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Chávez y Castro, bajo la lupa de un experto en la Guerra Fría
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<blockquote data-quote="Derruido" data-source="post: 162140" data-attributes="member: 30"><p>Nov-27-06 - por Ignacio J. Osacar - Coordinador de la Comisión de Defensa del CENM</p><p></p><p>"El anhelo de Donald Rumsfeld era poder acompañar a Bush en su segundo mandato, para corregir los errores cometidos, restaurar su imagen y poder evadir el juicio de la historia y de algunos jueces ordinarios también" La primera víctima de las elecciones perdidas por los republicanos fue el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, quien quedó expuesto como solitario responsable de la fracasada estrategia militar en Irak, lo que en realidad es la consecuencia de un proceso denominado "transformación", iniciado hace casi seis años que afectó grandes intereses del complejo industrial-militar norteamericano y cuya continuidad ahora esta en duda. </p><p></p><p></p><p>Cuando Rumsfeld asumió en el 2001 ya había tenido la experiencia de ocupar ese mismo cargo entre 1975 y 1977, en un mundo totalmente distinto como era el de la Guerra Fría. Decidido a adaptar la herramienta militar norteamericana al nuevo escenario mundial, emprendió una difícil cruzada con grandes resistencias internas, las que enfrentó con la agresividad y confianza de ex campeón de lucha libre de la Armada. </p><p></p><p></p><p>Este exitoso político y empresario tenía sus propias ideas sobre como cambiar las cosas. Este conocimiento era el resultante de muchos años como reservista, lo que puede ser igualmente bueno o malo, de acuerdo a como se lo mire. Es bueno porque a diferencia de un político sin experiencia militar, hay muchos libros de esta biblioteca que ya conoce, pero es malo por que son muchos los que le falta leer y los da equivocadamente por sabidos. Esto disminuye la capacidad de recepción del asesoramiento y lo que es peor, del disenso. </p><p></p><p></p><p>Inicialmente su visión de la "transformación" era contar con Fuerzas ágiles, flexibles y eficientes que requerían recortar 2 o tres 3 Divisiones al Ejército, 40 o 50 buques a la Armada y unos 70 cazas a la Fuerza Aérea, con lo que se liberaría presupuesto para pagar tecnología de punta como la defensa anti misilística, aviones no tripulados y satélites con capacidades ofensivas. Los ataques terroristas del 11 de septiembre cambiaron el desarrollo de los planes, aunque no la esencia de los mismos. Se hizo evidente el escepticismo de las propias Fuerzas para desarrollar o adquirir sistemas futurísticos, favoreciendo otros ya probados para combatir a un nuevo enemigo difícil de detectar y destruir. El Ejército es el más reacio en adoptar estos radicales avances tecnológicos, siendo la Fuerza Aérea siempre muy entusiasta y la Armada la que conserva una postura de equilibrio. </p><p></p><p></p><p>Distinguiéndose de numerosos políticos republicanos destacados, que nunca prestaron servicios militares, eligió incorporarse al programa del Curso de Entrenamiento para Oficiales de la Reserva Naval (NROTC) en la Universidad de Princeton en 1954. Este programa y otras becas académicas le pagarían sus años de estudiante a cambio de servir un tiempo de tres años en servicio activo cuando se graduara. Se desempeño en la Aviación Naval como instructor y piloto de caza entre 1954 y 1957. Terminado su contrato de servicio en 1957 fue transferido a la Reserva Activa no Incorporada, continuando su servicio con entrenamiento de vuelo periódico los fines de semana y en las vacaciones de verano, además de cumplir servicios en otros puestos administrativos. Continuó en servicio hasta que asumió como Secretario de Defensa en 1975 y fue transferido a la Reserva Disponible. Permaneció en esta situación de revista hasta 1989, pasando a la Reserva en Retiro con el grado de Capitán de Navío. En el momento de su retiro habían transcurrido 35 años de estrecha vinculación con la Armada.