El Proceso de Evolución Organizativa y Doctrinal del Ejército Colombiano.
Por: Gonzalo Jiménez Mora
Sin Conexión con el Ejército Libertador.
Al consultar en las fuentes en la Red sobre la historia del Ejército Nacional de Colombia, se suelen encontrar reseñas que ubican sus orígenes en el Ejército Libertador y en la lucha por la independencia, sin embargo, a diferencia de lo que sucede con los ejércitos de Ecuador y Venezuela, no existe una continuidad histórica que conecte a la actual institución castrense colombiana con el flamante ejército de Bolívar; hacia 1.854, el postrero vestigio de aquel cuerpo libertario en Colombia libro su última contienda bajo la dirección del General José Maria Melo, siendo derrotado y reducido, pasando a tener para 1.855 solo 588 hombres, para luego mermar hasta los 373 efectivos de tropa justo antes de su abolición definitiva con la transición del centralismo a la federacion y la sanción de una constitución de corte liberal que sobreponía los intereses de los grupos regionales a la necesidad de la unidad nacional.
Federalismo y Regeneración: Ausencia de Formalidad y Doctrina.
Desde que se instituyó el sistema federal en Colombia, en 1.863 y hasta 1.885, existieron 9 estados, cada uno con su propio ejercito; el poder central tenía una "Guardia Colombiana" con carácter policial, con pie de fuerza de 600 hombres en promedio y que resultaba en ocasiones más pequeña y menos equipada que algunos de los ejércitos estadales; en la práctica, este cuerpo armado nacional no era más que un conjunto de milicias que se organizaba y armaba determinado por la situación de los conflictos internos y no obedecía a ningún plan predeterminado sino a las circunstancias; la supresión del ejército permanente era uno de los principales postulados del programa liberal impulsado por José María Samper, la solución diplomática de controversias con Costa Rica en 1.880, con Venezuela en 1.881, con Perú y Ecuador en 1.894, y después con Perú en 1.904, había hecho "innecesario" tener un ejercito.
En 1.881, ya cerca del final del periodo federal y ante la posibilidad de disputas fronterizas con Venezuela y Costa Rica, se instituyó un Código Militar (que estuvo vigente hasta 1.915) que establecía una organización militar constante de batallones con seis compañías de 70 soldados cada uno, sin embargo, tal esfuerzo organizativo nunca se llevó a la práctica con eficiencia; con la asunción al poder de los conservadores y su programa de "regeneracion" en 1.884-85, se creó un ejército permanente unificado al servicio del poder central, pero en realidad esta corporación que se constituiría en el germen y verdadero punto de partida de las actuales Fuerzas Militares de Colombia pronto devino en agente de represión del Partido Conservador, naciendo con el signo de la politización extrema y el vicio de la dependencia de los intereses personales, con un sistema de promociones no profesional usado para repartir prebendas.
Este Ejército de unos 7000 hombres formado como un amalgama de diferentes cuerpos estadales y grupos del caudillismo estuvo organizado en papel por divisiones, cada una con dos a cuatro batallones, cada batallón tenia cuatro o más compañías con cuatro oficiales y ochenta y siete efectivos de tropa; la caballeria la conformaban escuadrones con cuatro oficiales y cincuenta soldados; la artillería se dividía en batallones con cuatro oficiales y ochenta y siete artilleros dotados de cuatro baterías de cuatro piezas cada una, cañones de cobre de avancarga con balas redondas y disparados con botafuego compartían honores con unos pocos "Witworth" de retrocarga y accionados por estopin, alguna "Gatling", muchas culebrinas y otro material variado no estándar completaba el equipamiento; aunque había un arma de zapadores, (usada tambien con fines civiles) no había instrucción técnica en este renglón.
La Misión Militar Francesa y el Primer Intento de Modernización.
Como órgano de aplicación de fuerza del gobierno conservador, al Ejército le tocó sofocar las rebeliones liberales de 1.885 y 1.895, lo que logró hacer con éxito, pero no dejaba de ser una feroz montonera. En 1.891 se creó la Escuela Militar bajo la responsabilidad del Coronel Norteamericano Henrique Lemly para 1.896 se contrató una Misión Militar Francesa para organizar la educación militar, arribaron al país desde tierras galas los capitanes Emil Drouhard, especializado en artilleria; Paul Sabarthez, de ingeniería y Charles Leveque, del arma de infanteria; su labor fue encomiable, aun cuando existía una gran resistencia al cambio y a la despolitización de la institución castrense; fruto de sus esfuerzos, para 1.897 el Ejército contaba con un pie de fuerza de 9.660 efectivos repartidos en 23 batallones que eran orgánicos de cinco divisiones y cuatro jefaturas, además la Escuela Militar inauguró cursos de especialización.
El Ejército comenzó a transitar la historia con un norte doctrinal definido y una organización moderna que se disgregaba en divisiones, regimientos y batallones a la usanza de los cuerpos armados europeos; comenzó la diferenciación de las especialidades y la tecnificación de los procedimientos, todo a pesar de la composición socialmente heterogenea del ejército, donde los oficiales provenían de los altos estratos de la sociedad y la tropa era reclutada entre la población de menores recursos economicos; pero las condiciones internas del país truncaron sus esfuerzos al verse obligados a cesar su labor en 1.899 por ocurrir el estallido de una nueva guerra civil que duraría tres años y durante la cual el país sufriría la más brutal devastación y un virtual estado de beligerancia con naciones vecinas, una guerra que sentaría las bases para la separación del itsmo de Panamá y dejaría al país sumido en grandes deudas.
La Misión Militar Chilena: Reducción y Organización.
Para el fin de la confrontación interna llamada "Guerra de los Mil Días", el Ejército Colombiano poseía un pie de fuerza de 80.000 hombres, pero no existían recursos económicos para sustentarlo, la fuerza de las circunstacias habia borrado todo vestigio de especializacion institucional, la prioridad era la desmovilización y la reorganización; en 1.907 llegan al país los capitanes Arturo Ahumada (Infanteria) y Diego Guillén (artillería) integrantes de la Misión Militar Chilena, sobre sus hombros se cargó la responsabilidad de organizar la educación castrense desde la Escuela Militar de Cadetes, traían como equipaje la doctrina prusiana que les había sido inculcada por los alemanes, la experiencia organizativa que derivaba de pertenecer a una institución con gran experiencia bélica acumulada tras varias confrontaciones internacionales y el conocimiento técnico en el manejo de los más modernos armamentos.
