Con dinero de EE.UU inauguran una base antidroga en Paraguay

Con dinero de EE.UU., inauguran una base antidroga en Paraguay

Está en la frontera con Brasil y costó US$ 500.000. Washington también entrenará a sus 50 agentes. En setiembre, Asunción dio inmunidad a 400 marines y se habló de una base militar en Estigarribia.

Hugo Olázar ASUNCION. ESPECIAL PARA CLARIN
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Paraguay inauguró una sofisticada base antidrogas financiada por EE.UU. y entrenada por efectivos de ese país en la misma frontera seca con Brasil, entre las ciudades de Pedro Juan Caballero y Ponta Porá. Las autoridades paraguayas rechazaron que se trate de una base militar estadounidense encubierta para controlar la región. Pero la edificación, cuyo costo total roza el medio millón de dólares, tiene capacidad para albergar a más de medio centenar de agentes y fue dotada de un helipuerto con capacidad para dos helicópteros.

La habilitación de la sede, la más importante construida fuera de la capital paraguaya (a 550 km al noreste de Asunción), fue presidida el 22 de agosto pasado por el embajador norteamericano James Cason junto al vicepresidente de Paraguay, Luis Castiglioni, un presidenciable del Partido Colorado oficialista para las elecciones generales del 2008.

Varias autoridades de Paraguay y Brasil, relacionadas con el combate del narcotráfico, asistieron a la inauguración, entre ellos, el jefe antidrogas de Paraguay Hugo Ibarra Castor y el juez federal del estado de Mato Grosso do Sul, Odilon de Oliveira, un conocido magistrado antinarco de la zona.

En setiembre pasado, Castiglioni negó a Clarín que los Estados Unidos fuesen a instalar una base militar en este país mediterráneo sudamericano para controlar la región del Mercosur. A renglón seguido, sin embargo, aceptó que su país buscaba un mayor acercamiento con Washington tras las quejas de sectores empresarios locales contra el Mercosur.

El embajador Cason reveló que su país aportó 250.000 dólares para construir la base, 100.000 dólares adicionales que serán destinados a la reparación de dos helicópteros y 98.000 dólares más para construir un helipuerto. El diplomático dijo que tales fondos "representan un compromiso de asistir al gobierno paraguayo para combatir este mal (el narcotráfico) y para promover el respeto al principio de derecho".

La puesta en funciones de la sede antidrogas se produce en medio de renovadas quejas de los socios pequeños del Mercosur, Paraguay y Uruguay, contra las asimetrías comerciales del bloque. Ambos países persiguen mayores ventajas comerciales en su relación con Estados Unidos a expensas del tratado Mercosur, que establece que las negociaciones deben hacerse en conjunto.

La inauguración también se lleva a cabo cuando, tras la guerra del Líbano, arrecian las acusaciones de EE.UU. sobre la Triple Frontera como un presunto foco de financiamiento del terrorismo islámico. Y mientras Washington no acaba de digerir la integración de Venezuela en el bloque comercial sudamericano.

Pero, pese a la negativa de Asunción, algunos analistas paraguayos no dejan de asociar la nueva base antidrogas con las sospechas de que Washington buscó instalar una base militar en Mariscal Estigarribia, donde en los '80 había construido una enorme pista de aterrizaje de más de 3.000 metros de largo.

"La inauguración de esta base antidrogas es un indicio del aumento de esta relación bilateral, aún cuando se trata de un convenio de tipo policial", dijo a Clarín el analista Horacio Galeano. "Aunque digan que es solo para combatir el narcotráfico, en la concepción de EE.UU. el tema de la seguridad en la región es integral. Incluye el servicio de inteligencia en materia política, de terrorismo y de drogas. Todo depende del Comando Sur con sede en Florida", precisó.

Galeano puntualizó que escudriñar en la región detrás de una oficina antidrogas es más efectivo y menos traumático que hacerlo desde una formal base antiterrorista o una base militar.

Ante una consulta de este diario, el vicepresidente Castiglione prefirió la ironía: "Hay personas que sufren de alucinaciones que ven bases militares norteamericanas en cualquier parte".

Bruce P. Kleiner, portavoz de la embajada local de Estados Unidos, se excusó de comentarios ante una pregunta de Clarín: "No hay nada más que agregar" a las informaciones ofrecidas por el embajador Cason.

Según una gacetilla de la embajada, los fondos para la construcción de la base son del Departamento de Estado y de la DEA, la agencia antidrogas de EE.UU.

La portavoz de la Secretaría Nacional Antidrogas, Mercedes Castiñeira, dijo a su turno que la habilitación de la agencia "no es ni mucho menos una base militar".

"Es un edificio dentro de un terreno de dos hectáreas donado por el departamento de Amambay (fronterizo con Brasil), con helipuerto para dos helicópteros cuya misión será patrullar la frontera o llevar o traer agentes en los operativos", explicó.

Admitió que el edificio tendrá capacidad para albergar a 50 o 60 agentes, que también podrían ser militares. "En el combate del narcotráfico —concluyó— no están exentos los militares".

