La Batalla de Maipú

Brunner

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La Sorpresa de Cancha Rayada

La sorpresa de Cancha Rayada fue una episodio intersante: pues alli los realistas sufrieron mas bajas que los patriotas,: 120 muertos y heridos, 26 cañones, todo el parque y municiones, gran cantidad de armamento, y 1500 dispersos. Los realistas, por su parte sufrieron 300 muertos,inclusive 14 oficiales, numerosos heridos- El 22 de Marzo, el gral. Brayer (el lmsmo que concibio el desastre del asalto a Talcahuano) llega a Santiago portando noticias exageradas del contrastes de Cancha Rayada. El panico cundio de inmediato . Se afirmaba que San Martín y O' Higgns habian muerto, que el ejército habia dejaod de existir y que la revolución habia sido nuevamente vencida. Los pusilanimes se aprestaban, unos a emigrar a Mendoza y otros a reonciliarse con los realistas.De inmediato se convoco a cabildo aberto, que se reuni en la manana del 22 de Marzo y en el cual el gral. Brayer abatia todos los animos, al manifestar que no habia esperanza de reaccionar contra la derrota sufrida. Afortunadamente llego la noticia de que San Martín se hallaba en San Fernando , donde procedia a reunir a los fugitivos de la batalla. El 23 se supo que Las Heras habia salvado su división y que aun se disponía de 4000 ombres. Beltran revivio en Santiago las escenas de antaño en Mendoza. Volvieron a encenderse las fraguas y mediante una leva de trabajadores en las que no hubo distinción de sexo no de edades, recompuso el armamento,y obtuvo un rendimiento diario de 50.000 proyectiles. San Martín no solo remoito al ejérito, sino que estableció un campo de instruccin en los llanos de Maipú sino un servicio de avanzadas de caballeria emplazado en Rancagua que proporcionaba seguridad al campamento y mantenia una constante y activa observación sobre el adversario El ejrcito rea; permanei en Talca hasta el 24 deMarzo, cuando reinició el avance preceido por la caballeria y acampó en Camarico. El 28 las tropas de Osorio llegaban a San fernando y el 28 a la hacienda de Valdivieso. El 30 se produjo en primer encuentro entre las fracciones de caballería adelantadas por ambos bandos. Una fracción de caballeria de 60 granaderos a caballo, a las ordenes del capitán Cajaraville en misión de exploración choca contar un patrulla enemiga ala que se incorporo una fraccion de 200 jinetes que avanzaba mas atras y a coirtya distancia. Tratabase de un escuadrn de Dragones dela Frontera, el que al comprobar la inferioridad numerica del adversario se dirigio resuleltamente sobre el. El capitan Cajaraville, sin vacilar orednó a sus hombres formar linea, carabina en mno. Al alcanzar la distancia de tiro, los jinetes argentinos descargaron sus armas de a caballo sobre las filas delos dragones y pseguieron al mismo aire d emarcha hasta llegara 200 metos de quellos, en cuyos momento se lanzaron a la carga. La caballeria realista se desoriento ante esta actitud tan resuelta, lo que permitio a los Granaderos arrollar a aquella, matandole 30 hombres entre los que se encontraba su hefe.El uniforme de este fue remitio Santiago. Este triunfo, cuya importancia desde el punto de vista militar era poco menos que insignificante tuvo una gran reperusión en Santiago, por cuanto devolvió a los chilenos la confianza, al comprobarse que aun se obtenaín victorias sobre el enemigo. En los prmeros dias de Abril ej Ejército Unido de los Andes y de chile habia terminado su reorganización y estaba nuevamente en codiciones de enfrentarse al enemigo

La Batalla de Maipú.


Constituian la División Derecha (Bat. No, 11, Cazadires de Coquimbo. Infantes de la Patria, el batallón de artilleria de Blanco Encalada y el regimiento de granaderos a Caballo comandado por Zapiola, todo este conjunto a las ordenes del cnel. Gregorio Las Heras

Ala Sudeste: Bat. 1 y 8 deLos Andes, y No. 2 de Chile) a uya izqierda se empalzo la artilería de Borgoño y el el exttremo la caballeria chilena mandada por Freire. El mando fue confiado al cnel. R=udecindo Alvarado. En el lugar en que ambas alas se articulanan, emtro en posición la artilleria de Los Andes (cuatro piezas de gran calibre) a cargo del cnel. Pedro Regalado de la Plaza

Formaban la reserva, en 2a. linea a los ortdenes del cnel. hilarion de la Quintana el bat. No. 7 de los Andes a la derecha, el No.1 de Chile al centro y el No. 3 de Arauco ala izquierda. El cuartel general y puesto de comando del grl. San Martin se instalaron en el centro, entre la artillería de los Andes y la reserva. A medidia inicia la batalla la artileria patriota con su cañones de gran calibre. La artilleria realista emplazada en los cerros de Errazuriz causaba estragos en las filas del bat. No. 11 de los andes, y los Dragones de Morla(realistas) al advertir la arriesgada situacion del batallon argentino se dispusieron a cargarlo. El 11 cerro en masa, esperando el choque. Las Hera observo el episodio y ordeno a la artilleria de Blanco Encalada que enfocase sus cañones contra los jinetes españoles, mandando tambien a Zapiola que cargase con sus Granaderos a Caballo. Los escuadrones de Granaderos de Escalada y Medina se lanzaron a la carga, arrollando a la caballeria de Morla, arrojandola contra el flanco norte de la segunda división.

Los Granaderos prosigueron audazmente y penetraron el claro que el enemigo dejaba descubierto, a pesar del terrible fuego que recibian desde el vertice norte de la parte triangular. Las perdidas que recibieron ambos escuadrones fueron severas. Rechazados, debieron retroceder sovbe el resto del regimiento que acudia a sostenerlos. Zapiola reoganizo rapidamente la linea y con el regimiento en mas se arrojo en un acarga tan impetuosa sobre los Dragones dela Frontera que los hizo pedazos en un solo encuentro. El Bat. No. 11, libre de es epeligro logro alcanzar una pequeña altura situada frete al claro ocupdo por los jinetes de Morla y comenzo batir la psición enemiga. Mientas tanto la división de Alvarado se habia lanzado cuesta abajo para salvar la hondonada que la separaba del adversario. Osorio ordeno colocar a los Lanceros del Rey y a los Dragones de Arequipa sobre el flanco derecho. Al cnel. Morla le ordeno cubrir el flanco izquierdo cuando este ara arrollado por los Granaderos a Caballo Fnalmente hizo decir a Primo de Rvera que con las compa1ias de cazadores y granaderos constituyera una reserva . l terreno orecia ventajas alos realistas, al tener la pendiente a su favor. Los batalliones Conceocion e Infante Don Carlos rompieron el fuego cargando a la bayoneta. El bat. No.8 de Los Andes fue desorganizado y oblgado a retirarse. El bat. No. 2 de Chile trpezo a su vez con la división enemiha, sin reaccionar a tiempo y fue tambien disperso. Borgoóo observaba el cuadroy sisn esperar asetso sus cañones sobre las columnas espa0ñolas triunfantes/ Alvarado ordeno replehar al Bt. No. 1 de Cazadores de Los Andes, el que recibio con vivo fuego alas fuerzas españolas. Por su parte, Las Heras alcanzo a darse cuenta del giro desfaorabvle que tomaban los acentecimientos y ordeno al bat. de Infantes de la Patría que cooperase con la divisin izquierda. La intervencion de este batallón fue tan bien coordinada con la del No.1 que el ataque realista se detuvo imediatamente Sin embargo, los relistas amenazaban penetrar por el claro producido por los bat. No.2 y No. 8 al dispersarse . Vista la situación, San Martín ordeno al coronel de La Quintana que acudiese a marcha forzada. Entretanto, en el ala norte, al ver derrotada a su caballeria,el cnel. Primo de Rivera resolvio replegarse. AL fin desprendio sus tropas de lal lucha empeñada contra el Bat. No.11, abandonando los cerros de Errazuris. En ese mismo momento. la reserva del cnel. Quintana alcanzaba la primera linea del ala izquierda patriota y se lanzaba al contaataque., conjuntmente con los Cazadores de Los Andes y los Infantes de La Patria. Fracasado el ictento de Ordoñéz, sus tropas caian diezmadas por los batallones patriotas. Osorio trato de hacer retroceder sus lineas, pero Las Heras no le dio tiempo, pues en esa circumatancia cargo a los cazadores y granaderos que e habian desprendido delos cerrillos, sin dejarlos hacer pie en ninguna parte. Concidiendo con esta accion, Alvarado desorganizo a las dos divisiones realistas y Freire, dueño de todo el terreno en el flanco sur, se precipitaba sobre las mismas con si caballeri,a deshaciendo totalmente las filas enemigas. El panico cundio entre los realistas y comenzo el debande em doreccion a las casas de la hacienda Lo Espejp Aun alli, Osorio trato de reunir a cerca de 2000 hombres, que desmebocaron sobre el callejon de la haciend, sin conseguirlo. Al saler a los campos del sur se dispersaron. Tampoco logro detener la caballeria patriota que perseguia a los fugitivos, aunque intento hacerlo con 100 lanceros que manteinia en la mano el capitan Ramon Coba. En vista del desastre, Osorio huyo hacia la costa. Ordonéz aun resistia en la hacienda, Balcarce oredn3 al ba. de Coquimbo qie atacase al callejo de la hacienda, cayendo esta unidad en una erdadera trampa. Ordoñez abrio fuego, derribandole alrededor de 250 hombres.

A continuacion, el jefe español, viendose perdido formo el cuadro con la infanteria qye quedaba. Las Heras hizo la se1al convenida y al sonar el abriose un fuego violentisimo. En menos de un cuarto d ehora.fue roto el cudro enemigo. Los pocos honres que quedaron se refugiaorn el as casas, donde el bat. No.11 llevo una nueva carga a la bayoneta, aniquilandolos completamente. A las 5 de la tarde llegaba al campo de batalla el gral O'Higgins, y saludaba al vencedor con el inmortal abrazo de Maipü. A las 6 de la tarde habia concluio la batalla. Los realistas dejaron mas de 2000 cadaveres cubriendo el campo de batalla, y cayeron prisioneros cerca de 3000, incluso 109 jefes y oficiales. Todo el material deguerra y armamento el ejército real , junto a cuatro banderas pasaron a manos de los patriotas.Los patiotas, a su vez sufreron unas 100o bajas entre muertos y heridos (1 )

El Abrazo de Maipú


En el celebre "Abrazo de Maipú", O'Higgin se adelanta a caballo y echa el brazo derecho sobr el cuello de San Martín exclamando " Gloria al salvador de Chile" San Martín , por su parte señala las vendas ensangrentadas del brazo derecho de O'Higgins y prorumpe "General! Chile no olvidara jamas su sacrificio, presentandose en el campo de batalla con u gloriosa herida abierta". (2)

Bibilografía
1) Ornstein Leopoldo "La guerra Terrestre y la Acción Continental de la Revolución Argentina-San Martin y La Independencia de Chille, Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú", Historia de la Nación Argentina (20 vols., Buenos Aires, 1940) VI:1-161

2) Mitre, Bartolomé, Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana ( Editorial El Atenéo, Buenos Aires, 1950, 3 vols.) I: 384-385

Granaderos a Caballo

Fotografías
1-2) colección George v. Rauc-9 de Julo,1972
3) INTERNET





 

Yucaste

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Batalla de Maipú

Tras el glorioso triunfo del Ejército Patriota en Chacabuco, nuestros hombres de armas iniciaron una agotadora campaña militar para poner término en forma definitiva a la ocupación española y consolidar la Independencia de Chile. Como consecuencia de esa derrota, el Ejército Realista escapó con parte de sus medios a Valparaíso, a fin de reembarcarse para el Perú, mientras el resto de las tropas lo hacía en dirección al sur del país a objeto de reorganizarse y enfrentar nuevamente al triunfante Ejército de Los Andes.

