Hué... El Infierno

Hattusil

Miembro del Staff
Moderador
Hué, el infierno sobre la tierra​

Extracto del libro "Ofensiva del TET 1968 - Momento Decisivo en Vietnam" de James R. Arnold




"La Masacre de Hue no fué un incidente aislado como el de My Lai. No fué un error por un grupo pequeño de soldados y sus comandantes sino la ejecución calculada de una política con el propósito hacer llover el terror sobre el pueblo sudvietnamita por la maquinaria de guerra comunista, un ataque sorpresivo en el medio de los momentos más sagrados del pueblo vietnamés. Traer a aquellos responsables a la justicia sería como poner a todo el régimen comunista en juicio. Eso es algo que los comunistas no podrían y nunca harán." (Patrick Phu Le, Phd., citado en una carta a el editor,
periodico San José Mercury News, Marzo 29, 1998)

Hue
La Ciudad Imperial de Hue era el lugar más venerado de Vietnam. Los muros de piedra de su ciudadela interior habían sido construidos, con ayuda de los franceses, a comienzos del siglo XIX. La Ciudad Prohibida de Pekín había servido de modelo para la ciudadela de Hue. Por tanto, era un lugar lleno de jardines, fosos e intrincados edificios de piedra. Sobre la ciudadela se alzaba el asta de bandera más alta de Vietnam del Sur y, como tal, el símbolo más visible de la lucha del Sur por su independencia. Los planificadores comunistas, visto con la claridad que da la retrospección, no pasaron por alto lo que significaba un objetivo tan obvio.



La guerra todavía no había tocado Hue, a pesar de ser algo más que un blanco simbólico. Una vía férrea y un puente elevado cruzaban el río Perfume y proseguían hacia el Norte. Representaban las principales rutas terrestres de aprovisionamiento para el creciente número de tropas aliadas situadas a lo largo de la DMZ. Hue servía también de punto principal de descarga de suministros transportados por agua desde la ciudad costera de Da Nang.
Los atacantes poseían información muy detallada sobre Hue. Habían dividido la margen derecha en cuatro áreas tácticas y señalado casi todas las instalaciones civiles y militares. Los oficiales de inteligencia del Viet Cong habían preparado una lista prioritaria de 196 objetivos y enumerado los particulares que debían ser capturados. El plan aconsejaba que éstos fuesen evacuados si era posible; en caso contrario, debían ser asesinados. Además, los «crueles tiranos y los elementos reaccionarios» —categorías que incluían a la mayoría de los funcionarios survietnamitas, oficiales militares, políticos, norteamericanos y extranjeros, excepción hecha de los franceses— habían de ser apartados, sacados fuera de la ciudad y «castigados», lo que significaba asesinados. El Viet Cong estableció minuciosamente las bases de lo que se convertiría en su atrocidad más horripilante.
El 30 de enero, un operador de radio del Ejército estadounidense captó, fortuitamente, una serie de órdenes de los comunistas disponiendo un ataque contra Hue para esa noche. Con arreglo al procedimiento habitual, el operador envió este mensaje a través cíe los canales pertinentes. Los defensores de Hue no lo recibieron a tiempo. Fue otro fallo más en la larga lista de los atribuibles al servicio de inteligencia, en relación a la Ofensiva del Tet.
Dentro de la ciudad, el General de Brigada Ngo Ouang Truong, Jefe de la 1 División del ARVN, había recibido la llamada de alerta de Westmoreland solicitando la cancelación del alto el fuego. Considerado uno de los mejores generales survietnamitas, Truong reunió a sus hombres dentro del recinto de su cuartel general (CC) y les mantuvo en una alerta al cien por cien. Esta vigilancia pagó dividendos a la hora del ataque enemigo. Pero más de la mitad de los efectivos de su división recibieron, pese a todo, permisos de vacaciones. Además, dado el historial de Hue de ciudad «abierta», Truong no creía que los comunistas la atacaran. Colocó sus batallones de defensa fuera de la zona urbana. Aquí, también, hubo un fallo en la preparación.