</p><p></p><p></p><p>No es por lo tanto difícil de entender que, a pesar de la cultura de integración conjunta del Departamento de Defensa, pueda existir una humana preferencia personal por los hombres de la institución a la cual se ha pertenecido, lo que fue bastante evidente en la gestión Rumsfeld, respecto a determinados nombramientos de generales y almirantes. Al momento de su renuncia, de los 10 cargos más importantes, a cubrir por militares en actividad, pertenecientes indistintamente a cualquier Fuerza, 6 eran de la Marina o de la Infantería de Marina, 2 de Fuerza Aérea y 2 de Ejército. </p><p></p><p></p><p>Se debe tener en cuenta que en la máxima jerarquía de general o almirante de cuatro estrellas revistan 10 del Ejército, 9 de la Armada, 4 de la Infantería de Marina y 12 de la Fuerza Aérea (1). Contrariamente a lo que ocurre en muchos países donde hay una considerable superioridad numérica del Ejército; la suma de Marinos e Infantes de Marina consolida un peso relativo muy significativo e incluso lo tiene la Fuerza Aérea por si sola. También hay que observar en perspectiva que los efectivos activos son 502.000 hombres de Ejército, 365.000 de la Armada, 178.000 de la Infantería de Marina, y 359.000 de la Fuerza Aérea (2).</p><p></p><p></p><p>Esto es también notorio en los 53 altos cargos civiles del Departamento de Defensa, los cuales son ocupados tanto por funcionarios de carrera como por políticos. Este número incluye los cuatro niveles jerárquicos inferiores al propio Secretario de Defensa (3). De estos, 27 no registran antecedentes que los vinculen directamente con ninguna Fuerza con anterioridad a su nombramiento, excepto pocos casos en que sirvieron como soldado conscripto, mientras que el resto tiene antecedentes de haber cumplido total o parcialmente carreras como militar o como civil en alguna Fuerza o en la Secretaría de una de las Fuerzas (4). De este grupo, 11 pertenecieron a la Marina o a la Infantería de Marina, 9 al Ejército y 6 a la Fuerza Aérea, con lo que se repite la significativa mayoría señalada anteriormente. </p><p></p><p></p><p>Entre ellos debe destacarse al Director Interino de la recientemente creada (2001) Oficina de Transformación de las Fuerzas, Terry W. Pudas, quien es un aviador naval retirado, como también lo era el primer Director, el fallecido Vice Almirante retirado Arthur K. Cebrowski. Esta Oficina tiene la responsabilidad de generar políticas, experimentaciones y coordinaciones en toda la Defensa, actuando como catalizador y marcapasos de la "transformación". </p><p></p><p></p><p>Como balance positivo de su gestión, a Rumsfeld se le puede acreditar el diseño de un nueva herramienta militar, que pueda operar en todo el mundo y no solo en tres teatros previsibles ( Europa, Corea y Oriente Medio); la creación del Comando Norte, para la defensa de Estados Unidos Continental, el Comando de Fuerzas Conjuntas, como punto focal de la "transformación"; el Comando Estratégico, para la defensa de ataques provenientes desde largas distancias; el aumento del Comando de Fuerzas Especiales, con la reformulación de su misión para la Guerra Contra el Terrorismo; avances importantes para crear una Fuerza de Respuesta de la OTAN con capacidad de proyección mundial; el aumento de los medios de defensa contra ataques de misiles balísticos y por último la revisión integral de las capacidades nucleares ofensivas norteamericanas.</p><p></p><p></p><p>La lista redactada por sus críticos es igualmente larga, en la que se destaca</p><p></p><p>el despliegue de insuficientes efectivos para enfrentar la posguerra en Irak, que se bautizó sarcásticamente como "Doctrina Rumsfeld" y provocó el retiro anticipado del Jefe del Ejército, General Eric Shinseki, quien demandaba por lo menos el doble de tropas, con las consecuencias que se sufren hoy; los conflictos con el Departamento de Estado y la CIA, lo que hizo colapsar el sistema de cooperación interministerial; los escándalos por los abusos en la prisión de Abu Gahrib y el tratamiento de prisioneros de guerra en Guantánamo, a quien consideró "combatientes ilegales"; la revelación escandalosa de que las cartas de condolencia, a los familiares de los muertos en combate, eran firmadas por una impresora, cuando aun las bajas no eran más de mil, y en general, la obsesiva negación de las realidades de la guerra insurgente iraquí, en lugar de producir cambios necesarios y urgentes. </p><p></p><p></p><p>El otro aspecto también se le adjudica poca eficiencia durante su gestión fue el de reducir efectivamente el inmenso y costoso arsenal nuclear, a pesar de expresar reiteradamente su dedicación en ese sentido. Ahora caben dudas si realmente quería avanzar en ese problema o si en el fondo se sentía más cómodo y seguro sabiendo que tenía la llave para volatilizar el planeta. </p><p></p><p></p><p>Además de todas las críticas, también carga sobre sus espaldas causas penales en las que se lo imputa de crímenes de guerra y torturas a prisioneros en los centros de detención, además de otras no tan graves, pero poco democráticas, como la manipulación ilegal de bases de datos de jóvenes con potencial para ser incorporados a las Fuerzas Armadas.