Las fuerzas realistas al mando del brigadier José Ordoñez, presentaron en Talcahuano una sostenida resistencia a la división Chilena que marchó tras ellos a combatirlos. A fines de Diciembre de 1817, el Libertador General Bernardo O'Higgins debió emprender la retirada hacia el norte, al frente de toda su División, en atención a que una nueva fuerza expedicionaria enemiga al mando del General don Mariano Osorio, se aprestaba a desembarcar en la bahía.
La División O'Higgins se reunió con el grueso del Ejército el 6 de Marzo de 1818 en la localidad de San Fernando. Trece días más tarde, esta fuerza era derrotada en Cancha Rayada en las cercanías de la ciudad de Talca, produciéndose una dispersión general de las tropas patriotas y quedando gravemente herido el General O'Higgins en su brazo derecho, situación que lo obligó a retornar a Santiago. Lo ocurrido en Cancha Rayada no fue motivo para que los bravos hombres del Ejército Patriota, abandonaran la campaña emprendida reagrupándose nuevamente en menos de dos días en una cantidad cercana a los 4.000, logrando el General en Jefe, José de San Martín, en los días siguientes, reconstituir las unidades en su casi totalidad. Así, el 02 de Abril, el Ejército Patriota al dejar el campamento de Ochagavía para trasladarse a los cerrillos de Maipo, aparecía organizado en tres divisiones con un total general de 396 Jefes y Oficiales y un poco más de cinco mil suboficiales clases y soldados que eran sin lugar a dudas, el más importante de todos los factores que se encontraban enfrentando al enemigo, para derrotarlo definitivamente y asegurar en forma definitiva, la Independencia Nacional.

Por su parte, el Ejército Realista, no había cesado en su afán por consolidarse y derrotar a los patriotas, iniciando después de Cancha Rayada, una insistente y agotadora persecución, la que fue resistida en los campos y ciudades, situación que fue retardando su avance hacia Santiago, dando algún tiempo a los patriotas para reorganizarse y planificar la forma de detenerlos e impedir su llegada a la capital. Previendo esta situación y ya en Santiago, el General O'Higgins dispuso algunas medidas de importancia que ayudaran al fin propuesto, como por ejemplo recoger los fusiles y sables que Manuel Rodríguez había distribuido en el pueblo con anterioridad; apresurar el envío de armas desde Los Andes; adquirir o requisar las armas de los comerciantes y particulares de Santiago para rearmar el Ejército; reunir combatientes, especialmente de línea, entre la población y dispersos llegados desde el sur; dejar para los servicios auxiliares las milicias y organizar un campo de instrucción en Ochagavía al sur de Santiago.

Entretanto el General Osorio, solo después de pasar por San Fernando, a fines de Marzo, confirmó que no había logrado derrotar en forma definitiva al Ejército Patriota en Cancha Rayada, y más aún, que éste se encontraba en condiciones de presentar resistencia e incluso triunfar. Frente a esta situación se hacía inminente un nuevo y definitivo enfrentamiento entre las fuerzas patriotas y realistas en las cercanías de Santiago. En conocimiento ambos ejércitos de sus movimientos y número aproximado de hombres, establecieron campamentos relativamente cercanos al sur poniente de Santiago. Allí las tropas respectivas descansaron y se prepararon para el combate. Al anochecer del día 4 de abril el Ejército Realista alcanzó la Hacienda de Lo Espejo quedando a unos 7 kilómetros de las fuerzas patriotas. Al amanecer del 5 de abril el Ejército patriota ocupaba una posición en los cerrillos de Maipo, en el borde sur de una loma que corre de oeste a este, con la División Las Heras a la derecha, la División Alvarado a la izquierda y la División Quintana, atrás. El Regimiento Granaderos, a caballo, quedó en la extrema derecha y los escuadrones de Cazadores de la Escolta Directorial, a la izquierda. La artillería fue ubicada en el centro y las alas.

En cuanto al Ejército realista, cabe recordar que sintiéndose su Comandante en Jefe (General Osorio) más débil que el adversario, resolvió ocupar una posición en el borde de una meseta triangular que se extendía al norte de las casas de Lo Espejo. Dándose frente los dos ejércitos, separados por una hondonada, permanecieron inmóviles en sus respectivas posiciones, a la espera de los acontecimientos. A las 11:30 de la mañana ordenó San Martín que rompieran el fuego las 8 piezas de la artillería del Comandante Blanco Encalada y las 4 de reserva. La artillería realista respondió en el acto. Al cabo de media hora y ante la ninguna efectividad de estos fuegos, San Martín impartió orden a las Divisiones Las Heras y Alvarado de atacar al enemigo que tenían enfrente. El Coronel Las Heras lanzó los cuerpos de su División contra la División Primo de Rivera, con apoyo de la artillería de Blanco Encalada. La División Alvarado, apoyada por la artillería de Borgoño, avanzó contra el ala S.E. del adversario, donde se encontraba el Brigadier Ordoñez.

En un momento dado, cuando el desarrollo de la lucha parecía confuso, se oyó a la espalda de la línea patriota un toque de carga: era la reserva propia que entraba a participar en la acción, contra las Divisiones Ordoñez y Moria. En los mismos momentos, los escuadrones de Cazadores de la Escolta Directorial, comandados por el Coronel Freire, cargaron contra la caballería enemiga que se había situado en el flanco este, dispersándola en todas direcciones. El Teniente Coronel D. Santiago Bueras cayó al frente de su escuadrón, con el pecho atravesado por una bala adversaria. La infantería patriota acometía con singular bravura y la infantería realista resistía con una tenacidad admirable. Formadas en cuadro, las Divisiones Moria y Primo de Rivera resistieron además, entre 8 y 1 0 cargas de la caballería patriota y, cuando más tarde advirtieron el repliegue del centro y del ala derecha sobre las casas de Lo Espejo, tomaron el mismo rumbo y se reunieron al grueso, sin que los jinetes patriotas lograran desorganizar sus filas. En los instantes en que las últimas tropas realistas alcanzaban las citadas casas de Lo Espejo, llegaba al campo de batalla el Libertador O'Higgins, seguido de un millar de milicianos y de algunos cadetes de la Academia Militar. Se dirigió hacia el lugar en que se encontraba el General San Martín y, echándole al cuello su brazo izquierdo, le dijo emocionado: "¡Glorias al Salvador de Chile". EI General en Jefe respondió: "General: Chile no olvidará jamás el nombre del ilustre Inválido que el día de hoy se presentó herido en el campo de batalla".

Ordoñez había reunido en las casas de Lo Espejo las 6 compañías de infantería que comandaba Primo de Rivera y cuya moral era muy alta, a pesar de haber perdido más de un tercio de sus efectivos y los restos de los 4 regimientos de infantería que se habían retirado del centro y del ala derecha. Al llegar al lugar, San Martín dispuso que Borgoño y Blanco batieran con su artillería dichas casas. La infantería patriota cargó con ímpetu irresistible y no daba ni podía cuartel.

Impresionado por la violencia de la lucha, el Coronel Las Heras ordenó suspender el fuego a los suyos. Los restos del Ejército Realista, refugiados en el huerto y la viña, se vieron obligados a rendirse. De los 4.500 realistas que participaron en la batalla fueron muertos 1.500; 2.289 fueron hechos prisioneros y unos 700 lograron retirarse en orden bajo el mando del Coronel Rodil.

Gran participación tuvo en esta batalla la Caballería, razón por la cual todos los años, en honor a esta histórica fecha, se celebra el día del Arma de Caballería Blindada

Fuente: Ejercito de Chile
 

Brunner

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La Batalla de Maipú EL CAMPO DE MAIPU


El teatro en que se desenvolvieron las operaciones, es una llanura, limitada al este por el río Mapocho que divide la ciudad de Santiago; al norte, por la serranía que la separa del valle de Aconcagua, y al sur por el Maipú que le da su nombre.

Hacia el oeste se levanta una serie de lomadas y algunos montículos que corren de oriente a poniente, y se destacan en monótonas líneas prolongadas en el horizonte, rompiendo la uniformidad del paisaje algunos grupos de arbustos espinosos en un campo cubierto de pastos naturales, y en lontananza, las montañas que circundan el valle y le dan su perspectiva. Al sur de Santiago, se prolonga por el espacio como de diez kilómetros, en la dirección antes indicada, una lomada baja de naturaleza caliza que por su aspecto lleva el nombre de Loma Blanca. Sobre la meseta de esta lomada evolucionaba el ejército patriota.

En su extremidad oeste y a su frente, se alza otra lomada más alta, que forma un triángulo, cuyo vértice sudoeste se apoya en la hacienda de "Espejo", antes mencionada, conduciendo a ella un callejón en declive como de veinte metros de ancho y trescientos de largo, cortado por una ancha acequia en su fondo, y limitado a derecha e izquierda por viñas y potreros que cierran altos tapiales.

Esta era la posición que ocupaba el ejército realista. Las dos lomadas están divididas por una depresión plana del terreno u hondonada longitudinal como de un kilómetro en su parte más ancha y doscientos cincuenta metros en la más angosta. Al este del vértice o puntilla de las lomas del sur se extiende un grupo de cerrillos aislados, y entre ellos uno más elevado, en forma de mamelón, que hace sistema con el triángulo ocupado por los realistas. El vértice este de esta posición, que era su parte mas elevada, se destacaba como un baluarte, y hacía frente a un ángulo truncado fronterizo de la Loma Blanca, que lo flanqueaba por una parte y lo enfilaba por otra. En este campo iba a decidirse la suerte de la independencia sudamericana.

PRELIMINARES DE MAIPU

El general San Martín, situado en la extremidad este de la Loma Blanca a diez kilómetros de Santiago, dominaba en su conjunción los tres caminos que comunican con los pasos del Maipú y amagaba el de Valparaíso, asegurándose una retirada, a la vez que cubría la capital por sus dos únicos puntos vulnerables, la cual para mayor garantía hizo atrincherar, guarneciéndola con 1.000 milicianos y un batallón bajo la dirección de O'Higgins, a quien su herida (producto de la refriega de Cancharrayada) impedía asistir al campo de batalla.

Su plan era atacar al enemigo sobre la marcha, sin darle tiempo a combinaciones, si se presentaba por los caminos del frente; correrse por su flanco derecho si tomaba el de la Calera, e interceptarle el de Valparaíso, maniobrando a todo evento con seguridad sobre la meseta de la loma en terreno ventajoso para dar y recibir la batalla. Al efecto, dividió su ejército en tres grandes cuerpos formados en dos líneas: el primero a órdenes de Las Heras, cubriendo el ala derecha; el segundo, a las de Alvarado a la izquierda; y un tercero en reserva en segunda línea a cargo del coronel Hilarión de la Quintana.