Ngo Ouang Truong


Cuando llegó el ataque, la única guarnición regular se componía toda de voluntarios de la Compañía de Reconocimiento Hoc Bao (Panteras Negras), de la 1.' División del ARVN. Guardaban el CG de Truong en el vértice norte de la Ciudadela. Las tropas de apoyo estaban repartidas por el resto de la ciudad. Al otro lado del río Perfume se encontraba el lado Sur, donde había una instalación de la Comandancia para Ayuda Militar de Vietnam (MACV) que albergaba a los asesores y personal norteamericanos y australianos. Estos dos puntos fuertes iban a convertirse en baluartes de la resistencia, cuando los Batallones de Zapadores 12 del VC y el de la Ciudad de Hue, dos regimientos de infantería del NVA y un batallón con cohetes inundaron la ciudad.
A las 2 am del 31 de enero, una de las patrullas exteriores de Truong comunicó que al menos dos batallones enemigos avanzaban sobre la ciudad. Al parecer, el letargo inducido por el Tet impidió al general hacer uso efectivo de este aviso. En cualquier caso, no informó a sus aliados situados en la instalación del MACV. Estos se apercibieron de la presencia del enemigo una hora y cuarenta minutos más tarde, cuando una docena de cohetes de 122 mm estallaron dentro del recinto. El bombardeo adicional con cohetes y morteros proporcionó fuego de preparación, mientras los VC locales, que se habían infiltrado ya en Hue ataviados como civiles, tomaban posiciones para aguardar la llegada de las tropas de asalto del NVA que se apresuraban a entrar en la ciudad.
Los comunistas cronometraron mal su primer asalto al recinto del MACV. En lugar de pasar a la acción inmediatamente después de los cohetes, esperaron unos cinco minutos. Esto dio a los defensores el tiempo justo para colocar hombres y armamento en las posiciones defensivas. Un valeroso soldado del ejército consiguió otros cinco minutos utilizando una ametralladora desde una expuesta posición, situada en el tejado de una torre de madera de unos seis metros de altura, edificada en los muros del recinto. Su fuego detuvo la primera acometida de alrededor de cuarenta soldados del NVA pertenecientes al 4." Regimiento de Infantería, que trataban de aproximarse a los muros para colocar las cargas. Un cohete B-40 derribó al soldado de su atalaya y permitió a los atacantes tomar la entrada por asalto. Aquí tropezaron con algunos marines estadounidenses que defendían un bunker y contribuyeron también a retardar el ataque, hasta que cayeron bajo una granizada de proyectiles de los RPG. Este tiempo valerosamente obtenido, permitió a los defensores, entre los que se encontraba un grupo de duros suboficiales australianos, formar una resistencia bien cohesionada. El enemigo cambió de táctica y trató de someter a la guarnición mediante fuego de morteros y de armas automáticas desde los edificios adyacentes. Aislados, ignorantes de que los ataques enemigos habían estallado por toda la nación, la guarnición se hincó de rodillas y rezó pidiendo ayuda.

Recinto del MACV


En todo el perímetro de este recinto y al otro lado del río, los Regimientos 4." y 6." del NVA y sus camaradas del VC controlaban la mayor parte de la ciudad y circulaban libremente por las calles. Mientras las fuerzas de combate comenzaban a fortificar las posiciones con morteros y ametralladoras, las de operaciones especiales empezaron a acorralar a los individuos incluidos en sus numerosas listas. En lo más alto del asta de la Ciudadela ondeaba una enorme bandera roja-azul-oro del Viet Cong. A los comunistas les había llevado sólo dos horas capturar Hue, la segunda ciudad más importante del país.


Fuerzas de socorro
Ocho millas al sur de la ciudad, estaba la Base de Combate de Phu Bai, del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos. Aquí, el 2." Jefe de la 1." División, General de Brigada Foster LaHue, examinaba los comunicados que le informaban de la actividad enemiga en toda la zona de su competencia. Entre los informes estaba uno enviado por los sitiados defensores de la instalación del MACV. que había ido pasando lentamente de un eslabón a otro de la cadena de mando. Después de haber sido filtrado por tantos niveles distintos de dicha cadena, apenas transmitía sensación de urgencia. Entre la confusión reinante, parece ser que LaHue no alcanzó a comprender la escala y naturaleza crítica de los acontecimientos en Hue. Pero, como respuesta a las órdenes recibidas, envió refuerzos. Dos secciones y media, pertenecientes a la Compañía «A» 1/1 de los marines subieron en camiones y se dirigieron hacia Hue, ignorando que cerca de allí les aguardaba una división completa de soldados enemigos.
Afortunadamente, los marines se unieron en ruta a cuatro carros Patton M-48. Cuando la pequeña columna se acercaba a los arrabales de Hue, los tiradores comunistas abrieron fuego hiriendo a varios «grunts».