El problema es que las demandas que acompañan siempre a este tipo de asistencia estadounidense suelen no detenerse en la lucha contra el crimen. Seis años y 4.700 millones de dólares después de iniciar el Plan Colombia para combatir el narcotráfico —reveló en un reciente informe The New York Times—, ese programa parece haber servido más para asistir a Bogotá en su guerra civil contra grupos guerrilleros que para detener el flujo de cocaína hacia el mercado estadounidense. (o sea ..pá qué?)




Estrategias
Claudio Mario Aliscioni
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Parece algo más que un requisito de protocolo la presencia del vicepresidente de Paraguay en la inauguración de la nueva base antinarcos. Es que Luis Castiglioni es uno de los artífices del acercamiento entre Asunción y Washington. En setiembre pasado, el joven vicepresidente ratificó ante este cronista que quiere vincular más a su país con EE.UU., aun a despecho del Mercosur. En Paraguay asoma una generación de recambio del poder económico, agotado el modelo clientelista del "stronismo". La estrategia actual es de beneficio mutuo: mientras Asunción presiona por más espacios en el bloque regional sudamericano, la Casa Blanca pone otra cuña en la zona.


Brasil responde con una central zonal de inteligencia


La forman, además, Argentina y Paraguay. Es para controlar tráfico de armas y a narcos.

Eleonora Gosman SAN PABLO. CORRESPONSAL
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La apertura de un cuartel financiado por Estados Unidos en la ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero, que limita con Ponta Pora en Mato Grosso del Sur, causó resquemores en Brasilia. Fuentes consultadas por Clarín dijeron que ese paso supone una consolidación del control norteamericano sobre el área, conocida por la fuerte presencia del narcotráfico y el contrabando de armas.

No se puede decir que esa "base" como la califican en Brasil —donde trabajarán 50 agentes paraguayos equipados y preparados por la CIA y la DEA— se contraponga con el Centro Regional de Inteligencia, o CRI, que hace 10 días aceptaron crear los gobiernos de Argentina y Paraguay a invitación de los brasileños para vigilar toda la región, incluida la Triple Frontera. Pero de hecho, deja en falta a las autoridades nacionales que no han tenido la fuerza necesaria para concretar en la práctica esa iniciativa. Según analistas contactados por este diario, en la medida en que no funcione el centro regional que debería unir las policías federales de los tres países se pierden espacios frente a EE.UU.

Según acordó el trío sudamericano, el CRI debería tener su base operativa en la sede de la Policía Federal de Foz de Iguazú. Sería integrado en partes iguales por paraguayos, argentinos y brasileños. Y tendría como misión, según explicaron a Clarín fuentes de la cancillería brasileña vigilar actividades ilegales como el tráfico de armas, drogas y el lavado de dinero. También apuntaría a relevar supuestas bases financieras de "organizaciones terroristas árabes" según reclama EE.UU. desde 2001. Fue ese año en que Buenos Aires, Asunción y Brasilia aceptaron integrar un esquema "3 más 1" con Washington para monitorear el flujo internacional de divisas originado en las ciudades de la Triple Frontera.

Hubo un único brasileño presente en el acto inaugural del cuartel paraguayo de Pedro Juan Caballero, el miércoles 23. Y fue a título totalmente individual. Se trata del juez federal de Ponta Pora Odilon de Oliveira, quien mantiene aceitados lazos con el embajador norteamericano en Asunción, James Cason, y con el titular de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay (SENAD) Hugo Ibarra Castor.

Para el diplomático estadounidense, Cason, el magistrado Odilon de Oliveira "ha probado ser un incansable y valiente combatiente contra los narcotraficantes". En Brasil, sin embargo, las opiniones sobre este juez se dividen. Se sabe que no es nada querido por el actual gobernador de Mato Grosso del Sur, José Orcírio Miranda dos Santos, un antiguo militante del Partido de los Trabajadores y amigo personal del presidente Lula da Silva.

El juez Oliveira, que se auto define como "enemigo número uno de los narcotraficantes" en la frontera paraguayo-brasileña, resaltó el valor de la nueva base en Pedro Juan Caballero al señalar que "permitirá intensificar el combate al delito organizado a través de acciones conjuntas e inteligentes".


Una presencia que trajo dudas


La influencia de EE.UU. en Paraguay también incluye el área militar. En junio de 2005, Clarín reveló que el Parlamento paraguayo había otorgado inmunidad a 400 marines para tareas de asistencia social por 18 meses. (queda poco para que se cumplan ,veremos que pasa...) El episodio generó una polémica acerca de la presunta intención de la Casa Blanca de instalar una base en ese país, algo que fue desmentido a este diario por el presidente Nicanor Duarte Frutos y su vice, Luis Castiglioni. La negativa surgió luego de que Clarín pusiera el foco sobre la enorme pista de Mariscal Estigarribia, a la que los expertos asocian con la ofensiva de EE.UU.



KAISER

PD: Sigo sosteniendo lo mismo que cuando se instalaron .... paranoico me habían dicho .... inocentes repliqué.... :D
 

joseph

Colaborador
Colaborador
Si las drogas llegan a bajar de seguro es un milagro.

Tambien me gusta eso del disgusto por el Mercosur pareciera que EEUU los fuera a tratar mejor. Lo cierto es que solo los dirigentes se van a repartir la guita que envien.
 
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