Los esfuerzos chilenos se consiguieron con los mismos inconvenientes y resistencia al cambio que antes habían obstaculizado la labor de los franceses, sin embargo lograron imponer la disciplina prusiana y la tecnificación de la fuerza militar; para 1.909 se había estructurado un ejército con énfasis en tres teatros históricos: Teatro de la Costa, con jurisdicción en la zona costera y Antioquia; Teatro del Norte, bajo cuya influencia quedaban Santander, Boyacá, Cundinamarca y Tolima; y el Teatro Sur, conteniendo a Huila, Nariño y el Valle del Cauca; cada teatro estaba bajo la responsabilidad de una brigada, cada brigada poseía 2 regimientos, uno de caballeria y uno mixto que incluía un grupo de artilleria, un batallón de ingenieros y un batallón ferroviario. A pesar de esta división, la falta de material e infraestructura hizo que los batallones ferroviarios fueran utilizados como infanteria, para 1.914 cesó la misión chilena.
La Misión Militar Suiza: La Reestructuración del Ejército
Con la salida de la Misión Chilena antes de terminar la reforma militar por divergencias con el Ministerio de Guerra, el gobierno buscó opciones para proseguir con la adecuación de las Fuerzas Militares, se tenía en mente adoptar un modelo europeo, pero el estallido de la Gran Guerra hacia imposible contar con la asesoría de alemanes o franceses, que eran las potencias más avanzadas en el ámbito doctrinal, una solicitud hecha ante el gobierno belga no encontró respuesta; el Presidente José Vicente ****** visualizó una salida al leer en el periódico estadounidense "Times" un artículo sobre el Ejército Suizo y comenzó gestiones para agenciarse la ayuda helvética, se realizó un convenio ya en 1.917 pero fue suspendido sin indemnizar a los suizos. Un nuevo intento se llevó al cabo en 1.924, llegando una comisión interdisciplinaria integrada por oficiales de rango intermedio especialistas de diversas armas.
A la llegada de los suizos el ejercito contaba con 6.000 efectivos en tres divisiones con sedes en Bogotá, Barranquilla y Cali (población nac. 6 millones hab.), el presupuesto era de 3 millones de pesos (7,4% del total nac.). Al mando del Teniente Coronel Hans Juchler que encabezaba la misión estaban el especialista de caballeria, Mayor Paul Gautier; el de infanteria, Mayor Hans Von Werdt; y el Mayor Henri Pillichody, del arma aérea. Permanecieron en el país hasta 1.929, realizando labores instruccionales no con menos resistencia que las misiones predecesoras; propusieron una reestructuración del ejército que fue adoptada con algunas modificaciones en 1.927, cinco brigadas combinadas que incluían elementos de infanteria, artilleria, caballeria, ingenieros y aviación; los elementos de aviación no fueron viables por problemas de impago con una misión aeronáutica francesa contratada a tal fin.
Trasfondo Social: Los Modelos Extranjeros y la Sociedad Colombiana.
Las élites gobernantes criollas educadas en Europa y Estados Unidos tenían más en común con la burguesía de esos países avanzados que con los estratos populares y rurales colombianos, por lo que en lugar de desarrollar soluciones autóctonas, adoptaron fórmulas importadas, con el inconveniente de que cada nación que prestó ayuda perseguía sus propios intereses y provecho; en la década de 1.920 trabajaron en el país diversas misiones extranjeras, además de la misión militar de Suiza, una financiera y administrativa de Estados Unidos, una médica de Francia, una penal de Italia, una pedagógica de Alemania, una deportiva de Bélgica y una agrícola de Puerto Rico. Si bien significaron una ayuda para la modernización del pais, también fueron una herramienta de penetración cultural y económica que marcaría a la sociedad colombiana hasta la actualidad, condicionando su visión y desarrollo.
Década del Treinta: Época de Cambios Incompletos.
La adopción de la propuesta suiza tuvo como consecuencia el aumento del pie de fuerza en 1.927 hasta los 8.800 hombres para dotar a las cinco brigadas; para 1.929 se suprime la organización en regimientos quedando el batallón como unidad básica de combate, sin embargo, para esa fecha ninguna de las cinco brigadas combinadas estaba completa, los batallones ferroviarios se destinaban a labores de infanteria a razón de no existir infraestructura suficiente. Ante la eventualidad de la Guerra del Putumayo, se debió formar los destacamentos de la Amazonía y el Putumayo con fracciones de otras unidades. Para 1.933 cada una de las cinco brigadas se componía de 3 batallones de infanteria, 1 grupo de caballeria, 1 grupo de artilleria, 1 batallón de ingeniería y 1 batallón ferroviario, arrastrando aun los problemas de falta de material, infraestructura y personal que habían sido históricamente endémicos.
La desagregacion de las unidades de combate era sencilla, cada batallón de infanteria tenia 3 compañías de fusileros y 1 de ametralladoras; un grupo de caballeria poseía 2 escuadrones de carabineros y 1 sección de ametralladoras; el grupo de artilleria exhibía 2 baterías de cañones y una sección de medicion; los batallones de ingenieros los conformaban 2 compañías de zapadores y 1 compañía de comunicaciones; por ultimo, los batallones ferroviarios contenían 1 compañía hipomóvil, 1 compañía automóvil y un cuadro de sanidad. Al asumir Alberto Pumarejo como Ministro de Guerra en 1.934 y ante los consejos de una nueva misión chilena llegada en 1.933, se reforma la estructura organizativa agregando a cada brigada una compañía lanzaminas, a cada grupo de artillería una batería de obuses, suprimiendo el cuadro de sanidad al batallón ferroviario y la compañía de comunicaciones al batallon de ingenieria.
