada: “Con este trabajo (es decir, con los afanes de la lucha) fuimos mucha parte del día, hasta que quiso Dios que murió una persona dellos que debía de ser tan principal que con su muerte cesó toda aquella guerra.” Sin más se despide Pavia desde Asturias. [/QUOTE]
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Verificación
Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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