Confió a Balcarce el mando general de la infantería, reservándose el de la caballería y de la reserva. El primer cuerpo lo formaban los batallones núm. 11 de Las Heras (argentino), los Cazadores de Coquimbo, comandante Isaac Thompson (chileno); los Infantes de la Patria, comandante Bustamante, (chileno), el regimiento de caballería argentino Granaderos a caballo, a que se había agregado un escuadrón provisional de artilleros montados del ejército argentino por no tener piezas que servir, y la artillería chilena compuesta de 8 piezas de campaña a cargo del mayor Blanco Encalada.

El segundo cuerpo lo componían: los batallones núm. 1 de Cazadores (argentino), de Alvarado; el núm. 8 de los Andes (argentino), comandante Enrique Martínez; el núm. 2 de Chile, comandante Cáceres; los Cazadores y Lancero s de Chile (argentinos y chilenos), a órdenes de Freyre y Bueras, con nueve piezas ligeras de artillería chilena a cargo del mayor Borgoño. La reserva constaba de: los batallones núm. 1 y núm. 3 de Chile, comandantes Rivera y López; núm. 7 de los Andes, (argentino) comandante Conde, y cuatro piezas de batir de a 12, mandadas por de la Plaza, y servidas por los artilleros argentinos que habían perdido su artillería en Cancharrayada.

MOVIMIENTOS TACTICOS


Tomadas estas disposiciones y dictadas estas prevenciones, formó su ejército en dos líneas: en primera línea las divisiones 1ra. y 2da., con sus respectivas baterías desplegadas a cada uno de los flancos y su caballería escalonada, poniendo la reserva en segunda línea y su artillería de batir, al centro de la primera. En este orden permaneció los días 2, 3 y 4 de abril, con una vanguardia volante mandada por Balcarce, en observación de la línea del Maipú.

Al tener noticia de que el enemigo vadeaba el río inclinándose hacia el poniente, desprendió toda su caballería con orden de atacar sus puestos avanzados, hostilizar sus columnas en la marcha y mantenerlo durante la noche en constante alarma. El fuego de las guerrillas, aproximándose cada vez más, y los repetidos partes, anunciaban que los realistas seguían avanzando. La noche del 4 se pasó así en alarma, rodeando los soldados patriotas grandes fogatas de huañil, que iluminaban todo el campo. San Martín dormía mientras tanto en un molino a la orilla del camino, envuelto en su capote militar.

Al amanecer del día 5 de abril, las guerrillas patriotas al mando de Freyre y Melián se replegaban, dando parte que el enemigo avanzaba en masa, en rumbo al camino que entronca con el de Santiago a Valparaíso.

San Martín, que lo había previsto por su dirección en el día anterior, pensó que no podía tener por objeto sino cortarle la retirada sobre Aconcagua, o efectuar un movimiento de circunvalación interponiéndose entre él y la capital, o reservarse una retirada más segura en caso de contraste, pues la larga distancia y los ríos que tendría que atravesar, la hacían dificilísima hacia el sur.

Lo primero estaba previsto y se neutralizaba por un simple cambio de frente; lo segundo era impracticable, pues tenía que describir un arco, de cuya cuerda era dueño; y lo último, una promesa más de triunfo completo. Para cerciorarse por sus propios ojos de este error estratégico y concertar sus movimientos tácticos, disfrazóse con un poncho y un sombrero de campesino, y acompañado por su inseparable ayudante O'Brien y el ingeniero D´Albe, seguido de una pequeña escolta, se dirigió a gran galope al ángulo truncado de la Loma Blanca señalado antes.

Desde allí pudo observar a la distancia de cuatrocientos metros con el auxilio de su anteojo, la marcha de flanco que en perfecto orden ejecutaban las columnas españolas a tambor batiente y banderas desplegadas, al posesionarse de la lomada triangular fronteriza prolongando su izquierda sobre el camino de Valparaíso. "¡Qué brutos son estos godos!" -exclamó con esa mezcla de resolución y buen humor que caracteriza a los héroes en los momentos supremos-. Y agregó: "Osorio es más torpe de lo que yo pensaba". Dirigiéndose luego a sus acompañantes, les dijo: -" El triunfo de este día es nuestro. El sol por testigo!" El sol asomaba en aquel momento sobre las nevadas crestas de los Andes.

La mañana estaba serena; ninguna nube empañaba el cielo, el aire estaba cargado de perfumes, y las aves cantaban entre los espinos en florescencia.
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SAN MARTIN Y BRAYER [/B]

A las diez y media de la mañana el ejército argentino-chileno rompió una marcha de flanco en dos columnas paralelas, caminando rumbo al oeste por encima de la meseta de la Loma Blanca.

En el curso de la marcha, ocurrió un episodio, que la historia debe recoger por la espectabilidad de los personajes, y da idea del temple de alma del General en ese momento. A medio camino, presentóse el mariscal Brayer solicitando licencia para pasar a los baños (termales) de Colina.

San Martín le contestó fríamente: "Con la misma licencia con que el señor general se retiró del campo de batalla de Talca, puede hacerlo a los baños; pero como en el término de media hora vamos a decidir la suerte de Chile, y Colina está a trece leguas y el enemigo a la vista, puede V.S. quedarse si sus males se lo permiten". El mariscal contestó: "No me hallo en estado de hacerlo, porque mi antigua herida de la pierna no me lo permite". San Martín le repuso en tono airado: "Señor general, el último tambor del Ejército Unido tiene más honor que V.S.".

Y volviendo su caballo, dio orden a Balcarce sobre la marcha, hiciese saber al ejército, que el general de veinte años de combates quedaba suspenso de su empleo por indigno de ocuparlo. Después de este incidente, que hizo el efecto de una proclama, el ejército continuó su marcha hasta enfrentar la posición enemiga.

Allí desplegó en batalla en dos líneas de masas por batallones, con la artillería de batir al centro de la primera; la volante a sus dos extremos y la caballería cubriendo las dos alas en columnas por escuadrones, situándose la reserva plegada en columnas paralelas cerradas a 150 metros a retaguardia.

MOVIMIENTOS TACTICOS
El general realista, que había ocupado el promedio de la meseta de la loma triangular del sur al observar el movimiento de los independientes desprendió sobre su izquierda una gruesa columna compuesta de ocho compañías de granaderos y cazadores con cuatro piezas de artillería al mando de Primo de Rivera, que ocupó el mamelón destacado por aquella parte, con el doble objeto de amagar la derecha patriota y tomar por el flanco sus columnas si avanzaban, a la vez que asegurar su retirada por el camino de Valparaíso según su idea persistente.

El intervalo entre el mamelón y la puntilla norte del triángulo, fue cubierto por Morgado con los escuadrones de "Dragones de la Frontera". Sobre la loma formó en batalla en la proyección noroeste sudoeste, en línea quebrada con el mamelón, pero sin cubrir todos los perfiles de la altura por el nordeste. Colocó los batallones "Infante Don Carlos" y "Arequipa" formando división, al mando de Ordóñez; y sobre la izquierda, el "Burgos" y el "Concepción", a órdenes del comandante Lorenzo Morla, con cuatro piezas de artillería adscriptas a cada una de las dos divisiones. La extrema derecha fue cubierta por los "Lanceros del Rey" y los "Dragones de Concepción".

LOS EJERCITOS DE MAIPU

En esta disposición se hallaron frente a frente los ejércitos beligerantes al sonar las doce del día, separados únicamente por la angosta hondonada que promedia entre los dos cordones de lomas que ocupaban independientes y realistas.

Los dos ejércitos permanecieron por algún tiempo inmóviles, en sus respectivas posiciones, como esperando que el adversario tomase la iniciativa. Todas las probabilidades parecían estar contra el que llevase la ofensiva: tenía que atravesar un bajo descubierto sufriendo el fuego de la fusilería y el cañón que lo barría, y trepar las alturas del frente para desalojar de ellas al enemigo. Para los patriotas la desventaja era aún mayor, pues su derecha tenía que desalojar previamente las fuerzas que ocupaban el mamelón avanzado o recorrer un espacio de mil metros flanqueados por los fuegos de sus cañones.

Ambas posiciones eran fuertes, y bien calculadas para la defensiva, y la de los realistas más ventajosa aún. En cuanto a las fuerzas físicas y morales, estaban casiequilibradas, siendo igual la decisión de parte a parte, si bien la de los realistas era numéricamente mayor. Por lo que respecta a las armas, la superioridad de los independientes era incontestable en artillería y caballería en número y también en calidad, y aún cuando éstos tenían nueve batallones de infantería, en algunos de ellos no formaban sino 200 hombres, mientras los cuatro gruesos batallones con que contaban los primeros, divididos en ocho compañías, levantaban cerca de mil bayonetas cada uno.

Lo único que inclinaba la balanza de las probabilidades, era el peso de las cabezas de los generales; pero ya se había visito cómo, en Cancharrayada, las más hábiles combinaciones que aseguraban el triunfo, dieron por resultado la derrota.

PRELIMINARES DE MAIPU


El plan de San Martín no era precisamente el de una batalla de orden oblicuo, y sin embargo, resultó tal por el atrevimiento, el arte consumado y la prudencia con que fue conducida. Fue una inspiración del campo de batalla, sugerida por errores del enemigo y peripecias de la acción en el momento decisivo, y esto realza su mérito como combinación táctica.

El mismo San Martín jamás se atribuyó otro, y desdeñando con orgullosa modestia adornarse con laureles prestados, insinúa incidentalmente, que al orden oblicuo se debió en parte la victoria, sin agregar que, más que todo, se debió al uso oportuno que hizo de su reserva, como se verá luego.

Los relieves de las respectivas posiciones y las proyecciones de las dos líneas de batalla, eran casi paralelas; pero los realistas habían retirado su derecha formando en el promedio de la loma, sin cubrir sus perfiles, como queda dicho, y de aquí resultaba que la izquierda independiente desbordase la derecha realista en su posición y en su formación, y que teniendo que recorrer por esa parte la menor distancia de la hondonada intermedia, pudiese llevar con ventaja un ataque oblicuo o de flanco con el apoyo de la reserva. Tal es la síntesis táctica de la batalla de Maipú en sus preliminares.

El general en jefe que había levantado su enseña en el centro de la primera línea, observando la inacción del enemigo, mandó romper el fuego con las cuatro piezas de batir servidas por los artilleros argentinos, con el objeto de descubrir sus fuegos de artillería y sus planes. Una de las balas mató el caballo del general en jefe español.

En el acto, la artillería española contestó ese fuego con el suyo, manteniendo su formación, y suministró a San Martín el dato que necesitaba. Era evidente que Osorio se preparaba a una batalla defensiva y lo indicaba claramente, además de su formación, la circunstancia de no haber ocupado el perfil de las lomas de su posición, a fin de utilizar por más tiempo los fuegos de su infantería y aprovechar el espacio para dar con ventaja en su oportunidad una carga a la bayoneta con sus gruesos batallones, así que aquéllos hubiesen diezmado los de los independientes.