Carro M-48 en las calles de Hue


El convoy atravesó rápidamente el cerco de fuego, cruzó un temblequeante puente sobre el canal, que los zapadores enemigos habían destruido parcialmente, y se aproximó a un grupo de edificios que al jefe de la compañía, Capitán Cordón Batcheller, le recordaron una vieja ciudad del Oeste americano. Edificios de dos pisos, de madera, sin aceras y, aún más ominoso, sin gente. El capitán ordenó a sus hombres saltar de los camiones y subir a los carros. Después, según la mejor tradición del Cuerpo de Infantería de Marina, montó en el carro de cabeza y dio la orden de avanzar. Desde la cubierta de los tanques rociaron de proyectiles los edificios a medida que iban pasando. La respuesta fue una granizada de fuego con los AK47 y RPG. Uno de estos últimos alcanzó al carro de cabeza, ametrallando a Batcheller y segando las piernas del operador de radio. Los supervivientes se agruparon en una zanja para atender a sus heridos. Batchelíer alcanzó a ver cómo la infantería del NVA ametrallaba a su unidad desde los tejados y edificios adyacentes. Era algo muy diferente de la guerra en los arrozales y en la jungla, donde rara vez se veía al enemigo. La Compañía Alfa necesitaba ayuda.
Hacia mediodía, los jefes de Phu Bai tuvieron noticias del aprieto de la Compañía «A». El Teniente Coronel Marcus Gravel recibió la orden de conducir otra compañía, la Golf 2/5, directamente tras los pasos de la Compañía Alfa e intentar socorrerles. No disponía de otra información, salvo que la misma estaba inmovilizada. El valor tendría que reemplazar a la preparación, a la potencia de fuego y a la táctica. Aunque el NVA haría caer en emboscadas, con triste regularidad, a la mayoría de los convoyes que se aventuraron por la carretera hacia Hue, este grupo consiguió llegar sin incidentes. Se reunieron con los supervivientes de la Compañía Mía, liderados ahora por un sargento artillero herido, y se abrieron paso combatiendo hacia el recinto del MACV. Una ametralladora del X VA abrió fuego desde una trinchera. El Sargento Alfredo González, aunque ya herido, se arrastró hasta la misma por una zanja al borde de la carretera. Cuando estuvo cerca, lanzó una granada dentro de la posición silenciando la ametralladora. El avance prosiguió hada la instalación del MACV. Uno de los defensores recordaba después: «No me cabe duda de que muchos de nosotros no viviríamos hoy de no haber llegado aquellos marines.»



Una vez alcanzado el objetivo, llegaron los helicópteros para llevarse ios numerosos heridos. Acto seguido, las dos compañías de Gravel, sumamente mermadas, recibieron nuevas órdenes de LaHue. Habrían de cruzar el río Perfume, atravesar la ciudadela y reunirse con el general Truong en el recinto de la 1.'' División del ARVN. Las protestas de Gravel no sirvieron de nada. La respuesta radiada de LaHue fue: «Proceda». Desgraciadamente, el cuartel general estaba muy alejado de la realidad y seguiría así durante demasiado tiempo. El mal dirigido esfuerzo fracasó inevitablemente. Habían conseguido alcanzar la mitad del puente sobre el río Perfume, cuando las ametralladoras del NVA abrieron fuego. Diez marines cayeron muertos o heridos de la primera andanada. La Compañía Golf forzó el paso, sólo para caer en una emboscada en las estrechas y retorcidas callejas que bordeaban la Ciudadela. Gravel ordenó una retirada no autorizada de sus 150 hombres. 50 estaban muertos o heridos. Esa noche, Gravel bramaba contra las insensatas órdenes que habían enviado a sus hombres a la muerte. Lo único de agradecer era que el NVA había cometido también un fallo. En lugar de aguardar un poco más antes de abrir fuego, lo que habría sorprendido irremediablemente a la Compañía Golf dentro del laberinto de callejas junto a la Ciudadela, habían demostrado su inexperiencia disparando demasiado pronto. Saber que el otro bando incurría también en errores proporcionaba algún consuelo a las dos mermadas compañías mientras guarnecían un perímetro defensivo en torno al recinto del MACV, en el lado Sur.