Además del Orden de Batalla mencionado, se crearon tres unidades militares independientes con fines específicos: el Destacamento Especial Amazónico, la Guarnición del Puerto de Buenaventura y el Batallón de Infantería Guardia de Honor. De la misma manera que había sido siempre, las unidades planeadas nunca llegaron a completarse, siendo que en la práctica las 1°, 3° y 5° Brigadas estuvieron conformadas por 3 batallones de infanteria, 1 grupo de caballeria, 1 grupo de artilleria, 1 compañía de ingenieros y una compañía de ferroviarios; las 2° y 4° Brigadas se integraron con 3 batallones de infanteria, 1 grupo de artilleria, 1 compañía de ingeniería y 1 compañía de ferroviarios; para empeorar las cosas, estas unidades menores nunca tuvieron sus plazas enteramente cubiertas y las agrupaciones ferroviarias se constituyeron en una suerte de comodín, cumpliendo segun el caso, labores de infanteria o de ingenieros.
Asesores Militares Alemanes y la Competencia Estadounidense.
Desde 1.912 y en varias ocasiones se habia barajado la posibilidad de solicitar una Mision Militar Alemana, diversas circunstancias habían obrado en contra; la Guerra del Putumayo inició el uso militar del aeroplano de la mano de asesores alemanes que asistieron al ejército entre 1.932 y 1.934, comenzando a ser desplazados luego de esa fecha por estadounidenses que asumieron la dirección técnica de la Escuela de Aviacion de Cali, además los norteamericanos presentaron atractivas ofertas por material aeronautico; ambas potencias se beneficiaron de la venta de aviones al Ejército Colombiano; durante la guerra, Hermann Kuehl de Scadta sirvió como asesor del Consejo Nacional de Aviación, siendo reconocido con la Cruz de Boyacá por sus esfuerzos; Herbert Boy, piloto con rango de comandante logró hazañas durante el conflicto que lo hicieron merecedor del ascenso a Coronel en 1.933.
Al final de la guerra, los comandantes Hans Shulter y Hans Berwig tomaron la direccion de las escuelas militares. Al llegar Hitler al poder, habían 42 alemanes al servicio del Ministerio de Guerra colombiano en el sector aeronáutico: 14 pilotos, 18 mecanicos, 1 especialista de radio, 8 observadores y 1 especialista en bombas. En 1.938 y 1.939 el Ejército tendria más coqueteos con la Alemania Nazi, al llegar en misión asesora el Coronel de infanteria (r) Braune, el Intendente de caballeria (r) Köppen y el Capitán de caballería Reiß; al menos tres veces se planteó la visita de misiones colombianas a Alemania. Los teutones compitieron con los estadounidenses por suministrar camiones, arrebatandoles un contrato al verder 50 Henschel 33-D como transportes, cisternas y carros taller; los yankees, presentes desde 1.926 como proveedores vendieron para cometidos similares casi un centenar de camiones GMC.
Comienza la "Norteamericanización" del Ejército Colombiano.
Después de la "normalización" de las relaciones bilaterales que significó la ratificación del tratado Thomson-Urrutia, los estadounidenses irrumpieron con fuerza en el sector defensa colombiano, sus primeros movimientos procedían en orden de posicionarse como proveedores de material logístico y de intendencia excedente de la Gran Guerra, luego de medios aereos; estos avances se realizaban en consonancia con la política de expansión y hegemonía en América Latina puesta en práctica por Estados Unidos ante el debilitamiento europeo de entreguerras. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos trató de imponer a las repúblicas latinoamericanas un sistema de defensa exterior coordinado desde Washington, tuvieron resultados dispares, siendo la Colombia gobernada por Eduardo Santos una de las naciones donde encontraron menor resistencia a sus planes y pretensiones.
Los estadounidenses querian lograr el establecimiento de bases, usando el territorio colombiano con el pretexto de la defensa hemisférica, obviando lo que ellos consideraban como "tecnicismos constitucionales"; lograron posicionar observadores militares en Barranquilla, Cúcuta y Medellín, si bien, vestidos de paisano y bajo la figura de agregados consulares; una base de combustible se abrió en Providencia bajo la fachada de uso por Pan American Airways; se solicitó una misión naval estadounidense para sustituir a la británica que se había retirado por la guerra y se comenzó un intercambio de oficiales colombianos que viajaban a bases del Canal de Panamá como observadores y oficiales norteamericanos que ingresaban en Colombia como instructores. El interés colombiano se centró en obtener créditos en equipamiento militar para remplazar la obsolescencia del armamento de dotación del Ejército Nacional.
Para 1.942 se firma un tratado binacional que establece una misión técnica norteamericana para las fuerzas terrestres de Colombia. Se gestionó la compra bajo condiciones de crédito especiales de material para equipar el ejército, pero solo se concretó luego de la declaración de estado de beligerancia con Alemania en noviembre de 1.943 realizada por el gobierno de Alfonso López Pumarejo; nunca llegó la cantidad ni la calidad de armamento esperado, tampoco se realizaron grandes cambios organizativos ni maniobras conjuntas; al finalizar la guerra solo se había hecho un esfuerzo por copiar la organización administrativa de los servicios estadounidenses con cuatro secciones: Personal (S1), Informaciones (S2), Operaciones, Instrucción y Organización (S3) y Servicios (S4); traducir manuales, la formación de cocineros y la supervisión de conductores y mecánicos suponían el grueso de las actividades de la misión.
La Violencia, el Ejército Mira Hacia Adentro.
Los esfuerzos por lograr la profesionalización del Ejército Colombiano por medio de la educación militar, dieciséis años de gobierno de tendencia liberal y la influencia de las misiones extranjeras en su organización y desarrollo habían abierto a la institución a la pluralidad politica, si bien aún presentaba algunas características que recordaban su origen excluyentemente conservador y la diligencia política generaba una fuerte resistencia al cambio, ya no era ciertamente la montonera de un partido; el enfrentamiento con Perú y la exposición a la influencia norteamericana durante los años de la Segunda Guerra Mundial también habían ayudado a galvanizar el espíritu de cuerpo y a incrementar el interés de los oficiales por la modernización de los medios bélicos; este era el panorama general del Ejército de Colombia al arribar a la época señalada por los historiadores colombianos como "La Violencia".
