Después del F-16 – Las inundaciones en Brasil subrayan la urgencia de contar con buques multipropósito en la Armada Argentina

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Mariano Germán Videla Solá

Después del F-16 – Las inundaciones en Brasil subrayan la urgencia de contar con buques multipropósito en la Armada Argentina

Ante el despliegue de medios efectuado por las Fuerzas Armadas de Brasil ante las inundaciones en el estado de Mato Groso do Sul, la capacidad de respuesta de las FF.AA. en catástrofes naturales permiten analizar algunos de los principales limitaciones y desafíos con los que cuenta el la Armada Argentina a fin de recuperar su capacidad anfibia a través de la incorporación de buques multipropósito.

En particular, el despliegue del NAM Atlántico, con su amplia capacidad para transportar vehículos anfibios, camiones, helicópteros e insumos gracias a sus bodegas y cubierta de vuelo, demuestran cuán importante es para una Armada contar con buques multipropósito, que permitan actuar en este tipo de emergencias.



En caso de la Armada Argentina, desde hace casi 3 décadas no cuenta con un buque Anfibio (considerando como tal al Buque de Desembarco de Tanques ARA Cabo San Antonio -Q-42- ya que el Transporte Rápido de Tropas Hércules-B-52- ex Destructor Hércules -D-1- no poseía capacidades de desembarco anfibio) dan cuenta de una de las principales capacidades que la Armada debe recuperar, tanto como medio de proyección para la Infantería de Marina, como para cumplir misiones subsidiarias de apoyo a la comunidad.

Además de la modernización de las unidades de la Flota de Mar (Destructores Meko 360 y Corbetas Meko 140), contar con un buque del tipo LPD (Landing Platform Dock) o LST (Landing Ship Tank), devolverá a la Brigada Anfibia de Infantería de Marina una plataforma con la cual pueda contar con una mínima capacidad de proyección en el litoral marítimo nacional. De acuerdo a sus orígenes, la Infantería de Marina se creó como elemento anfibio, integrante de la entonces Marina de Guerra, capacitada para actuar sobre la costa, proyectando poder desde mar hacia la tierra, conformada con unidades de las distintas armas que fueran necesarias para el cumplimiento de su misión.


ARCH Sargento Aldea. Imagen cortesía Armada de Chile.

Durante la última década, la región avanzó incorporando nuevas capacidades en cuanto respecta a buques anfibios. En caso de la Armada de Chile, en el año 2011 incorporó al buque de asalto anfibio Clase Foudre Sargento Aldea (LSDH-91), proyectando a futuro la incorporación de nuevos buques multipropósitos bajo el Proyecto Escotillón. Este último se trata de nuevas unidades construidas localmente en el astillero ASMAR para el reemplazo del transporte AP-41 Aquiles y a las barcazas de la clase Batral.

Por su parte, Brasil optó por una opción similar tras incorporar al segundo buque de la Clase Foudre, siendo denominado “Bahía” (G40), junto al LPH “Atlántico” (Ex HMS Ocean), el cual fue desplegado recientemente para el transporte de suministros apoyo a la población afectada por inundaciones en el sur de Brasil.



En este sentido, a diferencia de Brasil y Chile, Perú opto por el camino más largo para incorporar un buque tipo LPD. A través del astillero local SIMA (Servicios Industriales de la Marina S.A.) la Marina de Guerra del Perú opto por la Clase Makassar, diseño pertenecientes a los astilleros Dedo Shipbuilding & Engineering. La primera unidad, el BAP Pisco (AMP-156), fue entregada a la MGP en junio de 2018, mientras que su gemelo, el BAP Paita, se encuentra aún en etapa de construcción.

Volviendo al caso de la Armada Argentina, si bien durante el último lustro se analizó la posibilidad de construir localmente en el Astillero Rio Santiago un Buque de Desembarco de Tanques correspondiente al diseño LST 100 del astillero DAMEN, como así también se contemplaba a un LPD clase Makassar, la opción de incorporar un buque de segunda mano vuelve a adquirir relevancia, siendo una de las alternativas estudiadas por el Ministerio de Defensa.



En este sentido, tal como hemos anunciado oportunamente, en los últimos meses se vienen estableciendo contactos con la Armada Italiana a fin de conocer las capacidades de los Buques de Asalto Anfibio clase San Giorgio. Cabe destacar que históricamente ambas naciones han cooperado en materia de defensa en distintos niveles, siendo un hito reciente los trabajos de mantenimiento y reparación en el Astillero Río Santiago del buque escuela Américo Vespucio.

Estos buques poseen un desplazamiento de casi ocho mil toneladas a plena carga, siendo un verdadero medio de proyección anfibia y de apoyo a la Marina Militare durante las últimas tres décadas. Cuentan con una eslora de 133,3 metros y manga de 20,5 metros, lo cual le permite transportar a 350 efectivos de infantería junto 30 vehículos de diverso tipo. Si bien no cuenta con un hangar para aeronaves, este posee una cubierta de vuelo desde la cual pueden operar helicópteros ligeros y medianos de diverso tipo.

Con el impulso dado por la adquisición de los cazas F-16 a Dinamarca, la adquisición de unidades de segunda manos, con la ventaja de su entrega en un menor plazo a una unidad nueva, sumado a un significativo menor costo, representa una oportunidad clara para la Armada Argentina para comenzar a recuperar capacidades.

*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.-

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