La afortunada defensa del MACV en el lado Sur, y la defensa simultánea en las instalaciones del CG de la 1:' División del ARVN en la zona norte de Hue, destrozaron los planes defensivos comunistas. Los helicópteros podían, y así lo hicieron, desembarcar refuerzos en estos dos puntos. Por consiguiente, sirvieron como bases desde las que iniciar el contraataque para recuperar la ciudad. En lugar de tener un perímetro seguro a lo largo de líneas fijas, los comunistas hubieron de defenderse contra múltiples amenazas que brotaban incluso del interior de lo que habían pensado que sería su perímetro defensivo. Este fue el significado de la valerosa defensa de ambos puntos base en las primeras y terroríficas horas de la Ofensiva del Tet. Destaca también la importancia del socorro aportado por as dos compañías del Cuerpo de Infantería de Marina durante el primer día.




Contraataque
Uno de los primeros objetivos comunistas había sido la cárcel, en la que se encontraban unos 2.500 presos. Después de ser liberados, alrededor de 500 se unieron a las fuerzas atacantes. Estas capturaron también gran cantidad de armas de fabricación norteamericana, cuando se apoderaron de la armería del ARVN durante su primer asalto. Esto, unido a su destreza para mantener una línea abierta de aprovisionamiento desde el valle de A Shau, unos cuarenta y ocho kilómetros al Oeste, significaba que los comunistas estaban fuertemente armados y poseían munición en abundancia. Además, cinco batallones más vinieron a reforzar a los nueve que realizaron el asalto. La climatología ayudaba también a los comunistas. Una persistente llovizna obstaculizaba en gran medida la potencia aérea de los aliados. Sin embargo, el rígido plan comunista no pudo adaptarse al cambio de las circunstancias, provocado por los dos puntos fuertes de los aliados dentro de sus líneas. En lugar de realizar un gran esfuerzo para eliminar dichas posiciones, los atacantes cedieron la iniciativa, se atrincheraron y aguardaron el contraataque aliado.



El segundo día en Hue, el 1 de febrero, estableció la pauta para el resto de la batalla. Los generales, de LaHue para arriba, se expresaron en términos de «barrer» y «expulsar al VC de Hue esta mañana». Entretanto, tres compañías de marines, reforzadas posteriormente por una cuarta, comenzaron un combate casa por casa en un bloque de edificios de once de largo por nueve de ancho, para despejar el lado Sur. Cada callejón, esquina, ventana y muro de jardín, encerraban una muerte potencial. La única forma de avanzar era a base de volar las entradas mediante fuego de lanzagranadas y cañón sin retroceso v después enviar equipos de tiradores y pelotones dentro de la brecha. Cargar a través de una puerta derribada, trepar por una cerca de jardín al descubierto o cruzar corriendo una intersección requerían una extremada bravura. El especial espíritu de cuerpo de los marines motivaba que jóvenes de 18 y 19 años realizasen cosas semejantes, y más aún, repetidamente durante casi un mes.
En épocas anteriores, un marine herido podía esperar recibir evacuación médica y gozar de un largo período de recuperación. En Hue, salvo los que recibieron heridas incapacitantes, fueron atendidos simplemente por el personal sanitario y regresaron voluntariamente al servicio. El jefe de una compañía escribiría más tarde: «Tenía varios hombres que habían recibido metralla en brazos y piernas y me suplicaban que no les evacuase.» Otro oficial pensaba que «había llegado el momento de la revancha» para los marines, que llevaban meses soportando descargas de francotiradores y trampas explosivas sin haber conseguido devolver los golpes. La presencia de cualquier hombre capaz de empuñar un fusil era verdaderamente necesaria.