Durante este periodo el Ejército fue llamado a defender el poder instituido y a tratar de hacer retornar la paz tanto en las urbes como en la ruralidad, al comienzo de esta época, en ciertas ocasiones algunas unidades se vieron presionadas por autoridades locales para actuar de una determinada forma o contra un determinado grupo y así se fueron convirtiendo a su vez en actores del conflicto politico; desde octubre de 1.950 las Fuerzas Militares de Colombia, incluido el Ejercito, fueron utilizadas ya en forma activa y pública en labores de represión contra la población civil al restringir la libertad de circulación y otros derechos políticos; no se trataba ya de luchar contra grupos armados irregulares, sino de aplicar la cohersión contra quien desintiera del punto de vista oficial, oscuros episodios con saldos lamentables como la represion de las protestas estudiantiles de junio de 1.954 comprometerían al Ejercito.
Corea y la Profundización de la Influencia del US Army.
Estados Unidos buscaba la participación de los países latinoamericanos en la Guerra de Corea copiando el modelo usado por la Alemania Nazi para con sus aliados-vasallos durante su enfrentamiento con la Unión Sovietica en el marco de la Segunda Guerra Mundial; se quería satisfacer ciertos objetivos: aminorar los costos financieros de la contienda liberando recursos necesarios para apuntalar su posición en Europa, minimizar las bajas humanas propias, vender el equipamiento militar obsoleto excedente y aprovechar el evento desde el punto de vista propagandístico mostrando al mundo que el rechazo al comunismo era una cruzada internacional; se exigía a cambio de participar: el pago inmediato de todo el armamento que se suministrara y el aporte de contingentes de al menos diez mil hombres (luego bajado a mil); al principio todas las naciones de América latina rehusaron concursar bajo ese esquema.
Aunque el Presidente Mariano Ospina había reafirmado públicamente su respaldo a la política internacional de los Estados Unidos, el difícil contexto que significaba el periodo calificado como "La Violencia" condicionaba la participación colombiana en cualquier despliegue al exterior, el Ministro de Guerra Evaristo Sourdis expresaba que Colombia estaba dispuesta a cumplir con sus compromisos pero era difícil hacerlo a costa de su propia tranquilidad; también prevalecía la preocupación por los gastos logisticos que pudieran derivarse de la participación colombiana. Con la asunción de Laureano Gómez esta posición cambió, se dinamizaron las negociaciones planteándose como objetivo el acceso al suministro de armas en condiciones especiales, así como la minimización de la presión externa contra su gobierno y la asimilación política de la oposicion (el liberalismo y la guerrilla) a la amenaza comunista.
Estados Unidos cedió en algunas peticiones en ánimo de salvar el honor y para finales de octubre de 1.950 se expidió el decreto N°3.230 asignando a la VI Flota de la U.S. Navy la recien transferida fragata USS Groton, rebautizada "Almirante Padilla", en diciembre se sancionó el decreto N°3.927 creando el Batallón Colombia con 1.080 soldados. Colombia fue la única nación latinoamericana que se unió a la confrontacion. A lo largo de la guerra alrededor de 150 oficiales fueron asignados a esa unidad militar, de ellos 17 llegarían a ser en el futuro comandantes de brigada y uno sería ministro de defensa; más de 4.000 efectivos de tropa de origen colombiano participarían en la lucha, esto permitió además la apropiación de experiencia valiosa en el campo de la guerra internacional, adicionalmente marcaría el comienzo de una relación de interoperatividad y dependencia doctrinal con el U.S. Army.
Para participar en este batallón de voluntarios, se presentaron más efectivos de los necesarios, algunos en procura de hacer carrera militar, otros movidos por razones más filosóficas, el General Gabriel Puyana García escribiría al respecto "...resulta preferible ir a luchar contra gentes extrañas y no contra mis propios compatriotas...", y es que no se debe olvidar la difícil situación interna que vivía Colombia. Al igual que durante la Segunda Guerra Mundial, nunca se obtuvo todo el armamento esperado, a pesar de que una misión militar multidiciplinaria estadounidense encabezada por el General Edwin Silbert llego a Bogotá en enero de 1.952 para estudiar las necesidades colombianas y se firmó un Pacto de Ayuda Militar en abril de ese año con el fin de suministrar equipos, materiales y servicios "...para llevar a efecto los planes de defensa aceptados por ambos gobiernos...", "...para fomentar la paz en el hemisferio...".
El papel desempeñado por el Batallón Colombia en Corea dejó enseñanzas doctrinales que se tradujeron en la articulación de la táctica militar y la formación en sistemas de mando unificado, la actuación de estados mayores a nivel de cualquier unidad táctica, la formación de oficiales de rango medio ("revolución de los subalternos") y los entrenamientos o prácticas usando por primera vez munición y fuego real para cometidos instruccionales. La Guerra de Corea acercó filial y doctrinalmente al Ejército Nacional de Colombia hacia el Ejército de los Estados Unidos, lo cual se vería reflejado en las preferencias colombianas por el armamento norteamericano, la adopción de esquemas organizativos calcados o adaptados de la potencia, la estructura instruccional, la terminología militar y hasta el diseño de los uniformes, rasgos que aún en la actualidad pueden ser apreciados dentro de la institución militar colombiana.
Aunque la experiencia de Corea impactó claramente en la transformación doctrinal del Ejército de Colombia, no existió una política institucional para aprovechar el conocimiento adquirido, el soldado común, representante del grueso del personal combatiente entrenado e instruido sobre el funcionamiento de las armas modernas y la reacción táctica en combate fue licenciado, quedando solo dentro del ejército los oficiales, desperdiciandose la oportunidad de aprovechar las vivencias de los infantes, las enseñanzas de la contienda no fueron revertidas plenamente dentro de la institución, dejando solo tenues trazos que un futuro de enfrentamientos irregulares y conflicto interno se encargaría de ir borrando, ayudado por una instrucción impartida por los asesores estadounidenses que convertiría a la contrainsurgencia en la especialidad de las Fuerzas Militares de Colombia hasta la actualidad.