</p><p></p><p></p><p>El anhelo de Rumsfeld era poder acompañar a Bush en su segundo mandato, para corregir los errores cometidos, restaurar su imagen y poder evadir el juicio de la historia y de algunos jueces ordinarios también. El temor de Rumsfeld es sufrir el "Síndrome Mac Namara", ese otro Secretario de Defensa que durante la Guerra de Vietnam impulso estrategias innovadoras, con una óptica demasiado empresarial, y que ha pasado los últimos 40 años justificando los errores políticos y estratégicos que causaron la muerte de 54.000 norteamericanos. </p><p></p><p></p><p>La determinación estadística de que menos tropas sufrirían menos bajas es cierta, pero también es cierto que para cumplir exitosamente determinadas misiones se requiere un mínimo número de efectivos. Cuando el enemigo es un insurgente local, que opera con tácticas de guerrilla rural y urbana y con procedimientos terroristas, es imposible pretender alcanzar ambos objetivos simultáneamente, aun disponiendo de la más alta tecnología. </p><p></p><p></p><p>El nuevo Secretario Robert M. Gates tendrá la difícil tarea de enderezar el ambicioso y complejo rumbo trazado por su antecesor, con todo el sistema de Defensa "transformándose" en esa dirección, al mismo tiempo que combate una guerra en otro hemisferio. Por tratarse de un profesional de carrera de Inteligencia no es improbable que algunos altos cargos de la Defensa comiencen a ser ocupados por funcionarios con antecedentes en esa especialidad, quienes deberán recomponer primero las deterioradas relaciones con el Departamento de Estado y la misma CIA, para después ver como salen de Irak, honrosamente, en poco tiempo, y dejando las cosas en una situación aceptable, al menos para el criterio norteamericano.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Derruido, post: 162140, member: 30"] Nov-27-06 - por Ignacio J. Osacar - Coordinador de la Comisión de Defensa del CENM "El anhelo de Donald Rumsfeld era poder acompañar a Bush en su segundo mandato, para corregir los errores cometidos, restaurar su imagen y poder evadir el juicio de la historia y de algunos jueces ordinarios también" La primera víctima de las elecciones perdidas por los republicanos fue el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, quien quedó expuesto como solitario responsable de la fracasada estrategia militar en Irak, lo que en realidad es la consecuencia de un proceso denominado "transformación", iniciado hace casi seis años que afectó grandes intereses del complejo industrial-militar norteamericano y cuya continuidad ahora esta en duda. Cuando Rumsfeld asumió en el 2001 ya había tenido la experiencia de ocupar ese mismo cargo entre 1975 y 1977, en un mundo totalmente distinto como era el de la Guerra Fría. Decidido a adaptar la herramienta militar norteamericana al nuevo escenario mundial, emprendió una difícil cruzada con grandes resistencias internas, las que enfrentó con la agresividad y confianza de ex campeón de lucha libre de la Armada. Este exitoso político y empresario tenía sus propias ideas sobre como cambiar las cosas. Este conocimiento era el resultante de muchos años como reservista, lo que puede ser igualmente bueno o malo, de acuerdo a como se lo mire. Es bueno porque a diferencia de un político sin experiencia militar, hay muchos libros de esta biblioteca que ya conoce, pero es malo por que son muchos los que le falta leer y los da equivocadamente por sabidos. Esto disminuye la capacidad de recepción del asesoramiento y lo que es peor, del disenso. Inicialmente su visión de la "transformación" era contar con Fuerzas ágiles, flexibles y eficientes que requerían recortar 2 o tres 3 Divisiones