El general San Martín, tuvo entonces la intuición de la victoria, que debía decidir de los destinos de la América independiente. Dio audazmente la señal del ataque, mandando levantar en alto la bandera argentina y chilena, y en medio de ellas, la bandera encarnada como una llamarada sangrienta.

Su ojo penetrante había descubierto el flanco débil del enemigo, que era su derecha. Las "columnas se descolgaron", según la pintoresca expresión del mismo general en su parte, y "marcharon a la carga, arma al brazo sobre la línea enemiga", con entusiasmo, a paso acelerado. La reserva y la artillería permanecieron en su puesto, esperando las órdenes del general.
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
BATALLA DE MAIPU

El movimiento se inició por la derecha; pero no era éste el verdadero punto de ataque. Su objeto era doble: desalojar la izquierda del enemigo destacada sobre el mamelón y amenazar el frente o la izquierda de su centro, concurriendo así al ataque de la izquierda, que tenía que recorrer la menor distancia entre las alturas para cargar sobre el flanco más desguarnecido.

Según el éxito de una u otra ala, la batalla se empeñaría por la derecha o por la izquierda, interviniendo convenientemente la reserva en sostén de la que llevase la ventaja o la desventaja: en el primer caso, sería una batalla de frente, cortando la izquierda y desbordando la derecha enemiga, y en el segundo, un verdadero ataque oblicuo de la derecha flanqueando o tomando por retaguardia Las Heras las columnas realistas, y esto era lo que se proponía San Martín, al aprovechar el error cometido por Osorio, que iba a verse obligado a entrar en combate con todas sus fuerzas alterando su formación. En estas condiciones el secreto de la victoria estaba en el uso oportuno de la reserva.

Las Heras avanzó gallardamente sin disparar un tiro, a la cabeza del núm. 11 de los Andes, que era el nervio de la infantería del ejército, sostenido por los dos batallones que formaban su brigada, y lanzó al llano los escuadrones de Granaderos montados, amenazando la posición del mamelón.

La batería de cuatro cañones del mamelón rompió el fuego sobre el núm. 11 así que éste se presentó a la vista, causándole bastantes estragos en sus filas, pero siguió avanzando con rapidez seguido por los Cazadores de Coquimbo y los Infantes de la Patria de Chile, mientras la artillería de Blanco Encalada, que había quedado en posición sobre la loma, apoyaba el ataque lanzando sus proyectiles por encima de las columnas patriotas que marchaban por el terreno bajo. Primo de Rivera, que comprendió que el propósito de Las Heras era aislarlo de su línea de batalla, lanza a su vez su caballería situada entre el mamelón y la lomada triangular.

Morgado carga con ímpetu a la cabeza de los "Dragones de la Frontera". Las Heras se cierra en masa y espera, dando órdenes a Zapiola que cargue por su derecha con la caballería. Los dos primeros escuadrones de Granaderos a órdenes de los comandantes Manuel Escalada y Manuel Medina, salen al encuentro sable en mano, y hacen volver caras a los jinetes realistas, que reciben en su huida los disparos de la artillería de Blanco Encalada, y se ven obligados a refugiarse tras de su anterior posición.

Escalada y Medina son recibidos por los fuegos de fusilería y de metralla del mamelón; remolinean, pero se rehacen con prontitud; dejan a su Derecha la altura fortificada, y apoyados con firmeza por los dos escuadrones de reserva mandados por Zapiola, siguen adelante en persecución de los derrotados, que se dispersan o se repliegan en desorden a la división de Morla sobre la loma.

Las Heras se establece sólidamente con el núm. 11 en un cerrillo intermedio, fronterizo al mamelón y al ángulo nordeste del triángulo, en actitud de atacar el mamelón y concurrir al ataque de la izquierda. El ala izquierda de los realistas quedaba así aislada, y la izquierda de su centro amagada.

Casi simultáneamente con la carga de los Granaderos a la derecha, el ala izquierda trepaba las alturas de la posición realista por el ángulo este, iniciando un movimiento envolvente sin divisar todavía los cuerpos enemigos. Los realistas, apercibidos del error de haber retirado su derecha perdiendo las ventajas que les daba el terreno, o arrastrados por su ardor, se decidieron a tomar la ofensiva.

Ordóñez, a la cabeza de los batallones "Infante don Carlos" y "Concepción", con dos piezas de artillería, salió atrevidamente al encuentro de los patriotas en dos columnas de ataque paralelas, quien fue seguido muy luego por los batallones "Burgos" y "Arequipa", mandados por Morla, en la misma formación y escalonados por su izquierda.

Osorio, que llegó a temer por su derecha y notando que quedaba sin reserva, mandó reconcentrar al centro de la línea la columna de granaderos destacada sobre el mamelón con Primo de Rivera. Ordóñez, al encimar con su división una de las colinas del campo, se encontró a distancia como de cien metros al frente de la de Alvarado, trabándose inmediatamente un combate de fusilería que causó estragos en ambas filas.

Por desgracia para los independientes, dos de sus batallones, - el núm. 8 de los Andes y el núm. 2 de Chile, - que ocupaban en un bajo la zona peligrosa de los fuegos contrarios, sufrieron considerables bajas en los primeros momentos: el núm. 8, compuesto de los negros libertos de Cuyo, mandado por Enrique Martínez, se desordena después de perder la mitad de su fuerza, y se retira en dispersión; el núm. 2 intenta cargar a la bayoneta para restablecer el combate, y al ejecutar esta operación se dispersa también.

Alvarado, que cubría la izquierda con el núm. 1 de Cazadores de los Andes, despliega en batalla y rompe el fuego; pero a su vez se ve obligado a ponerse en retirada para evitar una total derrota. La victoria parecía declararse en aquel costado por las armas españolas.

Ordóñez y Morla, con sus cuatro gruesos batallones escalonados en dos líneas de masas, levantando como 3.500 bayonetas, se lanzan en persecución del ala izquierda independiente casi deshecha, y sus cabezas de columna descienden impetuosamente los declives de la lomada, con grandes aclamaciones de triunfo.

En ese momento la artillería chilena de Borgoño, que con sus nueve piezas ligeras había quedado ocupando el perfil opuesto en la Loma Blanca, rompe sobre los vencedores un vivo fuego a bala rasa, que los hace vacilar; reaccionan éstos inmediatamente, pero al pisar el llano son recibidos por una lluvia de metralla que rompe sus columnas, haciéndolas retroceder, a pesar de los valerosos esfuerzos de Ordóñez y Morla.

Al observar estas peripecias, Las Heras ordena a los Infantes de la Patria de Chile, que carguen sobre el flanco de la división de Morla; pero son rechazados y retroceden en algún desorden. Hacía veinte minutos que la lucha se mantenía en este estado incierto, cuando se oyó el toque de carga de la reserva independiente, y vióse a sus columnas moverse a paso acelerado hacia el ángulo este de la posición enemiga.

San Martín, que se había mantenido en la altura de la Loma Blanca, en observación de los primeros movimientos de su derecha, dictando con sangre fría sus órdenes según las circunstancias, adelantóse con el cuartel general hasta la proximidad de la posición avanzadaocupada por Las Heras, para dirigir de más cerca las operaciones de su línea.

Al notar desde este punto el rechazo de su izquierda, dio orden a la reserva que cargase en su protección, dirigiéndose con su escolta al sitio donde iba a decidirse la acción por un último y supremo esfuerzo. El coronel Hilarión de la Quintana, a la cabeza de los batallones núm. 1 y 7 de los Andes, y el núm. 3 de Chile, descendió la loma, atravesó la hondonada efectuando con sus columnas una marcha oblicua sobre su izquierda, y llegó al ángulo este de la posición enemiga, en circunstancias que las columnas españolas se habían replegado a ella rechazadas por los certeros fuegos de la artillería de Borgoño.

A vista de la reserva, los batallones 8 de los Andes y 2 de Chile se rehacen y sobre la base de los Cazadores de los Andes, que no Habían perdido del todo su formación, entran en línea, mientras Quintana trepa la altura del triángulo un poco a la derecha del punto por donde lo había efectuado antes Alvarado. El ataque oblicuo se iniciaba, y la batalla iba a cambiar de aspecto.

LA GRAN CARGA DE MAIPU

Aislada la izquierda realista, privada del apoyo de la caballería que la ligaba con su línea de batalla y debilitada de las compañías de granaderos que por orden de Osorio habían acudido a formar la reserva general, Las Heras se disponía a arrebatar su posición, cuando Primo de Rivera que la mandaba, emprendió su retirada, dejando abandonados en el mamelón sus cuatro cañones.

El núm. 11 de los Andes y los Cazadores de Coquimbo, convergen entonces hacia el centro, persiguiendo activamente a las fuerzas de Primo de Rivera, y toman la retaguardia enemiga, mientras el batallón Infantes de la Patria de Chile, rehecho, vuelve a concurrir al ataque de la izquierda. La batalla se concentraba en breve espacio sobre la meseta triangular de la lomada de "Espejo", donde iba a decidirse.

Casi simultáneamente, el combate se renovaba con más encarnizamiento por una y otra parte en la extremidad opuesta de la línea. Para despejar el ataque por este lado, San Martín ordena a los Cazadores montados de los Andes y a los Lanceros de Chile, que arrollen la caballería de la derecha enemiga.

Bueras y Freyre cumplen bizarramente la orden: llevan una irresistible carga a fondo a los "Lanceros del Rey" y los "Dragones de Concepción" que salen a su encuentro, los hacen pedazos y los persiguen largo trecho en desbande hasta dispersarlos completamente. Bueras muere en la carga, atravesado de un balazo. Freyre, tomando el mando de todos los escuadrones, trepa la altura y amaga el flanco derecho de Ordóñez. La caballería realista de ambos costados ha desaparecido. El combate final se traba entre la infantería argentino-Chilena y la española.

Los tres batallones de la reserva mandados por Quintana, forman en línea de masas: el núm. 7 de los Andes más avanzado a la izquierda; el núm. 3 y núm. 1 de Chile al centro y la izquierda, un poco más a retaguardia.

Al trepar la altura, encuéntranse casi a quemarropa con las columnas de Ordóñez y Morla, que ocultas por un pliegue del terreno obligaban en aquel momento sobre su izquierda para hacer frente al nuevo ataque, sin cuidarse de la deshecha división de Alvarado. El "Burgos", que no había entrado en pelea en el primer encuentro, hace flamear su secular bandera, laureada en Baylén y sus soldados entusiasmados gritan: "¡Aquí está el Burgos! ¡Diez y ocho batallas ganadas! ¡ninguna perdida!". La batalla se empeña con nuevo ardor a los gritos de "¡Viva la Patria! ¡ Viva el Rey!" Independientes y realistas hacen esfuerzos heroicos para alcanzar la victoria. Las distancias se estrechan.

Los independientes atacan con impetuosa intrepidez. Los realistas resisten tenazmente, sin retroceder un solo paso.

"Con dificultad," dice San Martín en su parte, "se ha visto un ataque más bravo, más rápido y más sostenido, y jamás se vio una resistencia más vigorosa, más firme y más tenaz."

La división de Alvarado, rehecha en gran parte, entra al fuego por el mismo punto por donde había trepado antes la lomada, y concurre al ataque de la reserva, a la vez que Borgoño con ocho piezas marcha al galope a ocupar la puntilla del este.