Por: Gonzalo Jiménez Mora
Sin Conexión con el Ejército Libertador.
Al consultar en las fuentes en la Red sobre la historia del Ejército Nacional de Colombia, se suelen encontrar reseñas que ubican sus orígenes en el Ejército Libertador y en la lucha por la independencia, sin embargo, a diferencia de lo que sucede con los ejércitos de Ecuador y Venezuela, no existe una continuidad histórica que conecte a la actual institución castrense colombiana con el flamante ejército de Bolívar; hacia 1.854, el postrero vestigio de aquel cuerpo libertario en Colombia libro su última contienda bajo la dirección del General José Maria Melo, siendo derrotado y reducido, pasando a tener para 1.855 solo 588 hombres, para luego mermar hasta los 373 efectivos de tropa justo antes de su abolición definitiva con la transición del centralismo a la federacion y la sanción de una constitución de corte liberal que sobreponía los intereses de los grupos regionales a la necesidad de la unidad nacional.
Federalismo y Regeneración: Ausencia de Formalidad y Doctrina.
Desde que se instituyó el sistema federal en Colombia, en 1.863 y hasta 1.885, existieron 9 estados, cada uno con su propio ejercito; el poder central tenía una "Guardia Colombiana" con carácter policial, con pie de fuerza de 600 hombres en promedio y que resultaba en ocasiones más pequeña y menos equipada que algunos de los ejércitos estadales; en la práctica, este cuerpo armado nacional no era más que un conjunto de milicias que se organizaba y armaba determinado por la situación de los conflictos internos y no obedecía a ningún plan predeterminado sino a las circunstancias; la supresión del ejército permanente era uno de los principales postulados del programa liberal impulsado por José María Samper, la solución diplomática de controversias con Costa Rica en 1.880, con Venezuela en 1.881, con Perú y Ecuador en 1.894, y después con Perú en 1.904, había hecho "innecesario" tener un ejercito.
En 1.881, ya cerca del final del periodo federal y ante la posibilidad de disputas fronterizas con Venezuela y Costa Rica, se instituyó un Código Militar (que estuvo vigente hasta 1.915) que establecía una organización militar constante de batallones con seis compañías de 70 soldados cada uno, sin embargo, tal esfuerzo organizativo nunca se llevó a la práctica con eficiencia; con la asunción al poder de los conservadores y su programa de "regeneracion" en 1.884-85, se creó un ejército permanente unificado al servicio del poder central, pero en realidad esta corporación que se constituiría en el germen y verdadero punto de partida de las actuales Fuerzas Militares de Colombia pronto devino en agente de represión del Partido Conservador, naciendo con el signo de la politización extrema y el vicio de la dependencia de los intereses personales, con un sistema de promociones no profesional usado para repartir prebendas.
Este Ejército de unos 7000 hombres formado como un amalgama de diferentes cuerpos estadales y grupos del caudillismo estuvo organizado en papel por divisiones, cada una con dos a cuatro batallones, cada batallón tenia cuatro o más compañías con cuatro oficiales y ochenta y siete efectivos de tropa; la caballeria la conformaban escuadrones con cuatro oficiales y cincuenta soldados; la artillería se dividía en batallones con cuatro oficiales y ochenta y siete artilleros dotados de cuatro baterías de cuatro piezas cada una, cañones de cobre de avancarga con balas redondas y disparados con botafuego compartían honores con unos pocos "Witworth" de retrocarga y accionados por estopin, alguna "Gatling", muchas culebrinas y otro material variado no estándar completaba el equipamiento; aunque había un arma de zapadores, (usada tambien con fines civiles) no había instrucción técnica en este renglón.
La Misión Militar Francesa y el Primer Intento de Modernización.
Como órgano de aplicación de fuerza del gobierno conservador, al Ejército le tocó sofocar las rebeliones liberales de 1.885 y 1.895, lo que logró hacer con éxito, pero no dejaba de ser una feroz montonera. En 1.891 se creó la Escuela Militar bajo la responsabilidad del Coronel Norteamericano Henrique Lemly para 1.896 se contrató una Misión Militar Francesa para organizar la educación militar, arribaron al país desde tierras galas los capitanes Emil Drouhard, especializado en artilleria; Paul Sabarthez, de ingeniería y Charles Leveque, del arma de infanteria; su labor fue encomiable, aun cuando existía una gran resistencia al cambio y a la despolitización de la institución castrense; fruto de sus esfuerzos, para 1.897 el Ejército contaba con un pie de fuerza de 9.660 efectivos repartidos en 23 batallones que eran orgánicos de cinco divisiones y cuatro jefaturas, además la Escuela Militar inauguró cursos de especialización.
El Ejército comenzó a transitar la historia con un norte doctrinal definido y una organización moderna que se disgregaba en divisiones, regimientos y batallones a la usanza de los cuerpos armados europeos; comenzó la diferenciación de las especialidades y la tecnificación de los procedimientos, todo a pesar de la composición socialmente heterogenea del ejército, donde los oficiales provenían de los altos estratos de la sociedad y la tropa era reclutada entre la población de menores recursos economicos; pero las condiciones internas del país truncaron sus esfuerzos al verse obligados a cesar su labor en 1.899 por ocurrir el estallido de una nueva guerra civil que duraría tres años y durante la cual el país sufriría la más brutal devastación y un virtual estado de beligerancia con naciones vecinas, una guerra que sentaría las bases para la separación del itsmo de Panamá y dejaría al país sumido en grandes deudas.
La Misión Militar Chilena: Reducción y Organización.
Para el fin de la confrontación interna llamada "Guerra de los Mil Días", el Ejército Colombiano poseía un pie de fuerza de 80.000 hombres, pero no existían recursos económicos para sustentarlo, la fuerza de las circunstacias habia borrado todo vestigio de especializacion institucional, la prioridad era la desmovilización y la reorganización; en 1.907 llegan al país los capitanes Arturo Ahumada (Infanteria) y Diego Guillén (artillería) integrantes de la Misión Militar Chilena, sobre sus hombros se cargó la responsabilidad de organizar la educación castrense desde la Escuela Militar de Cadetes, traían como equipaje la doctrina prusiana que les había sido inculcada por los alemanes, la experiencia organizativa que derivaba de pertenecer a una institución con gran experiencia bélica acumulada tras varias confrontaciones internacionales y el conocimiento técnico en el manejo de los más modernos armamentos.