Como el Alto Mando había subestimado seriamente la importancia de sus oponentes, los atacantes recibieron refuerzos insignificantes. Durante fe mayor parte de la larga batalla, sólo dos mermados batallones llevaron el peso del avance. El frustrado comandante de un batallón se preguntaba: «íPor qué tienen que enviarnos siempre como carne de cañón a la batalla?»
Mientras los marines operaban en el lado Sur, el Teniente General Hoang Xuam Lam se esforzaba por recuperar la Cindadela. Planeaba utilizar el perímetro del CC de la 1.a División del ARVN como base de operaciones. Previamente necesitaba enviar refuerzos y esto demostró ser sumamente difícil. El 7." de Caballería Blindada del ARVN y dos batallones aerotransportados tuvieron que abrirse paso a la fuerza, a través de una importante emboscada, para alcanzar Hue. De forma parecida, dos batallones del 3.CT Regimiento de la 1.a División del ARVN sufrieron terribles pérdidas durante su marcha de aproximación. Durante el 1 de febrero, el 2." Batallón Aerotransportado y el 7." de Caballería del ARVN recuperaron el Campo Aéreo de Tay Loe, pero sólo después de sufrir cuantiosas pérdidas, incluidos doce vehículos blindados y la muerte del jefe del escuadrón de caballería. Afrontando una resistencia tan dura en todos los aspectos como la que encaraban los marines norteamericanos al otro lado del río, los survietnamitas avanzaron lentamente a través de posiciones enemigas fortificadas y bien preparadas.
Hacia el 4 de febrero, un batallón del 3er Regimiento del ARVN —un regimiento que lucharía de forma más continuada y dura que cualquier otra formación del ARVN, sufriendo en consecuencia pérdidas extenuantes— asaltó la puerta de An Hoa, tomando el muro noroeste de la Ciudadela. Este esfuerzo acabó con el espíritu agresivo de 'las fuerzas regulares y aerotransportadas del ARVN. En la noche del 6 de febrero, un feroz contraataque nocturno de tropas de asalto del NVA, arrojó a las fuerzas del ARVN del recientemente recuperado muro.

El primer equipo
Mientras tanto, fuera de Hue, un batallón de los duros combatientes de la 1." División de Caballería Aérea realizaron un asalto aéreo en el punto central de la línea de aprovisionamiento comunista, en un esfuerzo por interrumpir el flujo de suministros a Hue. Al atacar en medio de la niebla, el 2/12 de Caballería tuvo que llevarlo a cabo sin su acostumbrado apoyo de artillería aérea, cohetes y fuego de helicópteros. Enfrentada a dos batallones del NVA atrincherados, la caballería fracasó y se replegó para prepararse frente a los previsibles contraataques.
Al amanecer, caía bombardeo pesado de morteros dentro del perímetro de unos 137 m del batallón. La Infantería de Carga del NVA, disparando sus AK-47 y apoyada por numerosas ametralladoras que proporcionaban un abrasador fuego de apoyo, asaltó la posición una y otra vez tras el bombardeo. Sólo el fuego de precisión de una batería de 150 mm preservó la posición. A medida que avanzaba la tarde, las víctimas se amontonaban debido a los certeros impactos de los proyectiles de mortero dentro del atestado perímetro. La munición de la caballería escaseaba. Los helicópteros de evacuación médica sólo pudieron rescatar a los heridos más graves, dado el fuego pesado comunista. Mientras caía la noche, el comandante del batallón, Teniente Coronel Dick Sweet, comprendió que su aislada unidad no podría resistir. Sweet tomó una decisión atrevida: en lugar de aguardar el asalto final del NVA, su unidad saldría sigilosamente de su perímetro. Además, en vez de dirigirse en la dirección esperada hacia la unidad amiga más próxima, la caballería se puso en camino al descubierto a través de un arrozal. El hombre-guía más fiable abría la marcha. Tal como recuerda el soldado raso Héctor Comacho; «Estaba oscuro, pero confiaba en mí mismo. La parte más dura fue encontrar algún lugar donde todos pudieran ir y asegurarse de que nadie se rezagara.» Los oficiales dieron órdenes a la tropa de no hacer fuego bajo ninguna circunstancia, y en caso de que les disparasen debían arrojarse al suelo y permanecer en silencio. Sweet evoca la marcha: «Teníamos hombres que habían rehusado ser evacuados esa tarde. Ocultaban sus heridas para poder permanecer con el batallón... Se les veía cojear; no había conversación. Nunca he visto disciplina semejante en una unidad... Te encontrabas con que el hombre que estaba delante de ti, que arrastraba un pie, tenía una bala en la pierna y la llevaba dentro desde hacía casi 24 horas. Ese es el motivo por el que la marcha nocturna funcionó.»
Llevando consigo a todos sus heridos, las tropas se arrastraron durante toda una lluviosa y fría noche, oscura como boca de lobo. Después de una peligrosa marcha de once horas, el 2/12 de Caballería llegó a la cima de una colina, desde donde pudieron recibir reabastecimiento mediante helicópteros. Lo habían hecho extremadamente bien, pero, con todo, la caballería no había logrado cerrar el flujo del aprovisionamiento comunista en Hue.