al Ejército, 40 o 50 buques a la Armada y unos 70 cazas a la Fuerza Aérea, con lo que se liberaría presupuesto para pagar tecnología de punta como la defensa anti misilística, aviones no tripulados y satélites con capacidades ofensivas. Los ataques terroristas del 11 de septiembre cambiaron el desarrollo de los planes, aunque no la esencia de los mismos. Se hizo evidente el escepticismo de las propias Fuerzas para desarrollar o adquirir sistemas futurísticos, favoreciendo otros ya probados para combatir a un nuevo enemigo difícil de detectar y destruir. El Ejército es el más reacio en adoptar estos radicales avances tecnológicos, siendo la Fuerza Aérea siempre muy entusiasta y la Armada la que conserva una postura de equilibrio. Distinguiéndose de numerosos políticos republicanos destacados, que nunca prestaron servicios militares, eligió incorporarse al programa del Curso de Entrenamiento para Oficiales de la Reserva Naval (NROTC) en la Universidad de Princeton en 1954. Este programa y otras becas académicas le pagarían sus años de estudiante a cambio de servir un tiempo de tres años en servicio activo cuando se graduara. Se desempeño en la Aviación Naval como instructor y piloto de caza entre 1954 y 1957. Terminado su contrato de servicio en 1957 fue transferido a la Reserva Activa no Incorporada, continuando su servicio con entrenamiento de vuelo periódico los fines de semana y en las vacaciones de verano, además de cumplir servicios en otros puestos administrativos. Continuó en servicio hasta que asumió como Secretario de Defensa en 1975 y fue transferido a la Reserva Disponible. Permaneció en esta situación de revista hasta 1989, pasando a la Reserva en Retiro con el grado de Capitán de Navío. En el momento de su retiro habían transcurrido 35 años de estrecha vinculación con la Armada. No es por lo tanto difícil de entender que, a pesar de la cultura de integración conjunta del Departamento de Defensa, pueda existir una humana preferencia personal por los hombres de la institución a la cual se ha pertenecido, lo que fue bastante evidente en la gestión Rumsfeld, respecto a determinados nombramientos de generales y almirantes. Al momento de su renuncia, de los 10 cargos más importantes, a cubrir por militares en actividad, pertenecientes indistintamente a cualquier Fuerza, 6 eran de la Marina o de la Infantería de Marina, 2 de Fuerza Aérea y 2 de Ejército. Se debe tener en cuenta que en la máxima jerarquía de general o almirante de cuatro estrellas revistan 10 del Ejército, 9 de la Armada, 4 de la Infantería de Marina y 12 de la Fuerza Aérea (1). Contrariamente a lo que ocurre en muchos países donde hay una considerable superioridad numérica del Ejército; la suma de Marinos e Infantes de Marina consolida un peso relativo muy significativo e incluso lo tiene la Fuerza Aérea por si sola. También hay que observar en perspectiva que los efectivos activos son 502.000 hombres de Ejército, 365.000 de la Armada, 178.000 de la Infantería de Marina, y 359.000 de la Fuerza Aérea (2). Esto es también notorio en los 53 altos cargos civiles del Departamento de Defensa, los cuales son ocupados tanto por funcionarios de carrera como por políticos. Este número incluye los cuatro niveles jerárquicos inferiores al propio Secretario de Defensa (3). De estos, 27 no registran antecedentes que los vinculen directamente con ninguna Fuerza con anterioridad a su nombramiento, excepto pocos casos en que sirvieron como soldado conscripto, mientras que el resto tiene antecedentes de haber cumplido total o parcialmente carreras como militar o como civil en alguna Fuerza o en la Secretaría de una de las Fuerzas (4). De este grupo, 11 pertenecieron a la Marina o a la Infantería de Marina, 9 al Ejército y 6 a la Fuerza Aérea, con lo que se repite la significativa mayoría señalada anteriormente. Entre ellos debe destacarse al Director Interino de la recientemente creada (2001) Oficina de Transformación de las Fuerzas, Terry W. Pudas, quien es un aviador naval retirado, como también lo era el primer Director, el fallecido Vice Almirante retirado Arthur K. Cebrowski. Esta Oficina tiene la responsabilidad de generar políticas, experimentaciones y coordinaciones en toda la Defensa, actuando como catalizador y marcapasos de la "transformación". Como