Los esfuerzos chilenos se consiguieron con los mismos inconvenientes y resistencia al cambio que antes habían obstaculizado la labor de los franceses, sin embargo lograron imponer la disciplina prusiana y la tecnificación de la fuerza militar; para 1.909 se había estructurado un ejército con énfasis en tres teatros históricos: Teatro de la Costa, con jurisdicción en la zona costera y Antioquia; Teatro del Norte, bajo cuya influencia quedaban Santander, Boyacá, Cundinamarca y Tolima; y el Teatro Sur, conteniendo a Huila, Nariño y el Valle del Cauca; cada teatro estaba bajo la responsabilidad de una brigada, cada brigada poseía 2 regimientos, uno de caballeria y uno mixto que incluía un grupo de artilleria, un batallón de ingenieros y un batallón ferroviario. A pesar de esta división, la falta de material e infraestructura hizo que los batallones ferroviarios fueran utilizados como infanteria, para 1.914 cesó la misión chilena.
La Misión Militar Suiza: La Reestructuración del Ejército
Con la salida de la Misión Chilena antes de terminar la reforma militar por divergencias con el Ministerio de Guerra, el gobierno buscó opciones para proseguir con la adecuación de las Fuerzas Militares, se tenía en mente adoptar un modelo europeo, pero el estallido de la Gran Guerra hacia imposible contar con la asesoría de alemanes o franceses, que eran las potencias más avanzadas en el ámbito doctrinal, una solicitud hecha ante el gobierno belga no encontró respuesta; el Presidente José Vicente ****** visualizó una salida al leer en el periódico estadounidense "Times" un artículo sobre el Ejército Suizo y comenzó gestiones para agenciarse la ayuda helvética, se realizó un convenio ya en 1.917 pero fue suspendido sin indemnizar a los suizos. Un nuevo intento se llevó al cabo en 1.924, llegando una comisión interdisciplinaria integrada por oficiales de rango intermedio especialistas de diversas armas.
A la llegada de los suizos el ejercito contaba con 6.000 efectivos en tres divisiones con sedes en Bogotá, Barranquilla y Cali (población nac. 6 millones hab.), el presupuesto era de 3 millones de pesos (7,4% del total nac.). Al mando del Teniente Coronel Hans Juchler que encabezaba la misión estaban el especialista de caballeria, Mayor Paul Gautier; el de infanteria, Mayor Hans Von Werdt; y el Mayor Henri Pillichody, del arma aérea. Permanecieron en el país hasta 1.929, realizando labores instruccionales no con menos resistencia que las misiones predecesoras; propusieron una reestructuración del ejército que fue adoptada con algunas modificaciones en 1.927, cinco brigadas combinadas que incluían elementos de infanteria, artilleria, caballeria, ingenieros y aviación; los elementos de aviación no fueron viables por problemas de impago con una misión aeronáutica francesa contratada a tal fin.
Trasfondo Social: Los Modelos Extranjeros y la Sociedad Colombiana.
Las élites gobernantes criollas educadas en Europa y Estados Unidos tenían más en común con la burguesía de esos países avanzados que con los estratos populares y rurales colombianos, por lo que en lugar de desarrollar soluciones autóctonas, adoptaron fórmulas importadas, con el inconveniente de que cada nación que prestó ayuda perseguía sus propios intereses y provecho; en la década de 1.920 trabajaron en el país diversas misiones extranjeras, además de la misión militar de Suiza, una financiera y administrativa de Estados Unidos, una médica de Francia, una penal de Italia, una pedagógica de Alemania, una deportiva de Bélgica y una agrícola de Puerto Rico. Si bien significaron una ayuda para la modernización del pais, también fueron una herramienta de penetración cultural y económica que marcaría a la sociedad colombiana hasta la actualidad, condicionando su visión y desarrollo.
Década del Treinta: Época de Cambios Incompletos.
La adopción de la propuesta suiza tuvo como consecuencia el aumento del pie de fuerza en 1.927 hasta los 8.800 hombres para dotar a las cinco brigadas; para 1.929 se suprime la organización en regimientos quedando el batallón como unidad básica de combate, sin embargo, para esa fecha ninguna de las cinco brigadas combinadas estaba completa, los batallones ferroviarios se destinaban a labores de infanteria a razón de no existir infraestructura suficiente. Ante la eventualidad de la Guerra del Putumayo, se debió formar los destacamentos de la Amazonía y el Putumayo con fracciones de otras unidades. Para 1.933 cada una de las cinco brigadas se componía de 3 batallones de infanteria, 1 grupo de caballeria, 1 grupo de artilleria, 1 batallón de ingeniería y 1 batallón ferroviario, arrastrando aun los problemas de falta de material, infraestructura y personal que habían sido históricamente endémicos.
La desagregacion de las unidades de combate era sencilla, cada batallón de infanteria tenia 3 compañías de fusileros y 1 de ametralladoras; un grupo de caballeria poseía 2 escuadrones de carabineros y 1 sección de ametralladoras; el grupo de artilleria exhibía 2 baterías de cañones y una sección de medicion; los batallones de ingenieros los conformaban 2 compañías de zapadores y 1 compañía de comunicaciones; por ultimo, los batallones ferroviarios contenían 1 compañía hipomóvil, 1 compañía automóvil y un cuadro de sanidad. Al asumir Alberto Pumarejo como Ministro de Guerra en 1.934 y ante los consejos de una nueva misión chilena llegada en 1.933, se reforma la estructura organizativa agregando a cada brigada una compañía lanzaminas, a cada grupo de artillería una batería de obuses, suprimiendo el cuadro de sanidad al batallón ferroviario y la compañía de comunicaciones al batallon de ingenieria.