Combate casa por casa
En la ciudad, la difícil lucha casa por casa frustraba a los jefes aliados. La prohibición de emplear artillería y ataques aéreos con objeto de preservar los puntos históricos de Hue, unido a la desfavorable climatología, limitaban sus progresos. El 9 de febrero, un periodista preguntó al Jefe de ia 1." División del ARVN si el Palacio Imperial, que hacía las veces de punto fuerte de la defensa comunista, no era demasiado importante como para ser bombardeado. El general Truong respondió pragmáticamente: «Exagera. Sirve para los turistas, pero si encontramos resistencia decidida, emplearemos ataques aéreos, artillería, todo.»
No obstante, la adversa climatología y las especiales reglas de compromiso empleadas en Hue significaron que los marines procedieron sin su habítuaí fuego de apoyo. Afortunadamente, los grandes carros Patton y los cañones sin retroceso de 106 mm, proporcionaban un armamento preciso de fuego directo, capaz de reducir un reducto de francotiradores o un nido de ametralladoras. La dificultad principal era que había que localizar dichas posiciones y esto se hacía habitualmente a un alto coste. Un marine recuerda a una diezmada sección pelotón que estaba acurrucado bajo los muros de uno de los numerosos jardines. Observó cómo otros compañeros ayudaban a uno de ellos a auparse a la pared. Cuando su cabeza asomó por encima recibió la descarga de un AK-47 oculto. El «grunt» se desplomó en el suelo —había sido alcanzado en el rostro— exclamando «¡mamá!», y murió.



Hacia el 10 de febrero, los marines habían despejado el lado Sur. Ahora tenían que centrar su atención en la Ciudadela, al otro lado del río. El alto mando, de nuevo en Phu Bai, seguía amargamente fuera de la realidad. Por ejemplo, su plan preveía cruzar un puente que había sido destruido por los zapadores del NVA una semana antes. Aunque las fuerzas del ARVN habían limpiado cerca de tres cuartas partes de la Ciudadela, el NVA retenía aún posiciones formidables y conservaba en funcionamiento una línea de abastecimiento hacia sus plazas fuertes, en las montañas occidentales. Además. contraatacaban atrevidamente siempre que podían. Indicativo de su espíritu de combate fue una espectacular incursión nocturna, realizada por nadadores del VC que minaron otro importante puente sobre el río y desplomaron al agua dos de sus arcos.
Llegaron refuerzos para la campaña contra la Cindadela. Los marines vietnamitas, que acababan de ultimar la limpieza de Saigón de la resistencia del VC, llegaron para relevar a los maltrechos batallones aerotransportados. El 1/5 de marines de los EE.UU. entró en combate el 12 de febrero. La lucha en las calles machacó al batallón, tal como atestiguaron las bajas entre los jefes de las secciones. Después de nueve días de combate, sus diez secciones de fusileros, que habitualmente estarían dirigidos por tenientes, estaban mandadas ahora por tres subtenientes, un sargento artillero, dos sargentos Primeros, dos sargentos biñosos y dos cabos veteranos.



El 26 de febrero, los soldados que atravesaban el jardín del Colegio Mayor de Gia Hoi, dieron con tierra recientemente removida. Investigaron y se encontraron con los cuerpos atados de numerosos civiles. Eran la primera muestra del colosal número de víctimas de una atrocidad comunista, cuyas dimensiones no pudieron ser apreciadas plenamente hasta mediados de 1970, cuando se descubrieron las últimas fosas. Alrededor de Hue, los investigadores acabaron encontrando 2.810 cuerpos, mientras que casi 2.000 más continuaban desaparecidos. Parece ser que la carnicería comenzó en cuanto el VC entró en Hue. Los comandos especiales habían acorralado y ejecutado a los civiles que aparecían en una lista negra de funcionarios del Gobierno y políticos. Cuando se creyó que los comunistas podrían retener Hue, realizaron una segunda tanda de ejecuciones. Esta vez las víctimas fueron intelectuales y estudiantes que parecían representar una amenaza para el nuevo orden comunista. Cuando se hizo evidente que la batalla les estaba siendo adversa, tuvo lugar el mayor número de asesinatos. El VC eliminó sistemáticamente a todos los que podían identificar a los comunistas locales que habían emergido durante la ofensiva. Después de estos asesinatos en masa, intentaron esconder su labor. Preocupados por el avance del combate, los aliados omitieron publicar esta atrocidad. La prensa no dio gran crédito a los primeros informes de fosas en masa, puesto que venían de fuentes que consideraban poco fidedignas. En su lugar, los periodistas se concentraron en historias sobre contratiempos de los aliados y descripciones de la destrucción urbana.