La derecha patriota con la artillería de Blanco Encalada avanzada, converge al centro y toma la retaguardia de los realistas. La caballería de Freyre vencedora, amaga su flanco derecho. El "Burgos" agita su bandera, y pelea como un león. El batallón "Arequipa", mandado por Rodil, mantenía impávido su posición.

Los batallones "Infante don Carlos" y "Concepción", dirigidos personalmente por Ordóñez, se baten con desesperación. En esos momentos, el general en jefe del rey, abandona el campo de batalla y se entrega a la fuga. Ordóñez, el más digno de mandar a los realistas en la victoria y en la derrota, toma la dirección de la formidable columna de la infantería española, e intenta desplegar sus masas; pero el terreno le viene estrecho, y se envuelve en sus propias maniobras.

El núm. 7 de los Andes y el núm. 1. de Chile cargan a la bayoneta, a los gritos de "¡Viva la libertad!" y la escolta de San Martín, al mando del mayor Angel Pacheco, juntamente con Freyre cargan sobre su flanco derecho. El "Burgos" forma cuadro, y rechaza las cargas, aunque con grandes pérdidas. Hacía media hora que duraba el porfiado combate. Los realistas, circundados, sin caballería que los apoye y exhaustos de fatiga, vacilan y empiezan a cejar, pero sin desordenarse.

La última esperanza, es la reserva de granaderos desprendida de la izquierda que no pudo llegar a tiempo, y los cazadores de Morgado que perseguidos de cerca por Las Heras, quedan cortados y se precipitan en fuga sobre el callejón de "Espejo". Ordóñez, con sus filas raleadas emprende con serenidad la retirada hacia la hacienda de "Espejo", formado en masa compacta.

San Martín redobla sus órdenes para que la persecución se haga vigorosamente a fin de impedir toda reacción, y condensa su ejército. Ordóñez continúa impávido su movimiento retrógrado, y con sus últimos restos se refugia en la hacienda de "Espejo".

PARTE DE MAIPU

La batalla estaba decidida por los independientes. San Martín, con el laconismo de un general espartano, dicta desde a caballo el primer parte de la batalla, y el cirujano Paroissien lo escribe, con las manos teñidas en la sangre de los heridos que ha amputado: "Acabamos de ganar completamente la acción.

Un pequeño resto huye: nuestra caballería lo persigue hasta concluirlo. La patria es libre". Los enemigos del gran capitán sudamericano han dicho, que San Martín estaba borracho al escribir este parte. Un historiador chileno lo ha vengado de este insulto con un enérgico sarcasmo: "Imbéciles! ¡Estaba borracho de gloria!".

En ese instante oyéronse grandes aclamaciones en el campo. Era O’Higgins que llegaba. El Director, al saber que la batalla iba a empeñarse, devorado por la fiebre causada por su herida, monta a caballo y al frente de una parte de la guarnición de Santiago, se dirige al teatro de la acción.

Al llegar a los suburbios, oye el primer cañonazo y apresura su marcha. En el camino, un mensajero le da la noticia que el ala izquierda patriota ha sido derrotada, y sigue adelante sin vacilar; pero al llegar a la loma tuvo la evidencia del triunfo. Adelantóse a gran galope con su estado mayor, y encuentra a San Martín a inmediaciones de la puntilla sudoeste del triángulo, en momentos que disponía el último ataque sobre la posición de "Espejo": le echa al cuello desde a caballo su brazo izquierdo, y exclama: "¡Gloria al salvador de Chile!".

El general vencedor, señalando las vendas ensangrentadas del brazo derecho del Director, prorrumpe: "General: Chile no olvidará jamás su sacrificio presentándose en el campo de batalla con su gloriosa herida abierta." Y reunidos ambos adelantáronse para completar la victoria. Eran las cinco de la tarde, y el sol declinaba en el horizonte.

RESISTENCIA DE ORDOÑEZ

La batalla no estaba terminada. Ordónez, sin desmayar, se había posesionado del caserío de "Espejo", dispuesto a salvar el honor de sus armas con la resistencia, o la vida de sus soldados en una retirada protegida por la oscuridad de la noche.

Reconcentró allí las compañías de granaderos y cazadores casi intactas, y los restos del "Burgos", el "Concepción" y el "Infante don Carlos", habiéndose el "Arequipa" retirado del campo con su comandante Rodil.

El valeroso general español, con una admirable sangre fría, lo dispone todo personalmente con habilidad y decisión. Coloca en el fondo del callejón, tras una ancha acequia frente de un puentecillo, los dos únicos cañones que le quedaban, sostenidos por cuatro compañías de fusileros.

Forma el grueso de su infantería sobre una pequeña altura fronteriza a las casas, dando cara a los dos frentes vulnerables; reconcentra en el patio de las casas su reserva, pronta a acudir a todos los puntos amenazados; cubre con destacamentos los callejones laterales, y extiende en contorno, protegidos por las tapias y emboscados en las viñas, un círculo de cazadores. En esta actitud decidida espera el último ataque.

TRIUNFO FINAL

Las Heras es el primero que persiguiendo a los cazadores de Morgado, llega a la puntilla sudoeste, fronteriza a la boca alta que domina el callejón de "Espejo". Dióse cuenta inmediatamente de la situación, y prudentemente dispuso que el batallón descendiera al llano y se ocultase tras de un pequeño mamelón al oriente del caserío (izquierda española) y esperase la señal de un toque de corneta para coronarlo y romper el fuego.

A medida que fueron llegando otros batallones, les señaló sus puestos, y estableció convenientemente la artillería en la parte alta de la puntilla, a fin de cañonear la posición antes de dar el asalto.

En esos momentos se presenta el general Balcarce, y ordena imperiosamente que el batallón Cazadores de Coquimbo ataque sin pérdida de tiempo por el callejón. El comandante Thompson, da la señal y penetra resueltamente en columna al desfiladero. Allí es recibido por la metralla de las dos piezas que lo defendían. Pretende avanzar; pero nuevas descargas de fusilería del frente y de los flancos, lo detienen, y al fin lo hacen retroceder en derrota, dejando en el sitio 250 cadáveres, salvando con todos sus oficiales heridos.

Volvióse entonces al bien calculado plan de Las Heras. Los comandantes Borgoño y Blanco Encalada rompieron el fuego con diecisiete piezas que en menos de un cuarto de hora desconcertó las resistencias, obligando a los realistas deshechos por el cañoneo, a refugiarse en las casas y en la viña del fondo. La señal de asalto se da: el núm. 11, sostenido por dos piquetes del 7. y 8. de los Andes, carga por el flanco rompiendo tapias, y pasa a la bayoneta cuanto se le presenta.

La batalla estaba terminada. Los realistas se dispersan en pelotones en las encrucijadas, viñas y potreros adyacentes. En ese momento hace su aparición en la lucha final, un regimiento auxiliar de milicias de Aconcagua, que lazo en mano se apodera de centenares de prisioneros como de reses en el aprisco.

Los vencedores irritados por el sacrificio del Coquimbo, continuaban matando, cuando se presentó Las Heras, y mandó cesar la inútil carnicería. Pocos momentos después le entregan sus espadas como prisioneros, el heroico general Ordóñez, el jefe de estado mayor Primo de Rivera, el jefe de división Morla, los coroneles de la caballería Morgado y Rodríguez, y con excepción de Rodil, todos los oficiales de la infantería realista, Laprida, Besa, Latorre, Jiménez, Navia y Bagona, y multitud de oficiales.

Las Heras alargó ambas manos a Ordóñez, y lo saludó como a un compañero de heroísmo, ofreciéndole noblemente su amistad, y amparando con su autoridad a sus compañeros de infortunio.

TROFEOS DE MAIPU


Los trofeos de esta jornada fueron, doce cañones, cuatro banderas,; un general, cuatro coroneles, siete tenientes coroneles, 150 oficiales y 2.200 prisioneros de tropa; 3.850 fusiles, 1.200 tercerolas, la caja militar, el equipo y las municiones del ejército vencido.

1200 realistas perecieron en el campo de batalla.

Esta victoria, la más reñida de la guerra de la independencia sudamericana, fue comprada por los independientes a costa de la pérdida de más de 1.000 hombres entre muertos y heridos, pagando el mayor tributo los libertos negros de Cuyo de los cuales quedó más de la mitad en el campo.

Importancia de Maipú

Más que por sus trofeos, Maipú fue la primera gran batalla americana, histórica y científicamente considerada. Por las correctas marchas estratégicas que la precedieron y por sus hábiles maniobras tácticas sobre el campo de la acción, así como por la acertada combinación y empleo oportuno de las armas, es militarmente un modelo notable si no perfecto, de un ataque paralelo que se convierte en ataque oblicuo, por el uso conveniente de las reservas sobre el flanco más débil del enemigo por su formación y más fuerte por la calidad y número de sus tropas, inspiración que decide la victoria, siendo de notarse, que San Martín, como Epaminondas, sólo ganó dos grandes batallas, y las dos, por el mismo orden oblicuo inventado por el inmortal general griego.

Por su importancia trascendental, sólo pueden equipararse a la batalla de Maipú, la de Boyacá, que fue su consecuencia inmediata, y la de Ayacucho que fue su consecuencia ulterior y final; pero sin Maipú, no habría tenido lugar Boyacá ni Ayacucho. Vencidos los independientes en Maipú, Chile se pierde para la causa de la emancipación, y con Chile, probablemente la revolución argentina, encerrada dentro de sus fronteras amenazadas por dos ejércitos vencedores por sus dos puntos más vulnerables, desde entonces inmunes.

Sobre todo, sin Chile, no se obtiene el dominio naval del Pacífico, la expedición al Bajo Perú se hace imposible, y Bolívar no hubiera podido converger hacia el sur, aún triunfando en el norte de los ejércitos españoles con que luchaba, y de hacerlo, se habría encontrado con 30.000 hombres que le hicieran frente y el mar cerrado.