Además del Orden de Batalla mencionado, se crearon tres unidades militares independientes con fines específicos: el Destacamento Especial Amazónico, la Guarnición del Puerto de Buenaventura y el Batallón de Infantería Guardia de Honor. De la misma manera que había sido siempre, las unidades planeadas nunca llegaron a completarse, siendo que en la práctica las 1°, 3° y 5° Brigadas estuvieron conformadas por 3 batallones de infanteria, 1 grupo de caballeria, 1 grupo de artilleria, 1 compañía de ingenieros y una compañía de ferroviarios; las 2° y 4° Brigadas se integraron con 3 batallones de infanteria, 1 grupo de artilleria, 1 compañía de ingeniería y 1 compañía de ferroviarios; para empeorar las cosas, estas unidades menores nunca tuvieron sus plazas enteramente cubiertas y las agrupaciones ferroviarias se constituyeron en una suerte de comodín, cumpliendo segun el caso, labores de infanteria o de ingenieros.
Asesores Militares Alemanes y la Competencia Estadounidense.
Desde 1.912 y en varias ocasiones se habia barajado la posibilidad de solicitar una Mision Militar Alemana, diversas circunstancias habían obrado en contra; la Guerra del Putumayo inició el uso militar del aeroplano de la mano de asesores alemanes que asistieron al ejército entre 1.932 y 1.934, comenzando a ser desplazados luego de esa fecha por estadounidenses que asumieron la dirección técnica de la Escuela de Aviacion de Cali, además los norteamericanos presentaron atractivas ofertas por material aeronautico; ambas potencias se beneficiaron de la venta de aviones al Ejército Colombiano; durante la guerra, Hermann Kuehl de Scadta sirvió como asesor del Consejo Nacional de Aviación, siendo reconocido con la Cruz de Boyacá por sus esfuerzos; Herbert Boy, piloto con rango de comandante logró hazañas durante el conflicto que lo hicieron merecedor del ascenso a Coronel en 1.933.
Al final de la guerra, los comandantes Hans Shulter y Hans Berwig tomaron la direccion de las escuelas militares. Al llegar Hitler al poder, habían 42 alemanes al servicio del Ministerio de Guerra colombiano en el sector aeronáutico: 14 pilotos, 18 mecanicos, 1 especialista de radio, 8 observadores y 1 especialista en bombas. En 1.938 y 1.939 el Ejército tendria más coqueteos con la Alemania Nazi, al llegar en misión asesora el Coronel de infanteria (r) Braune, el Intendente de caballeria (r) Köppen y el Capitán de caballería Reiß; al menos tres veces se planteó la visita de misiones colombianas a Alemania. Los teutones compitieron con los estadounidenses por suministrar camiones, arrebatandoles un contrato al verder 50 Henschel 33-D como transportes, cisternas y carros taller; los yankees, presentes desde 1.926 como proveedores vendieron para cometidos similares casi un centenar de camiones GMC.
Comienza la "Norteamericanización" del Ejército Colombiano.
Después de la "normalización" de las relaciones bilaterales que significó la ratificación del tratado Thomson-Urrutia, los estadounidenses irrumpieron con fuerza en el sector defensa colombiano, sus primeros movimientos procedían en orden de posicionarse como proveedores de material logístico y de intendencia excedente de la Gran Guerra, luego de medios aereos; estos avances se realizaban en consonancia con la política de expansión y hegemonía en América Latina puesta en práctica por Estados Unidos ante el debilitamiento europeo de entreguerras. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos trató de imponer a las repúblicas latinoamericanas un sistema de defensa exterior coordinado desde Washington, tuvieron resultados dispares, siendo la Colombia gobernada por Eduardo Santos una de las naciones donde encontraron menor resistencia a sus planes y pretensiones.
Los estadounidenses querian lograr el establecimiento de bases, usando el territorio colombiano con el pretexto de la defensa hemisférica, obviando lo que ellos consideraban como "tecnicismos constitucionales"; lograron posicionar observadores militares en Barranquilla, Cúcuta y Medellín, si bien, vestidos de paisano y bajo la figura de agregados consulares; una base de combustible se abrió en Providencia bajo la fachada de uso por Pan American Airways; se solicitó una misión naval estadounidense para sustituir a la británica que se había retirado por la guerra y se comenzó un intercambio de oficiales colombianos que viajaban a bases del Canal de Panamá como observadores y oficiales norteamericanos que ingresaban en Colombia como instructores. El interés colombiano se centró en obtener créditos en equipamiento militar para remplazar la obsolescencia del armamento de dotación del Ejército Nacional.
Para 1.942 se firma un tratado binacional que establece una misión técnica norteamericana para las fuerzas terrestres de Colombia. Se gestionó la compra bajo condiciones de crédito especiales de material para equipar el ejército, pero solo se concretó luego de la declaración de estado de beligerancia con Alemania en noviembre de 1.943 realizada por el gobierno de Alfonso López Pumarejo; nunca llegó la cantidad ni la calidad de armamento esperado, tampoco se realizaron grandes cambios organizativos ni maniobras conjuntas; al finalizar la guerra solo se había hecho un esfuerzo por copiar la organización administrativa de los servicios estadounidenses con cuatro secciones: Personal (S1), Informaciones (S2), Operaciones, Instrucción y Organización (S3) y Servicios (S4); traducir manuales, la formación de cocineros y la supervisión de conductores y mecánicos suponían el grueso de las actividades de la misión.
La Violencia, el Ejército Mira Hacia Adentro.
Los esfuerzos por lograr la profesionalización del Ejército Colombiano por medio de la educación militar, dieciséis años de gobierno de tendencia liberal y la influencia de las misiones extranjeras en su organización y desarrollo habían abierto a la institución a la pluralidad politica, si bien aún presentaba algunas características que recordaban su origen excluyentemente conservador y la diligencia política generaba una fuerte resistencia al cambio, ya no era ciertamente la montonera de un partido; el enfrentamiento con Perú y la exposición a la influencia norteamericana durante los años de la Segunda Guerra Mundial también habían ayudado a galvanizar el espíritu de cuerpo y a incrementar el interés de los oficiales por la modernización de los medios bélicos; este era el panorama general del Ejército de Colombia al arribar a la época señalada por los historiadores colombianos como "La Violencia".
