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<blockquote data-quote="Pavía" data-source="post: 853768" data-attributes="member: 10030"><p>Pavia desde su base operacional de Ciaño. </p><p></p><p><span style="font-size: 15px"><strong>1º.- TLAXCALA </strong></span></p><p></p><p>Una vez terminado el “teatro” de la destrucción de las naos, Cortés se apresta a iniciar su avance. </p><p>En Veracruz ha dejado como custodio al Alguacil Mayor Juan Escalante, con una guarnición aproximada de unos 150 hombres. El resto de sus hombres se concentran en Cempoala. Unos cuatrocientos infantes y trece jinetes, con el apoo de seis piezas de artillería. </p><p>La orden de marcha se da el 16 de agosto de 1519. Para el transporte de los distintos aperos, abastos... del “ejército” se cuenta con el auxilio de unos 1.000 porteadores proporcionados por el Cacique Gordo de Cempoala. También van, como muestra de buena voluntad, notables de la tribu de este Cacique. </p><p>El primer objetivo es dirigirse a la capital de los tlaxcaltecas, que estaban en guerra con el pueblo azteca y su líder Montezuma. Una maniobra para lograr el concurso de unos aliados que puedan paliar el exiguo número de las fuerzas españolas. </p><p>El primero de septiembre, la ciudad de Tlaxcala, envía una expedición punitiva a fin de cerrar el paso a los españoles de los que desconfía. El líder de esta fuerza es Xicotencatl el joven. Los españoles, aprovechando su superior armamento, vencen con rapidez y contundencia a esta tropa. Al día siguiente unos 40.000 indios (empiezan los números exagerados) tratan de atarcarlos por detrás, pero son reducidos y vencidos, produciéndose un total de 16 bajas entre los españoles, tan solo dos mortales. </p><p>Haciendo gala de buenas dotes de diplomacia Cortés envía a varios de los prisioneros notables capturados en estas dos acciones con renovadas demandas de paz y buena voluntad a Xicotencatl. Sin embargo este opta por una tercera batalla. Para ello concentra a nuevos contingentes de tribus tlaxcaltecas. Esta vez el número (sin entrar en la exagerada cifra de 50.000) debió de ser ciertamente considerable pues los cronista apuntan a que la desazón surgió en el campamento español a modo que muchos se confesaron y buscaron la absolución en vista de que iba a ser su último día. </p><p>El 5 de septiembre se produce este encuentro. Las bajas indígenas no se han contabilizado, posiblemente fueran alrededor del millar (con al menos dos centenares de muertos). Las bajas españolas fueron unas cincuenta, con tan solo un muerto. </p><p>El caudillo tlaxcalteca vuelve a intentarlo, esta vez al amparo de la oscuridad, pero siendo sus tropas rápidamente dispersadas (el fogonazo de las armas de fuego causo mayor inquietud en la oscuridad ampliando notablemente su efecto psicológico). </p><p>En el ínterin Cortés había permitido a grupos pequeños de indios tlaxcaltecas entrar en su campamento (aunque a alguno se les cortase las manos bajo la acusación de espías), a fin de que estos le cogieran confianza a los españoles). </p><p>Por fin los indios deciden enviar emisarios de paz. Pero la sorpresa se produce con la aparición casi simultánea de dos embajadas: una de los tlaxcaltecas y otra enviada por el mismísimo Montezuma. </p><p>Los hijos de Quetzalcoatl (esta era la creencia de los indios sobre la procedencia de los españoles) podían al fin sentirse satisfechos. </p><p>Cortés se decanta por la opción de los tlaxcaltecas, como desde el principio había planeado, ya que era prácticamente una rendición incondicional. </p><p></p><p></p><p></p><p></p><p></p><p>El 23 de septiembre Cortés y sus hombres entran en la ciudad de Tlaxcala. Pero el descanso será breve ya qué los españoles tienen su vista puesta en Tenochitlán. Y ahora, además, cuentan con el concurso del pueblo Tlaxcalteca para avanzar sobre el corazón del Imperio de Montezuma. Ciertamente la actitud de los aztecas hacia sus vecinos facilitaría la labor de derribar su imperio. </p><p></p><p>Sin más se despide Pavia desde Asturias.