Además, Maipú quebró para siempre el nervio militar del ejército español en América, y llevó el desánimo a todos los que sostenían la causa del rey desde Méjico hasta el Perú, dando nuevo aliento a los independientes. Chacabuco había sido la revancha de Sipe-Sipe: Maipú, fue la precursora de todas las ventajas sucesivas. Tuvo además, el singular mérito de ser ganada por un ejército derrotado e inferior en número a los quince días de su derrota, ejemplo singular en la historia militar.

http://www.crucedelosandes.com.ar/batalla_maipu.asp
 

joseph

Colaborador
Colaborador
¿Cancha Rayada victoria realista o más bien retirada estrategica de los independentistas?
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
Joe lee el topico inicial-que modestia aparte, es el mejor-Cancharayada fue un contrasts, una sorpresa, una derrota para los patriotas, pero curiosa drrota en la que el enemigo, amparado por la obscuridad de la noche ataca a por sorpresa y sufre mas bajas?..Una derroat sin mayor importancia, un contraste que en nada altero el deselnace de los planes del Gral. San Martin..Chacabuco es prueba de esto..
Saludos
 

joseph

Colaborador
Colaborador
El topico inicial lo lei, lo que saque en claro es que todo el mundo corrio sin sentido (1500 dispersos) porque no sabian que pasaba.
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
El topico inicial lo lei, lo que saque en claro es que todo el mundo corrio sin sentido (1500 dispersos) porque no sabian
En respuesta no puedo resistir a copiar un comentario tomdo de un libro sobre la gurra civil española:
" Durante los muchos años que he combatido, y en las tres guerras en que he tomado parte e, he visto huir ante nosotros, o junto a nosotros, a alos abisinios y los somalies. a lo españoles rojos y nacionales, a los alemanes en el bosque de Brihuega, y en otros muchos lugares a franceses, ingleses,a norteamricanos y rusos. asi siempre, los soldados se retiran en desorden cuando, despus de haber intentado en vano una resistencia frontal ante la superioridad enemiga se niegan a una matanza inutil"

Alcofar Nassaes, José L, C.T.V. Los Legionarios Italianos en la Guerra Civil Española, CDOPESA, Barcelona, 1972) pag.95
 

Yucaste

Forista Sancionado o Expulsado
"EN EL MISMO SITIO DONDE SE DE LA BATALLA Y SE OBTENGA UNA VICTORIA, SE LEVANTARÁ UN SANTUARIO DE LA VIRGEN DEL CARMEN, PATRONA Y GENERALA DE LOS EJERCITOS DE CHILE.
Y LOS CIMIENTOS SERAN COLOCADOS POR LOS MISMOS MAGISTRADOS QUE FORMULAN ESTE VOTO Y EN EL MISMO LUGAR DE SU MISERICORDIA, QUE SERA EL DE SU GLORIA".


Este es el texto del juramento por el cual el pueblo de Santiago y sus autoridades civiles y religiosas, encabezados por don Luis de la Cruz, como Director Supremo delegado y Monseñor Ignacio Cienfuegos, Vicario de la Diócesis de Santiago, reunidos en la iglesia Catedral, el sábado 14 de marzo de 1818, a fin de depositar su confianza en la intercesión de la Virgen del Carmen, ante el avance de los ejércitos españoles al mando de Osorio, prometen construir un Templo a su memoria en el lugar donde se afirmase para siempre la libertad de Chile.

El 5 de Abril de 1818, en medio de la gloriosa Batalla de Maipú el general San Martín, viendo flaquear un ala del ejército, grita a la tropa, entusiasmado: "NUESTRA PATRONA, LA SANTISIMA VIRGEN DEL CARMEN NOS DARA LA VICTORIA Y AQUÍ LEVANTAREMOS LA IGLESIA PROMETIDA PARA CONMEMORAR ESTE TRIUNFO".

Después de la Victoria del 5 de abril en Maipú, el Director Supremo de la Nación, mediante Decreto del 7 de mayo de 1818, hace suyo el Voto del Templo.

En forma solemne ordena la iniciación de los trabajos:

"LA INMACULADA REINA DE LOS ANGELES, EN SU ADVOCACION DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, FUE JURADA PATRONA DE LAS ARMAS DE CHILE, PRIMERO POR EL VOTO GENERAL DEL PUEBLO, POR HABER EXPERIMENTADO SU PROTECCION EN EL RESTABLECIMIENTO DEL ESTADO QUE YACIA BAJO LA OPRESIÓN DE LOS TIRANOS, MEDIANTE EL ESFUERZO DEL EJERCITO RESTURADOR DE LOS ANDES Y DESPUES DEL 14 DE MARZO ULTIMO POR EL ACTO SOLEMNE EN QUE CONCURRIERON LAS CORPORACIONES, Y UN INMENSO PUEBLO EN LA SANTA IGLESIA CATEDRAL, AL OBJETO DE RATIFICAR, COMO RATIFICARON EXPRESAMENTE AQUEL JURAMENTO OFRECIENDO ERIGIRLE UN TEMPLO EN EL LUGAR DONDE SE DIESE LA BATALLA, A QUE NOS PROVOCO EL GENERAL ENEMIGO OSORIO: NO DEBE TARDARSE UN MOMENTO EL CUMPLIMIENTO DE ESTA SAGRADA PROMESA" . Firmado O'Higgins * Irisarri

TEMPLO VOTIVO DE MAIPU (Construido en el Campo de Batalla, solo con limosnas y ofrendas)




Virgen del Carmen, Patrona y Generala de Chile

 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
"San Martín. Hacía falta tanto bronce...Un primer comentario, y luego una pequeñísima reseña biográfica. Oscar García Massa

Elegí este título “San Martín. Hacia falta tanto bronce...” porque creo que, aunque es mucho el que se ha utilizado para erigir numerosos monumentos al prócer,

Reseña biográfica.


Si bien San Martín “naciò” para nosotros en 1812, con el inicio de su acción revolucionaria, nació a la vida el 25 de febrero de 1778, en Yapeyú, hoy Corrientes. Quiénes eran sus padres? Don Juan de San Martín -teniente de gobernador- y Gregoria Matorras y del Ser. Y no es por capricho que decimos esto, ni porque copiemos a Mitre o a Pacifico Otero, o a Pérez Amuchástegui o a un centenar de historiadores que han dicho y sostienen lo mismo, sino porque en el testamento de Gregoria Matorras se refiere a José Francisco de San Martín como a uno de sus hijos, porque cuando el futuro héroe de los Andes pidió ingresar a la milicia mencionó a su padre militar como referencia. Y hay datos del festejo del pueblo de Yapeyù cuando nació el hijo del teniente de gobernador, que era su padre. Y.

A los tres años de San Martín su familia vino a Buenos Aires. Y en abril del año 1784 llegaron a España. Allí, a los seis años de edad, nuestro hombre ingresó en el Seminario de Nobles de Madrid. Y demás está decir, aunque hoy todo es puesto en duda, que en ese centro educativo no podía entrar fácilmente un mestizo. Cabe recordar que aquí mismo, en la excéntrica Buenos Aires, se controlaba la “limpieza de sangre”. Al Colegio de San Carlos, en la Manzana de las Luces estaba claramente establecido que no podían entrar alumnos con sangre “de moros y judíos”. Lo propio ocurría en España, naturalmente.

En 1789 San Martín pasó al Regimiento de Murcia, para dar inicio a la que sería la carrera militar más importante de un argentino. Una carrera que comenzó al servicio de España. Actuó como militar europeo en África, en la propia España y en Francia.

Su primera batalla fue en Orán, una feroz contienda contra los moros, en 1791. Se dio un 25 de junio. Y en 1793, como consecuencia de su comportamiento en el combate lo ascendieron a subteniente segundo. En esa batalla, que poco se recuerda, fue cadete granadero. En Orán -Argelia- norte del África, los atacaba el sanguinario degollador bey Mustafá-Bu-Cheleghàn, al que los españoles conocían por “bigotillos”. Felipe V en persona recibió a los triunfadores de aquel sitio, encabezados por el conde de Montemar. Los españoles sufrieron 800 muertos y 2000 heridos. Tuvieron muchos prisioneros. La edad de San Martín: 15 años. Entonces pasó al ejército de Aragón y más tarde al del Rosellón. San Martín estuvo presente en la toma de Torre-Batera y Creu del Ferro, en el ataque a las alturas de Mauboles, San Marsal y Baterías de Villalonga, y en varios combates más, hasta 1794. Asimismo, participó en el sostenimiento de la defensa de otros puntos.

En 1794, a los 16 años, lo promovieron al grado de subteniente primero. Otro grado más para su ascenso, en 1798, a los 20 años: teniente segundo. Ese año participó del combate de la nave Dorotea contra el buque de guerra Lion.

San Martín también participó de la guerra contra Portugal. De su participación en la batalla naval, debemos deducir que se trata de una experiencia que el militar habrá de utilizar en América para sus acciones sobre la costa peruana. Respecto de Portugal, su participación en esa guerra le habría permitido comprender mejor las intenciones de ese estado en la guerra americana, especialmente en vísperas de la declaración de nuestra independencia, circunstancia en la que junto a Belgrano, aseguró que esa potencia no tenía interés en actuar contra la revolución.

En 1804 comandó guerrillas contra Napoleón. Carlos IV lo nombró entonces capitán segundo, cuando tenia 30 años. En 1808 lo tuvimos en Cataluña, en el ejército de esa plaza. En Arjonilla participó de la victoria. Pasó al regimiento de Caballería de Borbón, ya con Fernando VII en el trono. Con Antonio Malet, el marqués de Coupigny, tomó parte en la batalla de Baylén, que no fue una batalla pequeña, precisamente. El general francés derrotado en esa batalla dejó 19.000 prisioneros. San Martín actuó brillantemente y fue nombrado entonces teniente coronel, con la felicitación del marqués,
expuesta en una carta. En 1810, a los 32 años, fue ayudante del marqués. Y poco después, tras su participación en la victoriosa batalla de Albuera, contra los franceses, (1811), fue nombrado jefe del Regimiento de Dragones de Sagunto. Pero pidió su retiro ese año, el 26 de agosto, a los 33 años.

La Regencia Española autorizó su viaje a Lima. Pero San Martín pasó a Londres. Y allì comenzó su actuación en las logias independentistas. Integró la Gran Reuniòn Americana, de Francisco Miranda, y la Logia Lautaro. Se había vinculado a esta logia en Cádiz. No era el único en volver a América. Fueron varios los que volvieron en la fragata George Canning, uno de ellos Alvear, y también Zapiola y Chilavert. Son una veintena los que se hicieron a la mar en Londres para viajar a esta tierra colonial, que querían liberar.

Y aquí, en Buenos Aires, nació el San Martín que más conocemos, y el que nos importa sobremanera. Fue un día de 1812, más precisamente, el 9 de marzo. Era el hijo de esa mujer que escribió en una carta, orgullosa, que José Francisco, “ha hecho tres campañas en la defensa de las plazas de Melilla y Orán...” Pero San Martín no había vuelto aquí para realista. En ese caso, hubiera pasado a Lima, para lo que le habían autorizado. En 1812, ya en Buenos Aires, el Triunvirato le reconoció el grado de teniente coronel, que era el tope de la carrera militar de un español americano en Europa. Entonces, el Triunvirato le encargó, a aquel experto granadero español, la creación de un regimiento de granaderos a caballo. En enero de 1813, San Martín quedó a cargo del cuidado de la costa del Paraná. Y, siguiendo a una expedición realista fue que la sorprendió a la altura del monasterio de San Lorenzo, donde les dio batalla. Los realistas desembarcaron al amanecer. San Martín, oculto con sus hombres detrás del monasterio franciscano de San Carlos, los atacó, pero ordenó a sus hombres que no dispararan sino que utilizaran sólo lanzas y sables. Y así fue el combate contra la fusilería y la artillería enemiga, donde se produjo el episodio en el que San Martín fue rescatado por el sargento correntino Juan Bautista Cabral, que recibió dos heridas mortales que se lo llevaron dos horas después y lo dejaron como un mito -para siempre- con nosotros. Cuánto duró el combate?, solo 15 minutos decisivos, para que la costa quedara segura de los ataques de Montevideo. Y para que se supiera que estábamos preparados para contener el acoso montevideano. El combate de San Lorenzo ocurrió el 3 de febrero de 1813, cuando San Martín tenía 35 años y ya no formaba parte de un ejército capaz de tomar 19.000 prisioneros sino de uno que había ganado su primer combate, con 120 hombres de coraje. Febrero es un mes importante en la cronología sanmartiniana. En 1817, dio la batalla de Chacabuco, un 12 de febrero.