Durante este periodo el Ejército fue llamado a defender el poder instituido y a tratar de hacer retornar la paz tanto en las urbes como en la ruralidad, al comienzo de esta época, en ciertas ocasiones algunas unidades se vieron presionadas por autoridades locales para actuar de una determinada forma o contra un determinado grupo y así se fueron convirtiendo a su vez en actores del conflicto politico; desde octubre de 1.950 las Fuerzas Militares de Colombia, incluido el Ejercito, fueron utilizadas ya en forma activa y pública en labores de represión contra la población civil al restringir la libertad de circulación y otros derechos políticos; no se trataba ya de luchar contra grupos armados irregulares, sino de aplicar la cohersión contra quien desintiera del punto de vista oficial, oscuros episodios con saldos lamentables como la represion de las protestas estudiantiles de junio de 1.954 comprometerían al Ejercito.
Corea y la Profundización de la Influencia del US Army.
Estados Unidos buscaba la participación de los países latinoamericanos en la Guerra de Corea copiando el modelo usado por la Alemania Nazi para con sus aliados-vasallos durante su enfrentamiento con la Unión Sovietica en el marco de la Segunda Guerra Mundial; se quería satisfacer ciertos objetivos: aminorar los costos financieros de la contienda liberando recursos necesarios para apuntalar su posición en Europa, minimizar las bajas humanas propias, vender el equipamiento militar obsoleto excedente y aprovechar el evento desde el punto de vista propagandístico mostrando al mundo que el rechazo al comunismo era una cruzada internacional; se exigía a cambio de participar: el pago inmediato de todo el armamento que se suministrara y el aporte de contingentes de al menos diez mil hombres (luego bajado a mil); al principio todas las naciones de América latina rehusaron concursar bajo ese esquema.
Aunque el Presidente Mariano Ospina había reafirmado públicamente su respaldo a la política internacional de los Estados Unidos, el difícil contexto que significaba el periodo calificado como "La Violencia" condicionaba la participación colombiana en cualquier despliegue al exterior, el Ministro de Guerra Evaristo Sourdis expresaba que Colombia estaba dispuesta a cumplir con sus compromisos pero era difícil hacerlo a costa de su propia tranquilidad; también prevalecía la preocupación por los gastos logisticos que pudieran derivarse de la participación colombiana. Con la asunción de Laureano Gómez esta posición cambió, se dinamizaron las negociaciones planteándose como objetivo el acceso al suministro de armas en condiciones especiales, así como la minimización de la presión externa contra su gobierno y la asimilación política de la oposicion (el liberalismo y la guerrilla) a la amenaza comunista.
Estados Unidos cedió en algunas peticiones en ánimo de salvar el honor y para finales de octubre de 1.950 se expidió el decreto N°3.230 asignando a la VI Flota de la U.S. Navy la recien transferida fragata USS Groton, rebautizada "Almirante Padilla", en diciembre se sancionó el decreto N°3.927 creando el Batallón Colombia con 1.080 soldados. Colombia fue la única nación latinoamericana que se unió a la confrontacion. A lo largo de la guerra alrededor de 150 oficiales fueron asignados a esa unidad militar, de ellos 17 llegarían a ser en el futuro comandantes de brigada y uno sería ministro de defensa; más de 4.000 efectivos de tropa de origen colombiano participarían en la lucha, esto permitió además la apropiación de experiencia valiosa en el campo de la guerra internacional, adicionalmente marcaría el comienzo de una relación de interoperatividad y dependencia doctrinal con el U.S. Army.
Para participar en este batallón de voluntarios, se presentaron más efectivos de los necesarios, algunos en procura de hacer carrera militar, otros movidos por razones más filosóficas, el General Gabriel Puyana García escribiría al respecto "...resulta preferible ir a luchar contra gentes extrañas y no contra mis propios compatriotas...", y es que no se debe olvidar la difícil situación interna que vivía Colombia. Al igual que durante la Segunda Guerra Mundial, nunca se obtuvo todo el armamento esperado, a pesar de que una misión militar multidiciplinaria estadounidense encabezada por el General Edwin Silbert llego a Bogotá en enero de 1.952 para estudiar las necesidades colombianas y se firmó un Pacto de Ayuda Militar en abril de ese año con el fin de suministrar equipos, materiales y servicios "...para llevar a efecto los planes de defensa aceptados por ambos gobiernos...", "...para fomentar la paz en el hemisferio...".
El papel desempeñado por el Batallón Colombia en Corea dejó enseñanzas doctrinales que se tradujeron en la articulación de la táctica militar y la formación en sistemas de mando unificado, la actuación de estados mayores a nivel de cualquier unidad táctica, la formación de oficiales de rango medio ("revolución de los subalternos") y los entrenamientos o prácticas usando por primera vez munición y fuego real para cometidos instruccionales. La Guerra de Corea acercó filial y doctrinalmente al Ejército Nacional de Colombia hacia el Ejército de los Estados Unidos, lo cual se vería reflejado en las preferencias colombianas por el armamento norteamericano, la adopción de esquemas organizativos calcados o adaptados de la potencia, la estructura instruccional, la terminología militar y hasta el diseño de los uniformes, rasgos que aún en la actualidad pueden ser apreciados dentro de la institución militar colombiana.
Aunque la experiencia de Corea impactó claramente en la transformación doctrinal del Ejército de Colombia, no existió una política institucional para aprovechar el conocimiento adquirido, el soldado común, representante del grueso del personal combatiente entrenado e instruido sobre el funcionamiento de las armas modernas y la reacción táctica en combate fue licenciado, quedando solo dentro del ejército los oficiales, desperdiciandose la oportunidad de aprovechar las vivencias de los infantes, las enseñanzas de la contienda no fueron revertidas plenamente dentro de la institución, dejando solo tenues trazos que un futuro de enfrentamientos irregulares y conflicto interno se encargaría de ir borrando, ayudado por una instrucción impartida por los asesores estadounidenses que convertiría a la contrainsurgencia en la especialidad de las Fuerzas Militares de Colombia hasta la actualidad.