La dificultad de los primeros asaltos contra la Ciudadela no tenía parangón en la historia del Cuerpo de Infantería de Marina. Los carros apenas podían maniobrar en las estrechas callejuelas próximas a sus elevados muros y torres. El uso a gran escala del gas debilitante CS era una ayuda, pero el avance en todo un día frecuentemente no superaba los 180 metros. Los marines pagaron con su sangre la mayor parte de estos logros. Durante la semana del 13 al 20 de febrero, cuatro compañías sufrieron 47 muertos, 240 heridos graves y otros 60 heridos que continuaron combatiendo. Las bajas eran tan elevadas que los marines enviaron directamente reemplazos procedentes de sus campos de instrucción en Estados Unidos pero estos hombres desesperadamente ineptos para el complejo combate urbano, morían con excesiva frecuencia. Con todo, el implacable avance de los marines dotados de chalecos antibalas, obligó a los defensores a hacer frente a lo inevitable: el 16 de febrero, especialistas en intercepción de radio descifraron un mensaje del comandante del NVA en Hue. Hablaba de cuantiosas bajas, incluyendo al oficial más antiguo, y solicitaba permiso para una retirada. El CG comunista envió la respuesta de resistir y combatir.

El Fín
Hacia el 21 de febrero, los aliados podían ver el final. El 1." de Caballería había logrado cortar las líneas de abastecimiento enemigas dentro de Hue. Al día siguiente, los marines estadounidenses pudieron prepararse para el empujón final e informaron de contactos con el enemigo mucho menos intensos que los del período anterior. De forma parecida, las fuerzas del ARVN reasumieron el avance. Por orden del alto mando, los marines permitieron a la Compañía Panteras Negras de la 1." División del ARVN (una unidad que había combatido larga y duramente y que constituía una excepción, en opinión de la mayoría de los marines), realizar el asalto final. Los Panteras Negras cargaron directamente contra el Palacio Imperial, aullando y disparando mientras avanzaban, llevando algunas escalas para trepar por los muros. La resistencia del NVA se desmoronó.

La bandera comunista capturada luego de los combates por la reconquista de Hue


Las imagenes corresponden a mi base de fotos: Hattusil
 

TurcoRufa

Colaborador
Colaborador
Pfff otro día lo leo, que esta extenso y toy medio agotado :p
Se nota la dedicación puesta en el informe! Gracias.
 
sin dudas q la ofensiva del tet ,fue una derrota tactica del viet cong y vietnam del norte,pero demostro q estados unidos y el vietnam del sur ,no tenia control del pais,tan asi fue q hasta la misma embajada estadounidense fue atacada y parcialmente ocupada en esa ofensiva,y se produjeron ,ataques en la mayoria del pais y sus principales ciudades,sin dudas mas alla de la "victoria " parcial de los yanquis y vietnam del sur ,y volver a recuperar y tomar supuestamente el control de pais ,fue el principio del fin de la ayuda yanqui a vietnam del sur.
 
Segun recuerdo uno de los puntos que llevo al cambio de la opinion publica fue que el periodista Walter Cronkline (no estoy seguro lo escribe bien) muy prestigioso en esa epoca, luego de ver las imagenes y el reporte de lo que sucedia dio uns editorial muy fuerte respecto a lo que informaban desde el gobierno y a lo que realmente sucedia.
Trabajo excelente y muy probablemente lo utilize para otro post si me lo permiten
 

g lock

Colaborador
Muy bueno

lo q se ve en la foto es un m113 destrozado?


Si, Juanma. ¡¡Lo hicieron bosssssta!!
Se ve la plancha del frente (sin tapa del recinto motor ni rompeolas) y parte del tren de rodadura... Lo demás voló al c@r@jo...
¡¡Que desastre, por favor!!

Un abrazo

PD: Hattu, te llevás mis 5 *****. Mortalllll, el thread.
Me recuerda a la película "Full Jacket metal"...
 
Arriba