Después de San Lorenzo, San Martín pasó al Ejército del Norte, como su jefe. En Yatasto, se reunió con Manuel Corazón de Jesús Belgrano, de quien opinó que militarmente no era ni Moreau, ni Bonaparte, pero que era lo mejor que teníamos en América.

Pero, más allá de la zaga interminable de batallas que ahora comienza: ¿qué era San Martín? En principio, un hombre inserto en una realidad histórica dada. En una sociedad que aspiraba a ser libre de la dominación española. En un pueblo que temía, a la vez, la venganza colonial. En un pueblo capaz de dar su sangre, y no literariamente, sino como la dio durante las invasiones, o en cada batalla de la revolución. El hombre que nació aquí era un americano, devenido militar español que regresaba a su tierra que quería liberarse, que se hizo cargo de esa necesidad y se acopló al proyecto común, como uno de sus líderes. Venía de una Europa penetrada por el pensamiento de la ilustración, previo al retorno al antiguo régimen -con Bonaparte- y a la desaparición del republicanismo en el viejo mundo, como denunció Belgrano en las sesiones secretas del Congreso de Tucumán, en 1816, previas a la declaración de nuestra Independencia. Pero San Martín ya había sido impregnado de republicanismo en su formación europea, como Belgrano. Y eso no cambiaría jamás.

San Martín quería seguir la campaña, pero no por el norte. La Revolución tenía que consolidarse militarmente para avanzar en el terreno de las definiciones políticas. Y el jefe del Ejército creía que había que cruzar a Chile y, desde allí a Lima, por mar, para terminar la guerra contra los realistas. Es el concepto de Plan Continental. En 1814 pidió a Buenos Aires la gobernación de Cuyo y el comando de un ejército de caballería para cruzar a Chile.

San Martín enfermó y pasó a Córdoba a recuperarse. El Director Supremo, Posadas, lo nombró -finalmente- gobernador intendente de Cuyo, como quería. Recibió la provincia el 6 de setiembre de 1814. Tenía 36 años. Entonces lo ascendieron a coronel mayor de los ejércitos de las Provincias Unidas y rechazó el ascenso.

Alvear, por entonces, se hizo del gobierno. Como Director Supremo y, con su natural envidia a San Martín, trató de despojarlo de la gobernación de Cuyo. El pueblo mendocino se opuso y San Martín quedó consolidado en su posición.

La presión de San Martín para que se declarara la Independencia fue equiparable con la de Belgrano. Lo hizo a través de los diputados de su provincia ante el Congreso de Tucumán. Tomás Godoy Cruz fue su principal vocero.

Ya declarada la Independencia, San Martín siguió preparando el Ejército para Chile y Perú, desde Mendoza. Y con el nuevo Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredón, las cosas cambiaron. Reunido con él en Córdoba el 21 de julio, se resolvió el paso a Chile.

La tarea de San Martín en Mendoza fue inolvidable, tanto como repúblico funcionario, como en su rol militar, preparando el ejército más importante que tuvo la nación en su historia. Ensambló la operación con un detalle y una precisión absolutos, durante 28 meses. Fue una aventura, pero una aventura preparada con total prudencia y profesionalidad. Allí está como recuerdo imborrable el campamento de El Plumerillo, y el nombre del fray Luis Beltrán que hacía todo lo que necesitaba el ejército, con lo poco que había. Muchas campanas dejaron de sonar como campanas y, fundido su metal y moldeado como cañones, su música fue la del trueno de la guerra. Alvarez Condarco, un ingeniero, obtuvo pólvora. Y comenzaron a sonar apellidos como los de Soler, Las Heras, Alvarado, Conde, Crámer, Necochea, Brandsen, Lavalle, Arcos.

Recordamos también, en este acelerado recorrido por la vida sanmartiniana, la famosa guerra de zapa, que hoy se llamaría pomposamente, guerra psicológica, por la cual el libertador sembró el desánimo entre los realistas y el desconcierto, mediante la siembra de rumores llevados por agentes propios entrados a Chile.

San Martín, por orden del Director Supremo Pueyrredón, iba a Chile a liberarlo e independizarlo de las huestes de Osorio, no a tiranizarlo ni a intervenir en sus asuntos. El 18 y el 19 de enero salió de Mendoza el Ejército de los Andes. Eran 4.000 soldados y unos mil de milicias. Alvarez Condarco había reconocido los pasos cordilleranos. Dos columnas, por el sur y por el norte, distrajeron al enemigo, para que se dividiera.

¿Por dónde iba San Martín? Por el Paso de los Patos, el del centro, el más frío, el más alto, el más difícil, con el grueso del ejército. Todos en lentas mulas. Con el tiempo de marcha y de descanso calculados perfectamente.

En Chacabuco le esperaba el brigadier realista Rafael Moroto, con 2.500 hombres. La batalla, en la que intervino O`Higgins, se dio el 12 de febrero de 1817. Fue la primera librada fuera de los limites virreinales. El 14 de febrero el ejército entró en Santiago. San Martín declinó ser gobernador y entregó el mando a O`Higgins. Declinó también el dinero con que le quiso premiar Chile: lo destinó para fundar una biblioteca, la Biblioteca Nacional de Chile.
Luego, su viaje de incógnita a Buenos Aires, su entrevista con Pueyrredón. Y el proyecto de Lima. Aquí estuvo el 9 de abril de 1817, a los 39 años. Y aún tenía mucho bronce por ganar, sin proponérselo. Aunque bastara ya con esta campaña para que tuviéramos con él y con esos hombres una deuda grande.

En 1818 proclamó junto a O`Higgins la independencia de Chile, donde fue nombrado General en Jefe de su Ejército.

Pero vino la reacción española y el ataque nocturno de Ordoñez en Cancha Rayada, que sorprendió a San Martín el 19 de marzo de 1818. Unos días después, organizado el ejército nuevamente, Osorio y San Martín se enfrentaron en Maipú, el 5 de abril. Nuestro capitán de los Andes contaba con 5.000 hombres. Y el que mejor lo cuenta es el viajero inglés Samuel Haig. De él tomamos estas palabras, que narran la batalla:

“Cuando despuntó el alba, en el día decisivo, grande para los destinos de la
libertad y de Chile, se descubrió el enemigo marchando desde Espejo, (...).
San Martín inmediatamente hizo mover su ejército y avanzó hacia el enemigo
en columnas cerradas y mediante una marcha rápida (...)”

“El choque fue tremendo, cesando el fuego casi de golpe y ambos bandos cruzaron bayonetas. Los gritos repetidos de ¡Viva el Rey!, ¡Viva la Patria!, demostraban que cada pulgada de terreno era disputado desesperadamente; pero, a causa del polvo y humo, difícilmente podríamos saber de qué lado se inclinaba la victoria. Finalmente el grito realista enmudeció, y el avance de los patriotas con grandes vítores de ¡Viva la Libertad! proclamaban que la victoria era suya.

Cuando el Burgos se apercibió que sus filas estaban rotas, abandonaron toda idea de resistencia ulterior y huyeron en todas direcciones, aunque principalmente hacia el molino de Espejo. Fueron perseguidos por la caballería y despedazados sin piedad. En efecto, esta virtud había sido desterrada de los pechos de ambos bandos. La carnicería fue muy grande y me decían algunos oficiales que habían servido en Europa, que nunca presenciaron nada más sangriento que lo ocurrido en esta parte del campo de batalla”.

“Los realistas ya no hicieron más resistencia, la voz de orden era: ¡Sálvese el que pueda! y hacían esfuerzo por salir de la casa con la rapidez posible, pero fueron perseguidos y masacrados por el implacable enemigo. Hay un gran viñedo detrás de la casa por donde huyeron muchos realistas, pero a estar al cómputo más bajo, quinientos hombres perecieron en la hacienda y el viñedo”.

La linda hacienda de Espejo presentaba un horrible cuadro después del combate; las puertas y ventanas perforadas por balas de mosquete; los corredores, paredes y pisos, con porciones de sesos y coágulos y salpicaduras de sangre, y todo el lugar, dentro y fuera, cubierto de cadáveres. La casa estaba llena con el bagaje del ejército español y el
saqueo fue inmenso. Muchos soldados se enriquecieron durante la acción y es lamentable que varios oficiales les atendieran más a sus bolsillos que al éxito de la jornada; pero la conducta en general de oficiales y soldados fue admirable; combatieron desesperadamente y entusiastamente, con corazones por la causa de la Libertad y manos para el golpe de la Libertad.” Así fue Maipú. Así se consolidó la independencia de Chile y comenzó la acción de los realistas en defensa.

El 14 de mayo el Congreso lo nombró brigadier de los ejércitos de la Patria, contra su voluntad. Se fue a Chile en diez días y entró también de incógnito, para evitar nuevas muestras de afecto. Luego, Blanco Encalada atacó la flota española y acrecentó la escuadra patriota. El inglés Tomas A. Cochrane atacó el Callao y lo sitió. Y el 20 de agosto de 1820, la expedición sanmartiniana zarpó de Chile, de Valparaíso, rumbo al Perú. Eran 4.400 hombres, argentinos y chilenos. El secretario de Guerra: el “diablo” Bernardo Monteagudo. El capitán general de la expedición en su completo: San Martín. San Martín, que desoyó a Rondeau, que le llamaba desde Buenos Aires para reparar problemas internos, por las armas. Y San Martín prefirió enfrentar a los 23.000 enemigos de Perú, al mando del virrey Pezuela, que sabía de su profesión. Aunque San Martín sabía más, y no le dio combate, le eludió y fue sedicionando a las tropas del virrey, que se pasaron en masa a las patriotas.

Las acciones de Lavalle y Arenales fueron destacadísimas, al punto que los jefes militares se insurreccionaron contra Pezuela y dejaron Lima, que tomó San Martín el 19 de julio de 1821.

El 28 de julio se juró la Independencia. San Martín fue nombrado Protector del Perú, donde hizo una contribución grandiosa a la Revolución, con el más puro espíritu de 1810, encarnado por el polémico Monteagudo. Después se encontró con Bolívar en Guayaquil y él mismo contó, desde Bruselas, el 19 de abril de 1827 qué pasó en esas tres reuniones, en una carta dirigida a su amigo, el general Guillermo Miller:

“Mi confianza en el buen resultado estaba tanto más fundada, cuanto el ejército de Colombia, después de la batalla de Pichincha, se había aumentado con los prisioneros y contaba 9.600 bayonetas; pero mis esperanzas fueron burladas al ver que en mi primera conferencia con el Libertador me declaró que haciendo todos los esfuerzos posibles sólo podría desprenderse de tres batallones con la fuerza total de 1.700 plazas. Estos auxilios no me parecieron suficientes para terminar la guerra, pues estaba convencido que el buen éxito de ella no podría esperarse sin la activa y eficaz cooperación de todas las fuerzas de Colombia: así es que mi resolución fue tomada en el acto creyendo de mi deber hacer el último sacrificio en beneficio del país. Al siguiente día y a presencia del vicealmirante Blanco, dije al Libertador que habiendo convocado al congreso para el próximo mes –el día de su instalación sería el último de mi presencia en el Perú-, añadiendo: ahora le queda a usted general un nuevo campo de gloria en el que va usted a poner el último sello a la libertad de la América.”· “(...) la mañana del siguiente día me embarqué habiéndome acompañado Bolívar hasta el bote, y entregándome su retrato como una memoria de lo sincero de su amistad; -mi estadía en Guayaquil no fue más que de 40 horas, tiempo suficiente para el objeto que llevaba; dejemos la política y pasemos a otra cosa que me interesa más(...)”. Etc.