balance positivo de su gestión, a Rumsfeld se le puede acreditar el diseño de un nueva herramienta militar, que pueda operar en todo el mundo y no solo en tres teatros previsibles ( Europa, Corea y Oriente Medio); la creación del Comando Norte, para la defensa de Estados Unidos Continental, el Comando de Fuerzas Conjuntas, como punto focal de la "transformación"; el Comando Estratégico, para la defensa de ataques provenientes desde largas distancias; el aumento del Comando de Fuerzas Especiales, con la reformulación de su misión para la Guerra Contra el Terrorismo; avances importantes para crear una Fuerza de Respuesta de la OTAN con capacidad de proyección mundial; el aumento de los medios de defensa contra ataques de misiles balísticos y por último la revisión integral de las capacidades nucleares ofensivas norteamericanas. La lista redactada por sus críticos es igualmente larga, en la que se destaca el despliegue de insuficientes efectivos para enfrentar la posguerra en Irak, que se bautizó sarcásticamente como "Doctrina Rumsfeld" y provocó el retiro anticipado del Jefe del Ejército, General Eric Shinseki, quien demandaba por lo menos el doble de tropas, con las consecuencias que se sufren hoy; los conflictos con el Departamento de Estado y la CIA, lo que hizo colapsar el sistema de cooperación interministerial; los escándalos por los abusos en la prisión de Abu Gahrib y el tratamiento de prisioneros de guerra en Guantánamo, a quien consideró "combatientes ilegales"; la revelación escandalosa de que las cartas de condolencia, a los familiares de los muertos en combate, eran firmadas por una impresora, cuando aun las bajas no eran más de mil, y en general, la obsesiva negación de las realidades de la guerra insurgente iraquí, en lugar de producir cambios necesarios y urgentes. El otro aspecto también se le adjudica poca eficiencia durante su gestión fue el de reducir efectivamente el inmenso y costoso arsenal nuclear, a pesar de expresar reiteradamente su dedicación en ese sentido. Ahora caben dudas si realmente quería avanzar en ese problema o si en el fondo se sentía más cómodo y seguro sabiendo que tenía la llave para volatilizar el planeta. Además de todas las críticas, también carga sobre sus espaldas causas penales en las que se lo imputa de crímenes de guerra y torturas a prisioneros en los centros de detención, además de otras no tan graves, pero poco democráticas, como la manipulación ilegal de bases de datos de jóvenes con potencial para ser incorporados a las Fuerzas Armadas. El anhelo de Rumsfeld era poder acompañar a Bush en su segundo mandato, para corregir los errores cometidos, restaurar su imagen y poder evadir el juicio de la historia y de algunos jueces ordinarios también. El temor de Rumsfeld es sufrir el "Síndrome Mac Namara", ese otro Secretario de Defensa que durante la Guerra de Vietnam impulso estrategias innovadoras, con una óptica demasiado empresarial, y que ha pasado los últimos 40 años justificando los errores políticos y estratégicos que causaron la muerte de 54.000 norteamericanos. La determinación estadística de que menos tropas sufrirían menos bajas es cierta, pero también es cierto que para cumplir exitosamente determinadas misiones se requiere un mínimo número de efectivos. Cuando el enemigo es un insurgente local, que opera con tácticas de guerrilla rural y urbana y con procedimientos terroristas, es imposible pretender alcanzar ambos objetivos simultáneamente, aun disponiendo de la más alta tecnología. El nuevo Secretario Robert M. Gates tendrá la difícil tarea de enderezar el ambicioso y complejo rumbo trazado por su antecesor, con todo el sistema de Defensa "transformándose" en esa dirección, al mismo tiempo que combate una guerra en otro hemisferio. Por tratarse de un profesional de carrera de Inteligencia no es improbable que algunos altos cargos de la Defensa comiencen a ser ocupados por funcionarios con antecedentes en esa especialidad, quienes deberán recomponer primero las deterioradas relaciones con el Departamento de Estado y la misma CIA, para después ver como salen de Irak, honrosamente, en poco tiempo, y dejando las cosas en una situación aceptable, al menos para el criterio norteamericano. [/QUOTE]
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