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Pavía, post: 853768, member: 10030"] Pavia desde su base operacional de Ciaño. [SIZE="4"][B]1º.- TLAXCALA [/B][/SIZE] Una vez terminado el “teatro” de la destrucción de las naos, Cortés se apresta a iniciar su avance. En Veracruz ha dejado como custodio al Alguacil Mayor Juan Escalante, con una guarnición aproximada de unos 150 hombres. El resto de sus hombres se concentran en Cempoala. Unos cuatrocientos infantes y trece jinetes, con el apoo de seis piezas de artillería. La orden de marcha se da el 16 de agosto de 1519. Para el transporte de los distintos aperos, abastos... del “ejército” se cuenta con el auxilio de unos 1.000 porteadores proporcionados por el Cacique Gordo de Cempoala. También van, como muestra de buena voluntad, notables de la tribu de este Cacique. El primer objetivo es dirigirse a la capital de los tlaxcaltecas, que estaban en guerra con el pueblo azteca y su líder Montezuma. Una maniobra para lograr el concurso de unos aliados que puedan paliar el exiguo número de las fuerzas españolas. El primero de septiembre, la ciudad de Tlaxcala, envía una expedición punitiva a fin de cerrar el paso a los españoles de los que desconfía. El líder de esta fuerza es Xicotencatl el joven. Los españoles, aprovechando su superior armamento, vencen con rapidez y contundencia a esta tropa. Al día siguiente unos 40.000 indios (empiezan los números exagerados) tratan de atarcarlos por detrás, pero son reducidos y vencidos, produciéndose un total de 16 bajas entre los españoles, tan solo dos mortales. Haciendo gala de buenas dotes de diplomacia Cortés envía a varios de los prisioneros notables capturados en estas dos acciones con renovadas demandas de paz y buena voluntad a Xicotencatl. Sin embargo este opta por una tercera batalla. Para ello concentra a nuevos contingentes de tribus tlaxcaltecas. Esta vez el número (sin entrar en la exagerada cifra de 50.000) debió de ser ciertamente considerable pues los cronista apuntan a que la desazón surgió en el campamento español a modo que muchos se confesaron y buscaron la absolución en vista de que iba a ser su último día. El 5 de septiembre se produce este encuentro. Las bajas indígenas no se han contabilizado, posiblemente fueran alrededor del millar (con al menos dos centenares de muertos). Las bajas españolas fueron unas cincuenta, con tan solo un muerto. El caudillo tlaxcalteca vuelve a intentarlo, esta vez al amparo de la oscuridad, pero siendo sus tropas rápidamente dispersadas (el fogonazo de las armas de fuego causo mayor inquietud en la oscuridad ampliando notablemente su efecto psicológico). En el ínterin Cortés había permitido a grupos pequeños de indios tlaxcaltecas entrar en su campamento (aunque a alguno se les cortase las manos bajo la acusación de espías), a fin de que estos le cogieran confianza a los españoles). Por fin los indios deciden enviar emisarios de paz. Pero la sorpresa se produce con la aparición casi simultánea de dos embajadas: una de los tlaxcaltecas y otra enviada por el mismísimo Montezuma. Los hijos de Quetzalcoatl (esta era la creencia de los indios sobre la procedencia de los españoles) podían al fin sentirse satisfechos. Cortés se decanta por la opción de los tlaxcaltecas, como desde el principio había planeado, ya que era prácticamente una rendición incondicional. El 23 de septiembre Cortés y sus hombres entran en la ciudad de Tlaxcala. Pero el descanso será breve ya qué los españoles tienen su vista puesta en Tenochitlán. Y ahora, además, cuentan con el concurso del pueblo Tlaxcalteca para avanzar sobre el corazón del Imperio de Montezuma. Ciertamente la actitud de los aztecas hacia sus vecinos facilitaría la labor de derribar su imperio. Sin más se despide Pavia desde Asturias. [/QUOTE]
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