San Martín debió declinar en Bolívar que este terminara la guerra de emancipación americana. A su regreso, el 20 de setiembre, en Lima, entregó el poder al Congreso. “La presencia de un militar afortunado -por más desprendimiento que tenga- es temible a los estados que de nuevo se constituyen...” dijo, y se fue. De allí, a Santiago, en enero de 1823, donde le recibieron mal, cuando O`Higgins caía. Luego a Mendoza, casi sin recursos. Quedó en la chacra que le dio el gobierno, como campesino. Ese mismo año murió su esposa, María Remedios de Escalada, el 3 de agosto. En diciembre San Martín llegó a Buenos Aires, y se fue a Europa con su hija Mercedes el 10 de febrero. Francia, Inglaterra, Bruselas, y nuevamente rumbo a Buenos Aires en febrero de 1829, con 51 años, con la idea de quedarse aquí. La guerra interna, de facciones, no se lo permitió y regresó a Europa sin bajar del barco más que en Montevideo, para volver a Bruselas.

Que más. El casamiento de Mercedes con Mariano Balcarce, en 1832, cuando tenía 16 años. La presencia benefactora del rico español Alejandro Aguado. La propuesta de brindar sus servicios a la Patria ante el bloqueo francés, en 1838, a los 60 años. Y toda una década de atenta mirada de la situación argentina ante la agresión externa. Sus últimos años ya no en París sino en Boulogne Sur Mer, lejos de la revolución que derrocó a Luis Felipe.

Murió a las tres de la tarde del 17 de agosto de 1850. Se lo embalsamó. Se le colocó en cuatro ataúdes, dos de plomo, uno de abeto, el otro de encina.

Avellaneda, en 1877, dijo que los pueblos que se apoyan sobre sus tumbas gloriosas, son los que mejor preparan el porvenir.

El 28 de mayo de 1880 llegaron los restos de San Martín a Buenos Aires.

Quería una confederación de estados americanos. Consideraba inconveniente la secesión en la guerra civil entre unitarios y federales. Cruzó los Andes.
Nació en 1812, hijo de la Libertad y del Coraje.

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General José Francisco de San Martín, vencedor en San Lorenzo, Chacabuco y Maipú, Libertador de Argentina, Chile y Perú--------------------------------------------------------

Al hombre argentino, que constituyo El Ejército de los Andes, y bajo los pliegues de cuya bandera logro Chile su independencia.

"Gaucho, centauro indomito
autentico exponente
de una raza a quien jamas
exaltara pluma alguna
que escribiera
la historia de mi patria!

Gaucho! una paloma en tus ojos
y un tigre dentro del pecho!
fuistes manso con los mansos
pero al flaquear tus derechos
la tacuara formo parte
de tus manos y tus nervios

Fuistes bagual en los llanos
fuistes tigre entre los cerros
y condor con San Martín
cuando cruzastes los Andes
y con EL
ganastes el cielo

Entre sonar de guitarras
y laridos de guerreros
con Gúemes y con Belgrano,
con San Martin y Dorrego
hicistes tuya la patria
que codicio el extranjero

Dijeron que eras salvaje..
por eso te persiguieron
y colgaron en tu pecho
la llaga del sufrimiento
Cuando no se que señores
te declararon matrero!

Si la sangre hecha semilla
regada en mil entreveros,
Cuando montado en un potro
sin mas armas que tus sueños
sembrastes patria y conciencia
para cosechar derechos..
Nunca te lo valoraron!!
segun por ahi dijeron..

" Total es sangre de gaucho
y no tiene ningun precio!!"

Pero tu unico ideal
fue de seguir,
sembrando patria..

Pienso que siempre
el cristiano apechugo
el sufrimiento

Y es por eso que yo siento
de esta manera tu ofensa
por salir en tu defensa
yo te brindo el homenaje
de mi pluma, y de mi acento
Porque tu tierra es la mia!
Porque es tu sueño mi sueño!
Que se enojen los que quieran!
Yo, YO TE BENDIGO!! MATRERO!!
 

Cocker

Colaborador
Colaborador
EXCELENTE Bruner, que manera tan entretenida que tenes para exponer, me parecia estar viendo la batalla.
Nobleza obliga reconocer la valentia del Jefe Realista Ordoñez y el rol fundamental del Gral. Las Heras.
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
Nobleza obliga reconocer la valentia del Jefe Realista Ordoñez y el rol fundamental del Gral. Las Heras.
Gracias Cocker!..si, Ordoñez era un jefe de valia, y las tropas españolas qu lucharon alli, lucharon como valientes-y en cuanto al papel preponderante de Las Heras, esto es muy, pero muy evidente . Una cosa curiosa que mencione en el viejo foro. La mejor espada el ejército realista en Chile, ejército preponerademente formados por oficiales y tropas chilenas, con un par de unidades que provenian del Peru y a veces de la peninsula-era un argentino cuyo apellido creo era Barranón. Las Heras debio exiliarse en Chile durante la primera tirania..y en su casa Barañón, ex-oficial realista Barañón,(que a causa de un accidente debia recurrir a muletas) era siempre , siempre bienvenido..Saludos
 

Yucaste

Forista Sancionado o Expulsado
Las tropas relalistas en la Batalla de Maipú, estaban constituidas por 3 Regimientos peninsulares, 1 Regimiento venido de Perú, mas 1 Regimiento de Caballeria español.

Saludos
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
Si, pues en ocasiones las reforzaban desde el Perú..aunque yo me refería al ejército de la Capitanía General de Chile cuyos oficiales y tropas eran preponderantemente (mas del 80%) chilenos..dejame buscar mis ejemplares de la "Revista Chilena de GEografia e Historia"..
SAludos
 

Yucaste

Forista Sancionado o Expulsado
El Ejercito predominantemente chileno, era el de 1813-1814, formado por chilotes, penquistas y valdivianos.

Incluso hacia fines de 1816, en el papel aparecia asi.
Constitución del ejército realista de Chile
http://www.clarin.com/diario/especiales/sanmartin/t1_17.htm

Si ves los nombres de estos cuerpos, te podras dar cuenta de que ninguno de ellos estubo presente en Cancha Rayada o Maipu.

En la Batalla de Maipu, el 90% del ejercito realista estaba conformado por españoles y peruanos.

El Ejercito español en Maipu, lo conformaban como base central, los regimientos de Infanteria, Burgos, Infante Don Carlos, (estos 2 veteranos de Bailen) y el Arequipa.

saludos
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
Esto no concuerda con documentos argentinos y chilenos de esa epoca que tengo por aqui, En Maipú tambien estaba : Batallón Chillan, bat. "Chile" ( o "Fijo de Concepción) llego a Chile en 1770 pero luego integrado con tropas chilenas veteranas de la frontera araucana Segun la fuente que cito al pie de esta nota "Fue casi exterminado en Maipu",

Tropas realistas (peninsulares) : Bat. Inf. Don Carlos- solo una sección peleo en Maipú-
Bat. Burgos: En Maipu contaba con 900 plazas.

ref. Molinare, Nicanor, "Breve Estudio sobre los uniformes usados por las trops coloniales e independientes de Chile", Revista Chilena de Historia y Georgrafia, (Año IV, Tomo XII, 4o. trimestre, 1914 No.16) pag 1770-204

Nota adicional: mencionaba al oficial reputado como la primera espada del ejército realista en Chile-aqui, en este articulo lo citan:

Husares de la Concordia Llega a Chile en 1814 en cuadros, como escolta del gral Ossorio En Chile deberia organarse el regimiento. Efecticamente aqui se formó y disciplino por el comandante don Manuel Barañao, bravo oficial argentino al servicio dle rey. En Rancagua Husares de la Concordia se batio desesperdamente Barañao lo mando hasta Feb, de 1817, no se batio en Chacabuco, despues de la batalla, la defeccion y el panico desorganizaran para simpre ese cuerpo, su jefe se retiro poco mas tarde a la vida privada. (2)

2) Molinare, " Breve Estudio.." pag.187..
Saludos
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado








Pues esa información no concuerda con los reportes d einteligencia que recibe San Martín previo a Chacabuco y Maipú, aseveración reforzada pro fuentes argentinas y chilenas, fuentes serias-y de ellas se desprende lo que asvere en mi mensaje original-que el 80% del ejército realista en Chile, tanto en 1810 copmo en 1816 y 1818 estaba compuesto por oficiales y tropas chilenas.

Bibilografía
1) Ornstein Leopoldo "La guerra Terrestre y la Acción Continental de la Revolución Argentina-San Martin y La Independencia de Chille, Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú", Historia de la Nación Argentina (20 vols., Buenos Aires, 1940) VI:37-49, 143
2) Mitre, Bartolomé, Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana ( Editorial El Atenéo, Buenos Aires, 1950, 3 vols.) I: 384-385

.
 

Yucaste

Forista Sancionado o Expulsado
Correcto es la misma composicion que cito de el diario el clarin.

Pero estas fuerzas corresponden al año 1816, antes de Chacabuco, donde ese ejercito no se parece mucho al que presento batalla el 12 de Febrero, es mas ese ejercito fue destruido, siendo remplazado por la expedicion de Osorio, que llega con 3.500 hombres desde Peru, a la cual solo se suman unos 1.000 hombres en Chile, principalmente de Concepcion.

Cambiando de tema un poco, En Maipú, destaco en forma brillante la artilleria chilena al mando de Blanco Encalada.

"Acampado el ejército de mi mando en las inmediaciones de Talca, fue batido por el enemigo, y sufrió una dispersión casi general, que me obligó a retirarme. Me hallo reuniendo la tropa con feliz resultado, pues cuento ya 4.000 hombres desde Curicó a Pelequén.

Espero muy luego juntar toda la fuerza y seguir mi retirada hasta Rancagua. Perdimos la artillería de los Andes, pero conservamos la de Chile"


San Martin

saludos
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
Observa la composicion del ejército realista de Chile en la pag.143, o sea la 4a. que subi...
Saludos
 
se conmemora Hoy se conmemora el 193º aniversario de la Batalla de Maipú
En 1818, el General José de San Martín lideró el ejército que se enfrentó a las tropas realistas, consolidando la independencia de Chile.


La Batalla de Maipú tuvo lugar en el Valle del Maipo y se efectuó entre las tropas al mando del General Don José de San Martín y el ejército realista que ocupaba territorio chileno.

El 5 de abril de 1818, el Ejército Unido (conformado por el Ejército de los Andes) obtuvo la victoria imponiéndose a las tropas que estaban bajo las órdenes del general Mariano Osorio.

El resultado de esta batalla dio definitavemente la independencia al país hermano del reino de España.

Muy buena y completa informacion de esta Batalla.

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